Juan Carlos Méndez Guédez presenta su novela El libro de Esther

Hoy sábado 26 de marzo, en el Centro Cultural Chacao de El Rosal, se presenta la novela El libro de Esther, finalista en el Premio Rómulo Gallegos 2001.

El diario El Nacional (http://www.el-nacional.com) con la firma de Michelle Roche, reseña el arribo a Venezuela del escritor venezolano Juan Carlos Méndez Guédez, nacido en Barquisimeto en 1967. En la escrito de Roche se lee:

“Hemos llegado a  la normalización del horror”. El autor lamenta que hoy el país acepte situaciones que antes hubieran sido inadmisibles.”El autor de El libro de Esther, novela finalista al Premio Rómulo Gallegos 2001, “se encontró con un país donde los estudiantes se cosen las bocas para exigir al gobierno mejores presupuestos para las universidades, donde escasean los productos básicos y donde se cuentan en decenas los muertos del fin de semana.”

Juan Carlos Méndez Guédez es doctor en literatura hispanoamericana de la Universidad de Salamanca. Nació en Barquisimeto, Estado Lara, y actualmente reside en España.  Ha publicado las novelas Retrato de Abel con isla volcánica al fondo (1997), Árbol de luna (2000) y El libro de Esther (1999), con la que fue finalista del premio Rómulo Gallegos. También ha escrito los libros de cuentos Historias del edificio (1994), La ciudad de arena (1999) y Tan nítido en el recuerdo (2002).

Transcribimos a continuación unas líneas escritas por Méndez Guédez , en Tal vez la lluvia (DVD Ediciones 2009): “La ternura es el feroz anuncio de una pérdida: toda belleza oculta su propio castigo”. Michelle Roche señala: “la pasión del autor por las situaciones enternecedoras viene de su interés en el contacto con el otro, pues está convencido de que estop configura en las personas la necesidad del afecto y del pequeño detalle que, aunque está mal visto en los hombres venezolanos, disfruta”. Dice Méndez Guédez: “Me encanta la ternura porque me permite relacionarme con los demás como quiero y no como se me ha construido socialmente para hacerlo.”

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Los estudiantes venezolanos y los ayunos de Mahatma Gandhi

A propósito de la huelga de hambre que actualmente realiza el Movimiento Estudiantil Venezolano,  en defensa de las universidades, en solicitud de  respeto a la autonomía universitaria y para que el Estado apruebe los recursos  que se requieren para su digno y cabal desempeño, nos parece pertinente recordar algunos pasajes de la vida del Mahatma Gandhi. Su prédica central se fundamentó en la “no violencia” y en la “resistencia pacífica”. Métodos muy difíciles de aplicar en la vida práctica, cuando el ser humano es sometido a injusticias intolerables y a  vejaciones por ser considerado inferior, o por disentir de las decisiones de los que detentan el poder. Carmen Cristina Wolf

En esta biografía, que transcribimos de la página www.biografíasyvidas.com, hay un aspecto que queremos resaltar:

“Sus repetidos y dolorosos ayunos (realizó dieciséis, el último de ellos pocos días antes de su fin en un intento de conseguir la paz religiosa de toda la India) eran la prueba de una completa entrega a su causa y consiguieron la devoción de las masas; su palabra apasionada las entusiasmaba, sus plegarias y sus invocaciones al dios Raro, recitadas en público, conmovían y arrebataban al auditorio. Actuó políticamente siguiendo medios que estaban en neto contraste con la práctica dominante, consideró despreciable el principio según el cual el fin justifica los medios”…

“Pasó la infancia en un ambiente familiar ordenado y recogido que dejó en él una huella indeleble. Su padre era funcionario estatal de grado elevado y su madre conservaba una fe religiosa apasionada y operante que se remontaba a las antiguas y sagradas tradiciones brahmánicas e hindúes. Después de haber seguido en su patria un curso regular de estudios y cuando tenía cerca de veinte años, mantuvo durante tres años un primer contacto directo con la cultura occidental, viviendo en Londres, donde esperaba perfeccionarse en los estudios jurídicos.»

«Regresó después a la India; pero no permaneció allí mucho tiempo. Los ideales que guiaron toda su vida y que se identifican con un ardiente amor a la India (cuya antigua civilización y algunas épocas gloriosas de su historia trimilenaria se le aparecían como firmes bases para la deseada unión nacional) y una necesidad innata de llevar a cabo la difícil misión con un espíritu de amor y caridad hacia la humanidad entera, comienzan a revelarse públicamente con el generoso impulso con que Gandhi -habiéndose trasladado en 1893 al África meridional- se dedicó a realizar la obra de redención y de elevación moral y social de muchos millares de indios allí residentes.»

«Numerosas y variadas fueron sus iniciativas humanitarias; instituyó colonias agrícolas y hospitales, y, sobre todo desde entonces, trató de eliminar las castas y religiones que dividían a su pueblo. En sus relaciones y en sus inevitables choques con las autoridades gubernativas de Sudáfrica inauguró un método de lucha, o mejor de resistencia que mantenía el respeto a la persona humana y evitaba la revuelta armada; y ya en África, en 1906, puso en práctica el «satyagraha» («obstinación por la verdad»), conocido en Occidente con el nombre de «resistencia pasiva».»

«Regresó a finales de 1914 a la India, donde llevó una vida retirada hasta 1918, término de la primera Guerra Mundial. A partir de este año, Gandhi fue prácticamente el jefe del movimiento nacionalista. Su bandera, al principio la simple «autonomía», que toma su base de la «autonomía económica» a la que se llega mediante la «no colaboración» y después con la «desobediencia civil», pasa a ser en fin el símbolo de la «independencia nacional» («svaraj»).»

«1920 señala una fecha importante en la vida de Gandhi, porque fue precisamente en este año, en ocasión de la sesión extraordinaria del Congreso Nacional Indio en Calcuta y en la ordinaria celebrada poco después en Nagpur, cuando Gandhi obtuvo un gran éxito personal, por cuanto en la primera fue aprobada y en la segunda ratificada la puesta en práctica de una gradual resistencia pasiva, deseada y ardientemente propugnada por Gandhi.»

«Se convierte entonces en primerísima figura, no sólo en el seno del Congreso, sino en toda la India; y a este año se remonta el título de «Mahatma», que el mismo pueblo le confirió en un impulso espontáneo de entusiasmo y de devoción; y dicho apelativo, que significa literalmente «el magnánimo» y alude a sus dotes de «profeta» y de «santo» que las masas le reconocían, lo glorifica y lo señala para la posteridad.»

«Los períodos sucesivos de la vida de Gandhi muestran una ininterrumpida serie de episodios durante los cuales continuó su actividad política, con pausas más o menos largas pasadas en duras prisiones. De 1930 es una vigorosa llamada directa al pueblo, redactada por entero por Gandhi y sancionada por el Congreso; llamada en la que se siente vibrar toda la pasión y todo el amor de Gandhi por su tierra madre y su anhelo por liberarla de la dominación extranjera. De aquel mismo año es su valerosa actuación contra las leyes del monopolio de la sal y su memorable marcha de tres semanas, osada y simbólica al mismo tiempo, realizada en medio del entusiasmo irrefrenable de las muchedumbres a lo largo del recorrido que separa la ciudad de Ahmedabad de la pequeña localidad costera de Dandi.»

«A finales de 1931 participa en Londres en la segunda conferencia de la Mesa Redonda. Pero la conferencia marcó un fracaso para la causa india. Vuelto a su patria, Gandhi vivió durante algunos años apartado de la política oficial; pero dedicado a su apasionada atención a los problemas sociales, especialmente al concerniente a los «intocables». Reapareció en la escena política en 1940, durante la segunda Guerra Mundial, y con indómita constancia, continuó luchando -siempre inerme- por aquellos ideales de cuya fe nunca se apartó; y así mantuvo una esperanza inquebrantable hasta el día de su sacrificio.»

«Gandhi ha sido jefe y maestro de su pueblo y lo ha guiado a la consecución de la meta que había soñado ardientemente. Gandhi vio la India independiente, aunque no se haya verificado su deseo de fundir hindúes y musulmanes en unitaria convivencia. Y, ciertamente, ello constituyó una espina, a la que se añadieron las amargas desilusiones y dolores por las violencias y los estragos que acompañaron al nacimiento de la Unión India y del Pakistán.»

«Extraordinaria figura de asceta indio, Gandhi no pasó su existencia en el tradicional eremitorio solitario, sino que fue impulsado por su infinito amor a su tierra madre y a sus hermanos a vivir -excepto algunos breves paréntesis- en medio del mundo y a practicar sus virtudes ascéticas, aun permaneciendo en contacto con gobernantes y métodos políticos del pleno siglo XX. El amor («ahimsa») fue su arma política, y se nos aparece totalmente dominado por aquel sentimiento de bondad y de afectuosa dulzura que es la nota dominante del Visnuísmo.»

«Pero el método, diríamos evangélico, predicado y realizado por Gandhi consiguió el deseado triunfo. El desconsolado anuncio hecho a las gentes de que el padre («bap») había muerto, el dolor del pueblo impresionado por la noticia del trágico fin, la consagración de sus cenizas, sumergidas religiosamente en numerosos ríos sagrados del inmenso país, revelaron al mundo que la India había perdido a su más grande santo de la Edad Moderna.”  (www.biografiasyvidas.com)

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Carlos Gottberg ejerce su oficio inevitable

Por Carmen Cristina Wolf

Ayer, en «Poesía en el Friedman», habitamos el gozo de escuchar al poeta venezolano Carlos Gottberg. Rosalina García escribe sobre su obra: “Presa del secreto, de una sabiduría a veces incisiva”… Gottberg vive entre “la belleza y el amor, ese es su oficio inevitable”.

Carlos Gottberg sorprende en cada poema, es aquel que alguna vez escribió: “Amo tu claro espacio / de piedra iluminada / por donde transcurro / muy lejos de la voz / de las agencias funerarias. / No te detengas / cuento tus planetas…No me conformo con mi isla/ batida por los perros / ni con mi copa de obligaciones”…

Carlos Gottberg nació en Carayaca, Estado Vargas. Ha publicado: Digo del otro Árbol (E. Arte Gráfica, Caracas 1951). Otra vez, E. Losada, Buenos Aires, Colección Poetas de España y América, ilustraciones del poeta español Rafael Alberti. Exactamente Humano, Cuadernos de Poesía, Caracas 1956. Estrictamente Humano, Antología, E. Universidad de Carabobo 1951, con ilustraciones de Mateo Manaure. Como quien respira, E. Universidad del Zulia 1956. Los papeles del fuego, E. Lírica Hispana 1966. Caballo de Ceniza, E. de la Dirección de Cultura del Estado Miranda, Los Teques 1966. Testigo soy de ti. Canto a Caracas, E. Del Cencejo Municipal de Caracas 1968. Antes que venga el viento, Antología. Colección Temas y Autores Mirandinos 2001. Con la Luz de Venezuela, en colaboración con Thea Segali, Ed. Arte 1978. El camino de los Arrieros, en colaboración con José Ramón Medina y José Antonio Armas Chitti. Oficio inevitable, E. Círculo de Escritores de Venezuela 2003.

A continuación, como homenaje al Día Internacional de la Poesía, elegimos dos poemas de Carlos Gottberg:

SOL AJENO

Hecho pájaro,

Desde el bosque de oficins

Huyes

Mientras las máquinas conversan

o se entregan secretos

y el papel muere

bajo el peso de tanta sombra.

Quizá nos salvaríamos

Si de repente

pusieras un molino

de viento en el pasillo,

o una torre con grullas

en el subterráneo

donde duermen los autos.

Estaría bien

que el verano

tomara posesión de las esquelas.

Pero alguien

ha cegado la ventana

y todo huele a olvido.

Sólo queda de ti,

de tu esplendor,

la voz de las mujeres

en la oscuridad.

&   &   &

DA LO MISMO

Todo me cansa,

hasta la primavera.

En el cuerpo del día,

en la noche que no me reconoce,

en la furia que habito.

Si escucho que me llaman

imagino un esfuerzo

del viento equivocado.

¿Qué hay de mí en este mar

afirmado y borrado

al borde de los ojos?

Quisiera anticiparme

a la destrucción

pero el pesar me alcanza.

El poeta es apenas

una criatura

dejada por el rayo,

atiende a unas señales

que vienen  de la sangre

o quién sabe de dónde.

Del libro Oficio inevitable, editado por el Círculo de Escritores de Venezuela, Caracas 2003

Carmen Cristina Wolf

Cracas 20 de marzo de 2011

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Miguel Otero Silva, príncipe de las letras

Por Eduardo Casanova

Hace mucho tiempo, cuando oí a un seudoescritor venezolano decir que el éxito de Miguel Otero Silva se debía a que era dueño de El Nacional, mi reacción fue echar a reír. Era evidente que aquel personaje de cuarta categoría no había leído las novelas de Otero, y si había leído alguna, no la había entendido. Miguel Otero Silva fue un excelente escritor, un gran humorista, un buen poeta, un novelista de primera línea, un florentino nacido en Venezuela, que mereció y merece el respeto y el reconocimiento de los venezolanos y los hispanoparlantes en general. Y si algún efecto tuvo sobre su éxito el ser accionista, no dueño, de El Nacional, fue todo lo contrario de lo que decía aquel personaje: lo perjudicó, porque permitió que algunos dijeran lo que él dijo.

Las novelas de Otero Silva fueron en continuo avance, tanto en calidad como en el número de palabras que usó en cada título:Fiebre (1939), Casas muertas (1955), Oficina N° 1 (1955), La muerte de Honorio(1963), Cuando quiero llorar no lloro (1970), Lope de Aguirre, Príncipe de la Libertad (1979) y La piedra que era Cristo (1985), o: Fiebre (una palabra), Casas muertas (dos palabras), Oficina N° 1 (tres palabras), La muerte de Honorio (cuatro palabras), Cuando quiero llorar no lloro (cinco palabras), y hasta allí, porque Lope de Aguirre, Príncipe de la Libertad no tiene seis sino siete palabras y La piedra que era Cristo tiene cinco. Fiebre es una buena novela, pero se mantiene aún dentro de los límites de lo que era la novela venezolana entonces, sin superar a ninguna de las que se escribieron y se publicaron en su tiempo. Casas muertas es un paso adelante dentro de su propia novelística, pero aún le faltaba algo para merecer la posición que después tuvo en la novelística venezolana. Esa posición la alcanzó con Oficina N° 1 y La muerte de Honorio, una obra enteramente petrolera, que refleja con maestría la Venezuela de su momento, y otra que aborda el tema político con un estilo depurado y cada vez más a la altura de los mejores narradores de América Latina.

Y donde hasta supera a la mayoría de los novelistas latinoamericanos de su tiempo es en Cuando quiero llorar no lloro, una obra que quiso hacer paródica, muy a su estilo para burlarse de esa forma de novelar, pero le resultó una de las mejores y más logradas muestras, justamente, de esa forma de novelar. Su penúltima novela, Lope de Aguirre, Príncipe de la Libertad, ya lo coloca muy por encima de la mayoría de los novelistas hispanoamericanos de su momento. Tal como ocurrió con Arturo Uslar Pietri y ha ocurrido con varios novelistas venezolanos, la crítica venezolana fue injusta con esa obra, y, desde luego, ningún crítico extranjero tuvo en más mínimo interés en corregir la falencia de sus colegas venezolanos. Lope de Aguirre, Príncipe de la Libertad ha debido ganar el Premio Rómulo Gallegos que le fue otorgado a una novela de un mexicano (Palinuro de México, de Fernando del Paso, IV Edición del Premio, 1982). Quien haya leído las dos obras se da cuenta inmediatamente de que Otero Silva resultó perjudicado por ser venezolano, porque existía el prurito de que un venezolano no debía ganar el Premio.

Su última novela, La piedra que era Cristo, es un verdadero monumento, una obra maestra, un gran poema en prosa que demuestra un extraordinario dominio del lenguaje y de la técnica de hacer novelas. Desafortunadamente no hubo otra obra, porque el mismo año en que fue editada, su autor murió en Caracas el 28 de agosto. Había nacido en Barcelona de Venezuela, tierra de sus ancestros, en el estado Anzoátegui, el 23 de octubre de 1908. Su padre fue Enrique Otero Vizcarrondo, que hizo una gran fortuna en Barcelona gracias a la Electricidad y a una “Concesión” petrolera, y su madre fue Mercedes Silva Pérez. Luego de estudiar primaria en su ciudad natal, pasó al Liceo San José, de Los Teques, dirigido por el doctor José de Jesús Arocha (elTigre Arocha), una de cuyas hijas era la esposa del médico Daniel Otero Vizcarrondo, tío de Miguel. Allí estudiaba también Arturo Uslar Pietri, así como Espíritu Santos Mendoza, los hijos del general Gómez y varios jóvenes que con el tiempo llegaron a tener posiciones muy destacadas en el país. Luego pasó al Liceo Caracas (después Liceo Andrés Bello), dirigido entonces por Rómulo Gallegos, y allí fue compañero de liceo de Rómulo Betancourt, de su primo Raúl Leoni Otero, de Rafael Vegas, de Jóvito Villalba, Isaac J. Pardo. En 1924 se inscribió en la escuela de ingeniería de la Universidad Central de Venezuela, y pronto empezó a interesarse por actividades muy distintas a la construcción de caminos y cosas por el estilo.

Con el seudónimo de “Miotsi” empezaron a aparecer sus escritos humorísticos en Fantoches y en Caricaturas, pero también en Élite publicó un poema. Junto a Arturo Uslar Pietri, Antonio Arráiz y otros jóvenes participó en la iniciativa de la revista Válvula, relacionada con las corrientes de vanguardia intelectual de su momento. En el carnaval de 1928 estuvo entre los más entusiastas en las actividades desarrolladas por los estudiantes para manifestar su deseo de libertad y su repudio a la dictadura de Juan Vicente Gómez. Su humor y su simpatía lo hicieron notar en los momentos en que los jóvenes fueron arrestados y llevados a Puerto Cabello como prisioneros de la dictadura. En abril, cuando se combinaron algunos de los estudiantes con unos jóvenes oficiales del ejército, Otero Silva estuvo entre los primeros. Por fortuna logró escapar y salió al exilio. Con Gustavo Machado, Rafael Urbina, Rómulo Betancourt y otros muchachos, participó en la toma de Curazao para invadir el país por Falcón en junio de 1929.

En 1930 se afilió al Partido Comunista Internacional, del que se separó dieciséis años después, alegando que no estaba hecho para disciplinas partidistas. Al morir Gómez, como muchos exilados, regresó al país y se incorporó a la vida intelectual y política. Es el tiempo de sus Sinfonías tontas, que, muy a su estilo, firmó con el seudónimoMickey. También muy a su estilo, tanto fustigó al gobierno de López Contreras que fue expulsado del país por comunista.

En México publicó su primer poemario,Agua y cauce, viajó por los Estados Unidos, Colombia y Cuba. En 1940 regresó a Venezuela y publicó su primera novela, Fiebre. Y en 1941, además de fundar un periódico combativo (Aquí Está) emprendió una de sus más exitosas aventuras, al fundar, con “Kotepa” Delgado y Claudio Cedeño El Morrocoy azul, la más exitosas de las revistas humorísticas que ha tenido Venezuela. Además de los fundadores, publicaron textos muchísimos venezolanos ilustres, como Isaac J. Pardo, Aquiles Nazoa, Andrés Eloy Blanco, Antonio Arráiz. Fue, además, la semilla de El Nacional, que nació cuando su padre decidió comprar una buena imprenta para la revista, de lo que derivó, con toda naturalidad, la fundación de un diario que nació en 1943. en plena Guerra Mundial, un diario que transformaría el periodismo venezolano de manera impactante, y del que Otero Silva fue el primer Jefe de Redacción (Antonio Arráiz fue el primer Director). En 1946 se casó con María Teresa Castillo, una de las más destacadas y activas mujeres de su tiempo (ambos fueron los padres de Miguel Henrique y Mariana Otero. Poco antes había vuelto a las aulas universitarias y en 1949 se graduó de periodista. Atosigado por la dictadura y la falta de libertades, optó por apoyarse en su vena literaria y publicó Casas muertas, que le valió el Premio Nacional de Literatura 1955-56, así como el Premio Arístides Rojas. A fines de 1957 y comienzos de 1958 trabajó activamente en el derrocamiento de Pérez Jiménez: junto con Isaac J. Pardo y Elías Toro redactó el famoso “Manifiesto de las Intelectuales”, de cuya impresión y distribución se encargó personalmente. Fue hecho preso por la policía política, y liberado al caer la dictadura. Ese año publicó su Elegía Coral a Andrés Eloy Blanco y participó con entusiasmo en la nueva democracia, y apoyó la candidatura de Wolfgang Larrazábal en las elecciones que ganó Rómulo Betancourt (diciembre de 1958). Fue electo Senador y tuvo una notable carrera parlamentaria.

En más de una vez se convirtió en el “hombre Congreso”, pues su voto rompía los empates. Fue además el impulsor de la creación del Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (Inciba), que tiempo después se convirtió en el Conac. Aunque participó abiertamente en la política venezolana, nunca se dejó tentar por ella como forma de vida. Durante mucho tiempo mantuvo en Arezzo, no lejos de Roma, un palacete al que solía retirarse a descansar y escribir. Siempre fue un verdadero intelectual, capaz de grandes travesuras como la de publicar Las Celestiales, obra irreverente y divertidísima, con coplas recopiladas o escritas por Paco Vera (Francisco Vera Izquierdo) y sesudas explicaciones seudo eruditas escritas por Paco y Miguel con el seudónimo de Iñaqui de Errandonea (que después resultó que existía un cura que tenía ese mismo nombre). Cerca del final de su vida se divorció y se casó con Mercedes Baumeister. Desafortunadamente, un aneurisma de la aorta lo apartó prematuramente de esta vida el 28 de agosto de 1985. Además de novelista, humorista y poeta, fue un excelente periodista y ensayista. Su vida no sólo fue productiva, sino activa y digna de un verdadero renacentista.

Fuente: www.literanova.net

Eduardo Casanova, novelista venezolano. Poeta, biógrafo y ensayista. Miembro del Consejo Consultivo del Círculo de Escritores de Venezuela

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Día Mundial de la Poesía 2011 en Caracas

Por Carmen Cristina Wolf

Con una extensa lectura de poemas, El Círculo de Escritores de Venezuela celebrará el Día Internacional de la Poesía en la Librería Alejandría I, situada en la Avenida Principal de Las Mercedes. Será el jueves 31 de marzo a las 6 de la tarde. Escucharemos a  Anabelle Aguilar, Edda Armas, Alberto Hernández, Belkys Arredondo, Astrid Lander, Carmen Cristina Wolf, Edgar Vidaurre, Mariela Casal, Maite Ayala, Lidia Salas,  Magaly Salazar, Jorge Gómez Jiménez, Ligia Colmenares, Frank Ziccarelli, Jason Maldonado, Linsabel Noguera, Inés Muñoz Aguirre, Isabel Cecilia González, Eddy Godoy, Adelys Marquina, Ana María Velásquez, Flavia Pesci Feltri.

En un principio, escribir poemas puede ser una manera de confesarse ante uno mismo. Una catarsis. Con el tiempo, se transforma en un deseo de trascender más allá de lo efímero. Se intenta fundar un reino perdurable, reconocerse en la página como en un espejo. Puede ser que refleje alguna de las innumerables facetas del ser íntimo y de aquello que nos rodea.

El ser humano pretende ser uno consigo mismo, añora la plenitud, no quiere estar fragmentado en las constantes emociones contradictorias y pensamientos de incertidumbre y temor. Presiente que hay un lugar en su ser íntimo, que es Conciencia Total, sosiego y serenidad.

Al comienzo, se escribe a tientas, como los niños que intentan caminar y se caen. No sabemos adonde nos conducirá la escritura. Pero si perseveramos, sobre todo a través de la lectura y de la observación atenta, puede ser que logremos descifrar qué deseamos lograr fervientemente. Hacia dónde nos lleva nuestra voluntad de escribir. Creo que las ideas y emociones que se agolpan en nuestras cabezas y que deseamos plasmar en el papel, se refinan en la quietud. En el silencio. En esa quietud interna surge el poema, la obra de arte, los descubrimientos de la ciencia.

En los comienzos, no se tiene una idea clara de lo que se desea escribir, sólo se hace desaforadamente. Sin orden ni concierto. Con el tiempo y la reflexión, es posible que el poeta  no escriba por puro hedonismo, solo para acariciar el  ego. Eso no  complace ni me interesa. Se debe hallar un sentido y significación a la naturaleza humana, a sus sufrimientos, alegrías y contradicciones.  Se busca en el poema la esencia de la vida. Y así no se lo proponga conscientemente, algunos de mis lectores encuentran  un faro en medio de la oscuridad de los navegantes.

Escribir poemas se transforma en un ritual, en una ceremonia y también en un juego trascendente. Abre una partida de cartas entre el escritor y su sombra. También con el lector, y la partida es infinita.

Las palabras y las imágenes son los personajes y las historias. El escenario es la página en blanco.

El Día Mundial de la Poesía, es un tributo a la palabra poética que surgió en el año 2001, propuesto por la UNESCO. Se celebra cada 21 de marzo, día del equinoccio de primavera,  con el propósito de consagrar la palabra esencial y la reflexión sobre nuestro tiempo. Este evento fortalece la cultura en nuestro planeta y  se realiza en importantes capitales del mundo como París, Ámsterdam, Berlín, Venezuela y Bogotá. En Europa es llamado Primavera de los Poetas y en Colombia la Común Presencia de los Poetas, por ser instituido por la Fundación que lleva el mismo nombre, la cuál trabaja desde hace dos décadas en la promoción del universo poético en Hispanoamérica.

Con eventos multitudinarios y lecturas múltiples, se realizan actos en diversas latitudes del planeta para celebrar tan importante evento por este género de la literatura. La UNESCO lanzó al mundo el siguiente comunicado para avalar la conmemoración del día mundial de la poesía al instituir ese legado para el mundo:

«Es evidente que una acción mundial a favor de la poesía daría un reconocimiento y un impulso nuevo a los movimientos poéticos nacionales, regionales, e internacionales. Esta acción debería tener como objetivo principal sostener la diversidad de los idiomas a través de la expresión poética y dar a los que están amenazados la posibilidad de expresarse en sus comunidades respectivas.»

La importante celebración en Bogotá, es una de las más concurridas del mundo y cuenta con lecturas de más de 20 poetas de reconocimiento internacional, con la asistencia de cientos de personas que realizan un brindis por la poesía. En lugares emblemáticos de las más importantes ciudades del mundo se efectúan maratones poéticas celebratorias. En París (Vaca Azul y otros recintos), Berlínn (Puerta de Brandeburgo), Bogotá (Gimnasio Moderno), La Plata (Pasaje Dardo Rocha), en Bilbao  (Café Boulevard de Bilbao), Ámsterdam, Méxicoy La Habana, donde los poetas se reúnen el 21 de marzo en plazas, parques y auditorios para dar a conocer su voz profunda y visionaria,  en la espera de un mundo mejor para todos. En Venezuela, diversos grupos celebran este día en distintos eventos y lugares, y los poetas salen a las calles de las principales ciudades del país, a regalar la mayor cantidad de poemas posibles y realizar recitales espontáneos.

Como homenaje a esta fecha, transcribimos unos versos del poeta venezolano Eugenio Montejo:

VUELVE A TUS DIOSES PROFUNDOS

Vuelve a tus dioses profundos;

están intactos,

están al fondo con sus llamas esperando,

ningún soplo del tiempo los apaga.

Los silenciosos dioses prácticos

ocultos en la porosidad de las cosas.

Has rodado en el mundo más que ningún guijarro,

perdiste tu nombre, tu ciudad,

asido a visiones fragmentarias;

de tantas horas ¿qué retienes?

La música de ser es disonante

pero la vida continúa

y ciertos acordes prevalecen.

La tierra es redonda por deseo

de tanto gravitar;

la tierra redondeará todas las cosas

cada una a su término.

De tantos viajes por el mar

de tantas noches al pie de tu lámpara,

sólo estas voces te circundan;

descifra en ellas el eco de tus dioses;

están intactos,

están cruzando mudos con sus ojos de peces

al fondo de tu sangre.




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ALBERT CAMUS Y EL COMPROMISO DEL ESCRITOR

Por Magaly Salazar Sanabria

Camus dice: “¿Qué es un hombre en rebeldía?Un hombre que dice no. Pero negar no significa renunciar porque es también un hombre que dice sí desde su primer movimiento. El Hombre en rebeldía es un esclavo que, habiendo obedecido toda su vida, juzga inaceptable una nueva orden”. Según estas ideas, la actitud de rebeldía constante es una energía espiritual que determina la acción del hombre crítico, humanista, liberador, en el ejercicio de la lucha contra la tiranía que se impone en nombre de la libertad. El escritor debe ser un hombre rebelde y comprometido con el porvenir de la humanidad

Siguiendo las directrices de Camus, mientras el revolucionario sólo quiere transformar el mundo, el hombre rebelde quiere Cambiar la vida. Para realizar tales transformaciones es indispensable proceder con generosidad en relación con el futuro, esto requiere una entrega total al presente. El escritor debe estar presente en estas mudanzas.

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CHARLA SOBRE EL COMPROMISO DEL ESCRITOR, EL 27 DE MARZO A LAS 11 EN LA SALA CABRUJAS

En la Sala Cabrujas el domingo 27 de marzo, a las 11 de la mañana, compartiremos con el escritor venezolano Ildemaro Torres, sus experiencias y opiniones acerca del Compromiso del Escritor en la sociedad actual.

Lugar: Sala Cabrujas, 3ª avenida de Los Palos Grandes con avenida Francisco de Miranda, Torre El Parque, Nivel C 1, entrada lateral derecha. Centro de Cultura Chacao.

Invitación del Círculo de Escritores y Cutura Chacao

Estacionamiento en Parque Cristal.
Entrada libre

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Ildemaro Torres: El compromiso del Escritor domingo 27 de marzo

En la Sala Cabrujas el domingo 27 de marzo, a las 11 de la mañana, compartiremos con el escritor venezolano Ildemaro Torres, sus experiencias y opiniones acerca del Compromiso del Escritor en la sociedad actual.

Lugar: Sala Cabrujas, 3ª avenida de Los Palos Grandes con avenida Francisco de Miranda, Torre El Parque, Nivel C 1, entrada lateral derecha. Centro de Cultura Chacao.

Invitación del Círculo de Escritores y Cutura Chacao

Estacionamiento en Parque Cristal.
Entrada libre

* Ildemaro Torres es Médico Cirujano graduado en la Universidad Central de Venezuela. Doctor en Filosofía de la Universidad de Birmingham, Inglaterra. Profesor Titulat de la Facultad de Medicina de la U.C.V.
Es autor de los siguientes libros: Chile, de Allende a la Junta Militar (1974),Zapata (1979), Ernesto Cardenal en Selentiname (1981), El Humorismo Gráfico en Venezuela (1982, Aquiles Nazoa Inventor de Mariposas (1998,Abilio, Maestro no sólo del Dibujo ( 2000), Historia del Humor Gráfico en Venezuela (2003), Tomo 3 de la Historia del Humor Gráfico Iberoamericano, por invitación de la Universidad de Aolcalá de Heneres y la Editorial Milenio, España; Biografías de Aquiles Nazoa y Morella Muñoz, en la Colección Biblioteca Biográfica Venezolana. La magia del Buen Decir,Antología de Conferencias de Aquiles Nazoa (2010). Coordinó la Edición Aniversaria «Tierra de Gracia» de El Nacional (1985 y es columnista regular de dicho diario.

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Abrazando el Cisne negro en el mes de la mujer

Por Ana María Velázquez

El viaje femenino es un viaje hacia las profundidades del alma. Es sólo allí donde se produce el encuentro de la mujer con sus propias fuerzas arcaicas y sombrías. En esas fuerzas sombrías es donde encuentra su enorme poder creativo, ellas son las que le permiten experimentar su pasión artística y asumir su libertad a plenitud. Como en la película El Cisne negro, del director Darren Aronofsk, lo virginal de la protagonista, Nina, su anhelo de perfección basado erróneamente en la pureza es, precisamente, lo que le impide alcanzar su máximo potencial para interpretar el papel principal en el ballet “El lago de los cisnes”, de Tchaikovsky.  Su danza es carente de pasión, de verdadera emoción. Su creación está condicionada a la techné, a la técnica, más que a su deseo, por eso vive totalmente dedicada a la danza, sin permitirse nada más.

Todo lo contrario ocurre con Lily, otra bailarina que encarna su sombra, aquellos aspectos desconocidos que el ser humano no ve en sí, pero que se perciben en los demás como amenazantes y peligrosos. Lily está plenamente conectada a su sensualidad y, por lo tanto, disfruta enormemente el amor, la fiesta, el baile, su arte se basa en el disfrute del hecho estético, permitiéndose introducir el juego y la dispersión, en vez de aferrarse a la técnica. En medio de las dos bailarinas aparece la figura masculina como una figura iniciática. Thomas Leroy, el director de la compañía de ballet, es el mediador entre el mundo virginal de Nina y el mundo erótico de Lily, un individuo que impulsa constantemente a Nina hacia su máximo logro. Con aspectos de fijación con la figura materna y un final espectacular en el que Nina logra integrar dentro de sí, después de un proceso doloroso, sus energías eróticas, logrando la adoración de un público que queda impactado por sus dos interpretaciones, la del cisne blanco, hermoso, pero frío, y la del cisne negro, lleno de una energía espectacular que hace que le “nazcan alas”, una metáfora del alcance de su libertad. El director logra así recrear el viaje femenino en toda su extensión, no sólo el viaje de la mujer artista sino el de toda mujer que necesite hacer contacto con lo desconocido de sí misma  para enfrentar a un “público”, es decir, a la sociedad toda en el gran teatro del mundo, y dar lo mejor. La película es un reconocimiento del poder de lo femenino y de su capacidad de transformar la angustia, el dolor y la oscuridad en algo valioso para la mujer.

Hoy, en especial, Día de la mujer, y en todo el mes de Marzo, mes de la mujer, es importante reflexionar sobre estos aspectos y proponernos concederle el espacio necesario a todas las fuerzas ancestrales y sagradas que conforman lo femenino.

&   &   &

*Ana María Velásquez es ensayista, poeta e investigadora. Ha obtenido un gran éxito con sus libros de relatos, Creí que me besarías antes de partir y Con los ojos abiertos. Es integrante del Círculo de Escritores de Venezuela.

Ana María ganó el Premio de Poesía 2011 de Latin Heritage Foundation, Estados Unidos.

Felicitamos a la escritora venezolana por haber obtenido el premio, que  consiste en la publicación del poema ganador en la antología Una isla en la isla a ser distribuida en Estados Unidos e Inglaterra. También fueron selccionados los autores venezolanos Pedro Segundo Yajure, Damelis Brito, Rosalinda Mariño, Urbano Antonio Durán.


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Día Internacional de la Mujer 2011

En este día se conmemora la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegral como persona. Es fiesta nacional en algunos países.

El Día Internacional de la Mujer se celebra el día 8 de marzo y está reconocido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La idea de un día internacional de la mujer surgió a finales del siglo XIX, en plena revolución industrial y durante el auge del movimiento obrero. La celebración recoge una lucha emprendida en la antigua Grecia por Lisístrata, quien empezó una huelga sexual contra los hombres para poner fin a las interminables guerras. En la Revolución Francesa las mujeres al grito de “libertad, igualdad, fraternidad”, marcharon hacia Versalles para exigir el sufragio femenino, pero no fue sino hasta los primeros años del siglo XX cuando se comenzó a proclamar, desde diferentes organizaciones internacionales de izquierda, la celebración de una jornada de lucha específica para la mujer y sus derechos.

Hoy, los escritores recordamos a las Mujeres venezolanas que han sembrado de generosidad esta tierra, mujeres como Luisa del Valle Silva, María Teresa Castillo, María Luisa Escobar, Lucila Velásquez, Rosa Melo. y tantas otras que han llenado de luz y esperanza a América. Y a las Mujeres que todos los días salen a la calle a trabajar, que enseñan a sus hijos a vivir con principios y valores de honestidad, libertad y amor por su país.

Para ellas, para todos los que las amamos y las admiramos, este poema de Lucila Velásquez:


«es posible que un día

intercambiemos sitios más lejos en la voz

lugares más difíciles

es decir

por qué no?

que escribamos sin fecha

ni lugar

,ças despacio

una Nota Verbal a la Esperanza

donde hagamos una bella ciudad

a la Igualdad

donde quepan los pueblos

donde se unan los tiempos

o se eliminen las cotradicciones

entre la historia

y la verdad (…)    De Acantilada en el tiempo, 1982

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El Compromiso del Escritor, por Ildemaro Torres, el domingo 27 de marzo

El domingo 27 de marzo a las 11 de la mañana, compartiremos con el escritor venezolano Ildemaro Torres, sus criterios y opiniones acerca del Compromiso del Escritor en la sociedad actual.

Lugar: Sala Cabrujas, 3ª avenida de Los Palos Grandes con avenida Francisco de Miranda, Torre El Parque, Nivel C 1, entrada lateral derecha. Centro de Cultura Chacao.

Invitación del Círculo de Escritores y Cutura Chacao

Estacionamiento en Parque Cristal.
Entrada libre

* Ildemaro Torres es Médico Cirujano graduado en la Universidad Central de Venezuela. Doctor en Filosofía de la Universidad de Birmingham, Inglaterra. Profesor Titulat de la Facultad de Medicina de la U.C.V.
Es autor de los siguientes libros: Chile, de Allende a la Junta Militar (1974), Zapata (1979), Ernesto Cardenal en Selentiname (1981), El Humorismo Gráfico en Venezuela (1982, Aquiles Nazoa Inventor de Mariposas (1998, Abilio, Maestro no sólo del Dibujo ( 2000), Historia del Humor Gráfico en Venezuela (2003), Tomo 3 de la Historia del Humor Gráfico Iberoamericano, por invitación de la Universidad de Aolcalá de Heneres y la Editorial Milenio, España; Biografías de Aquiles Nazoa y Morella Muñoz, en la Colección Biblioteca Biográfica Venezolana. La magia del Buen Decir, Antología de Conferencias de Aquiles Nazoa (2010). Coordinó la Edición Aniversaria «Tierra de Gracia» de El Nacional (1985 y es columnista regular de dicho diario.

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El Dr. Jacinto Convit recibió la Orden de la Legión de Honor del Gobierno de Francia

Jean-Marc Laforêt, Embajador de Francia en Venezuela, entregó el pasado 1ro de marzo, en nombre del Sr. Nicolas Sarkozy, Presidente de la República Francesa, las insignias de Oficial de la Orden de la Legión de Honor al Dr. Jacinto Convit, Director del Instituto Nacional de Biomedicina, en presencia del Sr. Jorge Arreza, Viceministro de Desarrollo científico y tecnológico, como de destacadas personalidades.

En su discurso, el Embajador saludó el “momento especial” que representaba esta condecoración e hizo énfasis en el “honor” que le ofrecía esta oportunidad de rendir un homenaje a la obra y al trabajo del Doctor Jacinto Convit, una “autoridad internacional”,laureado de numerosos premios tantos nacionales como internacionales.

Recordó que la Legión de Honor es la más alta distinción honorífica de la República Francesa, instaurada en 1802 por Napoleón Bonaparte, que recompensa desde su creación los méritos eminentes prestados a Francia por sus ciudadanos o por importantes dignatarios extranjeros. El Embajador subrayó que la atribución de esta prestigiosa condecoración, altamente selectiva, recae en una decisión del Presidente de la República Francesa y significa “la voluntad particular del Gobierno francés de poner de relieve la trayectoria ejemplar de un gran Venezolano”.

El Embajador recordó a los presentes los meritos como la importancia del trabajo del Dr. Convit durante su larga y exitosa carrera de investigador, cuyo reconocimiento internacional resaltó con el descubrimiento de una vacuna curativa contra la lepra. También quiso recordar que “si vencer al prejuicio social fue, de cierta manera, más difícil que vencer al bacilo”, el trabajo del Doctor Convit fue “sumamente importante y tuvo un papel histórico: su vacuna impidió la difusión del virus y permitió la no contaminación de los familiares del leproso”.

El Sr. Laforêt hizo énfasis sobre el carácter de “verdadero visionario” del Doctor, quien “conservó durante toda su carrera el entusiasmo intacto por las causas nobles de la medicina”. Recalcó que el Dr. Convit fue galardonado en 2009 con el Premio de la Fundación Alstom, que recompensó su proyecto de prevención sanitaria de los indios Warao del Delta del Orinoco, y añadió que el Doctor, estando a la cabeza del Instituto de Biomedicina, “puso en marcha un tratamiento inmunológico experimental contra el cáncer” que actualmente se encuentra en fase de estudio.

Pero más que todo, el Embajador quiso subrayar que “este gran médico es también un verdadero humanista”.

El Sr. Laforêt saludó el papel ejemplar de “servidor del servicio público” que tuvo el Doctor, quien “nunca ha pedido un solo bolivar a sus pacientes”. Resaltó que el Doctor Convit, durante su larga carrera, fue un hombre de ciencia “totalmente desinteresado”, quien ofreció el resultado de sus investigaciones a la humanidad a través de un donativo a la Organización Mundial de la Salud (OMS). El Sr. Laforêt también quiso recordar que el Dr. Convit, un “hombre de convicción”, ha trabajado durante su vida entera para que “los enfermos puedan gozar del beneficio de las patentes”. El Embajador puso en relieve la “lucha del Dr. Convit para conseguir la justicia social”, subrayando que “el enfoque de su trabajo de investigación sobre la lepra fue la defensa de los derechos humanos de los leprosos, quienes sufrían, en los años 30, del aislamiento compulsivo”. Precisó que las investigaciones del Doctor convirtieron a Venezuela en un país pionero de la medicina a nivel mundial, subrayando que “gracias al trabajo del Doctor, Venezuela decidió la abolición del sistema del aislamiento de los leprosos. Y fue el primer país en el mundo en hacerlo. Después, la OMS se inspiró del modelo venezolano para ampliar esta medida al nivel internacional”.

El Sr. Laforêt hizo también una comparación entre el Dr. Convit y otras grandes personalidades, como el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer y el Embajador y escritor francés Stéphane Hessel : los tres tienen una muy amplia trayectoría y, buscando siempre ideas nuevas o proyectos nuevos, intentan mejorar la condición del ser humano. Son verdaderos ejemplos para las generaciones futuras.


El Embajador Laforêt finalizó su discurso con estas palabras:

Estimado Doctor, Usted dice a veces que “el más hermoso de los premios es la sonrisa de un paciente curado, una recompensa que no se ponga en una pared sino que se pueda guardar en el corazón”. Es con mucho corazón y mucha afección que tengo ahora el honor de devolver a Usted, y en francés, estas tan merecidas insignias de la República francesa:

Docteur Jacinto Convit, au nom du Président de la République française, je vous remets les insignes d’Officier de l’Ordre national de la Légion d’Honneur.»

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LOUNOJUNTOALOTRO

Por Atanasio Alegre

Cuando la recepcionista termina de dar la información sobre las condiciones de alojamiento en el hotel añade como si se tratara del slogan de un político en campaña: Francia no es solo Paris.

Francia, en el camino hacia Normandía, es, efectivamente, esa alfombra verde de una campiña festoneada por los más variados cultivos:, con mucho agua, con muchos puentes sobre el Sena -algunos de una belleza soberbia como el que une a la ciudad de Le Havre y la población de Honfleur-. La  Francia interior son los viñedos con los pámpanos desmelenados  al viento. Es el vino,  la industria del motor y la del perfume,  como el que usa esta moza morena que atiende  la recepción en este hotel de Le Havre.

Pero Francia no solo es el paisaje sino el paisanaje, sus pobladores. ¿Qué quienes pueblan ahora esta Francia del siglo XXI? Pues, si uno quisiera reseñarlos  atendiendo a los que suben y bajan de los autobuses,  los que toman el tren en las estaciones, los que andan a pie  tendría que contar también, entre ellos, a quienes vinieron  de esas regiones del África donde el sol es tan peligrosamente amigo del hombre. Y son tantos, que uno de los políticos más pintorescamente malévolos, como es el tal Le Pen, ha anunciado que se va a vivir a  la campiña porque prefiere ver las vacas a tanto  árabe en las calles de Paris. Es el tinte moreno  que  cubre hoy  la Francia, reflejado en alguna de  esas novecientas novelas aparecidas este otoño entre las que no faltan títulos de autores de esta derivación morena de la ciudanía actual.

Que así vaya el tema es cosa que merece una explicación, cosa que  ha hecho Michel Huellebecq,  uno de los escritores más connotados por haberse hecho acreedor este año al Premio Goncourt.  Houllebecq tiene la parroquia divida, ya  que no todo aquel que ha comprado alguno de los cuatrocientos mil ejemplares vendidos de su novela El mapa  y el territorio,  lo ha hecho en son de amigo, sino  por tener a mano,  como la niña fea, un espejo. Para tomar el pulso de la Francia  morena de hoy.

La revista alemana Der Spiegel llama a Houllebecq el poeta francés de la  alienación. Pero lo cierto es que la critica encuentra una estrecha vinculación entre El mapa y el territorio con la manera cómo Balzac notarió a la sociedad de su tiempo. Su estilo es lineal, fluido, con personajes a lo Dostojewsky, con guiños al paisaje y con una originalidad que ningún novelista en la larga historia del género había acometido, a saber, convertir en tema de una novela el asesinato de su autor.  A Houllebecq lo asesinan –en la novela-  para robarle el cuadro que un pintor, el protagonista de la obra-  había hecho como gratificación  por haber escrito el texto del catálogo de una  de sus exposiciones.

Sucede, por otro camino,  que desde hace ya algún tiempo circula un libro anónimo, en forma de panfleto, que lleva por título La revolución que viene,  escrito por un comité invisible en  el que se cuenta el trance por el que pasan las sociedades europeas. Se sabe que la obra  salió de una comuna en la localidad de Tarnac en Francia.

Desde cualquier ángulo que se  mire –se lee allí- la llamada sociedad europea no tiene salida. Hay un acuerdo generalizado de que todo lo que hoy está tan mal, va a seguir peor. La cosa es tan grave que estamos dispuestos a fingir ante el hecho de que, teniendo un cadáver sobre la mesa, pasamos por delante sin enterarnos. ¿Cómo salir de esta situación?  Mediante la implantación de la anarquía, sin escatimar ni en la violencia y en terrorismo. Y  es aquí  donde la autoridad ha comenzado a tomar cartas en el asunto.

El panfleto tiene un innegable gancho literario. La primera edición de la traducción alemana  ya  vendió veinticinco mil ejemplares y se dice que el toque literario maestro  se debela pluma de Houllebecq.

Claro, que  hay que contar con otro hecho. El francés -acaba de de decir Umberto Eo en su novela El cementerio de Praga– no sabe bien lo que quiere, lo único que sabe es que no le gusta lo que tiene. Están orgullosos de tener un estado que dicen poderoso, pero se pasan el tiempo intentado que caiga. Ils grognent toujours. Pues bien, podría ser que esto de la revolución que viene en una Europa gobernada por la derecha con la excepción de España, no sea más que otro gruñido en el que haya colaborado un autor con tanta dinamita en la pluma y tan buena seda en la mano como Michel Houllebecq.-

Atanasio Alegre.

Nació en Medellín, en 1950, y comenzó a escribir a principios de la década de los setenta, poco después de entrar a estudiar filosofía en la Universidad Nacional de Colombia. A partir de entonces no hadejado de escribir, publicando sus libros en Venezuela, Colombia y México. Aparte de algunos poemas y cuentos que se sitúan en Nueva York, el resto de su obra se centra en Colombia. Ha publicado las novelas La historia de Horacio, Para antes del olvido, ganadora del quinto Premio Nacional de Novela Plaza & Janés de 1987; El mercado de los gansos y El crepúsculo del hebraísta.  La colección de cuentos El Rey del Honka- Monka y la colección de poemas Manglares.

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ANTONIO ARRÁIZ, LA REBELDÍA Y EL TALENTO

Por Eduardo Casanova

En 1938 el poeta Antonio Arráiz, barquisimetano nacido en 1903, generó un pequeño escándalo en la pacata sociedad de Caracas al publicar, en 1938, Puros hombres, una estupenda novela testimonial, construida a partir de la realidad de las cárceles gomecistas, en la que no escatimó expresiones malsonantes y todo tipo de crudezas.

Fue un escándalo parecido al que causó en Estados Unidos (y Francia) Henry Miller (1991-1980) al editarse Trópico de Cáncer en 1934, aunque el norteamericano no tocaba para nada la política y el venezolano sí. O, en menor grado, comparable con el alboroto que se armó en París cuando Céline (Louis Ferdinand Destouches) dio a conocer su Viaje al fin de la noche (Voyage au bout de la nuit), en 1932, novela que sí tocaba el elemento político, pero en forma muy distinta a la de Puros hombres.

Un par de años antes se había editado en Venezuela Memorias de un venezolano de la decadencia, de José Rafael Pocaterra, de modo que el tema ya era conocido, pero la forma en la que lo trató Arráiz resultó demasiado para la Caracas provinciana de entonces, que a lo sumo podría tolerar una que otra “grosería” que con cierto rubor intercalaban los novelistas del realismo (los de Fantoches, Válvula o El Ingenioso Hidalgo), que preferían ser algo audaces en las situaciones a serlo en el lenguaje. De 1931 en adelante más de una matrona había fruncido la nariz porque Arturo Uslar Pietri habló de nalgas en Las lanzas coloradas.

En su mundo de poeta, Arráiz ya había quebrantado las reglas de la pequeña ciudad que siempre dormitaba “a los pies del Sultán enamorado”, cuando en 1924 dio a conocer su primer poemario, Áspero, en versos libres y en el que trataba temas un tanto audaces para su momento, con un lenguaje que parecía demasiado adelantado y que debe haber desconcertado a los poetas ilustres de aquel tiempo. Y como novelista sus únicos antecedentes serían Blanco Fombona y Pocaterra, pero ninguno de los dos llegó a los niveles de audacia y fuerza expresiva de Arráiz, ni tuvieron la calidad de la prosa de Arráiz.

No era su primera incursión en el campo de la novela: en 1931 había ganado un premio en Buenos Aires con Los lunares de la virreina. Sus otras novelas (Dámaso Velásquez, editada en 1943 y reeditada en 1950 con el título El mar es como un potro, y Todos iban desorientados, 1951, no alcanzan la misma dimensión de Puros hombres, aunque son novelas excelentes). Sus cuentos publicados inicialmente en la Revista Nacional de Cultura y recogidos en 1945 en el libro Tío Tigre y Tío Conejo, son únicos en nuestra literatura. En ellos Arráiz se apoya en la chismografía rural venezolana, tal como Uslar Pietri (que los elogió mucho) en Red, en treinta hombres y sus sombras y en las obras teatrales El día de Antero Albán y Chúo Gil y las tejedoras. Se trata de un muestrario del mundo picaresco que rodaba a Juan Vicente Gómez e integraba la nueva plutocracia petrolera caraqueña, con una notable carga de humor bien entendido. Antonio Arráiz nació en Barquisimeto el 27 de marzo de 1903.

Luego de estudiar primaria en su ciudad natal, a los trece años entró en Caracas al Colegio Católico Alemán, luego pasó por el Liceo Caracas, en donde conoció a muchos de los que integrarían con él la Generación del 28, y a los dieciséis años (1919) se fue a los Estados Unidos, aparentemente con la idea de hacerse aviador o actor de cine. Llegó a pasar hambre, luego de desempeñar varios trabajos de poca monta, y hasta tuvo que pasar noches, como un vagabundo, en las grandes tuberías del Subway que aún esperaban para ser colocadas y estaban en el Central Park, porque no tenía ni dinero ni dónde dormir. Se enroló en la Marina, pero fue declarado no apto para el servicio militar y en 1922, a los diecinueve años, volvió a Caracas.

No siguió estudios formales, pero fue un gran lector y tenía una gran facilidad para absorber conocimientos. Trabajó como jefe de propaganda de los cines Rialto, Rívoli y Ayacucho y se dedicó a los deportes y a la lectura, y en 1924 se dio a conocer como poeta, influenciado tardíamente por Walt Whitman (1819-1892) y otros poetas del Norte. En su poesía defendía lo indígena y repudiaba la herencia española, en lo que incluía el catolicismo. En el carnaval del 28 se incorporó con gran entusiasmo a la protesta estudiantil, y en abril estuvo entre los que promovieron un golpe militar para deponer al general Gómez. Preso en La Rotunda inicialmente, después conoció el Castillo de las Tres Torres en su ciudad natal. Tras siete años de castigo, parte de encierro y parte de confinamiento en Barquisimeto, desde donde publicó algunos trabajos con seudónimo, especialmente en La Gaceta de América, que dirigía Inocente Palacios.

En ese tiempo escribió también su primera novela: Los lunares de la Virreina, que ganó un Premio promovido por el Diario La Prensa, de Buenos Aires. Finalmente salió hacia Ecuador y Colombia. En abril de 1936, ya muerto el general Gómez, regresó al país y fue de los que pudo aprovechar la nueva situación de Venezuela, que conducida por Eleazar López Contreras se adentraba por los caminos de la democracia. Fue redactor del diario Ahora y colaborador de otras publicaciones. Fue Secretario de la Gobernación del Estado Carabobo y ocupó brevemente un cargo en el servicio exterior. En 1943 fue llamado por otro de los miembros importantes de la Generación del 28, Miguel Otero Silva, para que trabajara como Director del diario que los Otero crearon: El Nacional. Fue el primer director, por demás exitoso, de ese diario que cambiaría radicalmente el periodismo en Venezuela.

No aprobó el derrocamiento de Medina Angarita, pero repudió con más fuerza el derrocamiento de Rómulo Gallegos en noviembre de 1948. Y el 6 de enero de 1949 se fue definitivamente de Venezuela, a ocupar un cargo modesto en la ONU, un cargo en el Departamento de Publicaciones que, por lo menos, le permitía sobrevivir con su familia. Murió en Westport, NY, el 6 de septiembre de 1962. Un ataque cardíaco fulminante se lo llevó cuando apenas despuntaba el sol, sin enterarse de que él mismo era un sol en las letras venezolanas.

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Pedro Grases y el Surrealismo

Por Carlos Maldonado-Bourgoin

Aspecto insospechado en la vida de Don Pedro Grases, erudito académico, emérito profesor y humanista, fue su cercanía con los movimientos estéticos literarios vanguardistas europeos desde su Cataluña natal. El ilustre erudito, bibliófilo y docente catalán, venezolano por adopción, Pedro Grases, llegó al país por la guerra civil española en 1937

(Publicado por cortesía del escritor Carlos Maldonado-Burgoin y del Correo del Caroní)

Su cercanía a las vanguardias lo confirma la amarillenta edición de Los Cantos de Maldoror (arcángel del mal), del Conde de Lautreamont. Traducción del francés al español de Julio Gómez de la Serna y Prólogo Ramón Gómez de la Serna. Biblioteca Nueva, Madrid, S/F. 4 pesetas. Pertenece a la biblioteca juvenil que guardó Pedro Grases hasta el final de su vida en su casa de Montaspre (Vilafranca del Penedés); hoy, en la Biblioteca que lleva su nombre en la Universidad Metropolitana, dentro del fondo de la Fundación Pedro Grases.

La revolucionaria prosa poética simbolista del uruguayo-francés Isidoro Ducasse, Conde de Lautreamont, fue inspirada por el Manfred de Lord Byron, elKonrad de Adam Mickiewicz y el Fausto de Goethe.
Su descubrimiento se debe a León Bloy en 1890. “Sólo algunos hombres de letras conocieron esos primeros ejemplares (…) de imágenes delirantes, blasfemas, eróticas, grandiosas y horrendas, pero su estilo y lenguaje la convierten en un ejemplo sobresaliente de escritura que más adelante utilizarían los surrealistas”. (Mónica Marchesky). La genial obra atípica y sorprendente de los Cantos…, es un gran collage que usa citas, frases de otros autores y sirvió puntal estético a los Manifiestos del Surrealismo. De los Cantos de Maldoror el propio André Bretón dijo: “expresión de una revelación total que parece exceder las posibilidades humanas”.
Antes de la guerra civil, el exitoso profesor universitario, político y escritor Pedro Grases era promotor y co-redactor de la revista de vanguardia Hélix, en Vilafranca del Penedés (Provincia de Barcelona-España). Colaboraban en ella Juan Ramón Masoliver, Carlos Clavería, Guillermo Díaz Plaja (de la misma promoción de Pedro Grases). Figuran también en la revista Hélix Benjamín Jarnés. Max Aub, Julio y Ramón Gómez de la Serna, Foix, Giménez Caballero, Luis Buñuel y tiene como ilustradores a Joan Miró, Salvador Dalí, Benjamín Palencia y Ángel Planells (1929-1932).
Pedro Grases (1909-2004) mantuvo correspondencia desde su exilio venezolano con Juan Ramón Masoliver, hasta su deceso ocurrido en 1997. Masoliver fue ensayista, escritor, traductor zaragozano asimilado a la vida intelectual de Barcelona, quizás el último de los surrealistas.

Algunas fotografías permiten un viaje por la época de las vanguardias: Pedro Grases junto a Ramón Gómez de la Serna en tertulia de café, como en el cuadro de José Gutiérrez Solana La tertulia del Café Pombo. En dicha pintura está representado Pedro Emilio Coll en compañía de figuras de las letras y de las artes españolas. Pero, bastó que vieran a Don Pedro Emilio para que fueran con el chisme a Cancillería gomencista y lo removieran de su cargo en el servicio exterior en Madrid.

En el año Centenario del Nacimiento del Maestro Pedro Grases yo escribí Pedro Grases y el humor para este diario Correo del Caroní (Puerto Ordaz, 29 de septiembre del 2009, página de Cultura). Una faceta poco conocida del intelectual y docente, que por docente e intelectual no tenía necesariamente que ser aburrido, pedante y triste.
Hoy asomamos en este artículo otro aspecto de Pedro Grases, quien estuvo piel a piel con las vanguardias y la estética contemporáneas.
Pero, tuvo un cambio de su suerte y destino, a consecuencia de la tragedia nacional española, que lo trajo al Nuevo Mundo a hacer la otra América. Quizás en su inconsciente el recordado Don Pedro tuvo la máxima del Conde de Lautreamont, citada en el prefacio de sus Poesías: “Reemplazo la melancolía por el coraje, la duda por la certidumbre, la desesperación por la esperanza, la maldad por el bien, las quejas por el deber, el escepticismo por la fe, los sofismas por la frialdad de la calma y el orgullo por la modestia
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Luz Machado: El milagro del poema

Luz Machado: Acontecer fecundo

Por Carmen Cristina Wolf

El próximo 31 de marzo es el Día Internacional de la Poesía. Yo lo celebro con mis poetas predilectos. Entre ellos, Luz Machado ocupa un lugar dentral. Con frecuencia acude a mi memoria la visión de la poeta una mujer de figura armoniosa, vestida con distinción y sencillez, siempre atenta y a punto de marcharse, silenciosa. Y se  hace presente la aseveración de la escritora española Rosa Navarro Durán: “El poeta puede identificarse o no con el yo poético… la ilusión del lector de que ambos son siempre uno ha llevado a muchas lecturas erróneas o al menos a dar una importancia excesiva a la biografía del poeta” (Cómo leer un poema, Ariel Practicum 1998). En la escritura de Luz Machado causa asombro encontrarse con una poesía osada, una voz femenina llena de fuerza, un tono propio que aborda temas podría decirse “prohibidos” para la sociedad venezolana de la década de los cuarenta y cincuenta.

Su poética es de una delicadísima riqueza y evoluciona constantemente tanto en las formas como en la temática. Desde muy joven aborda temas psicológicos y conflictos existenciales:

Este mirarme siempre el propio abismo

ha invertido el mirar y es sólo adentro

donde tiene mi esencia estas pupilas

que vigilan lo efímero y lo eterno.

Quién me dejó el Amor y su cadáver

a  la orilla del ser?…                                           Vaso de Resplandor, 1946

Fácilmente se descubre en estos versos la condición reflexiva y la profundidad de un discurso poético exento de superficialidad. Era muy joven Luz Machado cuando escribió sobre la impostergable necesidad de volverse hacia adentro, ir más allá de las cenizas del Amor perdido, para mirar sin miedo en el fondo del ser.

Luz Machado nació en Ciudad Bolívar, Venezuela, en 1916, y falleció en Caracas, en el año 1999. Periodista, poeta, desarrolló también la crítica literaria. Cofundadora de la revista «Contrapunto». Diplomática, activista política, estudiantil, cultural. Cofundadora del Círculo Escritores de Venezuela. Medalla de Plata de la Asociación de Escritores Venezolanos, Miembro de la Sociedad Bolivariana. Seudónimo: Agata Cruz. Recibió distinciones, como las Ordenes Francisco de Miranda (1993) y Congreso de Angostura (1996). La Universidad de  Guayana le concedió el Doctorado Honoris Causa (1996). Recibió el premio Municipal de Poesía (1946) y el Premio Nacional de Literatura (1987). Sus poemariosùblicados: Ronda (1941), Variaciones en tono de amor (1943), Vaso de resplandor (1946), Poemas (1948), La espiga amarga (1950), Poemas (1951), Canto al Orinoco (plaq. 1953), Sonetos nobles y sentimentales (1956), Cartas al señor Tiempo (1959), La casa por dentro (1965), Poemas sueltos (plaquette 1965), Sonetos a la sombra de Sor Juana Inés de la Cruz (1966), La ciudad instantánea (1969), Retratos y tormentos (1973), Soneterío (1973), Palabra de honor (1974), Poesía de Luz Machado, Antología (1980), A sol y a sombra (1992), Libro del abuelazgo (1997).

Mujer de amplia cultura y lectora incansable, puede descubrirse en alguno de sus versos una lejana influencia de la poetisa norteamericana Emily Dickinson:

Comparezco ante la tempestad

con un espejo de rosas en las manos

Para qué huir si el relámpago es cielo fugitivo

y en el trueno cabalga un arcángel herido?

La Espiga Amarga, 1950

En el poema Embriaguez de la Muerte de su libro La espiga amarga, se advierte el uso atrevido de los adjetivos, es difícil encontrar un poeta de mediados del siglo XX que no se viese influenciado por la exuberancia de Neruda, y podemos leer estos versos magníficos:

“Quiero una casa de piedra junto al mar //… echarías tu cabeza de diamante imprevisto / en el agua madura de mis hombros / buscando, como un pez ávido de soledad, un par de lunas de limo detenido / en las que un bosque antiguo recogiera sus iniciales savias. // Yo calzaría el crepúsculo entero entre mis dedos / probándome su herencia de anillos, / esperando que creciera en mi cara el polen de la eternidad. (…) / Eras un marino ciego contando barcos / por el recuerdo de las constelaciones en el puerto.”

Con una escritura que podría definirse de vanguardia para la época, también vuelve los ojos a la temática y a las formas de Rubén Darío:

La mar bajo mis pies salva azules panteras,

la espuma en mis rodillas salva serpientes de oro,

el aire contra el pecho salva fantasmas bellos

y sofoca doncellas y liras en la noche                 (Ibidem)

Es recurrente el tema de la casa “de piedra junto al mar”, el hogar, la ciudad, el alma, el amor deseado y perdido, la reflexión lírica sobre la palabra, el poema y  la muerte. “Hay que dejar en las ciudades algo / ¿Para qué vamos hacia ellas si cuando nos marchamos / no sentimos en el pecho una pequeña piedra oscura, golpeándonos?” ¿Es acaso cierto que se vive una ciudad cuando no hemos derramado en su suelo nuestro llanto, cuando no hemos encontrado ni perdido un sueño, cuando no somos asiduos de una cafetería o de un bar determinados, ni conocemos los aromas de la grama del parque, o el olor picante que se siente desde la taberna hacia la calle? “Toda esa ciudad yo la conozco… Pero de nada vale decirla si no duele / amor, palabra, estatua, mujer árbol, poema.”, escribe Machado.

En el libro La Espiga Amarga  ella dedica una carta a la Poesía:

Ay, me duele la piel del cántico,

la frente de la piedra, la pestaña del musgo.      (…)

llevo una luna ardiente clavada entre los senos

y una palabra antigua me crece como hierba olorosa en la boca…

¡Qué claros pergaminos arden bajo mis sienes!

Su dominio de la escritura clásica se pone en evidencia en estos perfectos endecasílabos del poemario Canto al Orinoco (1953). Un pensamiento reflexivo y profundo se muestra en estos versos:

En el nombre de Dios declaro miedo.

Iniciando un poema, este poema,

en cuya letra viviré sin muerte

lo que con gracia está en mi entendimiento.

Declaro miedo y me persigo y tiemblo (…)         Canto al Orinoco

Sus poemas amorosos revelan la absoluta libertad de su escritura, excepcional en la sociedad de mediados de siglo:

Eras frente a la ciudad un hombre silencioso y total y magnífico

En cada uno de sus libros Luz Machado dedica algunos versos a la poesía o al poema. Ella funda su arte poética como si fuera el techo de la casa que habita, como si para ella la escritura fuese lo más importante, lo primordial. Así, ella dedica este poema que lleva por título La casa por dentro, a la poesía:

La casa necesita mis dos manos.
Yo debo sostener su cal como mis huesos,
su sal como mis gozos,
su fábula en la noche
y el sol ardiendo en mitad de su cuerpo.
Deben dolerme las cortinas y sus gaviotas
muertas en el vuelo.
Conmoverme el jardín y su antifaz de flores dibujado,
el ladrillo inocente acusado
de no haber alcanzado los espejos,
y las puertas abiertas para las recién casadas
con su rumor de arroz creciendo bajo el velo.
Debo atender su réplica del universo,
la memoria del campo en los floreros,
la unánime vigilia de la mesa,
la almohada y su igualdad de pájaros dispersos,
la leche con el rostro del amanecer bajo la frente
con esa yerta soledad de una azucena
simplemente naciendo.
Debo quererla entera, salida de mis manos
con la gracia que vive de mi gracia muriendo.
Y no saber, no saber que hay un pueblo de trébol
con el mar a la puerta
y sin nombres
ni lámparas
La casa por dentro, 1963

Sobre ella escribe Joaquín Marta Sosa: …» Ella pertenece, junto con Enriqueta Arvelo Larriva (1886-1962) y Ana Enriqueta Terán (1918) a una insuperable trilogía de fundadoras de la voz y la visión femenina en la poesía venezolana. En su caso particular ha sido el universo doméstico, el domus aurea, lo que signó la mejor factura espiritual y lingüística de su poesía. Su poética se adscribió de modo constante más al «estar» (vivencias, experiencias, situaciones) que al «ser» (esencialidades), desde cuya perspectiva acomete una poesía confesional que viene a ser su arma para comprender y, a la vez, hacerse del mundo. Desde esa perspectiva, su corpus poético va creciendo y ganando en penetración a partir del universo «de la casa» y de lo «antipoético» que pueda habitarlo» …

Esta es la casa edificada con su pluma, parecida tal vez a su hogar real, igual pero distinta, porque esta casa de palabras es “fábula en la noche”, es “ladrillo inocente acusado de no haber alcanzado los espejos”. Sorprende encontrar en una escritura del cincuenta, que corresponde a una mujer con una vida de costumbres recoletas desde el punto de vista de los cánones sociales, un dominio del lenguaje que trasluce un mundo de lecturas vastísimo. Se pueden observar pinceladas de surrealismo en ese “ladrillo acusado” de no alcanzar los espejos. Al mismo tiempo, ese estado de gracia que se respira de la “gracia muriendo”, evidencia la lectura de la poesía mística, San Juan de la Cruz, Santa Teresa y Sor Juana Inés de la Cruz. De hecho, Luz Machado publica en 1962, los Sonetos a la sombra de Sor Juana Inés de la Cruz, que son una verdadera belleza tanto en la forma como en el trato con el lenguaje.

Todas las cosas cotidianas fueron cantadas en los versos de Luz Machado: escobas, zapatos, cacharros, hornillas, platos, vasos, cubiertos y agujas de tejer:

En mis manos, como una astilla cósmica, una sola aguja

Realiza los milagros más simples, sin salir de casa.”

La casa por dentro, 1965

No sin nostalgia debo concluir, porque se me quedan muchos poemas que amo sin comentar, pero así es la página en las publicaciones: generosa y concisa. Dejo ante la ventana del lector este última confesión de Luz Machado:

Un gran dolor pule los huesos de la casa. / Sí. La casa entera sobre los hombros, / sobre la espalda, sobre la frente (…) / Es dolor de ser vivo, / de estar viva. / en la madrugada que recoge esta sed de cansancios” (…) (Ibidem). Alguien, alguna vez, puede identificarse con este sentir suyo, alguna vez también nos sentimos dolorosa, terriblemente vivos.

Más, al otro día “Se siente abierta ya una nueva página / y todo puede acontecer aún”. (El libro de horas de Rilke, 1906)

Carmen Cristina Wolf. Del libro inédito «Literatura y Vida»

@literaturayvida

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