José Pulido: La existencia y otros poemas

LA EXISTENCIA

La existencia dicta los derechos

y la esencia dicta los deberes

ese podría ser el esquema de todas las relaciones

pero cuando estaban intentando entender el solsticio de invierno

decidieron separarse tan iguales a los broches de una chaqueta

no se besaron y sin embargo se despedían para siempre

habían conjugado sus espacios con gran justicia

y sus movimientos en el terreno del amor

aunque aquella Navidad tan repetitiva

que en realidad no celebraba el nacimiento del hijo de Dios

sino todo lo que enternece y divierte

fue una encerrona de días y días aburridos

hasta el punto de que uno de los dos comenzó a decir

que necesitaba cambiar de vida

como si pudiera cambiarse lo vivido

Ella se despierta de madrugada y su brazo izquierdo

abre el gran trigal de las estrellas por la mitad

¿Sabes cómo eran tu abuela y tu abuelo? le pregunta

y es innecesario pero agrega

¿tienes fotos de cuando ellos posaban?

ella responde que no, y su brazo derecho

cae en la cama empapada de lumbres y de fuegos

Creo que hasta ahí llegan nuestras familias

yo tampoco tengo fotos de mis abuelos dice él

TRASPASADO

He estado retornando de mí mismo

he estado abandonándome como una casa

he visto lo lejos que quedan mis patios interiores

allá he ido a parar adonde gozábamos los muebles

las sonrisas menores

las almohadas dentelladas

tu luz de abejas

toda esa tristeza beneficiosa está en los ojos

Era como de papelón diluido en Atlántidas su espíritu su altar de labias

siempre se quedó callada todo un tiempo en mí mismo

silencio de mar de dormirse en una raíz

y su pecho nadando en manteles de sol

en marcos de azúcar sin novios telarañas de orégano

muchacha horneada en plácidas canciones

era una princesa coronada sirvienta

la recuerdo asomándose como una aparición de limusina

y su voz de cuerda reventada en el Stradivarius de la tarde

el niño está tosiendo, la sopa está montada, y yo estaba tosiendo

enamorado

Alguna vez tuve que ser un ópalo en mí mismo

para andar de sortija en sus manos de alumbre

he estado retornando

he hablado sin carne

y le he dolido al sueño

únicamente yo me he venido hacia acá

desde el oro cochano del olvido acordado

su vestido volando como linterna china

traspasado de meridiano en popelina para desfallecer un día antes

y sus piernas de misa

 

ANTES Y DESPUÉS HUBO CIUDAD

Ahogado de insomnios música molida

desangrar de neón como playa nocturna

máquinas de pensamientos sobre la colcha intacta

la vida en movimiento haciendo piedras

Clama hasta que renazcan arboledas

ruge desde la rabia antigua de los desesperados

las lagunas ciegas chupadas por el monte

las escuelas primarias amarillentas de muerte

en los letreros patrios el podrido esplendor

esgrime tu historia con hemerotecas

y sigue olvidando lo que no has tenido

Muestra todo lo oficial de tus culturas

los suburbios oscuros que quedaron en posición de océano

revela tus almejas

y dónde está tu cuerpo metafísico fundado

el desierto abrevando en los jardines sin mujer

Ella salaba por los dos como un mar campesino

encendía sus ojos buscando en la maleza

la leña y el deseo aglomerados

para luego soltarlos en un sudor de res

o en un Ave María silenciado por trapos

El fogón donde ardían las chamizas del sexo

tocaba sus cabellos y convertía en rocío las hojas de su cara

emperatriz de la pobreza conocía más el dolor que el amor

déjame decirte que éramos corderos y habíamos sido heridos

por la herida perfecta

 

AJMÁTOVA

Este corazón podría ser

el caballo de la princesa tártara

El viento que existía

cuando ella estaba instalando

la civilización de sus gestos

debería traerla

En este vacío donde la profundidad

desaparece como paisaje

se ha de mover aquella boca para recitar

toda esta luz que vanamente inventa

el lugar enfermo donde estuvo tu cuello

Yo también, Anna Ajmátova

he de agradecer este retrato

que me traen tus palabras

(Escucho tu voz

como una bandada

de los tiempos negros que no vimos

los fucilazos de las consonantes

se clavan en las paredes del abismo

para que las vocales recién nacidas

salten en busca de tu vuelo)

Lo mejor de todo es que ni en uno solo

de tus amargos y maravillosos minutos

ni en una sola de tus intuiciones más sensibles

pudiste imaginar que yo estaría tratando

de encontrar la frase

que pudiera traerte a cada rato

hacia este mundo incapaz de comprenderte

Por otra parte, es fácil aprender

que la sed es tuya pero el agua no

que el odio está en la punta de la lengua y el amor no

el amor, Anna Ajmátova, es una rareza

la vida no nos pertenece

lo demás sí

COSAS ELEMENTALES

 

Todo puede acontecer donde te encuentres

la emboscada del destino perfecciona sus colmillos alucinantes

imposibles de admirar

el destino es muy nervioso déjame decirte y tan felino

no tienes obligación de creer en el hado

y es válido que intentes vivir sin que te agobie

la brumosa acechanza de un invisible guion

como si fueras conejo y viniera un cazador

Mis palabras neceaban

y la persona que fingía escuchar

quedó atrapada por la despampanante luz del sol

que alcanza distancias tan lejanas como los vientos de Neptuno

y sin embargo tanta luz es una colcha diminuta

ante la enormidad de la ignorancia

que deviene apabullante por donde quiera que aparezca

Cuentan que Dios está en todas partes

como la gripe y los mosquitos,

está en los duraznos, en los barrancos marinos,

en los trapecios oscilantes del amado circo

y en el sufrimiento de los elefantes

él es todo lo que no es

él es todo lo demás

él está en las matemáticas y en la tristeza

en los instrumentos quirúrgicos

en el capricho árabe de la guitarra

en telas, telones y camisas sudadas

en el ornitorrinco y el león

en las taparas y el merey

en el ajedrez y las pescaderías

y para que usted vea: la ignorancia

está en nosotros nada más

 

*Reseña biográfica de José Pulido

Poeta, escritor y periodista, nació en Venezuela, el 1° de noviembre de 1945.

Vive en Génova, Italia. En el 2000 recibió el Premio Municipal de

Literatura, Mención Poesía, por su poemario Los Poseídos. En 1989 el

Segundo Premio Miguel Otero Silva de novela, Editorial Planeta. Ha

publicado siete poemarios y nueve novelas.

Forma parte de la Antología Por ocho centurias, XXI Encuentro de Poetas

Iberoamericanos, Salamanca, España, entre otras. Ha sido invitado a

festivales en Irak, Colombia, Brasil, Chile, España y Génova. Participó, en

2012, como invitado de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que se

celebran en Salamanca. En el 2018, en el 2019 y en el 2020 ha sido invitado al

Festival Internacional de Poesía de Génova. Desde el 2018 el Papel

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«Heridas espaciales y mermeladas caseras», poemario, Barralibros.editores,

«Nunca es un artificio el viejo exilio», Ediciones Pavilo, Manuscritos Madrileños

Editora: Carmen Cristina Wolf @carmencristinawolf Instagram @literaturayvida Twitter

 

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