FEDERICO GARCÍA LORCA: LO MITOLÓGICO GITANO

EL ROMANCERO GITANO.PARA ABRIR LAS CELOSÍAS EN ESTOS DIAS DE JULIO

Por Magaly Salazar Sanabria

Un perfume se regodea desde la Alhambra, es el jazmín. Me arrimo a la vera de su viento fino y la magia irrumpe vestida de lunares. Mientras celebramos,la sangre se agita por tientos ¿Habrá quién robe el goce a Andalucía?. Guitarra, voz y mano: Qué alto desvelo .El decir del cantaor arde en la intimidad de los amantes. Aguardan los cuerpos las ondas del braceo y el vino lame el amor y la pena como gato que gulusmea un líquido feliz. Se estira y arquea la copla; temple y quejío. Vehemente el felino trepa cuando arranca el cante. Desde los trastes, la marea del movimiento crece, porque nadie supo “apuntarse” como tú, nadie inflamó tanto la caja sonora y con brío, tu mano despertó farfulleos, ligera, juncal, encima del deseo. Para robarnos el sentío apareció el Duende y asumimos los jazmines con ramos de locura. Cruje el regocijo, jondo, jondo y asumimos los jazmines con ramos de locura.

Busco entre la cal y el mirto, albahacas y canelas de los romances, los aromas de esta voz de la invención mitológica y amatoria. Y es Preciosa quien se levanta en la página para camuflar al poeta Federico García Lorca. Así dice:

“¡Preciosa, corre, Preciosa,
que te coge el viento verde!
¿Preciosa, corre, Preciosa!
¿Míralo por donde viene!
Sátiro de estrellas bajas
con sus lenguas relucientes.” 1

El poeta se expresa a través de los romances porque estos nos han dejado sabor a caballeros, relatos legendarios, historias amantes, monarcas, y para muestra, la queja de Jimena al rey, quien se lamenta porque no puede ver a su marido, Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, sino una sola vez al año:
“¿Qué ley de Dios vos otorga
que podáis, por tiempo tanto
como ha que fincáis en lides,
descasar a los casados? (…)
Y como otro bien no tengo
y me lo habéis quitado
en guisa le lloro vivo
cual si estuviera enterrado” 2

Y García Lorca se manifiesta en versos asonantados de ocho sílabas como los antiguos romances, pero los plena de una gran sensualidad, de aromas, enigmas y también, de mitos y relaciones con el presente. Según sus propias palabras, el intentó conjugar lo mitológico gitano con lo cotidiano de sus días, de esta manera logró dar brillo a las historias de la gitanería. La inventiva erudita de mitos clásicos, helénicos, bizantinos, etc, o la representación de una tradición oral frecuentemente cambiante y de recuerdos populares nacidos muchas veces de ingenuas procedencias, refuerza la idea de hombres anteriores a nosotros, para ellos, la vida necesitaba de las fábulas para enriquecerse y es así como la crítica histórica ha recogido los mitos debido a que hay tanta realidad en las leyendas como en la historia.

El Romancero gitano, es una especie de mosaico del andalucismo. Los gitanos son, como la luna, uno de los leit motiv; el hilo conductor de este poemario. A García Lorca le fascinaba el esoterismo de los gitanos. El profundizó en las costumbres atávicas, en los orígenes oscuros que le acercan a la magia, al fatalismo y exorcismo que puede tener la vida. Sortilegios, misterios y colores trascienden del lirismo de sus páginas. La luna, crece, decrece y desaparece. Su existencia con relación a la del hombre está sujeta al destino del universo. Es vida o muerte y su ancianidad está ligada a esta última; simboliza, también el mundo de las tinieblas y por la pasividad que le caracteriza, por recibir la luz del sol, se le da una significación femenina y voluble. Por eso, García Lorca, coloca lunas de locura y muerte en su Romancero.
“La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
-Huye, luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos” (…) 3

Federico inventa sus propios mitos como el de “Preciosa y el Aire” o la niña del pandero, a quien el yo poético llama: “Su luna de pergamino”. La fábula , está constituida por la presencia de Preciosa rodeada de un ambiente de cristales, laureles, “noche llena de peces”, “gitanos del agua”, “glorietas de caracolas”. En ese embrujo, entre tierras y cielos, se va tejiendo lo mitológico. El mitema del viaje se concreta desde la aparición de Preciosa. La persecusión a la que es sometida por “el viento- hombrón” con su espada caliente, hasta su huida y recogimiento en casa de los ingleses, que en el contexto real, no eran personajes muy queridos por los andaluces. Todo el Romancero está concebido como una gran cosmogonía. Así el autor logra la mitificación del mundo como evidenciadora de una realidad. Esa realidad es la de la heroína indefensa, la de las pruebas a la que debe someterse la pureza de la niña en contraposición con la fuerza de los carabineros y los ingleses y la del propio viento, que es también representación de lo masculino.

Preciosa, la gitana, es perseguida por el viento varón, el sátiro, como en las mitologías grecolatinas y la asechanza es por un “un amor que va a menos y una intención que va a más”, como decía Sor Juana Inés de la Cruz. Es el juego de la carne.

“-Niña, deja que levante
Tu vestido para verte.
Abre en mis dedos antiguos
la rosa azul de tu vientre”(…)
¡Preciosa, corre, Preciosa,
que te coge el viento verde!
¡Preciosa, corre, Preciosa!
¡Míralo por donde viene!
Sátiro de estrellas bajas”
con sus lenguas relucientes.” 4

Preciosa entra en la noche del miedo, al infierno del miedo.Tres carabineros, que cuidan las altas torres de los ingleses, vienen al oír los gritos pero ella se refugia en casa de los extranjeros que la protegen. Es el regreso a la casa, que a pesar de no ser la suya, le ofrece leche tibia y ginebra para calmar los miedos. De esta manera se cumple el mitema del retorno.

Otro leit motiv de esta poesía es el de la guardia civil, venida de un “silencio oscuro”.(Vuelve lo negro). .Por ello, entre “gritos largos” y “remolino de tijeras”, el fascismo se vistió de guardia civil y de carabinero. ¡Oh España padecida y en cauterio doloroso! El manotazo del hado acechaba. ¿Era acaso la intuición del misterio o la superstición propia de Federico las que le hicieron presagiar la adversidad sangrante?. La sombra de la muerte se hizo permanencia en el poema aquel día de julio de 1936, entre “salivillas de estrellas” y “enjambres de flautas” . Pero él dijo en algún verso.” ¡Si muero, / dejad el balcón abierto!”. Y el mundo despejó las celosías para que el poeta volviera por sus alas.


1. Federico García Lorca. Romancero gitano.p.17

2. Romancero Español. p.114

3. Federico García Lorca. Romancero gitano.p.

4. Opus cit. pp.16-17

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