Alfredo Pérez Alencart: Poema de la antología Italiana 2014

Proyecto «Literatura Hispanoamericana Contemporánea»

MUJER DE OJOS EXTREMOS
(Jacqueline)

Mujer de ojos extremos: soy todo convulsión
durando en músculos de flamígero presidio; soy el juzgado
y condenado cuando me ausento a veces por el otro
tiempo de la manzana; soy el ángel rehabilitado
que te sigue con su ala de amor, gentileza
contra los bárbaros; soy el que desdeña pertenencias
que no hacen falta, manos en ardimiento,
violín flotando por aguas amargas, por soles trizados
pero siempre a tu lado, a las veintitrés lunas de tus huesos,
a tus noches henchidas quedándose para que bese
tus sueños y cosquillee tu torso hasta volverte
gacela del Líbano viniéndome cuidadosa.

Tú, que tienes de Querubina, alúmbrame con luciérnagas
y cuida mis desgracias, mis espectros de dos lenguas,
mis miradas deshilachadas, mi vida individual
y colectiva: cuídame hasta la última edad, diluvia
en mi fisiología, relaciónate, relígate, ora conmigo ahora
y en la hora del gozo, del llanto de la exacta realidad,
creando a fondo la comunión carnal y los vientos
favorables del espíritu.

Yo te necesito, mujer de seda y acero: necesito tus ojos
extremos para crucificarme tan de continuo,
para ser testigo de tus llamas sin corrupción, alimento
para mi supervivencia que ya rectificó su rumbo
y atraviesa tu noche única de prodigios como si hubiese
sido un sueño apretado a nosotros mismos,
en plena acción de tierras y cielos aplicándose
al oído tus susurros y los míos.

Mujer: espósame con invocaciones
que nombran lo amado, con emoción continua, con risas
que destellen eternidad y asedio a mis partes mortales,
aisladas por tu respiración en mitad de la almohada:
centro vivo, pulsación que me concierne, cerebro febril
gravitando en la certeza de mis manos, movimiento
libre de tus nervios principales en cuya rotación
nunca quedo a oscuras.

Mujer de ojos extremos: te cobijo ahora que sientes frío
y el ruido del mundo atasca historias a la orilla de tu río,
de tu bosque, de tu cielo de tantas estrellas,
allí donde bailé contigo baladas y promesas
hasta hacerse agua nuestra boca tan temprano, juntos los dos
pero distintos a todos, éxodo tras éxodo para gestar
al unigénito portador de todas las sangres
de aquellos forasteros
que nos legaron un corazón alejado del odio.

Yo te beso,
mujer madurada bajo el roce íntimo
de mis días vertiginosos.

Te beso
porque cabes en mis brazos
y giras tu curva esplendorosa
para que te respire
como a la esposa del amor
que está junto a mí
en todas las resurrecciones.

DONNA DEGLI OCHI ESTREMI
(Jaqueline)

Donna dagli occhi estremi: sotto sequestro
dei muscoli nel continuo presidio fiammeggiante; sono giudicato
e condannato, quando a volte mi assento per un altro po’
dalla mela; sono l’angelo riabilitato
che ti segue con la sua ala d’amore, gentilezza
contro i barbari; sono quello che rifiuta beni inutili, mani in fiamme,
violino galleggiante in acque amare, per sentieri futili
ma sempre al tuo fianco, alle ventitré lune delle tue ossa,
riempiendo le tue notti e rimanendo per baciare
i tuoi sogni e accarezzare il tuo petto fino a farti diventare
gazzella del Libano, venendo leggera da me.

Tu, devi Cherubina, illuminarmi con lucciole
e aver cura delle mie sventure, degli spettri delle due lingue
del mio aspetto, della mia vita individuale
e collettiva: abbi cura di me fino all’età ultima, versa
nella mia fisiologia, relazionati, prega con me adesso
e nell’ora della gioia, del pianto della giusta realtà,
creando comunione totale e carnale e venti
favorevoli allo spirito.

Ho bisogno di te, donna di seta e acciaio: ho bisogno dei tuoi occhi
infiniti per crocifiggermi continuamente,
per testimoniare le tue fiamme non corrotte, cibo
per la mia sopravvivenza che già ha modificato la propria rotta
e attraversa la tua notte ricca di prodigi come se fosse
stato un sogno intenso da noi stessi cercato,
in pieno incontro di terra e cielo arrivato
alle orecchie coi tuoi e miei sussurri.

Donna: ammanettami con le invocazioni
che chiamano l’amato, con continua emozione, con risate
che infiammano e assediano per l’eternità ogni mia parte fragile,
isolata a metà del cuscino dal tuo respiro:
centro vitale, mia pulsazione, cervello febbricitante
gravitante nella sicurezza delle mie mani, movimento
libero dei tuoi nervi principali in cui la rotazione
non s’è mai oscurata.

Donna dagli occhi estremi, ti proteggo ora che senti freddo
e il rumore del mondo ferma storie al bordo del tuo fiume,
del tuo bosco, del tuo cielo colmo di stelle,
lì dove danzai con te ballate e promesse
fino a far divenire acqua le nostre bocche, insieme
ma diversi da tutti, esodo dopo esodo in gestazione
fino all’unigenito portatore d’ogni sangue
di quegli stranieri
che ci hanno lasciato un cuore lontano dall’odio.
Ti bacio,
donna maturata sotto l’intima carezza
dei miei giorni inebrianti.

ti bacio
perché sei adatta alle mie braccia
e giri la tua splendida curva
affinché ti respiri
come la sposa dell’amore
che insieme a me rivive
tutte le resurrezioni.

(Collaborazione di Lidya Gomez)

 Fuente: Revista Crear en Salamanca www.salamanca.com

Crear en Salamanca publica por vez primera, las traducciones que Beppe Costa ha hecho de nueve poemas en español de Alfredo Pérez Alencart, poeta, editor profesor  de la Universidad de Salamanca. Beppe Costa (Catania, 1941), es un reconocido poeta, editor y traductor italiano que desde hace décadas vive en Roma. Conoció a Alencart en el 15 Festival Internacional de Poesía que anualmente se celebra en Galilea (Maghar).Entre los autores que ha vertido al italiano están Fernando Arrabal y Manuel Vázquez Montalbán. 

* Alfredo Pérez Alencart  (Fragmento de ensayo escrito por Enrique Viloria Vera):

«El destierro, la emigración, el ostracismo, la indiferencia, la soledad, son temas muy cercanos a un poeta que es doblemente emigrante, tanto por sus antepasados ibéricos y brasileños acogidos por el Perú natal del escritor, como por la ya larga estancia salmantina en su querida Iberia: «Me conmueve pisar un suelo donde no nací / pero cuya pertenencia reivindico / por la rotunda emigración de los ancestros», afirma. Sin embargo, el pedazo último de aquello, llámese patria, pronúnciese país, deletréese terruño, es el que el poeta lleva en el más oscuro recoveco de su corazón americano. En efecto, contemplando otro cielo y otra tierra también queridos y admirados, el escritor confirma paradójico que: «Así es como el corazón queda sin zona de seguridad, / como el gusto se resiente por los sabores perdidos, / como las pupilas se extravían ante paisajes diferentes, / como los pasos van frenándose en toda callejuela / no recordada por la memoria de tu mundo primero. / La contranoche dejó en tu cara el rastro de lágrimas / que apenas se adivinan. / Y es que te sabes pájaro del exilio / porque aún arde tu país en medio del pecho estremecido».
Leer más: http://www.monografias.com/trabajos67/perez-alencart/perez-alencart3.shtml#ixzz3EZ3gpiQ2

 

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