Entrevista a Carmen Cristina Wolf, por Inés Muñoz Aguirre

LA POESÍA DESDE EL SENTIMIENTO Y LA PASIÓN

Por Inés Muñoz Aguirre

En medio de una tarde lluviosa, subimos a un ático lleno de libros. Fotos, la computadora. Una mesa redonda frente a dos grandes poltronas dispuestas a ser ocupadas por algún curioso oyente. No queda duda de que el lugar pertenece a alguien que escribe. Ella aparta unos cuatro ejemplares que están sobre la mesa para hacer espacio, distingo en medio del movimiento un poemario de Pablo Neruda. Nos sentamos casi al mismo tiempo mientras observo un gesto característico en ella: se acomoda los lentes.
Carmen Cristina Wolf es la dueña del lugar. Hace preguntas sobre mi forma de hacer la entrevista antes de que yo haya empezado. Su hablar suave y pausado la caracteriza. Ella es la Presidenta del Círculo de Escritores de Venezuela, organización que  bajo su guía acaba de celebrar sus veinte años de existencia.

—Después de esta celebración, en la que se logró reunir un nutrido grupo de importantes escritores venezolanos se siente el haber cumplido una vez más, con el trabajo constante que te caracteriza frente al Círculo, ¿cómo defines tu nexo con lo que haces?
-Muy profundo. Respeto mucho el Círculo de Escritores de Venezuela que fue creado hace veinte años por unos soñadores como Marcos Ramírez Murzi, Luis Beltrán Mago; Benito Raúl Losada; Alejandro Lasser, Pedro Díaz Seijas y un grupo bastante nutrido al que luego se fueron uniendo personas como Juan Liscano, Elizabeth Schon; Lucila Velásquez

—¿Por qué soñadores?
-Los escritores quisieron reunirse de nuevo, no como un gremio sino como un grupo de personas que iba a compartir lo que hacían, estudiar, analizar. Hacer foros, conferencias. Eso era un sueño para ellos…

–¿En qué momento ingresas al Círculo de Escritores?
-Yo ingresé al Círculo hace 17 años. Primero fui secretaria, después Directora de Relaciones Institucionales, siempre colaborando en la organización de los eventos. Finalmente, me tocó la hermosa responsabilidad de ser Presidenta hasta abril del año 2012.

-Hay que aclarar que este es tu segundo período en la presidencia…
-Si, primero fueron dos años y luego se convocó a elecciones. Participamos dos planchas la mía y la otra encabezada por un valioso escritor como Alejo Urdaneta. Ganamos con poca diferencia, pero fui elegida por dos años más. Prestamos un poco de nuestro tiempo a la labor de la difusión cultural. Ya que eso es lo que hace el Círculo; investiga, difunde…

—¿Cómo crees tú que aquel sueño ha evolucionado en el tiempo?
-Ha evolucionado favorablemente; porque han ido entrando escritores cada vez más jóvenes que tienen una o dos obras publicadas, queremos dar importancia a lo que piensan y a lo que opinan.

—¿Cómo se logra esa participación?
-A través de Internet, les hemos dado la tribuna de la revista, la gente envía sus trabajos y eso ha generado participación. Después ya terminamos una investigación sobre los poetas en el Siglo XX. Ya tenemos todos los poetas hasta el año 60; ahora queremos avanzar hacia los 90. También queremos hacer investigación sobre los narradores. Esa es una investigación  compleja porque hoy en día tenemos narradores muy importantes.

—¿Cuándo hablas de esa incorporación de los jóvenes, cómo ves la evolución de las letras en el país. ¿La presencia de nuevos autores es señal de que algo importante está sucediendo?
-Yo creo que sí. Tal vez siempre hubo este constante surgir de nuevos escritores pero no se sabía que estaban trabajando, que estaban allí. Quizá publicaban un libro en una editorial alternativa y no tenían alcance. Hoy a través de Internet nos llega la información, de revistas como El Librero, Publicarte; El Salmón; Prodavinci, El Papel Literario. Todo esto nos acerca a los nuevos nombres y a los nuevos libros. Aun cuando atravesamos dificultades para financiar la edición, yo me quedo asombrada de las editoriales alternativas tan buenas que hay en Venezuela como Diosa Blanca, El Pez Soluble; Niebla; por mencionar algunas, aparte de las editoriales medianas como Equinoccio que ha editado muchos títulos con un gran esfuerzo. Por otro lado hay que reconocer que el trabajo es de gran calidad,  observo  como nuestra literatura ha trascendido al exterior, antes, hace veinte años eso no era así; nuestra literatura no trascendía, se quedaba como encerrada en Venezuela. Ahora vemos a escritores como Alberto Barrera Tyszka quien se ganó el premio Herralde de novela, Rafael Cadenas quien se ganó el Premio Fil de Guadalajara. Van a las Ferias internacionales, tienen nominaciones. Allí vemos a autores como Héctor Torres con su nueva novela “La huella del bisonte”.

—Se escribe para ser leído, bajo esa perspectiva ¿Cómo defines nuestro país, es un país de lectores?
-Creo que sí, hace pocos días con motivo de la Feria del libro en la Plaza Alfredo Sadel se hizo una encuesta, no sé cómo fue su metodología, pero ella decía que hay como un 30% de personas que leen. Si eso es así es un éxito, porque con tanta televisión, con las películas y los juegos creo que le estamos ganando la partida a la lectura. En mi caso los libros han sido mis maestros, por eso yo aprecio tanto que los jóvenes estén leyendo. Leer va transformando la vida de cada uno de nosotros
-Cuando hablas de Internet te refieres a ella como una ventaja, sin embargo hay una teoría que dice que los libros desaparecerán porque será precisamente la Internet quien se los devorará, ¿qué opinas tu de eso?
-No lo creo. Yo creo que lo primero que debemos hacer es cuidar la naturaleza, porque de su cuidado depende que siempre tengamos árboles que nos permitan hacer papel. También creo que por ese mismo cuidado deberían existir alternativas para hacer papel de otra manera, pero pienso que el libro no va a desaparecer nunca. A mí que soy tan afecta a las computadoras, no se me puede hacer prescindir de mis libros en cuyas páginas hago notas en sus orillas; porque sino es como que si no los hubiera leído. El libro es algo fundamental, es la calidez, el aroma. Para mi es indispensable y no creo que ningún equipo electrónico pueda sustituir un objeto tan entrañable como un libro.

ENTRE LA ESCRITORA Y LA LECTORA

Si para Carmen Cristina Wolf el Círculo de Escritores es una pasión a la cual se dedica en cuerpo y alma, su otra pasión es la poesía, aunque podemos decir que es narradora, ensayista y editora. Entre sus poemarios publicados se encuentran: “Fragmentos de isla”, “Canto al Hombre”, “ Canto al Amor Divino”,  “Escribe un poema para mí”, “Prisión abierta”, “Atavíos”, “La llama incesante” y “ Huésped del amanecer”

—¿Qué es un escritor?
– Hay tantas definiciones como escritores pero te puedo hablar partiendo de mí. Yo me inclino a dar cuenta de mi realidad interior, de mis reflexiones, de mis emociones. Lo hago pensando en compartir con el otro. No creo en esos escritores que dicen que no les importa que los lean; yo creo que esa es una actitud derrotista y que no es verdad, porque buscamos compartir con los demás. Para el escritor todos sus éxitos, sus angustias, los fracasos y los naufragios que podamos vivir son motivo para levantarse luego.

—¿Y al lector, qué le deja el libro?
-Yo leía mucho “Los árboles mueren de pie” de Alejandro Casona, aprendí con esa historia que sea cual sea la circunstancia dura y difícil que nos toque vivir como persona, no tengo derecho a sumergir al lector en mis problemas. Sin embargo, también hay que entender que aun en la mayor oscuridad puedes encontrar el hilo de luz de la esperanza. Y esa esperanza la puedes brindar a quien te lee. Leo mucho a la filosofa española María Zambrano, quien habla mucho de la esperanza y su importancia para el ser humano. Si no existiera la esperanza ¿Cómo haríamos para levantarnos de nuestras pérdidas?
-En la lectura descubrimos muchos secretos…
—Yo siempre le digo a los jóvenes que para poder escribir hay que leer mucho. Hay que leer a los grandes escritores como aNietzsche un escritor que ha sido mal comprendido. El también tenía su parte de alegría, de optimismo, pero eso no lo hacía desprenderse de la realidad. Hay que leer a Rilke, a Vallejo, a Vicente Huidobro. Eso es muy importante para los escritores. Tiene que existir la disciplina de la lectura, así como también debemos entender que si un libro nos parece malo hay que apartarlo, a lo mejor es bueno para otro.

—Enlazas el espíritu del escritor con lo que hace, aun cuando hablas de que sus vivencias no deben superar lo que quieres decir para atrapar el lector. Sin embargo, la vida de cada escritor tiene una enorme influencia en lo que hace, en tu caso lo observamos en esas crónicas maravillosas que estás escribiendo en nuestro periódico PUBLICARTE y que has titulado “Crónicas de mi madre”, en ellas hablas de un mundo donde se perfilaba una escritora. ¿Cuál fue el momento en que esa inquietud se definió?
-Yo quería escribir cuentos. Aun cuando tenía 13 años leía libros como Demian de Hermann Hesse que me marcaron mucho. Escribí un cuento muy malo y papá trataba de animarme para que yo continuara. Me di cuenta que era muy mala para escribir cuentos o novelas porque me costaba mucho salirme de mi manera de ser y de pensar para crear un personaje que fuera opuesto a mí. Pienso que la novela, el drama, el teatro, son muy difíciles de escribir. Entonces, comencé a leer a los poetas, porque mamá se aprendía los poemas de memoria, Rubén Dario; Andrés Eloy Blanco. Entre los primeros que leí a los 15 años estaba Cesar Vallejo; un mundo abismal para mi edad que me parecía maravilloso. Cuando descubrí ese mundo me plantee que yo quería escribir poesía. Para ese entonces tenía un amigo que ya no está con nosotros Freddy Hernández Álvarez que leía mis trabajos, me corregía, me hablaba de asonancias o de quitar un adjetivo y todo eso me llevó a leer mucho más sobre el cómo escribir y a querer aprender

—Alguna vez te planteaste estudiar formalmente…
-Sí, yo quería estudiar Letras pero en esa época había muchos problemas en la Universidad Central así que en mi casa no me dejaron y fui a parar a la Universidad Católica donde estudié derecho, lo cual me gustó mucho porque las leyes te dan una visión de tu sociedad, además de que tuve muy buenos profesores. Así que la literatura la estudié por mi cuenta y a través de grandes amigos que me hicieron aprender.
-Hay algo muy curioso, tú dices que te dedicaste a escribir poesía porque te consideras muy mala narrando, cuando uno habla con narradores reconocidos te dicen que no escriben poesía porque la misma es muy difícil, porque ella implica una síntesis que es un ejercicio de disciplina muy fuerte…
-Sí, después me di cuenta de eso. La poesía es un mundo completo en sí mismo. El poema es él, te da un impacto, te hace sentir que está completo. Es un camino arduo; hay que romper muchos papeles para llegar a encontrar un poema que te satisfaga en la vida.

—¿Qué te llama a escribir un poema
-Los estados de ánimo o las cosas y situaciones que veo. El poema puede surgir cuando estoy en un semáforo en el carro, entonces agarro un papelito y lo escribo. Por ejemplo, con lo que pasó con los mineros de San José me dio por escribir. No es algo racional, es algo que te surge, desde el sentimiento, desde la pasión, es como un fuego que te consume y te hace escribir. Yo escribo sobre la muchacha que me trae las cartas, quien lo ha hecho por veinte años y eso ha permitido que me llegue correspondencia que sólo tiene mi nombre; escribo sobre la mujer del kiosco o sobre la mujer subsahariana a quien veo a través de la televisión y a quien respeto por su lucha…

—Se puede decir que se produce una conexión entre el entorno y tu emocionalidad
-Si, es así. También me inspira lo que leo. Hay poetas que para mí son nutritivos como Jorge Luis Borges, Octavio Paz. La lectura me hace reflexionar, me hace pensar y entonces surgen las ideas.

—¿ Cómo sabe el poeta cuando un poema está listo?
-En mi caso hasta el último instante, cuando el poema va saliendo hacia la imprenta yo aun estoy cambiándolo. Cuando escribo por primera vez tengo que guardar los manuscritos porque yo escribo primero en un cuaderno y después lo paso a la computadora. Entonces tengo que guardar aquello para no verlo más nunca, porque sino cada vez que lo veo lo cambio. Le cambio una coma, le cambio una palabra, cambio un verso y lo pongo en otro lado. Lo que finalmente me ayuda es darle el trabajo a un poeta a quien le tenga mucho respeto para que lo lea. Un ejemplo de ello es el caso de María Isabel Novillo quien leyó mi poemario Atavíos, que es el que está para ser editado. Yo la escucho con mucho respeto, tomo nota de sus observaciones, porque es la manera de obtener un feedback muy importante.

—¿Con esto nos estás queriendo decir que cada vez que se escribe, debe haber un tercero que lea tu trabajo antes de que salga a la luz?
-Si por supuesto, me parece muy conveniente. Los escritores somos muy emocionales y eso nos lleva a enamorarnos de un texto. Luis Alberto Machado me decía que cuando uno está enamorado de un texto hay que dejarlo a un lado y dejar que sea otro quien lo vea. Esa persona verá lo que uno no ve. Uno lo escribió y ve en él sus propios sentimientos y emociones y eso no es lo que ve el otro. Cuando escribí “Canto al hombre” me reuní con Carlos Armando Figueredo, su esposa, Luis Alberto Machado; Eduardo Casanova y leímos todos esos poemas en voz alta. Había poemas en que yo quería decir una cosa y ellos entendían algo completamente distinto. Eso indicaba que yo tenía que revisar lo que había hecho.

—¿Cómo se define el poema?
-El poema no tiene una sola lectura; es un mundo de infinitas lecturas. Tantas como el número de lectores que tenga. Entonces, no es que uno vaya a lograr que se entienda exactamente lo que uno quiso decir, pero sí que no se produzca un abismo. La poesía es algo tan increíble que uno como lector se consigue a veces con poemas que tú no sabes qué quiso decir el poeta y que sin embargo te encantan. A mí me pasa a veces con poemas de Elliot. Son poemas que son indescifrables, pero fascinantes. Cuando escribí “Canto al hombre” yo quise hacer una poesía diáfana, porque mi primer libro fue un libro demasiado hermético, mi familia no lo entendía y yo tuve una reacción de rebeldía, me planteé que tenía que escribir unos poemas que los entendiera todo el mundo. Ahora si yo volviera a escribir “Canto al hombre”, del cual además pienso hacer una versión completamente distinta, no va a ser igual. Hoy tengo claro que la poesía no tiene por qué ser transparente. En ella hay el valor de lo indescifrable, de lo enigmático y de lo que cada persona entienda. Hay la posibilidad de que cada quien se lleve algo distinto. Yo leo muchísimo a Emily Dickinson y cada vez que la leo encuentro algo completamente diferente.

—La poesía ha acompañado la historia de la humanidad, siempre ha estado allí ¿por qué para los editores es un género que tienden a dejar de lado?  
-La poesía es como la ópera, para poder entenderla y amarla se tiene que escuchar mucha opera, lo mismo que ocurre con ella y con la música clásica ocurre con la poesía, no es un género fácil. No es una historia como ocurre con la novela que te hace salir de tu mundo para meterte en el mundo de los personajes. La poesía te embriaga, te hace pensar, te puede tocar como puede no hacerlo. La poesía para los editores es como jugar a la ruleta rusa, nunca se sabe si ese libro de poemas va a ser un boom de ventas. Sin embargo, las editoriales de mucho prestigio en el mundo tienen su sección de poesía. Cuando se habla de números no se habla de poesía, a menos que sean los libros de Neruda, Mario Benedetti y García Lorca que se han vendido por millones.

—¿Hacía donde miras en este momento, hacia dónde vas?
-Quiero dedicarme con mucha fuerza al lenguaje. Es una de las cosas más importantes del ser humano, el amor, la libertad y el lenguaje. La fascinación que yo siento hacia el lenguaje me lleva a estudiar la nueva retorica que es, de los noventa para acá de una fuerza y una intensidad enorme. El lenguaje está allí para transformar nuestras realidades y transformarnos a nosotros mismos. Me interesa la teoría de la argumentación y la ontología del lenguaje, porque ninguna palabra es inocente, las declaraciones, juicios, afirmaciones, las promesas, todo lo que decimos nos está modelando y cambiando el mundo de los otros. Quiero trabajar sobre eso profundamente a través de un trabajo de investigación que me permita acercarme al estudio de nuestros autores y su lenguaje.

Fuente: http://100entrevistas.blogspot.com/2011

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POEMA DE IDA GRAMCKO

(CARACAS, VENEZUELA 1925-1994)

Lo máximo murmura
Si he sido fiel al colmo compartido
de lo divino, si desamparada
el amparo esencial he mantenido
esta máxima y diáfana morada;
si en el dolor, de su inmutable nido
_colmena de una miel honda y dorada
donde brilla, lejana del sentido,
luz de esencial y única alborada_
no dudé y su fervor he sostenido
pese a estar triste, pese a estar turbada
por el miedo a la duda, y si he sentido
lo total, padeciendo más callada,
si me alcé sobre el grito y su estallido
como entera confianza delicada,
si no he visto y en lo único he creído
y soy la fe más bienaventurada,
¿puedo esperar lo que yo anhelo? Pido
sabiendo que mi voz será escuchada,
como se escucha un manantial sin ruido.
En esta unión altísima y sagrada
se oye la claridad y no el sonido,
se escucha el resplandor de la cascada.
De Poemas de una Psicótica, Editorial Grafos 1964

Ida Gramcko, poeta, ensayista y dramaturga venezolana, Premio Nacional de Literatura, Premio de Prosa José Rafael Pocaterra, Premio de Teatro del Ateneo de Caracas, Premio de Poesía José Rafael Pocaterra, Premio Municipal de Poesía. Algunas de sus obras: Umbral, 1941; Cámara de Cristal, 1943; Contra el desnudo corazón del cielo, 1944; La Vara Mágica, 1948; Poemas, 1952; Poesía y Teatro, 1955; Poemas de una Psicótica, 1964; Lo máximo murmura, 1965; Solo y Soledades, 1966; Este canto rodado, 1967 (Prosa y Poesía); La andanza y el Hallazgo, Antología de Monte Avila Editores1972; Salmos, 1968; Prosa: Mujer del Catey; María Lionza, 1955; La dama y el oso, 1959; Los Estetas, los Mendigos, los Héroes, 1970; Juan sin Miedo, 1956; Preciso y Continuo, 1967; El jinete de la brisa, 1967; O Grados Norte Franco, 1969; Tonta de Capirote, 1972.

Selección Carmen Cristina Wolf
Cuadernos de Poesía

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DESIGNADA NUEVA DIRECTIVA DEL CÍRCULO DE ESCRITORES DE VENEZUELA

El viernes 27 de julio a las 6 pm se efectuó la toma de posesión de la nueva Junta Directiva del Círculo de Escritores de Venezuela, que encabeza el historiador Carlos Alarico Gómez, secundado por el profesor Jon Aizpúrua como Vicepresidente, el poeta Luis Beltrán Mago en la Dirección General, la poeta Carmen Cristina Wolf como gerente, el ensayista Ildemaro Torres en la Dirección de Cultura, la escritora Anabelle Aguilar en Finanzas, Lidia Salas en Promoción y Difusión y Magaly Salazar como Directora de Relaciones Institucionales, el dramaturgo José Tomás Angola en el Consejo Consultivo, además de grandes figuras de las letras como Carlos Gottberg, Alvaro Pérez Capiello, Enrique Viloria, Rosario Anzola, Carolina Jaimes Branger, Heraclio Atencio, Ana Teresa Torres, Carlos Pacheco, Carmen Mannarino, Frank Zicarelli, Ligia Colmenares, Jorge Gómez Jiménez, Lesbia Quintero, Edgar Vidaurre, Jason Maldonado.

El acto se llevó a efecto en el Aula Magna de la Universidad Alejandro Humboldt, con asistencia del Rector, la participación del Orfeón de esa Casa de Estudio y la asistencia de numerosos escritores y periodistas, destacándose la presencia de los presidentes del Instituto Nacional de Cultura Hispánica, del Club Médico Caracas y de FundaBolívar, doctores Luis Pilonietta, Julián Viso y Ricardo Meneses, respectivamente.
Al dirigirse a la concurrencia el nuevo presidente del gremio de escritores, Dr. Carlos Alarico Gómez, expresó que los miembros de la Directiva estaban conscientes de la enorme responsabilidad que tenían ante sí y añadió: “Los escritores de hoy día tenemos clara que nuestra tarea es trabajar en un mundo cambiante e inseguro, donde la libertad de escribir raya a veces con peligros tales que requieren mantener el ánimo alto, la voluntad aferrada a la convicción intelectual más profunda y el valor en su grado más firme. Esos aspectos –indicó Gómez- no son nada nuevos para los escritores, sobre todo en los escenarios donde priva la tiranía en cualesquiera de sus matices y agregó: “La tortura y el asesinato son prácticas constantes en países como Irán, Siria o Bielorrusia, donde no es posible expresar el pensamiento libremente, al igual que en Myanmar que mantiene a un poeta en la cárcel por el delito de expresar en verso su aversión a la dictadura; y en Cuba, donde una periodista es acosada por discurrir a favor de la democracia. En la actualidad –precisó- el derecho a disentir le ha costado la vida a muchos pensadores en algunos países árabes, donde aún se lucha con tesón por hacer valer la libertad de opinar.

El dirigente gremial expresó además que ese es el reto al que se enfrentan los escritores en la actualidad, expresando que se debe luchar contra los gobiernos que miran con desagrado a los que opinan diferente, buscando dominar con la teoría autocrática de “una sola voz”. Se debe hacer un esfuerzo – añadió- para que la obra de los creadores y de los científicos sea respetada, lo que incluye de manera especial a las ciencias humanísticas. Ese debe ser el primer objetivo de la nueva Junta Directiva: velar por la libertad de expresar libremente las ideas, sobre todo las que están sustentadas en investigaciones documentadas. Se debe vencer la tendencia que existe en nuestro país a usar la historia para apoyar un proyecto político o una ideología, sea de la corriente que sea. La verdad debe ser el único fin sustentable, aun cuando ella pueda ser diferente a la propia concepción del ideal que cada uno pueda tener. Lo importante es lograr que se comprenda y se respete el trabajo intelectual de los creadores.

En su disertación, Carlos Alarico Gómez propuso una acción dirigida hacia tres vertientes: una de tipo informativa en la que prevalezca la idea de difundir la labor de los escritores venezolanos, lo que debe hacerse en los centros educativos donde se forma al nuevo ciudadano, llevándoles la posibilidad de analizar los grandes hitos de la historia en foros, seminarios y otros eventos que los ayude a comprender a su país en un ambiente favorable al proceso de enseñanza-aprendizaje, esfuerzo que debe alcanzar a los medios -especialmente los impresos-, donde muchas veces se le da preferencia al escritor extranjero, como si en Venezuela no hubiera suficientes pensadores de talla; a lo que hay que agregar los editores, para que se estimule la creación mediante premios a la inventiva que abarquen diferentes ramas del saber, tal como está ocurriendo en la actualidad con editoras como Planeta, Santillana y la Fundación Herrera Luque, que acaba de crear el Premio Iberoamericano de Novela con el nombre del ilustre novelista venezolano. El Círculo de Escritores apoyará esa feliz iniciativa que está siendo patrocinada por la Corporación Andina de Fomento, Banesco y el Centro de Estudios Latinoamericanos de Salamanca.

Finalizó su intervención recordando la afirmación del gran escritor Arturo Uslar Pietri, en el sentido de que los valores humanos tienen que imponerse, expresando su esperanza de que ese objetivo se pueda lograr en el transcurso del presente siglo.

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USLAR PIETRI Y EL MESTIZAJE

Por Enrique Viloria Vera

Es sobre la base de este mestizaje fecundo y poderoso
donde puede afirmarse la personalidad de la América hispana,
su originalidad y su tarea creadora. Con todo lo que le llega
del pasado y del presente, puede la América hispana definir un
nuevo tiempo, un nuevo rumbo y un nuevo lenguaje para la
expresión del hombre, sin adulterar lo más constante y valioso
de su ser colectivo, que es su aptitud para el mestizaje
viviente y creador.
Arturo Uslar Pietri

Enfáticamente, Uslar Pietri afirma que “lo verdaderamente importante y significativo fue el encuentro de hombres de distintas culturas en el sorprendente escenario de la América. Este y no otro es el hecho definidor del Nuevo Mundo.” Esta insistencia del escritor no implica, sin embargo, el desconocimiento u omisión del hecho sanguíneo, es decir, el mestizaje entre seres humanos provenientes de etnias diferentes: la indígena con marcados rasgos de tipo mongoloide, que era la originaría de las tierras encontradas; la caucásica que vino de Europa y la negroide que – forzada – provino del África.

Este mestizaje étnico tuvo como elementos conformadores las razas o etnias ya comentadas: la blanca, la india y la negra, cada una de ellas, al decir de Uslar, le otorgará también características propias para que el mestizaje sea uno de los principales componentes de nuestra Venezolanidad.

1. Los Blancos
Recordemos que la discusión sobre la denominada raza blanca, sobre el llamado hombre blanco es, al decir de Luis Moreno Gómez, “tan genérica como la que se produce alrededor de cualquier otro color para denominar a los seres humanos.” En efecto, esta denominación, hace ya un tiempo dejada de lado por antropólogos y etnólogos continúa, sin embargo, siendo utilizada por aquellos que buscan establecer una diferenciación entre seres humanos de origen caucásico y de origen negro – africano. En el caso de la Conquista y Colonización de América, la raza blanca estuvo representada, en primer término, por españoles – originarios fundamentalmente de Al – Andalus y de Extremadura – que salieron durante los primeros años de la Empresa de Indias por los puertos de Cádiz y Sevilla, en búsqueda de una nueva ruta para dirigirse a las Indias, y se toparon súbitamente con este nuevo, desconocido y desconcertante continente, ampliando así la visión del ecumene que para chinos, árabes y europeos estaba representada exclusivamente por el viejo mundo, al que ahora habría que incorporar este Nuevo Mundo inédito, ignoto y sin nomenclatura, producto del encuentro fortuito entre dos razas, dos civilizaciones, la blanca y la indígena, a la que más tarde se añadiría la africana. En el caso de Venezuela, podemos afirmar entonces que nuestra historia blanca comienza en 1498, cuando en su tercer viaje a las Indias Occidentales, Colón se encuentra con la entonces denominada Tierra de Gracia.

Uslar Pietri, al referirse al español que llegó a aportar tanto su sangre como su concepción imperante del mundo al Nuevo Mundo, nos recuerda: » Los hombres que llegaron detrás de Colón eran los portadores de un complejo pasado cultural. Eran castellanos, cristianos viejos, hijos de la historia mediterránea. (…) Estos castellanos que vinieron a establecerse en la nueva tierra representaban la hora en que la Romania, salida de la Edad Media, creaba el Renacimiento. Eran hijos de las empresas y de los motivos de esa hora, pero a la manera castellana”.

2. Los indios
A los blancos provenientes de España inevitablemente se unieron, en ese indetenible proceso de entrevero racial, los habitantes originales de América, los indígenas amerindios, quienes, en pasadas épocas, llegaron al continente americano provenientes del Asia y de las Islas del Pacífico, tal como lo evidencian las investigaciones históricas, y en especial las genéticas, como la desarrollada por el Dr. Tulio Arends, quien denominó Diego a un factor sanguíneo encontrado tanto en la sangre de los indios venezolanos como en otros contingentes humanos de diversos países asiáticos.
Los aborígenes del Nuevo Mundo pertenecían a muy variadas y diversas etnias que, en algunos casos, como ocurrió básicamente con los incas y los aztecas, eran dueños de verdaderos imperios, de imponentes civilizaciones, que podían competir en pie de igualdad, en términos de organización social y política, de construcciones e infraestructura, de protocolos y riquezas, de gastronomía, con las de los europeos que contaban, empero, con una mejor preparación para la guerra, y con mejores instrumentos para el combate y la exterminación de sus semejantes.
En Venezuela, como acertadamente lo recuerda Moreno Gómez: “contrariamente a lo que sucedió en Perú y en México, no hubo un imperio incaico ni azteca (…) Lo cierto es que el indio venezolano está allí desde el Génesis y toma sus diferentes nombres según sus tribus u organizaciones primitivas, organizaciones ad hoc para su entorno, sus necesidades, sus aspiraciones y su comprensión del mundo y del universo al cual pertenecen. Hablan su propio idioma, que no es siempre el mismo entre todos los grupos según las regiones donde están establecidos. Tienen sus nombres propios, los cuales resultaron ser castellanizados…”

Por su parte, Uslar refuerza la presencia decisiva del elemento indígena en nuestra Venezolanidad: «Hubo, por descontado, el indio, que representa el elemento más telúrico en nuestro sentimiento de nacionalidad. Sentimos la tierra personificada en el indio. Eso explica la paradoja sentimental de que sintamos más como nuestro héroe al Guacaipuro derrotado que al Losada vencedor, a pesar de que nuestras características nacionales sean un resultado de la victoria de éste. En vastos aspectos sociales está presente el indio, en el maíz, en la arepa, en el cazabe, en la coa de cultivar, en el rancho en que habita nuestra gente humilde y en el gran hecho social y económico del conuco, como sistema tradicional de trabajo, vida y producción para la mayoría de nuestro pueblo en lo más de su historia”.

3. Los negros
En lo concerniente al aporte sanguíneo africano al mestizaje americano, es conveniente recordar que en los tiempos de la colonización, según Guerra Cedeño «al indígena americano casi se le exterminó ‘porque su pereza, su resistencia soberbia y su pensamiento profano’ no producían beneficios importantes para Europa: como consecuencia de ello se recurrió al negro africano para explotar al máximo su fortaleza animal y su escaso valor cívico”.

Por estas razones, vino a dar a América un importante contingente de negros que, en calidad de esclavos, llegaron al Nuevo Mundo para contribuir también, con su sangre primero y con su concepción del mundo después, a conformar el mestizaje americano. En este sentido, es conveniente recordar que las dos grandes procedencias del negro que llegó a América en condición de esclavo, se ubican en las regiones Sudán, al noroeste de África, y Bantú, al suroeste del mismo continente, de donde vendrían, respectivamente, los genéricamente denominados mandinga y angola.

De acuerdo con Jesús García “en Venezuela la introducción de esclavos negros mediante licencias, asientos y otras formas legales comenzó alrededor de 1530. En 1543 se menciona la introducción por el Cabo de la Vela y desde 1561 hasta 1565 por las costas Borburata. En la Guaira desembarcaron esclavos a partir de 1580 y desde allí fueron distribuidos a diversas regiones del país principalmente a la provincia de Caracas, donde se concentró gran parte de la población negra llegada a Venezuela. Igualmente, hubo una alta entrada y concentración de esclavos negros en las ciudades de San Felipe, Coro y las Costas Orientales. En la provincia de Caracas, una numerosa población de negros esclavos fue instalada en la región de Barlovento para explotar el cultivo de cacao.”

En lo concerniente al aporte negro al mestizaje, a ese clave elemento de nuestra Venezolanidad, Uslar comenta que: «En la sentina de los barcos negreros con el cargamento de dolorosos brazos encadenados, venían lenguas, creencias, mitos, cantos, danzas, concepciones mágicas del mundo. Esta influencia, no sólo como fuerza de trabajo en la producción de los grandes cultivos coloniales como el cacao y la caña de azúcar, sino como contribución espiritual tuvo gran importancia como pueblo. Se ha estudiado poco la que pudiéramos llamar la pedagogía de los esclavos en la formación de nuestra alma colectiva”.

En fin, concluyamos con esta abarcadora cita de Uslar Pietri: «Este fecundo y original proceso de mestizaje que nos caracteriza está presente en todas las formas de nuestra vida social y cultural. Hay mestizaje vivo en nuestra lengua, en nuestro folklore, en nuestra literatura, en nuestras costumbres: Son mestizas nuestras técnicas de producción y nuestra arquitectura. La chícura va con el arado romano y la pared de bahareque con el techo de tejas. Junto a variantes activas del romancero castellano, está en la mente de nuestro pueblo, lleno de enseñanzas e incitaciones, el vasto ciclo pedagógico de las aventuras de Tío Tigre y Tío Conejo que nos dieron los africanos. Hay todo un muestrario del mestizaje, en una fiesta como la de los diablos del Día de Corpus, y lo hay también en la evolución del barroco en las fachadas de nuestra iglesia, en el mobiliario del hogar tradicional, y en muchas de prácticas medicinales o mágicas. Es mestiza nuestra cocina (…) Nuestro quehacer histórico, nuestra originalidad histórica, tiene que ver esencialmente con ese proceso consciente e inconsciente de creación de formas, de concepciones y actitudes por medio del mestizaje”.

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Agasajo a la nueva junta directiva del Círculo de Escritores de Venezuela

El viernes 27 de julio se juramenta la nueva junta directiva del Círculo de Escritores. El agasajo será en la Universidad Humboldt, Av. Rómulo Gallegos, Aula Magna, a las 6 de la tarde.

Se despide su actual presidente, Carmen Cristina Wolf, y asume el periodista, biógrafo y ensayista Carlos Alarico Gómez. Lo acompañará Jon Aizpurua, psicólogo, conocido por sus programas radiales Grandes Biografías y Valores del Espíritu, y por su libro Razón y pasión de la Novela, entre otros.

En la entrevista realizada a Carmen Cristina Wolf, esta expresó lo siguiente:

… «Haber compartido durante cuatro años con ustedes, ha sido para mi una experiencia invalorable, que jamas podré olvidar. Ha sido un recorrido de circunstancias gratas, que me ha dado la oportunidad de conocer a buena parte de la inteligencia de nuestro país.
De todos he recibido muestras de un trato gentil y delicado. Personas que traslucen elegancia del espíritu. Cada uno de ustees me ha dejado una enseñanza. Ha sido un privilegio que hayan confiado en mí, cuando estoy segura de que cualquiera de ustedes lo hubiese hecho mejor.

Nada se hubiera realizado sin las ideas y la colaboración de los integrantes de las dos juntas directivas que me acompañaron, del consejo consultivo y de los que han acudido generosamente a los eventos que con dedicación hemos organizado. Manifiesto mi profunda gratitud al respaldo y la experiencia de los anteriores Presidentes de la Junta, con los que he estado en estrecho contacto, Luis Beltrán Mago, Eduardo Casanova, José Tomás Angola, y con los presidentes honorarios, Luis Pastori y Guillermo Morón. Y agradezco a los escritores que han formado parte de las directivas que me correspondió presidir. Sin ellos nada hubiese podido lograrse.

También deseo expresar gratitud al Colegio Emil Friedman, al Centro Cultural Chacao, a la Casa Uslar Pietri, al Ateneo de Caracas, a la Universidad Nacional Abierta, a la Corporación Andina de Fomento, a Sophia Producciones, a la Librería Alejandría Uno, por habernos apoyado en la realización de nuestros proyectos. No puedo dejar de mencionar al Instituto de Estudios Ibéricos y Americanos de Salamanca, a Venezuela Positiva, a la Universidad Marítima, a Letralia, Tierra de Letras, a PublicArte, a Analítica y a Literanova, por la publicación de nuestros trabajos. Y a los diarios El Nacional, El Universal, Tal Cual, El Impulso, El Diario de Caracas, al Papel Literario de El Nacional, a las revistas Todo en Domingo y Estampas.

No me permitiré hacer un recuento de la labor realizada, prefiero dejar constancia escrita de los objetivos y proyectos cumplidos para una lectura posterior por parte de los interesados, que saldrá publicada en breve en la revista digital y en la revista impresa Equinoccio, que será iniciativa y labor del nuevo Presidente.
Solo me resta decir que procuremos hacer de la palabra, la acción y de esa cosa fría que sonlos estatutos y las convenciones, un mensaje que vaya directo al corazón y que cree resonancias
en la vida de los integrantes de este Círculo virtuoso de Escritores de Venezuela.

Hacer las cosas con empeño y entusiasmo, significa un intenso despliegue de actividad. La más pura alegría sólo nace del trabajo que puede cambiarlo todo, transformar al hombre y hacerlo distinto de lo que era. Aquella sentencia bíblica de que «ganarás el pan con el sudor de tu frente», ha sido interpretada como si el trabajo fuese un castigo y en realidad, es el origen fundamental de la alegría, pues su actividad
laboriosa tiene resultados concretos que nos colman.

Hacer un trabajo de grupo significa dedicar un tiempo valioso para compartir con los demás.No hay que olvidar que nuestra entrega a los otros, no es una debilidad del carácter, mas bien conlleva un fortalecimientp. Si no hemos dado primero,¿qué esperamos recibir? Así dice la enseñanza de la sabiduría: ¿Qué has hecho por tu hermano?
Si la idea es reunirse para compartir, no olvidemos el espacio para las mujeres,
para que no caminen en la punta de los pies, como en el pasado, porque ellas son casa primigenia, además de abrazo y pensamiento.
No importa que el trabajo sea sencillo, lo importante es que sea fructífero y beneficie a los integrantes de la Institución e irradie hacia la colectividad. Ya dialogaremos acerca de las mejores posibilidades, bueno es servir y mantener el propósito para ser firme en los objetivos que nos propongamos, sin palabras vanas porque ellas no denotan sabiduría. Lo sabio se lee en la sonrisa satisfecha del otro, que es el sello lacrado del diálogo.»

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Oda a la alegría

ALEGRÍA
hoja verde
caída en la ventana,
minúscula
claridad
recién nacida,
elefante sonoro,
deslumbrante
moneda,
a veces
ráfaga quebradiza,
pero
más bien
pan permanente,
esperanza cumplida,
deber desarrollado.
Te desdeñé, alegría.

Fui mal aconsejado.
La luna
me llevó por sus caminos.
Los antiguos poetas
me prestaron anteojos
y junto a cada cosa
un nimbo oscuro
puse,
sobre la flor una corona negra,
sobre la boca amada
un triste beso.
Aún es temprano.
Déjame arrepentirme.

Pensé que solamente
si quemaba
mi corazón
la zarza del tormento,
si mojaba la lluvia
mi vestido
en la comarca cárdena del luto,
si cerraba
los ojos a la rosa
y tocaba la herida,
si compartía todos los dolores,
yo ayudaba a los hombres.
No fui justo.

Equivoqué mis pasos
y hoy te llamo, alegría.
Como la tierra
eres
necesaria.
Como el fuego
sustentas
los hogares.
Como el pan
eres pura.

Como el agua de un río
eres sonora.

Como una abeja
repartes miel volando.

Alegría,
fui un joven taciturno,
hallé tu cabellera
escandalosa.
No era verdad, lo supe
cuando en mi pecho
desató su cascada.
Hoy, alegría,
encontrada en la calle,
lejos de todo libro,
acompáñame:
contigo
quiero ir de casa en casa,
quiero ir de pueblo en pueblo,
de bandera en bandera.

No eres para mí solo.
A las islas iremos,
a los mares.
A las minas iremos,
a los bosques.
No sólo leñadores solitarios,
pobres lavanderas
o erizados, augustos
picapedreros,
me van a recibir con tus racimos,
sino los congregados,
los reunidos,
los sindicatos de mar o madera,
los valientes muchachos
en su lucha.
Contigo por el mundo!
Con mi canto!
Con el vuelo entreabierto
de la estrella,
y con el regocijo
de la espuma!

Voy a cumplir con todos
porque debo
a todos mi alegría.

No se sorprenda nadie porque quiero
entregar a los hombres
los dones de la tierra,
porque aprendí luchando
que es mi deber terrestre
propagar la alegría.

Y cumplo mi destino con mi canto.

Pablo Neruda
Del libro Odas elementales

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CORRECCIÓN DE ESTILO

Corrección de libros inéditos, tesis de grado, diarios y revistas

Correctora: Carmen Cristina Wolf, abogado de la UCAB, escritora

Interesados pueden comunicarse a través de: Twiter: @literaturayvida
Facebook: Carmen Cristina Wolf

Teléfonos:
0416 629 70 62;
0212 234 43 07 (8:30 a 12m)
0212 582 65 62 (7 a 9 pm)

Últimas correcciones realizadas:

“Agenda de la Salud”, Dr. Efraín Hoffmann, Intenso Editores

“El lenguaje de la armonía”, Alba Revenga, Editorial Arte

“Como comprender la pintura moderna”, Renato Cortesi

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POESIA Y VERDAD

Por María Ysabel Novillo

EL ACTO PURO

Delante del regazo de la figura de Sophia realizada por Alberto Durero hay grabados nueve escaños que se centran sobre su corazón. A sus pies, se leen estas palabras:

“Lo que tienen el Cielo y la Tierra, el Aire y el Agua. Lo que hay de verdadero en las cosas humanas y lo que Dios ígneo hace en todo el Orbe, yo, la Filosofía, lo llevo todo en mi pecho.”

¿Será, éste, me pregunto, el Imperturbable corazón de la Verdad?

Sobre este corazón recostaría, entonces, su rostro la Poesía, la verdadera.

Crisol sobre el fuego ha puesto este libro de TERESA CASIQUE.

Entiéndase que, no es lo mismo morar a la sombra de la poesía que establecerse en su misterio. Y nada tan misterioso hay como la claridad.

Pureza de intención la ha asistido.

La sencillez y el candor de saberse beneficiario, no autor. Instrumento, no ejecutante.

Amanuense prudente de lo purificado largos años en el estudio, en el silencio y, posiblemente, en la duda.

Así, con su obra, obra en otros con virtud.

Siendo la Virtud la reducción de una potencia en acto con el que se obra el Bien.

Siendo que confiere el recto uso de la actitud, a fin de que devenga causa de todo lo Justo y todo lo Bello y que, si falta el conocimiento de la verdad —su inteligencia— no hay verdadera virtud.

La Verdad es la esencia de la idea del Bien, dice.
Al leerla, en ese volver a poner la mirada sobre las palabras de quienes han dejado el mayor bien a la humanidad en Filosofía, en Poesía y en reflexión espiritual, se percibe una escogencia que ha sido fidedigna, acertada, coherente.

Se podría sentir que el mundo del pensamiento está unido al cielo por eslabones de una cadena áurea que, descendiendo, mantiene la cohesión de las ideas. Cada anillo, cada círculo o esfera, condensa una voz de sabiduría con centro y movimiento propios que partea e irradia a la siguiente, tal como ha hecho Teresa Casique. Ha comenzado por los fundacionales griegos, los mayores. Y así, ha enlazado un seguimiento que vive en sí mismo y actúa en su conjunto. El fuego de la verdad alimenta su fragua y une, por atracción de semejanza, a todos.

En las palabras de Goethe:

“Déjate llevar por esta cadena y que guíe tu mano en el Arte. Verás como todo se teje en un conjunto, como una cosa actúa y vive en la otra”

De este trabajo meditativo —que así lo ha llamado su autora— intuyo que pueda devenir mucho fruto para los talleres de almas que suelen ser los talleres de poesía. Texto necesario. Breviario. Memorial, para quienes se ofrezcan a ser tocados por esa fuerza de lo incallable e indecible a la vez.

Sobre la Poesía y la Verdad —cosa comprometida— podría decirse lo que dijo un sabio hebreo al ser invitado a hablar sobre el Cantar de los Cantares. Dijo: “Es una cerradura cuya llave se ha perdido”.

“La exigencia de la verdad como médula del poema” nos propone Teresa Casique. Para dejarnos, luego, como niños ante un álbum de criptogramas por esta llamada —en portada— mínima meditación.

Mínima, será, como la semilla de mostaza en el viento.

Mínima, como el grano de granada que impide regresar del mundo ínfero.

Mínima, como la distancia que hay entre el pulgar y el índice y mide el espacio, pequeño, entre el pecho y la garganta. Ese espacio, mínimo, que según Homero es por donde más pronto sale el alma.
El espacio de la perla. El que Heidegger pide para hacer la tierra. Ese hacer la tierra alquímico del que el poeta debe pagar el valor al precio de su carne.
El valor de la Preciosa Margarita, no para lucirla como atavío de vanidad, sino para enterrarla. Hacer la tierra interior del poema. La Obra.

La desocultación del Ser, acontece en la Obra.

Acontece la verdad siendo obra de la Obra.

Mínimo, pues, como ese asunto mínimo que separa al nadador avezado del que sobrevive a un naufragio. Buen puerto pretende el que busca la verdad. Pero, valor precisa. Que, “Si los riesgos de la mar considerase, ninguno se embarcase”.

Dicen que el deseo trae la posibilidad. Así, desear la Verdad nos acercaría a ella, tal como amar a un ser noble nos daría nobleza o el amar a un ideal de luz, nos iluminaría. Parece ser que es ley que el que ama deba compartir la suerte de lo amado.

Ese amor, sería la pequeña traza de oro necesaria para lograr una mayor. Sólo portando en el sistema de indicios interior un mínimo centro magnético que ejerza atracción por la Verdad puede el poeta recibirla, comprenderla, vivirla.

Platón da por sentado que en todos está ese punto de oro, pero ha sido olvidado.

Amnesia. Una pérdida de memoria originaria. Una realidad perdida, como la nombraban los escribas egipcios.

Voces de la Memoria, sería entonces otra forma de decir poetas.

Pero, a un hombre podría ofrecérsele la verdad, pero no la reconocería a menos que algo en su esencia respondiera a ese llamado.

Que fuese responsable. Capaz de responder.

Si cada cual responde a su verdad, entonces, la vida impropia,
—no sólo porque carezca de inteligencia, razón y sensatez—, sino, impropia, por ajena ¿a qué responderá?

Sería, vista así, la mentira un error de apreciación.

Lo que Rafael Cadenas definió con el “es como si”.

Es como si amaramos, es como si viviéramos. . . es como si. Pero no es verdad, sólo es como si.

Es posible que al poeta le sea permitido habitarse, comprender los registros de servidumbre que puede llevar un hombre en su interior.

Quizá el poeta lo que busca primero es el Reino, lo concerniente al Reino, lo real, su Justicia. Y desde esa justeza de voz de lo real, confía. Con Fe, confía, en que todo lo demás vendrá por añadidura. Lo que deviene de la naturaleza es lo natural. Lo que deviene del Reino, lo real.

Labor de Mujeres es este libro de Teresa Casique. Momento de la Vida en el cual, quienes no han sido impacientes, comienzan a purificar, a blanquear, a esclarecer, a lavar los ojos. Como esos grabados antiguos alquímicos donde las mujeres, con sencillez, lavan y blanquean las vestiduras, los pensamientos, los actos. Una cierta indiferencia, una labor mínima, diaria, inocente. El acto puro, después del cual deviene la Felicidad, el Juego de Niños.

No parece ingenuo, pues, que ciertas labores sean llamadas inocentes. Y, la poesía, entre todas, la más.

La verdad no nos lanza arena a los ojos, dice.

La mentira se opone al camino del noble, dicen.
La mentira mata la esencia, dicen.

En otro tiempo existió una tradición en la que un hombre podía dirigirse a un altar público y allí, en ese lugar fundado y llamado La Piedra de los Objetos Perdidos, dar a conocer su pérdida, su dolor. Allí, ofrendar para recobrarla, pactar.
Pedir noticia de su paradero, rogar que le fuera devuelta.

Pero, aquél que ha perdido el objeto de su vida, su verdad, ¿a qué piedra podrá dirigirse?

¿Qué o quién será el mensajero que lo alivie? ¿Seria posible que la Poesía fuese esa piedra? ¿La pequeña, la oculta, el vitriol de la vida?

Lo que permanece.

La memoria. Primero un ser recobra la memoria. Después recuerda. Re—cordis. ¿Vuelve al corazón?

Eso, que permanente, fundan los poetas, nos re—cuerda Hólderlin.

Hilado fino. Porque, para un poeta, el sentido de una palabra no es otra palabra, como en los diccionarios.

Tiene Dieciséis puertas este libro y una ventana abierta hacia lo que ella llama Noche y Verdad. A la Fundación para la Cultura Urbana, le ha correspondido —en suerte, por esas suertes que Dios reparte— brindar el soporte editorial.

Este libro de color turquesa, recomendado —con énfasis— por el Jurado del VI Concurso que, anual y abierto a todas las disciplinas, auspicia esta Fundación, viene precedido por estas palabras:

“Lúcido, sereno, profundo, en torno a la nuez de donde emana la creación poética”. Así nos lo presentan.

No son palabras de cumplido, son de mérito.

En el capitulo Doce, la autora nos guía al encuentro con la poesía de T. S. Eliot. Encuentro perturbador.

La Tierra Desolada de la Leyenda del Grial.
Un tema fuerte: lo baldío, lo estéril. Y el Caballero —que nunca nombra, que puede redimir al reino— y que sufre por lo no dicho a tiempo. El daño de Percival está en callar. En no hacer la pregunta necesaria cuando debe ser hecha.
En no mostrar la emoción necesaria, por cortesía, dice.
No atreverse es duro daño.

Lleva mayor exilio, mayor carga, el caballero que no supo decir las palabras precisas.
Veremos como luego, con los años, Eliot lo toma (velado, siempre) en esa quinta sección del “East Coker”, que Teresa Casique llama —y es— un conmovedor, emocionado poema. Remito a la obra Poesía y Verdad en sus páginas 57 y 58.

Cabe decir que Eliot, se negó a explicar sus arcanos. Su aparente sentido inconexo. Sólo, en una ocasión dijo:

“Consideremos que la Tierra Baldía retrata un cierto estado del ser que no es privativo de hombres o mujeres”.

A propósito de lo que la autora llama “ideario de la despersonalización” en algunos escritores y, dado el caso, en Eliot, —lo cual no significó para ellos un alejamiento de sus verdades—, reflexiono:

El poeta está, a veces, como a distancia de sí mismo.

Se dice en Arquitectura Medieval que tomar distancia es fundamento del Arte, dirigido al arquitecto más que a la Obra. Una cuestión de perspectiva interna frente a sí mismo y las cosas. Esta distancia, despersonalizada, de sí mismo a sí mismo y, de sí mismo a las cosas, deja espacio.

El espacio necesario.

La Carta en Blanco. Cada corazón sabrá para qué.

Quizá sea lo que permita el sentido.

“Tuvimos la experiencia pero perdimos el sentido y, acercarse al sentido restaura la experiencia”, dice Eliot.

Me pregunto si ese acercarse al sentido no lleva implícito un necesario alejarse. Distanciarse de la persona y de toda su autoimportancia.

Me pregunto si sentido es significado. Y, me pregunto: si la comprensión del significado es esencial para la experiencia de lo real, al perder el sentido ¿Qué hemos perdido?.

Finaliza este libro con una mirada de la autora que deja, con toda razón y pasión, bienamados y adamados a dos seres. A dos voces maestras. Poetas que sabemos de Anunciación para ella, portadores de verdades necesarias para su propio e íntimo devenir, para su residencia en las palabras.

Los que ella pone, con devoción, baja la rosa:
Rilke y Armando Rojas Guardia.

Les hace compartir un aire de familia. Les hace mantener nexos ciertas, consanguíneos, entre Poesía y Religión. Entre Poesía y Verdad. Y así es, para ambos.

El disfrute sereno de esos capítulos quedará a los lectores, pues la brevedad de este momento impide la dedicación que merecen.

Recuerdo haber escuchado decir a un poeta que la palabra
“Gracias” era una de las más nobles que se podía pronunciar. Es verdad.

No somos ateos los poetas, sabemos agradecer.

Así, doy Gracias a Dios, el que nos guarda en la palma de Su mano, por permitir que sigan fluyendo en el aire las Palabras Sustanciales de José Ángel Valente. Las de las medulas que no dejarán su cuidado, de Quevedo. Las de Tomás de Aquino, ingenuo e inocente ante los bueyes que vuelan. Las que entran en la Luz de lo que dicen, de Armando Rojas Guardia. Las de Eliot, que había visto los ojos de los hombres huecos. Las de Goethe, pidiendo Luz, más Luz. Las que cuentan la clemencia, la santidad —casi conventual— de los perros, en Igor Barreto. Esas, con las que Arráiz Lucca nombra lo que es preferible antes que la vida sin honor. Las sabias y dulces y poderosas en la mirada azul de Elizabeth Schön. Las del Carro del Alma y su Auriga. Las de los poetas que, al decir de Rafael Cadenas, son sólo Templanza, obra limpia y, que a no ser por ellos, sólo habría grandes palabras.

Dejo en la Luz de esta mañana de sábado, mañana de Septiembre, agradecida, las almendras Bautismales sobre este libro y Su Hermosura.

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PABLO NERUDA: «EN EL FONDO DEL PECHO ESTAMOS JUNTOS»

PABLO NERUDA, poeta del corazón y del mundo 
Autor: Iván Guzmán López
Fuente: El Mundo.com, 12 de julio de 2012

Pablo Neruda se destacó además, como activista político, senador, miembro del Comité Central del Partido Comunista, precandidato a la Presidencia de Chile.
Sirva este día, doce de julio de 2012, para decir que hoy está de natalicio Neftalí Ricardo Eliécer Reyes Basoalto, Pablo Neruda, y que, aún hoy, sigue siendo universal, sigue siendo el poeta que cantó como nadie las cosas más íntimas del corazón y del mundo.

Pablo Neruda dijo alguna vez que “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” “es un libro doloroso y pastoril que contiene mis más atormentadas pasiones adolescentes, mezcladas con la naturaleza arrolladora del sur de mi patria. Es un libro que amo porque a pesar de su aguda melancolía está presente en él el goce de la existencia. Me ayudaron a escribirlo un río y su desembocadura: el río Imperial. Los ‘Veinte poemas…’ son el romance de Santiago, con las calles estudiantiles, la Universidad y el olor a madreselva del amor compartido. ¿Cómo se ha mantenido la frescura, el aroma vivo de estos versos durante todos estos años que fueron como siglos? Yo no puedo explicarlo… Por un milagro que no comprendo, este libro atormentado ha mostrado el camino de la felicidad a muchos seres. ¿Qué otro destino espera el poeta para su obra?”

En 1961 las ediciones autorizadas de “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” completaron el millón de ejemplares, mostrándonos el camino de la felicidad.

La misma felicidad y el mismo deslumbramiento de la época lejana de su afortunado descubrimiento. Desde entonces Neruda se ha instalado en el corazón de millones de personas en el mundo, ganando así la categoría de poeta universal.

Qué fácil es, para quien descubre a Neruda, recordar al menos un fragmento del “Poema 15”, que a él, tanto le agradaba:
“Me gustas cuando callas
porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos,
y mi voz no te toca. 
Parece que los ojos
se te hubieran volado
y parece que un beso
te cerrara la boca. (…)”.

Nadie pone en duda la universalidad y la vigencia de Neruda, cuyo vasto universo poético ancla sus raíces en las experiencias e imágenes que subyacen en su infancia. En 1954, en una exaltada intervención en la Universidad de Chile, expresó con ese aire poético que jamás lo abandonaba: “No he hablado gran cosa de mi poesía. En realidad entiendo bien poco de esta materia. Por eso me voy andando con las presencias de mi infancia”.  

En otra oportunidad, dijo: “Muchas veces me han preguntado cuándo escribí mi primer poema, cuándo nació en mí la poesía. Trataré de recordarlo… Muy atrás en mi infancia y habiendo apenas aprendido a escribir, sentí una vez una intensa emoción y tracé unas cuantas palabras semirrimadas, pero extrañas a mí, diferentes del lenguaje diario. Las puse en limpio en un papel, preso de una ansiedad profunda, de un sentimiento hasta entonces desconocido, especie de angustia y de tristeza… Era un poema dedicado a mi madre, es decir, a la que conocí por tal, a la angelical madrastra cuya suave sombra protegió toda mi infancia”.

Neftalí Ricardo Eliécer Reyes Basoalto, conocido universalmente como Pablo Neruda, nació el 12 de julio de 1904 en Parral, región del Maule, en Chile. Hijo de  José del Carmen Reyes Morales, obrero ferroviario, y Rosa Neftalí Basoalto Opazo, maestra de escuela, fallecida cuando Neruda tenía solo un mes de edad. En 1906, la familia se traslada a Temuco, donde su padre se casa con Trinidad Candia Marverde, de profunda influencia en el poeta.

En su libro “Confieso que he vivido”, capítulo “Infancia y poesía”, dice “Mi padre se había casado en segundas nupcias con doña Trinidad Candia Marverde, mi madrastra. Me parece increíble tener que dar este nombre al ángel tutelar de mi infancia. Era diligente y dulce y tenía sentido de humor campesino, una bondad activa e infatigable”.
De ella escribiría, en un hermoso poema, la ternura que prodigó a su infancia:
“Oh dulce mamadre
-nunca pude
decir madrastra- 
ahora, 
mi boca tiembla para definirte,
porque apenas
abrí el entendimiento
vi la bondad vestida de pobre trapo oscuro,
la santidad más útil:
la del agua y la harina”.
En 1920 cursó sus estudios en el liceo de hombres de Temuco, hasta terminar el sexto año de humanidades. En 1919 obtuvo el tercer puesto en los Juegos florales de Maule y en 1920 empezó a colaborar con la revista literaria Selva Austral, bajo el seudónimo de Pablo Neruda, adoptado en homenaje al poeta checo Jan Neruda (1834-1891). En 1921 se radicó en Santiago de Chile y estudió pedagogía, allí obtuvo el primer premio de la fiesta de la primavera con el poema “La canción de fiesta”. En 1923 publicó “Crepusculario”, que es reconocido por escritores como Hernán Díaz Arrieta, Raúl Silva Castro y Pedro Prado. En 1924 apareció su famoso “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”. Le siguen  “El habitante y su esperanza, Anillos y Tentativa del hombre infinito (1926)”.

En 1927, inicia su larga carrera diplomática en Rangún, Birmania; cónsul en Sri Lanka, Java, Singapur, Buenos Aires, Barcelona y Madrid. Ese año aparece la edición madrileña de “Residencia en la tierra”.

En 1936, en Francia, conmovido por la Guerra Civil Española y el asesinato de García Lorca, comienza a escribir “España en el corazón”. En 1937 regresa a su patria, y su poesía da un giro hacia lo político y social. En 1939 es designado cónsul en París y luego en México, donde reescribe su “Canto General de Chile” (1950), al que le siguen: “Los versos del capitán” (1952), “Todo el amor” (1953), “Las uvas y el viento” (1954), entre otros libros de poemas.

El poeta de América, el cantor del corazón, de la infancia, de la libertad, de las cosas elementales y del hombre universal, falleció el 23 de septiembre de 1973 en Santiago de Chile, acompañado de un bello canto:
“Yo dormí bajo todas
las banderas
como bajo las ramas
de un solo bosque verde
y las estrellas eran
mis estrellas”.

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UNIDADES DE MEDIDA BOLIVARIANAS

Por Enrique Viloria Vera

La Revolución Bolivariana es única y no convive con instituciones o innovaciones capitalistas que tanto poder e influencia le han dado al Imperio. Así como nos hemos salido de la CAN, del CIDH, del CIADE, es necesario, por razones principistas e ideológicas, que nos salgamos de todo aquello que huela, sepa, aparente o sea despreciable artilugio del neoliberalismo salvaje y depredador.

Propongo pues, que nos salgamos más temprano que tarde de la OEA, de la OIT, de la OMC, de la ONU, de la INTERPOL, de la OMS, de la FAO, del FMI, del CARICOM, de la UNESCO, del Banco Mundial y del Tribunal Penal de la Haya, por supuesto. Hurra por el ALBA y por UNASUR.

Pero para que nuestra posición ideológica sea más evidente y ejemplar, propongo que nos salgamos también del sistema métrico decimal, del abecedario español y adoptemos el cirílico y el wayú. De igual manera, dejemos de lado a Celsius y por supuesto al inmundo Fahrenheit, no midamos más nunca nuestro petróleo en imperialistas barriles equivalentes a galones o litros, lo mismo da.

Desechemos a rajatabla los aportes del Comité Internacional de Pesos y Medidas sito en la Francia imperial: muerte el metro, el segundo, el mol, el kilogramo, la candela, el kelvin, la arroba, el byte y el píxel. Y muy especialmente el amperio, que para nada sirve en esta revolución a oscuras.

Camarados y camaradas, seamos creativos, inventemos nuestras propias medidas para que el Socialismo del siglo XXI continúe aportando ideas y conceptos a una humanidad estándar y sojuzgada por los países del Norte. Midamos y denominemos, pues, a la bolivariana: el petróleo en totumas equivalentes, el trigo y el sorgo por puñitos izquierdos, el maíz por empanadas revolucionarias efectivas, sustituyamos el rojo de Siena por el bermellón de Sabaneta, el amarillo Nápoles por el ocre Araguaney. Los números los aceptamos por arábigos, pero no así el lenguaje binario que tanto daño le ha hecho a la Revolución vía la prensa digital.

Volvamos al guayuco y al taparrabo, fuera los calzones y las pantaletas, viva la Chicha, andina, no, la del MERCOSUR sí. Fuera los antibióticos y los ansiolíticos, bienvenidos la belladona y el llantén, las fricciones con manteca de gallina, el Bay run y el caldo é ñame.

¡MUERTE AL HOT DOG! ¡VIVA EL CHICHARRÓN!

¡VIVA EL CACIQUE DEL PAÍS DEL FELIZ DEL MUNDO!

¡SEREMOS EJEMPLO DE DIGNIDAD PARA LOS ETNOLOGOS Y ANTROPOLOGOS DEL SIGLO XXII!

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DEL BOSQUE: PRIMER MINISTRO

Por ENRIQUE VILORIA VERA

Confieso que no soy un apasionado del fútbol, pero sí me preocupa España. Desde hace más de una década estoy relacionado con el país ibérico y sus avatares económicos derivados de las ficciones del capitalismo financiero, y de una falsa ilusión de modernidad sustentada en el consumo fácil y financiado.

Son muchos los amigos y afectos que he cultivado a lo largo tanto de una estancia larga como en mis anuales viajes a Madrid y Salamanca para cumplir con compromisos académicos y literarios que han sido verdaderos viáticos de la vida eterna como decía Mounier.

Visto el desempeño de la Roja y el liderazgo sensato de su estratega que ha ganado tres grandes competencias de alto cuño, no sería malo probar con Vicente del Bosque como Primer Ministro. Muchas y buenas serían las contribuciones del salmantino a la recuperación de España, tal como lo ha hecho con la selección nacional.

En efecto, nadie duda que Don Vicente le ha devuelto la alegría a una España dividida y enfrentada políticamente, fuertemente castigada en lo social. Las diferencias autonómicas para nada cuentan a la hora de elegir un seleccionado en el que manchegos, catalanes, andaluces, extremeños y gallegos contribuyen por igual.

Del Bosque ha demostrado que es necesario remozar las formas de hacer las cosas, que hay que darle paso a la juventud, que no hay adversario pequeño, pero con la gente y la estrategia adecuada siempre es posible ganar. El seleccionador ha sido capaz de reforzar la autoestima de España, que ha vuelto a ser considerada como un país de los PIGS, por la troika que manda en la Unión Europea. España, estamos ciertos, no es Alemania, Francia ni Inglaterra, y ahora sin fondo de cohesión, le va a costar intentarlo.

Con del Bosque a la cabeza del gobierno, España además de sus exportaciones tradicionales y de sus bancos en entredicho, puede también ser un exportador neto de excelentes futbolistas; el pago en euros – válidos todavía – por el alto precio de sus fichajes puede contribuir significativamente al reembolso del rescate europeo, y a hacer del futbol planetario un asunto meramente español.

¡Del Bosque a la Moncloa!

¡Viva la ROJA!…la de allá

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PREMIO EQUINOCCIO DE CUENTO OSWALDO TREJO 2012

BASES DEL CONCURSO

La Editorial Equinoccio de la Universidad Simón Bolívar anuncia la convocatoria a participar en el Premio Equinoccio de Cuento Oswaldo Trejo 2012, regido por las siguientes BASES.

1. Podrán participar autores mayores de edad, venezolanos o extranjeros residenciados en el país.
2. Las obras, inéditas, deben estar escritas en español, no haber sido presentadas a otro concurso ni haber sido cedidos sus derechos a ningún editor El carácter inédito no se pierde por la excepcional difusión previa, impresa o digital, de algunos de los cuentos.
3. Las obras deberán presentarse en letra Times New Roman punto 12 y escritas en tamaño carta por una sola cara. El volumen de cuentos deberá tener una extensión mínima de 80 cuartillas y máxima de 150.
4. El premio es único e indivisible y consiste en DIEZ MIL BOLÍVARES (Bs. 10.000,00) y la publicación de la obra galardonada en la serie Narrativa de la Colección Papiros de Equinoccio. Será potestad del jurado otorgar menciones honoríficas.
5. El jurado estará integrado por los escritores Luis Barrera Linares, Carolina Lozada y Norberto José Olivar.
6. El lapso de recepción de los textos será del 15 de marzo al 15 de octubre de 2012. El veredicto se dará a conocer el 30 de noviembre de 2012.
7. Los trabajos se presentarán por cuadruplicado. Junto con la versión impresa se deberá consignar en CD-Rom el archivo digital en formato Word.
8. Los trabajos se firmarán con seudónimo. En sobre sellado adjunto, identificado con el respectivo seudónimo, se incluirá la plica con el nombre del autor, domicilio, número telefónico, dirección de correo electrónico y fotocopia de la cédula de identidad.
9. Los trabajos deberán ser enviados a: I Premio Equinoccio de Cuento Oswaldo Trejo, Editorial Equinoccio, Universidad Simón Bolívar, Edificio de Comunicaciones, piso 1. Sartenejas, Caracas. Telf.: 212 9063162.

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Círculo de Escritores eligió nueva junta directiva

En la Asamblea de Asociados celebrada el domingo 27 de junio de 2012, fue elegida la nueva Junta Directiva del Círculo de Escritores de Venezuela, así:

PRESIDENTE: CARLOS ALARICO GÓMEZ

VICEPRESIDENTE: JON AIZPÚRUA

DIRECTOR GENERAL: LUIS BELTRÁN MAGO

CONSULTOR: ALVARO PEREZ CAPIELLO

DIRECTOR DE CULTURA: ILDEMARO TORRES

GERENTE GENERAL Y COORD. DE MEDIOS: CARMEN CRISTINA WOLF

DIRECTORA DE PROMOCIÓN Y DIFUSIÓN: LIDIA SALAS

DIRECTOR DE CRITICA LITERARIA: CARLOS PACHECO

DIRECTORA DE RELACIONES INSTITUCIONALES: MAGALY SALAZAR SANABRIA

DIRECTORA DE EVENTOS ESPECIALES: ROSARIO ANZOLA

DIRECTOR DE RELACIONES INTERNACIONALES: ENRIQUE VILORIA VERA

DIRECTOR EDITORIAL: EDGAR VIDAURRE

DIRECTOR DE FINANZAS: ANABELLE AGUILAR

COORDINADORES DE PROYECTOS:

CARMEN AMÉRICA OROPEZA

JORGE GÓMEZ JIMÉNEZ

LESBIA QUINTERO

FRANK ZICCARELLI

LIGIA COLMENARES

JASON MALDONADO

MARIBEL PROIETTI

& & & & &

CONSEJO CONSULTIVO DEL C. E. V.

PRESIDENTE: ANA TERESA TORRES

VICEPRESIDENTE: JOSÉ TOMÁS ANGOLA

INTEGRANTES

EDUARDO CASANOVA
HELENA SASSONE
ROBERTO LOVERA DE SOLA
ATANASIO ALEGRE
CAROLINA JAIMES BRANGER
NORA BUSTAMANTE
CARLOS GOTTBERG
CARMEN MANNARINO
INÉS MUÑOZ AGUIRRE
HEBERTO GAMERO CONTÍN
LUPE RUMAZO
EDDA ARMAS
MARISOL MARRERO
ROGELIO BIANCO
MIGUEL GARCÍA MACKLE

Fundado en el año 1989, el Círculo tiene como misión reunir a los escritores sin distinción de credo o nacionalidad, a fin de compartir y divulgar la obra literaria, ideas y proyectos de sus integrantes en el país y en el exterior. Cuenta con Miemros Correspondientes en varios países.

Tiene como norte la esencia democrática, pluralista y de respeto a las ideas y posiciones, defendiendo la más absoluta libertad de pensamiento y expresión. El Círculo de Escritores continuará propiciando el acercamiento con las universidades, academias, embajadas y organizaciones dedicadas a la cultura en sus diversas manifestaciones. El Círculo divulga las publicaciones impresas y digitales. En breve se celebrará la toma de posesión de la nueva Junta y del Consejo Consultivo.

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Las novelas de Blanca Miosi ocupan primeros lugares en ventas

Blanca Miosi nació en Perú y reside desde hace varias décadas en Caracas, Venezuela. Es una escritora peruano-venezolana. Estudió dibujo en la Escuela de Nacional de Bellas Artes del Perú. Es Miembro Activo del Círculo de Escritores de Venezuela.

Publicó su primera novela El pacto en 2004 y en 2005. Su obra El cóndor de la pluma dorada, resultó finalista en el concurso Yo escribo. Su obra, La búsqueda (Roca Editorial 2008), un relato basado en la vida de su esposo, prisionero superviviente del campo de concentración de Auschwitz, tuvo una gran acogida.
En 2009 se publicó su novela de la mano de Editorial Viceversa, El legado, sobre la hija de Hitler, un fascinante relato sobre una saga familiar.

En el 2012 publicó la novela El manuscrito. Ocupa los primeros lugares en ventas de ebooks a través de Amazon Kindle.

La crítica la favorece con elogiosas consideraciones. Sus novelas son apasionantes, con personajes fuertes y creíbles, y tramas muy originales.

Carmen Cristina Wolf

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Elvia Ardalani: De Cruz y Media Luna

Por Enrique Viloria Vera

«Alegre y consternada / abierta a la pared de las memorias /
de una especie brutal / me reproduzco.»

Los términos cruz y media luna sugieren enfrentamiento, pugna, tensión, guerra: traen a la memoria los atávicos conflictos que han caracterizado la historia desde los tiempos ancestrales, y que aún hoy, incomprensiblemente, conmueven al mundo contemporáneo.

Rememoran la sangrienta conquista de Jerusalén por unos cruzados cristianos amparados por la Cruz (Dios lo quiere) y las batallas del sultán Saladino que propiciaron la recuperación de la Ciudad Santa para júbilo de los seguidores de la Media Luna. Sugieren el denodado esfuerzo de los panaderos vieneses para darle forma al croissant y comerse figuradamente a la Media Luna que flameaba desafiante en los lábaros de Solimán el Magnifico en su asedio a Viena. Evocan la Batalla de Lepanto donde los barcos de la Cristiandad, comandados por Juan de Austria, derrotaron a los bajeles otomanos del Islam, liderados por Alí Bajá, para expulsar definitivamente al turco del Mediterráneo y devolverle la tranquilidad al Papa Pío V, a Felipe II y a los demás aliados de la Liga Santa. No me atrevo a comentar los más recientes y cruentos acontecimientos en los que la Cruz y la Media Luna se han enfrentado de nuevo para confirmar que el hombre está hecho para la guerra y no para la paz.

Afortunadamente, este no es el caso del poemario De Cruz y Media Luna, Claves Latinoamericanas, Edición bilingüe, México, 2006, en el que Elvia Ardalani (Hermosa Matamoros, 1963) resuelve los conflictos inveterados, las pugnas milenarias, las luchas fraticidas; amparada por los versos de Jalal –e – Din Molana Rumi, la poeta expresa su pacifica y amorosa intención poética: “Los amantes tienen una fe propia. Su sólo credo es el amor”.

Y es que esta poesía sincrética, mestiza, hibrida, conciliatoria viene del amor y a él se debe. La poeta – profesora también de Lenguas Modernas de la Universidad de Texas – Pan American – desposó un kurdo iraní de Kuymars por nombre, con quien ha procreado tres hijos: Arz, Shwan y Horam. Muy tempranamente la rapsoda aprendió que no había casado sólo un cuerpo diferente sino también una cultura, una religión, una familia de otro cuño y naturaleza. Sin ambages, Ardalani, amorosa, admite: “Camino con tus pies, / reconociendo en cada callejón, la última piedra. / No me avergüenzan nada mis zapatos sumisos / que te siguen por la escarpada ruta de la infancia / ni mi torpeza para vestir el velo (…) Camino con tus pies / porque no tengo más camino que el tuyo / más jornada que ésta de callejuelas intrincadas, / de casas labradas en la arena / y mujeres que asoman para vernos pasar / mientras andamos con tus pies desolados, / y las manos unidas, buscando los restos / de tu padre”.

El poemario de marras es un permanente y sentido canto a un amor que tiene dimensiones diferentes y complementarias: es una trova al amor colateral expresado en ardientes y eróticos versos que la amante dedica extasiada a “un compañero en la luz, compañero en la sombra” que súbito arribó desde el Oriente persa para colocar entre sus piernas “la espada de esmeraldas / que matará el dragón” y liberada de prejuicios y amenazas transportar , así como se tratara de un cuento de las Mil y una noches, a la amada – a su Sherezade tropical – a las arenas enredadas por el viento, “a la selva que nos guarda / de la muerte insalvable / el indómito espacio temporal / que nos ata”. Elvia sucumbe sin defensas ante el embate apasionado, ante la cimitarra desconocida, pero bienvenida, que desgarra ansias y humedece tempranera la arcilla de cuerpos sin apremios. Confiesa sin ambages la poeta que: “somos dos mudos ciegos / dos sílabas unidas / en mí trenzas tu vientre / en ti trenzo el infinito / el grito de mi boca mordida / que te llama / para mi noche sólo / tu noche oscura y vasta / para mi noche sólo / tu jungla amanecida”.

Amores plurales y sin contradicción son traducidos también en versos de tolerancia y esperanza. Libre de ataduras devotas e inquisitoriales, la poeta emprende el rumbo de lo ignoto para construir inéditos viables, novedades posibles. Sacudida por lo no visto, pero ahora conocido, interiorizado y comprendido, la poeta visita realidades propias y recuerdos ajenos: los padres de su esposo, sus suegros lejanos pero próximos, son rememorados para hacerse presencia en una poesía que anula distancias y diferencias.

Habib, el también abuelo, perseguido por comunista, oculto de la aterradora policía política en un sótano inhóspito, es evocado en su vida y en su muerte, Elvia escribe: “Te imagino, Habib, / te imagino pensando en tus nietos, / maderos de una cruz desconocida , leche clara / de tu alta media luna, / y les escribes, / les mandas una carta que nunca llegará / cuando tu no estés, / cuando hayas huido al fin por la ventana de tu cuarto / subterráneo / para dejarnos sólo la imagen de tu mundo escondido, / abuelo, / babá bozorgh, / te imaginamos”.

Y esa muerte única es paradójicamente doble, porque el hijo desconsolado, el esposo desolado, el padre acongojado, muere también con el progenitor lejano, con el patriarca que salió de la oscuridad para morir a la luz del día; la poeta lo retrata en sus afueras y en sus adentros: “Con tu camisa negra, con tus miedos, / arrepentido de ser cuando él ya no es, / con los ojos ceñidos por círculos morados, / con tu sueño de niño atosigándote y quizá/ algún monólogo continuo permutando vigilias, / te preguntas entonces como viven / los huérfanos”.

Arababé, la madre, la esposa, la abuela, la suegra, es también objeto de versos que hablan de ternura y de libertad; rememora la poeta sus piadosos rezos en la mezquita: “limpias sus manos y sus pies, / contrito el rostro”; hablándole a su otra madre, a la otra abuela, la materna, “verbal, impredecible, emocional”, la poeta mexicana concluye: “entonces el recuerdo me devuelve a arababé, / cantando en su lengua de hielo / y el olor a madera / a quién sabe que cárcel / se desprende”.

Pero son esos juramentos indelebles – sus hijos – aquellos que como girasoles brotaron de un mar desconocido para hacer árbol fecundo a sus huracanadas entrañas – sedientas de nuevas luces y clarores , alimentados todos espléndidamente por el pan del vientre de la escritora – los que concitan sus más sentidos versos de amor, paz y reconciliación. La poeta los sabe mestizos en sangre y en cultura, Para ellos escribe este poema insigne, que le da título al libro, digno de estar en cualquier antología de poemas por la tolerancia, de versos para la concordia. Disfrutémoslo pacíficamente en toda su cadencia y extensión:

De cruz y media luna te forjamos la sangre
en una noche oscura,
ancestral y callada,
donde el amor perdió la pista de la historia.
Nos amamos sin miedo,
sin culpas de otros siglos.
Cerramos la ciudad.
El portón cobrizo del deseo nos protegió los nombres.
Le amé como una hambrienta,
me amó como un sediento.
Aprendí que en él podía ser otra,
Aprendió que en mí podía ser otro.
Depositamos la semilla sagrada
en el azul violáceo de mi vientre y esperamos en paz.
La noche del eclipse brotaste como el fuego.
Los pájaros callaron.
Él y yo nos miramos.
Hundimos los reproches de mil generaciones
en el dátil oscuro de tus ojos, en ti, recién llegado.
Yo coloqué la cruz que llevas en el pecho.
Él te puso en las manos la media luna blanca.

Y para que no quede ninguna duda de la vocación ecuménica de su poesía, del sustrato conciliatorio de sus versos, del contenido tolerante de sus más íntimas palabras, la poeta madre – regalándole su lengua – le comunica al hijo de dos razas, religiones y culturas, el de la Cruz y la Media Luna:

Tu padre te enseñará a rezar
inclinando la frente sobre el suelo
sencillo y limpio de una alfombra.
Hacia el este tu cara infantil
intacta de nostalgias.
Te habré enseñado yo a arrodillarte
y a cruzar por tu rostro la señal de otra fe.
Quizás un día te venga bien
recostar tu rostro adolorido sobre el
suelo y repetir un Padre Nuestro
o arrodillarte en una iglesia y cantarle
a Dios el Misericordioso, el Compasivo.
Se vale rezar en cualquier lengua
o no rezar.
La oración eres tú.

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