Luis Alejandro Contreras: Selección de poemas

Una torre de Babel

 El presente modifica los sueños

según el curso que toman los vientos.

Cada día emprendo la misión de mi vida

con una determinación extrema.

Al cabo, una voz me llama,

regodeándose en cada letra de mi nombre

y todo norte se me olvida

 

¿Quién me vive?

¿Quién toma mi lugar y pacta con los otros ?

¿ Quién es ése que entra a saquear lo más preciado de mí,

para luego ofrecerlo al mejor postor en la plaza,

como un vil tratante de esclavos?

¿Acaso sea otro yo que no conozco?

¿Será quizás ese tahúr

que acecha siempre detrás de las puertas?

 

¿Quién baila dentro de mí?

¿Quién toma mis horas de goce con el mundo?

¿Quién se apropia, como un vulgar ladrón,

de las huellas de un camino que aguarda

y ha aguardado siempre por mí?

¿Quién es ese que está ansioso

por tomar mi cupo en la escuela del mirar?

 

¿No será, acaso, una estafa ese presente

del que me creo amo y señor, que fui edificando

como una entidad ajena, fuera de mí?

 

Acaso haya estado viviendo

el singular presente de mi vida

como algo ajeno a ese largo hilo de tiempo

que presencia mi presencia.

 

Entonces, son los vientos dentro de mí,

dentro de mi fantasioso presente,

los que modifican mis sueños.

 

Pero la misión de mi vida no puede ser algo

diferente de la misión de cada día.

 

Y el singular presente de mi vida

se compone de mis días,

aún cuando mis días sean, apenas,

ínfimas partículas de ese largo hilo de tiempo

que presencia mi presencia.

Así pues, debo estar atento a las voces

que me llaman.

Debo aprender a escuchar

tanto como debo aprender a distinguir

cuál o cuándo es el momento para la entrega

a los otros o a lo otro.

Soy una torre de Babel como,

por obra y gracia de una mísera enseñanza,

cada hombre fue impelido a ser.

 

***

Vivir sin poesía

Porque sin ella se respira, cada mañana,

al abrir ojos y pulmones a la luz del mundo

es que, intuimos, algo ha fallecido,

no sabemos si dentro o fuera de nosotros,

si en la cama de flores que, en los años de infancia,

acogía lo que presentíamos

(pues palabras no teníamos)

como una amorosa perplejidad

prometiendo un paraíso;

o, acaso, en un resplandeciente afuera

que jamás se preguntó

en piedra o árbol, o en luna o viento

sobre el porqué de nuestras coexistencias.

 

Pero una voz nos murmura en el oído

que es en aquel despintado lecho de la infancia

donde se nos quedó confinada la poesía,

o donde, pudiéramos decir,

a la manera de una novela del suspenso,

nosotros mismos orquestamos la celada

para creer en la derrota de la vida.

***

(Contemplando algunos íconos de AndreiRublev y otros maestros rusos)

¿Qué lugar ha de ocupar Judas

en la mesa, con ese mar tranquilo y gris

en la mirada?

 

¿Qué ropaje vestirá aquel que oculta

un botín que ya aborrece?

 

La gran serpiente enroscada

en la cúpula del cielo

arroja su sombra sobre las copas

de los besos,

copas donde efímeramente se posan

nuestras huellas de adoración y de genuflexión,

de invocación y de libación

Alta y vasta es la entrada

del templo,

como el susurro de un mar

tranquilo y gris

que contempláramos

en soledad

***

Toma luz, toda la noche.

Y has de mi sedienta soledad,

un cuerpo ligero,

un pañuelo teñido

con los colores del día,

flotando como un ave

distraída en el aire,

gozando del soplo

de la brisa;

amando en contrapunto

todo aquello que en el mundo

respira con los ojos

de un breve, compartido

y no temido silencio.

***

Volar hacia otros cielos

A Mery Sananes

 

Pasan los días y todo se le queda en el tintero…

No es modorra ni ausentismo del alma,

sino como una expiación ingobernable

que se ha tendido como una vasta nube

sobre el cielo que nos cubre.

 

Cuando el río del tiempo pasa como una tromba

nada logra sujetar de sus aguas,

pero tampoco obtiene nada de ellas cuando,

a un paso tardo y cantado, le improvisa sus señas de minuet.

 

Y un susurro pasa tenue, sin hacer el menor ruido,

para decirle que todo es sempiternamente pasajero, fugaz,

en el eterno ombligo del tiempo…

 

Cualquier estampa contemplada en la calle

rápidamente se evapora del alma,

asciende hacia otros cielos,

sin conmiseración alguna por la desgarrada memoria;

cual el hálito esbozado en el cristal de la ventana,

cuando asoma sus ojos al mundo

como buscando una esperanza,

en la creencia -candorosa todavía-

de que ese mundo es espejo de nuestra respiración.

 

¿Por qué -se pregunta entonces-

se perfuma de disipación

esta tibia emanación del alma,

sin nombre, ni madre conocida?

 

Y, de improviso, siente en la nuca

el roce de una mariposa

o el aleteo de una polilla,

despidiéndose

en el preciso instante

en que su llama del amor

crepita más ardorosamente.

***

Nadir

El nadir rumorea y me despierta

en medio de las sombras que acechan

en los recovecos de los días.

Suele cantar desde la hondura sublime

para insinuarnos la infinitud de sombra

de que se componen nuestras claridades.

El nadir es la cara que todo lo contempla,

sin argüir discursos.

Su discurso es el silencio,

que doma nuestras voces

y embelesa corazones.

Sin ese mar profundo

subyaciendo en nuestros poros,

revelando que el reverso

es la misma cara de la vida,

¿qué sería de nuestras almas?

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Luis Alejandro Contreras Loynaz

Caracas, 1955

Datos bibliográficos

– Voces Nuevas, Antología de Talleres Literarios del Celarg de 1998-1999. Caracas, 2000.

– Antología, XVI Encuentro internacional de poetas, Zamora, Michoacán, México, 2011. 

– Poetas venezolanos contemporáneos. Tramas cruzadas, destinos comunes, Común Presencia Editores, Colección Los Conjurados, Bogotá, 2014.

– contracorrientes  (sentencias en incertidumbre), BID&CO Editor, Caracas, 2006. Caracas, 2013,

– Cuadernario, Común Presencia Editores, Colección Los Conjurados, Bogotá, 2007

– Días de bruma. Apuntes y fragmentos de vida, amor y muerte de un amanuense griego al servicio del Imperio. BID&CO Editor. Colección Poetas del Hispanomundo. Caracas, 2013

– Ocasional colaborador de algunas revistas y periódicos digitales, tales como, Con-Fabulación, Letralia, Cañasantay el desaparecido elmeollo, entre otras. 

 

 

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