Ernesto Marrero Ramírez: Fragmentos de impermanencia
Fragmentos de Impermanencia
La impermanencia es un concepto clave en diversas religiones y filosofías de vida. Nos dice que todo está en constante transformación, que nada es para siempre, ya sea en relación con nuestra realidad exterior como en la interna.
Fragmentos de impermanencia, del autor venezolano Ernesto Marrero Ramírez, es un poemario que aborda este concepto de la temporalidad, la conciliación entre la vida y su final, un sentido profundo que, como humanos, podemos hallar de esta realidad inevitable. Es una selección de poemas que invitan al lector a adentrarse en un viaje introspectivo alentado por los momentos efímeros que componen nuestras vidas. Con su acostumbrada sencillez y sensibilidad, Ernesto Marrero combina elementos de la filosofía, la psicología y la literatura para ofrecer una obra que no solo inspira, sino que también incita a la reflexión y al autoconocimiento.
En palabras del autor: «Este libro es una invitación a abrazar la impermanencia como una parte esencial de la experiencia humana. A través de estos fragmentos, busco compartir una visión que nos permita encontrar belleza, profundidad y propósito en lo transitorio de nuestras vidas”.
Este poemario nos invita a contemplar la impermanencia con asombro filosófico, y a encontrarle sentido a nuestra fugacidad. Es un espejo donde podemos ver reflejada nuestra propia condición mortal y, a la vez, contemplar el abanico de oportunidades que la vida nos presenta para ser mejores personas. Al aceptar la transitoriedad de todo, podemos cultivar una mentalidad de desapego, equilibrio emocional y compasión. Asimismo, nos insta a abrazar el cambio como una parte inherente y natural de la vida, incentivándonos a vivirla con plenitud y agradecimiento.
Fragmentos de impermanencia es un libro que invita, a través de la poesía, a despertar de la rutina diaria y a desarrollarnos como individuos más genuinos, conscientes de nuestra finitud y de la libertad que en ella habita.
A continuación, presentamos tres poemas seleccionados de este poemario:
Un día sin poema
Hoy quise escribir un poema
y no pude…
se diluyó por los poros
de la nada eterna
o se detuvo a contemplar al mundo
mientras Cronos lo devoraba,
o tal vez se montó en un avión
o en una balsa
buscando una ilusoria libertad
o se fue a aconsejar algún corrupto
para que tomara el camino
de la virtud,
o a consolar al afligido
-golpeado por la roca del dolor-
o se escondió en mi mente
detrás del muro
de las dudas y los lamentos
…No lo sé
Tal vez se deprimió
en el suburbio de la indiferencia
o se quedó atrapado en las redes
esperando un like o un seguidor
Aunque yo creo que se fue
con las metáforas,
las elipsis y los símiles
a beberse mis versos en un bar
y se olvidó de visitarme
Mañana intentaré
invitarlo nuevamente
a reunirse con mis letras
y mi inspiración
…Ojalá y se acuerde
de este solitario poeta
Impermanencia
Pasan los años, y la ola del tiempo avanza
sobre el océano de la incertidumbre.
Pasan días, meses, años y centurias,
y la esfinge del destino se presenta indetenible.
Pasa la primavera, el verano, el otoño y el invierno,
brilla el sol y luego se oculta, las hojas se secan y caen,
y una brisa helada empaña nuestros corazones
Pasa un reloj y luego otro, las manecillas marchan
y nadie, nadie las puede detener.
Pasan los circos, pasan los desfiles carnavalescos
y las máscaras yerran lastimeras, desorientadas,
todas disfrazadas de confianza
…de mentirosa certeza
Pasan los pensamientos, los símbolos y las letras,
pasan las inspiraciones más profundas
y también los días estériles, inertes,
los días de lucha contra la tirana sociedad
que subyuga con sus tortuosas rutinas e injusticias
… también eso pasa
Pasan los días y las noches, las lunas y los insomnios,
las risas y las tormentas, las palabras y los silencios,
las mentiras y las verdades,
pasan las cosas… todo pasa
Pasa la infancia, la juventud y llega la vejez con sus dolencias,
llega la piel resquebrajada y las mejillas flácidas,
la visión nublada y la espalda encorvada,
llega el cansancio y los lamentos pretéritos
… llega el final de la jornada
Pasa una existencia, una vida que se extingue como una llama,
una vida que se desliza hacia el laberinto de la eternidad…
Y quedarán marcadas sus huellas en el polvo de la historia:
inseguras o firmes, ligeras o pesadas, falsas o sinceras.
Y quedará, tal vez, una imagen, un suspiro o un triste mausoleo
Todo, todo pasa en esta vida
…solo quedan los recuerdos
Sonambulismo
¡Cuánto agobia la estridente voz
del ojo miope que simula sapiencia!
De aquel que moldeado por la arcilla
repite los sinsentidos que el sistema
inculcó en su cavernario cerebro.
De aquel que asesinó
a la creatividad y a la cultura
con la daga de la indiferencia
Sus verbos son gemidos,
estruendosas lenguas
que carcomen mis tímpanos
y exacerban mi hastiado corazón
que anhela una expresión consciente.
Ellos son los sonámbulos del sendero,
aquellos caminantes errabundos
que bailan al ritmo de la danza cotidiana.
Sus palabras son vacías, pueriles,
mercantilistas o resentidas,
tan inestables como ruinas
que se desmoronan con el viento
Y como borrachos delirantes
se tambalean por las calles de la vida
hasta caer en la fosa sin retorno,
a la que llegarán sin haber contemplado
el horizonte existencial…
Donde emerge y muere el sol
… Donde late la conciencia
Editora: Carmen Cristina Wolf @carmencristinawolf
@circuloescritoresvenezuela
Leonardo Torres Londoño, selección de poemas
Selección de poemas, Leonardo Torres Londoño
De abrevaderos
Ahuyentados por la larga sequía cotidiana
Mis sueños, uno tras otro
Van llegando hasta el estrecho abrevadero
Donde beben, sedientos,
El agua que repite las rondas de tu nombre,
Los ecos de los ecos del viejo vecindario
Y el arco de tus ojos donde aún mendiga mi tristeza.
Beben y al saciarse
Dan la espalda al agua turbia,
Cada uno tras el rastro de la terca caravana :
Oigo ya en mi pecho
La noche que retumba.
El muro
Levantad un muro aquí,
allí un empalizado;
cubrid con un penacho de acero la frontera,
capaz de cortar de raíz lo audaz de las falanges:
sólo la muerte ha de salvar el obstáculo;
Dejaréis en los cadáveres su gesto insolente
para que el pico de los buitres desentierre de ellos la esperanza.
Dejad de este lado el horizonte,
el manantial, el rumbo de los pájaros,
y ya que cortáis en dos las olas
dejad del otro lado los naufragios.
Puyan las puntas de las púas,
escrutan los catalejos,
haces de luz por el mar, por el desierto.
Un muro en cada calle,
el libro de un dios como muralla.
Ventanas no,
troneras
con tu miedo apuntando y, por pertrecho, tus vacilaciones,
la raza que está escrita en tu carné,
la historia patria, la más selecta.
Instalad una barrera en el camino,
una garita con un arma y un soldado;
que no quede del hombre un sólo rastro en sus pupilas:
un arma y un soldado,
los dos en ristre.
Al emisario
Exigidle siete sellos en su salvoconducto
y la firma de la infamia.
Orden será dada de no mirarle a la cara; no tienen cara o, peor, son nuestros semejantes.
Nunca han de cruzarse, nunca, si no es por desafío, las miradas.
De sus palabras sólo escucharéis su credo.
Acto seguido, con palabras altas, aceradas, levantad el nuestro.
Llegada
Un día sabes que has llegado
porque conocías el nombre de las cosas y
la sombra inerte de tus padres se confunde, en adelante, con la tuya.
¿Cuáles fueron tus hazañas, tus conquistas ?
Nada sabes de ti pero aun cuando los muebles han perdido su color
se horman en un instante a tus fatigas y
en cada punto cardinal hay algo como un viso de ti mismo,
la reliquia que fuiste tanto tiempo mientras fuiste ausencia,
atento a tu mirada.
No tienes por qué llamar a nadie, dar voces,
sólo es sentarte en la cocina y escuchar el canto cotidiano de las ollas sobre el fuego,
la leche derramándose,
sentir el olor del maíz crepitando en la parrilla como si quisiera
pronunciar un nombre que algún día supo decir y ahora,
con la paciencia del calor, repite sus sílabas de repente familiares.
Y quisieras contar cómo es el mundo allá donde logran disiparse los caminos,
las orillas de esos ríos por donde subía antaño nuestro oro,
los palacios,
o jactarte de los labios que dejaron en los tuyos el sabor salino de las piedras viejas…
pero tu memoria ya lacró los cromos y las vistas,
no queda sino el rostro de otros hombres entre los cuales te perdiste,
viandantes sin penates y sin lengua,
y cómo contar el llanto si no es llorando,
porque es de veras lo que quieres, llorarlo todo de una vez,
vaciarte del viajero
para dejar que ocupe su lugar, por fin,
el hombre que había en ti cuando eras niño.
Poco importa entonces que hayan cambiado tu ciudad, que sea otra,
que en los patios rotos de las casas nacieran edificios de oficinas
por donde circula un aire sin traza alguna de tus muertos.
Poco importa que se halle a miles de distancias.
Lo que no sabías al partir el regreso te lo enseña
cuando dejas que los otros, también sobrevivientes,
también desconocidos,
se reconozcan en ese olor a herrumbre de herramientas que despides
a pesar de mares y Mistrales,
mientras van quitándote los antifaces, deshaciéndote los nudos, desnudándote,
abriéndote las puertas de sus ojos
para que veas en ellos, porque sólo en ellos se refleja,
la llegada a ti mismo que esperabas.
Orto
Salgo de la noche:
funámbulo del sueño a la mañana fría.
Descubro a tientas mi cuerpo que lleno de sí mismo,
henchido por su propio vértigo reclama su alimento:
un cuerpo polifónico entre mil,
una flor: su cáliz regular de sílabas disímiles.
Es que sale de la noche,
funámbulo, él también, del sueño a la mañana fría,
y a tientas por tu cuerpo
va buscando el mismo confuso equilibrio,
su afanada, diminuta florescencia…
y ya penetra, como por el aire hendido,
sólo sangre,
sin estrella, olvido solo,
por la puerta inexorable de su abandono…
Adán efímero
en busca una vez más del Paraíso.
Elipse
Vamos a darle otra vuelta al sol y es necesario
echar a vuelo las campanas para impulsar la tierra.
Atados al Universo, a sus rituales,
lanzamos una vez más al azar las seis caras de la esperanza.
Un año ha pasado y regresamos al mismo punto en el espacio,
a la creencia.
Todo gira, los relojes, las galaxias,
Todo, salvo el tiempo de los hombres,
rectilíneo hasta la muerte.
Si la tierra repite y repite su elipse
alrededor de su estrella moribunda,
nosotros avanzamos día tras día :
el camino no espera, cada paso
abre una puerta, escoge un destino,
ganamos o perdemos.
Somos flecha que busca su blanco,
sed, azar, pasado, ímpetu.
No estamos hechos para esta tierra
esclava de la misteriosa redondez de sus leyes.
Por más que la vida se nos pase volviendo a casa cada noche,
bebiendo con la ilusión de ayer el religioso café de la mañana,
si miramos hacia atrás siempre veremos el comienzo,
las cosas que perdimos,
pero pronto, pronto,
seguimos afanados en la brecha,
hacia adelante,
Por la línea secante, irrepetible, de la vida.
Leonardo Torres Londoño
Nació en Bogotá, y desde hace varios años vive en Francia donde ejerció la docencia. Ha publicado «El beso del arcángel» (OT editores, Caracas, 2018) en coautoría con la poeta venezolana Ana María Hurtado y «Las brújulas rotas» (Taller de edición Rocca, Bogotá, 2022).
Los poemas aquí publicados son inéditos.
ROSALINA GARCÍA, SELECCIÓN DE POEMAS INÉDITOS
Agradecemos a la escritora venezolana Rosalina García esta selección de poemas pertenecientes a su libro inédito que lleva por título Paraíso. Nació en el estado Lara en 1946, egresó de la Universidad Pedagógica Libertador en Barquisimeto. Es magister en Letras, en la Universidad Central de Venezuela, cursó postgrado en Filosofía en la UCV. Es académica de número de la Academia Venezolana de la Lengua desde el 2015. Es poeta, investigadora y biógrafa, con siete libros publicados.
No son acaso fraternales
Tus peligros y los míos, oh, vergel hermano?
Un mismo viento que de lejos llega
A ser tiernos y austeros nos obliga.
“Vergel”. Rainer María Rilke
Se quiebra el verde cristal de los jardines;
las vulgares rudezas
las opacas palabras
lastiman su fulgor.
En estación tardía,sus frutos
los dioses redondean;
y nosotros, tristes o culpables,
tomamos a deshora su presea.
Y sabemos, en el aire al suspirar,
que solo el amor de un mundo nuevo,
a ellos y a nosotros, nos puede rescatar.
* * * * *
Al poeta Rafael Cadenas
Una vez
vi la rosa anegada de sobrenatural belleza al amanecer.
De inmediato,
el ojo cotidiano la llenó del fulgor ya conocido.
Pero ella sigue siendo en la memoria,
la rosa del edén que primero vimos,
y ya no percibimos.
En el alba, al despertar,
un bello ángel veo a mi lado,
por la injusticia disgustado.
Arde mi brasa-corazón,
y en mi oración enfebrecida
pido justicia
para esta Tierra de Gracia y de belleza
en pena y pobreza, por el mal sumida.
Como vuelo raudo de pájaro silvestre,
lanza al cielo
el ángel distinto mi oración rebelde
junto a hermanas preces;
y avizoramos
que un mundo de paz, pan y belleza,
incoercible en el futuro florece.
* * * * *
Rio veloz de mi atardecer
adonde me llevan tus aguas
Río veloz, Antonio Salvado. Traducción Alfredo Pérez Alencart
Aguas de la memoria,
inexorables días se llevaron mis rosas:
Fragant cloud, Queen Elizabeth, Ophélia,
los vuelos de los pájaros,
y el ubérrimo verano y sus esencias.
Aguas de la memoria,
no corran al abismo
con sus voces agraces lejanas de la dicha;
vamos al núbil jardín de la belleza,
al amor y al perfume de las rosas primeras
con la gracia perfecta de los antiguos dioses,
justo cuando los fulgores del sol comienzan.
Recorrimos los caminos de la tarde
embriagados con el canto del mar en el ocaso,
para decir adiós sin presentirlo,
y deshojar con la flor del agua, el sino.
Era grande el amor,
imposible para un día y una vida
¡oh amor en dos océanos peregrino!
Vencida por el fulgor entré en las ondas
sin derrotero alguno ni destino;
solo sombras.
Más, aún vuelve a la memoria
la canción del mar,
el viento fugitivo.
Y de la flor del agua deshojada entre mis dedos,
solo los pistilos.
* * * * * *
A la poeta Lesbia Quintero
Como se rompe en una casa,
con los años, la vajilla de fina porcelana,
todos se van.
Del vino amargo del adiós,
en el último abrazo en el portal,
de las voces, en requiebros o en reclamos,
del tránsito dorado de la infancia,
oímos el quebrar irremediable del cristal.
La primera estrella vespertina,
cierra las hojas del portón cedral,
adentro,
porcelana quebrada, rosas lejanas en la sombra,
soledad.
Solo se escucha en la casa
El sonido del mar.
* * * * *
Medianoche,
un gallo canta en lejanía,
al encenderse una roja llama
debajo de sus alas.
Canta,
y un arroyito de lágrimas corre por tu ausencia.
* * * * * *
Cancioncilla
Adónde va tu alma, tu alma tan preciosa,
que el polvo del aire
no la manche,
que algún ruido disonante del mar
no la perturbe.
Oh, alma silenciosa,
ven a mí esta noche en calma,
ven a mí y consuélame,
ven y ámame otra vez.
* * * * *
Orquídeas de la noche,
inquietas mariposas
que se posan
en la mano dorada del bosque milenario
de la memoria.
¡Oh, sueños de la noche,
aromada placenta de nutricial recuerdo!
¿Traerán en su vuelo al amado de mi alma
cuando se acerque el alba, hasta mi lecho?
#RosalinaGarcía
#poesiavenezolana
Editora: Carmen Cristina Wolf #carmencristinawolf
ILDEMARO TORRES, CUSTODIO DEL HUMOR VENEZOLANO
Con gran pesar nos unimos al duelo que embarga a los familiares y amigos de Ildemaro Torres, quien fuera Director de Cultura de nuestra asociación. Falleció el 13 de enero de este año. Hoy publicamos la semblanza que escribió su amigo Jesús Peñalver, a quien agradecemos.
ILDEMARO TORRES, CUSTODIO DEL HUMOR VENEZOLANO.
Jesús Peñalver
Estoy triste por la muerte de Ildemaro Torres, con quien tuve la extraordinaria oportunidad de trabajar en la Cinemateca Nacional (en su nueva etapa convertida en Fundación de Estado, 1 de octubre de 1991). No llegaba yo a los 3 años de graduado, cursaba entonces posgrado en derecho administrativo, cuando el doctor Torres, junto al profesor Óscar Lucién, me llamaron para ofrecerme el chance de ejercer como consultor jurídico en la Fundación Cinemateca Nacional, y allí estuve por 10 años. Confiaron en mí, de allí mi gratitud infinita.
Además de todo lo que se ha dicho, y se dirá de él de buena voluntad y con razón, en una suerte de síntesis curricular, añadiré lo que sigue. Nacido en Cumaná (Sucre) en 1936, Ildemaro Torres, médico cirujano egresado de la Universidad Central de Venezuela, UCV (1960), y doctor en Filosofía de la Universidad de Birmingham, Inglaterra (1968). Fue profesor fundador de la Escuela de Medicina de la Universidad de Oriente (UDO), junto a su esposa Sonia Hecker, el doctor Francisco Rojas Espinal, entre otros, y profesor titular de la Facultad de Medicina de la UCV.
Además del ejercicio de su profesión en lo asistencial y como docente e investigador universitario, fue coordinador general de la Facultad de Medicina y director de Cultura de la UCV. Fue miembro principal del Consejo Directivo de la Fundación Celarg y presidente tanto de la Fundación Cinemateca Nacional como del Fondo de Fomento Cinematográfico (Foncine). Director general sectorial de cine y fotografía del extinto Conac.
Entre sus obras, aparte de varias publicaciones de corte científico, se encuentran los ensayos Chile, de Allende a la Junta Militar (1974), Zapata (1979), Ernesto Cardenal en Solentiname (1981), El humorismo gráfico en Venezuela (1982, 1989), Aquiles Nazoa inventor de mariposas (1998), Abilio, maestro no sólo del dibujo (2000), biografías de Aquiles Nazoa (2005) y Morella Muñoz (2006) y La magia del buen decir, antología de conferencias de Aquiles Nazoa (2009). Además, columnista de El Nacional. El conoció en Ciudad Bolívar a Constantino Maradei Donato, quien luego sería obispo en mi Barcelona natal, sobre quien hablábamos a menudo. El doctor Torres fue cabalmente un intelectual, un caballero, un estudioso del humor, y de las ciencias. Discreto y amable, reconocido gerente cultural. Custodio de la memoria del humor venezolano, como bien ha dicho Ana Black, escritor de fina pluma, termómetro de nuestro acontecer en sus atinados artículos en El Nacional, para mí, de ineludible lectura y referencia obligada, y que hoy echamos de menos. De hablar pausado y concreto en las ideas, de memoria prodigiosa, certero en sus afirmaciones y afable en el trato. Siempre colaborador, educado y caballero. Sempiterno sonriente, creo que no se carcajeaba nunca, pero sabemos y convencidos estamos de que de humor él sabía y mucho. Dispuesto a prologar, revisar obras ajenas para observaciones pertinentes y oportunas, dar conferencias, y en fin, intervenir en cualquier actividad cuando le fuera requerida su valiosa presencia, su necesaria y conveniente orientación. Conservo un dibujo de Zapata que él me regalara.
El lugar común «de luto la cultura» se enaltece y cobra fuerza, aunque nos duela su muerte. Arriba lo esperan, seguramente, Aquiles, Zapata, Cabrujas, Leo, Job Pim, Andrés Eloy, MOS y otros para una cátedra, quizá Las Celestiales, poner a correr un Morrocoy Azul, hacer sonreir humanamente a los Fantoches, hacer caminar al Cojo Ilustrado, y emprender con amor, humor, y sabiduría cualquier iniciativa que nos haga recordarlo siempre, releer su obra, y así ser mejores personas.
Descanse en paz, doctor Torres
#IldemaroTorres #circuloescritoresvenezuela
Foto: Mariana Gómez
Editora: Carmen Cristina Wolf
Asesor editorial: Jorge Gómez Jiménez Letralia
Conversación entre Rodolfo Izaguirre y Jesús Peñalver
Como homenaje a Rodolfo Izaguirre en el día de su cumpleaños, reproducimos la entrevista que le hizo Jesús Peñalver y que tuvo la gentileza de enviarnos:
Conversar con Rodolfo siempre ha sido y será interesante, enriquecedor, sublime y, desde luego, placentero al oído y a la imaginación. Porque bien lo dice: “Soy un hombre de imágenes, así me expreso, con imágenes”. Yo que he tenido el privilegio de conocerlo desde los años ochenta, puedo gloriarme de contar con su amistad, de su afable trato, de su afecto y también de su sabiduría cuando me ha señalado el camino a la hora de asumir un tema para mi labor de opinador. Él, el maestro Izaguirre, ha tenido la gentileza de honrarme prologando un poemario mío, incluso más, tengo el privilegio de que haya sido él quien le puso título, cambiando entonces aquel que había pensado yo originalmente. Evidentemente, mi gratitud será infinita.
Hoy, ya juvenilmente nonagenario, Rodolfo ha accedido a contestar algunas preguntas que se me ha ocurrido hacerle, en el entendido de que han sido muchas las entrevistas que ha dado. Pero él es una caja de sorpresas (frase nada nueva), de modo que algo tendrá que decirnos para beneplácito de los lectores, para la esperanza del país que queremos andar junto a él, como queriendo alcanzar el sol.
Rodolfo, ¿algún secreto para acumular tanta juventud, tanta brillantez… esa lucidez que nos arropa, enternece y también nos tambalea la conciencia de país?
Hace al menos más de setenta años, le di una bofetada a un compañero de liceo y todavía hoy me arrepiento. Entendí que en lugar de la violencia navega por mis venas una sorprendente sensibilidad que acaricia las artes. Desde entonces vivo sumergido en la poesía, es decir, en la música, el cine, las artes plásticas, la literatura. Al hacerlo, fui acumulando conciencia del país que me vio nacer (1931) cuando acababa de morir Juan Vicente Gómez y de crecer noventa años a la sombra de dos tiranías militares: la de Marcos Pérez Jiménez y la de la actual pandilla de delincuentes bolivarianos, y entre ambas, cuarenta años de vacilante alternabilidad democrática. Confirmé que soy una flor de loto porque al igual que ella nací en el pantano de un país esencialmente violento. No solamente yo. ¡Todos nosotros! Si hay un secreto que explique mi atolondrada “juventud” sería la de no tomar nada en serio.
Me vi obligado a aprender y dominar mi idioma, pulirlo, afinarlo, y me fui convirtiendo en escritor.
Dirigiste en televisión un programa referido al cine; has colaborado mucho para revistas vinculadas al séptimo arte, y tus testimonios forman parte de mucha literatura cinematográfica. Sin olvidar, por supuesto, que fuiste director de la Cinemateca Nacional durante muchos años. Dime algo, ¿crees que has sido lo suficientemente reconocido por tu gestión en la hoy Fundación Cinemateca Nacional?
¡Lamento decir que no lo he sido! Vivimos bajo un régimen excluyente que aborrece al ser sensible que soy. La Cinemateca bajó la cabeza y también gritó: “¡Ordene, comandante!”, y torció el rumbo y se convirtió en una institución mediocre, deprimida, burocrática y de vergonzoso andar patizambo y oficialista. No guarda ninguna semejanza con aquella Cinemateca que conocí y que se iluminaba con las más gloriosas obras del cine mundial.
Crítico, escritor, gerente, docente, conferencista de cine, entre otros desempeños vinculados al área cinematográfica. ¿Te hubiera gustado ser actor, director, productor? ¿Te han pedido alguna vez colaboración para realizar un guion de cine, te ha tocado revisar alguno?
Con el cine me ocurrió algo inesperado: ¡me hice escritor! Para expresar con palabras a los lectores mi júbilo por la gloria visual de las películas de Akira Kurosawa, para poner un ejemplo, me vi obligado a aprender y dominar mi idioma, pulirlo, afinarlo, y me fui convirtiendo en escritor. Supe que finalmente lo era cuando descubrí la misteriosa música que se oculta detrás de las palabras.
¡Pero sí! Recibo guiones para que opine sobre ellos; invitaciones para el estreno de alguna película. Una vez, un muchacho me abordó en Sabana Grande: Maestro, ¿no tiene alguna ideíta como para hacer un guion?
El 30 de agosto de este año escribiste en El Nacional: “La patria en mi propia sombra”. ¿Cuánto hay de oscuridad en esa frase?
No hay oscuridad. La sombra es nuestra propia alma, una parte vital de uno mismo, nuestro alter ego. Una extensión de nuestro cuerpo. Allí donde vayamos ella va; y con ella, el país que también somos. Y nosotros, los afligidos, los perseguidos por los desafueros militares, somos la luz que ofrece claridad cada vez que el país se hunde en la oscuridad, y es entonces cuando la sombra reina iluminando mi espíritu y el tuyo.
La soledad se llena de rumores, cantos y voces que no parecen ser de este mundo.
Últimamente has escrito —eso creo— verdaderos poemas largos, tratados sociopolíticos, teñidos de historia, del consabido dominio del idioma, de imágenes impactantes pero, sobre todo, de un dolor de país, sin abandonar la esperanza. ¿Sabes bien que nos hace falta, nos hace bien ese estremecimiento dominical de tus letras?
Lo que apenas alcanzo a entender es que mis artículos son la expresión política de un hombre de la cultura y no necesariamente de un político de profesión y mucho menos de un aprendiz. Al mismo tiempo, me esfuerzo por mejorar cada vez más mi escritura, mi manera de decir con elegante mordacidad cosas que desagradan. Quiero que no sean ellas las que estremezcan a los lectores dominicales sino la manera de decirlas. Vislumbré que la manera más eficaz de opinar políticamente es refiriendo pequeñas historias personales llenas de vida porque en ellas persiste algo del país que somos.
De Belén, el amor de tu vida (nuestra recordada y siempre querida Belén), has dicho que hoy la soledad, tu soledad, se llama Belén. Y que por esa magia no estás solo. ¿De qué hablas con tu soledad?
Un tema se hace recurrente en mis frecuentes y mudas conversaciones con Soledad: el edénico y maravillado estupor del pas de deux. [No olvidemos que Belén Lobo fue bailarina clásica y luego abrazó la Danza Moderna o Contemporánea liberándose del rigor académico del Ballet; n. del r.]. El pas de deux nos acerca, enlaza nuestros cuerpos, susurra palabras de amor. Y la soledad se llena de rumores, cantos y voces que no parecen ser de este mundo. Y Belén vuelve a decir lo que me dijo dos días antes de morir: “¡No olvides que hice de ti un águila y un relámpago! ¡No permitas que estos chavistas acaben con el país!”.
De eso hablamos. De la danza y del país. Y me pregunta por los hijos. Y cuando soy yo el que le pregunto cómo es el lugar donde ahora vive, me contesta diciendo que, justamente, es más bello que el águila y el relámpago que soy.Fotografía: Jesús Peñalver
En tiempos de pandemia, de Covid-19 o de virus chino (aunque hay cierta reticencia a llamarlo así), ¿te imaginas una conversación con Salvador Garmendia, Adriano González León, Perán Erminy, Caupolicán Ovalles, entre otros tantos intelectuales con quienes compartiste en El Techo de la Ballena o los del Grupo Sardio?
Dejaron de ser nombres privilegiados para convertirse en los mejores apoyos de mi propia vida y son ellos los que lograron que yo fuese un tanto díscolo y encontrara fuerzas para decir lo que tuviese que decir. Oírlos discurrir sobre la pandemia que nos agobia sería como escalar una alta montaña de historias que convocarían a Bocaccio y su Decamerón y a pestes y agonías pero también a graciosos e inteligentes desafueros literarios y humanos.
Soy de naturaleza humilde y le caigo a correazos a mi ego cuando trata de alzarse o envanecerse.
¿Qué estás leyendo ahora mismo? Tú que has dicho y has hablado tanto —con sobrada razón— acerca de la necesidad de leer para poder escribir. Y al propio tiempo pregunto: ¿estás escribiendo algún libro ahora mismo?
Más que lector soy relector, y me cautiva hoy la lectura de los clásicos que me obligaron a leer cuando no tenía edad ni suficiencia. Libros de Homero, Horacio, Dante, Balzac, Stendhal y tantos otros.
Pero acabo de terminar el libro que le prometí a Belén. Un libro sobre ella. No sobre el ballet sino sobre Belén. Mi hija Valentina desde Los Ángeles me ayudó a estructurarlo. Dice que merece ser publicado por una editorial de prestigio. El libro se titula Lo que queda en el aire. Es una frase tomada de una bella definición del ballet: “Es lo que queda en el aire después que el bailarín pasó por él”.
Tomaré un tiempo y luego me pondré a escribir uno sobre mi propia vida. Noventa años pueden significar todo un siglo en la riesgosa aventura de vivir en un país como el venezolano.
Te has convertido en un termómetro de la opinión pública, con tus acertadísimos y muy leídos artículos dominicales. Lo sé porque me lo comentan, porque te leo con asiduidad y en las redes sociales se replican religiosamente. ¿Sabías eso?
La verdad es que nunca imaginé que esos artículos iban a suscitar tanta atención. Soy de naturaleza muy humilde y le caigo a correazos a mi ego cuando trata de alzarse o envanecerse. ¡Con estos frecuentes elogios que recibo termino agotado con la correa en la mano!
También se observa tu chispa humorística. Tienes buen humor y en eso coinciden prestigiosos y muy experimentados humoristas venezolanos. Según Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, “hay muchos motivos para reírse, hay muchos motivos para temer la zafiedad de un humor barato y hay muchos motivos para celebrar la inteligencia, la sonrisa, la imaginación y la sutileza de nuestras palabras”. Rodolfo, ¿qué es para ti el humor?
Salté de alegría cuando alguien me dijo que yo era un humorista. Sí, de alegría, porque era como si me hubiera dicho que soy un ser inteligente. El humorista, no me refiero al chistoso que se enorgullece cuando se le aplaude con risotadas, es aquel capaz de expresar algo terriblemente grave pero provocando sonrisas en lugar de lágrimas de desconsuelo. El humor grueso, la astracanada brutal, ocupa lugar sólo en las mesas del bar de mala muerte. El verdadero humor apenas si logra producir sonrisas. El humor sería lo que se desvanece en la profundidad de su intención. ¡Además, tiende a ser subversivo! Lo dijo Chaplin: “No reímos cuando vemos caer a un niño o a un anciano. Pero sí cuando alguien imbuido de autoridad resbala y cae”. Es una manera de vengarnos porque los pobres somos más numerosos que los ricos.
Finalmente, ¿crees que he dejado de preguntar algo en especial? ¿Esperabas alguna pregunta que no he formulado y que quieras responder ahora?
Me alivia saber que no me has preguntado quién soy, realmente, porque aún no lo sé.
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LOS RECUERDOS SON LA MELODÍA DEL ALMA
Foto: Carmen Cristina Wolf, archivo personal
Los recuerdos son la melodía del alma
Vivir consiste en construir futuros recuerdos
Ernesto Sábato
En unos días concluiremos el año, y es propio de estas fechas recordar lo que hemos hecho durante aquel, incluso antes. San Agustín, en el libro XI de las Confesiones, decía que pasado y futuro no existen más que como intuiciones actuales de las cosas pasadas y futuras, de modo, pues, que al primero llegamos por vía de la memoria y al segundo por medio de la expectación. Me gusta esta definición del tiempo porque pone el acento en el presentismo heraclíteo de los recuerdos, de manera tal que no hay dos remembranzas idénticas de un mismo acontecimiento, puesto que aquellas ocurrirían en presentes diferentes.
Los revuerdos son la melodía del ayer, que quizás termine siendo deformada por la imaginación productiva.Los recuerdos son la melodía del alma. Como notas en una partitura, conforman la base melódica de nuestra evocación. Así pues, el pasado tendrá la melodía, ritmo y armonía que cada cual decida. Hoy estamos construyendo las remembranzas que mañana evocaremos. ¿Lo entendemos a cabalidad? Me lo pregunto porque con frecuencia observo a mucha gente desatenta a su presente. Vivir distraída y superficialmente es condenar la memoria a una intuición pobre
Es más frecuente de lo deseable encontrarse a personas atrapadas en los calabozos del pasado y del futuro. Con sobrada razón Víctor Hugo hallaba los recuerdos y el remordimiento parientes entre sí. Yo diría que la progenie de aquellos alcanza incluso al dolor y el odio. Hay para quien el pasado es una pesada elegía. Por otra parte, la normal futurición de la condición humana hace de esta presa fácil de los futuribles. No son pocos los que viven (y mueren) atormentados por lo que pueda suceder. Para estos, el futuro es un acorde oscuro. En ambos casos, el cuello del presente descansa bajo la hoja de una guillotina impredecible.
Lo que soy hoy lo he construido ayer. En eso gasté los preciados dones de la razón, la voluntad y la pasión. Solo yo soy responsable de ello. Si la música que soy al recordar no me gusta, ya no puedo hacer nada al respecto, salvo asumirlo y comenzar a trabajar en los futuros recuerdos. Hay algo en lo que poco reparamos, y volvemos a san Agustín: el tiempo solo existe en el alma, que es donde reside la conciencia de su paso, pero ¿cómo sentimos pasar el tiempo? Cuando el presente deja de serlo y nos percatamos de que un acontecimiento tuvo lugar hace horas o días, entendemos que apenas podemos presentificarlo por medio de la memoria.
¿Somos conscientes de que hoy estamos orquestando una parte primordial del mañana? Nosotros, que vivimos aturdidos por el futuro, paradójicamente despreciamos la tesitura de la voz con la que el presente entonará posteriormente, bajo la forma de recuerdos, lo que hoy descuidadamente hemos sido. Si nuestra preocupación por el futuro fuese mínimamente decente y honesta, honraríamos cada instante presente.
Quizás porque soy poeta me preocupe la concepción estética de toda creación. Por tanto, hay que pensar el presente como una obra de arte, hecha de recuerdos y expectativas, ciertamente, pero sobre todo de una mirada sublimatoria del mundo y sus circunstancias, puesto que la mayoría de estas son absurdas. O hallamos la belleza de la humanidad en medio del absurdo de la vida o sucumbiremos a este. Nada, sin embargo, será posible sin un corazón generoso, sin otorgar a los demás la importancia que se merecen por estar en nuestras vidas.
He conocido a personas que parecieran estar bajo riesgo de ser tapiadas por su pasado. La memoria tiene un componente moral ineludible: todo recuerdo pasa por el escrutinio de la conciencia, y cuando en esta pesa el absurdo más de lo soportable, sobreviene la amargura. Perdonar y perdonarse suelen ser buenos remedios, pero no suficientes. En estos casos, la decisión de actuar sobre cada presente para humanizarlo es esencial si deseamos sobreponernos a la ausencia de sentido que empeñosamente causan la modernidad líquida y su racionalidad procesal, de la que forma parte, entre otras taras, la de la prisa.
Llenar el presente de humanidad es impregnarlo de razón (que incluye la imaginación trascendental del idealismo alemán), voluntad, memoria y pasión, pero especialmente de amor. En este punto pareciera que hemos perdido seriedad estropeando el discurso filosófico con cursilerías, pero somos la única especie capaz de amar conscientemente y de preguntarse por ello. Vale la pena hacerse preguntas sobre el amor… no para responderlas, sino para conseguir cada vez mejores interrogantes, pues estas son el indicio de una racionalidad centrada en la existencia.
Vivimos aturdidos por decenas de demandas simultáneas, y corremos el riesgo de creer que atenderlas todas de manera expedita es vivir en el presente, pero no, no hay presente sin conciencia del uso de nuestra libertad, sin capacidad de elegir, lo cual implica también estar conscientes de nuestra responsabilidad. Mucho me temo que cada vez somos menos libres para decidir. Claro, eso nos tranquiliza porque supone evadir la angustia del dilema. La racionalidad procesal establece que todo viene dado por un protocolo, un formato, una directriz, y ante ello solo nos resta obedecer de modo acomodaticio.
Vivir con conciencia existencialista implica saber que no podemos eludir la angustia de decidir, que la moral acomodaticia apenas es una trampa que se convertirá más tarde en un recuerdo cacofónico —hay que temer las disonancias ontológicas—. Elegir no solo compromete la propia libertad, sino que involucra al otro. Cada elección humana es, en profundidad, una opción preferencial por alguien, incluso cuando no lo parezca.
Si hay un modo de superar el absurdo vital, me parece, es desde lo que he llamado existencialismo líquido, la conciencia de que somos evanescencia entre dos vacíos, el prodigio de una continua generación de existencia entre dos inexistencias (pasado y futuro). Ahora bien, en el seno de ese chispazo existencial se halla latente un pulso tanático, pues inexorablemente moriremos y, sin embargo, tenemos la potestad de elegir darle un sentido a esa —en apariencia— absurda finitud: ser un recuerdo productivo, una memoria generatriz de amor que diga a quienes nos sigan que una buena razón de ser (logos) de la existencia está en hacer del presente una obra de arte, gastarse el tiempo amando concreta y presencialmente a los que elegimos tener en nuestra vida.
Diciembre 2024
CITA CHICAGO:
Alayón, Jerónimo. «Los recuerdos son la melodía del alma». El Nacional. 27 de diciembre de 2024. https://tny.im/RyoVb
CITA APA:
Alayón, J. (2024, 27 de diciembre). Los recuerdos son la melodía del alma. El Nacional. https://tny.im/RyoVb
JOHNNY GAVLOVSKI: LAS RAÍCES DEL MIEDO
Las raíces del miedo
Johnny Gavlovski E.
Hay un cuadro en la Galería Nacional de Berlín. Se trata de Autorretrato con la Muerte que toca la viola de Arnold Bocklin. Allí el artista se pinta, sublima su relación con lo inefable en un hecho artístico de extrema belleza. Sin embargo, ¿cómo puede decirse bello la representación de algo que evoca la propia muerte? De solo pensar en el momento en que Bocklin lo pintó, e imaginar su fatum presente, podría inducir miedo. Kant diría incluso “que la fealdad que provoca repulsión no puede ser representada sin destruir cualquier clase de placer estético”[2] Con la entrada del periodo romántico en la historia, la afirmación del filósofo alemán enmudece, pues los límites quedaron superados.
Quién mejor lo define es uno de los grandes escritores de la literatura fantástica y de terror Guy de Maupassant, cuando escribe[3]:
No tengo miedo de un peligro. Si entrase un hombre, lo mataría sin que me temblara ni un músculo. No tengo miedo de los fantasmas; no creo en lo sobrenatural. No tengo miedo de los muertos; creo en la aniquilación definitiva de todo ser que desaparece. ¿Entonces?… si, ¿entonces?… ¡Pues bien! Tengo miedo de mi mismo! Tengo miedo del miedo; miedo de la angustia de la mente que se extravía, miedo de esa horrible sensación de que es el terror incomprensible (…)
Maupassant, como buen artista, guía los pasos para la comprensión del miedo. Miedo a la locura, miedo a la pérdida de la razón, miedo a la pérdida del control de si, y por último, miedo a la propia muerte. Y no será ese miedo, lo que hace que Bocklin la incluya en su autorretrato anunciando su llegada a partir de las nostálgicas notas de la viola.
Freud diría que la sublimación era llevar al más alto nivel lo más primitivo de nuestras pulsiones, y Brocklin pareciera sublimar su angustia de muerte en dicho autorretrato. Como una suerte de preparación para el inevitable destino.
Una paciente me dijo recientemente: Tengo miedo del miedo que pueda tener. Ella decía de temerle a su propia dimensión de su miedo. Temor que converge con la última línea que leímos de Maupassant: “miedo de esa horrible sensación de que es el terror incomprensible (…)” Frase que, más allá de la literatura, todos los que trabajamos en clínica la hemos escuchado una y otra vez: en las crisis de los llamados, estados de pánico.
El psicoanalista francés Jacques Lacan diría que la angustia es el único afecto verdadero que emerge desde lo Real; pero no entendiendo ésto como la realidad, sino lo Real como ese espacio imposible de definir con palabras, que está más allá de lo inconsciente. Es propio, particular del sujeto. Particular de cada quien. Y desde éste, la angustia, más auténtica que el miedo, puesto que viene desde nuestras mismas profundidades, a diferencia del miedo que lo sentimos desde el peligro que se anuncia desde afuera.
El miedo como emoción, podría incluso ubicarse en la amígdala cerebral “encargada de recibir las señales del peligro potencial y comienza a desencadenar una serie de reacciones que ayudan a la auto-protección”[4] Sin embargo, este dato no resulta suficiente frente al fenómeno humano y su reacción subjetiva frente al miedo, o más allá, su posible vínculo con lo Real, ese espacio que escapa de toda definición psicológica del miedo como una emoción, pues es lo imposible de verbalizar. Es un vacío constitutivo del sujeto mismo. Imposible de calmar como lo intenta la neuropsicología ubicando la raíz del miedo en la amígdala cerebral.
Es interesante notar como para la Real Academia Española, la palabra miedo va ligada a la angustia. Así lo define: Miedo, “perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario”. Aquí vemos que no es solo la angustia juega un rol importante en esta definición, sino la subjetividad de la persona que tiene el miedo al admitir que este puede ser producto de la realidad o de su imaginación. Si este es muy intenso, deja entonces de llamarse miedo y la Real Academia le da un nuevo nombre “Terror”.
Como vemos, el factor cuantitativo está de por medio. Miedo es la reacción ante un peligro. Si es intenso se denomina terror y si es más fuerte aún “Horror”. Tres acepciones depara esto el diccionario: 1.- Sentimiento intenso causado por algo terrible y espantoso. 2.-. Aversión profunda hacia alguien o algo. 3.- Atrocidad, monstruosidad, enormidad.
Es interesante como en algunos trabajos se destaca la función adaptativa del miedo, de forma que ayudaría a un sujeto a reaccionar frente a un peligro inminente; aunque las reacciones que se pueden observar desmienten un tanto esta función. Freud al distinguir entre el miedo y la angustia, hablaba del Schreck, a saber, del estado de terror en que un sujeto cae al verse sorprendido por un peligro. Este factor sorpresa será determinante en el comentario que hace Lacan cuando dijo:
“…resulta claro que la insistencia sobre el hecho de que los efectos del miedo poseen en cierto modo un carácter de adecuación de principio, a saber, que el miedo desencadena la huida, queda suficientemente comprometida por algo que es preciso remarcar: que en muchos casos el miedo paralizante se manifiesta como acción inhibidora y hasta plenamente desorganizante, y hasta puede arrojar al sujeto en el desconcierto menos adaptado a la respuesta, menos adaptado a la finalidad considerada como la forma subjetiva adecuada”.[5]
Que mejor ejemplo que la descripción que hace el texto sagrado de la India, el Bhagavadgîtâ cuando describe la reacción de un gran héroe Arjuna, cuando en la gran batalla entre los justos los malvados, ve en el bando contrario muchos seres queridos y dignos de veneración y cae en un estado de abatimiento que se describe en los capítulos 1 y 2 del poema. Lleno de compasión y desalentado (vishîdat) dijo: «Viendo a los míos reunidos aquí dispuestos a combatir / mis miembros desfallecen, se me seca la boca, me tiembla el cuerpo y el pelo se me eriza. / El arco se me cae de las manos, me arde la piel. No puedo mantenerme en pie y la cabeza parece darme vueltas» (1.28b-30)”[6].
Traigo este ejemplo a colación, no sólo por la extraordinaria ejemplificación de las reacciones que el miedo puede suscitar descritas con la belleza del Bhagavadgîtâ, sino por un dato curioso que en relación a ello Lacan nos aporta. Buscando las raíces de la palabra miedo Lacan se topa con el significante “Aterrado”, sorprendiéndose ante éste pues “»aterrado» no tiene originalmente y en muchos de sus empleos el sentido de impresionado de terror, sino el de caído en tierra”[7] recordándonos así que etimológicamente “no es otra cosa que volver a la tierra, que hacer tocar tierra, o que poner tan bajo como tierra” viendo así, en el uso corriente del término, lo que de ello implica este trasfondo de terror.
Así Lacan demostrará el vínculo entre aterrado y abatido, en tanto sustitución metafórica. Al decir: “un guerrero fue abatido”, es lo mismo que decir, “fue echado a tierra”.
También demostrara que, desde nuestra subjetividad, cuando topamos con el significante aterrado, no lo asociamos directamente con tierra. De inmediato la asociación parte de la raíz ter “que tiene el mismo fonema que está en «terror». Es por la vía significante, es por la vía del equivoco, es por la vía de la homonimia, es decir de la cosa más sin sentido que pueda haber, que viene a engendrar este matiz de sentido, que va a introducir, que va a inyectar, en el sentido ya metafórico de »abatido», este matiz de terror”.[8]
El Bhagavadgîtâ lo ejemplifica en el terror de Arjuna de verse en dicha situación: “¿Cómo voy a atacar a mis mayores dignos de veneración? Más me valdría vivir de limosnas, o morir Es por ello que Arjuna «…se sentó en el asiento de su carro dejando caer el arco y las flechas con la mente sumida en el dolor» Estaba «abrumado por la compasión, con los ojos llenos de lágrimas y totalmente abatido (vishîdat)»[9]
Otra interesante relación es la del miedo con el pánico. Nos dice la Real Academia que pánico viene del latín panicus en referencia al dios Pan. Pánico procede del griego Panikós. En realidad, la expresión completa es «terror pánico». Inspirado en ésta faceta de Pan, debida a su “naturaleza salvaje… se le atribuía la generación del miedo enloquecedor”.
La referencia a la mitología nos ayuda a comprender como muchos de estos mitos servían para explicar fenómenos a la masa humana, o fomentar reglas de convivencia. Freud y Jung, insistieron en la de analizar los peligros que para el hombre suscitaron ciertos estímulos conformando así la base del miedo en la historia humana. Por ejemplo, al principio de nuestra historia, el pánico era «el temor masivo que sufrían manadas y rebaños ante el tronar y la caída de rayos«. ¿Como se le explicaba a la gente este fenómeno natural? En Grecia se decía que era la molestia de Pan si se le despertaba de sus siestas, de allí que “los habitantes de la Arcadia tenían la creencia de que, cuando una persona hacía la siesta, no se la podía despertar bajo ningún concepto, ya que, de esa forma, se interrumpía el sueño del dios Pan. En este caso, Pan se aproxima a la noción de Demonium Meridianum (Demonio del Mediodía)”.
Otro interesante ejemplo en la mitología lo encontramos en la Hidra de Lerna. Sabemos que alrededor del año 600 d.C, Isidoro de Sevilla se dedicó en su libro Etimologías a desmitificar a los monstruos paganos para liberar del miedo de ellos a los cristianos. Con la pluma de la razón escribió, entre muchos ejemplos: “Dicen que la Hidra era una serpiente con nueve cabezas con nueve cabezas llamada en latín excetra… porque al cortar una cabeza nacían tres. No obstante consta que Hidra era un lugar que vomitaba aguas que devastaban una ciudad vecina: al cerrar una de las bocas se abrían otras muchas. Hércules al ver esto cerró esos lugares cerrando así las bocas de las que brotaba el agua. De hecho la Hidra tomó el nombre de agua…”[10]
La religión dio otro manejo del miedo. Si bien eruditos cristianos como el recién mencionado Isidoro de Sevilla o Clemente de Alejandría se encargaron de desmitificar las creencias paganas, otros personajes supieron servirse del miedo para lograr otros fines.
Había caído el Imperio Romano. La muerte estaba a la orden el día. Las guerras. La peste. La hambruna. En sus versos de la muerte el poeta Hélinand de Froidmont canta:
La muerte en una hora lo destruye todo. ¿De qué sirve la belleza, de qué sirve la riqueza? ¿De qué sirven los honores, de qué sirve la nobleza?
Pero de dónde venía la inspiración para esos poemas? Dejemos que el semiólogo y escritor Humberto Eco nos lo explique:
“Si el santo esperaba la muerte con alegría, no puede decirse lo mismo de las grandes masas de pecadores; en este caso, no se trataba tanto de invitarles a aceptar serenamente el momento de la muerte como de recordarles la inminencia del paso, de modo que pudieran arrepentirse a tiempo. Por consiguiente, la predicación oral y las imágenes estaban destinadas no solo a recordar la inminencia e inevitabilidad de la muerte sino a cultivar el terror a las penas infernales”[11]
El triunfo de la muerte se vuelve el eje de las representaciones, al punto que “en Roma cuando se celebraba el triunfo de los caudillos victoriosos, un siervo que iba en el carro junto al aclamado le repetía sin cesar: recuerda que eres un hombre”[12]
En los lugares sagrados y en los cementerios se comienzan a celebrar las Danzas de la muerte o Danza macabra. Si bien la Real Academia nos dice que macabro significa: “Que participa de la fealdad de la muerte y de la repulsión que esta suele causar”[13]. La idea no apunta a causar miedo sino a calmar a la gente. Eco lo precisa cuando escribe que la palabra macabro nace “no tanto para aumentar el terror de la espera como para ahuyentar el miedo y familiarizarse con el momento final”[14]
Si bien el momento cumbre del triunfo de la muerte llega en la obra homónima de Bruegel, sin embargo, su más curiosa repercusión la vemos en el siglo XVII en la obra Los Embajadores de Holbein. Aquí dos figuras nobles se nos muestran en su esplendor empero la irrupción de una figura misteriosa rompe la simetría del cuadro. Vista de lado descubrimos un cráneo humano. El fenómeno se llama anamorfosis, nos recuerda nuevamente que nada es perecedero. La repercusión ominosa, temible de esta obra, aún nos sacude en la actualidad.
Los conocidos como los antipapas vieron en en el miedo una fuente de poder y riquezas. Así se olvidaron de las enseñanzas del Nazareno y con la amenaza del infierno para inculcar temor a los creyentes, sin darse cuenta hacen del demonio su mejor cliente. Se desempolvan antiguas leyendas que yacían dormidas en lo profundo de la psique humana. Y la iglesia del antipapa comenzó a cobrar dividendos con la venta de indulgencias y de reliquias (sean astillas de la cruz donde murió Jesús, partes de los cuerpos de santos y mártires, o alguna de sus pertenencias). El problema es que hubo más de un santo que de acuerdo a la mercancía expuesta tenía más de 10 dedos, o dos piernas, etc.
Cuenta Paolo Segneri que en el panegírico de San Ignacio de Loyola el santo cuenta los más dolorosos tormentos que se infligía buscando dominar su cuerpo. Al punto que recomienda: “Escuchadme y luego, si podéis, no os horroricéis” ayunos de hasta ocho días, flagelaciones cinco veces entre noche y día “hasta sacarse sangre… pasar de rodillas siete horas al días en profunda contemplación, no parar nunca de llorar” [15].
Las penitencias a las que se sometió Santa Rosa de Lima no se quedaban atrás, al punto que la propia Iglesia debió llamarle la atención. Es curioso que la vía del martirio como forma de acceso al Reino de los cielos, se mantuviera durante tanto tiempo vigente, a pesar de la propuesta psicoterapéutica, que hiciera San Agustín, en tanto el uso de la confesión como forma de liberar lo angustiante en el alma.. El peso del pecado, y la fuerza de nuestras pulsiones eran mucho más fuertes. Y de una u otra manera había que aniquilarlos, prescindiendo del cuerpo.
Cabría preguntarse el vínculo de ello con la actual adicción al gimnasio, a las cirugías estéticas y dietas, con los implantes con silicón, hilos búlgaros que suben la piel que baja, botox y pastillas quemadoras de grasa; con trastornos alimenticios tales como la anorexia y la bulimia; o con prácticas, que erotizan el cuerpo con marcas de tatuajes o perforándolo con piercings.
No son más que formas de hacer existir a un cuerpo que se evanece. De hacer frente a las amenazas del día a día, que se nos han ido de las manos al punto de torcer el eje terrestre. El recalentamiento global, los tsunamis, la explosión de bombas nucleares en los océanos, nuestros océanos, y que lo único que hacen es preanunciar la devastación de nuestra propia esencia. La segunda muerte la llamaría Lacan parafraseando a marqués de Sade.
Ahora la Danza de la muerte está pintada en cada uno de los periódicos que leemos a diario o que escuchamos en radio o TV. Y nosotros la negamos en nuestro cuerpo, bajo el lema de culto a la belleza.
En tiempos donde todo es fast, ready made, donde lo nuevo caduca pronto en pro del mercado de la tecnología, vemos en la transitoriedad de nuestros cuerpos, el presagio de su fin. Y para hacer frente a ello, tecnología y estética se suman para brindar una fantasía de vida, cerrando nuestros ojos ante el inefable destino. Las prótesis vienen a darle a nuestra psique una ilusión de eterna juventud y vigorosidad. Veamos al menos las estadísticas en nuestra región.
Salvando las distancias entre San Ignacio y nuestras mises, sus martirios para cumplir con las exigencias estéticas del certamen no son de desestimar (lijarse las caderas, quitarse costillas) Orlan, artista del performance, de la vanguardia del Body Art decidió hacer frente a esto en un acto de rebeldía contra los estándares del mercadeo de la moda. Entonces decidió modificar su propio cuerpo, retando a Dios y al ADN. Para ello se buscó un “esteticista quirúrgico”, con el fin de hacerse colocar la barbilla de la Venus de Botticelli, la frente de Mona Lisa, la boca de Europa de Boucher y los ojos de Psique de Gérome. El esteticista quirúrgico, le sugiere que si desea hacer algo trasgresor debía ponerse ambos ojos a un lado de la cabeza, a lo que ella respondió colocándose implantes de mejilla por encima de las cejas. Y Orlan lo logró, con la tecnología propia de nuestro tiempo, lo logró.
Es fácil exclamar “que loca”. Al menos Orlan tomó su decisión sobre su cuerpo en actitud de resistencia y advertir. Pero no podemos decimos lo mismo de las modelos. A nadie se le ocurre denunciar a los organizadores de los concursos de belleza. A ellas se admiran e imitan, con anorexia incluida. Y que decir de la proliferación de programas sobre resolución de crímenes o de películas de terror donde, con más frecuencia, aparecen más escenas truculentas de torturas y descuartizamiento de cuerpos. Hay un implícito placer perverso en ello…
El poeta Schiller definió esto como una “disposición natural” a lo horrendo. En todas las épocas las ejecuciones han sido parte del entretenimiento público. El Marqués de Sade lo subrayó con una pregunta en su libro Justine: “¿Acaso nuestros lugares públicos no se llenan de gente cada vez que se asesina a alguien conforme a la ley?”, Callot denunció como los suplicios de los ahorcados se convertían en espectáculos públicos.
Eco nos señala que si hoy en día nos sentimos más civilizados es porque el cine con las mencionadas películas, asumió colocar esas escenas sobre la pantalla, presentándolas como ficticias.
Lacan, basado en Freud, nos muestra en lo que llamó el goce esa tendencia tan humana a repetir lo que más le duele. Verbigracias el consumo de cigarros, alcohol, las adicciones o los deportes extremos. Repetimos y repetimos, encontrando un placer en lo que tanto daño nos hace, equivalentes suicidas. Decir frente a un deporte extremo “me gusta la adrenalina” es metáfora del placer frente al miedo que produce el riesgo.
Y nos apaciguamos pensando que la muerte le sucede a otro. No a uno. La imagen del paso inexorable del tiempo queramos o no, nos afecta pues nos confronta con nuestro fin. Es la historia de Cronos (el tiempo) comiéndose a sus hijos, o el poema del Gita:
“Me estremezco, pierdo la paz y no distingo las direcciones del espacio. Ten piedad. Los guerreros entran en tus terribles bocas, los masticas y mueren. Devoras a todos los seres ¿Quién eres tú, de forma terrible (ugrarûpa)? El Señor respondió: «Yo soy kâla (el tiempo, es decir, la muerte)»
Freud lo trabajó en extenso en su texto Lo Siniestro. Allí señaló el efecto de imán de dejarse atraer por visiones angustiantes. A Freud le llamó la atención como la palabra siniestro en alemán se escribe “unheimlich” pero cuando se le quita el prefijo un, leemos la palabra «heimlich» (íntimo, secreto, y familiar, doméstico), imponiéndose en consecuencia la deducción de que lo siniestro causa espanto precisamente por su carácter familiar para el sujeto. Descubrió así como en esas visiones, hay un renacer de nuestras terribles vivencias más primitivas cuando nuestro cuerpo aun no lograba el control de todas sus partes, en todos esos momentos cuando nuestra fragilidad nos hizo creer que podíamos morir. Atracción y temor ante lo desconocido- conocido.
Hoy día las diversas formas del mercadeo y la industria farmacéutica se mueven veloces para ayudarnos a sobrevivir: gadgets y prótesis. Directrices sobre la medicina para especializar y sub especializar al profesional, recreando así una nueva anatomía sobre nuestros cuerpos ahora fragmentados. Acaso lo pudo imaginar Boiffard cuando en 1929 impactó a los asistentes a su exposición fotográfica para ver su foto Pulgar de hombre de treinta años. Presagio de nuestros tiempos de cuerpos fragmentados, en nuestras diversiones, en las especializaciones de la medicina, la estética, la farmacia.
Comercialización del miedo. Traten de entrar en cualquiera de nuestras grandes farmacias en la noche, o un fin de semana donde incluso verán gente que van allí a pasear y ver que necesitan por si acaso…
Comercialización del miedo. Pero ahora el infierno no está más allá de la muerte ubicado en oscuras profundidades, sino en nuestra piel, frente al espejo, o al otro lado de la ventana.
Y nuevamente el arte, haciendo frente y denunciando. El artista chipriota Sterlac, eleva su protesta: se presenta conectado a un computador para que el publico pueda moverlo como a un objeto, o anunciando el implante de una oreja en su brazo porque el sentido de la audición natural del cuerpo no es suficiente.
El cuerpo es obsoleto, anuncian los artistas del movimiento Post Humano, y nosotros nos reímos y de nuevo decimos “están locos”… Pero Terminador (Terminator) no es solo una serie del alcalde de California. Con seriedad se está pensando en la sustitución de nuestros miembros por otros más perecederos, máquinas por hombres, o… no se si es peor aun, la manipulación genética. Y todo ¿para qué? Freud lo llamaba “temor a la castración”. Lacan lo explicó: a nuestro miedo a sabernos que no estamos completos.
Después de éste recorrido esperamos demostrar que el mínimo común denominador de todos nuestros miedos es la muerte, el miedo a la muerte.
Jhonny Gavlovski, psicoanalista, poeta, docente y dramaturgo venezolano
[1] Psicólogo clínico. Psicoanalista. Escritor. Docente UNIMET. Escuela de Psicología. Director académico Cultura Mundis.
[2] Eco, Umberto. Historia de la Belleza. Barcelona, Ediciones Lumen, 2004, pg. 282
[3] Op cit., pág 320
[4] Brain Briefings El miedo y la amígdala. Marzo, 1998 Disponible en: http://www.genaltruista.com/notas/00000289.htm
[5] Lacan, J. Seminario X La Angustia. Clase 13. Buenos Aires, Editorial Paidós, 2006
[6] Ruiz Calderón, Javier. Miedo y Religión. Simposio realizado del 3 al 6 de febrero de 2000 en el Campus de Guajara de la Universidad de La Laguna. Universidad Pontificia de Comillas. Disponible en: http://:www2.ull.es/congresos/conmirel/calderon1.html pág 2
[7] Lacan, J. Seminario V. Las formaciones del Inconsciente (1999) Editorial Paidós. Buenos Aires.
[8] Ruiz Calderón, Javier. Op cit. 2
[9] Ruiz Calderón, Javier. Op cit.3
[10] Ecco, U. Op cit pág 98
[11] Op cit pág 66
[12] Op cit. Pág 67
[13] Disponible en: http://buscon.rae.es/draeI/
[14] Ecco, U. Op cit. Pág 60
[15] Ecco, U. Op cit., pág 61
Editora de la web: @carmencristinawolf
ELISA LERNER: EL MANTEL ES LA BANDERA

LA ARMONÍA NO MANIFIESTA
La armonía no manifiesta
Jerónimo Alayón
La primera vez que sucedió tenía yo 14 y regresaba del entierro de mi padre. Miré por el balcón el atardecer y de pronto experimenté esa rara sensación de que pasado y futuro se unieran, como si aquel presente fuera absoluto. La segunda vez ocurrió en la buhardilla del hotel Alta Baviera, en Colonia Tovar. Un cuarteto interpretaba el Aria, de Bach, y la estancia era cruzada de lado a lado por la niebla que fluía de una ventana a otra, creando una suerte de cortina vaporosa entre los músicos y la audiencia. Entonces volví a sentir esa extraña unicidad del tiempo. La tercera vez fue el día en el que me casé. Transitaba la avenida Sanz de El Marqués, a la altura del parque Sanz, cuando sentí lo mismo mientras reparaba en la peculiar forma de las copas de los árboles, y más tarde durante la ceremonia mirando a la que sería mi esposa. La penúltima vez fue hace unos años contemplando desde un risco un paisaje selvático, tan propio del bosque nublado de estas montañas en las que habito, y la última fue viendo recientemente a mi hija tocar el contrabajo a la par que la orquesta ejecutaba La gran puerta de Kiev, de Mussorgsky.
No resulta fácil para mí explicar la tesitura de esa rara sensación, pero sí tengo claras dos cosas: sobreviene en presencia de un espectáculo de sobrecogedora belleza y guarda relación con estados de mi alma en los que me hallo íntimamente unido a mí.
Muchas veces he pensado que la belleza me ha salvado de la mezquindad humana, no porque me haya librado de sufrirla, sino porque ha significado para mí una fortaleza inexpugnable. Puesto que un rasgo sine qua non de la condición humana es damnificar obstinadamente la existencia ajena, pensar la belleza como un refugio es casi un asunto de supervivencia.
En su fragmento 54, Heráclito decía que «la armonía no manifiesta es superior a la manifiesta». Como el resto de los Fragmentos, Heráclito no deja de ser misterioso en este. Por algo se lo llama el Oscuro de Éfeso. Está claro que la belleza ostensible —como afirmaba Diels— depende de los sentidos y que la oculta es el logos alzándose por encima de aquella. A la explícita le han dedicado los pensadores centenares de libros, y hasta la filosofía tiene una rama, la estética, dedicada a ella, así que hablaremos de la armonía no manifiesta.
¿Quién ha visto el amor? Nadie. Lo que vemos son sus efectos. Podríamos decir que estos son el signo de aquel. Así pues, un signo está compuesto de una parte material y otra eidética. Cuando escribo la palabra casa, en nuestra mente se invoca el concepto de casa, muy básico y esencial, acompañado de ciertas sensaciones adosadas a dicha idea. La estructura física, que pertenece a la realidad material, es el referente. Significante (parte material del signo), significado (parte eidética) y referente (objeto significado, real o ideal) conforman lo que los lingüistas llamamos triángulo semiótico. Del mismo modo, un gesto material como dar un beso o un abrazo invoca en la sensibilidad de las personas cierto estado de benignidad que refiere al amor.
Ahora bien, cuando contemplamos El Puente de los Suspiros, de Turner, se reproduce en nuestra alma un estado de sublimidad que remite a la belleza. Hay belleza en el contraste del cielo azul con el blancor de las edificaciones, ciertamente, y se aprecia una clara armonía entre los dos tercios de cielo y el tercio de las edificaciones, pero en estos signos no radica la sola belleza del cuadro. Hay algo más, y eso es único en cada espectador: la armonía no manifiesta.
En La catedral de Salisbury, Constable pudo avanzar unos metros más hasta tener un punto de mira desde el cual la catedral fuese el único sujeto del cuadro, pero eligió sacrificar parte de la edificación para que la aguja de la torre emergiera triunfal entre la fronda. Al verla, casi podríamos sentir que estamos allí… en 1825. Sin embargo, siempre habrá algo más allá de los signos, en ocasiones inefable, que se perderá en la noche del alma.
La armonía no manifiesta, decía Heráclito, es superior a la ostensible. ¿Por qué si sabemos tan poco de ella? Volviendo al triángulo semiótico, ¿qué fue primero?: ¿el significante, el significado o el referente? Sin duda que este. Primero vimos el objeto, después surgió la idea de él en su ausencia y, por último, sobrevino la necesidad de nombrarlo. Nombrar es —podríamos decir— un conjuro contra el olvido. El arte, también. De algún modo —quizás fuera aquello que Kant denominó noúmenos—, hemos conocido la armonía oculta mucho antes de significarla en el arte…
Lo cierto es que todo cuanto hay de bello en el mundo se sostiene sobre esta armonía no manifiesta. Pocos esfuerzos espirituales son tan válidos como su intuición. El artista que conecta con ella nunca más estará vacío. Personalmente estoy convencido de que al intuirla entramos a una dimensión temporal distinta, la del tiempo kairós, una tal que en ella el ser discurre en una temporalidad plural, pues lo que será ya fue y apenas sigue siendo… un auténtico origami del tiempo.
Cuando se vive en el tiempo de la armonía no manifiesta, el tiempo cronológico no importa. Lo creado hoy podría alcanzar a su audiencia al cabo de un siglo de la temporalidad material. ¿Qué importa ello si desde siempre nuestra creación ya habitó en el seno del tiempo del arte?, ¿qué importa que llegue aparentemente tarde a los hombres? Esa fue la maravilla que un poeta llamado José Antonio Ramos Sucre intuyó.
La armonía no manifiesta es superior a la ostensible, en definitiva, porque da cuerpo a esta en su intermitencia, del mismo modo que la diástole hace posible el pulso de la vida. En cada ausencia de la belleza la evocamos. En la caída de una flor cuyos pétalos se desparraman por el suelo ya esperamos el botón de otra inflorescencia. Si la belleza fuese un continuum, jamás la extrañaríamos. Quizás por ello hay silencio en la música, espacio en la pintura, quietud en la danza y vacío en la escultura. Quizás por ello también existe la muerte… para nombrar y no olvidar que somos signo de una obra de arte inagotable.
CITA CHICAGO:
Alayón, Jerónimo. «La armonía no manifiesta».
Fuente: El Nacional. 22 de noviembre de 2024
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Editora de la web: @carmencristinawolf Instagram
ENTREVISTA A FARAH CISNEROS
Farah Cisneros: “El mayor obstáculo son nuestras propias emociones»
Farah Cisneros es una escritora venezolana destacada en el ámbito de la Programación Neurolinguistica, formador en metodologías organizacionales, productora y coordinadora del Programa de Entrenamiento y desarrollo integral personal Pedip, mentora.
Es conocida por su enfoque en las áreas de emprendiduría, crecimiento personal, gestión y liderazgo, Actualmente forma parte de la Junta directiva en el Círculo de Escritores de Venezuela. Es fundadora de EGP Escuela de Gerencia y Pensadores. Promueve y brinda apoyo en la divulgación del trabajo literario de los escritores venezolanos en el mundo.
Además de su labor literaria, Farah ha escrito obras que abordan temas de autodescubrimiento y transformación personal. Su libro «¡Haz lo que te dé la gana!» invita a los lectores a reflexionar sobre su identidad y autoaceptación, promoviendo la idea de que cada uno tiene el poder de cambiar su vida.
Si deseas conocer más sobre sus obras o actividades, puedes consultar el Círculo de Escritores de Venezuela y otras publicaciones relacionadas con la literatura venezolana.
¿Qué te inspiró a enfocarte en la escritura motivacional y cómo ha evolucionado tu enfoque a lo largo de los años?
Hay cosas que con el pasar del tiempo, la vida te va mostrando que siempre formaron parte de tu equipaje. Eso me pasó´ con la escritura, escribo desde que comencé´ a leer. Me apasionaba cómo a través de la combinación de las letras de mi abecedario podía formar palabras que expresaran mis ideas y sentimientos. Recuerdo que cuando estuve en edad de ir al Colegio me inicié escribiendo cartas, llevando un Diario que atesoraba mis emociones y una querida libretica de autógrafos de color amarillo que iba conmigo a todas partes. Intrigada y curiosa leía y aprovechaba los espacios para compartirlo con mi abuelo materno Jesús María, él era periodista y uno de los cofundadores de un diario impreso “Il Corrieri di Caracas”. Solíamos entablar amenas conversaciones de preguntas de mi parte y respuestas con mucha paciencia de la suya.
Por una vida descansé mi placer por la escritura en lo relacionado con mi profesión como Abogado y Empresaria. En el 2011 en plena época de conflictos económicos, sociales y políticos en Venezuela, donde resultaba altamente complejo y sumamente estresante mantener el ritmo de trabajo y ejercicio laboral, decido abrir espacio para tomar algo de tiempo para mí , inicio estudios de postgrado en Derechos Humanos y otros cursos en las áreas de la psicología humanista y la educación emocional.
Logro involucrarme de tal manera que se inicia para mí un tiempo de cambios profundos y maravillosas transformaciones en donde pude ocuparme de trabajar y sanar heridas de infancia.
Debido a ello me abro a publicar en el 2016 mi libro ¡Haz lo que te dé la gana! y hablando en venezolano “Me cayó la locha”, me di cuenta de la alquimia generada por estas fascinantes experiencias donde sentir y expresar une a quienes reciben y comparten esa emoción. Somos una increíble burbuja que expresa el saber, el sentir y el hacer a través del lenguaje. En el 2020 edito la Segunda Edición desde la premisa de que “atrevernos a vivir es una consecuencia de hacernos cargo de prepararnos para avanzar hacia “Una mañana siempre inédito”. Confío en que uno de los mayores desafíos para el ser humano es encontrarse, reconocerse y aceptarse a sí mismo para una mejor comprensión del significado de la felicidad.
¿Cómo defines la conexión entre la espiritualidad y la motivación personal en tu trabajo?
¡Desde el amor y la gratitud! Al abrirnos para soltar creencias y juicios que nos limitan e impiden desarrollar un pensamiento de lógica y evolución conectamos con la expansión de una consciencia segura, inspiradora, que al darse cuenta de sus competencias y también sus carencias reales puede prepararse y activarse en planes y estrategias para el logro de sus metas.
Es en beneficio de la salud física, mental y emocional que el ser humano pueda crear un estado consciente con pensamientos sanadores, motivadores y evocadores que den poder a una estructura que pueda proyectar bienestar integral. La gran mayoría de las respuestas a nuestras interrogantes, habitan dentro del ser.
En tu rol como Directora de Relaciones Institucionales en el Círculo de Escritores de Venezuela, ¿cómo combinas la literatura y la motivación para influir en otros?
Formar parte de la Junta Directiva del Círculo de Escritores de Venezuela es un gran honor para mí. Mi gratitud se hace permanente con los escritores y poetas a quienes admiro y acompaño en estas labores: Edgar Vidaurre, Magaly Salazar Sanabria, Carmen Cristina Wolf, Lidia Salas, Yoyiana Ahumada, Marisol Marrero y las distinguidas personalidades que conforman su Consejo Consultivo entre quienes me permito mencionar a Ildemaro Torres y Gisela Cappellin. Es en una sociedad lo suficientemente preparada e inspirada donde se pueden producir oportunidades de cambios significativos que sean de aprovechamiento general. Es por ello que, en aras de una mayor proyección en este sentido, fundé EGP. Escuela de Gerencia y Pensadores cuya misión y visión es apoyar en todos aquellos procesos de cambio y transformación integral del ser.
¿Puedes compartir una experiencia personal en la que hayas aplicado tus propias enseñanzas motivacionales para superar un desafío?
Uno de los tantos desafíos se relaciona con la importancia y gran significación que tiene para mí desde la gratitud por los logros alcanzados en mis procesos de cambio y transformación, la confianza que recibo para poder apoyar y acompañar a otros a entrenarse para vivir en bienestar ¡Sí es posible sanar, crecer y trascender!
Después de realizar estudios de formación y trabajos de investigación en diversas disciplinas y metodologías, en especial un Magister en Programación Neurolingüística, produzco y coordino para EGP.
Escuela de Gerencia y Pensadores, el Programa de Entrenamiento y Desarrollo Integral Personal Pedip. Se trata de una metodología practica y efectiva. Desaprender para aprender gestionando pensamientos que puedan conectar e impactar con la realidad que necesitamos crear. Estamos contenidos en oraciones y frases hechas con historias de realidades ajenas. Identificar estos quiebres nos permite desprendernos de las capas de falsos conceptos y cuentos comprados e internalizados desde niños. Aprender es una manera de crear consciencia individual para fomentar una actitud sana (amorosa y respetuosa).
¿Cuál es el mensaje principal que deseas transmitir a través de tus escritos y presentaciones publicadas?
La valiosa capacidad creadora que posee el ser y el compromiso en la urgencia de establecer los cambios y diferencias en la estructura fundamental del pensamiento. Todo es mente. Somos únicos e irrepetibles. Ya de por si somos libres e independientes. El monje que nos habita es ese niño o niña que fue domesticado para compartir en una sociedad viciada e igualmente domesticada con un patrón donde recibimos premios y reconocimientos cuando nos limitamos para amoldarnos a lo que a una élite se le ocurrió en un momento dado que es el deber ser.
En tu opinión, ¿cuál es el mayor obstáculo que enfrentan las personas al intentar alcanzar sus metas, y cómo pueden superarlo?
El mayor obstáculo son sus propias emociones.
¡Dime qué estás pensando y tú mismo por cuenta propia sabrás quien crees que eres!
Es importante:
- a) Reconocer nuestras emociones en especial las de miedo e ira.
- b) Clarificar efectivamente el objetivo o la meta.
- c) Generar y operar un plan estratégico.
- d) Establecer tiempos límites, hacer medición y seguimiento de resultados.
¿Cómo manejas la responsabilidad de ser una figura motivacional para otros especialmente en tiempos difíciles?
Desde la naturaleza humana que me habita. Identificar mis propias emociones forma parte del entrenamiento y el aprendizaje que recibo de la vida. Proyectar desde la gratitud y el amor es el gran plus en cualquier proceso de aceptación y valoración consciente. Sintonizarme con un estado empático cerebro-corazón me ofrece permiso para acercarme a mi entorno de una manera genuina, autentica, natural, lo más libre y desenfadada de juicios, creencias y esquemas preconcebidos. Darnos cuenta de lo que pensamos en tiempo presente puede brindarnos un mayor enfoque de lo requerido para obtener el bienestar que merecemos, tanto para dar como para recibir. Crea un equilibrio perfecto que interactúa en una alta frecuencia de energía.
¿Qué papel juegan la cultura y la historia en la forma en que abordas temas de motivación en tu trabajo?
Confío en que tanto la cultura como la historia están vinculadas al tiempo. El momento puede hacerse lo suficientemente cíclico como para mostrarnos a través de las vivencias, los diferentes abordajes necesarios para propiciar los cambios favorables. El Programa Pedip que dirijo en EGP Escuela de Gerencia y Pensadores nos enseñanza que todo lo que sucede alrededor de una persona refleja lo que está, ocurriendo por dentro.
¡Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba! Es este lenguaje comunicacional que se establece quien identifica el quiebre / conflicto que da cabida a promover las vías para despejar y solventarlo.
Aun cuando no podemos controlar lo que sucede a nuestro alrededor, sí podemos elegir los estímulos e impulsos para responder a ello. El trayecto hacia el encuentro con uno mismo implica incluir en nuestra mochila de viaje el dejar de luchar con el viento para aventurarnos en el fluir con lo que hay, activados siempre en concretar lo que podremos pensar en algún instante que falta. En nuestro interior habita un fantástico poder que habilita la mente para mantenerse serena, incluso en situaciones de persistente caos y de ello habla con elocuentes palpitaciones un corazón que siempre invitara al encuentro de la calma y la paz interior.
¿Hay algún libro, autor o filosofía que haya influido profundamente en tu enfoque motivacional?
Siendo lo suficientemente observadora desde muy pequeña, confieso que cada momento con sus respectivas vivencias ha cursado cátedra en mí, luego están la influencia de mis abuelos cuya filosofía de la vida era tan humana como visceral. Por mi tremenda curiosidad y el poder de las oportunidades he conocido y contado con grandes maestros como Louise Hay, EckartTolle, Jorge Bucay, Mario Alonso Puig, Joe Dispenza. Libros especializados en mis áreas de PNL muchos. Un manual de vida siempre vigente es para mí la Biblia, celebro la literatura de “En busca de la Luz Interior” de James Redfield con Carol Adreine, “El Principito” de Antoine De Saint-Exupery, “El Caballero de la armadura oxidada” de Robert Fisher, “Cuerposs sin edad, mentes sin tiempo” de Deepak Chopra, “Los cuatro acuerdos” de Miguel Ruiz y mis libros de cabecera que aparte de las Sagradas Escrituras son “Tus Zonas mágicas” de Wayne W. Dyer, “El Poder de tu Mente Subconsciente” del Dr. Joseph Murphy y con modestia citare´ la segunda edición de mi libro ¡Haz lo que te de la gana! el cual resulta de apoyo y referente en el Programa Pedip de EGP Escuela de Gerencia y Pensadores.
¿Cómo ves el futuro de la escritura motivacional en Venezuela y qué consejos darías a los nuevos escritores que quieren incursionar en este género?
La escritura tanto en Venezuela como en el mundo siempre tendrá la valiosa oportunidad de conectar a través del maravilloso arte del pensamiento escrito. Ser uno mismo representa quizás uno de los mayores retos al que el mundo expone al ser humano, sobre todo por estar plagado de muchos vicios como la superficialidad, el señalamiento, la crítica y la burla, todo esto conformando “la cultura de la cancelación”. La escritura motivacional, terapéutica, inductiva al encuentro de respuestas liberadoras será´ siempre el elixir que alimente la psiquis y enriquezca el alma promoviendo la confianza, la fe en quien se es y la esperanza en qué esperar. Seguramente resulta esta una de las razones por las que cada vez se hacen más presentes y activos los avances que se relacionan y vinculan entre lo científico, físico y emocional donde se evidencia el comportamiento del hombre desde la conexión que establece el cuerpo, la mente y el corazón.
Redacción y entrevista al cuidado de Joiner Villasmil (Joiner Bernavil)
Editora de la Web: @carmencristinawolf
LA CITA REAL, NOVELA DE HEBERTO GAMERO
Felicitamos al escritor venezolano Heberto Gamero Contin, por su novela La Cita Real, José Heriberto García de Quevedo un poeta olvidado. Será presentada en Madrid, Librería Iberoamericana, Calle Huertas 40, Madrid, el 23 de noviembre a las 11.30 horas.
Este es un fragmento de la novela:
«Sigo pensando igual, apreciado doctor, solo que con menos vehemencia. Con los años también ha llegado la tolerancia, ausente en aquellos años de juventud, y veo todo con más calma, con más confianza, aceptando que no puedo ir contra la corriente sino dejarme llevar por ella. He entendido que una cosa es la vida que soñamos y otra la que nos ha tocado vivir, y nada puede uno hacer al respecto sino adaptarse lo mejor posible… En cierto modo hay componentes autobiográficos en ese relato, pero usted sabe lo invasivas que son las musas: uno quiere escribir algo autobiográfico y ellas comienzan a susurrarle cosas al oído que nada tienen que ver con la realidad que se desea contar. Y si no se pone resistencia, como es mi caso, lo llevan a uno por caminos desconocidos, misteriosos, y el resultado es muy diferente a la intención original. Así que, aparte de los motivos morales que tenemos los hombres para defender nuestra dignidad y la de los que amamos, todo lo que se dice en esa noveleta es ficción, muy lejos del duelo al que usted hace referencia, el que ocurrió el 12 de febrero de 1855. ¡Cómo olvidar esa fecha! Yo tenía treinta y seis años y no habría cumplido los treinta y siete de no haber sido porque la suerte me acompañaba. No me arrepiento, aquella ofensa a la reina había que saldarla con un duelo, no había otra forma de reparar el honor mancillado.»
Editora: Carmen Cristina Wolf #carmencristinawolf
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HORACIO BIORD: PICURES DE LOS ALTOS
Picures de Los Altos
Por Horacio Biord Castillo
Horacio Biord nació en Caracas, en 1961. Es licenciado en Letras de la UCAB, Magister y Doctor en Historia, investigador asociado y titulas del Centro de Antropología del IVIC. Es profesor asociados de la UCAB, Individuo de Número y Presidente de la Academia Venezolana de la Lengua.Premio Municipal de Literatura, Mención Estudios Indígenas. Y con una extensa obra publicada.
En muchas tradiciones culturales y místicas los animales están asociados con aspectos simbólicos y sagrados. En diversas religiones, especialmente antiguas, los animales se asocian a deidades, como en el antiguo Egipto y en Mesoamérica donde encarnaban divinidades, principios y valores. En la Edad Media occidental, los bestiarios tuvieron una gran importancia. En los relatos populares y folclóricos, los animales tienen un puesto privilegiado, como lo emblematizan Tío Tigre y Tío Conejo. Es también el caso de los pueblos indígenas que habitaron y habitan aún en Venezuela. No en balde representaciones de animales ocupan lugares destacados en la ornamentación de la cerámica, especialmente antigua que se ha documentado mediante investigaciones o hallazgos arqueológicos, y la cestería, la orfebrería y otros elementos de la cultura material.
En Venezuela, es común encontrar, especialmente en el centro-norte y el oriente del país, referencias a los zamuros (Coragyps atratus), vistos en algunas religiones indígenas como mensajeros entre lo alto y la tierra. Así lo testimonian los topónimos con la palabra curumo (kuruumo), proveniente de las lenguas de la familia caribe, que designa al buitre negro americano.
En Los Altos los animales han tenido desde muy antiguo una significación especial. Los picures (Dasyprocta fuliginosa), llamados también acures, son roedores muy comunes en las montañas de Los Altos y tienen una significación especial. Es posible que Gulima, el nombre indígena antiguo de San Antonio de Los Altos, esté asociado al término acuri o acure. De hecho, viejos vecinos de San Antonio recordaban que en Los Altos siempre ha habido muchos picures así como lapas. Estas últimas eran muy comunes, por ejemplo, en la montaña de Pipe, especialmente donde hoy está el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, como solían recordarlo, entre otros, mi padre, Horacio Biord Rodríguez, y mi tío Moisés Biord Rodríguez.
Los sitios de Bejarano y Prim están en la zona ubicada entre el embalse de La Mariposa y La Cortada del Guayabo, donde la vía se bifurca por la izquierda bajando por Agua Fría y la hacienda “El Vapor” hacia La Cortada de Maturín, en la entrada a los Valles del Tuy, y a la derecha hacia San José y San Diego de Los Altos para seguir luego, por Pasatiempo y Quebrada Honda, a Carrizal o a San Antonio de Los Altos. Allí, por Bejarano y Prim, me enteré hace unos años de que los picures eran fuertemente demandados para las ceremonias de santería que se celebran en portales ubicados por allí y supe igualmente de personas que se dedican a atraparlos. Desde entonces quedé preocupado por la presión que la cacería desmedida con fines comerciales debe estar ejerciendo sobre la población local de picures.
Un testimonio interesante de la abundancia de picures en esa zona lo proporciona Eduardo López de Ceballos en su obra Fauna de Venezuela y su conservación (Caracas, Editorial Arte, 1974), dedicado a «a los campesinos de mi país, buenos y agradables compañeros en el llano y en la montaña». Ese libro está conformado por relatos personales que hace su autor, aficionado por igual a la cacería y a la conservación de especies, según expone en la introducción aunque pudiera parecer contradictorio. Evoca diversos episodios que involucran a distintas especies de animales venezolanos, sobre todo de la Cordillera de la Costa y el Llano. Según su testimonio, «el picure es un importante miembro de los antiguos roedores suramericanos, pariente de la lapa y del chigüire o capibara. El picure es diurno, bastante bonito y de muy buena carne roja. La variedad de esas zonas [refiriéndose a Los Altos] pesa como tres kilos y llega a cuatro. Usa las patas delanteras como manos para agarrar la comida, que consiste en vegetales concentrados como frutas y tubérculos. No come paja. Es agilísimo, rápido y en extremo astuto. Tienen, en las zonas donde viven, pequeños senderos o caminos que mantienen limpios y muy estudiados. Les dan sobre los predadores, en especial los perros, gran ventaja El picure corre por su red de caminos sin tropezarse ni dar traspiés y con un mínimo de esfuerzo. El predador más grande se enreda y se da golpe. Para igual recorrido trabaja mucho más” (pp.105-106). Dice también el autor que en «en emergencias, el picure tiene otros recursos. Se ensota igual que hace el venado» (p. 106). De allí la expresión muy venezolana de “picurearse” o escaparse, evadirse, perderse.
Sobre la zona antes referida, dice el autor “en la vuelta de la carretera vieja en Agua Fría, cerca de donde la quebrada de El Vapor cae a la de Maitana, había conucos y era fácil cazarlos, porque había carretera por tres lados. Una tarde fuimos, Paco y yo, con cuatro buenos perros y en dos horas matamos seis picures. Un super record. Los días buenos cogíamos a lo sumo dos, y con frecuencia ninguno. Aquella tarde, tiré otro que levantó el perro Pelú en la subida hacia la casa» (pág. 107).
En algunos pueblos indígenas amazónicos el picure se asocia simbólicamente con los inicios de la agricultura por su estrecha relación con los conucos y sus patrones alimentarios. Para los ye’kuanas constituye una amenaza para los conucos por el hábito de desenterrar la yuca para comérsela. De allí que también sea una presa de caza para los indígenas y una carne por ellos apreciada.
El picure constituye, sin duda, un hermoso ejemplar de la fauna de Los Altos. Aficionado a caminar por los parajes montañosos de mi tierra, llevaba varias semanas o quizá meses refiriendo que había visto pocos animales silvestres últimamente en Los Altos y, en especial, en la serranía de Pipe. El 22 de octubre de 2024, como alrededor de las tres de la tarde, entrando a la montaña de Pipe para dirigirme a mi laboratorio en el Centro de Antropología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas observé la rápida carrera de un picure que atravesó la carretera delante de mi vehículo. No solo me alegró verlo, sino que además lo tomé como un buen augurio, presagio de mejores tiempos. Me recordó a Tío Picure, el personaje de un cuento que escribí durante la pandemia. Es un picure que experimenta fuertes deseos de volar como los zamuros y viajar por muchos lugares para conocerlos y disfrutar del doble placer de las nubes y la tierra.
Bendecida sea la presencia de los picures en la tierra de Los Altos y bendecida sea la posibilidad de que el nombre indígena de San Antonio de Los Altos provenga de la denominación indígena del picure, lugar de acures o picures.
Fuente: El Nacional. Caracas, 24 de octubre, 2024
Contacto y comentarios: hbiordrcl@gmail.com
Editora: Carmen Cristina Wolf Contacto: wolfcarmencristina@gmail.com
JOINER BERNAVIL: LA MONTAÑA Y EL ABISMO
La Montaña y el Abismo
El más reciente libro de Joiner Bernavil publicado por la firma J. Bernavil, editorial venezolana especializada en poesía y narrativa, revela un mundo donde solo la fuerza del espíritu sobrevive en el abismo. La Montaña y el Abismo (2024), obra cuya intención y entramado se centran en el amor desde su florecimiento hasta su muerte gradual. El autor muestra el porvenir de la tristeza y conmueve el papel con una lectura filosófica sobre el amor y sus diferentes significados. En la intimidad de esta obra nos encontramos para distanciarnos de toda vana angustia personal y saber que el sendero puede ser el mismo en diferentes épocas, en diferentes culturas y en la individualidad de cada ser, porque existen vivencias universales que nos atraviesan; escenarios dispuestos por la cotidianidad.
Todos los que alguna vez vivieron pudieron llorar y pudieron sonreír. Tan simple como este pensar humano es la calamidad y a la vez virtud del amor. En este libro hay un anuncio y un querer, también una insistente necesidad de ser libre y de ver que la paz es una elección.
Un libro como este solo se puede escribir si se está enamorado. Ojalá el silencio deje de causar estragos en el interior, porque entre mil pedazos nada puede crecer, solo el frío.
Aquí presentamos cinco poesías, en el lenguaje poético que es la madre de las bellas artes:
A veces quisiera ser inmensurable
y encontrar la piedra que me entrega a la tristeza.
A veces quisiera sacar el corazón del surco de mi mano
para que no lo puedas agrietar con tu actitud.
A veces quisiera lanzar al aire un sueño y que lo encuentre alguien más
para que pueda vivir sin mí.
Copiar el silencio y ajustarlo en el tórax para que tenga sentido la falta del latir.
Si en el pecho, la sutura se rompe, se escapa la oscuridad…
Subes una montaña con la profundidad y con la poca luz de sus labios
para encontrar a un hombre esperando en una silla de hierro.
Estos ojos color miel, profundos y diáfanos, se asemejan
al cielo tácito de un atardecer.
Las tardes sí que son tristes,
cuando bajo despacio para ser parte del silencio, atravieso la herida, el paisaje se vuelve lento.
Las aves trinan, se reflejan en el agua
pasando demasiado rápido.
El fulgor de la muerte existe en el rostro turbio
con forma de ondulaciones de agua.
Me ahogan las preguntas
ante el sonar del encierro.
Avanza la noche
bajo el reloj del insomnio.
La luz me golpea el rostro,
florecillas que duermen.
Salgo a caminar pero la distancia no es una palabra.
Solo no te alcanzo
Solo me quedan ausencias, y en la memoria crece
una pradera de versos.
Saco flores del abismo
se me enraizan en la piel.
Se adhieren a este ser solitario que dejaste.
No era para siempre
y lo sabíamos los dos,
yo decía: tengo que convertir estos segundos en eternidad, añoraba que te quedaras,
y me gustaba besarte en
la intimidad y en el silencio, como si el mañana no existiera,
como si el momento fuera toda una vida, pero el tiempo sí pasa
y no pudimos mantener el sueño de tener un futuro juntos.
Volver a vernos después del abismo
tal vez sea un transitar desconocido para los dos, aunque nos sigamos pensando.
Se destiñe el corazón
y se va revelando el gris de la piedra.
Joiner Bernavil es un poeta y periodista venezolano cuya obra se destaca por su habilidad para convertir lo íntimo en poesía. A través de sus versos, Bernavil invita a los lectores a sumergirse en un viaje emocional y reflexivo, donde lo personal y lo profundo se transforman en experiencias compartidas.
Para conocerlo mejor tenemos que ubicarnos en la antigua parroquia eclesiástica de Maracaibo, lo que ahora sería el municipio San Francisco, en el estado Zulia, Venezuela. Nació el 15 de mayo de 1996 en la Policlínica San Francisco. Sus padres son la educadora Maribel Trinidad Villasmil Ordoñez y el campeón nacional de boxeo Jois Benito Villasmil Parra. Estudió primaria en la Escuela Básica Nacional “Carmela Quintero”. Allí fue envuelto en una cultura que parecía de otro mundo al sur de San Francisco, en la parroquia El Bajo; luego cursó sus estudios de secundaria en el Liceo católico más representativo y cultural de su ciudad, la Unidad Educativa “Colegio San Francisco Padre Vílchez”, teniendo como principales influencias la religión tras la cercanía con la Basílica Menor del Zulia y la música gaitera, símbolo de la zulianidad. Muy cerca, a escasos metros se encuentra el Lago de Maracaibo, la unión de todos estos factores propició que el autor desarrollara una sensibilidad genuina por las bellas artes años después.
Tras salir de secundaria su vida giró alrededor de la carrera de comunicación social, logrando graduarse como licenciado en comunicación social mención desarrollo social en la Universidad Católica Cecilio Acosta de Maracaibo en 2018. Vivió la crisis y la creciente tragedia social del éxodo, la desintegración familiar y los cambios abruptos producidos por el régimen de gobierno en su país. Hizo radio desde los 14 años de edad y su pasión por la locución lo llevó a tener diversos programas de radio en las emisoras locales de Maracaibo y San Francisco. Cerró su ciclo como moderador en 2021, tras hacer radio por 11 años y desembocar su talento en el género de la poesía, salvándose de la desidia y la injusticia social que lo perseguía al ejercer periodismo en medios digitales e impresos en su país.
En la actualidad, y desde el 2019 lidera una Fundación editorial y literaria llamada Organización Literaria J. Bernavil para los Pueblos del Mundo. Con su Firma editorial ha logrado publicar a más de 100 autores de distintas nacionalidades y ha exaltado las letras de poetas que han dejado un legado cultural en la creación poética hispánica con actividades socioculturales. Entre los poetas destacados homenajeados se encuentran Lilia Boscán de Lombardi, Pilar Paz Pasamar, Dolores Castro, Beatriz Vallejos, Gabriela Mistral, Armando Rojas Guardia y Oscar Wilde.
En Venezuela se lleva a cabo el Concurso Internacional de Poesía J. Bernavil en homenaje a su trayectoria y también busca exaltar las voces de los poetas que van más allá de las palabras y han promovido transformaciones sociales desde la cultura. La Organización del Grupo Bernavil Internacional gestiona y lidera el Concurso Nacional de Poesía chilena Gabriela Mistral y la Competencia Poética Oscar Wilde, dos certámenes que incentivan la creación literaria y la lectura principalmente en Chile y en Venezuela pero en pro de llegar a las personas de todos los rincones de la Tierra.
Está residenciado en Aveiro, Portugal, profundizando en la riqueza cultural europea y en los matices de las estaciones que afectan la región ibérica. Joiner Bernavil ha publicado cuatro obras poéticas publicadas a través de la firma editorial J. Bernavil: «Poemas que nunca vivieron», «Un ángel me dice que le escriba», «Serenidad», y «La Montaña y el Abismo».
Coromoto Renaud: “La filosofía está en la base de todas las disciplinas”
Coromoto Renaud: “La filosofía está en la base de todas las disciplinas”
Coromoto Renaud es autora de una estimable obra poética: Azares, Fondo Editorial Enrique Tejera del Toro, Maturín, 1994; Enero, Editorial Tregua, Caracas, 2004; Sedimentos, Editorial el Perro y la Rana, Caracas, 2004; Preguntas a Rilke, Editorial Tregua, 2009; Estaciones, Edición de autor, Caracas 2010; y Ramonetta Gregori, Julieta León, Coromoto Renaud, Siete Noches, Siete Poemas, Fondo Editorial Carlos Báez, ICUM, Maturín, 2012. Sus poemas han sido incluidos en diversas antologías nacionales e internacionales.
Es Miembro del Círculo de Escritores de Venezuela.
Como científica social ha asumido la tarea de observar e interpretar la complejidad del mundo desde distintos ángulos, a ello ha dedicado décadas de investigación y una pródiga actividad académica. Socióloga por la Universidad Católica Andrés Bello, UCAB,. Especialista en Planificación por el Instituto Venezolano de Planificación, IVEPLAN, Caracas,. Diplôme d’Études Approfondies por la École des Hautes Études en Sciences Sociales, París. Doctorado en Sociología del Desarrollo por la Université Sorbonne Nouvelle – París III,. Facilitadora de Procesos de Desarrollo Humano, Organización CEI, Sistemas Humanos,. Profesora Titular UCV.
Actualmente es profesora investigadora del Cendes, UCV y presidenta de la asociación civil «Ser Creativo Gestión y Desarrollo Humano».
¿Quién es Coromoto?
Me gusta reconocerme como ser humano, sin etiquetas.
Hay una expresión de Heidegger muy aleccionadora » fuimos arrojados al mundo» en circunstancias que no escogemos.
Mi origen es muy rural, yo nací en las montañas del Turimiquire, límite entre los estados Anzoátegui y Monagas en una hacienda de café. Soy parte de una familia numerosa, la séptima, mis padres fueron grandes emprendedores, trabajaron mucho para salir adelante y darnos educación, ese era un valor fundamental y lo lograron: ocho profesionales en un contexto que se resistía.
Mis primeros seis años se desarrollaron en un micro mundo que me marcaron para siempre, un río, una naturaleza exuberante, grandes árboles, ganado pastando. A esa edad me trajeron a la ciudad, a estudiar, vivimos en Maturín. Ahora en la distancia me parece casi increíble ese mundo de realismo mágico. He dicho que escribo para recrear esa memoria.
Luego vienen los múltiples roles que desempeñamos en la vida social, a veces puedes obnubilarnos. Soy escritora, investigadora, docente, líder, formo parte de una familia: hermana, tía, cuñada y así nos movemos de manera muy dinámica en la convivencia. Ya mis padres no están físicamente es una gran ausencia y al mismo tiempo una memoria viva.En estos momentos estoy transitando por una situación delicada de salud, me acaban de diagnosticar mieloma múltiple.
Todo ha sido muy inesperado y sorpresivo.
Creo que llegar a la comprensión y aceptación de que esa posibilidad forma parte de la vida es parte de ese aprendizaje.
Cómo socióloga, ¿cómo definirías la vulnerabilidad humana?
Fíjate que yo pienso que la filosofía está en la base de todas las disciplinas, se pregunta por el ser y ha ofrecido respuestas que dan origen a múltiples corrientes, me gusta indagar y aceptar el misterio de no tener todas las respuestas; más aún si nos aceptamos como seres espirituales justamente con la misión de darle un sentido a nuestra vida.
Hay mucho camino recorrido entre los inicios de la sociología positivista y el pensamiento de Edgar Morin, por ejemplo, que interpreta a la sociedad como un gran sistema integrado por la madre tierra y el universo. Somos parte de un cosmos interrelacionado como una malla.
La vulnerabilidad como seres humanos nos constituye desde nuestro nacimiento, somos la única especie que nace en completa indefensión y necesita del cuidado de otros para crecer.
¿Cómo crees que tu formación y experiencia en investigación han influido en tu poesía?
Podría decir que la influencia primero ocurrió desde la poesía a la sociología y en las últimas décadas es bidireccional.
Antes de estudiar sociología ya escribía poesía y siempre mantuve la intuición de que la poesía tenía mucho que decirnos para comprendernos y humanizar las ciencias sociales. Cuando estudié sociología nos formamos con una concepción disciplinaria, cada una con objeto, método y mucha distancia entre las ciencias sociales y las ciencias duras.
Esto dura hasta nuestros días, comenzaron cambios muy importantes con la física cuántica y la teoría de sistemas complejos.
La física cuántica introdujo cambios radicales en la posibilidad de interpretar el mundo como energía en movimiento permanente.
Mi intuición de joven poeta y luego el interés de ir integrando conocimientos me condujo al propósito de mostrar que se puede integrar poesía y planificación, algo que no sabía cómo hacer y era casi inaceptable en el rigor del método científico.
Al menos abrí un camino que me resulta fascinante. Este camino lo vislumbré leyendo a Edgar Morin, Fritjof Capra, IIya Prigogine, entre muchos otros pensadores. También a grades poetas con visiones cósmicas: Octavio Paz, Eugenio Montejo, Rumi.
¿Cuál es el vínculo entre la teoría y el método de planificación que estudiaste y los temas que exploras en tus poemas?
En la planificación tradicional concebida como ingeniería social no había posibilidad para la subjetividad ni la espiritualidad. Justamente el pensamiento complejo y las ciencias de la complejidad introducen la incerteza, el error, la borrosidad y nos ofrecen la posibilidad de integrar conocimientos traspasando las fronteras disciplinarias. Ese es el camino que tomé para mi investigación y que también exploro en mis poemas. Somos seres complejos en un mundo complejo.
Hay un aspecto que quisiera destacar de mi trabajo académico: su propósito de ser conocimiento útil para la acción, es decir mi interés no es debatir teorías sobre la complejidad sino co-construir comunidades de aprendizaje y redes en la que participan los estudiantes, colegas, asociaciones y llevar esa posibilidad a la sociedad. Realizo un trabajo de desarrollo comunitario en la Comunidad el Naranjal, donde vivo.
¿En tu investigación sobre Gestión de la Complejidad hay conceptos o ideas que encuentres paralelos en tu obra literaria?
Sí, en mi libro «agua que corre lenta» pretendo mostrarlo, lo divido en cuatro cantos: lo emergente, lo incierto, lo inesperado y lo múltiple, esas son dimensiones constitutivas de la complejidad que forman parte de nuestra vida cotidiana.
¿Cuál es tu proceso para equilibrar la escritura académica con la creación poética? ¿Encuentras inspiración en tu trabajo académico para tus poemas?
Digamos que la inspiración para la creación poética es la vida en todas sus manifestaciones, el amor, el desamor, el duelo, la memoria recobrada. La poesía es un pensamiento y lenguaje particular, intuitivo, emerge de la subjetividad más profunda es memoria recobrada.
Exige un lenguaje lírico, un ritmo.
En realidad escribo de manera paralela, suele sucederme que estoy escribiendo un ensayo y emerge un poema.
¿Qué es el amor para ti?
El amor es la fuerza de la vida que se renueva. En tanto relación es el reconocimiento del otro como legítimo otro, es dejar aparecer el ser.
¿Qué esperar en los próximos años?
Fluir con la vida, humildemente, con reverencia ante el cosmos que somos.
Háblanos de tu más reciente libro «agua que corre lenta»
Yo tenía una década sin publicar poesía, el contexto de las editoriales, las librerías prácticamentecolapsaronen el país, armé el libro y tomé la decisión de ofrecerlo a los lectores. Fluyó lentamente y no ha dejado de correr.
El libro recobra mi infancia, un micromundo muy particular.
En el pequeño valle donde quedaba la casa pasaba un río, la posibilidad de observar su tránsito, escucharlo, disfrutar de su frescura, del baño diario en las pozas y de los juegos de niños, me sumergió de una manera natural en una íntima conexión con la naturaleza.
Creo que esa experiencia me abrió a la posibilidad de experimentar “lo cuántico”
… “en cada átomo circulan vínculos fraternos, en cada ser vio late el corazón del universo” digo en uno de mis poemas
Ahora vivo en Caracas, me levanto muy temprano . (o levantaba, esta actividad está suspendida por la convalescencia) para ir al parque Las Rocas de los Samanes. El mismo camino cada día es distinto, cada momento la vida se manifiesta con algo nuevo
Me gustaría compartir con ustedes un poema de ese escenario:
“Si no viniéramos de pasado
pensaríamos que este verano inclemente es la estación final
la delgadez de los arbustos
su último destino
parásitas en lugar de hojas
tiñas a cambio de flores
una grisura persistente
un tiempo de espera
está escrito que todo pasará
también este silencio
temprano o tarde reventarán las cigarras”
En esa etapa me dediqué a la escritura académica que es muy exigente.
¿Dónde encuentras paz?
Yo practico la conciencia plena y la meditación. Allí encuentro paz y la relación amorosa con mi familia y mis amigos.
¿Cómo te describirías?
Yo soy una persona introvertida, me gusta el silencio, la armonía. En mi rol de docente acepté el desafío de aprender a comunicar.
A veces siento que mi silencio intimida un poco, en la vida social pareciera que se impone la comunicación oral constante.
Creo que llevo la impronta desde niña del deseo de aprender
y de escribir. He sido muy activa para combinar mis prácticas de yoga, con la escritura y la investigación.
Justamente ahora investigo sobre los efectos de la meditación en el liderazgo para el desarrollo de la autoconsciencia de sí mismo, del otro, y del planeta.
¿Dónde podemos leerte más?
Mis libros anteriores fueron ediciones artesanales, limitadas, de poca circulación, hurgando mucho se pueden conseguir en alguna librería de Caracas.
Gracias a La Poeteca de Caracas están disponibles en su sala de lectura.
Amo las flores, tengo gustos atávicos por el jardín de mi mamá con hortensias y margaritas.
Finalmente quisiera decir que la vida es un milagro y la poesía otro, es luz en la oscuridad, revelación, asombro, convergencia, una manera de hacernos más sublime el camino.
Redacción y entrevista al cuidado de Joiner Bernavil (Joiner Villasmil)
#circuloescritoresvenezuela
Editora de la web: Carmen Cristina Wolf
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