ERNESTO MARRERO, POEMAS

En celebración del Día del Libro, publicamos unos poemas del escritor venezolano Ernesto Ramírez.

Oficio de poeta

A veces ser poeta…

es debatir con una lágrima

es rasgar la tela que oculta al más allá

es buscar edenes en los infiernos

y encontrarle un sentido a lo irracional.

A veces ser poeta…

es beberse un libro,

embriagarse con sus frases

y recitarle su esencia al mundo.

A veces ser poeta…

es acompañar a la soledad

y escuchar al viento lacerado,

es visitar la caverna del inconsciente

y lidiar con nuestras sombras.

A veces ser poeta…

es cortar el látigo del tirano

con el filo de las letras,

es abonar un terreno estéril

para sembrar las semillas de la conciencia.

A veces ser poeta…

es cantarle a un amor de voces lejanas

y avivar la flama de la pasión,

es enfrentar al indomable tiempo

e inmortalizar ideas que nunca morirán.

A veces ser poeta…

es cabalgar un delirante centauro

y recorrer la sabana de la incomprensión,

es ser la silaba de un verso

o el teclado de nuestro computador,

es aparentar ser alguien…

aunque al final nos sepulte la nada.

 

Solo una hoja

Era una hoja blanca

que me miraba fijamente,

moría de sed y deseaba

que derramara el jugo

de mis letras sobre sus poros.

Era una hoja serena

que anhelaba mis poemas, mis razones.

Ella quería encontrarle un sentido

profundo a su existencia,

esperaba una frase introspectiva,

un verbo metafísico

o tal vez una imagen

cargada de reminiscencias

Era una hoja imperturbable,

inmersa en mudas voces

que aguardaba su momento,

el día en que una línea,

un signo, una palabra o una oración

se posara sobre su superficie

y quedara asentada para la posteridad

Era una hoja, solo una hoja,

blanca y firme como el mármol

que ansiaba dejar un legado,

quería ser esculpida por un pensador

con el cincel de la trascendencia

para que nunca, nunca la olvidaran.

 

Un día sin poema

Hoy quise escribir un poema

y no pude…

Se diluyó por los poros

de la nada eterna,

o se detuvo a contemplar al mundo

mientras Cronos lo devoraba,

o tal vez se montó en un avión

o en una balsa

buscando una ilusoria libertad,

o se fue a aconsejar algún corrupto

para que tomara el camino

de la virtud,

o a consolar al desolado

-herido por la daga del dolor-

o se escondió en mi mente,

detrás del muro

de las dudas y los lamentos.

…No lo sé.

 

Tal vez se deprimió

en el suburbio de la indiferencia,

o se quedó atrapado en las redes,

esperando un like o un seguidor.

 

Aunque yo creo que se fue

con las metáforas,

las elipsis y los símiles

a beberse mis versos en un bar

y se olvidó de visitarme.

 

Mañana intentaré

invitarlo nuevamente

a reunirse con mis letras

y mi inspiración.

…Ojalá y se acuerde

de este solitario poeta.

 

Ernesto Marrero Ramirez es poeta, cuentista y novelista venezolano. Es licenciado en Administración, cursó estudios de posgrado en Filosofía en la Universidad Católica Andrés Bello. También realizó estudios de psicología existencial en la Universidad de Winner de Lima. Y de Psicología Analítica en en Centro de Estudios Junguianos de Caracas. Cursó un Diplomado sobre Narrativa Contemporánea en la UCAB. Es investigador, articulista, conferencista y productor de micros radiales. Es Miembro del Círculo de Escritores de Venezuela.

Obtuvo reconocimientos de honor en el XI y XII Concurso Poético Musical Internacional del Natalicio de la poetisa chilena Ermelinda Díaz, por sus poemas Aflicción. Sonambulismo y Bruma

Libros publicados: El pececito que quería ser humano, La leyenda del sabio de la montaña, Cuando tenga tiempo empiezo, Pasajes secretos del alma, El jardín de la existencia, El futuro nos alerta, El Tiempo y su legado. Algunos de sus títulos han tenido excelente acogida en el mundo literario y en las instituciones educativas.

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ELLA Y YO, DE MARÍA MAGDALENA GÓMEZ BOZO

 ELLA Y YO

María Magdalena Gómez Bozo

Ella en su inocencia superficial vive como si el mañana fuera el presente que hoy posee. Yo por el contrario, vivo plenamente y atesoro cada minuto del hoy, quizá mañana no haya mañana.

Ella es esa joven muchacha llena de sueños e inocencia juvenil que poco conoce de los rincones oscuros que nos depara la vida. Yo en cambio soy aquella mujer golpeada por los sueños sepultados, cubierto por capas oscuras y densas de realidad.

Ella es la novia joven e independiente. Yo soy la esposa madura y madre pendiente.

Ella es la que con él se escapa los fines de semana en planes de común complacencia, llenos de aventuras al aire libre y amor a flor de piel. Yo soy la que planea con él los fines de semana para que los niños sean felices y sus sonrisas sean nuestra complacencia del momento.

Ella se entrega ingenuamente a él empezando a conocer su cuerpo. Yo soy la que me entrego apasionadamente a él en la majestad del amor conociendo ya todo mi ser.

Ella es la que cree que con muy poco todo lo puede y la vida es un camino amplio puesto a sus pies para alcanzar sus sueños. Yo soy la que con fortaleza se aferra al duro y estrecho camino de la vida, intentando con esfuerzo alcanzar mis sueños.

Ella es la viva imagen de la alegría despreocupada de la vida. Yo soy la que con semblante sereno y calmado se preocupa por la vida.

Ella es la que contempla el amanecer lleno de oportunidades sabiéndose joven. Yo soy la que contempla el cielo crepuscular despidiéndome de mi juventud atesorando cada nueva oportunidad.

Ella bebe apurada la vida, como un shot de tequila. Yo en cambio saboreo con calma cada sorbo del buen vino. ¿Quizá sea el último sorbo sin ahora yo saberlo?

Ella se mira en el espejo con profunda satisfacción; es la digna poseedora de un rostro inmaculado libre de las huellas que el tiempo se encargará de marcar. Yo al mirarme en el espejo veo en mi rostro algunas huellas del tiempo que son insignificantes al lado de aquellas huellas que la existencia se ha encargado de imprimir en mi alma.

Ella es la que deja escapar amores cultivados con esmero. Yo en cambio atesoro y cultivo cada amor en mi vida comprendiendo sus grandezas.

Fueron capas y capas de vivencias en el tiempo que sutilmente se han acumulado una sobre otra en forma de días y meses, luego años y décadas que crearon ese surco entre el “Ella” y el ”Yo”.

Surco que en lo profundo está lleno de experiencias, emociones compartidas, amores, desamores y lugares visitados que viven en nuestro mundo interior, todas vividas en ese compás de horas entre el nacer y morir.

El tiempo es una ola maciza e inexpugnable que nos arropa día a día impidiéndole a Ella seguir siendo Yo, o a ese Yo ser nuevamente Ella.

A veces sueño con descansar de ese Yo cargado de emociones variopintas queriendo ser Ella nuevamente. Pero el tiempo lo hace imposible. Él nos moldea e incluso es bondadoso al permitirnos disfrutar en el interior de nuestros corazones ese Ella que aún vive en el Yo.

Ella, yo, él, nosotras, nosotros, todos, hemos de volver a los amados brazos nuestro Creador, cubiertos bajo el manto de su amor sublime y celestial donde su luz cubrirá nuestras áreas oscuras, fundiéndonos en la inmensidad de su amor, libres por fin del caudal del tiempo.

 

María Magdalena Gómez, una caraqueña amante de las letras, Licenciada en Relaciones Industriales con posgrado en Gerencia de Mercadeo. Un relato de su autoria ha sido publicado como parte del libro de Antologías llamado ”El Jardín del Tiempo: Entre Recuerdos  y Ausencias”, lleva por título «El Tiempo de María Guadalupe».

Tiene en su haber numerosos manuscritos inéditos.

Abril 2023

 

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SÓCRATES EN CARACAS, POR EDUARDO CATALÁN MORALES

SOCRATES EN CARACAS

A más de 2400 años de su periplo vital ( 470 AC-399 AC)  Sócrates hace vida en una ciudad bastante lejana de su nativa Atenas.  Su contemporaneidad en Caracas corrobora la dimensión Espacio-Tiempo Einsteniana.  El Café de Sócrates se ha dado en llamar a este pequeño milagro.

¿Quién era Sócrates?

Por regla general, la aproximación a un personaje de las dimensiones de Sócrates, olvida su condición cotidiana a favor de su obra, presentándonos generalmente un genio “deshumanizado”,  lleno de virtudes y prácticamente carente de defectos. Craso error, el conocer las debilidades de su condición humana no va en desmedro de su grandeza, le da una perspectiva real, alejada de una idealización bobalicona. Sócrates, en efecto, paseaba su figura desaliñada, vestido con una túnica raída que al parecer era la única que poseía, por el ágora ateniense, ajeno a los desvaríos de la política, sin que esa apariencia fuera obstáculo para que a su alrededor se congregaran un abigarrado conjunto de jóvenes: Ricos como Platón y Alcibíades, quienes disfrutaban al oír  los ácidos análisis críticos a la democracia ateniense,  pero también otros como Antístenes, para quienes la pobreza material del maestro era digna de admiración y casi objeto de culto religioso. Otros, como Aristipo cuyo desiderátum era un mundo sin amos ni esclavos y que todos pudieran ser tan libres como el mismo Sócrates.

Todos los problemas de la sociedad actual ya se discutían con vivo interés en ese grupo de pensadores, tanto que lo que hoy conocemos como liberalismo, socialismo y anarquismo ya era objeto de interminables discusiones entre ellos. Todos pensaban –como el maestro- que la vida sin controversia era indigna del hombre. El trabajo de Sócrates era pensar y discutir con sus discípulos, es decir, para los cánones comunes, no trabajaba. Como vivía, es un enigma, los discípulos lo invitaban a comer, presumiblemente en forma frecuente, dado su aspecto saludable.

Como sucede a veces, con quienes posteriormente la Historia considera grandes hombres, en su propia casa no era bien recibido. Para su esposa Jantipa, Sócrates era un vago inútil, cuyo principal aporte al hogar era un intangible: Fama, pero de eso no se comía en aquellos tiempos. Cierto que no se ocupaba ni de ella ni de sus tres hijos, pero Jantipa lo amaba, como lo demostró su dolor al momento de su muerte.

Este “vago inútil”, junto a su discípulo Platón y al de éste, Aristóteles, contribuyó a establecer las bases fundacionales de la cultura de Occidente.  El punto de partida de su filosofía es el celebérrimo  “Sólo  sé que no sé nada ”  que nos plantea que el inicio del filosofar es partir de nuestra ignorancia, dudar de todo, desarraigarnos de creencias, de dogmas y de supuestos axiomas, de pre-juicios en definitiva. No puede existir filosofía si el espíritu no se examina a sí mismo. “Gnothi seautón”  dice Sócrates,  “Conócete a tí mismo” Aunque esto ya lo había dicho uno de los Siete Sabios de Grecia: Quilón, el Lacedemonio.

Existe el espíritu del hombre? ¿Qué es el Hombre? ¿Qué puede llegar a ser? Así Sócrates busca escudriñar en el alma, con preguntas de carácter moral y psicológico, ¿Qué entendeís vosotros por honor,  moral, virtud, patriotismo? Y la Justicia ¿Qué es?

Sócrates fué también hoplita (soldado de infantería) en la guerra del Peloponeso, en una de cuyas batallas, a riesgo de su vida, demostrando gran valentía, salvó la de Alcibíades.

Sirva este ligero esbozo heterodoxo de la vida de nuestro epónimo, como excusa necesaria para justificar su presencia en Caracas. Gracias al decidido impulso de una entusiasta discípula –en el tiempo y la distancia- de Sócrates, se creó “El Café de Sócrates” en la ciudad de Santiago de León de Caracas, con el fin de que se pudiera discutir –literalmente- sobre lo divino y sobre lo humano.

Carmen María Ravelo de Salge, es el nombre de  la dama de nuestra sociedad, alma y causa eficiente del “Café”,  que decidió llevar a cabo esta loable iniciativa, auxiliada por otros mecenas que ofrecen sus residencias para las reuniones, en las que participan, en una extraña selección aleatoria, personajes disímiles de nuestro acontecer nacional, lo que le da un toque esotérico a las reuniones.

 

Eduardo Catalán Morales

Nota: En la reunión en donde se trató el tema ¿Qué es la verdad? A la cual, ocurrentemente, nos podríamos referir a ella como in vino veritas, quien suscribe, consideró indispensable citar el criterio de verdad en Aristóteles. Carmen María me solicitó que también lo escribiera en esta reseña de “El Café”.  Así lo hago:       “ Decir de lo que es que no es, o que no es lo que es, es lo falso; decir de lo que es que es y de lo que no es que no es, es lo verdadero”  Aristóteles. Metafísica T.7.1011b 26-8.

Vale.  Eduardo Catalán Morales. Caracas

Abogado. Destacado escritor venezolano, Miembro del Círculo de Escritores de Venezuela

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INÉS MUÑOZ AGUIRRE: AGUAS TURBIAS

Aguas turbias

 Inés Muñoz Aguirre

Parados al borde de la gran pileta levantan las manos en dirección al cielo. La punta de sus dedos sueña con humedecerse al roce de una nube. Se miran los unos a los otros. ¿quién logrará el mejor salto, se preguntan en silencio? Solo escuchan el cabalgar del corazón acelerado.

Abajo el agua un tanto turbia les espera, los cuerpos en el aire desafían la distancia entre el borde superior del muro desde donde se han lanzado, y el fondo de la fuente. El espacio que en otra época se exhibía como la apuesta de un arquitecto por el ornamento de entrada al centro comercial, ahora es el espacio de divertimento de los niños de la calle.

En el estacionamiento se escucha la algarabía, se mezclan las risas con las palabrotas y el espíritu infantil.  El lugar convertido en una suerte de olimpo se llena también de mochilas rotas y curtidas, de latas, de bolsas grasientas de comida, de objetos de toda especie.

Dentro del centro comercial los pocos transeúntes del lugar aceleran el paso, alguien avisa que la hora del baño infantil está por finalizar,  la maldad se traslada hacia los distintos corredores aun goteando el agua del receso.

*Inés Muñoz Aguirre: Periodista, escritora, dramaturga. Editora del portal informativo pasionpais.net. Autora de más de 30 piezas teatrales.  Autora de las novelas: La segunda y sagrada familia, A los vecinos ni con el pétalo de una rosa, Días de novenario, Feliz Cumpleaños, Anclados, No es lo que parece y La historia no contada.

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A propósito del Día Internacional de la Mujer: ¿Soñará Isabel Allende con el Nobel de Literatura?

Por Raquel Markus – Finckler  @escritora.creativa

A propósito del recientemente celebrado o conmemorado Día Internacional de la Mujer, tengo algunas preguntas válidas ¿soñará Isabel Allende con el Nobel de Literatura?, ¿se dará a sí misma permiso para contemplarse subiendo las escaleras para recibir el galardón más importante en la vida de un escritor / escritora?

Tengo las preguntas, pero no tengo las respuestas. Y tampoco tengo muchas esperanzas de que ella lea este texto y pueda aclarar mis dudas.

Lo que sí tengo es una hoja en blanco en la cual hacer un análisis a la vista de todos mis lectores sobre la posibilidad de que ese suceso pueda o no llegar a materializarse.

Empecemos por el obstáculo más obvio, Isabel es una mujer que se auto percibe a sí misma como integrante del género femenino. Es decir, pertenece a la minoría más mayoritaria de la humanidad. En ese sentido los números le juegan en contra. Hasta ahora, el galardón ha sido entregado 115 veces a 119 personas, de las cuales, solo 17 han sido mujeres… eso representa un catorce por ciento del total.

Por otra parte, hay que tomar en cuenta que Allende es considerada la escritora viva más leída de la lengua española, con más de 72 millones de ejemplares vendidos y con obras traducidas a 42 idiomas. Su primer gran éxito de ventas fue “La casa de los espíritus», que fue adaptada y llevada al cine en 1993. Su novela «Largo pétalo de mar», publicada en el 2019, se posicionó en el primer lugar en ventas en Chile, Colombia, México y Uruguay.

Soy parte de la legión de lectores que ha disfrutado de la larga y prolífica carrera literaria de esta escritora de cuyas letras me enamoré después de leer “La casa de los espíritus” y “Paula”… No sé cuántos de sus libros integran mi biblioteca, pero puedo asegurar que he sido su lectora consecuente… De sus últimas producciones editoriales ya me leí “El amante japonés” y “Largo pétalo de mar”, y tengo pendientes (en mi mesita de noche) “Violeta” y “Mujeres del alma mía”.

Pero sigamos analizando las estadísticas… De los 119 escritores que han recibido el Nobel de Literatura solamente seis han sido latinoamericanos: el poeta mexicano Octavio Paz (1990), los chilenos Gabriela Mistral (1945) y Pablo Neruda (1971), el guatemalteco Miguel Ángel Asturias (1967), el colombiano Gabriel García Márquez (1982) y el peruano Mario Vargas Llosa (2010).

Es decir, que las posibilidades de Allende como escritora proveniente de la región latinoamericana son todavía más pequeñas que las que le otorgan su condición femenina. En este caso estamos hablando de un ínfimo cinco por ciento del total…

No sé si será motivo de desconsuelo para Isabel que sus posibilidades de obtener otros galardones importantes en el campo de la literatura tampoco parecen ser muy prometedoras.

De un total de 349 personas galardonadas por España con el Premio Príncipe de Asturias, sólo 37 mujeres han alcanzado este reconocimiento, lo que supone aproximadamente un triste 10.6 por ciento del total. El Premio Cervantes, creado en 1975, solamente ha sido entregado a 6 mujeres hasta la fecha, lo que representa un 13 por ciento del total.

A pesar de que hay muchos detractores de la literatura de esta escritora de origen chileno, algunos de los cuales dicen que lo de ella es más bien la pseudo literatura y que persigue una finalidad comercial al escribir; ella ha recibido algunos importantes reconocimientos, entre los cuales destacan el Premio Nacional de Literatura de Chile (2010), el Premio PEN Center Lifetime Achievement de Estados Unidos (2016), el Premio California Hall of Fame de Estados Unidos (2016), el Premio Anisfield-Wolf Lifetime Achievement (2017), y el Premio Liber 2020 a la autora hispanoamericana más destacada.

En 2014, el presidente Barack Obama le otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad y, en 2018, recibió la Medalla de Honor del National Book Award de Estados Unidos. Hasta la fecha cuenta con más de quince doctorados honoríficos internacionales, incluido uno por la Universidad de Harvard (Boston, Estados Unidos).

Me gustaría mucho pensar que alguien que ha destacado tanto en la carrera literaria que decidió seguir, a pesar de ser una mujer latinoamericana, sí se atrevería a soñar con recibir algún día el Premio Nobel de Literatura o, aunque sea (escrito con el más irónico de los tonos), el Premio Miguel de Cervantes…

Hace poco aplaudimos el Día Mundial de la Poesía y conmemoramos/celebramos el Día Internacional de la Mujer, dos fechas que me importan mucho, pues soy una mujer que escribe poesía y que sueña con destacar en el mundo de las letras.

Pero si el camino no parece nada sencillo para alguien como Isabel Allende, con sus 73 millones de ejemplares vendidos y todos los galardones acumulados, creo que mucho menos lo será para mí.

Sin embargo, el alma tiene razones que solo el alma comprende… así que yo si me permito soñar con un éxito relativo en el campo de las letras, a pesar de mi género, a pesar de que soy latinoamericana y a pesar de que pertenezco al pueblo judío… por lo que las posibilidades no parecen sumarse a mi favor… ser miembro de tres minorías de manera simultánea no parece ser muy promisorio a la hora de lograr el éxito que ahhelo como escritora y como poeta…

Tal vez Isabel Allende sea más realista y pragmática que yo, tal vez ni siquiera haya contemplado la posibilidad de viajar a Suecia, algún día, para recibir la medalla y el galardón creados por el filántropo sueco Alfred Nobel.

Lo que sí sé es que esta escritora que yo tanto admiro no se queda esperando sentada para que el mundo sea un lugar cada vez más cercano a la igualdad de géneros, y que, por ello, creó la Fundación Isabel Allende que tiene como objetivo la protección y empoderamiento de los derechos de mujeres y niñas en el mundo.

¿Quién sabe lo que sueña o no la autora de “La casa de los espíritus”?, pero a mí sí me gustaría vivir en un mundo en el que sea real la posibilidad de que más mujeres talentosas, preparadas e inspiradoras puedan ser condecoradas y reconocidas en el mundo de las letras, a nivel nacional e internacional.

Espero que el paso del tiempo no termine por convencerme de la premisa expresada por Calderón de la Barca cuando afirmó: ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”.

Y yo sigo con la duda: ¿soñará Isabel Allende con recibir el Nobel de Literatura?

 

Raquel Markus-Fincker. Periodista, escritora y poeta venezolana. Autora de los poemarios «Escribir para existir» y «Dónde reside la belleza».

Graduada de Comunicación Social, mención Periodismo Impreso con Diplomado en Comunicación Digital de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, Venezuela. Post grado en Dirección de Instituciones Comunitarias ofrecido para América Latina por el Comité Judío Americano de Distribución Conjunta (American Jewish Joint Distribution Committee). Graduada del Seminario “Kaplan Leadership Initiative Global Jewish Leadership Seminar 2019” ofrecido por el Spertus Institute for Jewish Learning and Leadership, Chicago, Illinois, Estados Unidos. Graduada del Taller de Poesía ofrecido por el reconocido poeta venezolano Harry Almela impartido por el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG) de Venezuela.

Autora del los poemario “Escribir para existir”, auspiciado por la ONG Espacio Anna Frank. Prólogo de Javier Vidal Pradas. Editado por Joiner Bernavil del Grupo Bernavil Internacional. Disponible en Amazon (versión tapa blanda y Kindle). Autora del poemario «Dónde reside la belleza», Ediciones Grupo Bernavil Internacional.

Ganadora de la modalidad de poesía del Certamen Internacional “Notas Migratorias César Vallejo 2021”. Organizado por la Fundación Universidad Hispana. Acreedora de la distinción Doctorado Honoris Causa otorgado por la Fundación Universidad Hispana y por el Proyecto de Desarrollo de Perú Cordilleras. por haber obtenido el Primer Lugar, en la modalidad de poesía, del Certamen Internacional Notas Migratorias César Vallejo 2021.

Reseñas, notas de prensa y entrevistas sobre la entrega de este premio internacional de poesía fueron publicadas en los siguientes medios: Caraota Digital, Caraota Digital en Instagram (entrevista realizada por Luis Olavarrieta), Curadas Venezuela, Instagram de Curadas Venezuela, La Patilla, En conexión con César Miguel Rondon (página web, YouTube e Instagram, entrevista realizada por el periodista César Miguel Rondón para el canal de televisión de Miami IVC, la Prensa Lara, Nuevo Mundo Israelita, Diario Judío de México, entrevista realizada por Isaac Ajzen, editor de Diario Judío de México publicada en YouTube, la página web, Facebook e Instagram; Ynet en español, redes sociales de la Fundación Universidad Hispana, Frontera Viva, El Impulso, Reporte Uno, entrevista realizada por el periodista Alfonso Molina para el portal web y boletín electrónico Avila Monserrate, Ciudadanos por México, TWNews, Ther World News, Muckrack, Globedia, El Pergaminense, Programa Miami TV y te escucha transmitido por una televisora de Miami y por YouTube, programa de televisión de Virtual Televisión.

Ganadora del Primer Lugar de Poesía del Segundo Encuentro Literario Solidario Internacional Distrital 2021 – 2022, correspondiente a la Coordinación Rotary Club Playa Ancha, de Valparaíso, Chile.  Elegida “Poeta Oscar Wilde Venezuela 2022”, en el concurso internacional de poesía organizado por el Grupo Editorial Bernavil Internacional. Resultados anunciados en junio de 2022. Finalista de Poesía del Concurso del XIX CERTAMEN INTERNACIONAL DE MICROCUENTO FANTÁSTICO Y DEL XIII CERTAMEN INTERNACIONAL DE POESÍA FANTÁSTICA miNatura 2021 de España. Resultados anunciados a principios de diciembre de 2021. Solo se eligió a un ganador y 4 finalistas entre cientos de participantes.

 

 

 

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LA LENGUA, EL CONOCIMIENTO Y LOS LIBROS EN NUESTRAS VIDAS

Celebramos el 23 de abril de 2023, con la publicación de este texto de la escritora venezolana Beatriz Alicia García Naranjo, el Día del Idioma y del Libro. » Toda lengua es un reservorio de cultura. Transmite de una generación a otra de dónde venimos y hacia dónde podemos ir. Lo que nos legaron nuestros ancestros, sus acciones, sus pensamientos, sus costumbres, su manera de estar en el mundo. Sus triunfos, sus derrotas, sus alegrías, sus tristezas».

Por Beatriz Alicia García Naranjo

         A Carmen Cristina Wolf

 

La lengua es nuestra casa. Es el primer legado que recibimos de nuestros padres, nuestros ancestros o de quienes nos criaron. A través de ella nos expresamos, nos comunicamos, adquirimos conocimientos, construimos nuestro propio mundo. “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”, expresó el filósofo alemán Ludwig Wittgestein. A través de ella aprendemos a conocer el mundo que nos rodea, a entender sus seres, sus objetos, sus fenómenos y así vamos construyendo nuestro futuro, nuestra vocación. La lengua misma y sus estructuras nos brindan la capacidad de entender y generar conocimientos para las generaciones que vendrán.

 

La lengua también nos permite crear, jugar con el lenguaje, despertar un mundo lúdico que sólo existe en nuestra imaginación, pero capaz de convocar a otros, de invitarlos a jugar también, vinculándolos con su mundo interior y enriqueciéndolo. Así configuramos el lenguaje literario, el lenguaje ficcional y poético. La lengua nos permite conocer nuestra alma y expresar nuestras emociones, nuestros sentimientos.

 

Toda lengua es un reservorio de cultura. Transmite de una generación a otra de dónde venimos y hacia dónde podemos ir. Lo que nos legaron nuestros ancestros, sus acciones, sus pensamientos, sus costumbres, su manera de estar en el mundo. Sus triunfos, sus derrotas, sus alegrías, sus tristezas. Y así también, su gastronomía, sus expresiones artísticas, las obras perdurables del conocimiento y de la sensibilidad que han dejado en el mundo. Todo ello, en gran medida, nos ha llegado a través de textos y libros. A través de ellos aprendimos a leer, y posteriormente a escribir. A través de los libros vamos construyendo nuestro mundo, el que entregaremos a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos.

 

La literatura es la más alta expresión del idioma, de la lengua, por eso celebramos cada 23 de abril el Día del Idioma y el Día del Libro, porque en esa fecha se conmemora a Miguel de Cervantes y Saavedra, padre de la literatura moderna en nuestro idioma. Hoy, nos enorgullece también celebrar que el poeta y ensayista venezolano Rafael Cadenas recibirá el Premio Cervantes de Literatura, el más alto galardón literario en nuestra lengua. Durante más de cinco décadas el maestro Cadenas ha escrito una obra poética y reflexiva que honra nuestra lengua y nuestra cultura. Gracias maestro.

 

La lectura de buenos libros es la mejor manera que tenemos de celebrar nuestra lengua. Feliz Día del Idioma y Feliz Día del Libro.

 

Beatriz Alicia García N.

 

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JERÓNIMO ALAYÓN, UN ARTE QUE GUÍA A LA IMAGINACIÓN

Un arte que guía a la imaginación

Por Jerónimo Alayón

Los buenos maestros, los buenos libros, los buenos métodos, la buena dirección de la enseñanza son necesariamente la obra de una cultura intelectual muy adelantada.

                                                                                                   Andrés Bello

Tanto el título de este artículo como su epígrafe han sido extraídos de la disertación pronunciada por don Andrés Bello el 17 de septiembre de 1843 en la instalación de la Universidad de Chile. Mucho se ha dicho sobre aquel discurso; pero poco se ha reparado en sus últimos párrafos, quizás porque se ha prestado demasiada atención al Bello académico, político y jurista. En el colofón de su intervención, el Cisne del Anauco parte de una sentencia de Goethe para delinear lo que, a su juicio, ha de ser el alma de la universidad: «Es preciso, decía Goethe, que el arte sea la regla de la imaginación y la transforme en poesía»; y, unas líneas más abajo, sentenciará con severidad: «Yo no encuentro el arte en los preceptos estériles de la escuela».

«Que el arte sea la regla de la imaginación». Esta sola frase daría para escribir un tratado, pero, ¿qué significa? Bello se adelanta a posibles descalificaciones y afirma: «Esta es mi fe literaria: libertad en todo»; por tanto, el arte en cuanto que regla es la libertad en sí misma; y esta libertad la fija Bello en un punto equitativamente opuesto a «la docilidad servil que lo recibe todo sin examen» y a «la desarreglada licencia que se rebela contra la autoridad de la razón y contra los más nobles y puros instintos del corazón humano». Se trata de una libertad —diríamos en términos aristotélicos— virtuosa.

Ahora bien, el arte libre ha de dirigir a la imaginación. ¿No tendría que ser al revés? Si nos quedaba alguna duda, Bello se encargará de disiparla: «Creo que hay un arte que guía a la imaginación». Bello, como digno hijo de la Ilustración, será un convencido de que solo el «genio competentemente preparado» podrá alcanzar las relaciones intangibles de la «belleza ideal», en las cuales se funda el arte libre; por consiguiente, si este se halla cimentado en la belleza ideal, esta última es la que guía a la imaginación, y lo hace por medio de un acto de voluntad estética y libérrima. Tal planteamiento de Bello, ciertamente, roza la dimensión mística.

Bello no habla solo de imaginación, sino de fantasía. En una primera y descuidada lectura, esto se nos pasaría por alto, pero no luego de recordar el capítulo XIII de la Biographia literaria (1817) de Samuel Taylor Coleridge, que es muy probable que Bello leyera durante su estancia en Londres.

Para Coleridge la imaginación es el poder esemplástico, capaz de moldear en unidad, y puede ser primaria o secundaria. La imaginación primaria es continuidad de la creación divina en la facultad de la razón y motor de toda percepción humana; la secundaria, un eco estético de la primera que disuelve y recrea los productos de aquella por medio de la facultad de la voluntad; por su parte, la fantasía, se afinca en la facultad de la memoria y es un collage de productos ya hechos que la voluntad une por asociación; se parece a la imaginación secundaria, pero sin la recreación. Se podrán echar de ver los evidentes paralelismos entre el enfoque de Bello y el de Coleridge, notablemente neoplatónicos.

Ahora bien, este arte que regula a la imaginación, según Goethe, lo hace en la perspectiva de transformar la imaginación en poesía. Bello otorga a las letras la posibilidad de ejercitar la imaginación y elevar el carácter moral: son «el mejor preparativo para la hora de la desgracia». No se le pasa por alto al Maestro de América que buena parte de la más destacada literatura ha sido confeccionada en medio de tribulaciones, con lo cual —podría entenderse así— la imaginación deviene en poesía en la medida en que se descubre a sí misma sumida en el fárrago de la adversidad; en ello estriba su sentido.

Para Bello, en cuanto que corporación literaria, la Universidad es por antonomasia «un instrumento a propósito para la propagación de las luces», que favorece «a la ilustración y a la humanidad», de modo que la razón suficiente del arte que guía a la imaginación devenida en poesía no es otra que la de configurar ontológica y epistemológicamente el saber humano. Quizá por ello el pintor español Antoni Tapies diría que «el arte es la filosofía que refleja un pensamiento». No es casual que Tapies redimensionara el sentido de su vida luego de que la tuberculosis lo pusiera al borde de la muerte, y de que en su convalecencia alternara los delirios febriles con el estudio de Wagner, Kafka, Ibsen, Thomas Mann y Nietzsche, todo lo cual vino a dar un fundamento esencial y conceptual a su obra.

Antes de concluir no podemos, sin embargo, pasar por alto la dura advertencia bellista acerca de la falta de arte en la escuela preceptista. La nuestra, si bien lejana ya de aquella docencia —normativa en exceso— de los siglos XVIII al XIX, sigue siendo una escuela en la que se cercenan el arte libre y sus expresiones. La máxima bellista de «libertad en todo» respecto del arte brilla por su ausencia en nuestra contemporánea dinámica escolar. No pocas veces importa más cumplir con los parámetros de una asignación que hacerla dando rienda suelta a la imaginación y la fantasía. Nuestra escuela —podría decirse sin exagerar— es el primer patíbulo de la libertad ciudadana. ¿Debería extrañarnos, entonces, que pulule tanto liberticida con título y rango haciendo de la nuestra una civilización minusválida?

 

Jerónimo Alayón

Jerónimo Alayón. Prof. Jerónimo Alayón, Lingüista ~ Filólogo de la Universidad Central de Venezuela. https://jeronimo-alayon.com.ve/

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Anabelle Aguilar Brealey: Campo de miosotis

CAMPO DE MIOSOTIS

Por Anabelle Aguilar Brealey

 

Mi hermana Catalina y yo sembramos plantas. La mayoría son plantas medicinales. Mi padre nos enseñó a clasificarlas se­gún su género y especie y a conocer sus poderes curativos. Él fue un médico venido de lejos por sus buenos oficios en cuanto a la sanación. El señor José Cienfuentes, delegado del Rey, lo trajo como médico personal, tal era su fama. Después se complicaron las cosas, el delegado fue enviado a otro sitio, papá se quedó con nosotras y fue nuestro maestro de la herbolaria.

Estoy segura de que ese fue mi padre, me lo dice la sangre. A él lo sacaron de aquí, en lomo de equino, perseguido por la inquisición. Lo acusaron de hereje, blasfemo, impío, loco y ne­cio. Heredé su laboratorio y sus cabellos rojizos. Mi madre no dijo nada, pero sí reconoció que sus cuatro hijas, éramos espurias. Ella, después de que quedó viuda, tuvo un amor con un español quien vino de paso, pero apasionado por ella se quedó por largo tiempo. Con él tuvo hijas, mis hermanas. Pero estoy segura de que yo soy hija del que sé que es. Sé adentrarme en los secretos y a pesar de que don Joaquín me fabricó un cofrecito de madera labrada, igual que a mis hermanas, sé de que fue por cariño, nada más. También le hizo a mamá un armario, muestra de su amor, un armario de madera, labrado con flores y ramas de miosotis, que se quedó en el mar de las inconveniencias y pérdidas familiares.

Jamás volví a ver a mi padre. De aquí se fue con mordaza en la boca, coraza y un sambenito de media aspa. Dicen que si­guió practicando curaciones con gran éxito, en un lugar lejano, después de después de escapar de sus crueles carceleros. Catalina y yo nos encargábamos de cultivar las plantas con esmero y organizarlas en una botica para curar enfermedades como la fiebre pernicio­sa, el recargamiento del fluido nutricio, la gangrena gaseosa, la surpuración gingival y otra infinidad de males que aquejan al ser humano. También preparábamos cremas para el cutis y el cuerpo que proporcionaban belleza a las mujeres. La belladona se nos daba muy bien, y sabíamos sacar sus elíxires para crear atractivos  ojos con pupilas dilatadas que mostraban el ardor.

El amante español de mi madre regresó a Europa a encontrarse con su esposa. Mamá se dedicó a los negocios que siempre había tenido, recorría a caballo las tierras de sembradíos y ganado. Tam­bién vendía esclavos de su propiedad, a veces les daba la libertad. Tuve otro hermano, este por parte de padre, nos vimos solo una vez. Papá no lo vio nunca, creo que no sabía de su existencia, llevaba el apellido de su madre y fue un hombre muy notable.

Todos murieron. Yo aquí continúo con mi sueño de cultivar mis habilidades curativas como hizo mi padre. Acudo a la historia para conocer su vida. Acudo a cada planta, como si fuera él quien me enseña. Mis cabellos se encienden, brilla mi rostro de alegría ante cada descubrimiento. Tengo la mano sanativa, el poder de hacer crecer las hierbas medicinales más frondosas porque son regadas con agua reposada en recipientes de cobre. Tengo los se­cretos ancestrales de los alquimistas. Algunos me temen. Soy el testimonio de un hombre inocente que fue culpado por la incapa­cidad de otros.

Del libro Infiernillos, libro  publicado por Editorial Verbum. Colección Narrativa

 

*Anabelle Aguilar Brealey nació en San José de Costa Rica. Es bióloga, ha vivido mucho tiempo en Caracas. Se ha dedicado la mayor parte de su vida a la escritura.

Obra publicada: «Los conservacionistas traviesos», «Los cuentos del Mago Michu», «Poeta menor con petirrojo», «Laberintitis», «Errática «, «El caballo grillo», «Infiernillos».

En poesía: «Orugario»,  «Todopoderosa», «Hornacina», «Sangre», «Climaterio», «Herbario» junto a Margara Rusotto, «Desmesura», «Consumidas por fuego», Canis lupus», «Niño empolvado por explosión de guerra», «Rastro de loba», selección de poemas traducidos al inglés y al francés. Sus poemas están recogidos en varias Antologías. Ha participado en numerosos recitales y ha obtenido varios premios y menciones. Fue Miembro de la junta directiva del Círculo  de Escritores  deVenezuela.

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INÉS MUÑOZ AGUIRRE: AGUAS TURBIAS

Aguas turbias

 Por Inés Muñoz Aguirre

Parados al borde de la gran pileta levantan las manos en dirección al cielo. La punta de sus dedos sueña con humedecerse al roce de una nube. Se miran los unos a los otros. ¿quién logrará el mejor salto, se preguntan en silencio? Solo escuchan el cabalgar del corazón acelerado.

Abajo el agua un tanto turbia les espera, los cuerpos en el aire desafían la distancia entre el borde superior del muro desde donde se han lanzado, y el fondo de la fuente. El espacio que en otra época se exhibía como la apuesta de un arquitecto por el ornamento de entrada al centro comercial, ahora es el espacio de divertimento de los niños de la calle.

En el estacionamiento se escucha la algarabía, se mezclan las risas con las palabrotas y el espíritu infantil.  El lugar convertido en una suerte de olimpo se llena también de mochilas rotas y curtidas, de latas, de bolsas grasientas de comida, de objetos de toda especie.

Dentro del centro comercial los pocos transeúntes del lugar aceleran el paso, alguien avisa que la hora del baño infantil está por finalizar,  la maldad se traslada hacia los distintos corredores aun goteando el agua del receso.

*Inés Muñoz Aguirre: Periodista, escritora, dramaturga. Editora del portal informativo pasionpais.net. Autora de más de 30 piezas teatrales.  Autora de las novelas: La segunda y sagrada familia, A los vecinos ni con el pétalo de una rosa, Días de novenario, Feliz Cumpleaños, Anclados, No es lo que parece y La historia no contada, publicada recientemente y presentada por el historiador Rafael Arráiz Lucca.  Autora de más de 30 piezas teatrales.

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POEMAS DE ERNESTO MARRERO RAMÍREZ

PRESENCIA

Aquí estoy…

Arrojado en esta balsa

de incertidumbres,

-sin timón ni velaje-

arrastrado por las corrientes

y condenado a decidir.

Sin encontrar siquiera

la naturaleza de este

convulsionado mar

que me azota

con sus tempestades

y me cautiva

con sus secretos

 

Siento la brisa

de los recuerdos

acariciar mi rostro

ya reseco por el salitre,

y un sueño despierto

de horizontes inexplorados

renueva mi alma cada día

 

Escribo mis versos

con las migajas

que me confiere la vida

y los arrojo en una botella,

más allá del viento,

con la espera infinita

de que alguien los lea.

Trato de remontar las olas

y vislumbrar desde su cresta

un sendero cierto

un faro, una señal costera

que disipe esta niebla

y me guíe a tierra firme,

a las mansas tierras del ser,

a un encuentro afable

con mi esencia

IMPERMANENCIA

Pasan los años, y la ola del tiempo avanza

sobre el océano de la incertidumbre.

Pasan días, meses, años y centurias,

y la esfinge del destino se presenta indetenible.

Pasa la primavera, el verano, el otoño y el invierno,

brilla el sol y luego se oculta, las hojas se secan y caen,

y una brisa helada empaña nuestros corazones

 

Pasa un reloj y luego otro, las manecillas marchan

y nadie, nadie las puede detener.

Pasan circos, pasan desfiles carnavalescos

y las máscaras yerran lastimeras, desorientadas,

todas disfrazadas de confianza

…de mentirosa certeza

 

Pasan los pensamientos, los símbolos y las letras,

pasan las inspiraciones más profundas

y también los días estériles, inertes,

los días de lucha contra la tirana sociedad

que subyuga con sus tortuosas rutinas e injusticias

…también eso pasa

 

Pasan los días y las noches, las lunas y los insomnios,

las risas y las tormentas, las palabras y los silencios,

las mentiras y las verdades,

pasan las cosas… todo pasa

 

Pasa la infancia, la juventud y llega la vejez con sus dolencias,

llega la piel resquebrajada y las mejillas flácidas,

la visión nublada y la espalda encorvada,

llega el cansancio y los lamentos pretéritos

… llega el final de la jornada

 

Pasa una existencia, una vida que se extingue como una llama,

una vida que se desliza hacia el laberinto de la eternidad…

Y quedarán marcadas sus huellas en el polvo de la historia:

inseguras o firmes, ligeras o pesadas, falsas o sinceras.

Y quedará, tal vez, una imagen, un suspiro o un triste mausoleo

 

Todo, todo pasa en esta vida

… solo quedan los recuerdos

 

ENTRE TRAGOS Y TRASNOCHOS

¿Que si bebo? ?me preguntan?

y yo respondo que no.

Aunque a veces me provoca degustar

el vino de mi existencia,

el vino amargo que muchas veces

se convierte en vinagre,

el vino que se hace sangre

y nos revela la luz en la oscuridad

 

¿¡Cómo no probarlo si yo soy vida!?

Voluntad, como diría Schopenhauer,

agria voluntad atada al querer…

ese maldito deseo que atormenta

mi sed y la hace insaciable

 

Cómo quisiera sumergirme

en las aguas de Caronte,

visitar el más allá

y beber del néctar de los dioses.

Quisiera brindar con Dionisio hasta la última copa

y recitarle mis poemas más oscuros

para que emerjan las sombras de mi inconsciente,

luego tocar la lira de Orfeo

y rescatar a mi amada del Hades

 

¿Quién no quisiera beber

de la límpida fuente de Afrodita,

arroparse con su piel

y embriagarse con sus besos?

 

Lo acepto…

No puedo apartarme del licor de las pasiones

ni del vicio del amor

… en verdad no puedo.

También me considero catador,

un catador de desventuras

que observa y cavila bajo la luna

buscando un sentido a su vida

 

¡Qué si bebo?  ¡Claro que sí!…

Esa será mi respuesta ahora

AUNQUE TE ESCONDAS

Yo sé que estás ahí,

no importa cuánto te ocultes

yo sé que estás ahí

 

Te vi escondida tras el reloj,

jugabas con las agujas

y arañabas los segundos

 

Te vi junto a las Moiras

entre tijeras, hilos y ruecas,

destejías las hebras de la existencia

 

Te ocultabas en el filo de la espada,

en las gotas de sangre

de las lanzas guerreras,

en el hacha del verdugo

y en la trémula voz del sentenciado

 

Te vi bajo la tierra húmeda,

estabas solitaria y meditabunda,

mojada por las lágrimas

y satisfecha por tu labor

 

Te vi en la barca de Caronte,

en el río de hielo y lava,

mitigabas la sed de las almas

que cercenaste de este mundo

 

Te vi con el niño, con el joven,

con el adulto y el anciano.

Te vi en el alba y en el ocaso

te vi repentina, inesperada,

inexorable y fría

 

Te espero, ya lo sabes,

sé que intentas sorprenderme

 

No importa cuánto te ocultes

yo sé que estás ahí

IMSOMNIO

Me verás despierto tras la luna

hilando versos en la fecunda rueca…

 

A veces destejiendo el velo de la creación,

encendiendo los cirios de la conciencia

o sumido en la cavilación de lo infinito

 

A veces estaré distante de Morfeo

componiendo versos con mi ardiente tinta

y bebiendo de la viva fuente de las musas

 

A veces no me verás, pero allí estaré,

sentado en la oscura claridad del pensamiento

donde comienzan sueños y terminan ocasos

 

Ya me verás despierto como el río que no duerme,

como el arcano viento que siempre sopla

o como la eternidad que nunca muere

 

Ya me verás despierto en las noches insomnes…

 

Ya me verás despierto…

ORACIÓN DE LA CONCIENCIA

Oh, Conciencia, que habitas en mi mente,

deja caer tus pilares sobre mis pensamientos

y sepúltame en el santuario de la contemplación

 

Conciencia…

libérame del antifaz del autoengaño

y ayúdame a disolver mi orgullo

en el manantial de la humildad.

Que mis errores construyan

pasadizos de experiencias

para recorrerlos con la brújula

de la ética y la dignidad

 

Conciencia…

permíteme ver con tus ojos

el noúmeno que se esconde

tras la delgada tela del fenómeno,

que la compasión brote

por los poros de mi piel

y estar más despierto

y ser más consciente

 

Conciencia…

que mi corazón alcance a discernir

entre el noble y el injusto,

y que mis versos sean testigos

de las injusticias que comete

el opresor contra el débil

 

Oh, Conciencia…

destrúyeme para volver a construirme

y que mi vida tenga un Sentido

 

No me dejes caer en la tentación de la altivez

y líbrame de la mediocridad… Amén

Del libro El tiempo y su legado, de Ernesto Marrero Ramírez. Cuentista, fabulista, poeta y novelista venezolano. Miembro del Círculo de Escritores de Venezuela

 

 

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POESÍA EN PRIMAVERA, RECITAL

 

«Mientras haya en el mundo primavera, habrá poesía.»

Gustavo Adolfo Becquer

Recital poético el domingo 2 de abril de 2023, a las 11 am en la Librería Kalathos, Centro de Arte Los Galpones, Caracas.

Palabras de apertura: Edgar Vidaurre, Participan: Yoyiana Ahumada, Beatriz Alicia García, Ana María Hurtado, Carmen Cristina Wolf, Raquel Markus-Finckler, María Isabel Novillo, Lidia Salas, Magaly Salazar Sanabria.

Maestra de ceremonias: Farah Cisneros. Música a cargo de Jonny Rondon

#poetasvenezolanos

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EDGAR VIDAURRE EN EL LUGAR MÁS SOSEGADO

Edgar Vidaurre Miranda

Edgar Vidaurre Miranda

A modo de celebración del día internacional de la Poesía que es el 21 de marzo, deseo rendir un cálido homenaje al poeta y ensayista venezolano Edgar Vidaurre Miranda, con este acercamiento a su libro El lugar más sosegado, que recibió Mención de Honor en la Bienal Municipal Augusto Padrón:

Edgar Vidaurre, en el lugar más sosegado

Por Carmen Cristina Wolf

Más que el abandono y el desamor, nada hay más doloroso que dejar de sentir la “pasión del espíritu”. Es mejor ser arrojado a las llamas a dejar de vislumbrar “la última espiga de trigo en la sombra”, como escribe Edgar Vidaurre.  A raíz de una larga conversación con el poeta, ensayista y editor venezolano Edgar Vidaurre, me adentro en la lectura de sus poemarios El lugar más sosegado  y La fugitiva (publicado por el Ateneo de Valencia en coedición con La liebre libre en el año 2002, Premio de Poesía Bienal José Rafael Pocaterra). El poeta también es músico graduado en el Conservatorio de Música Juan Manuel Olivares y pasa largas horas en amoroso combate con el piano. Vidaurre es el fundador y director de la Editorial Diosa Blanca, con unos cuarenta títulos publicados, de destacados autores iberoamericanos y europeos.

La charla nos lleva a recordar sus experiencias de vida y sus preferencias literarias;  desembocamos en los orígenes de sus indagaciones y en el camino de retorno al eterno femenino a través de la poesía. Al llegar a casa intento escribir  sobre sus versos: “Conjurada por la flor de sal, así fue la visión. Vino como si fuera una fiebre” (…) ”Cuando yo cerraba los ojos, ella abría la tierra y el eco de un perfume brotaba de su boca”. Una primera reflexión surge de esta lectura. Los versos dejan vislumbrar ideas arquetípicas con un criterio estético lejano a la simple anécdota o al discurso cognoscitivo. Se siente su fuerza y no se lee la palabra “fiebre” como un concepto, nos abrasa la fiebre. Así es el verdadero poema.

Vidaurre dialoga con la aparición de sus sueños y le ruega a esta que no susurre más su nombre, “el nombre por el que me llamaba”. Huye de “la agonía presentida” pues teme lo que será luego una nueva ausencia. Porque todo encuentro es fugaz, nadie posee la piedra de luna de la unión eterna. Inexorablemente, los seres humanos somos la otra mitad de nosotros mismos, la huella de la ausencia del otro, una estirpe fracturada desde el comienzo de esta senda misteriosa que es la Vida.

Las confidencias que me dijo el poeta abren ventanas en relación con el poemario La fugitiva y sobre toda la obra de Edgar Vidaurre Miranda. Los poemas hablan por sí solos, no requieren explicaciones; no obstante, un poeta como él, capaz de desentrañar el desarrollo de su escritura a través de una reflexión inteligente, culta, poblada de señales, códigos e interpretaciones personalísimas, es invalorable. Su constante desvelo por el encuentro con el centro, el alma, es plasmado en una nostalgia absoluta por la Belleza, por el Eterno Femenino. Edgar Vidaurre es un amante de la esencia, un enfermo incurable de lo trascendente. Escribe apoyándose en los mitos y leyendas, con un lenguaje y una voz propia, creando también sus propios mitos que surgen de los seres que lo habitan.

Es difícil no dejarse ir por una rendija del corazón en procura de “La séptima rosa”, título de unos de sus poemarios. Digo esto porque sus versos convocan al lector hacia una experiencia íntima a través de sendas señaladas por sus aladas manos de pianista. La lectura de estos poemas nos expone a una fiebre incurable, la de la obsesión por la poesía, y nos arriesga a ser coronados con una cinta de sangre: “El amor se fue con los veranos (…) yo le ataba una cinta de sangre en la muñeca (…)”. Se siente el lazo de púrpura en plena letra y en pleno corazón. Se lucha para no dejar ir nuestra “llama doble”, como la nombraba Octavio Paz, porque sin ella andamos extraviados, sin rumbo, sin sentido trascendente. Atados a la polea de un tiempo que no nos pertenece y al que no pertenecemos, porque tenemos sed de eternidad y el tiempo es inasible. La “peregrina de la noche” es el alma escondida entre los lirios de abril, visitante de los abismos y de las esferas celestes. Los primeros seres de la tierra se sumergieron en las aguas del deseo para alcanzar el ojo del alma y también la ciudad perdida hace milenios. Los versos de La fugitiva traen a mi memoria lecturas de otros tiempos. Y me acercan a las huellas del Caminante de la Aurora, que es Edgar Vidaurre, buscando, como Miguel Serrano en su obra Las Visitas de la Reina de Saba, la “piedra de luna”, esa visión siempre añorada en la historia personal y colectiva de la humanidad.

Los versos de Edgar nos llevan a inclinar la cabeza en el regazo de la Madre Primordial, la Tierra, como vientre de la vida psíquica y nos hace topar con nuestras propias interrogantes. El lector es cautivado por la sagrada locura de la búsqueda de un ser que somos nosotros mismos en su espejo de nacimiento y muertes sucesivas. El Amor Eterno puede ser ignorado, olvidado, combatido. Mas la Estrella Matutina nunca dejará de brillar para el Caminante del Alba, este poeta que nos invita a cerrar los ojos para hallar la luz, en el centro donde el alma no hace sombra.

Del poemario El lugar más sosegado emerge luminoso el árbol de la vida, con poemas en los cuales germinan los abedules, los árboles de mango, los viñedos, todos ellos desprendidos de la Flor de Jessé, Enmanuel, ese “granado florecido” por el cual suspira el poeta:

“Hay un árbol ardiendo

hay un árbol intocado por el fuego

redondo como el fruto de sus frutos

Todas las nostalgias

descansando sobre esta higuera

que llora

con sus raíces que nos miran desde el cielo”.

 

Este libro es hermano de La Fugitiva, con imágenes distintas bañadas en las aguas de las Sagradas Escrituras y de los poetas místicos como Kadyr, Tagore, San Juan de la Cruz, Simone Weil, Elizabeth Schön. La añoranza continúa siendo el infinito, la eternidad, el alma:

“Una es mi alma que es de un árbol

En el lugar más sosegado de la tierra lejos del eco y la sombra.

Un árbol de sol por donde bajan tus aguas por donde vuelven tus ojos”.

 

El poeta Edgar Vidaurre nos ha descubierto la séptima rosa escondida en el corazón del árbol de sol. Allí hemos de encontrarnos, al pie de su ramaje, donde el alma no hace sombra. Él se haya dispuesto a “sembrarla en el centro de la vida”, e inspirado por el profeta Isaías canta a su amada con la mayor dulzura y belleza de que es capaz un poeta del nuevo milenio.

#poetasvenezolanos

#carmencristinawolf

* Edgar Vidaurre es poeta, ensayista y director fundador de la Editorial Diosa Blanca. Nació en Caracas el 5 de diciembre de 1953. Es abogado egresado de la Universidad Católica Andrés Bello. Es filósofo, músico y profesor universitario. Ha publicado: La resurrección de los frutos (Mención de Honor en la bienal de poesía mística Antonio Rielo de España); La Fugitiva; La séptima rosa; El Lugar más sosegado; Panayía; El lamento de Ariadna. Es autor de numerosos ensayos, escribe para diarios y revistas y dicta talleres de poesía. Actualmente preside el Círculo de Escritores de Venezuela.

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ARTHUR SCHOPENHAUER, EL CAMINO DE LA VOLUNTAD  

ARTHUR SCHOPENHAUER, EL CAMINO DE LA VOLUNTAD

 Por Ernesto Marrero Ramírez

La vida se presenta como una continua estafa, tanto en lo pequeño como en lo grande. Si ha prometido algo, no lo mantiene y, de hacerlo, es para mostrarnos cuan poco deseable era lo deseado… Lo que se ha dado era para quitarlo. La magia de la distancia nos muestra paraísos que desaparecen cual ilusiones ópticas en cuanto nos acercamos. Schopenhauer

 

En lo más profundo de los pensamientos habita la experiencia del dolor del mundo y, en especial, la del ser humano, en quien ocupa un lugar predominante el sufrimiento que emerge de la inexorabilidad de la muerte, de la temporalidad en este mundo finito. Tener conciencia sobre dicha experiencia, inevitable y azarosa, y saber que un reloj metafísico, de manera regresiva, cuenta la ineludible partida de este mundo, revela la fragilidad de la existencia, un enigma que para muchos pensadores es preciso descifrar.

Por años, los filósofos no han dejado de preguntarse cuál es el sentido de esta vida cargada de angustias y pesares que al final será cercenada por la inevitable muerte. El pensador alemán Arthur Schopenhauer fue uno de ellos, y estableció su pensamiento filosófico cimentado sobre las bases del dolor, el deseo y el hastío que, a su vez, van a girar sobre un eje central llamado voluntad. Para él, la filosofía misma estaba cimentada en la muerte, así lo explicó en su libro inmortal El mundo como voluntad y representación: “La muerte es el auténtico genio inspirador o el musageta de la filosofía y por eso esta fue definida por Sócrates como «preparación para la muerte». Difícilmente se filosofaría sin la muerte.”

Schopenhauer, nace en la ciudad de Danzig el 22 de febrero de 1788, un año anterior a que se iniciara el estallido de la Revolución francesa. Fue hijo de un rico comerciante, Heinrich Flores Schopenhauer, que se trasladó con su familia a Hamburgo cuando Danzig cayó en manos de los prusianos en 1793. Su madre, Johanna Henriette Trosiener, fue una escritora que llegó a gozar de cierta fama y conformó un importante salón literario que le daría la ocasión a Schopenhauer de entrar en contacto con personalidades como el famoso escritor y pensador Johann Wolfgang von Goethe y Christoph Martin Wieland.

Su padre esperaba que él siguiera sus pasos y que llegara a convertirse en un comerciante exitoso, y por eso lo envió de viaje por Europa por dos años, en 1803. Así se traslada con su familia hasta Holanda y luego a Inglaterra, donde queda bajo la custodia de un religioso inglés, por seis meses, con la intención de que aprendiera su idioma. Posteriormente viajaría a Francia, Suiza y también por las ciudades de Viena, Dresde, Berlín y Danzig.

Es importante resaltar que cuando Shopenhauer pasó por Francia visitó la prisión de Toulon, donde pudo observar aproximadamente a 6.000 presos sentenciados en las galeras, además de presenciar la ejecución de varios reclusos. Esta experiencia le ocasionó un gran impacto al percibir el sufrimiento humano y la fragilidad de la vida. En su diario expresa, con mucho dolor, cómo podía ver al verdugo colocar la soga al cuello de los sentenciados, mientras que ellos rezaban y pedían clemencia. No cabe duda que estas impresiones psicológicas van a dar pie al fundamento de su filosofía, al percibir como el dolor y la maldad van a ser parte de la vida. Ya de joven se quedaba perplejo ante la ligerezas y distracciones a que se avocaba el ser humano en este mundo, a pesar de estar rodeado de tanto sufrimiento e injusticias. Llegó a decir que «Allí donde empieza la indiferencia, acaban la filosofía honrada y la moral viva».

Cuando Schopenhauer retorna a Hamburgo procede a cumplir con su promesa de avocarse al comercio, pero su padre aparece muerto en el canal al que daban los almacenes de la parte posterior de su casa, todo parecía indicar que fue suicidio, pero esto nunca se reconoció públicamente para no manchar el estatus de la familia. No obstante, en su interioridad, Schopenhauer siempre culparía a su madre de esta nefasta consecuencia, y esto haría que al ser adulto nunca mantuviera buenas relaciones con ella, además del choque de caracteres entre ambos: Schopenhauer era introvertido, misántropo y hosco, en cambio Johanna era extrovertida, alegre y jovial.

Debido a este incidente, su madre lo libera del compromiso adquirido con su padre y, en este sentido, se inclinaría por los estudios superiores, que la fortuna dejada por su progenitor le permitiría disfrutarlos, sin ninguna preocupación económica . En 1809 ingresó en la Universidad de Gotinga a estudiar medicina, pero, después de estudiar con Gottlob Ernst Schulze, que lo inicia en los estudios de Platón y Kant, terminó por comprender que la carrera que le apasionaba realmente era la filosofía. En 1811 se trasladó a Berlín, donde estudió durante dos años, siguiendo los cursos de Fichte y Friedrich Schleiermacher; la decepción que ambos le causaron fue motivo de un momentáneo distanciamiento de la filosofía y un interés por la filología clásica.

Cuando se realizaron los combates de los nacionalistas contra las tropas napoleónicas, Arthur Schopenhauer decide abandonar Berlín y se dirige a Weimar, a salvo de las complicaciones de una guerra que lo mantenía indiferente. Aprovecha este tiempo para preparar su tesis doctoral titulada La cuádruple raíz del principio de razón suficiente, que le valió el título de doctor por la Universidad de Jena y que fue publicada en 1813. Se relacionó estrechamente con Goethe y fue influido por el orientalista alemán Friedrich Majer en el estudio de la filosofía hindú, del brahmanismo y del budismo, corrientes que influyeron profundamente en el desarrollo de su pensamiento filosófico, que posteriormente lo vinculará con el pensamiento de Platón y Kant para conformar su sistema filosófico. Al profundizar en este pensamiento escribe la primera versión de su obra magistral: El mundo como voluntad y representación (Die Welt als Wille und Vorstellung), que publica en el año 1819.

El filósofo confiaba en un reconocimiento inmediato de la importancia de su obra magistral, pero ésta no suscitó demasiada atención, aunque sí le ayudó a obtener en 1820, la condición de docente en la Universidad de Berlín. Allí trató en vano de competir con Hegel, quien se hallaba en la cúspide de su popularidad, para lo que anunció sus cursos a la misma hora que los de aquél, al que consideró abiertamente como su adversario e irreconciliable enemigo. Pero no tuvo éxito, fueron muy pocos alumnos los que asistieron a sus clases. En 1825, después de un nuevo viaje a Italia y un año de enfermedad en Munich, renunció a la carrera universitaria, para dedicarse a sus estudios filosóficos y darle mayor profundidad a su obra central: El mundo como voluntad y representación, de la cual aparece su segunda edición en 1844 que se enriquece con un segundo volumen de Complementos, quedando así muy aumentada.

Cabe destacar que Schopenhauer considera que su filosofía se basa en una dolorosa realidad, que expresa en palabras fuertes y secas, sin rodeos. Así percibe la vida, colmada de calamidades y tragedias que desembocan, irremediablemente, en el hastío y en el sufrimiento. Por eso critica con dureza y, en muchos casos despectivamente, a los que tratan de mostrar un optimismo superficial de la realidad. Es una filosofía que, a pesar de estar redactada con una pluma clara y sin rebusques semánticos, suele ser directa, amarga y en muchos casos desconsoladora. Por estos motivos es considerado por muchos críticos como un filósofo pesimista.

Hay que resaltar que este pensador tiende un importante puente entre la filosofía occidental y el pensamiento oriental, del cual apenas se estaban haciendo las primeras traducciones en su tiempo. De este mundo extrae la concepción del velo de Maya de los Vedas, y el concepto de Unidad absoluta con lo que argumenta el llamado “Principio de individuación”. El Samsara, el Nirvana y la relación entre el deseo y el sufrimiento le van a servir para el desarrollo de su concepto de voluntad metafísica, complementado, claro está, con los estudios de filosofía occidental, en los que va a manejar el idealismo platónico y lo referente al noúmeno y el fenómeno, de Immanuel Kant, del que siempre se va a sentir su discípulo más grande; tanto así, que en sus Manuscritos Berlineses llegará a decir: “Mi mayor gloria tendrá lugar cuando alguna vez se diga de mí que he resuelto el enigma planteado por Kant”. Este comentario es referido al descubrimiento de que la cosa en sí o noúmeno es la misma voluntad.

Su obra va a girar básicamente en torno a una voluntad metafísica que todo lo crea y todo lo destruye, principio y fin de la creación y que, al encarnarse como ser humano, se transforma en un querer sin fin, en un deseo que se convierte en una sed insaciable. Si este deseo es satisfecho se transformará en hastío que generará, a su vez, un nuevo deseo. Si por el contrario el deseo es cercenado, causará dolor.

En su libro: El mundo como voluntad y representación, Schopenhauer realiza esta definición de dicha voluntad metafísica: “en la fuerza que incita y vegeta en la planta, en la fuerza que hace cristalizar el cristal, en la que orienta hacia el polo norte una aguja imantada, en aquella cuya descarga eléctrica brota del contacto de metales heterogéneos, en aquella que por afinidades electivas de ciertos materiales parece separar y reunir cual fobia o filia e incluso, por último, en la gravedad que se aplica tan impetuosamente en toda materia, atrayendo la piedra hacia la tierra y la tierra hacia el sol; todo esto se tiene por diferente sólo en la esencia íntima, como aquello que le es conocido de inmediato mejor y con mayor familiaridad que cualquier otra cosa, eso que, allí donde sobresale más claramente, se llama voluntad”.

Esta voluntad shopenhaueriana, encarnada en la naturaleza humana, se individualiza, y termina por convertirse en un anhelo insaciable que hace que los hombres corran perennemente impulsados, en forma inconsciente, para satisfacer sus ansias y peticiones. Dicha ilusión de individualidad solo puede ser superada cuando la voluntad es negada (noluntad) y el ser humano entiende que forma parte de un todo universal o de una unidad total.

Para Schopenhauer, la voluntad es única, total e indivisible. Sin embargo, al objetivarse como conjunto de fenómenos en este mundo ilusorio de las representaciones, que corresponde al plano terrenal, se manifiesta multiplicada, fragmentada en innumerables partes. De aquí se desprende el principio de individuación, el cual nos dice que, a través de las formas de interpretación del entendimiento humano, básicamente del espacio y el tiempo, la voluntad homogénea, única, se concreta en la pluralidad de lo existente.

Como sucede con la cosa en sí kantiana, para la voluntad no existen categorías de pasado y de futuro, el tiempo únicamente se expresa en el mundo de las representaciones; es decir, que ella se manifiesta como un constante fluir atemporal. También se halla liberada de la forma, a la que únicamente ingresa cuando quiere manifestarse en el mundo material. Esta se convierte así en el fundamento de todo lo existente.

En la columna de su pensamiento filosófico, Schopenhauer explica que la vida oscila en un movimiento pendular entre el dolor y el hastío. Con cada deseo satisfecho brota la figura del tedio y entonces emerge un nuevo deseo, pero si este no es saciado viene el inevitable sufrimiento, es como estar entre Escila y Caribdis, dos temibles monstruos mitológicos que habitaban en un estrecho marino. Evitar las afiladas fauces del primero significaba ser tragado por el segundo. En ese ciclo interminable se sumergen las personas de este mundo, y forman así una especie de círculo vicioso del cual es muy difícil escapar. Al respecto comenta nuestro filósofo: “El deseo supone dolor, conforme a su naturaleza; el logro alumbra de inmediato a la saciedad. El objetivo era solo aparente; la posesión aniquila el estímulo. El deseo se presenta bajo una nueva forma y reaparece la necesidad; y cuando no ocurre así, hace acto de presencia la tristeza, el vacío y el aburrimiento, contra los que la lucha resulta tan penosa como contra la necesidad”.

Para Schopenhauer solamente hay tres posibles maneras de escapar de este ciclo interminable de sufrimiento: la primera es a través del suicidio, pero este es un acto ficticio ya que con esta decisión el suicida lo que quiere es escapar del sufrimiento que le produce esta vida, pero no de la voluntad y su deseo insaciable, que es la causa originaria de dicho dolor. Por tal motivo, la naturaleza simplemente continuará colocando otros individuos en el puesto de este para continuar su tarea. La segunda forma es a través de la contemplación de la obra de arte como acto desinteresado y en especial de la música, pero este acto es temporal, ya que solamente distrae por un instante y luego se vuelve a caer en el mismo estado. Y la tercera forma de romper con esta ilusión es negando la voluntad (noluntad), mediante el trabajo que lleva a cabo el asceta o místico, que logra penetrar en las profundidades de su mente y despertar del ensueño que produce este mundo ilusorio; en sí, aniquilar a la voluntad de vivir y lograr así la disolución del falso yo.

En sus últimos años, nuestro filósofo vivió una existencia recluida, que desde 1831 transcurrió en Frankfurt, adonde se trasladó huyendo del cólera que ese mismo año llevó a la tumba a Hegel. Schopenhauer murió como consecuencia de un paro cardiorrespiratorio el 21 de septiembre de 1860, a los 72 años en la ciudad de Frankfurt, su ama de llaves lo encontró reclinado en el sofá con un gesto apacible. Seguramente feliz por despertar del profundo sueño con el que la vida dolorosa envuelve a los seres vivientes durante su existencia.

La originalidad y el carácter anticipativo del pensamiento schopenhaueriano dejó su fuerte e insoslayable impronta en autores de la talla de Richard Wagner, Philipp Mainländer, Sigmund Freud, León Tolstói, Henri Bergson, Nietzsche, Thomas Mann, Hans Vaihinger, Eduard von Hartmann, Carl Gustav Jung, Otto Weininger, Otto Rank, Erwin Schrödinger, Ludwig Wittgenstein, Albert Caraco, Marcel Proust,  Pío Baroja, August Strindberg, Émile Cioran, Samuel Beckett, Albert Einstein,? Miguel de Unamuno, Julian del Casal, Luis Enrique Marmol y Jorge Luis Borges,? entre otros.

Vale la pena resaltar que Schopenhauer fue muy bien recibido entre los físicos, especialmente por Einstein, Schrödinger, Wolfgang Pauli? y Majorana. Einstein describió los pensamientos de Schopenhauer como un «consuelo continuo» y lo llamó un genio. Konrad Wachsmann recordó que él constantemente se sentaba con uno de los volúmenes de Schopenhauer, ya gastados por el uso, y mientras estaba sentado allí se sentía tan complacido, como si estuviera comprometido con un trabajo alegre y sereno.

Una de las mayores ventajas de leer a Schopenhauer es su clara prosa. Al respecto, él comentaba que un filósofo auténtico debe buscar sobre todo claridad y precisión. Algo seguramente heredado de su madre Johanna Henriette Trosinier, quien fue novelista y llegó a entablar relaciones en el mundo de la literatura con destacados personajes intelectuales de la época. A pesar de que en la historia de la filosofía se suele encontrar a pensadores muy complicados de leer, en el caso de Schopenhauer se hallan líneas muy amenas que permiten atrapar al lector hasta la última frase. Fue Nietzsche quien llegó a decir en su obra Schopenhauer como educador, lo siguiente: “Pertenezco a los lectores de Schopenhauer que desde que han leído las primeras de sus páginas saben con seguridad que leerán todas las páginas y atenderán todas las palabras que hayan podido emanar de él”. En una entrevista publicada por Die Welt el 25 de marzo del año 1975, Borges comentó: “Para mí hay un escritor alemán al que prefiero a todos los demás: Schopenhauer. […] De hecho, aprendí alemán […] fundamental y específicamente para poder leer a Schopenhauer en su propia lengua”. En su biografía, Wagner reconoce que el libro de Schopenhauer El mundo como voluntad y representación le transmitió el estado de ánimo para escribir la ópera Tristán e Isolda, y en tono de agradecimiento se refiere a él: “Últimamente me he dedicado exclusivamente a un hombre que ha llegado como un regalo del cielo a mi soledad. Es Arthur Schopenhauer, el mayor filósofo desde Kant”.

Entre las obras que publicó en vida, nos dejó: La cuádruple raíz del principio de razón suficiente, El mundo como voluntad y representación, Sobre la visión y los colores, Sobre la voluntad en la naturaleza, Los dos problemas fundamentales de la ética y Parerga y paralipomena. Y entre las obras inéditas se encuentran: Manuscritos Berlineses, Dialéctica erística, Escritos inéditos de juventud y El arte de ser feliz o Eudemonología.

A pesar del mal genio y de los escritos secos y a veces dolorosos que siempre acompañaron a Schopenhauer, no se pueden negar los valiosos aportes que este pensador realizó a la historia de la filosofía.

El filósofo de Danzig logró vincular, con maestría, el pensamiento oriental y el occidental, al combinar las esencias del brahmanismo, de los vedas y del budismo con las ideas de Kant y Platón; pero además sustentó sus planteamientos con el apoyo del helenismo: estoicos, cínicos, epicúreos y escépticos. Podemos encontrar también su libro: El mundo como voluntad y representación nutrido con citas sobre el cristianismo y una sección llamada Epifilosfía, donde presenta sus semejanzas y diferencias con el filósofo Baruch Spinoza. En sí, se puede considerar su obra como un testimonio directo de reconciliación entre ambos pensamientos, lo cual demuestra que es posible generar un espacio abierto para el diálogo y la interdisciplinaridad, en el que se replantee el filosofar de un modo más íntegro y universal. Esta consideración intercultural es importante en la medida en que las personas puedan reunirse a pensar como seres humanos que conviven en un mismo planeta, aunque puedan estar marcados por profundas diferencias históricas, religiosas y culturales.

Se le puede considerar como uno de los forjadores de las bases del existencialismo. La angustia y la tensión que se producen al tener conciencia de que se nace para morir, que la vida es un sueño del cual hay que despertar, que el sufrimiento está casado con la vida y que es imposible vivir sin sufrir, son algunos de los aspectos que más adelante van a sustentar el corpus del existencialismo, que cimentarían los filósofos Kierkegaard y Sartre.

Antes de Schopenhauer, la filosofía concebía al mundo desde una perspectiva racional; todo lo que sucedía en el entorno del ser humano se percibía con un énfasis en la ontología, la antropología, la epistemología y en la lógica. Pero él generó un cambio significativo en la perspectiva filosófica que la orientó hacia la interioridad del hombre, hacia el lado oculto, hacia lo no racional, inconsciente, por medio de su propuesta de la voluntad, además de sus sugerencias sobre el mundo onírico. En definitiva, a él le debemos su formulación sobre una metafísica de lo inconsciente, que posteriormente Freud y Jung le darían forma.

Con Arthur Schopenhauer se descubrió un significado profundo del dolor, que va más allá de la comprensión cotidiana, un dolor positivo, que puede brindar una experiencia transformadora, un hecho que despierte en aquel que lo padece un sentido particular de la realidad, una oportunidad de contemplar eso que se mantenía velado y yacía en el horizonte como algo oculto y difícil de alcanzar. Con la pacificación del salvaje deseo, emerge, de un modo espontáneo, una forma de conocimiento que logra percibir la unidad en el entorno, entender que todos formamos parte de un mismo todo, disolver las garras del ego y abrazar la inquebrantable paz.

 

Aunque por muchos años su obra no fue valorada como es debido, en la actualidad, este filósofo ha tomado mucha fuerza y es estudiado cada día más en las diferentes universidades del mundo.

Ernesto Marrero Ramírez, escritor venezolano, profesor universitario, Magister en Filosofía, Miembro de la Sociedad Venezolana de Filosofía y del Círculo de Escritores de Venezuela. Investigador y articulista con una extensa obra publicada. Su último libro es «El tiempo y su legado», 2022.

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HEBERTO GAMERO: LORD BYRON

Publicamos este relato en homenaje al escritor George Gordon Byron, conocido como Lord Byron, quien nació el 22 de enero de 1788 en Londres y perteneció al movimiento del romanticismo británico. Gracias al escritor Heberto Gamero Contín.

Lord Byron

Descansaba plácidamente en una nube de colores, en lo más alto del firmamento de un mundo lejano, cuando escuché voces que venían desde la Tierra. Claro que las había escuchado antes, desde que abandoné a ese hermoso y maltratado lugar hace ciento ochenta y seis años, solo que ya va siendo hora de que aclare las cosas para que no continúen las conjeturas. Se me acusa de no ser un poeta genuino sino uno producto de mi vanidad, de que el ego regía mi vida, de que utilizaba mi inquebrantable voluntad para figurar ante los demás como el mejor, de que era orgulloso, teatral, violento, dramático, ruidoso; de que con mis versos había ultrajado y ofendido a Inglaterra; se me acusa también de blasfemo, por mi Caín; de haberme apoyado en Pushkin para divulgar mis ideas en Rusia; en Mickiewicz, para hacerlo en Polonia; en Víctor Hugo y Musset, Francia; y en Goethe, para llegar a los alemanes; se me acusa de mujeriego, de intimar con mujeres casadas, de trasgresor de leyes y preceptos, de hacer de la aventura mi modo de vida, de haberme sublevado contra las instituciones, de participar en orgías y fiestas de indecente naturaleza, de que había convertido mi vida en un mito, una vivencia de leyendas admirada solo por jóvenes rebeldes y sin causa; se me acusa de, a propósito, haber llenado mi vida de misterios, de enigmas sardónicos, con la sola intención de provocar la admiración  de los demás y con ello satisfacer mi vanidad; sí, se me acusa de todo ello y de mucho más: de enaltecer la imagen de bandidos y piratas, de excluidos y malvivientes, de agitadores y relegados; de odiar a la humanidad entera, de haber incitado al pecado y a la lujuria; se me acusa de haber propiciado en Nietzsche, cien años después, la revolución del individualismo, de ser un ángel sombrío, un mal ejemplo para los jóvenes que veían en mí algo nuevo, más allá de Werther y René, de Rousseau y Voltaire, tal vez más allá del mismo Goethe; de tantas cosas se me acusa, de que esos mismos jóvenes me han convertido en un dios; más grave aún, de ser enemigo del propio Dios, una suerte de demonio que fue a la tierra para destruir cuanto se hubiera creado; de vivir a mi manera, de respirar, de ser un renegado en mi propia tierra, de haber estado en Italia y Suiza con vanos objetivos; se me acusa de reaccionar como un animal cuando alguien hería mi vanidad con una crítica, de mis terribles sátiras contra los que consideraba mis enemigos, de humillar a Southey, a lord Castlereagh, a la Edimburgh Review y a tantos otros quienes se burlaron de mis primeros versos: The Hours of Idleness; dijeron también que escribí Manfred para competir con el Fausto de Goethe, mis dramas para que los comparasen con los de Shakespeare, y Don Juan, para desplazar a Dante y a su Divina comedia. Y todo lo hice con el objetivo de hacerme grande, afirman muchos, para que el mundo entero me conociera e idolatrara. Ah, se han dicho tantas cosas de mí. Se ha dicho también que incursioné en la política y en la guerra por las mismas fútiles razones: vanidad y egolatría; que no tuve amigos por considerarme superior a todos, que solo aceptaba la amistad de los grandes artistas, políticos o intelectuales, si es que eso me servía para algo, para alcanzar mi objetivo de figuración y alabanzas. Por último se dice que ya pasé de moda, que mi poesía cayó en el olvido, que Hölderlin y Keats perduran mientras que yo me hundo en un irremediable vacío, que soy más un símbolo de rebeldía, un héroe del pasado, que un escritor famoso.

Se me acusa de todas estas cosas. Pero, pensándolo bien, no haré aclaratoria alguna. Y no lo haré porque todas son ciertas, o al menos la mayoría de ellas. La verdad es que me siento muy bien flotando en este mundo de nubes de colores. Ya tienen mis poemas, que sigan las críticas y las conjeturas, ya no me afectan… ¿Mi vida en la Tierra?, no me quejo, fue corta pero intensa. ¿Y mi vanidad?, ¡ja!, ahora sé de dónde viene… así que, ¡patrañas, sigo siendo el más grande poeta de todos los tiempos!

 

Heberto Gamero Contín

Del libro “Escritores”, 2015

Heberto Gamero Contín (Venezuela, 1952). Galardonado con importantes premios literarios en su país (Concurso Anual de cuento del diario El Nacional 2008 y finalista en el mismo concurso en 2011), ha publicado Los zapatos de mi hermano (Editorial Equinoccio de la Universidad Simón Bolívar, 2010), Cuentos de pareja y otros relatos (Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, 2010), Caracas-Ushuaia (Monte Ávila Editores, 2012), Taller Aprende a escribir un cuento (Círculo de Escritores de Venezuela, 2015), la trilogía sobre Escritores, Pintores y Músicos (Cersa Editorial, España 2016). Otras publicaciones: Inventores, Dos regalos, Más allá de una marca, Tras la puerta de abril y Quién dijo que Dios no sabe de negocios.

Durante diez años dictó talleres y conferencias a beneficio de la Fundación Aprende a Escribir un Cuento (FAEC). Actualmente reside en Madrid.

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JOSÉ PULIDO: LA CIUDAD Y LOS ESCRITORES

José Pulido (Villa de Cura, Aragua, Venezuela, 1945)

 

LA CIUDAD Y LOS ESCRITORES

Un conocido poema de Kavafis dice:

 

“No hallarás nuevas tierras, no hallarás otros mares.

La ciudad te seguirá. Vagarás por las mismas

calles. Y en los mismos barrios te harás viejo;

y entre las mismas paredes irás encaneciendo”.

Cada ciudadano crea con su huella una partícula de ciudad. El ciudadano construye la ciudad; inclusive el ciudadano que jamás coloca un ladrillo, o una piedra, un cable o un tubo: todos los habitantes van haciendo la ciudad según sus intereses y sus ignorancias, sus conocimientos y sus sentimientos.

Y al mismo tiempo, la ciudad va procreando los ciudadanos que necesita para descomponerse o embellecerse, para sublimarse o envilecerse.

Hay paisajes en la ciudad que pueden marcar para siempre una vida o muchas vidas. Cada paisaje urbano contiene otro paisaje y dentro de ese otro paisaje anidan los espacios que usa el alma para ejercer la nostalgia o el ensimismamiento. He ahí los paisajes de la memoria, manifestándose en los sueños de los seres que disfrutan y padecen los laberintos de la urbe.

¿Cómo influye la ciudad en el conductor de autobús? Hace que coloque en su vehículo un enorme anuncio de su fe, la imagen de una virgen, un santo o cualquier deidad milagrera, sin que esto le impida detestar a los ancianos

porque se mueven lentamente y no pagan pasaje.

 

Todo eso y más, hacen que la ciudad a su vez sea un caos en lo metafísico, en lo amoroso, en lo auditivo, en lo visual. Pero ese caos es lo que genera situaciones de asombro que pueden constituirse en obra de arte y en historia. En literatura, poesía, teatro, cine o danza. Creaciones que sirven en todo caso para enaltecer la espera. Porque como ya lo dijo Jorge Luis Borges hay que ensayar el futuro ¿y cómo se ensaya el futuro? Pues con la esperanza.

 

Escritores que vivieron en Venezuela

Algunos destacados escritores de otros países vivieron mucho o poco tiempo en Caracas y escribieron una o varias obras en este lugar. ¿Cómo influyó en ellos la ciudad? Seguramente eso equivale a hurgar más minuciosamente en sus textos, pero sin duda alguna debe haber algo en sus escritos que refleje el tiempo vivido en estas calles y en estos cuartos amparados por el Ávila.

En el año 1894 se estableció en Caracas el poeta José Asunción Silva como Secretario de la Legación de Colombia en Venezuela. Y aunque su estadía fue de pocos meses, resultaron tan intensos que se dedicó a escribir una novela titulada “Amor”, regresó antes de tiempo a Bogotá y se dio un tiro en el corazón.

José Asunción Silva decía que El Cojo Ilustrado era “Un periodicazo mensual donde escriben los mejores”. El Cojo Ilustrado, dirigido por Herrera Irigoyen, anunció que publicaría los cuentos negros de José Asunción Silva y una novela que titularía “Amor”. El poeta se encerró a escribir la novela, pero de repente sintió deseos de ir a Bogotá. Entonces su barco naufragó y después de eso, ocurrió el suicidio.

Caracas le había dado muchas alegrías. A Emilio Cuervo Márquez le confesó: “Aquí me han recibido como no merezco; no sé cómo hacer para devolver atenciones y bondades y fiestas. El país va bien, rebosa de oro, tiene el sentimiento del arte y adora la buena literatura. En Bogotá hay muchos que creen lo contrario en lo referente a los dos últimos párrafos; pues bien, están equivocados de medio a medio”.

En Venezuela vivieron y trabajaron Gabriel García Márquez, Alejo Carpentier, Manuel Mejía Vallejo, Manuel Puig, Plinio Apuleyo Mendoza, Alfredo Pérez Alencart, José López Rueda, Tomás Eloy Martínez, Isabel Allende entre otros.

Su estancia en Venezuela le aportó más conocimientos a Carpentier sobre la lengua castellana enriquecida y divinamente atormentada por el Nuevo Mundo; le destapó más claridad respecto a las maravillas del trópico; le suministró los nombres de las cosas olvidadas, silvestres, diminutas y clandestinas; le hizo comprender al detalle la presencia del barroco en lugares que fueron puertos donde se mercadeaba la modernidad, como Ciudad Bolívar, que alguna vez vio pasar barcos de vapor similares a los que recorrían el Mississippi.

Venezuela le proporcionó a Carpentier un ambiente idóneo para desarrollar varias de sus obras. Según ha escrito el profesor Alexis Márquez Rodríguez:

“Residenciarse en Caracas, contratado para un trabajo publicitario que él dominaba como pocos, bien remunerado y en compañía de un equipo en que figuraban varios intelectuales, entre ellos jóvenes escritores y artistas en ciernes, le proporcionó a Carpentier algo que siempre había buscado afanosamente: tiempo y tranquilidad para emprender la obra literaria que, por vocación y por responsabilidad ciudadana, se sentía obligado a realizar”.

Alejo Carpentier vivió durante catorce años en Venezuela, junto con su esposa Lilia. Fue contratado inicialmente por su amigo Carlos Eduardo Frías para trabajar en la agencia pionera ARS Publicidad. También escribía en El Nacional sobre libros y música. Le gustaba caminar y se iba desde el lugar donde quedaba la agencia publicitaria hasta el periódico. Allí se encontraba con otro de sus amigos: Miguel Otero Silva.

Varias de sus novelas fueron escritas en Caracas. Después regresó a Cuba donde ejerció funciones diplomáticas para el gobierno cubano.

Mejía Vallejo

Manuel Mejía Vallejo, el narrador colombiano, trabajó en Maracaibo desde 1950 hasta 1952. Se ganó el concurso de cuentos de El Nacional de Venezuela y el concurso de cuentos de El Nacional de México. Fue el primer latinoamericano que ganó el Premio Nadal y muchos años después de eso obtuvo el Premio Rómulo Gallegos con su novela La casa de las dos palmas. Era periodista. Trabajó como redactor de planta del diario Panorama de Occidente, en Maracaibo. El gobierno de Pérez Jiménez lo expulsó por sus editoriales. En Maracaibo se sintió tan a sus anchas que escribió sus cuentos más reconocidos y premiados.

García Márquez

En 1957 Gabriel García Márquez estaba en París, sin trabajo y sin dinero. Su amigo Plinio Apuleyo Mendoza, era jefe de redacción de la revista Élite de Caracas y le pidió varios trabajos para la publicación caraqueña. Luego Plinio Apuleyo Mendoza le consiguió trabajo en la revista Momento; Trabajó en Venezuela durante los últimos tiempos de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez escribiendo crónicas inolvidables.

En marzo de 1958 viajó a Barranquilla para contraer matrimonio con Mercedes Barcha. En mayo de ese mismo año apareció «El coronel no tiene quien le escriba», en la revista Mito de Bogotá. El Gabo también trabajó en las revistas Élite y Venezuela Gráfica. Abandonó su colaboración en la revista Momento porque estaba escribiendo «Los funerales de la Mamá Grande».

El Gabo es el más venezolano de los escritores colombianos y aunque tuvo tiempos mejores en otros lugares, nunca dejó de recordar su paso por Caracas. «El otoño del patriarca», su obra maestra incomprendida, revela lo que fue una marca existencial para él. En una reseña biográfica lo señalaron: “Aunque su actividad periodística en Venezuela es muy intensa, García Márquez no abandona el quehacer literario: escribiendo sólo los domingos, redactó casi todos los cuentos de Los funerales de la Mama Grande”.

Según Plinio Apuleyo Mendoza, uno de sus mejores amigos, la caída del dictador venezolano fue el germen de «El otoño del patriarca».

 

William Faulkner y Juan Rulfo

En una ocasión vino invitado a la hacienda de un amigo, el escritor William Faulkner. Estuvo en Caracas. Se reunió con los escritores agremiados. No sé mucho sobre esa visita, pero Faulkner es uno de mis escritores preferidos. Sí conocí a Isabel Allende, y a Manuel Puig, también a Tomás Eloy Martínez. Y tuve el privilegio de ser amigo de Manuel Mejía Vallejo, quien se quedaba en nuestra casa cuando visitaba Caracas.  Manuel Puig era un ser humano extraordinario. Estuvo poco tiempo en Venezuela porque no le ofrecieron un empleo que le sirviera para escribir con tranquilidad.

Juan Rulfo vino una sola vez y no sintió ningún deseo de quedarse en Caracas. Lo atracaron por los lados de Parque Central y lo golpearon con tanta saña que al día siguiente parecía un boxeador que ha perdido la pelea.

Sobre Rulfo sí puedo decir, con toda certeza, que esta urbe intensa y atropelladora lo marcó para siempre. Fue una vergüenza para el gentilicio. Porque en vez de golpear a ese señor han debido leerlo.

José Pulido. Destacado poeta, ensayista, editor y periodista, nació en Villa de Cura, Venezuela en 1945. Estuvo a cargo de la prestigiosa Revista BCV Cultural del Banco Central de Venezuela hasta el año 2012. Y de las páginas de arte del diario El Nacional.  Actualmente vive en Génova, Italia, donde ha sido invitado a dar recitales de poesía. Algunos de sus libros han sido recientemente publicados por la Editorial Ítaca en Venezuela.

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@carmencristinawolf editora

 

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