LUPE RUMAZO: SOBRE LA POESÍA DE ANDRÉS ELOY BLANCO Y UN NUEVO SISTEMA CRÍTICO-LITERARIO

Por Carmen Cristina Wolf

El estudio sobre la poesía de Andrés Eloy Blanco, es uno de los ensayos publicados en el nuevo libro Los Marcapasos, de Lupe Rumazo, mujer ecuatoriana y universal, que representa un valor inestimable en el pensamiento crítico hispanoamericano. Los Marcapasos es un revelador registro del acontecer de la cultura en América. Autora de quince libros de ensayo, relato corto y novela, algunos de ellos han sido prologados por Ernesto Sábato, Mariano Picón Salas, Gonzalo Zaldumbide, Leopoldo Zea, Benjamín Carrión y Juan David García Bacca. Lupe Rumazo es representante de la Sorbonne Nouvelle en la Literatura Comparada y de la Sociedad Europea de Cultura. Es Miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua y Miembro del Consejo Consultivo del Círculo de Escritores de Venezuela. Ha participado como ponente en numerosos Congresos internacionales.

La sensibilidad y el conocimiento de la poesía en Lupe Rumazo, se pone de relieve este original enfoque crítico literario de la poesía de Andrés Eloy Blanco, con sustentación en el sistema de aproximación filosófica de Juan David García Bacca, aplicado por este a otro poeta, el francés Mallarmé, en su poema Un golpe de dados jamás abolirá el Azar, poema que constituye un universo “de palabras, de sonidos musicales, de constelación astronómica y ontológica”, como escribe Lupe Rumazo en el ensayo “POESÍA DE ANDRÉS ELOY BLANCO Y UN NUEVO SISTEMA CRÍTICO-LITERARIO”.

El análisis de Rumazo, parte de que la poesía de Andrés Eloy Blanco no se centra exclusivamente en el ámbito visible, terrestre, va mucho más allá en cuanto a los conceptos, ideales y valores del poeta. Y transcribe unos versos de La Parábola del Volcán y las Siete Estrellas:
“La Parima que era un volcán pero era al mismo tiempo un refugio de estrellas/ Por las mañanas, los luceros del cielo/ se metían por su cráter,/ y dormían todo el día en el centro de la Tierra”. La reflexión de la autora sobre estos versos, es que la tierra está unida con el cielo no por una visión de “poeta romántico, sino por consustanciación con un hecho de la realidad física, con una verdad.” Las estrellas de Andrés Eloy tienen una dimensión ontológica, puesto que representan, cada una de ellas, el dolor, la piedad, la libertad, la muerte, la ley, la voluntad de vida y el hombre, en el Orinoco de las Siete Estrellas. Lupe Rumazo advierte un contrapunto entre lo perdurable, simbolizado por la patria, y el tiempolo efímero, simbolizado por el río Orinoco, “la barca del instante, el sorbo de hombre apenas, también una pluma en un vuelo”. Esa pluma que, en el poema de Mallarmé, representa el azar. Rumazo contrasta la Necesidad y el Azar, “el gran tema de Parménides y de Mallamé”, y hace un símil afortunado, acertado, con la poesía de Andrés Eloy Blanco, al cual le concede no solo una “feliz y madurada exhortación”, sino una profundidad ontológica, visto el “transitar heraclitiano” de los versos que siguen a continuación:
“…porque si un día se nos muere (la patria) te devolverás –se refiere al Orinoco- del Océano.” Y luego escribe en La Barca Futura: “Río de las Siete Estrellas/ camino del Libertador/ sangre del Corazón de América/ ¡aorta que no sale del corazón”. Luego, el poeta nombra la guerra, el pensamiento, la esperanza, como si fuesen ríos. Los ríos terminan siendo espejos de nuestras almas. Para Lupe Rumazo, los versos de Andrés Eloy son partituras “de modalidad sinfónica…un poema sinfónico.”

En una manera novísima de interpretar la poesía de Andrés Eloy Blanco, Lupe Rumazo descubre la hondura metafísica del poeta en su decir lírico del tener y no tener, ser y no ser, y para demostrarlo se vale de algunos versos de Los navegantes: “Qué ciencia tan rebelde, hermano mío,/ es esta ciencia / de saber renunciar! Te escribo junto al mar, hay un navío, que está dejando el puerto en la evidencia/ de una cosa terrestre que se resigna al mar.” También se refiere a la reiterada obsesión por la blanco, como en el poema Mujer de Sal, que podría simbolizar la muerte, o también la “blancura de la página”: “Supón que esta hoja/ está en blanco y no dice nada/ pero acuérdate de mis ojos/ y escribe tú sobre la página.”

La fina agudeza de Lupe Rumazo, la hace detenerse en los siguientes versos de Andrés Eloy Blanco, en el poema Silencio: “Nadie sabe nunca que empezó el silencio,/ hasta que empieza la cigarra. Ella firma el silencio, ella lo subraya,/ es un silencio en bastardilla,/ … Si el silencio fuera mío,/ le pondría un lazo azul/ con un silencio de amor y lo tendría guardado/ hasta el día de tu voz.”

Lupe Rumazo llama la atención sobre sobrepasar la consideración de Andrés Eloy Blanco como el poeta descriptivo de la cotidianidad y de las emociones, para atender “las profundas verdades”, la aspiración del poeta por la unidad de todos los seres, más allá de las diferencias. Y establece un símil entre Andrés Eloy y Antonio Machado, refiriéndose a los versos del poema El extraño, en el que revela el paso del yo al nosotros: “Iba hacia el salto de las olas/ espantado,/ de no ser extranjero en ningún sitio,/ de escucharse su voz en las lenguas de todos,/… Luego, el poeta hace alusión a “la amargura anónima de las almas sin dueño”, Antonio Machado alude a ese yo que se transforma en todos, cuando dice”” soy un poeta, hijos míos, un hombre/ que nombra y que camina, sin camino y sin nombre”.

El ensayo de Lupe Rumazo es de lectura indispensable, para un comprensión entrañable y magnífica de la hondura y significación de Andrés Eloy Blanco, y para entender el análisis de la poesía como un todo, pues “no hay fragmentación, ni escritura rota; hay, como diría el propio Mallarmé, orquestación escrita.” Rumazo nos señala un horizonte amplio, “de textos que llenan un compás; otros que fragmentariamente se repiten, tanto como un tema se reitera en una composición musical. Pero hay un combate. Vencen los instrumentos que sostienen la línea melódica… El dado simboliza el Azar, tanto como lo revela la pluma, que en su caída, a la vez asciende y baja más allá de las leyes gravitatorias”.

García Bacca afirma que Un golpe de dados de Mallarmé es “una partitura verbal-conceptual-musical.” El sistema crítico literario del filósofo nos sirve para comprender a un Mallarmé de valor polisémico, y encontrar la relación de ser entre las cosas y el lenguaje, entre la realidad y la manera de nombrar.

Lupe Rumazo enfatiza que no toda obra literaria se presta para este análisis. Ella hace referencia a obras de la profundidad de Proust, En busca del tiempo perdido, Melvilla con su Moby Dick, por la “relación entre ser y cosmos, novela y estructura sinfónica”; Alicia en el país de las maravillas, y autores como Kafka, Saint-John Perse y Elliot, Valery y Whitman, Antonio Machado y Jorge Guillén.

Agrego, como lectura sinfónica, Los Miserables de Víctor Hugo, la obra completa de Tagore, Jorge Luis Borges, Fernando Pessoa, Rafael Cadenas, Albert Camus, Oscar Wilde. No podría nombrar aquí cuántos son los autores cuya obra merece y amerita un estudio con la aplicación del sistema crítico literario de Juan David García Bacca. Mas insisto en la lectura del ensayo de Lupe Rumazo, pues nos ayuda en la revisión de ciertos conceptos literarios: el valor polisémico de la literatura, la crítica psicológica con respecto a Mallarmé, y muchas otras aristas que nos permiten profundizar en los textos literarios, encontrando en ellos un abanico de significaciones y una riqueza infinita.

* El ensayo al cual hace referencia está publicado en el libro Los Marcapasos, de Lupe Rumazo, editado por la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Ediciones Bicentenario, Quito, 2011

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El 19 de abril: obra de los mantuanos caraqueños

Por
Enrique Viloria Vera
De acuerdo con Germán Carrera Damas el término mantuano, tan caro a los revolucionarios de antes y de ahora, es:
“una voz originaria de Caracas, derivada de “manto”, que fundada en el uso exclusivo de esa prenda por las señoras de los grandes propietarios y nobles de la Colonia, sirvió para designar a toda una clase social (…) A fines del siglo XVIII los mantuanos de Caracas, que junto con los pocos del interior del país escasamente sobrepasaban un centenar de cabezas de familia, estrechamente vinculados entre sí, se esforzaron por perfeccionar su control de la sociedad intentando convertirse en un “cuerpo de nobles” (…) El hecho es, sin embargo, que al enfrentarse tanto a los funcionarios reales, cuya actuación estimaban que de alguna manera amenazaba sus privilegios, como a los peninsulares que buscaban fortuna y labrarse una posición social, los mantuanos caraqueños desencadenaron un prolongado y profundo proceso político, militar e ideológico que condujo a la emancipación y a sentar las bases iniciales de una sociedad más igualitaria”. (Diccionario de Historia de Venezuela, 1977, tomo 3, 25 y 26).

Manuel Alfredo Rodríguez en su Discurso de Incorporación a la Academia Nacional de la Historia, precisa aún más el origen y circunstancias del término:

“El 11 de febrero de 1571 la Católica Majestad de don Felipe II dispuso desde Madrid se incorporase a las Leyes de Indias una disposición, según la cual, las mulatas, al igual que las negras libres o esclavas, no llevasen oro, seda, mantos ni perlas. Si fueren casadas con español podían usar unos zarcillos de oro con perlas, una gargantilla y en la saya o falda un ribete de terciopelo. En ningún caso podían ataviarse, so pena de confiscación de todas las joyas y ropa de seda que llevasen, de mantos de cualquier tipo de tela. Sólo se les permitía mantellinas o mantillas que llegaran un poco más debajo de la cintura pues los mantos estaban reservados a las señoras de superior condición. No puede estar más claro el origen del calificativo de “mantuanos” aplicado a los miembros de la aristocracia terrateniente”.

Guillermo Morón, por su parte, describe las características de esta clase social mantuana, formada básicamente por los blancos criollos:

“Esta clase social dirigente reclama y obtiene todos los derechos; su situación es la una especie de aristocracia que cuida con celo sus prerrogativas frente al poder central y frente a las clases inferiores, más numerosas. Su función rectora es indiscutible, a través de ciertos órganos, como son el Ayuntamiento y la posesión de las tierras. Cada ciudad importante, sea o no cabeza de provincia, constituyó el centro del grupo social en su jurisdicción. Se trataba de grupos familiares y sociales particulares, más que una sola clase u oligarquía capaz de concebir una unidad de tipo nacional. El conjunto de familias radicadas en cada ciudad (…) se atrincheran en el Cabildo para ejercer desde él el poder municipal, una rectoría municipal. La vara de la justicia, el pendón real, el derecho a palio en las procesiones, son los medios de distinguirse (…) Este predominio político – social está avalado por la riqueza sustentada en la posesión de la tierra. En efecto, los grandes hacendados – cacao, tabaco, hatos de ganado – eran los descendientes de encomenderos. En eso radicaba su poder. Cuando la riqueza comienza a diversificarse por la aparición de oficios capaces de rendir y por la extensión de los conuqueros y de los comerciantes, empieza a aflojarse la rectoría mantuana. Es cuando los mulatos pretenden ya lograr iguales prerrogativas, y no será raro que Jerónima Garcés, mulata libre, entable pleito con el alcalde ordinario de Coro, José Antonio Gil, para que no se le impida usar manto en punta. Esto es ya en pleno siglo XVIII, hacia 1761”. (Morón, 1971, Tomo 4, 609).

El poder en la sociedad colonial giraba pues en torno a tres polos: los blancos peninsulares, los mantuanos o blancos criollos y los pardos que venían incrementando su influencia, tal como aconteció en la fallida Conjura de los Mantuanos.

Recordemos que los pardos fueron el producto de la mezcla de blancos y negros que se inició con la llegada de los esclavos africanos – Piezas de Indias – para sustituir a la “ineficiente” obra de mano indígena desconocedora de las tareas de la minería y de la agricultura formal, ese mestizaje dio origen a una nueva casta social conocida como los pardos –expresión un tanto imprecisa, generalizada en el Siglo XVII – considerada por la pacata sociedad colonial como “una generación propagada no por la santa alianza de la Ley, sino por las torpes uniones reprobadas por la religión”. José Eliseo López analiza el largo periplo que llevó a los pardos de una inicial situación de marginalidad social y económica a constituirse en la Pardocracia:

“De los pardos salieron los artesanos, los pulperos, los arrieros y en general, todos aquellos trabajadores que podían adquirir cierta habilidad a través de de una práctica sencilla y rutinaria. Esa desventajosa situación tendió, sin embargo, a mejorar cuando por situaciones más interesadas que altruistas, surgieron disposiciones que concedían a los pardos libres un importante margen para intentar disminuir las trabas que les impedían su desarrollo social. La conocida real cédula de 1795 de “gracias al sacar” fue uno de los hechos que estimularon sus aspiraciones de promoción. Por ella podían adquirir con cierta cantidad de reales de vellón, la calidad de blanco y supuestamente, los derechos que esa condición implicaba (…) Se permitió también a la “gente de color”, desde 1797, ingresar a las escuelas de medicina y ejercer el oficio de médico, en virtud de la escasez de blancos en esta actividad (…) En todas estas ciudades del país, hallábase este grupo, al comenzar el siglo XIX, formando gremios y cofradías, atendiendo a una diversidad de oficios que se habían hecho indispensables en las nuevas magnitudes urbanas. Su número se amplió a tal nivel que se hizo imposible establecer diferencias estrictas entre los variados estratos de la “gente de color” (…) Es a este tipo de pardo al que se refieren los historiadores que sostienen que alrededor del 80% de la población venezolana de la etapa colonial estaba formada por pardos. A ellos aluden también los escritores que hablan de “pardocracia” para insinuar el predominio numérico de esa capa social”. (Diccionario de Historia de Venezuela, 1977, Tomo 3, 490 y 491).

Y Manuel Alfredo Rodríguez, por su parte, en el ya mencionado discurso de incorporación, señala acerca de los pardos libres y su contribución a la sociedad, lo siguiente:

“En vísperas de la Declaración de Independencia era evidente que los pardos libres de Venezuela representaban en la sociedad colonial un papel muy similar al jugado en la contemporánea por la llamada “clase media». Ellos se emanciparon de la servidumbre a la gleba o al suelo, adquirieron la habilidad técnica necesaria para elaborar materias primas, aprovecharon los prejuicios de la época para señorear numéricamente todos o casi todos los gremios artesanales, proveyeron a la comunidad los productos que no eran alimentos y rebasaron el plano de la artesanía para elevarse a la superior categoría de la creación artística. Esa peculiar «clase media» —incipiente burguesía— no era entonces homogénea como no lo ha sido después. Su capa superior la integraban individuos pudientes como los Mexías Bejarano, José Gabriel Landaeta y Domingo Arévalo con capacidad económica para enseñar Latín a sus hijos y afrontar los crecidos gastos del procedimiento administrativo que habría de «blanquearlos», el pintor Juan José Landaeta — homónimo del compositor— quien pudo visitar Londres y los otros pintores, hasta ahora no identificados, a quienes Boulton ubica en Madrid como alumnos de la Real Audiencia de San Fernando. Aún puede darse otro ejemplo con el nombre del «cerero» y próspero propietario de una fábrica de velas y velones Luis Lovera, hermano del pintor Juan. Hubo también un sector menos acaudalado aunque con recursos como para darse el gusto de tener una buena librería o biblioteca, tal y como lo demuestran las casos del compositor Juan José Landaeta y del retrechero músico, líder en cierne, y aspirante a clérigo Juan Bautista Olivares. La gran mayoría era pobre de solemnidad La burguesía favoreció la urbanización de Europa y los pardos libres de Venezuela contribuyeron de manera considerable al afianzamiento y desarrollo de Caracas y nuestros principales centros urbanos”.

Son pues los mantuanos quienes sin vacilar y según su mejor conveniencia lideran la Revolución de Caracas de 1810, aunque ya más experimentados en la búsqueda de apoyos y reconociendo la importancia creciente de esta casta social, incorporan al Cabildo “un representante de los pardos”. Mucha razón tiene Carlos Fuentes cuando analiza el difícil y contemporizador rol desempeñado por los blancos criollos en los procesos independentistas americanos:

“El criollo hispanoamericano, cada vez más enajenado respecto a la metrópoli española pero respecto también a su propia mayoría nacional, se vio obligado a tomar la iniciativa antes de que la monarquía o el pueblo se la arrebatasen. El criollo se vio obligado a encabezar su propia revolución. Y habría de guiarla en su propio interés, ya no comprometiéndola con España, pero exorcizando al mismo tiempo el peligro de tener que compartirla con mulatos, negros o indios. Este cálculo, frío y desnudo, sería cobijado con el manto tibio de la naciente conciencia nacional, el sentimiento de unidad comprensiva proporcionado por la historia y la geografía, y excluyente tanto del imperialismo español como de la política igualitaria. Esto es lo que se propuso hacer la nación criolla, con la esperanza de que el arco de sus justificaciones morales, políticas, jurídicas, nacionalistas y aun sentimentales, acabaría por abarcar tanto la necesidad continuada de la monarquía española respecto a las colonias, como el creciente clamor de la mayoría de color para obtener libertad con igualdad”. (Fuentes, 1987, 345 y 346).

Luego de su defenestración como Gobernador y Capitán General, Vicente Emparan en carta al Ministro de España Luis de Onis, comenta y reconoce el rol jugado por los blancos criollos, por los pelucones, por los mantuanos caraqueños en la rebelión caraqueña de abril de 1810:

“Me levanté de mi asiento y asomándome al balcón dije en voz alta: si era cierto que el pueblo quería que yo dejase el mando, y los que estaban más inmediatos y a distancia de percibir lo que se les preguntaba, respondieron:”no, señor, no”, pero otros más distantes a quien los revolucionarios hacían señas del balcón porque no me podían oír, y era sin duda de la chusma que tenía pagada, dijo que sí: y sobre este sí de un pillo, los mantuanos revolucionarios me despojaron del mando, obligándome a que le transfiriese al cabildo, que hizo cabeza de la rebelión, por más que protesté la nulidad del acto pues no estaba yo autorizado para renunciarlo”.

En fin, la Revolución de 1810 fue mantuana, no fue ni militar ni eclesiástica y mucho menos popular, fue una rebelión burguesa encabezada por los oligarcas caraqueños. Brewer – Carías resume el carácter de la misma en los siguientes términos:

“ En todo caso, este movimiento revolucionario iniciado en Caracas en abril de 1810, meses antes de la instalación de las Cortes de Cádiz, indudablemente que siguió los mismos moldes de la Revolución francesa y tuvo además la inspiración de la Revolución norteamericana, de manera que, incluso, puede considerarse que fue una revolución de la nobleza u oligarquías criolla, la cual, al igual que el tercer estado en Francia constituía la única fuerza activa nacional (…) No se trató, por tanto, inicialmente de una revolución popular, pues los pardos, a pesar de constituir la mayoría de la población, apenas comenzaban a ser admitidos en los niveles civiles y sociales como consecuencia de la Cédula de <> vigente desde 1795 (…) Por ello, teniendo en cuenta la situación social preindependentista, sin duda que puede calificarse de <> el hecho de que el Ayuntamiento de Caracas, transformado en Junta Suprema, se le hubiera dado representación no solo a estratos sociales extraños al Cabildo, como los representantes del clero, sino a un representante de los pardos”. (Brewer, 2008, 217,
218 y 219).

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ROSAS Y DURAZNOS, DE MARISOL MARRERO

Por LIDIA SALAS

Esta novela recrea la historia mítica de las fundadoras de la aldea de inmigrantes alemanes, en las altas montañas de Aragua, conocida como La Colonia Tovar.
Inés Onferdingen de Tovar cierra el periplo de quienes la precedieron. Pioneras que llegaron a estas tierras, para partir a Europa, huyendo del estigma de sus propias pasiones. Retornan de nuevo atraídas por la magia de un paisaje que conforma parte esencial de la estructura del relato y de las casas que habían abandonado, en cuyas paredes se reflejan, como en mágicos espejos, la belleza de sus cuerpos y de sus cabelleras.
Las voces de Lotte, de sus hijas: Kina y María Manuela, de su nieta Eugenia, se escuchan detrás del relato de Inés, la última descendiente de una estirpe de mujeres apasionadas, artistas, pero sobre todo, trágicas. Trama donde interactúan personas históricas, como la baronesa Von Keller y el escritor Juan Liscano, junto con los personajes de ficción.
Páginas que seducen al lector, por la propuesta de una nueva realidad, donde verdad y leyenda se confunden, en un lenguaje pleno de belleza, de poesía y de imágenes oníricas.

LIDIA SALAS
Poeta, ensayista

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Sonia Sgambatti: La Mujer: Ciudadano de Segundo Orden

En el marco del Día Internacional de la Mujer, fue presentado en el Despacho Rectoral de la Universidad Central de Venezuela, el libro La Mujer: Ciudadano de Segundo Orden.

Sonia Sgambatti, escribió el libro La Mujer: Ciudadano de Segundo Orden, donde plasma todos los hechos que enmarcan la discriminación social y sexual hacia la mujer en el plano constitucional y legal en Venezuela.

Hoy día, nadie podría creer que la mujer en la sociedad venezolana, era considerada un ser humano de segundo orden supeditada a leyes anacrónicas que la trataban poco más que un objeto.

Con este libro Sonia Sgambatti persigue dar una versión objetiva de la situación de la mujer con respecto a la legislación venezolana y estimular la necesidad de colocarla en un rango de igualdad que redunde en la armonía entre los sexos y en beneficio de una sociedad justa.

El libro ha sido comentado por figuras señeras de nuestra patria.
Sofía Imber, opina que el resultado es un libro de erudición y doctrina jurídicas que tomará sin duda un puesto importante en las bibliotecas especializadas y en las cátedras de derecho; y que es a la vez un texto viviente, donde el no especialista puede por fin encontrar compendiadas, y razonada su injusticia, las desigualdades que sufre la mujer en la legislación venezolana.
Virginia Betancourt, destaca que el libro de Sonia Sgambatti es testimonio de los logros alcanzados por la mujer en su lucha por lograr la igualdad ante la Ley, especialmente al perfeccionar instrumentos jurídicos que no se corresponden con el espíritu y la letra de la Constitución.
Ernestina Salcedo Pizani, dice que el libro la Mujer, Ciudadano de Segundo Orden es un libro que confieso leí con insólito asombro, porque no son los curricula ni el trato mismo, suficientes para conocer a los seres humanos; son las palabras que sentimos vienen del trasfondo del corazón las que nos convencen. Les reitero, a partir de la lectura de estas páginas, Sonia ha pasado a ser para mí -y estoy segura de que esto le ocurrirá a cualquiera que lo lea- una venezolana cuyo nombre merece inscribirse en las páginas más puras de nuestra historia.
Evangelina García Prince, expresa que la obra de Sonia Sgambatti, pionera en este tipo de lucha nos honra como parte de la bibliografía más sería que pueda tenerse como referencia en la gesta colectiva por ganar la equivalencia humana y la igualdad ciudadana de las y los venezolanos.
Cecilia García Arocha, manifiesta la Universidad Central de Venezuela, al frente de cuya gestión rectoral nos desempeñamos se complace en difundir esta obra, al tiempo que se honra en tener dentro de su planta profesoral, una figura de los méritos de la autora.

La Mujer Ciudadano de Segundo Orden, de Sonia Sgambatti, es una obra que demuestra la discriminación sexual llevada hasta los extremos de sobrepasar usos, costumbres y tradiciones para convertirlas en ley.

Consecuente con su lucha por la igualdad jurídica de la mujer, Sonia Sgambatti, nos presenta su obra La Mujer Ciudadano de Segundo Orden, en donde plantea y examina la desigualdad de la mujer ante la ley, los problemas sociales que ello conlleva y la necesidad de un cambio radical de esa situación.

Este Libro está dirigido al hombre y a la mujer venezolana. A él, para que conozca los derechos que le son negados a su pareja. A ella, víctima principal de esa marginalidad, para que conociéndolos pueda alcanzar participación efectiva, así como también a estudiantes, profesionales y a todo aquel que se preocupe por nuestra situación jurídico-social.

Es una obra que actualmente es referencia de género en el mundo y sirve de texto de consulta para los profesionales y estudiosos del Derecho, logra hacer más participativa y sensible a la población en la suerte jurídica de la familia.

Sonia Sgambatti dijo en la presentación de su libro: tengo fe, que el porvenir será de primer orden y de todos los órdenes de alta graduación para la mujer venezolana, justamente y en la medida del avance inteligente de la mujer en la conquista de nuestro primer lugar en el mundo, de la primera fila del progreso cultural, económico, científico, espiritual y político.

Hoy el libro esta aquí. Sale a la calle a continuar lo iniciado, para luchar hasta el final. Hasta que se agote la última gota de tinta y la mujer obtenga el respeto que merece en todos los órdenes de la existencia, en los cuatro confines del mundo. No esperamos menos. Si queremos más.

Gracias a Sonia Sgambatti, Miembro del Consejo Consultivo del Círculo de Escritores de Venezuela, por este valioso aporte a la Mesa del Editor de esta Revista.

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«Extraña Sonoridad» de Helena Sassone, en la Librería Alejandría el 21 de abril

Será bautizado el libro «Extraña Sonoridad», Poemas de Helena Sassone,
Editorial ANGHEL, el sábado 21 de abril a las 11 am, en la Librería Alejandría I. El evento es organizado por el Círculo de Escritores de Venezuela y la Librería Alejandría I.
El libro será presentado por el escritor venezolano Luis Beltrán Mago

(Librería Alejandría, Av. Principal de Las Mercedes, frente al Instituto Venezolano Americano)

* Helena Sassone, nacida en Madrid, reside en Caracas desde hace muchos años, ejerció la crítica literaria en el “Índice literario” de El Universal y en el “Papel Literario” de El Nacional. En el campo del ensayo tiene publicadas cinco obras, tres en narrativa y catorce poemarios. Como dramaturgo, recibió Mención de Honor en el Premio de Teatro “José Ignacio Cabrujas” del Círculo de Escritores de Venezuela por la obra “El parto”. La obra fue presentada en la Sala Mozart del Colegio Emil Friedman, dirigida por Frank Ziccarelli.
Posee la Medalla Internacional “Lucila Palacios” otorgada por el Círculo de Escritores de Venezuela, la Orden “Francisco de Miranda”y la Orden Ändrés Bello”.

Durante años tuvo a su cargo la crítica de teatro, ballet y música de la Revista Imagen del Consejo Nacional de la Cultura. Colaboró con la Revista Nacional de Cultura y en los Cuadernos Hispanoamericanos de Madrid, en Punta Europa, etc. Fue columnista del diario Panorama en Maracaibo durante 30 años. Impartió conferencias-talleres en la Universidad del Zulia.

Estuvo a cargo de la crítica de teatro de la Revista Resumen y en diferentes revistas de poesía de Bélgica, sus poemas han sido traducidos al francés. Figura en Antologías nacionales e internacionales, en francés, portugués e inglés.

Invitada a congresos internacionales, se ha destacado en temas como la crítica semiológica aplicada al treatro y a la poesía, y a la paz en el mundo. Ha sido invitada a participar en numerosos foros y conferencias en Venezuela.

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Emeterio Gómez: Yoda contraataca

¿Qué sería de Occidente si Aristóteles hubiese dicho que el Ser era relativo?

Por EMETERIO GOMEZ

Mis Amigos Contradictadores vuelven a la carga. Arremeten contra la Muerte de la Filosofía, mi próximo taller en la Fundación Valle de San Francisco… que, por cierto, se inicia este martes. En este round, sus baterías apuntan a negar que las ideas filosóficas tengan que ser absolutas. ¡O sea, que puede haber una Filosofía Relativa! Cito: «Emeterio se circunscribe al pensamiento que asume a ‘la verdad’ como absoluta, cuyo momento estelar es Platón. ¿Acaso TODOS los pensadores se encerraron en esa obsesión por la verdad absoluta? Y, los que no lo hicieron ¿no tienen derecho a llamarse filósofos?».

Por supuesto que tienen derecho a llamarse filósofos. Pero si al derecho vamos, los que nos burlamos de los «Fundamentos Relativos», tenemos todo el derecho a llamarlos… ¡Filósofos Relativos! Es decir, endebles, cuestionables, zonzos. Imaginemos tan solo qué habría sido de la Filosofía Occidental si Platón le hubiese llegado a la noción de Verdad, pero… relativa. O sea que con las mismas Razones que se funda el Bien se podía fundar el Mal. O que Justicia e Injusticia eran más o menos lo mismo.

O, preguntemos, para lacerarnos mejor, ¿qué sería de Occidente si Aristóteles hubiese dicho que el Ser era relativo, que todo Ente podía tener o no un Ser? Que su esencia podía ser equis o exactamente la opuesta. Que la Lógica no se refería a la Realidad, al Ontos, al Ser del mundo, sino que consistía en una serie de hipótesis que -dependiendo de las premisas- podían ser válidas o no. En otras palabras, que la diferencia entre Ser un perro o un gato, un hígado o un páncreas, no era absoluta sino relativa.

No panita, el rollo de lo Absoluto y lo Relativo no va por allí. Cualquiera que haga «Filosofía Relativa», está simplemente hablando pendejadas. Igual que las de Platón, las verdades de Aristóteles sólo pueden ser Absolutas. Porque en la Naturaleza ¡hay verdades absolutas! En el Espíritu NO; por lo menos hasta un cierto nivel de profundidad. Un perro, por más que aprenda a maullar ¡no ES un gato! Ni un codo ES una rodilla; los ángulos internos de un triángulo suman 180 y eso no se discute. En el plano del Espíritu, al contrario -y repito, hasta cierta profundidad- la «Realidad» es Relativa. El odio más profundo y el amor más excelso pueden mezclarse en un mismo Ser. Es precisamente, por eso por lo que la Filosofía fracasa. No puedo sino reiterarlo hasta el hastío: ¡porque el Espíritu es incognoscible… y la Filosofía es en lo esencial un Conocimiento!

Y es allí cuando El Yoda -la Religión- contraataca. En el Espíritu todo es relativo. Por eso la filosofía fracasa ante Él, porque una Filosofía Relativa es una simple tontería. Puedo tener todas las razones del mundo para no perdonar una ofensa… ¡y decidir perdonarla! O al revés. En Él todo puede «Ser» su contrario y la Noción de Identidad carece de sentido. ¡Pero Él puede imponerse Absolutos! Puede imponerse el respeto a los demás de manera férrea. Así como puede libremente decidir amar… cuando del Amor al Prójimo se trate; cosa que no ocurre con el Amor Pasional, porque éste atañe a la Naturaleza y no al Espíritu.

La Religión alude a lo Absoluto por eso, porque nos permite otear que el Amor al Prójimo no es una dimensión relativa; o al menos tiene la posibilidad de no serlo. No son verdades hipotéticas o condicionales: no es que yo te respeto si tú me respetas o para que tú me respetes. Es que te respeto ¡porque SÍ! Porque me da la gana. Esa dimensión absoluta del Espíritu que no tiene nada que ver con este mundo -que es absoluta y trascendente- esa es la noción de Dios.

Fuente: EL UNIVERSAL, 8 de abril de 2012, Opinión

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Entrevista a la escritora Helena Sassone

Por Carmen Cristina Wolf

El Círculo de Escritores de Venezuela celebra la aparición de la novela de Helena Sassone, No siempre el olvido, quien ha publicado 21 obras. Nacida en Madrid en 1938, poeta, dramaturga y autora de numerosos ensayos de crítica literaria. Desde 1955 reside en Venezuela y sus lectores han disfrutado de una escritura lúcida y de vanguardia, de sus obras de teatro y participación en foros, conferencias y lecturas de poesía.
No siempre el olvido (Monte Ávila Editores Latinoamericana), es el título de la novela, ambientada en la Europa comunista. La protagonista vive el drama de la lucha de clases y la consolidación del socialismo con miras a una irrealizable utopía, y narra el desencanto y la fatiga de unos seres humanos perseguidos por el régimen que ven sus existencias destruidas. Andreína Guenni Bravo, en una reseña publicada en el Papel Literario de El Nacional el 23 de febrero de 2008, escribe:
“El personaje central de este nuevo regalo de palabras parece materializar, sin saberlo, la lucha de quienes viven con las huellas de los años de opresión. La tragedia y la gloria del renacer de las sombras de una vigilancia sin medida, la confianza sobre la idea de que entre la tormenta de incertidumbre, soledad, miedo y desilusión, es posible hacer camino.”

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Iniciamos una entrevista con esta mujer madrileña, vivaz, inteligente y de gran sentido del humor, residenciada desde muy joven en Caracas. Es una de las fundadoras del Círculo de Críticos de Teatro de Venezuela y de la Asociación Internacional de Críticos de Teatro de Venezuela. Forma parte del Consejo Consultivo del Círculo de Escritores de Venezuela. Tiene una extensa obra publicada, tanto en poesía como en teatro y novela, y ha colaborado durante muchos años con el diario Panorama de Maracaibo. Parte de su obra ha sido traducida al francés.

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—Me gustaría que hablaras de tu segunda novela, No siempre el olvido

—Se trata de mi obra número 21. En narrativa primero fue un libro de cuentos, Entre cuatro paredes, del cual Benito Milla, entonces director de Monte Avila, tuvo que retirar los ejemplares enviados a España, vetados a causa de la censura franquista. Años después aparecería mi primera novela Toquemos Bach. Ésta se agotó rápidamente, y a pesar de que fue muy leída y comentada, nadie advirtió su estructura musical: claro que estas innovaciones suelen sorprender.

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—¿Y el resto de tu obra?

—Estuve muy enfrascada en la crítica literaria, en el ensayo. Para mí junto a la poesía era lo más esencial en el campo de las letras. Por el análisis crítico entraba en el mundo de los otros; por la poesía entregaba mi mundo a los demás. Ha sido mi manera de vivir. En poesía mi primer título fue Entre nubes, entre piedras, editado por Lírica Hispana en Caracas; el primero de mis ensayos, también publicado por Monte Avila, fue Buho de papel.

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—De los géneros que cultivas, la narrativa, el ensayo, el teatro, la poesía ¿cuál prefieres?

—Todos los géneros literarios me interesan, pues al representar diversas formas de expresión se relacional con los diferentes que han de buscar la forma del mensaje: el tema que suscita el género. Diríamos que el asunto determina la estructura. La vieja antinomia entre fondo y forma que Croce creyó resolver.

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—Si nos circunscribimos al campo del relato, de la novela, Ortega y Gasset dio inicio en la España de su tiempo a una polémica acerca de esto en sus ideas sobre la novela; creo que alguna vez lo has referido.
Sí, el filósofo sostenía, primero, que la novela era un género muy exigente: “Siempre ha sido muy difícil producir una buena novela … es un error representarse la novela – y me refiero sobre todo a la moderna- como un orbe infinito del cual pueden extraerse siempre nuevas formas … Es prácticamente imposible hallar nuevos temas.” Segundo, “la falta de nuevos temas produce en el lector embotamiento de la facultad de impresionarse.” Tercero, “al padecer el escritor la penuria de temas posibles, necesita compensarla con la exquisita calidad de los demás ingredientes”.

—Evidentemente, Ortega pensó que la decadencia de la novela podía salvarse por
la forma. Yo estoy absolutamente convencida de que las técnicas del lenguaje , la estructura formal, ha acudido en ayuda de su supervivencia. La sobrevaloración de los elementos formales es consecuencia del desarrollo del género narrativo: una dialéctica estructural que empieza por contar, imitar, sigue por interpretar el mundo, continúa por crearlo. De la epopeya, género épico-heroico que se refería a grandes hechos, a la novela documento, el realismo, la novela mimética, el naturalismo, la novela psicológica, se ha llegado a la novela formal, el noveau roman francés de Robbe-Grillet o a la novela Mobil de Butor.
Los estructuralistas por su lado, influyeron definitivamente con su crítica formalista en el cuerpo del relato. Gerard Genette expresó que si nos circunscribimos al campo de la creación literaria, definiremos sin discusión el relato como la representación de un sucedido o de una serie de acontecimientos, reales o fantásticos, por medio del lenguaje escrito. Combinar un conjunto de acciones en un mito, un cuento, una epopeya, una novela.

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—En esa vastedad del relato, como narradora y como crítico, ¿qué destino crees asumen los diferentes modos del relato en la narrativa contemporánea?

—La epopeya como género épico heroico juega un papel preponderante en el estudio histórico de las diversas literatura. No leeríamos El cantar de Roldan, la más perfecta epopeya del ciclo carolingio, traducido al español por Benjamín Jarnés, o la famosa epopeya renacentista La Araucana, de Alonso de Ercilla, son joyas de la narrativa. Actualmente “lo heroico” se asume de otro modo, basta recordar La Guerra y la paz de León Tolstoi, y contemporáneamente, el Don apacible de Mijail Scholojov. Sabemos que tanto la epopeya como la novela se caracterizan por su considerable extensión, no obstante, la epopeya propiamente dicha decayó por su infantilidad emotiva normativa.
En cuanto al mito para mí es algo muy serio: un valor cultural universal, cuya denominación griega deslumbra. En Homero, mito quería decir discurso, palabra. Más adelante, mito es fábula o narración maravillosa. Se trata también de una ficción alegórica por medio de la cual se ofrece una enseñanza moral. Recordemos los fablieaux de la literatura francesa o la fábula milesia, cuento o novela inmoral, que actualemte conforman un seudo-género narrativo.
Mas sería incompleta mi respuesta si dejara de referirme a la novela-mito, muy estudiada por Albéres, quien ve en Joice “el último novelista de la Edad Media”, o como escribe Michel Butor, de la novela-mito, que no sería otra cosa que la expresión narrativa oponible a la novela popular.
No obstante, hay una vigencia en la clasificación no tan reciente, de Edwin Muir sobre la novela, que cataloga en tres tipos: la Dramatic Novel, la Novel of Charácter y la Chronicle Novel. Raro es la novela que no pertenece a uno de estros tres tipos.

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—Dentro de este polifacetismo de la novela ¿dónde te situarías? ¿Qué ha sucedido en un silencio narrativo de aproximadamente veinte años?

—El perfeccionamiento del oficio en cuanto al género novela, la creación en otras áreas, como la crítica y el ejercicio de la autocrítica, que en aras de la exigencia a veces te paraliza. La poesía era mi afirmación; sin embargo, mis cuentos de Entre cuatro paredes conformaron un Ser que no quise repetir. El cuento es tema único, expuesto en tiempo breve. No me ha tentado sino como un aporte al sentido general de una novela.
De tu exposición acerca de las diversas estructuras de la novela, y tu identificación con algunas de las ideas orteguianas, podría deducirse tu preferencia por la técnica, es decir la forma el lenguaje, perdiendo relieve el tema o asunto. Si esto es cierto, háblanos de la estructura de No siempre el olvido.

Comenzaré por observar que, en principio, sin tema no hay forma –aunque puede no haber argumento en el sentido antiguo corriente- porque el tema o “fondo” determina la forma. Pero ésta es el arte del artista, el estilo del escritor, el modo como expone el novelista. A mí me tienta siempre prescindir de lo cronológico, usar el tiempo sin fechas del recuerdo como evocación significante. El tiempo sería la medida de los hechos en el instante de revivirlos, como las notas de una partitura musical que cobran vida al interpretarlas. No siempre el olvido está pensada como estructura musical. Esto es de vieja data: las investigaciones que precedieron. Al estudio semiológico de la crítica de teatro, sobe la que tengo obra publicada, me llevaron a buscar nuevas formas de la novela, cuya lectura siempre terminaba aburriéndome. Pero he aquí que un día, leyendo un análisis narrativo de Frederick Kart, hallo que éste califica de gran sinfonía el Cuarteto de Alejandría, a la vez que exalta otras composiciones como estructuras musicales de la actual novelística, entre çestas la suite, el tema con variaciones, la fuga y el contrapunto.

En impromptu, cuatro partes y un finale se divide el material narrativo de la obra No siempre el olvido, que tiene un fin crítico-social, no moralizante, entiéndase. Su estructura sería el tema con variaciones.
Estas estructuras musicales no son fácilmente detectables, por otro lado se sabe que el lector de novelas va a la búsqueda del tema o del argumento, es lo que vende, y sólo la crítica avanzada descubre la arquitectura invisible. De la fiebre estructuralista me quedaron algunos hallazgos. De la música, el pensamiento del antropólogo belga Claude Lévi-Strauss toma la dialéctica de los temas y de las variaciones, cuyos análisis aparecen en obras como El arte de la fuga, de Juan Sebastián Bach; en el estudio dedicado a la tetralogía de Wagner, El anillo de los Nibelungos y en las obras sobre Schoenberg, Webern y Alban Serg. A la vista de todo esto y tras las palabras de Lévi-Strauss, de que “estamos a punto de presenciar la desaparición de la novela, cuando la denominada música serial sustituye a la novela como género”. Te diré: desde hace muchos años el cine y, ahora, las series televisivas argumentales, son causa de la decadencia de la novela. Las novelas premiadas se comienzan a leer y se abandonan. ¡Es urgente la transformación literaria de la novela!

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—Hablemos de diferencias entre tus dos novelas. Técnicas, elementos autobiográficos en Toquemos Bach y No siempre el olvido.

—Creo necesario registrar el tiempo que media entre una y otra; veinte años suponen cambios en el mundo, en la sociedad inmediata al escritor y cambios en quien escribe. Toquemos Bach es una obra más lírica. El encanto inédito de pasar una breve temporada en la ciudad de Telemannn, Magdeburgo, en una Alemania organizada y llena de eventos culturales, como las excelentes orquestas de cámara, el teatro de Brecht y los certámenes literarios, detrás de “la cortina de hierro”, como decía la sinopsis de la contraportada, exaltaron mi inventiva. La historia no es autobiográfica. Los personajes tal vez fueron reales, pero desde mi perspectiva. Su estructura también es musical: un trío de cámara cuyos tres instrumentos son los personajes.
Esta estructura pasó inadvertida para ls críticos, entonces como ahora. Aunque en el caso de No siempre el olvido, la clasificación del material podría presumirla. Creo que la narración es fugada, con reiteraciones y temas repetidos, para alimentar cualquier soledad. Como en mi novela anterior, lo autobiográfico es la descripción de las ciudades, la narración de sucesos y circunstancias desde el mirar afectivo del autor. En los relatos, lo argumental no suele ser personal. El punto de vista y la sensibilidad con que se asume y se expone, sí.
En estas dos novelas yo me propuse la crítica social de sistemas que ahogan al ciudadano de nuestra contemporaneidad. La libertad es un duelo entre sendas.

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Carmen Cristina Wolf: La vocación de nombrar

El lenguaje, una visión del mundo
Por Carmen Cristina Wolf

Un pueblo sin conciencia de la lengua termina repitiendo los slogans de los embaucadores, es decir, muere como pueblo.
Rafael Cadenas

LA PALABRA Y SU ESENCIA

Los seres humanos no tenemos otro apoyo ni refugio más que el lenguaje y el amor. Nos vamos haciendo, crecemos y nos construimos a través de lo que pensamos, decimos y creamos. O nos conformarnos con un molde ya hecho, lo que significa repetir patrones, o nos damos a la tarea de construir nuestro propio mundo. Ahondar en el ser del lenguaje permite encontrar caminos y avizorar horizontes para encarar el peor de los males de este mundo: la pérdida de sentido de nuestra propia existencia.
Uno de los libros más interesantes que me acompañan en el viaje por estos rumbos, es Ontología del Lenguaje de Rafael Echeverría (Dolmen ediciones). Parece una exageración, pero identificar y ahondar en los actos lingüísticos básicos, tales como decir sí o no, las declaraciones, afirmaciones, juicios, ofrecimientos, peticiones y promesas, en fin, todo lo que expresamos y callamos a cada instante, puede ser vital para entender un poco más nuestro universo personal y desplazarnos del desconcierto a la comprensión.
No hay palabras que caigan en saco roto. Toda frase construye un mundo de significados y genera acciones constructivas, respetuosas, adorables o perversas. El lingüista Mortara Garavelli acota que uno de los secretos del buen empleo de la teoría de la argumentación es saber guardar silencio cuando es menester. Es preferible hablar menos y reflexionar más sobre lo que pensamos y decimos. Este ejercicio puede convertirse en un juego fascinante, en un arte placentero. Ya la vida está muy enredada últimamente para pretender algo que vaya más allá de pensar apasionadamente en las cosas.
El desarrollo o la decadencia de los pueblos se reflejan en la riqueza o en la pobreza de su lenguaje, porque el lenguaje implica una visión del mundo. Somos de acuerdo a como hablamos. Todo fenómeno social es siempre un fenómeno lingüístico. Nosotros cortamos en pedazos el mundo, lo organizamos, lo conceptualizamos. Por ejemplo, cuando se habla de esencia y substancia, del ser y el ente, estas palabras están impregnadas de una visión que propusieron los griegos. Cuando nombramos los vocablos alma y cuerpo, nos enmarcamos en una concepción cristiana, estamos dejando sentado que existe una clara delimitación entre dos componentes del ser humano, uno visible, tangible, transitorio, el otro intangible e inmortal. Otra manera de entender la naturaleza humana, diría que no existe esta división entre alma y cuerpo, simplemente son estados distintos de energía y de conciencia. Sólo mencionar estas palabras representa la adopción de un sistema de pensamiento religioso, filosófico, científico y social.
Un gobernante o líder que posea un lenguaje constreñido a una ideología excluyente y pretenda ignorar las otras visiones del mundo, es un peligro para su pueblo, porque pretenderá encasillar a la sociedad en su visión, despreciando al resto de los ciudadanos que no piensan como él.
Hablar sobre la importancia del lenguaje es como constatar que el sol sale todos los días, pero con frecuencia es necesario insistir sobre lo evidente. Leer, escribir, es algo tan común que se pierde la percepción del carácter extraordinario del lenguaje.
¿No es sorprendente que las grandes transformaciones de las sociedades se inicien con palabras? El poeta alemán Hölderlin escribió: “al hombre se le ha dado el más peligroso de todos los bienes, el lenguaje, para que atestigüe lo que es”. Y yo agregaría: lo que es y también lo que no es, porque el lenguaje está al servicio del albedrío del ser humano, para manifestar lo mejor de nosotros mismos y también para generar confusión, guerras y sufrimiento.
Ha llegado el tiempo de que en Venezuela los maestros y los estudiantes aprendan teoría de la argumentación. La nueva lingüística reivindica la Retórica, expresarse con eficacia y con ética. Retórica no consiste en adornar las frases con floripondios y vocablos extraños, no es un simple artificio literario y mucho menos pretender engañar a los otros mediante la persuasión.
La retórica es una disciplina indispensable para transformar a la sociedad. Así como un cuchillo se utiliza para partir el pan y mondar una naranja, también puede ser empleada para herir. Es por eso que saber retórica debe ir indisolublemente unido a la ética. Es un daño irreparable privar a los maestros de su arma principal: la teoría de la argumentación, el arte de la expresión persuasiva.
¿Cómo vamos a inflamar los corazones de los jóvenes de valores éticos, de ideales, cómo vamos a convencerlos de tener fe en ellos mismos y orgullo de hacer las cosas bien, si los maestros no conocen el arte de convencer porque carecen de los recursos de la Retórica?
La debilidad de nuestra nación se inicia en las aulas de clase.

APROXIMACIÓN AL POEMA

Todo lo que pensamos y sentimos, lo imaginario y lo real, puede ser transformado en poema. Una vez escrito, el poema es propiedad de quien lo haga suyo, no de quien lo escribió. Berkeley decía que el sabor de la manzana no está en la manzana, sino en el encuentro de la manzana con el paladar, así el ser del poema está en el encuentro entre el poema y el ser humano que lo lee o lo escucha. El poema sólo existe a medias cuando no es leído. Y cuando el poeta dice que a él no le importa si lo leen o no, me permito dudar de su sinceridad, porque no hay nada más gratificante que encontrar a alguien conmovido con un verso escrito por nosotros.
Sin pretender ponernos a buscar imposibles definiciones, recuerdo a Octavio Paz cuando dice que el poema es una obra única, irrepetible, insustituible, es una unidad autosuficiente. El poema empieza y termina en sí mismo. No tiene valor de cambio ni utilidad tangible. No es fácil poner a las palabras a decir lo que el poeta quiere que digan. Él libera las palabras de la conversación, y vuelve a reunirlas en su condición de amigas, gracias a las frases: sonido-silencio, sonido-silencio y así.
Un poema que es un verdadero poema nos acelera el pulso. Puede hacernos sentir asombro, admiración, ternura, rabia, espanto, alegría, dolor, nostalgia. Pero jamás nos dejará indiferentes.
El poema es una confesión de fe: el poeta puede o no creer en Dios, puede amar la vida o aborrecerla, creer que el ser humano es bueno, o malo, o ambas cosas, no creer absolutamente en nada. Aun así, el poema es una confesión de fe.
El auténtico poema no es fruto de la inspiración. Se aprende a escribir, y es el fruto de una larga paciencia y de un intenso trabajo. Dice García Lorca: “Si es que soy poeta por la gracia de Dios, o del demonio, también lo es que lo soy gracias a la técnica y al esfuerzo, y a saber de una manera absoluta, lo que es un poema.”
Concluyo con una anotación de Rafael Cadenas: “un pueblo sin conciencia de la lengua termina repitiendo los slogans de los embaucadores, es decir, muere como pueblo.”

LA SEDUCCIÓN DEL RITMO

El lenguaje cobra su mayor fuerza expresiva cuando está sustentado en el ritmo. El universo está inmerso en el ritmo. El ritmo rige el crecimiento de todo cuanto existe, de los hombres y de los imperios, de las cosechas y de las instituciones.
El ritmo nos atrae porque desde el vientre materno vivimos en los latidos del corazón de nuestra madre. Al nacer nos mecen y nos cantan tonadas que repiten sus estribillos una y otra vez: “Aserrín, aserrán, los maderos de san Juan… los de rique, alfeñique, los de roque, alfondoque, riqui, rique, riqui ran”…
El ritmo produce el placer de la espera, el placer de la realización y del recuerdo. El poeta siente el ritmo de sus pensamientos, de los sucesos, de los sentimientos. Se ha hablado mucho del ritmo interior del poema. Ese ritmo interior tiene que revelarse en intensidades, acentos, entonaciones, pausas, ritmo.

LA VOCACIÓN DE NOMBRAR

Infancia significa confiar. Los niños confían en el mundo que los rodea. Creen en lo que les decimos. Y si no les ha sucedido algún hecho lamentable que les genere temor, los niños no sienten miedo.
Pero el tiempo pasa por nosotros y sobrevienen los temores, las dudas. A unos kilómetros de distancia nos aguarda el desgaste, la vejez y la muerte. El mundo es contradictorio y las personas también.
Somos justos a veces, otras veces somos injustos. Somos generosos y egoístas. Llevados por corrientes encontradas, a través de un río entre luz y sombras que no elegimos. Ello produce un desasosiego, y quisiéramos navegar siempre por el lado luminoso de las aguas.
Se puede abordar la existencia de diversas formas, tantas como personas hay en este mundo. Pero en esencia, podría decirse que una manera es el descreimiento de todo, la amargura, el desaliento absoluto. Nos convertimos en seres quejumbrosos, perdemos la capacidad de admirar el misterio que es la Vida.
La otra consiste en plantarse en este mundo con admiración y asombro, amarlo, imaginarlo diferente, buscar aquello que ES en nosotros, el Ser que sostiene todo cuanto existe. La poesía en una visión del mundo y un lenguaje que lo transforma. Es un cordel lanzado al caminante para que se siente un rato a conversar.
El lenguaje es el don más grande que se le ha dado al ser humano. La poesía es perfectamente inútil, no tiene precio en el mercado, no puede cambiarse por monedas ni venderse en la bolsa de valores. La poesía es un encuentro con el ser más íntimo, es un puente tendido al otro, una invitación al dialogo y a la comunión.
Nombrar significa en un primer momento, intentar la representación de las cosas con exactitud. En un comienzo, las palabras tienen el poder de recrear los objetos con verdadera eficacia.
La vida de los pueblos y su evolución se refleja y revela en el lenguaje. Aquello que no puede ser nombrado es como si no existiera. Por ello los hombres que han alcanzado cierto grado de sabiduría le dan tanta importancia al lenguaje. Octavio Paz en su libro El arco y la lira reseña que en el Libro XIII de los Anales, le preguntaron a Confucio: “Si el Duque de Wei te llamase para administrar su país, ¿cuál sería tu primera medida? El Maestro dijo: La reforma del lenguaje. No sabemos donde empieza el mal, si en las palabras o en las cosas, pero cuando las palabras se corrompen y los significados se vuelven inciertos, el sentido de nuestros actos y de nuestras obras también es inseguro.”
Imaginemos que los vocablos “libertad, verdad, justicia, paz”, valores sobre los cuales se asienta nuestra existencia, cambiasen sustancialmente de significado, bien sea por un desgaste en su significación, por el mal uso que se haga de ellos, bien sea porque un régimen autoritario pretenda alterar se esencia para sus propios fines. Los fundamentos de la sociedad se ven afectados en lo más profundo.
Verbigracia, la palabra amor en algunas épocas se agota. Un gobernante que constantemente dice “amar” a su pueblo, y su conducta avergüenza a los gobernados, por estar reñida con la ética y el bien común, producirá en la gente desconfianza e indiferencia. La palabra amor irá siendo cada vez menos utilizada.
El término igualdad ha sido invocado como bandera por los sistemas comunistas y socialistas. Es una aberración pretender que todos los seres humanos seamos iguales. Seríamos copias al carbón unos de otros y perderíamos lo más valioso y sagrado, aquello que es esencial a la naturaleza humana: la libertad. Otra cosa muy importante es la igualdad de derechos y deberes, la igualdad de todos los hombres en el respeto a la dignidad. Esto es fundamental. Los regímenes comunistas pretenden sacrificar la libertad para lograr la igualdad. Esto es monstruoso, pues quebranta la esencia del ser humano: el hombre es en esencia libertad.
El lenguaje nos acompaña dentro y fuera de nosotros como el aire. Sin él la vida humana deja de serlo. Cuando a Confucio le preguntaron qué sería lo primero que haría él si fuera gobernante de un pueblo, contestó: “Emprendería la reforma del lenguaje”. Porque el significado sesgado o distorsionado que se da a un vocablo, cuando es usado por el poder para torcer la voluntad de los ciudadanos, es el mayor de los peligros y la peor violencia que se puede ejercer: abolir el libre albedrío.
Si se analiza un gobierno desde el punto de vista de la semántica, allí veremos retratadas sus intenciones.

Este ensayo forma parte del Libro «Literatura y vida», de Carmen Cristina Wolf (Inédito)

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«No siempre el olvido» de Helena Sassone

Por Jaime Bergamin Leighton / ENcontrARTE

La novela arranca con un tono confesional (que marca la constante de toda la novela), refugiada en la descripción de una partida con aires de naufragio. Dos páginas de abandono y un dejar atrás el lugar nativo que, gracias al «progreso» ya no reconoce y, mucho menos le pertenece y que, autora mediante, nos hace suponer esa Madrid borracha de europeismo, modernidad e imperdonables olvidos.

Un libro cuya primera edición llegó a las librerías en el 2008 y que, a la luz de los acontecimientos adquiere una sorprendente actualidad demostrándonos que el devenir histórico es cíclico, porfiado y tramposo, que el poder solo cambia de fisonomía, pero que inevitablemente termina por entrampar a quienes lo ejercen (ver Criticón Nº140), superando las buenas intenciones para reducirlas a lo que el ser humano es o puede alcanzar. Solo es cuestión de tiempo, y los que toman el relevo, con la excusa de hacer justicia y reparar los excesos, terminan atrapados en la realidad y utilizando los mismos métodos de sus antecesores. Tú eres uno de los muchos ciudadanos que quisieran vivir de otra manera, lo que sucede es que, a menudo, no se puede elegir la manera de vivir.

Y la frase que define los lapsos que la realidad nos impone: Hay que esperar los cambios
progresistas, porque en realidad, en esto consiste la historia. Helena Sassone nos entrega una novela donde el rigor literario no excluye el interés que el lector debe sentir y quedar atrapado por el devenir de hechos y personas, en este caso, reales, novelados con la maestría de quien se ha paseado por la literatura y la vida como protagonista y espectadora en un planeta tierra que gira cada vez más rápido hasta volverse uno, convirtiendo ese mundo ancho y ajeno de otros tiempos en esta aldea global donde guerras y tragedias se suceden y superponen transformando, cada vez más, al ser humano y a la humanidad, en simples datos estadísticos.

Relato lineal de esta periodista, poeta, cuentista, ensayista y semióloga, nacida en una
España destrozada por la guerra civil y que abandonara adolescente, para mudarse a la Caracas pastoril de los 50′, dejando atrás 17 años de guerras, privaciones y una carrera de derecho sin culminar.

Su biografía nos dice que ha participado en congresos en Rumania, Yugoslavia, Alemania, Bélgica, España, Perú, Colombia, Francia, Israel… y todo parece indicar que lo biográfico prima en estos «olvidos no siempre», desde la misma protagonista, madrileña y académica, como ella, participante de ese movimiento esperanzador que siguió al fin de la Segunda guerra mundial asentado en el surgimientos de países donde la solidaridad revolucionaria se volvía realidad posible en una hermandad internacional que se tradujo, además de hechos trascendentales y decisivos, en el trasiego de miles de fervientes partidarios, jóvenes, la mayoría, que anhelaban para nuestros países un futuro mejor. La Rumania de Ceaucescu, sumida en su trampa histórica, se convierte en la verdadera protagonista, para enseñarnos que la
caída de su régimen no significó el fin de los viejos métodos que, a pesar de nuestro conocimiento superficial de esa sociedad, nos hablan de costumbres atávicas (y universales), muy difíciles de superar en el reducido marco de unas décadas.

Un libro imprescindible, que debieran leer esos beatos vociferantes que, con aire inquisidor esgrimen manuales absolutos olvidando quizás, ignorandoseguramente, que el socialismo del S.XXI está aun por definirse y que, como un gran rompecabezas, se debe ir conformando al ritmo de los acontecimientos, en diálogo permanente con la realidad, sumando voluntades, pero, por encima de todo, respetando la otredad sin que ello signifique abandonar la trinchera que, crisis mediante y los siempre peligrosos manotones de ahogado del capitalismo salvaje, se vuelve la única alternativa posible para salvar lo que nos está quedando de mundo.

«No siempre el olvido» de Helena Sassone
Monte Ávila Editores Latinoamericana C.A.
De venta en las Librerías del Sur

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Guillermo Meneses en los Diálogos de la Academia, 27 de marzo en la Sala Cabrujas

Guillermo Meneses (1911-1978), quien a mediados del siglo XX fue uno de los protagonistas con sus cuentos y novelas de un apreciable viraje estético de la narrativa venezolana, será el tema de la conversación que sostendrán el martes 27 de marzo en la sala Cabrujas el académico Carlos Pacheco y el crítico y narrador Carlos Sandoval.

Varias instituciones han celebrado con justicia el centenario del nacimiento de este polifacético maestro de la escritura que se cumplió el pasado 15 de diciembre. “Meneses le movió el piso a la ficción venezolana. Creó escuela. Después de sus cuentos y novelas, el clima narrativo ya nunca fue el mismo”, comenta el profesor Carlos Sandoval (Instituto de Investigaciones Literarias de la UCV), quien analizará la obra menesiana, en diálogo con el docente, crítico y editor Carlos Pacheco, Individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua.

Ningún homenaje mejor que releerlo, discutir y revalorar su aporte como novelista (La balandra Isabel llegó esta tarde, Campeones, El falso cuaderno de Narciso Espejo, entre otras), cuentista (Diez cuentos y, en especial, el siempre polémico “La mano junto al muro”), cronista emblemático de Caracas, dramaturgo, ensayista de fondo y editor de la legendaria revista CAL.

Promovidos por una alianza entre la Academia Venezolana de la Lengua y Cultura Chacao, estos Diálogos de la Academia se iniciaron a sala plena el pasado 28 de febrero, con el encuentro de Joaquín Marta Sosa y Arturo Gutiérrez sobre la obra de Eugenio Montejo, en una sesión inaugural en la que intervinieron Diana López, Presidente de Cultura Chacao y Francisco Javier Pérez, Presidente de la AVL.

El ciclo seguirá hasta fin de año, el último martes de cada mes, para revisar y discutir la obra de Antonia Palacios Miguel Otero Silva y José Ignacio Cabrujas, entre otros. Estos diálogos entre un miembro de la Academia y un experto en la obra de un distinguido autor venezolano son iniciativa de la Comisión de Literatura de la AVL, integrada por Ana Teresa Torres, Leonardo Azparren Giménez, Joaquín Marta Sosa, Elio Gómez Grillo y Carlos Pacheco, quien la coordina.

Los esperamos entonces el martes 27 de marzo a las 7 pm., en la Sala Cabrujas de Cultura Chacao, ubicada en la Avenida Francisco de Miranda con 3º Avenida de los Palos Grandes, CC. El Parque, Nivel C-1. La entrada es libre. Mayor información: www.culturachacao.org / @culturachacao.

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Teresa Carreño

Por Hugo Álvarez Pifano

Teresa Carreño, hasta la fecha, el más extraordinario artista venezolano, que logró conjugar para la historia universal, su condición de mujer y de músico. Algo verdaderamente difícil para su época

1.- La lucha por la dignidad de la mujer

Teresa Carreño irrumpió con una impactante presencia artística, inusitada por parte de una mujer, en el universo musical del siglo XIX. No eran todavía los tiempos en que la gente estuviera dispuesta a reivindicar para las mujeres la capacidad y los derechos que tradicionalmente se habían reservado a los hombres. Pero fue precisamente Teresa, con su fuerte y decidida personalidad musical, con el magnetismo atractivo de sus interpretaciones y con su impresionante virtuosismo en la ejecución del piano, quien tuvo que demostrar que efectivamente las mujeres se ganaban el derecho a reclamar el mismo sitial que los hombres en la vida musical del novecientos y en el futuro.

Su tarea no fue para nada fácil. Los derechos del hombre y del ciudadano, que habían constituido el ideario en que se inspiraron los revolucionarios liberares para luchar contra el despotismo de las monarquías absolutistas, en Europa y América durante los siglos XVIII y XIX, estuvieron restringidos al hombre blanco de sexo masculino, valga la redundancia. En tiempos de Teresa existían en todo el mundo profundas diferencias raciales, de credos políticos y religiosos, de condición social y económica, edad, nacionalidad, y sobre todo de sexo. A las mujeres no les estaba permitido, en ningún lugar, votar en elecciones políticas o desempeñar cargos públicos. Menos aún, lo que se llama en la moderna teoría política los derechos de “procura existencial,” esto es, educación, trabajo, salud, seguridad social, vivienda, protección de la familia, del matrimonio etc. Todo esto significaba para una mujer de talento e inmensos dotes artísticos, como Teresa Carreño, escasas posibilidades de presentarse en los grandes escenarios internacionales reservados tradicionalmente a los concertistas de sexo masculino.
Su lucha fue por la dignidad humana, específicamente por la dignidad de la mujer (un tema todavía muy actual en nuestro tiempo) y ella fue una de las primeras en lanzarse a escala universal en esta empresa: el reconocimiento a ser tratada social y artísticamente de acuerdo a su conducta, talento y méritos profesionales, y no según factores, que si bien son esenciales a la condición humana, son aleatorios, como el sexo, raza, clase social, etc.

Al principio, cuando era una adolescente, le solían decir la “belle virtuose”, para destacar su belleza física por encima de sus cualidades musicales, lo que se hacía muy a menudo con las cantantes de ópera, las únicas mujeres admitidas en el mundo musical del siglo XVIII, de seguidas a la desaparición de los castrados. A ella le tocó vivir en un momento en que los hombres “de buen gusto” se inclinaban ante las mujeres de gran belleza, pero manifestaban un desprecio absoluto frente al talento artístico de las mismas. Después, la llamaron con sarcasmo evidente “Paganini con faldas”. Más tarde, “la Walkiria del piano”, tal vez para destacar el carácter generalmente tempestuoso de sus ejecuciones, comparándola con esas formidables divinidades de la mitología germana, que escogían a los héroes que debían morir en los campos de batalla. También le decían “la leona del piano”, quizás para resaltar su entrega y la fuerza interior que imprimía a sus ejecuciones. O bien, “la mamá de Berlín”, un mote cariñoso que indicaba el afecto de su público en aquella exigente capital musical. Finalmente, para el momento de su muerte acaecida en Nueva York el 12 de junio de 1917, se le solía presentar como “The World’s Greatest Woman Pianist”. Pero, más allá de todos estos cognomentos, lo que se debe poner de relieve al referirnos a Teresa Carreño como un fenómeno artístico que alcanza la magnitud de la grandeza, es que en el ámbito de la interpretación de la música para piano, ella despuntó como la figura femenina de mayor presencia universal de toda una época.
2.- Orígenes de Teresa Carreño

María Teresa Gertrudis de Jesús Carreño García de Sena, mejor conocida como Teresa Carreño, nació en Caracas el 22 de diciembre de 1853. Hija de Manuel Antonio Carreño, educador y político, quien desempeñó los cargos de Ministro de Relaciones Exteriores en el gobierno del Presidente Manuel Felipe Tovar y Ministro de Hacienda con Pedro Gual. Ha sido muy famoso en Venezuela como autor del Manual de Urbanidad y buenas maneras(Manual de Carreño) y como hermano del celebre pensador y formador de juventudes de avanzada, Simón Rodríguez. Fue también músico y autor de un método de 500 ejercicios para el estudio del piano, especialmente elaborado para uso de su hija. La madre de Teresa, Clorinda García de Sena y Toro, fue una dama de gran moderación y espíritu reservado, totalmente en contraste con el carácter y el temperamento vanguardista de su hija. Ya hemos tenido oportunidad de asomar, que Teresa en sus actitudes audaces y en sus ideas fue una mujer que se anticipó a su propio tiempo. Así por ejemplo, en una sociedad donde el divorcio no era bien visto y mucho menos tolerado para las mujeres, ella se casó cuatro veces. Más aún, cuando le tocó reclamar la patria potestad sobre sus hijas, en las situaciones más adversas e inverosímiles, mantuvo firmeza de carácter en consonancia con una actitud feminista muy moderna.

3.- La vida musical en la Venezuela del siglo XIX

La Venezuela en que transcurrió la infancia de Teresita Carreño era una nación que ofrecía un cuadro económico, político, social y cultural desolador. Un país articulado, a duras penas, en la misma economía colonial del Siglo XVIII. Con una población inferior a los dos millones de habitantes, concentrados en la zona norte, costera y montañosa, de un territorio que para esa época contaba con más de un millón de kilómetros cuadrados. Con un comercio internacional dependiente de dos rubros, café y cacao, que exigían escasos requerimientos tecnológicos para su producción. Ganadería en situación muy precaria, atendida por una mano de obra diezmada por el paludismo que asolaba las tierras de cría. No existían obras importantes de infraestructura. La participación política estaba reducida a un grupo en torno al caudillo de turno, generalmente un militar que cambiaba al compás de una sucesión de interminables guerras civiles. La hacienda pública no alcanzaba a distribuir adecuadamente sus escasas rentas. Las pocas escuelas no podían dar la educación que se requería para la construcción de un nuevo país, ni elevar la condición de sus habitantes. La cultura se encontraba completamente rezagada.

A edad temprana Teresita comenzó sus estudios de piano con su padre. Sin duda, fue un caso de precocidad musical, a los cinco años tocaba piezas sencillas e improvisaba sobre las mismas. Abordó entonces un diario trajinar con los 500 ejercicios para el estudio del piano, que cubrían prácticamente todas las dificultades, técnicas y rítmicas, que un pianista puede encontrar en la ejecución de las obras dedicadas a este instrumento. Cuando a la edad de siete años los progresos de Teresita sobrepasaron las posibilidades pedagógicas de su padre, éste contrató a Julio Hohené, un pianista alemán residenciado en Caracas. Con este maestro la niña adquirió destreza y técnica para mover sus dedos en el teclado, al mismo tiempo que se introducía en el conocimiento de la obra de Johann Sebastián Bach, Félix Mendelssohn y Frédéric Chopin. Por su parte, Teresita mostraba el resultado de sus estudios en presentaciones que tenían lugar en veladas y reuniones familiares. Más allá de este pequeño mundo, rodeada del cariño de sus padres, del cuidado de su maestro y la atención de sus amigos, no existían otros horizontes para una carrera musical. En Caracas funcionaba como escuela de música la Academia de Bellas Artes (fundada en 1850), dirigida por Atanasio Moreno, quien recogía contribuciones para comprar un piano destinado a sus alumnos. Como posible lugar de trabajo, existían las bandas de música de la ciudad y los pequeños conjuntos y coros de las iglesias.

Estas limitaciones a la formación profesional y al desarrollo artístico de su hija no podían pasar desapercibidas a Manuel A. Carreño. La llegada de la guerra civil denominada Guerra Federal lo empujó a tomar la decisión de abandonar el país y viajar con su familia a los Estados Unidos de América. El 1° de agosto de 1862, con solo nueve años de edad Teresita Carreño parte para Nueva York, dando inicio así a una de las carreras artísticas más fascinantes que haya llevado a cabo músico venezolano alguno en toda nuestra historia. Desde el diario El Independiente, en un ardoroso artículo titulado “Tributo al merito”, Felipe Larrazábal le rindió un homenaje de despedida, al reseñar los dos últimos conciertos que celebró antes de su partida. El primero, en honor a Cecilio Acosta y el otro, ofrecido el 30 de julio en Puerto Cabello. En ambos Teresita Carreño viene conceptuada como una niña prodigio.

Primera parte. Fuente: www.literanova.net
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CONTINUARÁ …

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Cambalache de libros el domingo 18 de marzo

Una nueva edición de Cambalache de libros, se llevará a cabo este domingo 18 de marzo, a través de un evento que se desarrollará entre las 3:00 y las 6:00 de la tarde, en la Plaza Los Palos Grandes, con entrada libre. Organiza la Fundación de Cultura Chacao.

En un grato ambiente de trueque y solidaridad, los asistentes tendrán la oportunidad de intercambiar aquellos libros que ya no deseen tener, por otros que sí le interesen, para lo cual obtendrán un cupón por cada libro que lleven para canjear (hasta un máximo de 10 libros), que servirá para intercambiarlo por otro que podrá seleccionar en la zona dispuesta para el canje.

El público podrá participar en esta iniciativa, el domingo 18 de marzo, entre las 3:00 p.m. y las 6:00 p.m., en la Plaza Los Palos Grandes, ubicada en la Tercera Avenida de Los Palos Grandes, entre 2da. y 3era.Transversal. La entrada es libre.

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Kosmos, la IDEA de poesía en Nada Salas

Por LUBIO CARDOZO

Poeta Nada Salas
Caracas.

Recordada. En el ‘Romance del conde Arnaldos’ cuando le pregunta al marinero a quién le canta, el nauta le responde «Yo digo mi canción a quien conmigo va.»
He hilvanado las frases del escrito adjunto a esta carta para retribuir en algo las largas horas de solaz lectura de tus opúsculos. Nunca se agota la riqueza de un poema por muy detenida sea la mirada estudiosa sobre él. Van en estas hojas mis silenciosos diálogos con tus versos junto con mi afecto por esa admirable poeta, además mi solidaridad de tributo por los comunes amigos Humbolt, Andrés Bello, grandes hacedores del Nuevo Mundo. Acéptalo cual humilde trabajo literario de regalo de cumpleaños o Navidad, es tuyo.

Concluía «Kosmos la IDEA de poesía en Nada Salas» con dos notas, la «Nota 2» no la anexé, aún dudo si en verdad armoniza con los párrafos de acercamiento a tu lírica. Pero la incluyo a manera de postdatum de esta misiva para tu lectura y criterio.

Tu lector,
Lubio Cardozo

POSTDATUM: Percíbese en mi escrito un leve aroma helénico, su
explicación se halla en mi concepción de la Grecia de hoy: Esta, a mi manera de entender el acontecer intelectual contemporáneo, se extiende desde los irregulares litorales del Mar Egeo, incluido obviamente su archipiélago, hasta los extensos litorales del Nuevo
Mundo en el Océano Pacífico: la Nueva Magna Grecia del presente se llama Occidente, los inmensos territorios cruzados por el Sol en su camino hacia la noche, el ‘espérios’ griego, el dorado Occasus de los romanos de la latinitas, el «Occasus Solis» en lossuspiros de Cicerón, desde la terraza de su villa en Tusculum; en fin, las dulces
comarcas del Poniente, cuyo ‘omphalós, cuyo umbilicus, lo constituye la Grecia histórica, la eterna, con Atenas por capital. Ergo, quienes nacimos -favorablemente- en este
hemisferio (aunque aquellos griegos tal vez nos hubieran nominado «bárbaroi ‘ellenikoi’, bárbaros helenizados) formamos parte del reino, también nos pertenece esa lengua sagrada. Cie-
rro estas líneas con un párrafo del libro -Aportes a la filosofía
ACERCA DEL EVENTO, (Buenos Aires, Biblos, 2006. p. 59) del eximio filósofo Martin Heidegger:

«Pero la peligrosidad de la pregunta, quiénes somos, es a la vez, si el peligro puede forzar lo sumo, el único camino para llegar a nosotros mismos y con ello iniciar la salvación originaria, es decir, justificación de Occidente a partir de su historia”.

GARUA, de Nada Salas:

Cernida

por el tamiz de
la distancia

aterriza con dulzura.

Y sin embargo

no hay terrón

que su toque

no suavice,

ni simiente tan dura

que no ablande.

Fluye

como el rumor
de la palabra

cuando pasa

por la criba del amor,

que de cada letra

hace una semilla

saturada de aroma

en los jardínes

del corazón.

(‘Celajes’. Caracas, 2011. p. 41).

KOSMOS: LA ‘IDEA’ DE POESIA EN NADA SALAS

Conforman las piedras circuidas por las espirales del vacio el
Universo, en la amorosa dynamis eterna del Caos uncido al Cosmos, infatigables espíritus de la existencia. Hay entre ellos un rey, el sílex junto a su corte de mil nombres minerales, origen o principio de todo lo demás. En este bello planeta llamado Gea
por los griegos, Tellus por los romanos de la latinitas, Tierra en nuestra voz, sobre sus rocas descansan los océanos, sobre sus riscos comenzaron un largo camino los líquenes, los licopodios, los musgos, los gimnospermas, hasta el advenimiento de los árboles con flores, los insectos, los vertebrados, el humanus. Si paseando por un camino alguien una menuda piedra recoge y grita: «¡Tengo en mi mano un pedazo de Universo!»…
Dice la verdad sin lugar a dudas.  Ese mismo grito pero en el tejido
de los versos expresado para armar sus diáfanas odas, lo disparó a los cuatro vientos Nada Salas en su primer poemario ‘ Lapislázuli’ (1993).

Las composiciones de este singular libro de Nada Salas, rinden un homenaje a los minerales dotados de la sorpresa, lejos de cualquier calificativo banal, van sólo en esas páginas por cuanto poseen algo robado a la naturaleza del relámpago.

Disciplinada poeta
Nada Salas, ante estas piedras admirables cualquiera tentación erudita soslaya, apenas un poco de su encantamiento extrae, para equivalerlo con aspectos de la vividura del humano enamorado del Universo:

ZAFIRO
Pedazo de cielo
venido a menos.

Añico del techo celeste.
De la profunda tierra

sumida en tinieblas
precioso tragaluz.
(…)
(p. 189)

 Este ludismo de cruzar los ejes de la gracia del metal con
perfiles de la contingengencia del viandante muy bien lo registra en

«EL AZOGUE

 (…)

¿De qué fragua fantástica

manan tus gotas

pulidas y pesadas?

 ¿En qué magnífico manantial

fueron forjadas?

(…)
Azogue. Tan desconcertante
como el mismo corazón
del hombre:
Puedes roer como un
diente feroz
y brillar, a la vez,

como la Luna
redonda.» p. 41).

El ámbito inmediato, continuo, envolvente de los guijarros, de los
riscos, de la arena milagrosamente compactada en sus brillantes formas, se nomina celeste atmósfera, maternal abrigo transparente del Planeta. Entiendo acá, erigió con sus sentimientos junto a sus reflexiones sobre las estrofas, la poeta, un ara de
ofrenda lírica al gran ciudadano de la humanidad Alejandro de Humbolt «el descubridor científico del Nuevo Mundo» tal lo definió Bolívar. Pues bien, vuelca la atmósfera desde las estrellas la cornucopia de los prodigios de la luz, de los vientos, de la lluvia, el
rayo siempre sorprendente, la fiesta del trueno, la femenina inquietud del relámpago, el esplendor de la nieve, la vorágine de los huracanes, las tormentas del malhumorado Bóreas o las cálidas corrientes empujadas por el muelle Notos, ya la en todas partes
Aura -la tan deseada brisa- ya Céfiro con su viento suave, templado, del oeste -tan amado de los trovadores.

 Para aquellos antiguos griegos -creadores de Occidente- eran las
Horas: Eirene, Eunomía, Dike, las responsables de los caballos del Sol, custodiaban las puertas del cielo, disponían las nubes, atalayas en fin del clima, de la temperie.

Una vez le preguntaron al filósofo ´presocrático Anaxagoras de
Clazomene (s. V a. c.) cual fin tenía la vida, él respondió: «para contemplar el Sol, la Luna, las estrellas, el cielo»…Más de dos mil años después Kant categóricamente afirmará en el ‘Colofón’ de su ‘Crítica de la razón  práctica’: «Dos cosas colman el
ánimo con una admiración y una veneración siempre renovadas y crecientes, cuando más frecuente y continuamente reflexionamos sobre ellas: el cielo estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí.» Pero revelar en la red de los versos ese capítulo del Planeta
Azul fácil no resulta. Además de la autenticidad de la empatía erótica con la tierra, el vate o la vidente deben poseer la fortitud del vocablo helénico «parresía»: con esa voz los escritores grecorromanos identificaban la libertad del lenguaje, la autonomía de hablar, la franquía de decir, hasta de disparatar por
placer. Mas la libertad de la palabra exige valentía. Clamaba Pïndaro con vehenencia por esa virtud para los cantos de sus coros: «Oh augusta Musa, madre nuestra, yo te
suplico»…(NEMEA III).

Palabra libre, coraje, belleza el alma poética esencian. Nadie es
dueño de la poesía -a no ser Homero, Píndaro, Garcilaso, Darío-, el regalo divino de la creatividad lírica no posee dueño, sí la máxima exigencia, sí apuntar hacia lo bello en el espacio de la ódica. Escribió Nada Salas a la atmósfera, a su intrincada riqueza
fenoménica, un hermoso opúsculo: ‘Celajes’ (2011). Laboreo sutil, videncia, emotividad verbal para depositar en esos cantos el inquietante relampagueo de lo sorpresivo, transmutado en brillo, en artisticidad expresiva. Certum esse: Se pone ante los ojos
del lector el inmediato poema al azar tomado.

CIELO ABORREGADO DE NUBES

Guiados

por pastores invisibles,

al son de pifanos

inaudibles por la grey de abajo,
en trashumancia serena y segura,

hacia ignotos prados

se desplazan

por los campos celestes.

¡Qué solemnidad silente!

¡Qué contraste con el paso
de la gárrula gente

que no sabe
cómo orientar sus pasos,
mientras en turbelento desfile

se traslada
 hacia los ineludibles
prados del poniente!»

(p. 27).

 La poesía libertad significa, pero esa libertad requiere de la
valentía en el hacerse, necesita aventura, audacia en la creatividad verbal -‘poietiké’. El sacro misterio milagro de la belleza, el coraje de ser aportativo, la palabra franca, la esencia de la lírica vigorizan. Presente dicha ‘virtus fortitudinis’ en Nada Salas, porello en sus textos ódicos se atrevió plasmar los alaridos de la
fronda, el murmullo de la floresta. ‘Raigambre’ (2001) un fehaciente obsequio del valor de escribir así sobre este horizonte de laberíntico mundo del Planeta Azul, más de cien odas para celebrar el reino vegetal. Grita la Madre Gea sus salmos al través de
las formas de sus criaturas. Sabe oirlas Nada Salas. Escucha el díalogo de las plantas con el viento, el clamoreo de los cerros, de los ríos, del mar, el bramar de las ventiscas, el rin-rin del grillo, el trombón de los abejorros, el croar de las ranas, el serio rugir de los felinos, el trino de los pájaros celajes. Con la misma devoción
por los escenarios botánicos de este Continente del cantor de la «Zona Tórrida» Andres Bello, vertió con sabiduría la poeta en las estrofas de ‘Raigambre’ las cantigas de los padres árboles percibidas por el encantamiento del verdor, mediante la
constante presencia del entrecruzamiento lúdico de los entes de la naturaleza exterior con la ventura íntima del humano, así pues tradujo al papel el susurro de

EL MANGO
Pomo paradisíaco.
Seductora manzana de la Zona Tórrida
nacida de ramaje
que periódicamente
-ya porque la Luna brilla
ya porque las aves cantan
y perfume esparce la brisa-
al aire decide echar una cana
cambiando por rojo cobrizo
el verdor de su cabellera.

Si en el jardín de Hurácan
fuiste modelada
por voluptuosas manos sin forma.

Si te sazonaron
los ósculos miel-canela
del astro canicular.

Si te pintó

el pincel abigarrado
del ocaso tropical.
Si hálitos ajenos a esta tierra
aromaron
a delicia de tu pulpa…..

¿Serían tus carnes de Eva

y no las curvas de una fruta

con casto corazón de nieve
lo que Adán no pudo resistir
allá en el Edén?»

p. 80).

 Las amadísimas Diosas de los dominios nemorosos, las selvas, la
fauna silvestre, Artemis, Diana, al contemplar el laboreo composicional de Nada Salas, agradecidas sonreirán por la amorosa centinela de sus reinos aunque sólo utilice para la defensa de esos territorios las saetas de sus ritmos.

Hasta el presente (2112) en cada unidad composicional lírica de
Nada Salas tres ejes paradigmáticos rielan: el ente proveniente del paisaje sólo iluminado en su belleza, la cual a si vez reflecta el gesto, un rasgo espiritual de la poeta o de otro noble humanus, segundo eje; el tercer nivel reposa en el tratamiento
literario de la elocución, en su melodía, en la escogencia de los vocablos, en la elegancia expresiva: en este último carril, meramente formal, la voluntad de lo novedoso perfila, basada en la unicidad, en la imparidad bien tramada de dichas odas cual
invisibles estructuras de apoyo a la sorpresa, de invitación a la lectura. Celebre, a colación, el axioma de León Tolstoi:  «Sin novedad no hay arte».

Ocupa el reino animal el corpus de su grato libro ‘Arca de Papel’
(2006). Admírase la espontaneidad de la escogencia de sus invitados a la eternidad del canto, igual así su bondad de alumbrar a estos amables compañeros -suelo nominarlos, por lo menos a los vertebrados, ‘humánidos’ de la maravilla de la andanza. Tal vez
la poesía para Nada Salas la gran aventura durante su peregrinaje por el dilatado país de los días signifique. Pero ¿de dónde brota esa singularidad de su escritura lírica? ¿Reminiscencias de la absoluta noche originaria interpeladas cual un don o un destino, enhebradas en estrofas mediante la imaginación enriquecedora? Misteriosa
(¿explicita evocación por ello?) su composicion ‘Falena’ del mencionado opúsculo,

«Noctívaga.
En desatinada errancia

su solemne vuelo.
Desde la
oscuridad del insomnio

aterrizó

delante de mi lecho.

De la luz enamorada

condenada a ser sombra.

Fantasma
en solitaria ronda

buscando adónde

despojarse de su pena.»
(p. 53).

La esencia de la creatividad de Nada Salas libertad se llama,
insisto. Exige la anámnesis expedita vía, franquicia elocutiva sobre los rieles de una auténtica musicalidad para asomarse a lo recóndito por los postigos de los versos.
Hace más de dos mil años el dramaturgo romano Gneo Nevio (s, II a.c.) lanzó su solemne a la par de famoso reto: «Libera lingua loquemur» («dejemos la lengua hablar con
libertad»)…

«QUETZAL
En cenital ascenso
desprendida del arcón de la selva
una esmeraldina gema
enjoya

el aire de la mañana.

¡Es un quetzal en vuelo!

(…)

(p. 95)

¿Es Nada Salas, su poesía, cual esa ave?

NOTA: Inicia el rótulo de este escrito la palabra KOSMOS, en laude a la monumental obra de Alejandro de Humbolt, ‘Kosmos o descripción física del mundo’
(Berlin, 1845-1859), rica en abundantes descubrimientos e investigaciones
aportativas del ilustrísimo intelectual alemán.  Nada Salas, heredera sentimental del gran hombre, le prodiga, indirectamente, tributo con su obra lírica.

Lubio Cardozo

Mérida, febrero 2012

Desde la Torre de Segismundo, Mérida, el país de las nubes.
Uno de marzo de 2012.

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Sobre Lubio Cardozo
Nació en Caracas, Venezuela, 1938. Poeta, ensayista y bibliógrafo. Profesor e investigador Titular Jubilado de la Escuela de Letras, de la Universidad de Los Andes. Comienza su vida literaria en la revista En Haa junto con Teodoro Pérez Peralta, Jorge Nunes, José Balza, Carlos Noguera y Argenis Daza Guevara. También colaboró con Jakemate (Caracas, 1972) y Falso Cuaderno (Caracas, 1976). Creador de las revistas Axial y K (1966 y 1971). Lubio Cardozo ha dedicado buena parte de su vida a la investigación literaria, la crítica y la documentación. Fue Director de la Escuela de Letras (1975-1976), Director-fundador del Instituto de Investigaciones
Literarias «Gonzalo Picón Febres» de la ULA (1977) y Decano de la Facultad de Humanidades (1977-1980). Recibió el Premio Municipal de Literatura de Mérida (1982), Premio de Ensayo en la Universidad del Zulia (1969).

Publicaciones. De crítica literaria y estudios bibliográficos ha editado más de treinta títulos entre libros y folletos. Entre su obra destacamos: Antología de la poesía merideña (1969). La poesía de Mérida en Venezuela (1971), Epítome de la poesía en Mérida (1993), Andrés Bello: Antología distinta (1975), Bibliografía de la literatura merideña (1967), Bibliografía de Bibliografías sobre literatura venezolana en bibliotecas de Madrid, París y Londres (1975), Formas estructurantes del poema lírico (Solar, 2003). Entre sus poemarios: Extensión habitual (1966), Apocatástasis (1968), Contra el campo del rey (1968), Salto sobre el área no hollada (1971), Fabla (1974). Paisajes (1975), Poemas de Caballería (1983), Solecismos (1986), Poemas (1992), Lugar de la palabra (1993), Un verso cada día (1995) y Ver (1999).

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Dramatismo y poesía en los arcos secretos de la escritura de Gustavo Díaz Solís

Por Magaly Salazar Sanabria

En un aula de la Escuela de Letras de la UCV oíamos un poema de Percy Bysshe Shelley: “Cuando la lámpara se ha hecho pedazos / la luz yace muerta en el polvo/ cuando se disipan las nubes / se dispersa la hermosura del arco iris./ Cuando se ha roto la lira / no se recuerdan sus dulces tonos;/ cuando los labios han hablado, / pronto se olvidan los acentos del amor”(…) «Era nuestro querido profesor Gustavo Díaz Solís quien pronunciaba en perfecto inglés, el verso rítmico que anunciaba el hermoso sentido y las posibilidades que lo traspasan. En esos diálogos, entre la poesía amorosa inglesa y norteamericana, nos regaló los sonetos de Shakespeare, el East Coker de los Cuatro Cuartetos de TS.Elliot y más. En otro curso nos acercó a las propuestas narrativas del Ulises de Joyce y Faulkner. Más allá del docente, fue un privilegio tener cerca a un verdadero, académico, escritor, traductor de la poesía inglesa y norteamericana y crítico impecable. Además, hizo gala de su caballerosidad, gentileza y humanidad en el ejercicio de todos los cargos que desempeñó y entre los más cercanos, el de Secretario de la Universidad Central de Venezuela y Director de la Escuela de Letras de la misma Institución. Como alumna y como Representante de los Estudiantes ante el Consejo de la Escuela, junto con Alberto Amengual, fui testigo de su estatura humana e intelectual.

Entretanto, su biografía cuenta que nació en Güiria, el 2 de febrero de 1920 y mientras “Dios se hacía”, fue enriqueciendo su vida de muchos méritos académicos y literarios. En 1938 escribe su primer cuento “Curandero” que se publica en la Revista Elite. Desde ese momento su nombre empezó a sonar entre los cuentistas venezolanos. Después publica el libro Marejada (1940) y un año más tarde escribe “El Mosaiquito verde”. Le siguen “Llueve sobre el mar”, ganador del Primer Premio en el II Concurso de Cuentos de la Revista Fantoches (1942) y ese mismo año, “Detrás del muro está el campo”. La Asociación de Escritores de Venezuela recogió estos tres últimos cuentos en su cuaderno No. 41 de 1943. Y como dice Eliot “en ese tiempo para edificar, en el tiempo para vivir y generar”, nuestro convidado de afecto y admiración, fue a estudiar en Estados Unidos Seguridad Social, claro, trabajaba entonces en el recién creado Seguro Social Obligatorio. Se gradúa de Doctor en Ciencias políticas en la UCV. Y ese mismo año, de 1944 se marcha a Washington University a estudiar Literatura Inglesa y Norteamericana.

Un hito importante en su vida fue su matrimonio en 1945 con Hilde Gutmann, estudiante norteamericana, quien le permitió hacerse bilingüe. Por supuesto, un caballero de tan fina estampa no podía pasar desapercibido en el Norte… y tampoco en el Sur. De esta conversa entre el inglés y el castellano emergen las excelentes traducciones de los grandes escritores de habla inglesa. De regreso al país, trabajó en el campo petrolero de la Creole Petroleum Corporation. De toda esta experiencia surgió el cuento “Arco Secreto”. Luego en 1946 comienza estudios de Inglés y Literatura Inglesa en el Instituto Pedagógico de Caracas, de donde egresa con el título de Profesor y se incorpora al profesorado del Instituto. Más tarde, en 1947 escribe “Arco Secreto” y con él obtuvo un premio en el Concurso de Cuentos de El Nacional. Este torneo anual ha sido importantísimo para el descubrimiento de nuevos cuentistas.

De este modo, y para no agobiarlos con mis cuentos que no son tan buenos, sigo el arco del tiempo que coloca a nuestro homenajeado con la publicación de “Crótalo”, “Cachalo”, El punto”. En 1965, se desempeña como profesor de la Escuela de Letras de la UCV y cuando recibió el beneficio del año sabático se marchó a estudiar Literatura Inglesa y Norteamericana en la Universidad de Chicago. Escribió entonces, once ensayos de crítica literaria traducidos al castellano y publicados en el libro: Exploraciones críticas. En ese período aparece en Monte Avila Editores once cuentos del autor con el nombre de Ofidia y otras personas.

“El alba apunta y otro día/ se dispone al calor”, dice de nuevo Eliot. Y así llegó la agitación de la Renovación Universitaria en 1969, sus fragores, reivindicaciones estudiantiles, protestas contra el sociologismo imperante en la crítica literaria, ideas academicistas conservadoras, indiferencia ante los problemas de la Escuela, oposición a las aspiraciones estudiantiles, enmascaramiento de afinidades ideológicas, dominio de algunos profesores sobre un número de cátedras, entre otros asuntos. Del Manifiesto de la Escuela de Letras de la UCV Septiembre de 1977,escojo apenas, un apartado de las preocupaciones de los alumnos que reconocían, entonces, las limitaciones de un documento de este tipo: “Estudiar Literatura es enfrentarse a problemas que, al fin no son fichables ni reductibles a planes más o menos hermosos sino que solicitan de nosotros, Profesores y Estudiantes, pruebas de fuerza ética, impregnación total; problemas que revierten sobre nosotros una carga inmensa de dudas sobre lo que estamos haciendo aquí y ahora”.

El comentario precedente tiene su razón de ser por las críticas que los estudiantes hicimos a las diferentes cátedras. Al abordar la cátedra de Literatura Inglesa y Norteamericana se lee lo siguiente: “En estas cátedras recibimos las mejores clases; hay respeto y sentido de la Literatura. Hay también preocupación por enseñar, como lo revelan el método didáctico a partir de materiales (guías, traducciones) escrupulosamente preparados , algunas novedades en la Evaluación y la revisión crítica de trabajos y exámenes con el propósito, no de sentenciar sino de orientar.” El profesor de quien se escribía era Gustavo Díaz Solís. Entre sus alumnos de esa época mencionaremos a: María Elena Maggi, Judith Gerendas, Ivonne Rivas, Giovanna Pulitzi, Jaime López Sanz, Michelle Ascensio, Magaly Salazar Sanabria, José Sánchez, Enrique Navas, Oscar Díaz Punceles, Ángel Eduardo Acevedo, Bélgica Rodríguez,César Díaz, Sael Ibañez y Néstor Francia,Cilda Cordoliani, María Teresa Novo, Silvio Orta.Para muchos, el paso por la Escuela de Letras ha sido memorable por lo nutricio y por la apertura a la universalidad.

Todavía con las brasas y cenizas de la Renovación y a la espera de mejores tiempos, en 1971, el Profesor Díaz Solís se encarga de la Dirección de la Escuela de Letras de la UCV por solicitud de los estudiantes. En esa época y con aires renovados, tuvimos como ilustres profesores a Rafael Cadenas, María Fernanda Palacios, María Teresa Rojas, Mery Sananes, Orlando Araujo, Panayotis Roufogalis, Oscar Sambrano Urdaneta, Luis Navarrete Orta, Luciana Di Stéfano, Ida Gramko, José Balza, quien redacta en 1973, el prólogo de Arco Secreto y otros cuentos, editado por Monte Avila Editores, y también señala al Maestro en la Antología del Cuento Venezolano (1986), como “Cuentista Absoluto”. A estas alturas del calendario, el Equipo del Papel Literario de El Nacional del sábado 18 de febrero de 2012, dedica un artículo a la Vida y Obra del autor de “Llueve sobre el mar” y dice acerca de la distinción de Balza: “Acertado epíteto, por su dedicación exclusiva a la ficción breve; pero más aún por ser el más artista entre sus contemporáneos”. En esta valiosa publicación intervienen también los excelentes críticos: Antonio López Ortega, Judith Gerendas, Carlos Pacheco y Antonio López Ortega.

Ahora bien, el Maestro no sólo fue un excelente cuentista sino un crítico que supo asumir una voz en el diálogo con el otro. Palabras sencillas y apreciación sincera y aguda del tema. Así realizó un estudio crítico “Gallegos: su manera de ser cuentista”, que se publicó en el libro Multivisión, también Monte Avila (1987) le publica Baladas líricas de W. Wordsworth y S.T. Coleridge (Prólogo, selección y traducción de GDS). En ese mismo año fue nombrado Director del CELARG y Monte Avila le publica su traducción de los Cuatro Cuartetos de T.S.Eliot en 1991. Llegado el año 1995 se le confiere el merecido Premio Nacional de Literatura, distinción muy bien recibida en los medios intelectuales del país.
Y como se ha quedado un eslabón perdido, expresamente, quiero anotar que la contundencia de las dos palabras de Balza: “Cuentista absoluto”, la podemos acuñar con nuestra apreciación acerca de los cuentos leídos: En general, el propósito estético de su obra, el nivel de exigencia de la palabra, las expectativas creadas entre la afirmación y la negación de la vida de personajes y animales, generan cuentos de contención, donde las palabras son piezas claves, ni sobran ni faltan, lo constatamos en “Ophidia”, “El punto”,Crótalo, “Cachalo”. Según Derridá (1976): “No hay escritura fuera del texto”, o más bien: “fuera de la escritura no hay texto”. Es la maravilla de la palabra: todo lo dice o lo calla, pero en la escogencia de la palabra proteica y su juego en el espacio narrativo, residen las múltiples lecturas. Díaz Solís es Maestro de la sugerencia. La prodigiosidad de la naturaleza, el acercamiento “indirecto”, esto quiere decir que en todos sus cuentos las anécdotas, temas, el ritmo, la tensión, el lenguaje, todo gira en función de una visión estética de la obra; se tienden arcos secretos que son signos múltiples determinados por los impulsos de la sangre. El estarse adentro, la atención hacia el mundo interior de los personajes como es el caso de “Arco Secreto”es otro acierto de artista. En este cuento, el personaje David nos compromete con una reflexión acerca de sus acciones; existe una expectativa entre la afirmación de la vida y la negación de la muerte. Nervioso, de agresividad latente, David resguarda su impotencia y así la energía va acumulando presión hasta que la rebeldía pierde sus límites definibles. Su rabia es la rabia de todos dentro de él. Entre el Jefe del campamento petrolero que es el poder y él se tiempla un arco de una corriente adversa. Los planos temporales y los personajes irreales, la sombra y la cacería imprimen a este cuento, como a todos los del autor una huella novedosa. La sombra califica la soledad de David, la luz es de afuera, de las casitas rojas, blancas y verdes de la calle. La relación de David con la mujer toma cuerpo de distinta manera y empiezan a crecer las atracciones y el derecho a la vida hace habitación en los cuerpos, pero está seca de sorpresas, convencida de la no posesión, tan sólo evidencia de acercamiento. El cuento se va estructurando como una red donde cada relación se va estrechando sigilosamente con las otras hasta que el cuerpo de David recoge en maravillosa síntesis todos los verdes del lagarto para enseñarnos también la economía de los recursos literarios. Cito: “De ninguna parte apareció, suave, un gato negro lustroso (…) Así estuvo el gato durante varios segundos, tenso, vigilante. De pronto estaba sobre el lagarto (…) La cola del gato ondulaba elásticamente, viva de una certeza escondida en lo secreto de la sangre (…) Llevaba el lagarto atravesado, convulso, en la boca delicada.(Diáz Solís, 1997,pp29-30) Al final del relato aparece la segunda escena con un animal: “un cuerpo negro, alado” (Díaz Solís, 1997,p.41) que hace pensar que se trata de un murciélago. David, con su rabia alzada, desde su propia soledad, empuña una raqueta, lo derriba y después le hunde un cuchillo. La tensión de fuerzas antagónicas hace que David se convierta en el exterminador del animal, quien, en contraposición con su cazador, deja en la escritura los signos de su belleza y de su vida. De manera dramática, se desencadenan las fuerzas y rompe la tensión surgida entre él y su jefe. En la cuentística de los años anteriores sería impensable el planteamiento de Díaz Solís del dominio primario del hombre sobre la naturaleza, su fuerza expresiva, la maestría de una cuentística que es poética y aparenta ser amable, la delicadeza para construir un espacio de violencia como es el caso de el niño y el pez de Cachalo”, la recurrencia del espacio marino como en “El niño y el mar” y la recreación misteriosa del paisaje o ambiente como en “El cocuyo”. Según la escritora JudithGerendas: “Diaz Solís ha logrado crear un mundo coherente y sugestivo, único dentro de la narrativa venezolana, en la cual ocupa un lugar primordial y señero.”
Su obra obedece a la fidelidad y perfección de cada pieza escrita, por eso sus cuentos permanecerán en las mejores páginas de Venezuela, junto a la de los grandes cuentistas que surgieron a partir de los años 40 Arturio Uslar Pietri, Enrique Bernardo Núñez, Julio Garmendia, Guillermo Meneses, Antonio Márquez Salas, Humberto Rivas Mijares, Oscar Guaramato, Osvaldo Trejo y los latinoamericanos: Juan Rulfo, Juan José Arreola, Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, Miguel Angel Asturias, Mario Benedetti.
Para terminar quiero decirles que en los años 80 dicté un curso en la USB acerca de la Cuentística de Gustavo Díaz Solís y tuve la oportunidad de invitarlo para que los alumnos conversaran con él. Fue un rato inolvidable y una experiencia muy bien aprovechada por los alumnos. Termino, con un saludo para el querido Maestro, allá en su Arco Secreto y para todos Ustedes, por eso les leo el Soneto XVIII de Shakespeare que comentamos en clase el 29 de Mayo de 1973:

Soneto XVIII de William Shakespeare :“¿Te he de comparar con un sol de estío?/Descubro en ti más gracia y más encanto/Furiosos vientos agitan el fino/botón de mayo. Es tan breve el verano/ Quema, a veces tanto el ojo del cielo/, se opaca a menudo su tez dorada/ lo que es bello deja a veces de serlo/ Por azar o por natural mudanza/ Mas tu eterno estío no decaerá/ni ha de perder lo bello que posees /ni la muerte de ti se jactará/ Cuando en el tiempo en verso eterno creces/ Mientras respirando o viendo sigas/”.

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* Palabras pronunciadas por Magaly Salazar Sanabria en el Homenaje a Gustavo Díaz Solís, organizado por el Círculo de Escritores de Venezuela el 4 de marzo de 2012, en la Sala José Ignacio Cabrujas de la Fundación Cultural Chacao.

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