LOUNOJUNTOALOTRO

Por Atanasio Alegre

Cuando la recepcionista termina de dar la información sobre las condiciones de alojamiento en el hotel añade como si se tratara del slogan de un político en campaña: Francia no es solo Paris.

Francia, en el camino hacia Normandía, es, efectivamente, esa alfombra verde de una campiña festoneada por los más variados cultivos:, con mucho agua, con muchos puentes sobre el Sena -algunos de una belleza soberbia como el que une a la ciudad de Le Havre y la población de Honfleur-. La  Francia interior son los viñedos con los pámpanos desmelenados  al viento. Es el vino,  la industria del motor y la del perfume,  como el que usa esta moza morena que atiende  la recepción en este hotel de Le Havre.

Pero Francia no solo es el paisaje sino el paisanaje, sus pobladores. ¿Qué quienes pueblan ahora esta Francia del siglo XXI? Pues, si uno quisiera reseñarlos  atendiendo a los que suben y bajan de los autobuses,  los que toman el tren en las estaciones, los que andan a pie  tendría que contar también, entre ellos, a quienes vinieron  de esas regiones del África donde el sol es tan peligrosamente amigo del hombre. Y son tantos, que uno de los políticos más pintorescamente malévolos, como es el tal Le Pen, ha anunciado que se va a vivir a  la campiña porque prefiere ver las vacas a tanto  árabe en las calles de Paris. Es el tinte moreno  que  cubre hoy  la Francia, reflejado en alguna de  esas novecientas novelas aparecidas este otoño entre las que no faltan títulos de autores de esta derivación morena de la ciudanía actual.

Que así vaya el tema es cosa que merece una explicación, cosa que  ha hecho Michel Huellebecq,  uno de los escritores más connotados por haberse hecho acreedor este año al Premio Goncourt.  Houllebecq tiene la parroquia divida, ya  que no todo aquel que ha comprado alguno de los cuatrocientos mil ejemplares vendidos de su novela El mapa  y el territorio,  lo ha hecho en son de amigo, sino  por tener a mano,  como la niña fea, un espejo. Para tomar el pulso de la Francia  morena de hoy.

La revista alemana Der Spiegel llama a Houllebecq el poeta francés de la  alienación. Pero lo cierto es que la critica encuentra una estrecha vinculación entre El mapa y el territorio con la manera cómo Balzac notarió a la sociedad de su tiempo. Su estilo es lineal, fluido, con personajes a lo Dostojewsky, con guiños al paisaje y con una originalidad que ningún novelista en la larga historia del género había acometido, a saber, convertir en tema de una novela el asesinato de su autor.  A Houllebecq lo asesinan –en la novela-  para robarle el cuadro que un pintor, el protagonista de la obra-  había hecho como gratificación  por haber escrito el texto del catálogo de una  de sus exposiciones.

Sucede, por otro camino,  que desde hace ya algún tiempo circula un libro anónimo, en forma de panfleto, que lleva por título La revolución que viene,  escrito por un comité invisible en  el que se cuenta el trance por el que pasan las sociedades europeas. Se sabe que la obra  salió de una comuna en la localidad de Tarnac en Francia.

Desde cualquier ángulo que se  mire –se lee allí- la llamada sociedad europea no tiene salida. Hay un acuerdo generalizado de que todo lo que hoy está tan mal, va a seguir peor. La cosa es tan grave que estamos dispuestos a fingir ante el hecho de que, teniendo un cadáver sobre la mesa, pasamos por delante sin enterarnos. ¿Cómo salir de esta situación?  Mediante la implantación de la anarquía, sin escatimar ni en la violencia y en terrorismo. Y  es aquí  donde la autoridad ha comenzado a tomar cartas en el asunto.

El panfleto tiene un innegable gancho literario. La primera edición de la traducción alemana  ya  vendió veinticinco mil ejemplares y se dice que el toque literario maestro  se debela pluma de Houllebecq.

Claro, que  hay que contar con otro hecho. El francés -acaba de de decir Umberto Eo en su novela El cementerio de Praga– no sabe bien lo que quiere, lo único que sabe es que no le gusta lo que tiene. Están orgullosos de tener un estado que dicen poderoso, pero se pasan el tiempo intentado que caiga. Ils grognent toujours. Pues bien, podría ser que esto de la revolución que viene en una Europa gobernada por la derecha con la excepción de España, no sea más que otro gruñido en el que haya colaborado un autor con tanta dinamita en la pluma y tan buena seda en la mano como Michel Houllebecq.-

Atanasio Alegre.

Nació en Medellín, en 1950, y comenzó a escribir a principios de la década de los setenta, poco después de entrar a estudiar filosofía en la Universidad Nacional de Colombia. A partir de entonces no hadejado de escribir, publicando sus libros en Venezuela, Colombia y México. Aparte de algunos poemas y cuentos que se sitúan en Nueva York, el resto de su obra se centra en Colombia. Ha publicado las novelas La historia de Horacio, Para antes del olvido, ganadora del quinto Premio Nacional de Novela Plaza & Janés de 1987; El mercado de los gansos y El crepúsculo del hebraísta.  La colección de cuentos El Rey del Honka- Monka y la colección de poemas Manglares.

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