Rinoceritis, por Atanasio Alegre

Por Atanasio Alegre

Cuando la mujer entró en el bar diciendo que un rinoceronte había aplastado al gato que llevaba en los brazos, uno de los parroquianos de nombre Botard, militante de izquierda, dijo que no existían tales paquidermos en el poblado y que eso correspondía a una conspiración inventada por «cierta» prensa». Su compañero de oficina, un hombre diplomado, no negó la evidencia, pero alegó que en ninguna parte los rinocerontes son tan numerosos como para alarmarse ni resultan tan peligrosos, lo que hace falta es no cruzarse en su camino.

(El lector se habrá dado cuenta que estoy glosando la obra Rinoceronte de Ionesco, uno de los maestros del absurdo).

Que se hubieran visto dos rinocerontes, uno de un cuerno y otro de dos —lo que obligó al profesor de lógica a concluir que se traba de dos ejemplares distintos, uno de raza africana y el otro asiática— fue parte del tema que se comentó un domingo a eso del mediodía en el bar de la plaza de la iglesia.

Pero la sorpresa de lo evidente, como si se tratara de una lista de presencia, la experimentó un tal Berenguer cuando la secretaria Daisy le comunicó, días después, que el ruido y los aullidos que llegaban sin sordina hasta el cuarto donde discutían provenían de una manada de rinocerontes. «El del sombrerito de paja ladeado sobre unos de los cuernos, es el lógico», dijo entonces Daisy, el profesor que habló el domingo de rinocerontes africanos y asiáticos. Por lo visto él mismo ha sido victima, de la rinoceritis a la que eufemísticamente llaman ahora la transformación.

Más tarde, a esa hora de las discusiones entre amantes, de si yo te quiero por encima de todo y ella, que eso ya lo había dicho, y él que no le gustaba lo que estaba oyendo, y como volviera a dejarse sentir el ruido de los paquidermos, Daisy se lanzó despechada escaleras abajo para incorporarse a la manada. Y no hubo manera de que Berenguer, el amante impidiera la transformación de la muchacha. ¡Pobre chiquilla abandonada en este universo de monstruos!

«Lo que pasa es que a mí no me brotaron cuernos ni se me volvió rugosa la piel y de color verde oscuro… y a lo mejor son ellos los que tienen razón».

Y de esta forma, por una razón o por otra, solamente Berenguer, el bohemio, no resultó víctima de la rinoceritis que afectó a toda una población convertida en rinocerontes sin que nadie supiera por gracia de qué.

Y ya lo ven, así son las cosas de la literatura. José Ortega y Gasset en otro contexto completamente diferente, había clamado, treinta años antes, en un artículo titulado: El error de Berenguer por la vuelta de España —entonces en dictadura— a la democracia. El artículo, de marras, el de Ortega, digo, concluía con estas palabras: Españoles, vuestro estado no existe. ¡Reconstruidlo!

Atanasio Alegre: Novelista, investigador, psicólogo clínico. Vicepresidente del Círculo de Escritores de Venezuela. Director de la Revista ConcienciActiva 21.

& & &

Comentario de la Editora: No pareciera casual que la afilada ironía de Atanasio Alegre escriba esta narración tan peculiar en un país que, como Venezuela, se va poblando de «rinocerontes» y otros especímenes foráneos que nos están robando nuestra democracia.

Hago mías las palabras de Ortega y Gasset y le respondo a Alegre: Venezolanos, vuestro estado no existe. ¡Reconstruidlo!

Carmen Cristina Wolf

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En memoria de Omar Cadenas González

«Si ya no queda nada
a donde uno debiera ir,
es venturoso el regreso.»

I Ching
Hexagrama 40, La Liberación

Nos unimos al pesar del poeta Rafael Cadenas, de su familia y amigos, por el fallecimiento de su hermano Omar Cadenas González. Que su espíritu se una a la Conciencia del Gozo Insondable.

Sólo queda a los nobles de espíritu transitar el misterio de retorno hacia el lugar de origen con la mayor templanza.

Círculo de Escritores de Venezuela

Caracas, 27 de abril de 2009

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Una decisión inteligente

Por Simón Alberto Consalvi

Domingo, 26 de abril de 2009
El Nacional

Los periódicos de la ciudad han informado que el busto de Rómulo Gallegos colocado en los exteriores del Palacio de Miraflores fue removido, enviado al desván, y en su lugar colocado el del general Cipriano Castro. Me parece una decisión inteligente y, ruego que la palabra no suscite extrañezas. Quizás no sea un agravio al novelista, quizás sea una consideración especial. Créalo o no.

Gallegos, fundido en bronce, era un símbolo ajeno al paisaje palaciego de los tiempos que corren. Los símbolos son cuestión de épocas, de creencias y de principios. Son símbolos también de respeto, de coincidencias profundas, de ejemplo. Como tal, Rómulo Gallegos no solo era ajeno al paisaje, sino adverso, incómodo, indeseable. ¿Qué hacía allí el novelista, solitario, mal visto, incompatible, considerado como un intruso? Enhorabuena. El bronce de su retrato probablemente haya sido fundido para otros destinos, como hacer balas, por ejemplo.

Gallegos es el símbolo venezolano de la civilidad. Por consiguiente, su lugar no estaba en el Palacio de Miraflores.

Gallegos es el símbolo venezolano de la inteligencia. Por consiguiente, su lugar no estaba en el Palacio de Miraflores.

Gallegos es el símbolo venezolano de la tolerancia. Por consiguiente, su lugar no estaba en el Palacio de Miraflores.

Gallegos es el símbolo venezolano de la creación. Por consiguiente, su lugar no estaba en el Palacio de Miraflores.

Gallegos es el símbolo venezolano de la concordia. Por consiguiente, su lugar no estaba en el Palacio de Miraflores.

Desde el lugar donde esté, no en el bronce simbólico sino en el espíritu, el escritor no debe alarmarse con las jugadas de Ño Pernalete. En el hato de El miedo conspiran Pernalete y Melquiades Gamarra, los Mondragones y Balbino Paiva. Estos personajes eran otra clase de símbolos, no los de la emulación y del ejemplo, como el modestísimo busto de bronce de Miraflores, sino sus antípodas. Los símbolos negativos. El escritor lo definió en su conferencia «La pura mujer sobre la tierra», dictada en la ciudad de La Habana, en 1949, antes de que el golpe de Estado de «un sargento llamado Batista» lo lanzara a otro exilio. Dijo:

«¿Símbolo? Sí. De cuanto entonces era predominio de barbarie y de violencia de mi país. La codicia y la crueldad campando por sus fueros; el espaldero siniestro, y no uno sino todo un ejército que otra función no tenía; los Mondragones… que hacían ceder los principios ante el empuje de apetitos arbitrarios y ponía las limitaciones de las leyes donde lo quisieran las ganas del poderoso; el Balbino bribón, el Míster Danger aprovechador; el Pernalete autoritario y bruto y el infeliz Mujiquita, encargado de prestarle intelectualidad a todas las apetencias del Jefe: Sí, mi general. Sí, mi general».

Doña Bárbara fue editada en España en 1929. El ensayista Mariano Picón- Salas escribió: «Es el libro en que mejor cabe, hecho símbolo, la tragedia que vivía Venezuela. Doña Bárbara es el instinto puro y devorador que consume toda construcción, todo orden de la inteligencia y de la cultura. Ella se yergue ardorosa y terrible en su voluntad de barbarie». Al cabo de 80 años, Pernalete y Melquiades Gamarra, los Mondragones y Balbino Paiva confabulan contra el novelista, y Mujiquita vuelve a prestar «su intelectualidad».

No cabe duda, ¿qué mejor celebración de los 80 años de Doña Bárbara que ésta de enviar su busto palaciego al desván o fundido su bronce para otros apremios? Bien estará allá don Cipriano que también es un símbolo, el que representa de manera fiel a quienes así lo exaltan. En su espejo se miran, y en sus arrebatos se inspiran. Poco después del derrocamiento de Castro por su compadre Gómez, el joven Rómulo Gallegos escribió en la revista La Alborada, en marzo de 1909, lo siguiente en un artículo llamado «Los poderes». Leamos:

«La experiencia nos acaba de enseñar otra vez, cómo fue de fatales consecuencias para el país, aquella atribución omnímoda que se arrogó el ex presidente Castro, de legislador y juez supremo, creando leyes que a él solo le favorecieran, administrando justicia según su propia conveniencia. Y Castros habrá mientras el presidente de la República no vea en torno suyo más que hombres dispuestos a todas las transacciones… (…) y, -es necesario decirlo-, bondad será de quien ejerza el Ejecutivo reconocer en los otros una soberanía que hasta ahora no han tenido».

La revista La Alborada fue clausurada poco después por órdenes tal vez no de Gómez sino de los Mujiquitas que ya le prestaban «su intelectualidad», y vislumbraban en los escritores veinteañeros una amenaza para la dictadura naciente. Un siglo después, Rómulo Gallegos vuelve a ser prohibido. Saludemos la decisión inteligente, sagaz, precavida, de expulsarlo del palacio de Miraflores. Era el más incómodo de los testigos.

«Y Castros habrá…»

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Congreso Internacional de Literatura Contemporánea

Andrea Zurlo presenta ponencia

En las Universidades de Bérgamo (Italia) y Da Coruña (España), se celebrará el Congreso Internacional de Literatura Contemporánea cuyo tema centra es la Mujer en la Literatura. La escritora Andrea Zurlo (Argentina / Italia), apreciada Miembro Correspondiente del Círculo de Escritores de Venezuela, presentará la ponencia «La independencia del yo a través de la Palabra». Participarán voces relevantes de Europa y América y la sede será Bérgamo, del 18 al 20 de mayo y La Coruña, el 25 y 26 de mayo. Esperamos sus conclusiones y la publicación de las ponencias.

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Caracas festeja el día de San Jordi


Un libro y una rosa en Caracas

La Embajada de España y el Centro de Cultura Chacao iniciaron por todo lo alto los eventos del Día de San Jordi, este jueves 23 de abril de 2009 en la Plaza Francia de Altamira, en Caracas. La Plaza estaba preciosa con sus toldos blancos como palomas habitados de libros. La gente iba de un lado al otro revisando los títulos, con la curiosidad ávida de quien persigue un tesoro.

El Señor Embajador de España Don Dámaso Lario y sus amables colaboradores entre los cuales se encuentran Anna Monge, Eloimar Bonilla y Mariveni Rodríguez, organizaron una lectura de poemas dedicada a Pablo Neruda. El Embajador inició con la la Oda al Libro y una cálidas palabras de bienvenida. Leyeron Alberto Soria, Atanasio Alegre, Javier Vidal, Carmen Cristina Wolf, Alberto Barrera, Bettsimar Díaz, Leonardo Padrón, Anastasia Mazzone, Aymara Lorenzo, Albinson Linares, Mariela Casal, Jean Paul Leroux, Albi Abreu, Sonia González, Simona Chirinos y algunos otros personajes del mundo cultural.

La costumbre dice que los hombres han de regalar una rosa a la mujer y estas corresponderles con un libro. Cuenta la leyenda que San Jordi, convertido en caballero salva a una princesa de las garras de un dragón, este dragón tenia atemorizada a toda una población y les exigía cada día dos corderos para alimentarse, evidentemente el pueblo se quedo sin ovejas y para satisfacer al dragón se decidió que sacrificarían a una persona del pueblo que seria escogida por sorteo, la princesa fue la elegida y ese mismo día el dragón vino a devorarla, cuando estaba a punto de devorarla apareció San Jordi el cual la salvó clavando su espada en el corazón del dragón. La sangre del dragón al caer en la tierra hizo brotar una rosa la cual Sant Jordi ofreció a su princesa y de hay viene la tradición.

En conmemoración de este día las calles se llenan de puestos donde venden rosas y libros. Les invitamos a acercarse a la Plaza Francia. La festividad de San Jordi será hasta el lunes 27 de abril.

Recordemos a nuestro poeta Eugenio Montejo, Premio de Poesía Octavio Paz

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Alfredo Pérez Alencart: Mi Castellano

Mi Castellano

Distintamente, en otros tiempos, el acento peruano suavizando los músculos del idioma. Hoy, donde estuvo el mismísimo Nebrija, descifro ciertos mensajes que me dejaron aquellos sonreídos por la Poesía de Dios (Luis de León, Juan de Yepes y Miguel de Unamuno). Para mi castellano, soy un eslabón de sílabas sanguíneas anunciando que su corazón sigue vivo, nutriéndose de savias de todas las provincias… Lo aprendí con sus cadencias amazónicas y, desde hace casi cinco lustros, voy mestizándolo en la pétrea Salamanca. No sé si el mañana lo deshaga, pero sepan que a diario yo le pongo una semilla.

Alfredo Pérez Alencart
Para el Día del Idioma

Salamanca, España

Miembro Correspondiente del Círculo de Escritores de Venezuela.

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Rafael Cadenas, templanza y honestidad de lenguaje

Por Carmen Cristina Wolf

La poesía pertenece a lo más íntimo, lo más sagrado, lo más tembloroso del hombre; no es asunto de frases bonitas (algunas veces es todo lo contrario). Rafael Cadenas, entrevista publicada en El Nacional en 1966

Hace algún tiempo tuve la fortuna de asistir a un recital de los poetas Rafael Cadenas y Eugenio Montejo. Vivimos momentos inolvidables cobijados por la hondura de los versos de estos dos escritores venezolanos. Cadenas es poeta, ensayista, traductor y profesor de literatura. Es una voz poética lúcida, penetrante, que obedece a una visión del mundo fruto de un pensamiento lúcido y de alcance universal.

Entre sus obras se encuentran Cantos iniciales (1946), Una isla (1958), Los Cuadernos del destierro (1960), Derrotas (1966), Falsas maniobras (960), Anotaciones (1973), Intemperie (1977), Memorial (1977), Amante (1983), Dichos (1992), Gestiones (1992). Se han publicado varias Antologías de su obra y el Fondo de Cultura Económica publicó su Obra entera. Recientemente bid & co publicó sus Poemas Selectos y El taller de al lado. Sus ensayos son referencia indispensable del pensamiento contemporáneo. Sus libros En torno al lenguaje y los Apuntes sobre San Juan de la Cruz y la mística son objeto de estudios e investigaciones. Recibió el Premio Nacional de Literatura, el Premio Internacional de Poesía Pérez Bonalde, la Beca Guggenheim y Doctorados Honoris Causa de las Universidades Central de Venezuela y Los Andes.

Estas líneas que ofrezco a continuación son apenas unas notas y una reflexión muy personal en torno a la visión poética que se revela en la obra del venezolano Rafael Cadenas. Pertenecen a un trabajo más extenso que forma parte de un libro inédito. La lectura de sus poemas, escritos y entrevistas es un solaz para el espíritu. Comienzo haciendo mías estas palabras escritas a Rilke por Lou Andreas-Salome en 1914: «(…) empecé a vivir con el poema mismo, pues en los primeros momentos su sentido objetivo me subyugó demasiado como para poder hacerlo. Y ahora lo leo, o mejor, no paro de recitármelo a mí misma. Hay en él como un reino recientemente conquistado, todavía no se distinguen bien sus fronteras, se extiende más allá del espacio que se puede recorrer en él; se lo adivina más amplio (…)» (Correspondencia, Hesperus 1989).

Así suele suceder con los poemas de Cadenas: pueden alguno de ellos ser como una pluma de ave que penetra sin ruido en la ventana, otros rasgan silencios a tambor batiente, mas cada uno conduce a un reino de significaciones, y cuando creo haber agotado su sentido surge otro y otro; es una poesía que mueve los cimientos de lo habitual y nos lanza hacia las profundidades del misterio que somos.

El personaje

A pie descalzo y con un candil en la oscuridad suelo leer a los poetas cuyos versos dejaron de pertenecerles para volverse míos. Cadenas, a quien parece que no le gusta mucho que le llamen poeta, estará acostumbrado a ser «elucidado, disecado, menguado, enriquecido, exaltado y maltratado», haciendo valer las palabras que escribe Paul Valéry sobre sí mismo en el Prólogo al Cementerio Marino. Por esta razón no quiero hablar de ese hombre pausado, de caminar distraído, a quien podemos encontrar subiendo la escalera hacia la Librería Macondo, o bajar los peldaños hacia Lectura, el Buscón o Alejandría. No me atrevería siquiera a asomar algún sesgo de su forma de ser, él que se confiesa aprendiz, siempre joven ante el hallazgo que es la misma vida. Dejo constancia de que a veces saluda con una secreta alegría y en ocasiones me parece que mira pero no me está viendo y hace un esfuerzo para saludar, como si no estuviera allí. Me pregunto entonces, ¿estará enojado, habré sido descortés? Otro día vuelvo a encontrarle sentado en un quicio a la espera de que abran las puertas de algún teatro y nuevamente sonríe cordial, juvenil, y sus ojos café se vuelven claros como el color del ámbar. Me recuerda unas líneas que leí siendo muy joven:

(…) «Él había pensado más que otros hombres, poseía en asuntos del espíritu aquella serena objetividad (…) y sabiduría que sólo tienen las personas verdaderamente espirituales a las que falta toda ambición y nunca desean brillar, ni convencer a los demás, ni siquiera tener razón» (…) (El Lobo Estepario, Hermann Hesse). Rafael Cadenas es un personaje distinto para cada uno de los seres humanos que le conoce y permanece siempre a contraluz, en los linderos del misterio, transformado día a día en la medida en que crece su obra. Su lenguaje se enriquece y se amplía la comprensión amorosa hacia el ser humano. Es lo que percibo en su poesía y siento que ninguno de sus poemas es prescindible, cosa poco frecuente en la obra de la mayoría de los escritores.

Su estar en el mundo inspira una gran paz, aunque a veces hay que sobreponerse a esos silencios suyos tan férreos y armarse de valor para osar romperlos. Él es apenas un postigo entreabierto, nada más un vértigo hondo de presencia, tan dado a marcharse y regresar intacto más cercano cuanto más distante. Atravieso las páginas de sus libros y me dejo caer al vacío, al fin y al cabo «Florecemos / en un abismo.»

Y en lugar de elucubrar o suponer, prefiero atenerme a sus propias palabras, tomadas del libro Entrevistas (Ediciones La Oruga Luminosa, 2000) y de recortes de prensa. En Últimas Noticias el 26/06/02, a la pregunta ¿Cuál es su forma expresiva? él responde: » Escribo poemas en prosa» Acerca de sus influencias, dice: » Durante un largo período la influencia principal fue de poetas franceses como Michaux, Rimbaud, Char. Después volví a la forma del verso libre.» (…) «De la India más que su literatura me ha interesado su filosofía clásica, el pensamiento que parte de los «Upanishads». También me atrevo a adivinar en su obra la lectura atenta de Lao Tse, Chuang Tzu, Li Po.

Ante la interrogante sobre si la poesía debe tener un mensaje ideológico o religioso, Cadenas responde: » No. Lo que pasa es que lo que el poeta piensa se trasluce en lo que escribe. Si uno piensa en grande. figuras como Dante, uno sabe que detrás de su poesía había un pensamiento filosófico, el de Tomás de Aquino. En el caso de Shakespeare se ha señalado sobre todo la influencia de los estoicos, especialmente de Séneca (…) Hay un vínculo entre filosofía y poesía aunque no se deben confundir » (…).

En Conversaciones, traducción realizada por Cadenas a una selección de notas de Walt Whitman (Ediciones Monte Ávila Editores Latinoamericana 1994), se lee este fragmento de Whitman: «Bueno, está muy bien la cadencia, sí bastante bien; pero hay algo anterior, más imperativo. Lo primero que se necesita es el pensamiento (…) Soy muy reflexivo, me tomo mucho trabajo con las palabras (…) lo que persigo es el contenido, no la música de las palabras.» Encuentro en la poesía de Rafael Cadenas una tendencia parecida. No se pueden leer sus versos de un solo tirón, cada cuatro o cinco palabras suelo detenerme y busco dentro de mí su resonancia.

Importancia del lenguaje

En 1984 Cadenas escribe: «(…) La situación de deterioro que he descrito de manera muy sucinta tiene graves consecuencias para el venezolano. El desconocimiento de su lengua lo limita como ser humano en todo sentido. Lo traba; le impide pensar, dado que sin lenguaje esta función se torna imposible; lo priva de la herencia cultural de la humanidad (…) lo convierte en presa de embaucadores, pues la ignorancia lo torna inerme ante ellos y no lo deja detectar la mentira en el lenguaje» (…) Nunca como hoy tiene validez esta aseveración, cuando la falsedad se extiende cada vez más en casi todos los ámbitos.

Estamos ante una de las reflexiones más importantes contenidas en este libro. Un lenguaje deficiente y empobrecido hace a un pueblo esclavo de la ignorancia. Con frecuencia recuerdo las palabras del profesor de Fonética Higgins, personaje de la obra Pigmalión de Bernard Shaw, que se conduele amargamente de la joven vendedora de flores por su «espantosa» manera de hablar, con graves errores en la pronunciación del idioma inglés. Él asegura que si tuviera ocasión de enseñarle a expresarse correctamente, la joven se convertiría en una dama capaz de ser la dueña de una floristería. No es asunto de afincarse en el sentido utilitario de dominar una lengua, más bien se trata del dolor que causa el incomprensible desprecio por aquello que nos es más ínsito. No amar el lenguaje es dejar de amarnos a nosotros mismos.

Desde Una isla

En el poemario Una isla el joven Cadenas escribe en 1960:

«Si el poema no nace, pero es real en tu vida,
eres su encarnación.
Habitas
en su sombra inconquistable.
Te acompaña
diamante incumplido».

Una existencia vivida con autenticidad puede ser tan o más poética que el poema mismo. Una isla se forja desde esta reflexión sin ser una escritura de tinte filosófico, porque emerge en la matriz luminosa del mar y ese esplendor acompaña casi todos sus poemas. Plantea la paradoja de la realidad y el lenguaje que la nombra, hasta el punto de considerar la existencia del hombre como una » sombra inconquistable » de lo real, que es el poema. Lo cual nos pone ante los ojos el antiguo interrogante de si la palabra crea las cosas o éstas surgen antes que el lenguaje. ¿O son inseparables la realidad y la palabra? A veces me atrevo a pensar que la esencia es la palabra y el origen de todo es el lenguaje. Me reconozco cautiva de los primeros versículos de Juan evangelista: «En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio en Dios» (Juan, 1, 1-2). Lo visible no es sino una sombra de aquello que ES, el poema supremo de Sí mismo.

Cuando se vive en una isla arrojado al desarraigo se está uno sometido a la caricia o a la garra de luces y sombras, doble visión que viene de lo alto y se refleja en las aguas. Por eso la luz entra a raudales en este poemario:

Muelle de enormes llamas / Navíos que viajan al sol / (…) Ciudad de corazón de árbol / (…) La luz golpea mendigos / (…)

Y la significación polifónica de los versos abarca el lugar donde se refugia un personaje femenino:

tú entras en la luz (…)
tú comienzas a recorrer el tiempo como un licor (…)
tu cuerpo es un arrogante / palacio / donde vive / el / temblor.

El amor transforma el exilio en libertad, porque cuando somos libres y estamos bien, poco nos damos cuenta de ello y se nos pasa la vida sin pena ni gloria, aferrados a la rueca de los hábitos que nos convierten en máscaras de mueca inmóvil:

El amor nos transforma … el pobre carcelero se creía libre porque cerraba la reja, pero a través de ti yo era innumerable.
(…) El amado pronuncia el encantamiento que cubre una zozobra.

Mas el poeta advierte que nada ni nadie en este mundo es para siempre y hay que partir de todo en cada instante:

No hay luz que nos enlace
(…) nuestras fiestas convertidas en fogatas / que avientan su ilusorio mediodía.

En el exilio del alma los pequeños detalles salvan de la desolación, aun en la más triste de las separaciones:

«El exiliado deplora las patrias / Rehuye escisiones. Se encamina
hacia el instante

«Siempre lo acompaña un diamante incumplido: la libertad de poetizar.

En su obra intuyo una observación rigurosa de su propio espíritu, así como de los pequeños sucesos cotidianos, como por ejemplo, escuchar las voces infantiles de los niños de la casa pidiendo un helado o salir a comprar el periódico. Encuentro una síntesis de la existencia y su valoración, una visión del hombre acerca de sí mismo, de sus vivencias, una conmovedora comprensión de sus propias marchas y contramarchas, y una prontitud esencial en el uso del lenguaje.

Visión que siempre será una visión parcial, pues ningún ser humano puede aquilatar la verdadera dimensión de otro ser, que es infinita.

Cuadernos del destierro

«Busca tu alma, ámala, tócala, cultívala», escribe Rimbaud en su Carta del Vidente. Percibo en la poesía de Cadenas a un ser que se adentra en profundidad en su condición más íntima y la desviste de eufemismos:

Yo, envés del dado, relataré no sin fabulaciones mi transcurso por tierra de ignominias y dulzuras, rupturas y uniones, esplendores y derrumbes. (Del libro Los Cuadernos del destierro 1960)

El que observa sin velos la caída de sus propias máscaras anhela imperiosamente «ver» su verdadero rostro. ¿Quién soy, cuál de mis yoes es el que es?:

(…) Un día comenzó la mudanza de los rostros (…) todos escenificaban una danza de posesos sobre mis hombros (…) Mi rostro ¿dónde estaba? Debí admitir, tras dolorosa evidencia, que lo había perdido.

Revela el desconcierto de quien despierta en una irrealidad habitada por cientos de espejos deformantes y no sabe cuál de todas esas imágenes es la verdadera. Estos versos que desgarran sin piedad a Cadenas me hacen pensar en las palabras de Rimbaud en su Carta del Vidente:

«El primer estudio del hombre que quiere ser poeta es su propio conocimiento, entero; busca su alma, la inspecciona, la tantea, la aprende. En cuanto la conozca, ¡debe cultivarla! (…) El poeta se hace vidente por un largo, inmenso y razonado desajuste de todos los sentidos. «

Falsas Maniobras

Cuando he vivido la experiencia de un fracaso me siento más cerca que nunca de mí ser. De los triunfos poco aprendí, ellos me alejaron del encuentro con lo insondable que se esconde más allá de la apariencia. Por eso me conmueve el poema Fracaso del libro Falsas Maniobras. Es la extraña y honda hermosura que siento en unos versos traspasados de lucidez:

Cuando ponías tu marca sobre mi frente, jamás pensé en el mensaje que traías, más precioso que todos los tiempos. Tu llameante rostro me ha perseguido y yo no supe que era para salvarme (…) Gracias por apartarme .

Cuando el hombre se sumerge en su propia soledad surge el poema, bien sea hecho de palabras o de sangre. «¿Quién sabe de la Noche?», escribe Juan Liscano en el primer poema de Nuevo Mundo Orinoco. ¿Quién sabe de la desolación y del abatimiento a muerte, del fracaso absoluto sino aquel que lo padece?

En el vórtice del torbellino más negro puede asomar un celaje de esperanza. Por eso me gusta el poema Beloved Country, con su arcoiris de sentidos, porque según sea el estado del ánimo de quien lo lee, significa el canto nupcial con el «sí mismo», o la llama del encuentro con el amado (a), o tal vez el regreso al núcleo de la tierra, o también el reencuentro con la palabra que se había negado a regresar al poeta en su abandono:

Cuánto tuyo no se desenvuelve como música perdida en mí. País al que regreso cada vez que me he empobrecido. (…) Nunca me has negado tu leche de virgen. Mi reflujo, mi fuente secreta, mi anverso real. Ignoro el alcance de tu olor de especia, pero sé que has estado en todos mis puntos de partida, envolviéndome. Oriente solícito, como una ceremonia. País donde van las líneas de mi mano, lugar donde soy otro, mi anillo de bodas. Seguramente estás cerca del centro.

Este poema me trae el lejano aroma de la raíz que tiene sed de beber en la fuente de la vida y se hunde al fondo de la tierra en búsqueda de la madre, amante, esposa y alma en exilio. Que no otra cosa es estar en este mundo más que un exilio del alma que ha sido apartada temporalmente de la palabra que la creó.

Intemperie

Del poemario Intemperie me cautivan estos versos:

Hazte a tu nada plena. Déjala florecer. Acostúmbrate al ayuno que eres. Que tu cuerpo se la aprenda. (Poemas selectos, p. 68)

Esta referencia trae a mi mente los versos sobre la «Nada» leídos en el libro «La Nueva Tierra» del hombre nuevo (Ediciones Custodia de Tierra Santa, 1977):

La «Nada» es lo más cercano al Ser
y es lo que somos:
somos «Nada».
La «Nada» está más allá del pensamiento,
ella está por encima del entendimiento.
Por tanto, no se llega a ella por el conocimiento,
sino por la «renunciación».
Para llegar al Ser hay que dar un salto
en el vacío,
ese «vacío» es la «Nada».

En casi toda la poesía de Cadenas y sus escritos en prosa, como los Apuntes sobre San Juan de la Cruz y la mística se percibe un desprendimiento para alcanzar la sabiduría en la más absoluta sencillez, sin pretender ser moralizante, lejos del culto a la personalidad. En la flaqueza y sobre todo a través de ella se roza el borde del amor, en la mayor indigencia se siente la intensidad de lo hermoso, ese «diamante incumplido» que se haya detrás del espejismo de la nada.

Amante

Como si no se pudiera respirar, en un ahogo, en asfixia casi mortal se vive cuando se está lejos del amado(a). Nada interesa al cuerpo, todo es baratija, remedo de vida cuando él o ella no ama o no sabe que ama:

¿Cómo pudiste vivir de la idea que la ocultaba, con un sabor que no era el de ella, huyendo de su aparecer que era también el tuyo? (Del poemario Amante)

Cuando se está lejos de la presencia amada el mundo se desdibuja, pierde peso, se regresa al bosquejo, a aquello en el anhelo bosquejado. Únicamente importa él o ella, su latido, su respiración. Quien se enamora está dispuesto a traer, como escribe Emily Dickinson «rosas de Zanzíbar / abejas por millas, / desfiladeros azules / ejércitos de mariposas.» Ningún elíxir calma la sed ni cura el mal; apenas se respira y el pulso se suelta a latir sin concierto porque uno se quiebra y es capaz de lo imposible. Es el enamoramiento sin correspondencia una semilla de la más loca imaginación, lo imaginado sobrepasa casi siempre a la realidad, es más atrayente porque no se transforma en concreciones que suelen no cumplir el ensueño. Muestra de ello la pasión del Quijote por su adorada Dulcinea del Toboso, ejemplo de la hermosura y el encanto que el propio Quijote inventó en su pensamiento y en su corazón.

El dolor del amor ausente no desaparece sino con presencia tangible:

Llegas no a modo de visitación ni a modo de promesa ni a modo de fábula sino como firme corporeidad, como ardimiento, como inmediatez. (Amante) La realidad refleja casi siempre un solo lado de las cosas, y si nos damos vuelta, el espejo, con esa terquedad tan lógica de su sino, continuará revelando tan solo el otro lado del ser. Así también, los otros reflejan nuestro rostro empañado por sus ideas predeterminadas sobre cómo se imaginan que somos, o cómo quisieran que fuéramos. Nadie logra conocernos absolutamente. Sólo existe un ser que en un instante es capaz de ver, sentir, saborear y saber cómo somos. Debiera decir, más bien, qué somos, quienes somos: Eludías el encuentro con el tú magnífico, el que te toma y te anula como tempestad y de ti arranca al que busca (Amante) El amante posee por entero nuestra imagen y nos la devuelve intacta, íntegra, plena de toda plenitud. Nos entrega también algo más que antes no éramos, porque habíamos sido fragmentados, porque cuando llegábamos a ser, no había espejo que nos contemplara, ni había cáliz que contuviera nuestra sangre toda.

Después de haber vivido la experiencia de la otredad salvada y vencida por lo inexorable, el amor, que se revela por encima de cualquier pensamiento, de cualquier medida, el hombre se encuentra íntegro ante sí y adquiere la «conciencia cósmica que nace de una compenetración del fondo más profundo del individuo con la vida de todos los seres y con el universo», esa conciencia a la cual se refiere Rafael Cadenas en el prefacio a su traducción de algunos fragmentos de Walt Whitman (Conversaciones). Me gusta pensar que cuando Cadenas se refiere a esa » conciencia cósmica «, se describe también a sí mismo.

Y el poeta deja de verse separado, fragmentado, solo de toda soledad, porque posa el pie en la experiencia única, irrepetible, imborrable de ser uno con la vida, de ser vida en la Vida.

No es el éxtasis de los amantes la única vía del encuentro con la totalidad. Recordemos a San Juan de la Cruz: «Sin arrimo y con arrimo / sin luz y a oscuras viviendo / todo me voy consumiendo. / Mi alma está desasida / de toda cosa criada / y sobre sí, levantada / y en una sabrosa vida / sólo a su Dios arrimada». La agonía y el éxtasis del fraile Juan florece en la unión con el Amado.

Voluptuosa experiencia irreversible, «restaurada inocencia», florecimiento «en un abismo «, el abismo del ser. Cadenas invita a Vivir / en el sabor de ser. /… Y nos hace una confesión: Sólo he conocido la libertad por instantes, cuando me volvía de repente cuerpo. Manera de decir, con prontitud de lenguaje, haber encontrado un rostro ajeno que lo refleja íntegro y le permite ser con absoluta libertad, porque decir cuerpo es decir un todo, es no estar escindido en esas incómodas, a veces penosas categorías del cuerpo y el alma. Versos que ya son míos y de todo aquél que sea tocado por ellos. Palabras que conducen al resplandor, magnífico y terrible, de entregarnos al abrazo del origen: Y ella lo obligó a la más honda encuesta, A preguntarse qué era en realidad suyo. Después lo tomó en sus manos Y fue formando su rostro y lo devolvió a los brazos del origen. (Amante)

Nota del Editor: Las negritas en cursivas son fragmentos de poemas o ensayos de Rafael Cadenas

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El lenguaje, patrimonio exclusivo del hombre

(Extracto del libro en preparación: «Forma e intenciones del lenguaje»)

Por Alejo Urdaneta

«Un arte que se sirve del lenguaje como instrumento producirá siempre creaciones extremadamente críticas, pues la lengua es en sí misma una crítica de la vida: la nombra, la toca, la designa y la juzga, en la medida en que le otorga vida»

Thomas Mann: Lessing

«La lengua y la literatura son la puerta y la ventana al mundo».

Dámaso Alonso

El tema del lenguaje suscita una pregunta: ¿En el futuro existirá aún esa línea que divide al hombre de las formas de la vida animal? El habla, como forma racional de comunicación entre los humanos, nos convierte en los únicos en tener ese privilegio. El hombre, que para Aristóteles es el ser de la palabra, inaugura con el verbo un nuevo modo de relación entre sus congéneres. El animal puede percibir con los sentidos lo que le rodea, pero es incapaz de hacer relaciones entre las diversas sensaciones. No había el mundo de la representación que consiste en la creación de nuevas formas de existir (ex sistit), estar allí, fuera de sí mismo e ir hacia el otro para crear la imagen, y con ella la relación. El hombre añade a las impresiones sensoriales las categorías de tiempo, espacio y causalidad, para representarlas individualmente en su propio mundo y luego comunicarlas mediante la palabra. Pero esa consciencia de crear mundos trajo consigo la imposibilidad de hallar algo de plena certeza, definitivo, y lo colocó ante una realidad que sólo al ser humano pertenece. La voz articulada y significante le dio el pensamiento y la flaqueza de sentirse mortal, y liberado del gran silencio pudo pensar y decir, y tuvo la consciencia de estar vivo y desear la inmortalidad, querer siempre vivir, como lo expresó Miguel de Unamuno en el desgarrado grito de su ensayo: Del sentimiento trágico de la vida. Todo ello es privilegio y fragilidad del hombre, para colocarlo como centro de la pugna con los dioses, al convertirlo en hacedor de otros hombres mediante la imaginación aliada de la palabra.

Lo dicho parece haber sido admitido sin reservas. Hemos vivido dentro del acto del discurso racional que se expresa con la palabra que otros reciben y comprenden de modo imperfecto: nunca alcanzamos la plenitud de la expresión del otro. Pero hoy no es aceptado de manera unánime que la verbal sea la única matriz donde concebir la articulación del intelecto. Y menos para otras culturas en las que prevalece el silencio: «Conocemos el sonido de dos manos que dan palmas… ¿Cuál será el sonido de una sola?». El budismo tiene el silencio como vehículo de ascenso desde lo material, el alma contemplativa trata de abandonar el lenguaje para acceder a lo inefable.

En uno de sus libros más difundidos: Después de Babel, el filósofo George Steiner ha formulado el elogio de la diversidad de lenguas y ha sugerido la conveniencia de derogar mitos que, como el de la Torre de Babel, dicen lo contrario de lo que parecen decir. En el planeta hay más de veinte mil lenguas, lo que implica que la multiplicidad de las formas verbales para expresarse procura la riqueza de adaptación de la humanidad. «Con la desaparición de una lengua, perdemos para siempre ciertas negociaciones con la esperanza», ha dicho Steiner.

La simplificación del lenguaje a que tiende la cultura occidental contiene el peligro de ir reduciendo el poder de comunicación humana. Si observamos, por ejemplo, de qué modo el inglés que se habla en todo el mundo ha simplificado la sintaxis de la lengua, para convertirla en fórmulas abstractas y simbólicas limitadas en el uso, nos vemos llevados a una uniformidad de la cultura. El angloamericano se ha constituido en una lengua predominante, quizás por el sustrato político que lo sustenta, enlazado estrechamente con la idea de progreso. Puede verse cómo la electrónica en el medio masivo de comunicación en las computadoras utiliza de modo exclusivo ese inglés concreto y unívoco para su manejo (aunque leamos después en otras lenguas el producto), y no nos deja más que la opción de formas limitadas de expresión, y debemos acatarlas si deseamos convivir adecuadamente en el nuevo estadio de las relaciones interpersonales. Todo esto sin hablar de la penetración de las matemáticas y las ciencias en todos los órdenes de perspectiva de las humanidades. La filosofía, la historia, la literatura se han visto invadidas por el código de la física o la química, y no nos asombra que se haya generalizado una variante de la lógica, denominada Lógica Simbólica, que se ha propuesto la creación de una sintaxis liberada de las imprecisiones del verbo, obra humana cargada de conceptos que no siempre logran ser totalmente aprehensibles por el intelecto pero que expresan al hombre con libertad en su situación contradictoria. Con la implantación de la Lógica Simbólica se ha ido imponiendo el razonamiento rígido matemático o científico en las manifestaciones del lenguaje y en las literarias de toda índole.

Quizás esa inclinación hacia lo abstracto sea un distanciamiento respecto de lo humano, con la intención de combatir el nihilismo moderno que vaticinó Nietzsche. En la antigüedad, el nihilismo era epicúreo y escéptico; sólo aspiraba a la serenidad del espíritu ante la adversidad; era en todas sus actitudes filosóficas un acercamiento a la religión. El de hoy día, el nihilismo total, juega al superhombre que desprecia los valores y celebra la insignificancia de la vida. Pudiera decirse que lo que vivimos es una actitud de hedonismo resignado, una dimisión ante la vida. El hombre no halla saciedad ni aceptación de su mundo y desea escapar de la realidad y disolverse en la nada. En la huida, arrastra al lenguaje y, aun sin pretenderlo, corroe sus formas para dañar también sus significados múltiples.

El Autor es ensayista, narrador y poeta. Miembro del Consejo Consultivo del Círculo de Escritores de Venezuela

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Día del idioma, por Isabel Cecilia González

Hace unos días en una reunión una señora me decía que estaba muy molesta por la influencia de la televisión norteamericana en nuestro idioma. Según ella programas como CNN, eran los responsables por el uso incorrecto de una serie de palabras provenientes del espanglish. Daba el ejemplo de vaguada, la cual según ella derivaba del inglés «bad weather», su explicación sonaba lógica pero era incorrecta.

Vaguada según el Diccionario de la Real Academia significa:

1. f. Línea que marca la parte más honda de un valle, y es el camino por donde van las aguas de las corrientes naturales.

Leyendo esta definición uno se siente tentado a aceptar lo que se nos dice, pero si se ahonda un poco más en el asunto se encuentra que la misma real academia aclara el término respecto al lenguaje meteorológico:

~ Barométrica.

1. f. Meteor. Depresión barométrica que en forma de valle penetra entre dos zonas de alta presión.

Por lo tanto, vaguada no deriva del inglés, sino es una palabra cuya etimología es valle, tanto para la primera y la segunda definición. Pensando en esta conversación llegué a dos conclusiones: la mayoría de las personas ve a los idiomas como una entidad incapaz de transformarse, inmóvil, único y además se molesta si se dan cambios en su estructura.

Los idiomas son tan relativos como otros referenciales, al igual que en los procesos de la física universal, están sometidos a fuerzas que los obligan a cambiar. Desde el inicio del lenguaje los seres humanos hemos reinventado nuestra manera de comunicarnos miles de veces, por ejemplo, pasamos del indo-europeo al latín y del latín a las lenguas romances. El lenguaje evolucionó y seguirá evolucionando. Lo que sucede es que las súper-estructuras, las academias y el mundo culto, se aferran a la idea de mantenerlo sujeto a sus normas y reglas. Esta batalla intelectual no se ganará. Los convencionalismos son simplemente barreras temporales, mientras suceden otros acuerdos, los cuales deben ser aceptados por la mayoría la cual es responsable de su utilización. El lenguaje es uno de nuestros primeros acuerdos, ya que por convención fuimos aceptando una serie de sonidos como significados y a partir de allí estructuramos el pensamiento.

Es verdad que las reglas y la vigilancia de las academias han sostenido los idiomas modernos, pero no han podido ni podrán detener su evolución. Hoy en día nos cuesta entender el castellano de otros siglos no muy lejanos , tampoco hemos parado en la separación entre las distintas regiones y basta con poner un programa de la TV española para preguntarnos de qué hablan. Hay mucha distancia entre el español de España y el venezolano, entre el inglés británico y el americano, para citar dos ejemplos. La evolución de los idiomas es inevitable y necesaria, no debemos preocuparnos por ello, mucho menos molestarnos, en vez de imponernos con rigidez es mejor observar y estudiar los cambios que se irán dando en un mundo globalizado. En estos momentos es imposible ignorar la influencia de los unos sobre los otros, vamos a afectarnos lingüísticamente con el conocimiento de otras culturas, pero es en la aproximación que se abren nuevos caminos, en la diferencia que se aprende y en los cambios que se crece.

Isabel Cecilia González Molina
Escritora


Palacio de las Academias, Caracas

La autora es novelista, poeta y Directora de Asuntos Internacionales del Círculo de Escritores de Venezuela

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Poesía y alquimia: taller de almas

Por Carmen Cristina Wolf

«Vuelve a tus dioses profundos», Eugenio Montejo.

La Virtud y la Alquimia

Una manera de reflexionar sobre lo aprendido es escribir en nuestras propias palabras aquello que entra en sintonía con nuestro ser interno. Así, intentaré escribir lo que aún conservo en la memoria de los temas tratados en el Taller de Poesía y Alquimia, impartido por la escritora venezolana María Isabel Novillo. Con la fuerza que otorga la templanza, María Ysabel nos adentra en el recinto interno y nos conduce con prudencia a la indagación sobre nuestro ser, a través de la sabiduría de los antiguos y mediante el contacto con la poesía.

La Alquimia Espiritual o hermética, llamada también la Operación del Sol es un trabajo espiritual usado para refinarse. «Es un sistema de indicios». Hay desacuerdos sobre si se dio a conocer primero la alquimia física o la alquimia hermética y espiritual. Uno de los pilares de la Alquimia consiste en cultivar la virtud, o la capacidad de pasar de la potencia al acto. Del latín virtus, es la actividad o fuerza de las cosas para producir o causar sus efectos, poder o potestad de obrar, disposición constante del alma para las acciones de acuerdo a la ley moral. También se la define como espíritus bienaventurados, cuyo nombre indica fuerza viril e indomable para cumplir las operaciones divinas. Se refiere MY a la necesidad de ser virtuosos, en el sentido de ir del pensamiento al acto. De nada sirven buenas intenciones o propósitos si no se llevan a efecto. Cuando se descubre lo que se debe hacer, hay que hacerlo o se pierde la gracia. Las Virtudes Cardinales son cuatro: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza. Es gran cosa obrar bien independientemente de los preceptos legales, diría yo, obrar alineados con nuestra conciencia. La Virtudes teologales son tres: Fe, esperanza y Caridad.

Si se obra en virtud, se obra en fuerza, en consecuencia de, o por resultado de. Llama la atención el comentario de María Ysabel acerca de las personas que se someten a la cirugía estética. Hay un anhelo detrás de ese querer transformarse, buscar la belleza y la juventud físicas. Tal vez la persona no cae en cuenta de que ese deseo proviene de algo profundo, de una necesidad de cambio que proviene del alma. No es un mero asunto de vanidad. Los que sucede, me permito agregar, es que de poco vale verse más joven, más bello, si esto no va acompañado de un trabajo de metamorfosis interna. Poco dura la alegría, porque no se detiene el paso de los días. «Y el tiempo, cuando no otorga sabiduría, destruye». Se refirió asimismo a la gente que come en exceso, y explica que es a causa de un vacío, de una nostalgia de algo que no se sabe qué es.

La Tristeza

La ebullición que causa la alegría, siempre pasajera, es difícil que induzca al trabajo del alquimista. Los períodos de tristeza comprometen a indagar por qué la sentimos. Y no es cosa de salir corriendo a beberse «todo» el alcohol que encontremos hasta caer rendidos, como escribe Rafael Osío Cabrices en su columna La vida sigue (Todo en domingo, El Nacional 29-03-09). Más allá de las causas inmediatas del entorno familiar o social, hay tristezas que se sienten y uno no sabe bien por qué. ¿Serán nostalgias del alma por encontrar su Ser? Un país en crisis es un taller de almas, escuché decir.

Ayer volví a hojear los poemas de Antonia Palacios en Ficciones y aflicciones, Selección que publicó la Biblioteca Ayacucho en 1989. De ella decía Juan Liscano que su obra fue «una búsqueda de sí misma y de su fundamento en la tierra». En su libro Ese oscuro animal del sueño, ella escribe: Retírate. Retírate hacia adentro. Un poco más allá, más hacia adentro. Empuja hasta tocar el borde, Respira fuerte. Exhala el aire reprimido en tu aliento. No te detengas. Aprende a caminar de espaldas. Deja tu frente al descubierto. Si te hieren haz que tu cuerpo salte, se sacuda la sangre. No dejes que la luz te encandile. Cierra los párpados y mira lo que irradia la tiniebla. Lleva contigo tu desfallecida palabra, tu naciente canto. Inaugura tu voz en lo más hondo.

Y en Textos del desalojo escribe Antonia: » Constrúyete en el nuevo día … Invéntate en el día que alumbra, tú, prisionera y sin habla.» La lectura de estos versos revelan el trabajo alquímico de la poeta. Lo que escribimos no es ajeno a nuestro transcurrir vivencial, a nuestras luchas, penas y gozos.

Cualidades del Sol, Mercurio, Venus y Marte

Repasemos algunas de las cualidades del Sol, Mercurio. Venus y Marte. El Sol otorga Bien, Alegría, Calidez, Luz, Vitalidad, Propósito, Nobleza y Esperanza, y representa el Corazón y la Sangre. Mercurio rige los pulmones y el sistema nervioso, las comunicaciones, la transmisión de las ideas, la Palabra, el Lenguaje, la Inteligencia, la Verdad y la Transmutación. Venus rige el sistema generador y endocrino y otorga la Belleza, el Amor, la Unión, la Empatía, los Valores, la Caridad. En cuanto a Marte, rige el sistema muscular y otorga la Fuerza, el Coraje, la Pasión, la Fe, la Voluntad y la conjunción sexual.

Punto importante: el que no cultive las cualidades del Sol, no puede iniciar el Camino hacia la transmutación. El que sabe lo que tiene que hacer y no lo hace, cae en la parálisis, lo que de seguro se traducirá en enfermedades del cuerpo.

Los procesos depresivos provienen de un «Sol negado». El que siente que debe actuar en determinado sentido y no lo hace, cae en depresión. «Sin estar despierto no se puede morir para renacer». Habla también María Isabel del «Marte negado», que conduce a la autodestrucción. La luz del Sol maneja información. Si estás deprimido, exponte a los rayos del sol de una manera consciente. ¿Por qué los reyes llevan una corona de oro? Porque el oro es un receptor solar.

El Miedo

El Miedo hace que perdamos el coraje, la «andreia«. Escribe G. Clemenceau: «Es preciso saber lo que se quiere; cuando se quiere, hay que tener el valor de decirlo, y cuando se dice, es menester tener el coraje de realizarlo.» Y Albert Einstein dice: «Los ideales que iluminan mi camino y una y otra vez me han dado coraje para enfrentar la vida con alegría han sido: la amabilidad, la belleza y la verdad.» Pienso que muchos de los males que agobian al mundo provienen del miedo. MY nos recuerda la importancia de la respiración, respirar profundamente es vital para el esclarecimiento de las ideas y para salir de la parálisis que provoca el miedo. La inspiración no es un termino poético, inspirar significa atraer el aire exterior a los pulmones, en primer término. Entre otros significados alude también al movimiento natural que Dios comunica a la criatura. «Si respiras sabrás quien eres». Son grandes los beneficios de la respiración y el ayuno. Para no perder nuestra red de comunicación interna conviene «volverse hermético» durante ciertos períodos, estar en el mundo sin mezclarse con él. Aprender a sustraerse de las cosas externas. Desear la verdad es acercarse a ella.

Una de las recomendaciones es activar el timo, glándula un órgano hemato-poyético y endocrino, que deja de crecer durante la pubertad y luego empieza a disminuir de tamaño; pesa 15 g al nacimiento, 35 g a la pubertad, 25 g a los veinticinco años, menos de 15 g a los sesenta años y 6 g a los setenta. Morfológicamente tiene —durante la época en que es más activo— dos lóbulos lateral en estrecho contacto con la línea media, situado en parte en el tórax bajo el cuello. Los golpes de pecho que se dan al pronunciar el «Yo pecador» cristiano, probablemente provienen de la necesidad de activar el timo mediante golpecitos. Y recordemos los golpes que se dan los gorilas para manifestar su fuerza.

Taller de Almas

«Un país en crisis es un taller de almas». Una vida impropia, carente de inteligencia y sensatez conduce a la mascarada. Y nos recomendó leer la obra de Rafael Cadenas, en particular su poema «as if», «es como sí». Insistió en la importancia de la obra de Cadenas, que muestra un trabajo alquímico profundo y una gran sabiduría de vida.

Quizá el poeta que busca primero el reino, lo real, su justicia, confía en su advenimiento. «Buscad el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás os será dado por añadidura», dijo Jesús de Nazaret.

El Fuego Blanco

MYN leyó el poema de Emily Dickinson: «Ver un alma al Fuego Blanco / … Refinando estos impacientes metales con martillo y con Fuego / hasta que la designada luz / responde al fin la fragua». María Ysabel menciona un taller al cual asistió en España, con el gremio de los joyeros que utilizan las artes antiguas. Al oro no se le puede poner al fuego directamente, se coloca en un nido de hierro y sólo se trabaja mediante el resplandor. El hierro pertenece a Marte, que es protector del Sol. Si Marte pretende ser más fuerte que el Sol se desata la violencia.

Leemos otro poema de Dickinson: «Una joya tenía entre mis dedos / y me quedé dormida / El día era cálido y los vientos eran tediosos / «Permanecerá», me dije / y ahora un recuerdo de Amatista / es todo lo que queda.» El trabajo espiritual de una persona determina su manera de vivir, es por ello que se recomienda indagar en la existencia cotidiana y en los acontecimientos que marcan la vida de los escritores. No se puede perder la amatista entre los dedos sin trabajarla, pues se esfumará en el viento y no quedará de ella más que el recuerdo.

Interrumpo aquí, mas he de continuar en el intento de re-cordar, acordar de nuevo, las palabras e ideas de María Isabel Novillo en su Taller. Vendrá luego el repaso por algunos poemas de Eugenio Montejo, Rafael Arráiz Lucca, Patricia Guzmán, Alicia Torres, Igor Barreto, y la referencia a la forma como algunos poetas logran la transformación, esa Metálica Virtud, como ha sido el caso de Rafael Arráiz Lucca, lo que se revela en el estudio de su poética.

Concluimos esta nota insistiendo en recorrer el sendero hacia el recinto interno para indagar sobre nuestro ser, a través de la sabiduría de los antiguos y mediante el contacto con la poesía.

* Alquimia Espiritual: Alquimia hermética, o La Operación del Sol es una técnica espiritual usada para refinarse. Tuvo su origen en el Egipto Antiguo, como un arte hermético, y durante la Edad Media dominó las otras disciplinas como la Astrología y Teúrgia. Este arte y la Astrología son conocidos como las dos ciencias más antiguas del mundo.


Atanor de Laboratorio Alquímico

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Invitación recital poético Enmaluisa de Wiese

CHOLA ALTIPLANICA

Por Enma Luisa Wiesse

Ella, una chola
linda con sus
trenzas color de azabache,
sus mejillas rojas como manzanas
y su mirada única como ninguna.
Con su pollera de terciopelo,
su blusa de seda con encajes,
su manta bordada llena de flecos.
Él, un cholo buenmozo,
su terno azul, su camisa
blanca, su
corbata y su pañuelo rojo.
Iban los dos en el colectivo,
él quiso bajarse y no pudo
porque el destino lo
detuvo. Los
botones de la manga de su traje
se trenzaron con los flecos de la manta
y no podían desenredarse…
Él la miró tan de cerca
y ella fijó su mirada en
él, la
cholita le decía: no me rempujes.
No, no te estoy rempujando,
acaso no notas que te estoy amando.
Apúrate en desenredarte que me tengo
quir a pasear
a la calle Comercio,
a comprar un sombrero Borsalino,
al lado de la pastelería La Ópera.
También yo estoy
apurado
tengo que comprar unos zapatos
de charol lustrado de la Manaco
para que la gente
diga:
¡Ay! ¡Qué cholo tan ilustrado!
Te propongo cholita cuando nos desatemos
invitarte a tomar api en el
mercado Camacho
que al frente se mira el lindo Illimani
con su poncho blanco de nieves eternas,
un poscoapi con llauchas
calientitas
y al salir brindarte unas pasancallas.
¿Cuál es tu contesta?
Dime:
¿Cómo te llamas? te digo.
Romualdo,
para compartir la vida
contigo,
¿y el tuyo?
Marcelina, la que te está mirando.
Mi amor ¿tú quieres que nos
desenredemos?
porque yo quiero quedarme preso
y seguir en el regazo de tus brazos,
mirándome en tus divinos
ojos,
riéndome cuando haces reventar tu chicle «jumbo».
¿Aceptas ir al mercado
conmigo?
¿Acaso te conozco?
Ahora ya me conoces
y siento que me estás
amando.
No salgo con desconocidos, ni aparecidos.
Y si te pidiera que seas mi
novia,
cholita linda de piel de durazno,
boquita de fresa y dientes de
perlas,
sé mi novia, amada mía.
Te compraré tres mudas de ropa
para celebrar el día de nuestro
matrimonio.
Dime, dime rapidito, qué vas hacer,
mi corazón hace bum
bum
late aceleradamente por tu amor.

… Bueno pues, voy ir a tomar api con vos.

Círculo de Escritores de Venezuela les invita al Recital Poético de Enma Luisa García de Wiese, el miércoles 15 de abril a las 6 de la tarde. Sala Cabrujas del Centro de Cultura Chacao, Centro Comercial El Parque, nivel C1 (al lado del Parque Cristal)

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Los juristas del horror

Prólogo de «Los juristas del horror«, de Ingo Müller

Por Eduardo Casanova

Ante la barbarie de lo que se está viviendo en Venezuela en el siglo XXI, frente a la aberrante «sentencia» de una juez servil contra los Comisarios y los policías, hecha a la medida del teniente coronel Chávez Frías, ante la persecución ilegal contra Manuel Rosales, el general Baduel y otros venezolanos, no puede evitarse el pensar en la vigencia de lo planteado en el libro «Los juristas del horror», de Ingo Müller (traducido al español por Carlos Armando Figueredo). Me tomo la libertad de reproducir el Prólogo que escribí con motivo de su publicación en español, que, visto que ya no podemos negar que lo que hay en Venezuela es una dictadura de tendencia nazi-fascista, todo lo que allí dije tiene cada día más vigencia.

PRÓLOGO A LA EDICIÓN EN ESPAÑOL

Por Eduardo Casanova

¿Qué pasa cuando la justicia deja de ser independiente y se hace política? ¿Qué ocurre cuando la justicia se pliega a los amos del poder en un país? En el caso de la Alemania nazi, lo que pasó fue inenarrable: No menos de seis o siete millones de ciudadanos, hombres, mujeres y niños, asesinados en un santiamén. Millones de desplazados, de muertos por hambre y enfermedades. Centenares de miles de ciudadanos perseguidos y martirizados. Miles de personas inocentes privadas de sus derechos más elementales. Centenares de miles de seres humanos condenados por jueces y fiscales que actuaban, aparentemente, bajo el imperio de la Ley.

A partir de 1933, es decir, desde que el Partido Nacionalsocialista llegó al poder, el ser opositor, o hasta el no ser nacionalsocialista, se convirtió en un crimen penado por jueces y fiscales. Luego del asalto al poder de los nazis, las cifras de presos políticos se multiplicaron varias veces. Y cuando Alemania se vio envuelta en la guerra que, para bien de la humanidad, acabó con el régimen hitleriano, se vieron casos que parecen haber salido de la imaginación del más exagerado de los novelistas. Soldados que por haber dicho que la guerra iba mal fueron fusilados, o que, por haber saciado su hambre con manjares destinados a los jerarcas nazis, fueron ahorcados. Desde luego, los que peor la pasaron fueron los judíos, convertidos por iniciativa de uno de los grandes «juristas» del nacionalsocialismo, Carl Schmitt, en «el enemigo» por antonomasia de aquella Alemania que, después de haber dado a Bach, a Goethe, a Beethoven y a centenares de hombres que llegaron a ser el orgullo de la humanidad, se rebajó a ser la patria de Goering, Goebbels, Rosenberg, Himmler y otros monstruos, dirigidos todos por un cabo fracasado, fanático, desequilibrado, demagogo, populista y carismático, llamado Adolf Hitler, que ni siquiera era alemán sino austriaco.

¿Cómo se llegó a ese extremo en materia jurídica? ¿Cómo pudo un país tan avanzado caer en manos de «juristas» que justificaban todos los crímenes de los nazis en nombre del «honor» alemán y de la «grandeza» alemana?

Ingo Müller, auténtico jurista, estudioso del derecho y de la historia de Alemania, narra con la precisión de un cirujano todo el proceso que llevó a la «justicia» alemana a convertirse en una aberración, proceso que en realidad no se inició con los nazis, sino que venía de los tiempos del Imperio y que, por desgracia, no cesó con la caída del Tercer Reich, sino que se prolongó en el tiempo y permitió que aquellos «horrendos juristas» siguieran dañando a Alemania y no recibieran el castigo que merecían.

Müller narra infinidad de casos en los que puede verse y palparse lo que vivió Alemania en manos de «juristas» politizados, convencidos con fanatismo y mentes primitivas de que en un proceso revolucionario, como lo fue el proceso nacionalsocialista alemán, la justicia estaba obligada a someterse a la voluntad del caudillo (en ese caso de Adolf Hitler), porque el caudillo (el Führer) está por encima del bien y del mal. La abyección de los jueces politizados y fanatizados llegó a tal extremo que uno de ellos, uno de los más importantes, manifestó públicamente lo siguiente: «El trabajo del juez no debería (ser) restringido por (…) por principios de seguridad jurídica formalista y abstracta, lo que es más, (los jueces) deberían hallar líneas claras y, cada vez que fuese necesario, sus límites, a través de las opiniones jurídicas del pueblo que han encontrado su expresión en la ley y que han sido incorporadas por el Führer.» ¡El Führer, un desequilibrado, ignorante y fanático, enemigo a muerte de los abogados y de la justicia, debía ser, según el «jurista» nazi, el orientador de los jueces! Los resultados de ese primitivismo fueron, entre otros, el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial: Millones de muertos inocentes, millones de seres desplazados y condenados a vivir un infierno en la tierra.

Pero hay mucho más. En especial interesa lo que se resume en el siguiente planteamiento del autor: «La prontitud de los tribunales en plegarse a los deseos de sus dueños políticos no se limitaba a los casos penales ni a las discriminatorias Leyes Raciales. En todas las áreas del derecho y en toda clase de tribunales, los opositores genuinos o supuestos del régimen eran privados de sus derechos legales». He allí lo que todo pueblo debe sufrir cuando un régimen autoritario o totalitario copa todos los espacios y obliga a todos los poderes a humillarse ante el Ejecutivo. El humillado, finalmente, es el pueblo en pleno, que se ve privado de sus más elementales derechos, especialmente de su derecho a la justicia. Eso lo pagó bien caro el pueblo alemán, pero más caro lo pagó, en uno de los capítulos más negros y terribles de la historia universal, el pueblo judío. Y también otras colectividades consideradas «inferiores» por los bárbaros nazis, enemigos de la libertad.

Los Juristas del Horror, de Ingo Müller, es un libro que todo ser humano debería leer con cuidado y atención, para evitar que la perversión de la justicia se repita. Que nunca más la justicia se politice y se coloque en situación de servilismo frente a un Poder Ejecutivo intransigente y antidemocrático. No hay justificación alguna para que en nombre de una revolución se le haga tanto año a pueblo alguno.

La Editorial Actum ofrece a los lectores de lengua española esta traducción realizada por Carlos Armando Figueredo, jurista venezolano, Doctor en Ciencias (Mención Derecho), como una manera de alertar a los pueblos acerca de los peligros que implican el fanatismo y la irracionalidad cuando, en nombre de una revolución, convierten a algunos abogados en siervos de una corriente política en la que imperan el populismo y la demagogia, o, como dijo en su momento el escritor Rolf Hochhuth, en Horrendos Juristas.

Caracas, mayo de 2005.

Opiniones y comentarios en Literanova

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«Edmond», dirigida por Melissa Wolf

Edmond continuará en temporada en la Sala de Conciertos del Ateneo de Caracas. Los horarios son de jueves a sábados a las 8 p.m. y los domingos a las 6 de la tarde.

El Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral (Celcit), en coproducción con el Grupo Actoral 80, ha traído a las tablas venezolanas desde el pasado 26 de febrero la obra de teatro Edmond, de David Mamet, merecedor del premio Pulitzer y considerado uno de los más importantes dramaturgos contemporáneos junto a Samuel Beckett y Harold Pinter.

«No estás en el lugar que te corresponde «, dice la adivina, y Edmond inicia su descenso hacia un oscuro y descorazonador infierno urbano. El encuentro con la adivina obliga a Edmond, un tranquilo hombre de negocios, a afrontar el vacío de su vida y su matrimonio. Refugiándose en un racismo insultante, y buscando su liberación, Edmond cae en picada dentro de una espiral de sexo y violencia, descubriendo en su viaje que «todo miedo oculta un deseo» y que aquello que más desprecia terminará siendo su salvación.

Sobre la obra comenta el crítico teatral Edgar Moreno-Uribe: «Solamente una mujer sensible y culta puede diseñar y obtener en escena un espectáculo tan peligroso y tan intenso como este Edmond caraqueño, logrado por Melissa Wolf con respeto hacia los actores y ante su asombrado público. Capta las esencias de cada una de las siniestras y rocambolescas situaciones y las logra materializar gracias al entusiasta elenco (…). El ritmo del espectáculo, no apto para cardiópatas, es acelerado y violento pero con una cierta delicadeza que asombra, cual si fuese un guante de seda en un puño de hierro que golpea todo y hace sangrar hasta las almas de esos condenados seres

El elenco está conformado por Juan Vicente Pérez, Mariana Gil, Ailed Silva, Claudio Laya, Jesús Cova, Luis Bisbal, Maikel J. Ortuño. La producción está a cargo de María Elena Ascanio, la asistencia de dirección es de Pablo Andrade, el diseño de iluminación por José Jiménez y la dirección de Melissa Wolf, quien ya ha llevado a la cartelera nacional la obra El Cruce sobre el Niágara (2008) y Momentos (2006).


Oswaldo Vigas.

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Poesía, locura y psicoanálisis – Seminario

Seminario coordinado por Ruth Hernández y Amílcar Gómez

Psicoanalistas Miembros de la Asociación Mundial de Psicoanálisis

Es por todos conocido el nexo que vincula la locura con la creación. La revisión de las biografías de los grandes creadores nos lleva sin duda a constatar que muchos de ellos han tenido comportamientos cuando menos extravagantes respecto de las normas que establece la convención. El taller pretende abordar dicha vinculación a partir de la pregunta: ¿es posible ubicar en algunos poetas la función que ha cumplido para ellos la escritura como mecanismo de estabilización? Lacan, en su Seminario sobre Las psicosis, señala que : «Hay poesía cada vez que un escrito nos introduce en un mundo diferente al nuestro, y dándonos la presencia de un ser, de determinada relación fundamental, lo hace nuestro también. La poesía hace que no podamos dudar de la autenticidad de la experiencia de San Juan de la Cruz, ni de Proust, ni de Gérard de Nerval. La poesía es creación de un sujeto que asume un nuevo orden de relación simbólica con el mundo». Esa relación simbólica con el mundo es precisamente lo que haría que el escritor, a través de mecanismos y artificios literarios logre una detención en la metonimia de su delirio, trasladando al ámbito de la creación lo que constituye su propia historia convertida en metáfora.

Contenido (se desarrollará en 8 sesiones quincenales de 2 horas de trabajo). La psicosis vista desde el psicoanálisis de orientación lacaniana.

¿Anudarse o desanudarse escribiendo? Escritura poética desde la indigencia Raúl Gómez Jattin (Colombia) Jacobo Fijman (Argentina)

Escritura poética desde el espacio de la reclusión: Alda Merini (Italia); Armando Rojas Guardia (Venezuela); Ida Gramcko (Venezuela); Ludovico Silva (Venezuela); Martha Kornblith (Perú)

Inicio del seminario: jueves 2 de abril de 2009 Frecuencia quincenal. Hora: 4:30 p.m. Costo: 160 Bs. F (2 créditos)

Formas de pago: primera parte al momento de la inscripción con la secretaria de la NEL Caracas-AP y la segunda parte a mitad del semestre

Requisitos para ingresar al Programa de estudios avanzados en psicoanálisis del CID-AP: Graduado universitario o estudiante avanzado. Entrevista con el Director o Coordinador de Área.

Asociación de Psicoanálisis: Av. Caurimare, quinta Josefina, número 4, primer piso, Colinas de Bello Monte. Caracas. Tlf. para información sobre este seminario: 0416.911.33.35 , 761.76.64, 753.45.42. Nueva Escuela Lacaniana. Sede Caracas. Asociación de psicoanálisis. Centro de Investigación y Docencia en Psicoanálisis

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Día Internacional de la Poesía

El lenguaje: Un barco personal

Escrito con motivo del Día Internacional de la Poesía

Los seres humanos no tenemos otro apoyo ni otro refugio más que el Lenguaje y el Amor. Nos vamos haciendo, crecemos y nos construimos a través de lo que pensamos, decimos y creamos como sistema individual y social. O tenemos que conformarnos con un molde ya hecho, lo cual es un fastidio, aunque parezca cómodo, o nos damos a la tarea de construir nuestra propia embarcación. Ahondar en el ser del lenguaje permite encontrar caminos y avizorar horizontes para encarar el peor de los males de este mundo de la postmodernidad: el vacío o la pérdida de sentido de todo lo que nos rodea y de nuestra propia existencia.

Uno de los libros que me acompañan en el viaje por estos rumbos, es Ontología del Lenguaje de Rafael Echeverría (Dolmen ediciones). Parece una exageración, pero identificar y ahondar en los actos lingüísticos básicos, tales como decir sí o no, las declaraciones, afirmaciones, juicios, ofrecimientos, peticiones y promesas, en fin, todo lo que expresamos y callamos a cada instante, puede ser vital para entender un poco más nuestro universo personal y desplazarnos del desconcierto a la comprensión.

Dicho de otra forma, no hay palabras inocentes que caigan en saco roto. Toda frase construye un mundo de significados y genera acciones constructivas, tiernas, respetuosas, adorables o perversas. Es preferible hablar menos y reflexionar más sobre lo que pensamos y decimos. Este ejercicio puede convertirse en un juego fascinante, en un verdadero placer, al menos para mí, que no pretendo sentar cátedra en estos menesteres. Ya la vida está muy enredada últimamente para pretender algo que vaya más allá de pensar apasionadamente en las cosas.

Hablemos de la poesía

Sin pretender ponernos a buscar imposibles definiciones, recuerdo a Octavio Paz cuando dice que el poema es una obra única, irrepetible, insustituible, es una unidad autosuficiente. El poema empieza y termina en él mismo. No es fácil poner a las palabras a decir lo que el poeta quiere que digan. El libera las palabras de la conversación, y vuelve a reunirlas en su condición de amigas, gracias a las frases: sonido-silencio, sonido-silencio y así.

Un poema que es un verdadero poema nos acelera el pulso. Puede hacernos sentir asombro, admiración, ternura, rabia, espanto, alegría, dolor. nostalgia. Pero jamás nos dejará indiferentes.

Todo lo que pensamos y sentimos, lo imaginario y lo real, puede ser transformado en poema. Una vez escrito, el poema es propiedad de quien lo haga suyo, no de quien lo escribió.

Berkeley dijo que el sabor de la manzana no está en la manzana, sino en el encuentro de la manzana con el paladar, así el ser del poema está en el encuentro entre el poema y el ser humano que lo lee o lo escucha. El poema sólo existe a medias cuando no es leído. Y cuando el poeta dice que a él no le importa si lo leen o no, me permito dudar de su sinceridad, porque no hay nada más gratificante que encontrar a alguien conmovido con un verso escrito por nosotros.

El poema es una confesión de fe: el poeta puede o no creer en Dios, puede amar la vida o aborrecerla, creer que el ser humano es bueno, o malo, o ambas cosas, no creer absolutamente en nada. Aun así, el poema es una confesión de fe.

El auténtico poema no es fruto de la inspiración. Se aprende a escribir, y es el fruto de una larga paciencia y de un intenso trabajo. Dice García Lorca:

«Si es que soy poeta por la gracia de Dios, o del demonio, también lo es que lo soy gracias a la técnica y al esfuerzo, y a saber de una manera absoluta, lo que es un poema.»

Concluyo estás líneas con una Anotación de Rafael Cadenas: «Un pueblo sin conciencia de la lengua termina repitiendo los slogans de los embaucadores, es decir, muere como pueblo».

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