ELLA Y YO, DE MARÍA MAGDALENA GÓMEZ BOZO

 ELLA Y YO

María Magdalena Gómez Bozo

Ella en su inocencia superficial vive como si el mañana fuera el presente que hoy posee. Yo por el contrario, vivo plenamente y atesoro cada minuto del hoy, quizá mañana no haya mañana.

Ella es esa joven muchacha llena de sueños e inocencia juvenil que poco conoce de los rincones oscuros que nos depara la vida. Yo en cambio soy aquella mujer golpeada por los sueños sepultados, cubierto por capas oscuras y densas de realidad.

Ella es la novia joven e independiente. Yo soy la esposa madura y madre pendiente.

Ella es la que con él se escapa los fines de semana en planes de común complacencia, llenos de aventuras al aire libre y amor a flor de piel. Yo soy la que planea con él los fines de semana para que los niños sean felices y sus sonrisas sean nuestra complacencia del momento.

Ella se entrega ingenuamente a él empezando a conocer su cuerpo. Yo soy la que me entrego apasionadamente a él en la majestad del amor conociendo ya todo mi ser.

Ella es la que cree que con muy poco todo lo puede y la vida es un camino amplio puesto a sus pies para alcanzar sus sueños. Yo soy la que con fortaleza se aferra al duro y estrecho camino de la vida, intentando con esfuerzo alcanzar mis sueños.

Ella es la viva imagen de la alegría despreocupada de la vida. Yo soy la que con semblante sereno y calmado se preocupa por la vida.

Ella es la que contempla el amanecer lleno de oportunidades sabiéndose joven. Yo soy la que contempla el cielo crepuscular despidiéndome de mi juventud atesorando cada nueva oportunidad.

Ella bebe apurada la vida, como un shot de tequila. Yo en cambio saboreo con calma cada sorbo del buen vino. ¿Quizá sea el último sorbo sin ahora yo saberlo?

Ella se mira en el espejo con profunda satisfacción; es la digna poseedora de un rostro inmaculado libre de las huellas que el tiempo se encargará de marcar. Yo al mirarme en el espejo veo en mi rostro algunas huellas del tiempo que son insignificantes al lado de aquellas huellas que la existencia se ha encargado de imprimir en mi alma.

Ella es la que deja escapar amores cultivados con esmero. Yo en cambio atesoro y cultivo cada amor en mi vida comprendiendo sus grandezas.

Fueron capas y capas de vivencias en el tiempo que sutilmente se han acumulado una sobre otra en forma de días y meses, luego años y décadas que crearon ese surco entre el “Ella” y el ”Yo”.

Surco que en lo profundo está lleno de experiencias, emociones compartidas, amores, desamores y lugares visitados que viven en nuestro mundo interior, todas vividas en ese compás de horas entre el nacer y morir.

El tiempo es una ola maciza e inexpugnable que nos arropa día a día impidiéndole a Ella seguir siendo Yo, o a ese Yo ser nuevamente Ella.

A veces sueño con descansar de ese Yo cargado de emociones variopintas queriendo ser Ella nuevamente. Pero el tiempo lo hace imposible. Él nos moldea e incluso es bondadoso al permitirnos disfrutar en el interior de nuestros corazones ese Ella que aún vive en el Yo.

Ella, yo, él, nosotras, nosotros, todos, hemos de volver a los amados brazos nuestro Creador, cubiertos bajo el manto de su amor sublime y celestial donde su luz cubrirá nuestras áreas oscuras, fundiéndonos en la inmensidad de su amor, libres por fin del caudal del tiempo.

 

María Magdalena Gómez, una caraqueña amante de las letras, Licenciada en Relaciones Industriales con posgrado en Gerencia de Mercadeo. Un relato de su autoria ha sido publicado como parte del libro de Antologías llamado ”El Jardín del Tiempo: Entre Recuerdos  y Ausencias”, lleva por título «El Tiempo de María Guadalupe».

Tiene en su haber numerosos manuscritos inéditos.

Abril 2023

 

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