Soltar amarras

Por Farah Cisneros

Piensa siempre en lo bueno de las cosas y cambiarás la estructura de la mente.

La capacidad que logremos desarrollar para conectarnos con nosotros mismos es La Actitud.  Cuando logramos concientizar la importancia de estar con nosotros, conocernos y disfrutarnos en la intimidad estrecha del Yo conmigo mismo, se crea el vínculo, el poder y la fuente de vida para estar en equilibrio.

Independientemente de cómo puedan resultar las cosas en lo externo, la percepción individual que tengamos de ello y de cómo interactúan entre sí, en la medida en que poseemos un  mundo exclusivamente nuestro, nos brindará oportunidades no solo de ser libres e independientes, sino además de contar con valiosos recursos para ser y hacer las mismas cosas de maneras diferentes.  Disfrutar y obtener satisfacciones en el intento.  No es fácil, nadie dijo que tendría que ser fácil.  Pero en la medida en que establecemos una impecable relación de trato y comunicación con nosotros mismos, se sellan mágicos acuerdos de alianza que nos dan paz interior, aun cuando haya mucha tormenta en lo externo.  Todo pasa y por tanto también las tormentas, pero el bienestar interior promueve salud y logra consolidar nuestros verdaderos y apreciados principios y valores como personas y seres humanos, capacitándonos para relacionarnos con los demás de una manera más clara, segura y transparente.

Atrevernos a establecer cambios en nuestra vida es todo un tema y para muchos de nosotros es más fácil dejar las cosas así, recoger los vidrios, guardarlos y seguir adelante.  Una de las excusas puede ser que este no sea el mejor momento o que puedo dejarlo para después.

Ahora bien, ¿Cuándo podría ser un buen momento?  ¿Quién dice que este no lo sea?

¿Quién posee el dominio de la vida y de los tiempos, para dejar las cosas que necesitamos arreglar para después?

“Yo fluyo maravillosamente con la vida y me permito disfrutar este momento”

Es la gratitud una inmensa fuente de bienestar que ofrece generoso gozo al espíritu.  Es generadora de una corriente armoniosa que nos conecta y motiva, donde vamos descubriendo que cada vez existen más y más razones por las que agradecer por lo bueno que nos pasa y hasta por lo no tan bueno, ya que cada evento por cuenta propia da la apertura a toda una cadena de circunstancias y consecuencias.

La gratitud es ese estado que  nos reúne con la esencia de la vida.  Honra lo que se encuentra contenido en  nuestro mundo, donde somos beneficiados de una u otra manera en cada detalle de nuestra existencia.

Reconocer y estimular la actitud de agradecer los detalles por tontos que puedan parecernos, nos estimula el optimismo y la percepción para obtener nuevos enfoques de cómo ver y apreciar lo que nos ocurre; conectándonos con la abundancia del Universo, la confianza que procura el declarar la presencia de Dios en nosotros.  Con la gratitud podemos crear una consciencia que nos empodera como verdaderos guerreros para encarar los retos que se nos plantean como valiosas oportunidades para hacernos cargo de nosotros mismos y avanzar.

La misión de aprender a amar y dejarte amar

Te acompañas el resto de tu vida, acostúmbrate a ti y disfrútate.

La vida es regalo.  Es nuestro más importante poder y ahora en este instante mientras lees, está allí aguardándote, esperando por ti.  Es el amor maravilloso de Dios en acción, que fluye constantemente en este momento presente.  Es vigorizante y sutil, fuerte y enteramente vulnerable.

En la gratitud que ofrece entender la vida como una bendición, es de valiosa significación  además de honrarla con una rica abundancia de crecimiento interior, también en el aprovechamiento de lo que tengamos a mano y disposición para llegar a otros de la mejor manera.  Vale la pena.

Al atrevernos a avanzar y establecer los cambios que necesitamos y demandamos, una grata diferencia se abre en la forma y manera de percibir el entorno, la realidad es transformada y comienza a ser diferente el cómo son en él ahora las cosas.

Como el Conejo del cuento de Alicia en el País de las Maravillas, así solemos andar muchos de nosotros, siempre de prisa.  En un agotador círculo vicioso intentando hacer todo a la vez, incluyendo tareas y diligencias que evaluadas por su importancia, prioridad y hasta la lógica común, bien podrían encontrarse planificadas para ser realizadas en otro mejor momento, delegarlas, postergarlas o simplemente obviarlas.  El no saber administrar en rendimiento y efectividad el tiempo, nos crea una gran batalla y resulta de profunda sabiduría detenernos para sincerar un plan, clarificar expectativas y reconocer con sinceridad el rango de nuestras ocupaciones.

Cuando de manera osada pretendemos administrar uno de nuestros mayores recursos como lo es el tiempo, sin planificación alguna o con una que no se compadece con lo que humanamente se puede hacer, resulta factible que impere el caos y hasta la frustración por el acumulado de pendientes por atender.  Esta lid con el tiempo, ocasiona quiebres emocionales importantes que añaden leña al fuego al propiciar o incluso, exacerbar enfermedades físicas que requieren emplear más tiempo en visitas al médico, exámenes, tratamientos, reposos y terapia.  Todo esto para recuperar la salud entonces comprometida para continuar en el caos si no se logra corregir y salir de él.

Tomarnos esta cuestión del tiempo en serio es obvio que nos conviene, demanda un estado de sinceridad, compromiso y disciplina con nosotros mismos, factor que resultará de apreciado beneficio común para todo nuestro entorno familiar y social ya que no estaremos gastando innecesariamente el tiempo y la salud, las oportunidades de ocuparnos y el avance de nuestra propia cadena productiva.

Existen diferentes metodologías a aplicar a los fines de mejorar altamente nuestra efectividad en el aprovechamiento y rendimiento de nuestro tiempo, asunto este que se relaciona de manera personal con cada quien.  ¡Incluye costumbres, gustos y manías!  Incluir, independientemente de la personalidad que se tenga, espacios para el ejercicio, la recreación, meditación y hasta el no hacer nada a ratos, son recursos excelentes para renovarnos totalmente y prolongar nuestro bienestar integral.

           El mayor éxito que puede alcanzar un ser humano es el de conquistarse a sí mismo.

Al atrevernos a hacernos cargo de nosotros mismos, asumimos el mando.  Ocuparnos de ello conlleva a establecer como prioridad el conocernos.  Entender esto va más allá de asearnos, alimentarnos y educarnos entre otras cosas.  De alguna manera podemos decir que se trata de aprender a vivir.

Somos una trilogía representada por nuestro cuerpo, mente y sentimientos o espiritualidad.  Tomarnos tiempo, espacio e incluir de manera permanente como prioridad existencial estar en presencia de uno mismo íntima y naturalmente, nos conecta y estrecha los vínculos para reconocernos.  Aquí podemos iniciar un enriquecedor proceso de aceptación, amor y respeto.

Aprender a reconocernos, aceptar quien se es y aprobarnos, es el resultado  de tomar las decisiones de vivir de manera consciente las emociones experimentadas, los pensamientos que llegan y las acciones que tomamos y esto es aun cuando muchos de nuestros actos se generan inconscientemente.  Al vivir en tiempo presente nuestra percepción es evidencia para  saber que deseamos mejorar o cambiar y como consecuencia ocuparnos en realizar los cambios o correcciones que estimemos.

Para saber más de uno mismo, resulta interesante partir del análisis y la reflexión que hagamos de las capacidades y limitaciones personales con las que contamos.  Al ofrecernos permiso para abrirnos sin autoengaños, podemos obtener la ventaja de desarrollar un interesante descubrimiento con el valioso hallazgo de saber más sobre quiénes somos.  Esta práctica irá fluyendo instintiva y natural con el tiempo, partiendo de la premisa de que todo se mantiene en permanente cambio y transformación.

Por diversas razones y cobrando peso importante la intención latente de caer bien y ser aceptados socialmente, muchos de los seres humanos  construyen y se ponen máscaras.  Estas máscaras disfrazarán y esconderán todo lo que no se desea mostrar… evidenciar.  Al despejarnos y enfocarnos adquirimos la confianza y la seguridad para vivir con una mirada fijada en ser, sentir y hacer quienes somos.

En la renovación de soltar lo que sobra y ya no nos es necesario y fluir con los cambios que representen bienestar estaremos listos para:

Puedo dejar de                                                                    Aceptar que

Criticarme                                                              Mis cambios son positivos

Ofenderme                                                      Mis pensamientos son placenteros

Fingir/Aparentar                 Soy amable y paciente conmigo y con los demás

Avergonzarme                                         Puedo fortalecer mis aspectos débiles

Menospreciarme                           Puedo halagarme.  Elogiarme.  Disfrutarme

Sabotearme                                 Puedo brindarme apoyo, ser mi mejor aliado

Descuidarme                        Es prioritario cuidar mi cuerpo, mente y espíritu

Ignorarme                    Disfruto mirarme, perdonarme y recibirme con amor

Atacarme                                    Vivo en el presente. Fluyo en paz y armonía

 

Existe una paradoja universal que expresa que “Somos aquello que nos negamos a ser, por lo que mientras no me acepte tal como soy, me mantendré en la orilla de quien deseo ser”.

Fragmento del libro ¡Haz lo que te dé la gana!. Segunda edición revisada

 

Farah Cisneros es Fundadora y Directora de EGP Escuela de Gerencia y Pensadores.  Creadora del Programa de Entrenamiento y Desarrollo Integral Personal PEDIP. En ejercicio activo como Asesor-Consultor en metodologías organizacionales en las áreas de planificación, sistemas y procedimientos administrativos.  Certificada como Coach Organizacional (IESA) – Master Practitioner en Programación Neurolingüística PNL. Teacher International Certified Heal Your Life – based on the Philosophy of Louise Hay. Pinealista (Glándula Pineal).  Directora de Relaciones Institucionales del Círculo de Escritores de Venezuela.

 

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