Manos viajeras

Por Carmen Cristina Wolf

Caracas, febrero 2012

1

Con la perseverancia de semilla

las manos interrogan la palabra

que cae bajo el peso de las cosas

y transportan cansancios de la sangre

la dulce muerte mínima

textura, impactos, roces

abrazos de las formas.

Manos viajeras

en los pasos del tiempo.

2

Acarician la seda de la nieve

reconocen arenas del camino, verde de las riberas

desaplican las cartas, cascan nueces, aplauden

soportan asperezas, doblan colchas

trenzan lazos, escriben

se vuelven rojas, pálidas,

se estremecen antes y después de la cocina,

del jabón, del carbón.

3

Obreras en cortejo

hacen café, rebanan zanahorias

sirven almuerzos, planchan

encienden los candiles

y ponen a bailar la batidora

En las mañanas,

incluidos los domingos amados

ellas nunca se aburren, diligentes

acarician el árbol

y con algo de prisa saludan

a un dama de paso

Dibujan el ceño de tu frente dormida

y cierran los balcones

para no interrumpir la muerte mínima

Arrojan en la alfombra los lápices, los libros

y escriben largos poemas con borrones

4

En las noches

luego de innumerables gestos te acompañan

sentándose contigo en el sillón

Sin reposo

pasan páginas, cosen

inventan geometrías en el aire

y lucen sus pulseras.

5

Quisiera reposar en mis manos ahora

No deseo sentir el frío del volante

o la mínima curva del teclado

Prefiero las tijeras de podar

sin hojear las páginas del diario

Hoy no soporto

las guerras en oriente

las mujeres sin rostro

la miseria en el sur, los secuestros al este

los ajusticiamientos, los niños en el hueso

6

Las manos hilan en su rueca de horas

sin importar presagios inquietantes

se yerguen más allá de su indigencia

no llevan cuenta de su desamparo

en este corazón cosido a la galaxia

Si lo hicieran

no se moverían más

no encontrarían el rastro para volver al polen

ni hallarían gozo

en el vórtice de líneas en conflicto

esas coordenadas efímeras del alma

Es tarde

en el fondo de la noche

no abandonan su costumbre de amar

reclinan la fatiga en el silencio

retiran cobertores

sirven vasos de leche

acompañan las últimas historias

Las hadas y los duendes

las conducen al libro de los cuentos de infantes

Así cumplen su ciclo

eterno de palabras

Caracas, 2012

1 comentario

  1. Mi caótica ciudad

    Ciudad en ruinas, ciudad distante, por las noches pareciera inhabitable, con aquellas luces de lejos te ves triste, como agonizante

    Sus habitantes se atrincheran detrás de las puertas, y en las calles solo quedan las mentes siniestras, desde la ventana se escuchan como vociferan, la ciudad de noche no esta dormida, sino despierta, casi sonámbula.

    A oscuras la ciudad rumbo a la extinción, su pueblo transita entre peligros, con resignación, se ve triste la ciudad, desde el balcón, caminar entre sus calles es como ir a paredón.

    Ciudad pareces asustada bajo la lluvia, llena de charcos, que de pronto me recuerdan a un llanto muy bajo, ni con el sol te alegras, porque sabes que en la mañana la rutina ha comenzado, como la función de obra que no ha arrancado y ya esta destinada al fracaso.

    Que mal han tratado a la ciudad, por qué tanta violencia? Tan contaminada estas de inconsciencia, te volviste desierto cuando una vez fuiste pradera, cada día te abandona más su gente, y para los que ahora te conozcan serás solo leyenda.

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