Homenaje a la vida y legado de Simón Alberto Consalvi

Ildemaro Torres – Palabras al cierre del Recital “Poesía en Primavera”

Nacido en Santa Cruz de Mora (estado Mérida), el 7 de julio de 1927. Fallecido en Caracas el lunes 11 de marzo del 2013, habiendo sido por varios años y todavía siéndolo, Editor Adjunto de El Nacional; y asimismo destacado editorialista y calificado columnista, que hizo de su oficina en el diario una fuente permanente de enseñanzas a sus visitantes, y sitio de elaboración de manifiestos y otros documentos de considerable importancia. Honorable Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia. Intelectual de largo y deslumbrante currículo, en este país especial de gente querida, respetada y recordada con una sentimental veneración.
Obras memorables ejecutadas por él: Fundación de la Oficina Central de Información OCI; del Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes; de Monte Avila Editores y la Biblioteca Ayacucho. Junto con crear la revista Imagen, en materia periodística fundó El Mundo y dirigió Elite, Momento y Bohemia.
Egresado de la Universidad Central de Venezuela como periodista, lo hizo también de la Universidad de Columbia graduado como internacionalista. Fue embajador en Yugoslavia, Washington y ante la ONU; Ministro de Relaciones Interiores y encargado de la Presidencia de la República; Canciller en dos ocasiones, en ese Ministerio incorporó retratos de Bolívar realizados por destacados pintores, programó conferencias de Carlos Fuentes y otros ilustres escritores. Para bien de la historia y estudiosos de la misma, dejó en varios textos cuidadoso registro de su ejercicio diplomático; fue biógrafo de prestigiosas figuras de la historia política nacional e internacional, junto con prestar atención a asuntos como el desempeño de nuestra diplomacia, la economía petrolera, la integración de América Latina, el armamentismo nuclear, entre otros. Participó en la elaboración del acucioso estudio dedicado a las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos a través de dos siglos. Hizo valiosos aportes a las negociaciones de paz en los conflictos bélicos centroamericanos (1970-1980). Tuvo una distinguida presencia y participación en el rol del Grupo Contadora. En agosto de 1987 evitó una guerra con Colombia debida al incidente de la corbeta Caldas. Fue un dedicado y decidido activista en el logro de ser ampliada la plataforma marítima de los países del Caribe.
Poco o nada que decir con sentido de revelación acerca de alguien cuya trayectoria y ejecuciones nos eran conocidas, dado cuanto nos significaba lo que él decía, proponía, mostraba, comentaba, razonaba y hacía. Sólo habré de referirme al contenido y algunas derivaciones, de lo que a título personal y pecando de reiterativo suelo llamar regalos de la vida, de los cuales haberlo conocido y la proximidad a él, es precisamente uno de los más extraordinarios y significativos a que yo podía aspirar, con la fortuna de que las circunstancias permitieron que así fuera. Cuando me dije por primera vez, convencido y a título de conclusión, que él me resultaba un “personaje seductor”, caí en duda de si ese era el apelativo indicado, y por suerte vino en mi ayuda un breve texto suyo, escrito a manera de presentación de la gente que menciona en un libro, y lo cito: “Son personajes que, por una razón o por otra, me han seducido a lo largo del tiempo, bien sea por afinidad o por discrepancia, y en la reflexión sobre sus vidas o sus obras he pretendido buscar diversas claves: de ahí el perfil y la sombra. En líneas generales, son textos identificados por el denominador común de la admiración, que no siempre es coincidencia.”; y como cierre decía: “Al reunirlos en volumen pretendo preservarlos del olvido. Aunque esto no es de por sí una garantía de supervivencia, acaso sea un espejismo de la vanidad”.
Todos sentimos hacia él una profunda admiración y un fraternal afecto, pues veíamos en él un amigo entrañable y un maestro de quien siempre tuvimos mucho que aprender, a tono con su cálido y generoso ejercicio de la amistad traducido en una constante disposición al trasiego de cuanto poseía y sabía. Todos le debemos por lo menos (y no es poco) un buen consejo, que como cada quien podía comprobarlo era trascendente y por tanto para toda la vida; este es el que una vez me diera, al preguntarle cómo distribuía su tiempo para poder hacer tantas cosas, en especial escribir, y me respondió: “si lo preguntas porque quieres ser escritor es prioritario que dediques tiempo para leer, es un deber a cumplir”, y acerca de la importancia de hacerlo me citó lo afirmado por JL Borges, de sentirse más orgulloso de lo que había leído que de lo escrito por él.
Pleno acierto el de Ramón Hernández al afirmar que “Consalvi fue un sabio silencioso que tenía conciencia del poder de la palabra y la utilizaba con especial cuidado”. Dueño de una apreciable inteligencia y agudeza política, fue un valiente luchador en clandestinidad y otras tormentosas ocasiones, a riesgo de su vida. No quiero, no puedo, dejar de hacer mención del dolor que su muerte nos ha producido, y comentar la impresión que tanto nos conmoviera de constatar la presencia de tal cantidad de amigos en su funeral, y en especial de la sinceridad del afecto, allí palpable.
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Algunas visitas le hice en su casa de Washington, durante la época de embajador; inolvidables encuentros en los que era factible saludar a su esposa, la gran artista María Eugenia Bigott, trabajando en su taller. Y la comprobación una vez más de cuán merecedor él de otro título que entonces se me ocurrió: “Extraordinario factor vinculante”. ¿Por qué lo digo?, porque después de toda una vida admirando y queriendo yo a Miguel Arroyo como mi preferido y más venerado profesor desde mis años de liceísta, SAC no sólo me habló una noche de cómo él y Arroyo fueron amigos de siempre, sino que me reveló que mi maestro era también escritor, comentándome su primera novela de título “El reino de Buría” y el goce admirativo por nuestro coincidente conocimiento de su autor. En una siguiente visita me tenía como regalo un ejemplar de la novela.
Gozó de merecido reconocimiento como creador de la colección Biblioteca Biográfica Venezolana, en la cual me honró invitándome a escribir las biografías de Aquiles Nazoa y Morella Muñoz, estándole agradecido por la validez conceptual de ese hecho. En un acto celebrado en la Escuela de Comunicación Social de la UCV – de cuya primera promoción él formó parte-, miembros del mundo académico incorporados a dicha colección expresaron su agradecimiento al respecto; calificaron de magnífica idea haberla creado y señalaron como experiencia apasionante la de escribir una biografía, hecho novedoso en la vida de muchos de ellos y que los ha enriquecido intelectualmente al ampliarles el abanico tanto de temas de estudio como de posibilidades de expresarse, y porque tiene sentido indagar un pasado remoto, como lo tiene revivir el cercano de alguien conocido con quien además nos percibimos afines.
Confieso ahora la satisfacción sentida desde hace largo tiempo ante nuestra identificación en la gratificante práctica de la escritura y el dibujo como dos formas de expresión amadas y degustadas. El supo ser, y bien le pertenece esta otra denominación, un Activo Promotor de Arte, que nos legó publicaciones y exposiciones con manifiesto sentido de modernidad; ejemplo de ello la colocación espacial y exhibición de los cyberdibujos de Zapata. Veamos: en julio de 1997 el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imber y CANTV presentaron la muestra “Z@P@T@ 50 CYBERDIBUJOS”, a propósito de la entrada de obras suyas a Internet, y fue determinante en ello la colaboración de Consalvi quien escribió la formidable nota del catálogo, de título “ZAPATA On-Line” y en la cual señala entre otras cosas las siguientes: “Julio Verne imaginó como una proeza sin precedentes su vuelta al mundo en ochenta días. Ahora, la vuelta al mundo es instantánea y el hombre, sus palabras o sus signos, están al mismo tiempo en todas partes. En una palabra, Zapata disfruta del don de la ubicuidad”; y agregó cuán enorme es la significación de esos dibujos cibernéticos que “constituyen una presencia venezolana de la mejor calidad en la red de redes”.
El escritor Consalvi en mención que hiciera de su colega peruano Luis Alberto Sánchez, lo citó diciendo “Un historiador es una manera anticuada de ser periodista”, lo cual modificó en estos términos: “Un periodista es una manera contemporánea de ser historiador”.
En una entrevista en 2008 realizada por Maríaeugenia Morales y María Belén Otero dijo: “Espero seguir sobreviviendo. Sobre todo, espero poder sobrevivir a mí mismo”. Sobrevida que percibo asegurada en el alma de cada uno de nosotros.

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