Anabelle Aguilar Brealey: Campo de miosotis

CAMPO DE MIOSOTIS

Por Anabelle Aguilar Brealey

 

Mi hermana Catalina y yo sembramos plantas. La mayoría son plantas medicinales. Mi padre nos enseñó a clasificarlas se­gún su género y especie y a conocer sus poderes curativos. Él fue un médico venido de lejos por sus buenos oficios en cuanto a la sanación. El señor José Cienfuentes, delegado del Rey, lo trajo como médico personal, tal era su fama. Después se complicaron las cosas, el delegado fue enviado a otro sitio, papá se quedó con nosotras y fue nuestro maestro de la herbolaria.

Estoy segura de que ese fue mi padre, me lo dice la sangre. A él lo sacaron de aquí, en lomo de equino, perseguido por la inquisición. Lo acusaron de hereje, blasfemo, impío, loco y ne­cio. Heredé su laboratorio y sus cabellos rojizos. Mi madre no dijo nada, pero sí reconoció que sus cuatro hijas, éramos espurias. Ella, después de que quedó viuda, tuvo un amor con un español quien vino de paso, pero apasionado por ella se quedó por largo tiempo. Con él tuvo hijas, mis hermanas. Pero estoy segura de que yo soy hija del que sé que es. Sé adentrarme en los secretos y a pesar de que don Joaquín me fabricó un cofrecito de madera labrada, igual que a mis hermanas, sé de que fue por cariño, nada más. También le hizo a mamá un armario, muestra de su amor, un armario de madera, labrado con flores y ramas de miosotis, que se quedó en el mar de las inconveniencias y pérdidas familiares.

Jamás volví a ver a mi padre. De aquí se fue con mordaza en la boca, coraza y un sambenito de media aspa. Dicen que si­guió practicando curaciones con gran éxito, en un lugar lejano, después de después de escapar de sus crueles carceleros. Catalina y yo nos encargábamos de cultivar las plantas con esmero y organizarlas en una botica para curar enfermedades como la fiebre pernicio­sa, el recargamiento del fluido nutricio, la gangrena gaseosa, la surpuración gingival y otra infinidad de males que aquejan al ser humano. También preparábamos cremas para el cutis y el cuerpo que proporcionaban belleza a las mujeres. La belladona se nos daba muy bien, y sabíamos sacar sus elíxires para crear atractivos  ojos con pupilas dilatadas que mostraban el ardor.

El amante español de mi madre regresó a Europa a encontrarse con su esposa. Mamá se dedicó a los negocios que siempre había tenido, recorría a caballo las tierras de sembradíos y ganado. Tam­bién vendía esclavos de su propiedad, a veces les daba la libertad. Tuve otro hermano, este por parte de padre, nos vimos solo una vez. Papá no lo vio nunca, creo que no sabía de su existencia, llevaba el apellido de su madre y fue un hombre muy notable.

Todos murieron. Yo aquí continúo con mi sueño de cultivar mis habilidades curativas como hizo mi padre. Acudo a la historia para conocer su vida. Acudo a cada planta, como si fuera él quien me enseña. Mis cabellos se encienden, brilla mi rostro de alegría ante cada descubrimiento. Tengo la mano sanativa, el poder de hacer crecer las hierbas medicinales más frondosas porque son regadas con agua reposada en recipientes de cobre. Tengo los se­cretos ancestrales de los alquimistas. Algunos me temen. Soy el testimonio de un hombre inocente que fue culpado por la incapa­cidad de otros.

Del libro Infiernillos, libro  publicado por Editorial Verbum. Colección Narrativa

 

*Anabelle Aguilar Brealey nació en San José de Costa Rica. Es bióloga, ha vivido mucho tiempo en Caracas. Se ha dedicado la mayor parte de su vida a la escritura.

Obra publicada: «Los conservacionistas traviesos», «Los cuentos del Mago Michu», «Poeta menor con petirrojo», «Laberintitis», «Errática «, «El caballo grillo», «Infiernillos».

En poesía: «Orugario»,  «Todopoderosa», «Hornacina», «Sangre», «Climaterio», «Herbario» junto a Margara Rusotto, «Desmesura», «Consumidas por fuego», Canis lupus», «Niño empolvado por explosión de guerra», «Rastro de loba», selección de poemas traducidos al inglés y al francés. Sus poemas están recogidos en varias Antologías. Ha participado en numerosos recitales y ha obtenido varios premios y menciones. Fue Miembro de la junta directiva del Círculo  de Escritores  deVenezuela.

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