La Tierra y su atavío

Poema inédito por Carmen Cristina Wolf

¿Será que es ciego el giro de la casa
tan solitaria y huérfana?

Será que se detiene algunos días
sin darnos cuenta
y se acicala con campos de espigas
que brotan ellas solas
para traer consuelo a dolores antiguos

La mecedora de la abuela levita suavemente
la persiana se mueve en clave morse
se balancea el móvil de corales

millones de mensajes cruzan el corredor
sin siquiera saludar los retratos
provenientes de los siete confines
y el aire recrea los murmullos
salidos de laptops relucientes

El caserón de todos, no sé por qué, yo siento
                                                         que sonríe
desde su pétrea hondura
tal vez le gusta cambiarse los vestidos
y lavarse la cara de pisadas maléficas
o besarse ella misma las memorias

mientras cientos de pies dejan huella impaciente
en sus portales, apenas entran y ya van saliendo
para dejarse caer un día u otro
en sus pechos de textura infinita

Acostumbro, algunos días soleados
acariciar sus prados y dejarme cobijar por la sombra
de las interminables filas de palmeras azules

Ella será el mejor vestido
cuando vuelva al origen

(Inédito, Colección Atavíos)

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