ELISA LERNER Y SU OBRA

Elisa Lerner

Por Laura Febres

El contacto con la obra Elisa Lerner produjo en mí cierto desconcierto al principio, por no poder arribar instantáneamente a una explicación precisa sobre sus juegos verbales, conceptuales e incluso sobre sus preferencias temáticas.

¿Es una feminista convencida que rechaza el concepto de la mujer objeto en su obra? Y si esto es así, por qué presenta siempre mujeres desoladas que repiten constantemente: “Si hubiera tenido un traje de novia”.[1]

Es evidente que esta tensión en los personajes no proviene de la improvisación y el descuido en la construcción estética de su creación. Elisa Lerner no construye tipos que inmediatamente susciten en su público la aceptación o el rechazo, no pretende darnos lecciones sobre nada, y menos sobre dependencia o independencia femenina.

En su lugar, construye mujeres que, como la “Señorita Rosie Davis”, nos hacen enternecer ante su propio desamparo. Estas mujeres viven de acuerdo con los patrones establecidos por la sociedad y sin embargo poseen una vía para la rebelión que les provoca un inmenso placer: el sueño.

El símbolo como un recurso estético en la obra de Elisa Lerner

Para tratar este punto he escogido las dos obras teatrales más extensas de la autora: En el vasto silencio de Manhattan escrita en 1963 y Vida con Mamá representada en 1975 por El Nuevo Grupo. Entre estas dos obras puede muy bien estudiarse el desarrollo de una conciencia estética, sobre todo en la evolución de la metáfora y en el empleo de las técnicas dramáticas. La temática de ambas obras sigue siendo parecida: el desamparo, la sexualidad reprimida por la ausencia de matrimonio, el dominio tiránico de la madre hacia la hija y la nostalgia por el pasado. En el vasto silencio de Manhattan se observa la preocupación de la autora por hallar un lenguaje estético apropiado a las situaciones descritas. Ese lenguaje debe tener la finalidad de transgredir la vulnerabilidad personal del artista y conseguir la forma certera de expresión del arte:

Tu tarea de artista era transformar la personal vulnerabilidad, el rostro más cercano en la más distante imagen. Vida con mamá pag. 2.

La necesidad de expresarse por medio de metáforas está detrás de los parlamentos de toda la obra:

Madre, no la entiendo. Ahora parece usted estar buscando metáforas en los cielos.

Si fuéramos a caracterizar los tropos que abundan En el vasto silencio de Manhattan tendríamos que calificarlos en su gran mayoría como símiles, es decir, tropos con los dos términos de comparación expresados y con el enlace “como” uniéndolos a ambos:

…los cubiertos eran como plateados peces que jamás podrían pescar en el mantel.

Pareciera como si la autora no se atreviera a prescindir del término real de la comparación: “cubiertos”, y a expresar exclusivamente el de “plateados peces”, porque esto iría en detrimento de la claridad del texto.

A veces, cuando Elisa Lerner se atreve a suprimir el primer término de la comparación, es porque este ya ha sido especificado anteriormente y podemos captar su sentido.

En el vasto silencio de Manhattan los parlamentos son muy extensos, en contraposición con la rapidez del suceder de la acción. En Vida con Mamá encontramos, al contrario, parlamentos cortos y escuetos. Esta última obra no permite el uso tan frecuente del símil, ya que este requiere más espacio textual.

El efecto estético de Vida con Mamá hay que buscarlo en el choque conceptual y auditivo de los términos puestos en contacto. Las palabras, que a veces especifican más de lo dicho, en Vida con Mamá provienen de ámbitos conceptuales muy distintos y al ponerse en contacto producen algo así como un cortocircuito que ilumina los términos en cuestión. Como por ejemplo: Madre: ¿Cuánto pesas hoy? Hija: Lo mismo que ayer.

Madre: Estoy harta. Hasta el tope. Nunca hay variación alguna. Tus kilos son como tu vida. P. 2

Los kilos pertenecen a un sector material muy concreto y hasta frívolo del hablar cotidiano, mientras que la vida es un concepto abstracto que pertenece más bien a un ámbito espiritual. Y entre estas dos palabras, si estudiamos el diálogo completo, se sobreentiende un concepto oculto: la rutina. Esta adivinanza a que se somete el espectador o lector no existe En el vasto silencio de Manhattan donde los parlamentos fluyen como un río continuo. En cambio, en Vida con Mamá el diálogo parece precipitarse en abruptas caídas y saltos donde el espectador tiene que trabajar agregando aquello que queda inconcluso. Aunque pienso yo que es superior la riqueza temática y poética contenida En el vasto silencio de Manhattan, no es extraño que haya sido Vida con Mamá la que se representara primero con gran éxito, ya que esta presenta mayor economía en sus elementos dramáticos. Vida con Mamá es fácil de ser representada porque solo tiene dos actos, dos personajes y unas exigencias de montaje mucho más sencillas. En cambio, En el vasto silencio de Manhattan tendría que ser fragmentada para la total representación de sus doce actos, y exigiría una gran veteranía de la actriz principal para la interpretación de los largos monólogos de Rosie.

Sería muy interesante realizar un estudio exhaustivo de los símbolos en las obras teatrales de Elisa Lerner, que pudiera ser, incluso, extendido hasta sus ensayos periodísticos. Símbolos, porque hay objetos que se repiten con una recurrencia extraordinaria dentro de una obra e incluso se repiten en su otra obra y en los ensayos. Tal es el caso de los candelabros, los collares, la costura con todos sus utensilios: agujas, hilos y el costurero; ello en referencia a las dos obras analizadas. La naftalina, las perlas, el coche y el traje de novia en Vida con Mamá. Los sombreros, espejos, anillos de bodas, peces, el asfalto En el vasto silencio de Manhattan. Como vemos, no podemos referir estos objetos a ninguna simbología estructurada por una cultura patriarcal; en todo caso, podemos hablar de un simbolismo autárquico que se basta a sí mismo dentro de su propia creación y tiene que ser explicado a partir de ella. También podríamos relacionarlo con la escritura de otras escritoras, que por ser mujeres utilizan los mismos objetos de referencia. Los objetos se animan, adquieren características nunca antes soñadas, tanto desde el punto de vista de su concreción física como de sus atributos. Existe una cierta dosis de vaguedad detrás de los símbolos de Elisa Lerner que les confiere una riqueza de la que carecerían si las palabras fueran siempre unívocas. No siempre el costurero es la memoria ni los collares simbolizan la opresión de la mujer, sino que a veces la obra se refiere al costurero y los collares atribuyéndoles la simple función que desempeñan en el acaecer diario. Uno de los símbolos más interesantes, porque tiene una cierta dosis de hermetismo, son los candelabros que aparecen claramente expresados En el vasto silencio de Manhattan y en Vida con Mamá. Los candelabros como objetos iluminan y resplandecen, y casi siempre están asociados con fuego. En las mitologías y en el psicoanálisis el fuego generalmente connota la idea de castigo y es interesante señalar que en las dos obras los candelabros son objetos temibles:

Rosie:  – ¡Madre! Las luces de sus candelabros aparecen temibles: me encandilan como esos pájaros blancos que hacen más vasto el sol del otoño en las mañanas. Y es que sus palabras parecen cargar aún más de lumbre sus candelabros. Madre usted me atemoriza con esos candelabros, con esas palabras.

Objetos malignos que parecen ser el arma de exploración de la madre en los deseos más recónditos de la hija, y generalmente cuando aparecen se suscita una discusión entre ambas, donde esta última termina realizando lo que la madre quiere. El costurero, las agujas y los hilos o sedalinas, están asociados de alguna manera con el tiempo y su recuperación:

Madre: Con el tiempo, se han transformado en una insistente cinta roja, en un hilo bermellón que atraviesa mi existencia una y otra vez. Lerner, Elisa. Vida con Mamá. p. 31.

El pasado, tiempo indispensable para la definición del presente

Las obras de Elisa Lerner están ubicadas en períodos históricos muy precisos y generalmente sus personajes femeninos tienen mucha relación con la época histórica que vivieron o que está transcurriendo. En el vasto silencio de Manhattan corresponde a la crisis económica de los Estados Unidos de Norteamérica en el año 1929. Rosie Davis enloquece en el momento álgido de la crisis para recuperarse cuando la nación ha salido de ella. De la misma manera, las mujeres de Vida con Mamá recorren un largo período histórico desde la época de Gómez –descrito más que todo por la madre– hasta la democracia venezolana –vivida por la hija. El pasado es un tiempo importantísimo para los personajes de la autora; si no los inmoviliza, les permite muy poca libertad de acción. Los personajes están siempre recordando, y si no existiera abundante literatura patriarcal al respecto, me atrevería a decir que fue a las mujeres a quienes correspondió, en las épocas pintadas por Elisa, la recreación continua del pasado. Las mujeres, al no estar, en épocas anteriores, totalmente integradas al conglomerado social, en sus luchas y ambiciones se dedicaban con mayor ahínco y paciencia a rescatar el pasado, tiempo que está siendo ignorado cada día más por la sociedad moderna:

Hombre o Tom: – … A uno la memoria le ha dejado hace tiempo ya, atrapado entre dos trenes.8  Suárez Radillo, Carlos. 13 Autores del Nuevo Teatro Venezolano. En el vasto silencio de Manhattan. p. 330.

El tiempo más importante para Elisa Lerner es el pasado. Es a través de él que los pueblos y los hombres pueden llegar a un intento de conocimiento de sí mismos. Y cuando hemos cortado con el recuerdo carecemos de posesiones y ningún afecto nos pertenece. Entonces estamos absolutamente solos, y entregados a la niebla infinita de lo caótico.

Esta que parece ser una preocupación universal de la escritora, se concreta aún más cuando se trata de definir a nuestras nacientes repúblicas latinoamericanas, algunas de las cuales han tratado de destruir rápidamente el pasado. Las mujeres de Vida con Mamá recuerdan y discuten un largo período de la historia venezolana porque sintetizan en esta obra el interés personal de Elisa Lerner por ese tiempo y por la necesidad colectiva que tiene la sociedad venezolana de tener en cuenta su pasado.

 

Elisa Lerner la ensayista

De procedencia judía, nacida en Valencia en 1932, en sus crónicas y ensayos frecuentemente cargados de ideas también policías y democráticas, analiza irónicamente la marginación de la mujer en una sociedad de consumo que no tiene un referente especifico. Sus ensayos fundamentales se encuentran en los libros: Una sonrisa detrás de la metáfora (1969), Yo amo a Columbo (1979), Crónicas ginecológicas (1984), Carriel para la fiesta (1997) y En el entretanto (2000). Lerner es un verdadero referente sobre las presiones y obsesiones de la mujer en el siglo XX. Con Gisela Kozak Rovero en su libro Ni tan chéveres ni tan iguales (2014) construye obras en las cuales pone en la tapete la máscara que recubre la sublimación de la mujer en la cultura venezolana que oculta todo el sacrificio y autoengaño que la mantienen subyugada. La reflexión sobre el género ha enriquecido el panorama del ensayo en Venezuela porque condujo al análisis de canteras que frecuentemente han sido invisibilizadas por la percepción común de esta sociedad.

Elisa Lerner, la novelista

También es autora de la novela De muerte lenta, que centra su pesquisa en el golpe de Estado que le dieron a Rómulo Gallegos en 1948.  Sin embargo, la deuda con los ancestros judíos no deja de estar presente cuando la arena de Puerto Azul, club cercano a Naiguatá, se entremezcla paródicamente con la arena del desierto del Sinaí, pisada por los judíos en su peregrinación:

“Rezagada, he de atestiguar la caminata ancestral que me corresponde. En las rayas rojas con que el sol despide su ígnea tarea al final del día, miraré las robustas líneas del mueble de roble de subido escarlata donde, en pleno desierto entre alfombras de polvo sin consuelo de ser limpiadas por las olas de un mar como éste que da tanto líquido lustre a nuestro club, se resguardan las sagradas escrituras de una sinagoga que ha perdido su nombre pero no su destino de fe. ¡Oh, espumas insidiosas que no escuchan la sed de los desiertos, que es la de todos nosotros, los que nos deslizamos en la más rotunda soledad¡” Lerner, 2006, 45.

El pasado es un tiempo importantísimo para los personajes de la autora; si no los inmoviliza, les permite muy poca libertad de acción.

Los personajes están siempre recordando, y si no existiera abundante literatura patriarcal al respecto, me atrevería a decir que fue a las mujeres a quienes correspondió, en las épocas pintadas por Elisa, la recreación continua del pasado.

Las mujeres, al no estar, en épocas anteriores, totalmente integradas al conglomerado social, en sus luchas y ambiciones se dedicaban con mayor ahínco y paciencia a rescatar el pasado, tiempo que está siendo ignorado cada día más por la sociedad actual:

– … A uno la memoria le ha dejado hace tiempo ya, atrapado entre dos trenes.

Es a través del estudio del pasado que los pueblos y los hombres pueden llegar a un intento de conocimiento de sí mismos.

Y cuando hemos cortado con el recuerdo carecemos de posesiones y ningún afecto nos pertenece. Entonces estamos absolutamente solos, y entregados a la niebla infinita de lo caótico.

Tener a Elisa como miembro honorario de la Academia Venezolana de la Lengua es para nosotros un honor, ya que compartimos con ella frecuentemente la originalidad y la riqueza de su obra.

Muchas gracias.

Discurso de Laura Febres en La Academia Venezolana de la Lengua, el Día del idioma. Con motivo del nombramiento de la narradora, dramaturga y cronista Elisa Lerner como Miembro Honorario.

Bibliografía:

Adorno, Theodor y otros. El teatro y su crisis actual. Caracas: Monte Avila, 1979. Castillo, Susana. El desarraigo en el teatro venezolano. Caracas: Editorial Ateneo, 1980. Lerner, Elisa. Yo amo a Columbo. Caracas: Monte Avila, 1979. .

…Una sonrisa detrás de la metáfora. Caracas, Monte Avila, 1979.

Vida con Mamá. Caracas: Funda-Arte, 1981.

Lerner, Elisa. (2006). De muerte lenta. Caracas, Editorial Equinoccio.

Suárez Radillo, Carlos Miguel. 13 autores del Nuevo Teatro Venezolano. Caracas: Monte Avila, 1971.

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[1]           Lerner, Elisa. Vida con Mamá. p. 29.

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EL CULTO AL CUERPO EN LA SOCIEDAD ACTUAL

El culto al cuerpo en la sociedad actual

Quisiera comenzar este artículo con una de las enseñanzas que Buda le daba a sus discípulos en relación a la contemplación del cuerpo, por eso cito del Satipatthana Sutta la sección correspondiente a la reflexión sobre la repugnancia del cuerpo:

 

Asimismo, monjes, un monje reflexiona sobre su propio cuerpo, envuelto en la piel y lleno de impurezas, de la planta de los pies hacia arriba y de la coronilla hacia abajo, y piensa así: «Hay en este cuerpo: pelos en la cabeza, vello en el cuerpo, uñas, dientes, piel, carne, tendones, huesos, tuétanos, riñones, corazón, hígado, pleura, bazo, pulmones, intestinos, mesenterio, estómago, heces, bilis, flemas, pus, sangre, sudor, grasa sólida, lágrimas, grasas líquidas, saliva, mocos, fluido sinovial, orina.»

Es como tener un saco de provisiones, de aquellos con dos aberturas, lleno de diversas clases de grano, tales como: arroz de montaña, arroz corriente, alubias, guisantes, sésamo, arroz perlado, y un hombre que tiene buenos ojos lo abre, lo examina y dice: «Esto es arroz de montaña, esto arroz corriente, esto son alubias, esto son guisantes, esto es sésamo, esto es arroz perlado.» De la misma manera, un monje reflexiona sobre su propio cuerpo de las plantas de los pies hacia arriba y de la coronilla hacia abajo, envuelto en la piel y lleno de impurezas. «En este cuerpo hay pelo en la cabeza, vello en el cuerpo, uñas, dientes, piel, carne, tendones, huesos, tuétanos, riñones, corazón, hígado, pleura, bazo, pulmones, intestinos, mesenterio, estómago, heces, bilis, flemas, pus, sangre, sudor, grasa sólida, lágrimas, grasas líquidas, saliva, mocos, fluido sinovial, orina.

Así vive contemplando el cuerpo en el cuerpo…”

 

He traído esta enseñanza budista con la intención de confrontarlo con la necesidad, que existe en la sociedad contemporánea, de rendirle culto al cuerpo. Un espacio donde el narcisismo, el individualismo, la competitividad y el afán de la perpetuidad de la vida, han tomado la batuta.

 

En la actualidad se puede percibir ese vehemente deseo de encontrar «el elixir de la eterna juventud», algo que en la antigüedad intentaron fabricar tantos alquimistas; esa sed de embellecer nuestro físico, y combatir así el flagelo de la vejez que a su vez anuncia la cercanía de la muerte. El Dalai Lama comenta una de sus experiencias, en occidente, al respecto de la dificultad de tantas personas en aceptar la vejez:

 

[…] En ocasiones, cuando me reúno con amigos de toda la vida ?como ciertos cenadores de países como los Estados Unidos?, les saludo con las palabras «viejo amigo», lo cual significa que nos hemos conocido durante mucho tiempo, no necesariamente que seamos ancianos. Pero cuando pronuncio esas palabras, siempre hay algunos de ellos que me corrigen enérgicamente: « ¡No somos viejos! Somos amigos desde hace mucho tiempo». En realidad ellos sí que lo son ?tienen pelos en las orejas, señal de ancianidad?, pero se sienten incómodos por el hecho de serlo. Eso es absurdo.

 

Tratamos de alargar la juventud e invertimos grandes cantidades de dinero en medicamentos, dietas, centros de belleza y en cirugías estéticas que nos ayuden a mejorar nuestra imagen corporal. Aunque puede haber muchos casos en que se justifique en este tipo de operaciones, sobre todo para corregir malformaciones congénitas o víctimas de accidentes, otros, por su parte, viven visitando los quirófanos con un problema de tipo psicológico que busca compensar el vacío existencial que manifiesta su espíritu, anhelando un sentido vital que les pueda brindar peso y profundidad a su paso por este mundo temporal.

 

La belleza física viene acompañada de un componente cultural muy significativo, y puede variar según la moda, la época y la región. Así se puede comprobar como las mujeres de diferentes tribus y países practicaban diversas tradiciones para verse más atractivas. Por ejemplo La tribu Mursi en Etiopía posee la tradición de insertar platos de barro en el lóbulo de sus orejas y en los labios. Los Botocudos (del portugués botoque, que significa tapón, disco, plato), eran una tribu que vivía en las selvas amazónicas y tenían la costumbre tradicional de insertarse tapones o discos de madera en los lóbulos de las orejas y en los labios, que a veces alcanzaban los diez centímetros de diámetro.

 

Las Kayan, también llamadas cuellos de jirafa, son mujeres que pertenecen a la tribu o grupo étnico Karen, de Birmania, y tienen la tradición de colocarse collares de latón en el cuello con forma de anillos para alargárselo, para ellas esto es sinónimo de belleza y comienzan a utilizarlos desde los cinco años.

 

En la China, muchas mujeres practicaron la reducción del tamaño del pie, hasta mediados del siglo XX, como un símbolo de feminidad. Su tamaño podía disminuir hasta un tercio de su tamaño normal, mediante el uso de vendas iban atrofiando el desarrollo de la extremidad hasta que quedaran muy pequeñas. Si un hombre llegaba a conseguir una pareja de pies reducidos para contraer matrimonio, gozaba de un enorme incentivo erótico ya que poseía una mujer mucho más atractiva que las demás.

 

Así como los ejemplos citados anteriormente, se pudieran mencionar muchos más, donde diferentes tipos de pueblos interpretaban un significado distinto al atractivo corporal. Pero como vemos, este tipo de apreciaciones o cualidades van de la mano con la época que se vive y con la interpretación cultural de la belleza de dicho momento.

Es cierto que el cuerpo es necesario mantenerlo en buenas condiciones físicas: alimentación, higiene, ejercicios, relajación y salud en general; pero el culto al cuerpo, el poseerlo como un centro de veneración, puede convertirse en algo patógeno que terminará por manifestarse en depresiones y angustias ante el deterioro irreversible que la vejez producirá en él. Además este tipo de fijaciones producen que orientemos nuestra existencia hacia factores superficiales que jamás podrán sustituir al universo de posibilidades que habita dentro de nosotros. Vivimos tratando de parecer y no de ser, la autenticidad surge sólo excepcionalmente y nos abocamos a copiar esquemas externos en vez de voltear la mirada hacia nuestro potencial interior que está a la espera de ser descubierto. Martín Heidegger decía que el hombre vive en un «estado de interpretado», copiando esquemas sociales o modas y manejado por medios comunicacionales o entes de poder. Vivir como parte de una masa adormecida, perder la posibilidad de conocernos y realizar un aporte trascendente en nuestro tiempo histórico, darle mayor énfasis a la estética que al aspecto ético, son condiciones que parecen multiplicarse cada vez más en nuestra sociedad.

 

El complejo de Adonis, o mejor conocido como la «vigorexia», es un flagelo que actualmente está profundizándose en nuestras sociedades occidentales causando que las personas estén cada vez más inconformes con su estética personal y sigan exigiendo mayor perfección. La vigorexia puede definirse como un tipo de trastorno psicológico caracterizado por la presencia de una preocupación obsesiva por el cuerpo físico, es la obsesión por alcanzar un cuerpo perfecto, musculoso y escultural.

 

Esta loca obsesión parece que se ha convertido en un tipo de epidemia social, de constantes transformaciones y una creciente demanda de técnicas y procesos con fines estéticos enfocados en una ilusoria búsqueda de la perfección física. En este afán de adaptarse a las modas, y a las exigencias del mercado publicitario, en cuanto a la imagen óptima corporal, una gran cantidad de personas han llegado a la anorexia y la bulimia y otros, decepcionados por su aspecto físico, se han refugiado en mundo de las drogas y el alcohol.

 

El hombre de nuestras sociedades vive aletargado y desconectado de su mundo interior. Se sumerge en la carrera desenfrenada de la cotidianidad donde se enfoca en cumplir con lo urgente pero no con lo importante, y pierde así la oportunidad de encontrarle un sentido profundo a su existencia. Esta situación le produce un vacío existencial y un miedo a enfrentar la finitud de su corporalidad que lo desvía hacia los placeres superficiales, la búsqueda de la belleza física, la acumulación de riquezas y la adquisición casi frenética de novedades tecnológicas.

 

A veces deberíamos preguntarnos qué es más importante en esta existencia temporal, si la cantidad de vida o la calidad de vida. Resulta interesante mencionar algunos personajes, aunque sea al azar, que murieron jóvenes pero que su paso por este mundo resultó sumamente fértil y marcaron huellas que muchos han podido transitar para aclara su camino:

 

 

San Pancracio, 14 años

Juana de Arco, 19 años
John Keats, 25 años

Masaccio, 27 años

Julián del Casal, 30 años

Santa Rosa de Lima, 31 años

Alejandro Magno, 33 años

Mozart, 35 años

San Antonio de Padua, 35 años

Martin Luther King, 39 años

Blaise Pascal, 39 años

Franz Kafka, 42 años

Kierkegaard, 42 años

San Francisco de Asís, 44 años

 

Estos son sólo algunos ejemplos de individuos que vinieron a iluminar este mundo y dejar su legado, para que otros puedan abrirse paso dentro de la maleza de la vida y escalar, aunque sea unos peldaños, a la cima del conocimiento o de la fe. Como modelo magistral de una existencia entregada a la humanidad tenemos a Jesús de Nazaret que con tan solo 33 años partió la historia en dos: a.C. y d.C.

¿Por qué tanto afán en la permanencia si sabemos que la vida es finita y transitoria? Tal vez si aceptáramos que nuestro paso por este mundo es temporal y que en algún momento tendremos que partir, ¿no pudiéramos hacer nuestro limitado tiempo más fructífero y menos egoísta?, ¿no trataríamos de buscar un sentido más profundo de nuestra existencia que el mero hecho de satisfacer deseos tras deseos?, ¿no nos evitaríamos muchos pesares si tomáramos a la muerte como un hecho natural, en vez de evadirla?

No sería mejor pensar como el Mahatma Gandhi que dijo en una ocasión: Vive como si fueras a morir mañana. Aprende como si fueras a vivir para siempre.

Con mucha claridad lo indicó el filósofo y escritor Michel de Montaigne cuando expresó:

Los hombres vienen y van, trotan y danzan, y de la muerte ni una palabra. Todo muy bien. Sin embargo, cuando llega la muerte, a ellos, a sus esposas, sus hijos, sus amigos, y los sorprende desprevenidos, ¡qué tormentas de pasión no los abruman entonces, qué llantos, qué furor, qué desesperación! […]

No es en el cuerpo temporal sino en el espíritu eterno donde habita la belleza del individuo, tampoco es en la esbeltez corporal sino en la profundidad moral e intelectual que pueda desarrollarse en la vida. No es en el egoísmo de verse constantemente al espejo, al estilo de la bruja de Blanca Nieves, y preguntarle quién es el más hermoso, es en el desarrollo de nuestra autenticidad, la ampliación de nuestra capacidad intelectual, la filantropía de los objetivos de vida y en el servicio a la humanidad donde radica la trascendencia, la libertad y el verdadero sentido de nuestra existencia.

Ernesto Marrero Ramírez

Poeta, novelista, ensayista venezolano, administrador con estudios de posgrado en Filisofía. Algunos de sus libros publicados: «Una luz en el camino», «El pececito que quería ser humano», «El tiempo y su legado», «La leyenda del sabio de la montaña» y otros. Es Miembro del Círculo de Escritores de Venezuela.

Blog: vivirytrascender.blogspot.com/2012/03/el-culto-al-cuerpo-en-la-sociedad.html

Blog: ernestomarreroramirez.blogspot.com

ernestomarreroramirez@yahoo.es

 

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LO QUE LA EDAD ME PERMITE Y CUENTA POR MÍ

Los Editores de esta revista, recomendamos la lectura del libro ¡Haz lo que te dé la gana! de Farah Cisneros, en su segunda edición, que estará en la Librería El Buscón y en la Librería Kalathos y en Amazon.

“Si logro ocuparme en aceptar lo que no puedo por alguna razón cambiar, perdonar lo que mi realidad pudo creer y agradecer en la pureza y humildad de mi niño interior, estoy integralmente suficiente”.

Hace unos meses celebré mis sesenta años.  La interrogante que merodeaba en los jardines aún floridos de mi mente era la pregunta:  ¿Cómo me sentía realmente?…  Con los años uno puede sentirse de mil y más maneras diferentes!  Primero porque cada cuerpo físico posee su propio ADN y después por el uso y abuso que ha tenido esa humanidad.  Luego está la mente y la espiritualidad.  Soy de las que cree que el ser humano está integrado por una trinidad perfectamente divina: cuerpo-mente-emociones (espíritu).

Encontré que eran propicios los tiempos que vivimos todos por la Pandemia-2019 que nos arrancó  de raíz  de nuestros estados ordinarios para confrontarnos a una separación de índole social y hacernos refugiar en las guaridas seguras de nosotros mismos, las que en muchos casos yacían en el abandono de sus propietarios quienes ni siquiera sabían que existían ya que no habían dispuesto tiempo para estar  con ellos mismos.  Con la celeridad de los tiempos y las imposiciones permanentemente renovadas con etiquetas de progreso, éxitos y bienestar, hubiera resultado absurdo y nada probable que el ser humano de manera voluntaria incluyera en su Agenda el “desatino” de dedicarse las atenciones de introspección en la unitaria sencillez de lo tangible.

Pues claro entonces que dejando de lado cualquier síntoma de achaque atribuible a la edad, pudiera entonces yo centrarme en el ejercicio de evaluar el agua que tenía mi vaso en lugar de fijarme en la carencia por el agua faltante.

Al emerger desde mi interior la sublime y exquisita gratitud, inicié una envidiable tendencia al disfrute por el milagro de la vida, todo ello en la más absoluta intimidad de mí ser.  Dándole rienda suelta a mi valiente niña interior, me hice la pregunta: ¿Qué puedo permitirme en este nuevo ahora?

Me embargó una gran e inesperada emoción de encuentro y libertad. He empleado parte de mi tiempo en estos últimos años investigando sobre las neurociencias y su relación con la psicología por lo que, de inmediato se sumó a mi estado emocional una emergente curiosidad.

Cualquier edad o etapa de la vida puede ser lo suficientemente buena según la actitud que tengamos.  Juega un importante papel la disposición que generemos para relacionarnos con el amor, la gratitud y el respeto.  A veces pienso y me recreo en la premisa de que nuestro mundo podría ser más seguro y equitativo si, unificáramos la cultura genuina del bien común.  ¿Será esto posible?

Con los nuevos tiempos han surgido también los cambios de paradigmas.  Es así cómo llegar a esta edad puede ofrecer  una serie de plus con aportes de valiosos conocimientos y experiencias con increíbles toques de sabiduría al colectivo.  Si se entiende así esto, se extiende el tiempo útil en rendimiento y efectividad de quien así lo asume y amplía las colaboraciones de crecimiento y evolución a la humanidad.

En mi caso me doy cuenta que hoy puedo permitirme una enorme lista de cosas que antes no hubiera podido, no se me ocurrían o no eran de mí interés.  Añadido está que con el entrenamiento integral de consciencia activa que ahora deseo mantener en práctica, puedo desde la alquimia del interés del amor, apoyar y acompañar a otros en sus procesos.  Incluso y esto es realmente importante, observar mantenernos en autosuficiencia e interdependencia.

“Los tesoros más preciados son custodiados por el dragón más terrible.  Para alcanzar los tesoros, hay que ir al dragón… y besarlo”.  BertHellinger

Flexibilizarnos para abrirnos a las posibilidades que latentes aguardan por nosotros, me emociona ya que podemos mantener la inquietud, que nace en la inspiración que hagamos para ejercer otros roles, obtener otras vivencias y por encima de todo…

¡Regocijarnos en cada uno de los ciclos de permanencia temporal de nuestra vida corporal!

Los abrazo siempre;

FARAH CISNEROS

2022

@FARAHCISNEROS  en Instagram 

@circuloescritoresvenezuela

 

 

 

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JORGE GÓMEZ JIMÉNEZ. SELECCIÓN DE POEMAS

Jorge Gómez Jiménez
Jorge Gómez Jiménez (Cagua, Aragua, 1971).

Jorge Gómez Jiménez es un destacado escritor venezolano nacido en Cagua, estado Aragua, en 1971. Es el editor de la prestigiosa revista literaria Letralia, Tierra de Letras desde 1996. Ha publicado los libros de cuentos Dios y otros mitos (Venezuela, 1993) y Uno o dos de tus gestos (Venezuela, 2018), las novelas cortas Los títeres (España, 1999) y Juez en el invierno (Venezuela, 2014), la novela El rastro (Argentina, 2009) y el poemario Mar baldío (Caracas, 2013). Textos suyos han sido traducidos al catalán, al chino, al esloveno, al francés, al inglés y al italiano.

1.

He decidido esta mañana
hacer mi libro de poemas.
Me di un largo baño
y salí a la calle.
En un comercio
no muy antiguo
me hice de una cuerda,
treinta papeles azules,
un pedazo de cartón
que habría de cortar en dos partes.
Me devolví al refugio
con mi botín.
El cartón carcelero del papel,
la cuerda carcelera del conjunto,
Qué inconfesablemente sencillo
es hacer un libro de poemas.

 

2.

Tengo las flores
(tener es un acto sencillo:
arranque de un jardín
lo que precise),
y su aroma vibra
por encima de mis manos,
haciendo franjas violeta
en el camino.
Tengo las flores,
pero el color y el terco pétalo
son soldados
con manifiestos hechos
en minúsculas.

 

3.

No cabe duda de que los años
tienen patas.
De otra manera
no podrían distribuir vejeces
ni emprender olvidos
que ofrecen de casa en casa,
ni cruzar umbrales
en busca de herrumbre,
ni trepar hasta la azotea
que es siempre más enana,
ni subir a los autobuses
para rasgar los asientos,
ni comprar en los comercios
tintura de canas,
ni ofrecer a los insectos
el papel de la prensa
del fin de semana,
ni tomar fotografías
de cuartos de siglo,
ni podar las ramas
de los árboles,
ni ir de bares
escupiendo en las botellas
que han de añejarse,
ni destruir la relevancia
de las alianzas.
No cabe duda de que los años
tienen patas.
De otra manera
no podrían pisotearnos.

 

4.

Ustedes al menos
confían en el invierno
para justificar
el frío que raya
vuestros huesos.

 

5.

Esta mañana desperté mejor
No me duelen las decisiones
ni se me ha brotado el pasado.
Esta mañana una sombrilla
hizo el papel de celador
bajo la llovizna y la bruma.
El sol es mío
y lo llevo en los bolsillos
y en la sonrisa.
Quema.
Qué bien me siento esta mañana
que ya empieza a ser ayer.

 

6.

Frío,
blanco, quieto y frío,
indolente y básico
como el frío,
delirante y soso
como el frío,
muerto, quebradizo y frío,
viento, tiempo y alero
como el frío
ritmo de mis días.

 

Escritor venezolano (Cagua, Aragua, 1971). Edita desde 1996 la revista literaria Letralia, Tierra de Letras. Ha publicado los libros de cuentos Dios y otros mitos (Venezuela, 1993) y Uno o dos de tus gestos (Venezuela, 2018), las novelas cortas Los títeres (España, 1999) y Juez en el invierno (Venezuela, 2014), la antología. Próximos (narrativa venezolana, bilingüe chino-español; China, 2006), la novela El rastro (Argentina, 2009) y el poemario Mar baldío (Caracas, 2013). Textos suyos han sido traducidos al catalán, al chino, al esloveno, al francés, al inglés y al italiano.

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JERÓNIMO ALAYÓN, SELECCIÓN DE POEMAS

 

 

En los buques que bajan hasta tu regazo (Washington, 2022)

Jerónimo Alayón

 Poemaorigami

Mis dedos escriben sobre tu piel

un lenguaje

que torna el rumor en sismo y fatiga

Tu torso se cimbra entre escolleras

y mis besos naufragan en este temblor

 

La lucha acaba cuando tu cuerpo plegado

Cabe por fin en mi memoria

y en cada doblez tu fuego vuelto voz

susurra a mi oído la dócil devastación

 

El amor es estoque sueño

de ti

en la soledad de los papeles

que doblo antes de irme a dormir

sin ti

Arrancar el tiempo y el fuego dentro de él

Si veo la calle

en ella va un río de luces vaporosas

y las aceras son el borde del mundo

 

Si miro al mar

hay en él un cielo de aguas encendidas

que está todo aquí

cuando hacemos el amor

 

Si la muerte se lleva

el cogollo de las azucenas

el invierno enciende

rebeldes hogueras en el alma del hielo

cuando miro a tus ojos

clavados en el ardor de mi silencio

 

Si contra mí arremeten ejércitos

de negras tildes

y la hernia de la esperanza

parece estrangular mi fe

tu voz despierta los ancestrales tambores

de mi voluntad

 

Si estoy contigo

tu cuerpo es un instrumento

misterioso y fascinante

al que consigo arrancar el tiempo y el fuego

dentro de él

 

Si estoy contigo

no estoy conmigo salvo que me devuelvas

a mí

en un beso que duerma todas las muertes

 

 

que fui

 

La tarde saltó y resbaló en tu sonrisa

La tarde saltó y resbaló

en tu sonrisa

caída

como caen las rosas para siempre

en el incendio de tu humedad secreta

 

Eso pasaba

pasó

 

El amor es un aire desnudo

que enciende bombillas

dentro de los espejos ciegos

antes del alba

 

Paz de fuego

humo indómito

ceniza líquida

 

Yo te amaré

como ama el viento

que toca y arrasa

y luego es apenas recuerdo

o esquela sobre mármol

 

 

El poema que a fuego escribiría en tu secreta humedad

¿Para qué escribir el poema

si puedo hacer metáforas en tu sexo?

 

Esto es tan cierto…

pero quizás llegue el día

en que la razón resuelva la ecuación

y las metáforas sean el viento triste de la tarde

 

Quizá entonces alguien lea estos versos

y yo repita en sus palabras apolilladas

el poema que ya no es

y quizás haya en ellas

una devastación tal de ti…

 

Pero no

las palabras no son el amor

El amor está en ellas

como la luz ardida

en el crepúsculo de una postal

 

La metáfora siempre encendida en la memoria…

 

El poema que a fuego escribiría

en tu secreta humedad

arrasaría el invierno

que a mi puerta tocará

un día

Un beso tuyo bastará

Solo vive quien besa

aquel cuerpo de ángel que el amor levantara.

                                               Luis Cernuda

Un beso tuyo bastará

si propicia el infarto de los relojes

si mientras lo das

los cascos polares saben de su único abrazo

y las auroras boreales asaltan el trópico al mediodía

 

Un beso tuyo bastará

si dura hasta que la eternidad firme

contrato de arrendamiento con lo posible

si mientras lo das

logro saber

que la muerte a veces nos perdona

y que puede haber dulzura en un cactus

 

Un beso tuyo bastará

si

al cabo de darlo

 

soy casi real

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MAGALY SALAZAR SANABRIA. POEMAS

Magaly Salazar Sanabria

 

La Alacena

Toma tres medidas de maíz y guárdalas

es tiempo para la alacena;

cuantos en ella se recogen, se alegran;

loscabollines, el papelón, los aceites.

Lo que antes perfumaba el orégano,

es como el sahumerio de lo múltiple.

Tabernáculo de la sal:

¿Has sentido cómo brama el hambre?

Cada grano decide su albedrío y sazón

y se conserva el bocado

que sustenta nuestros corazones.

Es tiempo para compartir.

Del Libro: (1993) La Casa del vigía. Pampatar: Fondene

 

El espacio emancipado

Juntémonos amor

y hagamos gentío.

Me reclama tu herida

y la plegaria por todas las heridas.

Somos la espiga que nace entre las rocas,

cuerpos de resistencia

y la esperanza como redención.

Somos la fe de los abrazos,

presencia de vela en la sombra,

el espacio para la libertad

Del libro: Cuerpos de resistencia. (2006). Caracas: Círculo de Escritores de Venezuela.

 LI

Cuando tu cuerpo busca entre el mío

una razón

para hacer de él una copa de vino o de flores,

Ese amoroso deleite

de tu mano sobre mis superficies

me desaparece

pero logras vencer la codicia

para contemplarme

olorosa a mujer recién amada

y descubres que el cerebro corre

apenas llegado el corazón

y que un temblor celado en la proximidad

orienta los sentidos y se abren espacios

y la lógica hace equilibrios para no caer

y vienen hacia nosotros, desde alguna parte,

palabras en libertad

y de repente, las campanas decretan

una pausa para que nos oigamos

y se recoge en la juntura perfecta

el espíritu.

Del libro: Bajío de Sal. (1996)  Caracas: Universidad Pedagógica Experimental Libertador

 ENTRE TRUENO Y TROMPETA

Sarah Vaughan canta

y la mañana fantasea.

Me ocupa la cocina y me despeja el jazz.

“El amor está aquí para quedarse”, pensé.

Tal vez podría encontrarte en la especias

o en la piel de la fruta que muerdo.

 

O en New Orleáns, con Ella Fitzgerald

sonando “Cuan alta la luna”

como si el bajo pudiera alcanzar a las estrellas.

Entre trueno y trompeta, fue grave el sonido del viento

y del agua que confundía las calles con los ríos

y la muerte con la desesperación.

 

De unos labios llenos de cicatrices,

Surge “Saint Louis Blues” y para siempre “Indiana”

y jamás se cansa la trompeta  y los broncos vibratos

del “Satchmo”, Louis Armstrong, porque además de amarnos,

quiere espantar los huracanes.

Hay varias llamadas para contestar,

incluso, citas para andar el mundo,

pero le ofrezco una mano a la piedad

y una oración para cortar lo adverso

de este lamento

estremecido,

doliente,

entre el cielo y la tierra.

Del libro: Caudalía. (2013) Caracas: El Pez Soluble

 

Hombre con sed

Difícil  es caminar bajo el sol

Sin intuir las horas de la salvación.

De tanto andar nos acercamos al pozo

“do tiene su manida”

el agua.

Alguien nos pidió de beber.

Era un Hombre con  sed

pero sin cubo para la hondura del agua

y  nosotros gente cibernética y con prisas;

algo diferimos entre la compasión y el amor

El hombre era el Poeta Mayor

y nos dio agua de vida

y escribimos,

nos apacentamos,

observando el mundo

desde la aspiración de la gaviota.

Y la cima se hizo amiga de la mar.

Del libro: Caudalía (2013) Caracas: El pez soluble

 

 MAR

Mar,

Nos vamos a la ronza, buscándote,

mar ilegible, díme

¿Cuánto lucero cabe en tu bitácora?

¿Cuánta insistida soledad padeces?

tú que brindas bastimento

para aliviarnos los latidos del hambre

y endulzarnos la resina y la astilla.

 

Hemos rebujado tu absoluto

con clavos y con pernos

como si fueras Cristo de Nazareth

o tablón de un bote.

 

Las ciudades te lanzan su escoria

pero yo quiero ofrecerte mi sublevación

y lavar las pesadumbres de tu fondo.

Ahora a mi barco se le escora el cuerpo

y la insolación abre heridas en el casco

como peñero confiscado en la orilla.

 

¡Cuánto deseo entrarme en tu humedad

y cerrar las costuras de la noble madera.

Concebida la distancia

la arena posible está en el fondo

¡Vaya desproporción entre mi yo

y lo irreductible de tus aguas!

 

Por fin, el espacio azul

toma providencias con el cielo

y aquí estamos a bordo

porque el cardumen cumple

y la ardentía irradia la multiplicación

 

Tú eres sahumerio entre las piedras,

sé nervadura espiritual

y entrega la calamidad a la borrasca.

Soy polizón junto a los alcatraces en vigilia

relámpago y grito en la demasía de sardinas

y mientras el movimiento resplandece,

la Osa Mayor entusiasma los sueños.

 

Estamos en llenante,

por los aparejos y mareas

y porque las redes rompen fuentes y paren.

Discierno más allá de la urdimbre

que se lanza a ti esperanzada.

Atestiguo las velas, los caracoles,

los polos y las malagueñas.

Intuyo las algas íngrimas

y la medusa errante

y el pulso del hombre que desanda la mar,

también siento coincidencias de lunas y amoríos

 

Cada palabra anuncia el lugar

donde el ojo-vigía muestra su regocijo

¿Hacia dónde abre el pescador el rumbo

cuando el océano habla de filiaciones y amores?

MAR,

da una respuesta a esta voz que respira

da rienda suelta a tus brebajes

para que el universo alcance belleza y sentido

Y yo, que vengo de todos los adioses,

pueda acceder a un mar sin abandonos

y a otro corazón sin extravíos.

Del libro Caudalía. (2013) Caracas: El Pez soluble

 

Magaly Salazar Sanabria

Nació en La Asunción, Nueva Esparta, Venezuela , Licenciada en Letras en la U.C.V., Magíster en Literatura Hispanoamericana en la U.P.E.L.
Estudios de Doctorado en la Universidad de Barcelona, España en Filosofía y Ciencias de la Educación. Doctora en Cultura y Arte para América Latina y El Caribe de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (2012), Nombre de la Tesis Doctoral: “El mar y la religiosidad en la canción popular y tradicional margariteña desde una visión poética”. En el Vicerrectorado de Extensión de la UPEL, dirigió la Revista  de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador “Opinión Pedagógica” (1987- 1990). Más tarde, fue Co-Directora de la Revista “Topoi” del Departamento de Castellano, Literatura y Latìn del Instituto Pedagógico de Caracas. Fue Secretaria General de la Asociación de Escritores de Venezuela, Zona Metropolitana de Caracas.1989-1992 . Representó a Venezuela como Directora del Capítulo de Caracas (III Encuentro de las Academias Iberoamericanas de Poesía), en Georgetown University, Washington USA.1997. En University of West Indies de Barbados  dictó el curso  Cultura Latinoamericana, auspiciado por la Cancillería Venezolana, (sept-Dic 1998). Secretaria de Actas del Círculo de Escritores de Venezuela 1995–2000. Directora de la Casa de la Cultura “Monseñor Nicolás E. Navarro” de La Asunción, 2000-2003. En 2011, fue Jurado de la XVIII Edición de la Bienal “José Antonio Ramos Sucre” Mención Poesía. Universidad de Oriente. Ha sido invitada para participar durante las 4 ediciones de la Feria Internacional del Libro del Caribe (FILCAR), celebrada en la Isla de Margarita. Ha escrito varios artículos y poemas en las revistas: Aremi, Poda, Tropel de luces, Letras, Topoi, Opinión Pedagógica, Investigación y Postgrado UPEL, Revista Nacional de Cultura, Tiempo Real,USB, en la revista Internacional de poesía Autana y en periódicos nacionales y extranjeros. Actualmente, Vicepresidenta del Círculo de Escritores de Venezuela, miembro del Pen Internacional y Ex-Secretaria de Actas de la Asociación de Profesores del Pedagógico de Caracas. 

  • “Orden al Mérito en el Trabajo”, Primera Clase y “Orden Andrés Bello”, Corbata. 
  • Premio Regional “Casto Vargas León”, Mención Poesía. 2001,
    Nueva Esparta.
  • Diploma de Honor, Concurso Lincoln-Martí, Miami, 2006.
  • Orden Rafael “Fucho” Suárez, (2012) concedida por el Consejo Legislativo del Estado Nueva Esparta por Méritos Literarios.
  • Segundo Lugar en Poesía del V Encuentro Nacional de la Asociación de Profesores Universitarios Jubilados y Pensionados de Venezuela. Maracaibo (2013).
  • Orden Profesor “Augusto Núñez”. Única Clase,  27 de Junio 2014.
  • Premio “Simón Bolívar”, a la Trayectoria Literaria, otorgado por el Teatro Internacional “Simón Bolívar de  Juangriego.
  • Orden Heroína Petronila de Mata (10/03/2018)
  • Condecoración Simón Bolívar. Teatro Simón Bolívar, Juan Griego. 17/03/2018
  • Miembro Correspondiente  de la Academia  Venezolana de la Lengua, por el Estado Nueva Esparta. 06/2018  
  • Premios CIANE 2018. Veredicto del Jurado Premio Nacional Carlos Silva. (07/ 2018) 

?Obras publicadas:

  • No apto para los ritos de la sacralización, (1978)
  • Ardentía, (1992)
  • La Casa del Vigía, (Mención de Honor Fondene) (1993)
  • Bajío de sal, (1996)
  • Levar fuegos y sietes, (1998)  Traducida al árabe por el Dr. Abdul Zabour.
  • Cuerpos de resistencia (2006),
  • Caudalía,(2010) Primera edición:Publicarte,
  • Caudalía (2013) Segunda edición: El Pez Soluble.
  • Andar con la sed (2016). Círculo de Escritores de Venezuela
  • En Co-autoría: Lo visible, lo decible,
  • Quaterni Deni. El verbo iluminado.
  • Tópicos de Literatura Española. UPEL
  • Foro del futuro. IPASME
  • Por publicar: El Sorbo de los Ángeles.

Sus obras han sido reseñadas en varias Antologías de Poesía, entre ellas:

  • Antología de la Poesía Amorosa Venezolana, Editorial Espada Rota (1995),
  • Quienes escriben en Venezuela. (Diccionario Abreviado)de Profesor Rafael Rivas Dugarte 2004,
  • Antología de Poetas Venezolanas de José Antonio Escalona (U.L.A.2002 ),
  • Antología poética, del Círculo de Escritores de Venezuela (2005),
  • Poesía Compartida. Fondo Editorial Los ojos de la lechuza (2008)
  • Cien + 20 poetas Orientales. Fondo Editorial del Caribe.

Redes sociales:

magalysalazar.com.ve

Instagram: @florasuntina

Twitter: @flordisidente

Facebook: Magaly Salazar Sanabria

 

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TRIBUTO EN SANGRE

El lenguaje poético, la magia de los sueños que llena de niebla y equívocos las experiencias y hechos dan a la estructura de estas páginas un toque inolvidable.»

 

Por Lidia Salas

Tributo en sangre,  la nueva obra narrativa de Marisol Marrero indaga sobre sus antepasados en las  Islas Canarias, elaborando un collage de palabras, en donde es difícil separar los  hechos históricos,  basados en el libro de genealogías de las familias de Candelaria escrito por Elías Torres Meza, de la ficción expresada desde la emotividad de quien desteje olvidos  arrumados durante más de 500 años, para rescatar memorias donde pueda asir sus raíces ancestrales.

El lector de esta saga familiar sabrá  a través de estas páginas,  la culpa de un mestizaje que explica la autora con las siguientes palabras: “Nuestra familia lleva en sí, la sangre de los conquistadores y de los conquistados, de los vencedores y de los vencidos, de los asesinos y de las víctimas y es  esa contradicción insostenible la que da origen al olvido…  Conocerá igualmente a María de Aidexe, la madre de la estirpe familiar, quien  tintura las pieles gamuzadas de sus vestiduras con el rojo de Orchila.  Nunca se deja en claro si el primer encuentro entre ella y el conquistador: Jerónimo de Valdés fue un acto de violación o de seducción. Lo que comunica interés a la historia de estos amantes, es la pasión desmedida de los encuentros eróticos y las pasiones humanas que llenan de odio y de venganzas,  una relación que perdura a través de los años.

En el recuento de las mujeres se destacan: Juana Díaz, quien al casarse con Juan Marrero, borra los estigmas de un pasado que la vincula con los guanches, pobladores originarios de las Canarias, sometidos por los conquistadores a la exclusión y humillación a sus descendientes. María López, y su hijo Juan del Carmen, quien cambia el patronímico de López por el de Higuera, en recuerdo a los amargos días de su infancia, cuando fue sometido al escarnio por ser un hijo sin padre otorgado en sacramento. Felipa Mederos con su elegante belleza y la tristeza que la empuja a enterrar su propia fotografía.

Este libro es también un sentido homenaje al paisaje exótico de las islas, especialmente al Valle de Masca, encerrado entre riscos forjados por la lava del volcán, embellecido por las florecillas de magarza que invade las casas en ruinas, las casas sin tejas abandonadas por pleitos de tierras que se repiten a través  de los siglos

El lenguaje poético, la magia de los sueños que llena de niebla y equívocos las experiencias y hechos dan a la estructura de estas páginas un toque inolvidable.

LIDIA SALAS

Primavera del 2018

Lidia Salas es poeta y ensayista, con varios libros publicados. Ha recibido numerosos reconocimientos por su obra poética. Es magister en literatura hispanoamericana.

                                                          Foto: Lidia Salas

 

 

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El tiempo y su legado

Por Ernesto Marrero Ramírez

Prefacio del libro «El tiempo y su legado»

Resulta difícil hablar de poesía con sentido en estos tiempos cuando lo cerebral ha suplantado a lo afectivo, elementos que antes solían caminar de la mano. Y en muchos casos el erotismo, en su forma más grotesca, llegó para sustituir al amor, que ahora se percibe cursi y pasado de moda. Recuerdo que una vez estuve en un taller dictado por una reconocida poeta y escribí unos versos en tono romántico, donde hablaba de las cualidades de una mujer y del sentimiento profundo que despertaba en mi persona, a lo que me respondió que ella no pensaba que pudiera existir ese tipo de relación sentimental en estos días, que ya la época del romanticismo había quedado atrás. Además, me dijo que le hubiese gustado escuchar la palabra pene dentro del poema, para que alcanzara la fuerza suficiente. También me llega a la memoria una anécdota que me comentó un colega escritor, quien había ganado un concurso de cuentos. Al respecto me comentó: “Te confieso que yo mismo no entiendo lo que escribí, pero al jurado le gustó”. En otro taller de poesía un profesor comenzó a leer unos poemas muy abstractos, tanto así que cuando finalizaba cada composición los participantes nos veíamos las caras para tratar de encontrar a alguien que lo hubiese entendido, pero solo reinaba un silencio sepulcral y una profunda incertidumbre ante la posible interpretación que daría el profesor. Ante mi crítica por ese vacío tan hondo que dejaban esos poemas y la comparación con otros autores, que argumenté diciendo que dejaban muchos mensajes, reflexiones y planteamientos serios de tipo social, me respondió de manera tajante: “la poesía no está hecha para entenderse”.

No cabe duda que los casos relatados anteriormente provienen de la llamada posmodernidad, o como la llamaría Lipovetsky: la época de la hipermodernidad, la cual nos ha conducido a un callejón sin salida, a una escalera sin peldaños. Estamos viviendo una crisis de valores morales y un hondo vacío que parece no tener salida. Entiendo que con esta corriente hayan muerto los grandes relatos[1], como decía Lyotard, esos elefantes blancos que prometían panaceas cuando en realidad eran utopías. También parece importante que se permita el respeto a las minorías, a los diferentes géneros, y que haya surgido el multiculturalismo como un camino hacia la igualdad, pero no podemos llegar a caer en la frivolidad o en la insensatez y hundirnos en una crónica indiferencia que nos mantenga adormecidos.

John Cage, el compositor estadounidense, creó una sonata en tres tiempos llamada 4’33’’ (cuatro minutos, treinta y tres segundos), la cual es un caso digno de análisis. Para ejecutarla el pianista se sienta frente a un piano que posee un reloj, levanta su mano como si fuera a tocarlo pero se queda inmóvil y, por este tiempo, guarda silencio, luego se para, agradece al público y se retira. ¿Esto es arte?, pues en esta época posmoderna, sí. ¿Qué diría Vivaldi, Schubert o Bach al respecto?, pues sería interesante imaginarlo. La obra de Félix Gonzales Torres llamada La perfección del amor, son dos relojes colgados en la pared que comienzan a la misma hora, luego, con el transcurrir del tiempo, se desincronizan y cada uno marca su propia hora, lo que para el autor simboliza el comportamiento del amor en las parejas. La obra Jaula con aves, de León Ferrari, consiste en una jaula con aves en su interior que defecan sobre unas imágenes del juicio final. Pero nada es tan abyecto como el performance, o body art, llamado Indiferencia, que realiza el artista colombiano Fernando Pertuz, quien defeca ante el público, en una galería de arte, y luego procede a untar las heces en un pan y se lo come con solemnidad. Recientemente un adolescente que visitaba, junto a unos amigos, el Museo de Arte Moderno de San Francisco (EEUU) tuvo la ingeniosa idea de dejar unos lentes tirados en el suelo para ver cuál sería la reacción de los asistentes, en efecto, al cabo de un rato, estaba rodeado de personas contemplando la profundidad de esta obra vanguardista, mientras que otros la fotografiaban con entusiasmo.

Bueno, en razón de lo expuesto, resulta de interés la idea del arte conceptual, y me parece loable el poder romper con viejos y rigurosos patrones que coartaban parte de nuestra expresión y alcanzar el libre despliegue de la personalidad íntima, pero tampoco se puede rayar en el sinsentido absurdo, en lo ascoso, en la frivolidad o simplemente en el espectáculo.

Con Nietzsche muere Dios, pero más que Dios muere la razón de la ilustración. La moral del individuo y la verdad son controladas por la voluntad de poder, como lo demostraron Hitler, Stalin o Mao Tse-tung. El manejo del discurso para manipular masas, se manifiesta en su esplendor con Joseph Goebbels, el secretario de propaganda del partido Nazi, quien llegó a decir, de forma contundente, que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad. A partir de este axioma, la mentira práctica y el adoctrinamiento de las masas, han causado muchos estragos sobre todo bajo la sombra de los regímenes totalitarios. A partir de Nietzsche toda verdad comienza a ser relativa y con esto muere la moral y se reemplazan los valores por aspectos prácticos que beneficien intereses particulares y no a la sociedad como tal. Lo no-racional se convierte en un arte expresivo, surge el psicoanálisis y el inconsciente comienza a ser un objeto de estudio.

No obstante, a la importancia de lo antes señalado, la razón y las fuerzas oscuras del inconsciente deben complementarse para que exista un mundo equilibrado. Muchos han hecho del arte una expresión de lo no-racional, de lo incoherente o del sinsentido, y aunque esto es también reflejo de la condición humana, si no se acompaña de una dosis de racionalidad podemos hundirnos en un foso muy oscuro que nos aparte del sentido del vivir. Si revisamos la mitología griega observamos que al principio todo era el Caos y luego apareció el Cosmos para establecer el orden: Ordo ab Chao.

Aunque es bueno permitirles a las fuerzas dionisíacas –lo instintivo– que salgan y se expresen, como proponía Nietszche, también las fuerzas apolíneas –las de la razón– deben estar presentes. Las emociones desnudas deben revestirse con los ropajes de la razón, este equilibrio es el que permite sostener a las sociedades, a las familias, al mundo. Todo Mr. Hyde debe tener a su doctor Jekyll y todo Hulk a su doctor Banner.

Cuando los Titanes gobernaban la Tierra prevalecían las fuerzas inconscientes, la naturaleza pura, en su esencia más primitiva, luego los dioses olímpicos los derrocaron, en una gran guerra llamada la Titanomaquia, y establecieron una armonía entre las energías más primitivas y básicas con las más sutiles y elevadas.

Para Nietzsche la verdad es determinada por la voluntad de poder –el que domina puede establecer su propia verdad– y para el posmodernismo la verdad la determina el discurso, o sea que todo es producto del lenguaje. ¿Pero no es cierto que existía una realidad antes de que naciera el ser humano, antes de que se creara el lenguaje? Y aunque el lenguaje nos permita comprender o intentar comprender a la realidad, ella persistirá con o sin los seres humanos. Tal vez el mismo egotismo humano nos ha llevado a pensar que sin nosotros nada existiría, algo realmente absurdo.

Kant decía que el noumenoo cosa en sí, resulta incomprensible para el hombre, quien solo puede comprender el fenómeno, es decir, lo que percibe nuestros sentidos. Por eso hay que tener claro que más allá del fenómeno existe una realidad que siempre seguirá existiendo aunque nosotros no la comprendamos, por eso es importante entender los límites del “lenguaje” y no considerarlo como una especie de ente metafísico que moldea las realidades de la humanidad, tanto así que los posmodernos han llegado a afirmar que el hombre no es más que un cruce de discursos.

El lenguaje debe ser visto como un canal de comunicación que puede manifestar su belleza a través de las diversas figuras literarias, con el fin de crear un estilo comunicativo más original y depurado. Y más allá de la expresión estética, la poesía debe cultivar su fondo, su esencia. En mi poemario El jardín de la existencia propuse un estilo de poesía que inspirara nuestras vidas, que se valiera de metáforas, símiles, aliteraciones, anáforas, hipérboles, elipsis y alegorías, para transmitir mensajes, reflejar injusticias, aflorar sentimientos reprimidos, sanar heridas y realizar aportes a la sociedad, a nuestro tiempo histórico que tanto lo necesita[2].

La vida requiere de legados reflexivos, de propuestas que ayuden a encaminar los derroteros de la humanidad, ejemplos virtuosos que ensalcen el honor y la dignidad; necesita de escritores que trabajen de la mano con su tiempo histórico, de pensadores que esparzan sus ideas en el aire de la eternidad, para que otros tengan un modelo a seguir, porque así aprende el ser humano, con los ejemplos de los demás.

¿Qué sería de la humanidad sin un Gandhi, un Tolstoi, un Beethoven, un Sócrates, un Whitman, un Einstein, un Buda o un Jesucristo?, ¿sin el cincel de Miguel Ángel Buonarroti, el pincel de Rembrandt, los acordes de Mozart o la pluma de Dostoievski?De igual manera, sería imposible hablar de poesía en Venezuela sin mencionar a Andrés Bello, Pérez Bonalde, Andrés Eloy Blanco, Fernando Paz Castillo, Vicente Gerbasi, Eugenio Montejo o Rafael Cadenas. Así como imaginar el mundo de la prosa sin las recordadas letras de Mariano Picón Salas, Rómulo Gallegos, Pedro Emilio Coll, Cecilio Acosta, Fermín Toro, Manuel Díaz Rodríguez, Arturo Uslar Pietri, Mario Briceño Iragorry o Juan Liscano.

Como hemos visto, el hilo de la vida nos muestra ejemplos constructivos y benéficos, pero también nos enseña prototipos destructivos, legados del mal que dejaron una herida mortal, una brecha de oscuridad y atraso para el mundo: un Kim Jong-il, un Pol Pot, un Saddam Hussein, un Hitler, un Nerón, un Calígula o cualquiera de tantos dictadores que aplastaron, con su sangrienta bota, el futuro y el bienestar de sus pueblos, solo para satisfacer caprichos o con el maligno fin de perpetuarse en el poder. En estos extremos oscila el curso de la historia y es la responsabilidad de cada ser humano decidir en qué lado se colocará.

La vida es un corto sendero, y apenas comenzamos a comprender su rápida trayectoria empezamos a despedirnos. En ese camino se presentan muchas adversidades. Es una cuesta de supervivencia donde debemos aplicar nuestras mayores destrezas para sobrevivir, donde debemos decidir y sobre todo ser responsables de nuestras decisiones y comprometernos con nuestro momento histórico. Sartre decía que “…El hombre está condenado a ser libre. Condenado, porque no se ha creado a sí mismo y, sin embargo, por otro lado, libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace[3].

El Tiempo y su Legado nace de esta responsabilidad, de aportar una reflexión ante un momento histórico, donde los sentimientos y la razón se vinculan para brindar, a través de la poesía, un llamado a la justicia, a la dignidad y al honor, donde la finitud de la existencia clama por un sentido de trascendencia y el amor sincero desea retoñar en los corazones resquebrajados o frívolos de tantas personas. Así como enfrentar un flagelo que siempre está latente para engañar y someter a las poblaciones posmodernas, aquellas que son arrastradas por la brisa seca de la indiferencia y el vacío torrente del hiperindividualismo: la tiranía y sus mentiras. Tal vez este libro no sea más que una gota de agua en el océano de la vida, en el inextricable mundo del pensamiento y la conciencia, pero como decía la Madre teresa de Calcuta: “A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota”.

En su libro La civilización del espectáculo, comentó el premio Nobel de literatura Mario Vargas Llosa: “[…] creo que la literatura debe comprometerse con los problemas de su tiempo y el escritor escribir con la convicción de que escribiendo puede ayudar a los demás a ser más libres, sensible y lúcidos”[4]. Por eso el acto de escribir no puede convertirse en un acto banal, en un simple juego de palabras que buscan darse sentido a sí mismas. Escribir es rescatar los valores de una sociedad, combatir sus vicios y romper paradigmas. En una oportunidad escribí que el escritor debe equiparse de un martillo y un afilado cincel para poder derrumbar las paredes que conforman los paradigmas sociales.

Esta es la intención fundamental del presente poemario: mover las fibras más íntimas de cada lector y que broten nuevos derroteros que lo conduzcan a la libertad de pensamiento, a la virtud y a la formación de sociedades más conscientes, donde pueda reinar la tolerancia, la convivencia armónica, el respeto a la naturaleza y finalmente la paz. No obstante, queda claro que esto es solo una intención, porque una cosa es lo que quiera transmitir el poeta y otra la que se logra comunicar, porque la poesía no puede limitarse a cerrados espacios, ella es un ave de vuelo alto, es como un organismo mutante que siempre cambia para conectarse con la interioridad de cada lector y despertar sus mundos secretos. Así lo aclaró el poeta Octavio Paz en su momento: “Cada poema es único. En cada obra late, con mayor o menor grado, toda la poesía. Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo encuentre: ya lo llevaba dentro[5].

[1]La posmodernidad se caracteriza por el abandono de los grandes relatos o metarrelatos, esas supuestas panaceas del pensamiento que terminaron por convertirse en utopías. Lyotard se dedica a estudiar específicamente cuatro grandes relatos que influyeron de sobremanera en la historia: el cristianismo, el capitalismo, el iluminismo y el marxismo.

[2]Cfr. Marrero Ramírez, Ernesto. El jardín de la existencia, Caracas: Quirón Ediciones, 2014, p. 14

[3]Sartre, Jean-Paul. El existencialismo es un humanismo. Barcelona: Edhasa, 2009, p. 43

[4]Vargas Llosa, Mario. La civilización del espectáculo. Lima: Editorial Alfaguara, 2013. p. 33

[5]Paz, Octavio. http://www.proverbia.net/citasautor.asp?autor=743

#ernestomarreroramirez

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LA LLAMA INCESANTE Y EL SUSTENTO ESPIRITUAL

La llama incesante y el sustento espiritual

Por María Isabel Novillo

Texto leído en la presentación del libro La llama incesante, de Carmen Cristina Wolf,  Editorial Diosa Blanca y Centro de Estudios Ibéricos y Americanos de Salamanca, (cuarta edición)

A veces descubrimos en actos cotidianos el modo de utilizar la concentración como un instrumento poderoso que convierte algo habitual en un asunto de significado real. Por ejemplo, se guarda memoria de la forma concentrada y sutil en que el poeta Ranier Maria Rilke lavaba sus manos. Ese gesto pequeño y cotidiano quedaba convertido-para quienes lo observaban –en una acción de belleza ritual.

Una cosa sería, entonces, para cualquier acto de nuestras vidas la brevedad y otra, la sustancial concentración.

Viéndolo así, no sería el hecho de las pocas palabras -como tal- lo que otorga definición e importancia a unos aforismos, a unos poemas, sino la quintaesenciada concentración de un núcleo de ideas poéticas y filosóficas capaces de movilizar en nosotros un proceso de asimilación reflexiva que, como un alimento del alma, nos sustenten.

Recuerdo de la verdad que nos fue transmitida: “ No sólo de pan vive el Hombre” son estos pensamientos que en La Llama Incesante nos ofrece Carmen Cristina Wolf , como se brinda, en bandeja sagrada, un alimento puro, para tomar de a poco, con las manos limpias y que santifique a los ojos que leen y la mente que recibe.

Así que no tan sólo de pan vivimos y la poeta devela la esencia de los pensamientos que ha escrito, tal como la ceremonia sencilla de servir una taza de té, devela la finura del espíritu que la ofrece.

Los Benedictinos decían: “ Si deseas apreciar fácilmente cómo las personas se relacionan con Dios, observa de qué se alimentan, que cánticos entonan y cuales libros las acompañan”.

Esta Llama Incesante, sin metáfora, en pequeños cánticos crea un alimento espiritual. Apreciamos la relación y comprendemos que la causa de su fuerza es que transmite una consciencia afinada, una práctica diligente y un conjunto de ideas claves que reconstituyen la pureza de intención de sus lectores.

Apetece poner un vaso de agua límpida allá donde este libro para que esa agua se transforme, por cercanía con sus textos claros, en Agua de Vida. Y luego, beberlo lento, lento…. Hay líneas de trabajo espiritual que bendicen con palabras, oraciones y mantrams al agua, que así se dinamiza como conductora de una carga capaz de transmutar lo denso en sutil, lo opaco y espeso en transparente. Así, liberará en quien la toma, lo compasivo y bondadoso que le ha sido instalado.

Sin nuestros cuerpos, materia rica en fluidos, alta estructura de agua creada por lo DIVINO, responde por resonancia a la luz, al sonido y al valor transmutatorio de la vibración de las palabras nobles, alto servicio nos daremos unos a otros al participar en la lectura íntima o de viva voz de estas palabras de Carmen Cristina.

Una mujer por cuyas venas corre la sangre de un ser que anheló un lenguaje universal:  el Esperanto. Esta mujer creció rodeada de Hombres de Sabiduría… Grandes dones, estos, de poder ser configurada, desde la infancia, por seres de voz y pensamiento nobles.

Una tarde, conversando con Carmen Cristina me dijo: «La esperanza es el hilo de luz en medio de la penumbra”

Sabemos,al leerla, que lleva sembrada la bandera de la esperanza en el corazón como un compromiso divino.

Aún así, nada puede darnos que no esté ya en nosotros. Por ello, sus pensamientos poéticos son una forma de rescatar lo olvidado.

Una luz que pone en evidencia un punto de amnesia y lo restaura, esperanzada, para nuestra memoria.

De alguna forma nos dice: “Sean una luz para sus propias almas”.

Permítase, así, que esta LLAMA INCESANTE nos sustente y que sea como la SAL, eso tan valioso para los alquimistas. Eso, que conserva incorruptible la materia y que, en pequeños toques, todo sabor esencial realza.

Eso, tan preciado al espíritu que, a ciertos seres,se les dijo que eran “LA SAL DE LA TIERRA”.

Con cálida amistad,

María Isabel Novillo

 

Escrito bajo el cielo de Mérida. .

Hoy, hay cinco flores de Dama de Noche abriendo en el Jardín:

¿No sienten

El perfume

De sus flores?

María Isabel Novillo

 

María Isabel Novillo. Destacada escritora venezolana, poeta, ensayista, con estudios avanzados en literatura y filosofía. Buena parte de su vida la ha dedicado a dictar talleres y seminarios de poesía. Entre su obra publicada: Poemas peregrinos, que obtuvo el Premio de Poesia Simón Darío Ramírez 2004 y Memorias del Caballero de la Isla, publicado por Bid and Co.  Es Directora de Relaciones Internacionales del Círculo de Escritores de Venezuela.

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Selección de poemas de Julio Pavanetti Gutiérrez

 

Julio Pavanetti

BATTUTE D’ARRESTO de Julio Pavanetti Gutiérrez es el reciente poemario publicado en Italia por el poeta español, durante veinte años director del Liceo Poético di Benidorm, divulgador cultural, así como promotor de luchas sociales que en el signo de la poesía tienen como objetivo profundizar y despertar la conciencia crítica frente a las injusticias del presente. Es Miembro Honorario y Correspondiente del Círculo de Escritores de Venezuela. «Battute d’arresto», publicado en Italia por la editorial de Comporre Edizioni con prólogo de Claudia Piccinno, traducciones de Daniela Sannipoli, Laura Garavaglia, Carla Zancanaro y del propio autor, con imágenes de Carlos Naos Beltrán. «Aparece como una suerte de testamento espiritual del autor que realiza una autoselección de textos propios divididos en cuatro apartados. El primero está dominado por el sentimiento del duende, no es casualidad que los contratiempos tengan que ver con el latido de los ancestros, con el misterio que surge cuando se vislumbra una posibilidad de muerte. Son poemas nocturnos y magnéticos, lugares de diálogo íntimo lorquiano y goethiano.»

Ofrecemos una selección de sus poemas en español y en italiano.

HUBO UN TIEMPO

Hubo un tiempo de carne temblorosa,

sangre caliente y pieles erizadas,

de muslos prematuros,

de orgasmo apresurado.

 

Y dentro de esa furia disonante,

yo busqué correntadas río abajo

y navegué por pechos río arriba,

tripulando unas manos ávidas y aún torpes,

para adensarme en besos no ensayados.

 

Preludio de los días

latiendo protegidos

bajo cuerpos blindados,

de estrellas inflamadas

y de inocentes labios.

 

Cuando el tiempo dormía

con música de arroyo bajo el puente,

yo soñé atardeceres a tu lado

despojados de niebla,

y cuévanos de lluvia

resbalando en la seda de tu piel.

 

Y así llegaste, toda de repente,

en la noche escondida tras los pinos,

y resplandor de luna

descansando en el agua.

 

Con la complicidad de tres estrellas

vigilantes de todos nuestros pasos,

se rozaron las manos y los labios

con suavidad de espuma,

mientras crecía el cielo

en la honda ternura de tus ojos.

       ******

EN UN VERSO

He querido escribir mis pensamientos,

plantear las preguntas que me inquietan,

denunciar atropellos e injusticias,

mostrar mi rebeldía ante el exceso,

mi rechazo absoluto al despotismo,

mi indignación tenaz frente al corrupto.

 

He querido expresar mis discrepancias,

filosofar, buscar luz en las sombras,

enfrentar las transiciones del cuerpo,

encontrarle respuestas a mis dudas.

 

He querido dejar sólo en un verso

–sabiendo que soy polvo y todo sobra–

un mensaje de amor para el futuro

antes de acomodarme en mi penumbra.

 

He querido, aguzando mi conciencia,

calcular la distancia entre la vida

y la muerte que cabe en un poeta,

pero hoy me mutilan el desánimo

y la vergüenza. Apenas tibia el sol

por detrás del cadalso de la tarde.

 

La aflicción es un charco que la sombra

agranda y que entorpece mi propósito

de búsqueda obstinada de un poema

que testimonie mi último deseo.

******

TRÁNSITO

Alondra estremecida,

surcando túneles de ausencia,

ando en busca de los caminos

que el dolor no ha pisado.

 

Yo muerdo el tiempo

como hiciera el prudente Ulises,

con pasos cortos y graduales

que ya no resuenan con furia

sobre el asfalto de mi viaje a Ítaca.

 

Y no quiero recordar el fulgor

de las candelas apagadas

por las terribles tempestades,

yo prefiero acercarme a la luz cálida

de las que permanecen bien erguidas.

 

Con un pie en el infierno y otro en el paraíso,

me desplazo despacio, con el paso cansino,

entre monótonas garúas

que me resbalan por el alma,

igual que el eco en la montaña

busca su tránsito al silencio.

******

VERGÜENZA

Ojalá los poetas pudiéramos cantarle siempre

a la luna, a los amaneceres románticos, a la paz,

al amor, llenando nuestros poemas

de palabras hermosas, pero…

 

Cuando la televisión nos devuelve imágenes

del horror de ataques impúdicos,

mientras los gobiernos asisten, impasibles,

a una nueva masacre de inocentes;

cuando entre los escombros

–que manan del corazón de los viejos muertos–

se abren las pupilas espantadas de los niños de hoy,

y brota la sangre en las mismas calles

donde antes corría la vida…

 

¿Cómo cantarle a la belleza?

¿Cómo escribir un poema de amor

cuando se siente vergüenza

de pertenecer al género humano?

 

Frente a la Primera Avenida,

a la altura de la calle 45,

los diplomáticos caminan de prisa,

nadie se atreve a mirar la obra de Karl F. Reutersward.

 

¿Será que al cañón del gran revólver

del calibre 45 lo han desanudado?

 

Los pueblos se han hecho oír

manifestándose por las calles del mundo

contra la barbarie asesina.

Los gobiernos se hacen los sordos y los mudos,

no sólo no escuchan los reclamos de su gente,

sino que delinquen con su silencio y su permisividad.

 

En este poema no hay tropos:

La luz de la luna es metralla brillante,

los amaneceres son de fuego real.

 

¿La paz? sólo sueño, esperanza remota

de los corazones que tiemblan de terror.

 

¿El amor? la desesperada búsqueda

de una madre que no encuentra a su hijo

entre los restos de una escuela bombardeada.

 

¿Cómo cantarle, pues, a los tópicos de la poesía?

© Julio Pavanetti

 

******

C’ERA UN TEMPO

C’era un tempo di carne fremente,

di sangue caldo e pelle increspata,

di cosce premature,

d’orgasmo accelerato.

 

E all’interno di quella furia dissonante,

ho cercato corrente a valle

e ho navigato per seni a monte,

guidando mani

avide e ancora impacciate,

per addensarmi in baci mai provati.

 

Preludio dei giorni

che battevano protetti

sotto corpi corazzati,

di stelle infiammate

e labbra innocenti.

 

Quando il tempo dormiva

alla musica del fiume sotto il ponte,

Io ho sognato tramonti al tuo fianco

spogli di nebbia,

e borse di pioggia

scorrendo sulla seta della tua pelle.

 

E così sei arrivata, all’improvviso,

nella notte nascosta dietro i pini,

e un bagliore di luna

che riposava nell’acqua.

Con la complicità di tre stelle

che vegliavano su tutti i nostri passi,

si sfiorarono le mani e le labbra

con soffice bava,

mentre cresceva il cielo

nella profonda tenerezza dei tuoi occhi.

 

© Julio Pavanetti

Traduzione in lingua italiana a cura dell’autore / Rivista da Daniela Sannipoli

 

IN UN VERSO

 

Ho voluto scrivere i miei pensieri,

esporre le domande che mi inquietano,

denunciare oltraggi ed ingiustizie,

mostrare la mia disubbidienza davanti all’eccesso,

il mio rifiuto assoluto al dispotismo,

la mia indignazione tenace di fronte alla corruzione.

 

Ho voluto esprimere le mie divergenze,

filosofare, cercare luce nelle ombre,

affrontare le trasformazioni del corpo,

trovare risposte ai miei dubbi.

 

Ho voluto lasciare solo in un verso

– sapendo che sono polvere e tutto eccede –

un messaggio di amore per il futuro

prima di scomparire nella penombra.

 

Ho voluto, affinando la mia coscienza,

calcolare la distanza tra la vita e la morte

che è in un poeta, ma oggi

mi mutilano lo sconforto e la vergogna.

Il sole riscalda poco dietro il patibolo della sera.

 

L’afflizione è una pozzanghera che l’ombra ingrandisce

e che indebolisce il mio scopo

di ricerca ostinata di una poesia

che testimoni l’ultimo desiderio.

© Julio Pavanetti

Traduzione in lingua italiana a cura dell’autore

 

TRANSITO

Allodola scossa,

solcando tunnel di assenza,

io cammino alla ricerca delle strade

che il dolore non ha calpestato.

 

Mordo il tempo

come il prudente Ulisse,

con passi lenti e brevi

che non risuonano oramai con furia,

sul pavimento

del mio lungo viaggio a Itaca.

 

Non voglio ricordare il fulgore

delle candele spente

per le tempeste,

preferisco avvicinarmi alla luce calda

di quelle che rimangono in piedi.

 

Con un piede nel paradiso

ed un altro nell’inferno,

mi muovo lentamente

tra monotone pioggerelline

che scivolano per la mia anima,

come l’eco nella montagna

cerca il transito verso il silenzio.

© Julio Pavanetti

Traduzione in lingua italiana a cura dell’autore

 

 VERGOGNA

Magari i poeti potessero cantare sempre

alla luna, alle albe romantiche,

alla pace, all’amore, riempiendo le nostre poesie

di parole belle, ma…

quando la televisione ci restituisce immagini

dell’orrore di attacchi impudichi,

mentre i governi assistono, impassibili,

ad un nuovo massacro di innocenti;

quando tra i rottami

– che sgorgano del cuore dei vecchi morti –

si aprono le pupille impaurite

dei bambini di oggi,

e germoglia il sangue nelle stesse strade

dove prima correva la vita

come cantare la bellezza?

 

Come scrivere una poesia di amore

quando si prova vergogna

di appartenere al genere umano?

 

Di fronte alla Prima Avenue,

all’altezza della strada 45,

i diplomatici camminano in fretta,

nessuno osa guardare l’opera

di Karl F. Reutersward:

Sarà che il grilletto della gran rivoltella

calibro 45 l’hanno sganciato?

 

I paesi si sono fatti sentire

manifestandosi per le strade del mondo

contro la barbarie assassina.

I governi si fanno sordi e muti,

non ascoltano non solo i richiami della loro gente,

ma delinquono

col silenzio ed il loro lasciapassare.

 

In questo poema non ci sono tropi:

La luce della luna è mitraglia brillante,

le albe sono di fuoco reale.

 

La pace? solo sonno, speranza remota

dei cuori che tremano di terrore.

 

L’amore? la disperata ricerca

di una madre che non trova suo figlio

tra i resti di una scuola bombardata.

 

Come inneggiare, dunque, ai luoghi comuni della poesia?

 

© Julio Pavanetti

Traduzione in lingua italiana a cura dell’autore

 

 

 

 

 

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La atemporalidad de la poesía, por Lidia Salas

La atemporalidad de la poesía

Por Lidia Salas

Después de leer el libro de María Isabel Novillo: Poemas Peregrinos, (Premio de Poesía 2004 Simón Darío Ramírez) reafirmamos el concepto de la atemporalidad del mensaje poético, certeza que comprobamos en su lectura.

Lo primero que se advierte es la unidad que estructura los textos a través del tema del viaje, expresado en el   nombre del poemario y en el epígrafe inicial de Frank Kafka: «Es posible que en el viaje alguien haya logrado escapar el canto de las  sirenas. Pero a su silencio… A su silencio jamás.»

Sin embargo, como en todas las palabras escritas desde la luz, la semántica del lenguaje alude a varias significaciones.

En el presente papel de trabajo, analizaremos  tres planos  vislumbrados en su escritura: El recorrido entre diversos lugares, el tránsito existencial y el viaje místico del alma.

El peregrinaje a través de la geografía, es la bitácora inicial de estos versos. Se nombra a varias ciudades y países en la errancia del personaje que habla: «Camino por Madrid como un Paria.» «Estaciones de los Austrias.» «En las costas del Sur de Inglaterra.»

«Debía hacer calor. / Pero una lluvia fría asola las calles de Rouen.»

«…A las puertas de la catedral de Lima», «En las aldeas de Bolivia», «Miro el Barrio Judío de Venezia», «El mercado en la Rambla y todo el Barrio Gótico», «El vino verde de las Tabernas de Lisboa.»

Sin embargo, quien se desplaza lleva una intención devota, por eso expresamente señala a los otros, en el poema Venezia, como: «… y el tumulto/de todos los que pasan / mirando sin ver nada.»

La poeta emplea símbolos que hacen referencia a las  artes, la filosofía y las experiencias psicológicas, las cuales enriquecen los poemas, casi todos de largo aliento.

El hablante poético, usa la metáfora de su continuo trajinar para reflexionar sobre la conciencia de soledad que implica ser extranjero, la miseria de los emigrantes en las grandes en ciudades, la anónima  identidad de los usuarios de metros y tranvías.

La cadencia de los versos se apacigua hasta el susurro, cuando de experiencias amorosas se habla, se eleva en exultante arpegio para expresar los momentos de dicha, como se aprecia en el poema, Jájome.

El tránsito que recorremos los humanos desde el nacimiento hasta la muerte, es el segundo plano imbricado en estos versos.

La vida está nombrada desde la música, desde las notas, que ella como individuo, aporta a la gran sinfonía universal.

Reiteradamente aparecen imágenes relacionadas con canciones, con instrumentos musicales, con la escala de los sonidos. Hay  un verso donde se implora:

«Música Serenísima / no retires tu mano de mi hombro.»

A veces en tono confesional, pero siempre bajo la  máscara de realidades artísticas, de experiencias culturales e históricas,  su escritura revela el miedo en la infancia, el anhelo de un cobijo seguro, la experiencia de recaer en el error,  y el estremecimiento ante la muerte.

Se celebra el ejercicio de vivir, cuando este conlleva conciencia y pasión.

Quienes leemos los versos en estas páginas, observamos cómo las palabras van hilando una atarraya que abraza gaviotas, gorriones, corderos, flores, brotes, eucaliptos, tierras rojas o arenas de oro. La poeta se sabe parte de ese universo descrito desde una mirada amorosa y cercana.

El amor enriquece este recorrido vital:

«Acuesto mi corazón sobre tus claves / con el rostro apoyado a tu caja sonora / barnizada al cristal.»

Amor sin apegos que puede decir: «No.  Yo no te extraño a tí.

He extrañado la esencia de aquel tiempo.»

El viaje místico del alma a la Luz Padre de donde procede, es el tercer plano presente en el libro de María Isabel Novillo. Desde los primeros poemas se escuchan los principios ascéticos que deben observarse para escalar las alturas. El amor es la energía indispensable para avanzar, sin embargo, desde el primer poema anuncia:

«Aún queda por cruzar la oscuridad mayor“

Quienes se aventuran a travesías espirituales, conocen del trabajo delicado y difícil que enfrentan. Las experiencias se relatan desde las metáforas relacionadas con la expresión musical y el cuidado de aromas o cristales.

Ha sido una experiencia estética y humana, nuestro paso por las páginas de Poemas Peregrinos, donde encontramos una voz profunda, delicada y diferente de la literatura venezolana.

Lidia Salas

Altos de Gengibrillar. Agosto del 2021

*Lidia Salas, nacida en Colombia, ha vivido gran parte de su vida en Caracas. Es una destacada poeta y ensayista, Licenciada en Letras, con una extensa publicada. Integrante de la junta directiva del Círculo de Escritores de Venezuela. 

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Poema de Lidia Salas

 

Del poemario «Ciudad de Azul y vientos»

Había un roble
     de flores amarillas
en el traspatio de la infancia.
El volumen del tiempo y la distancia
no opacan el esplendor de sus ramajes.
    Por un roto del olvido
los petalos de oro
han cubierto de alas encendidas
los baldíos del costado.
La dicha se quedó aguardando
en el traspatio de la infancia.
Del poemario: Ciudad de Azul y Vientos.
Lidia Salas
Síntesis biográfica

Lidia Salas. Poeta y ensayista. Nació en la ciudad de Barranquilla, Colombia. Ha vivido en Venezuela por más de 40 años. Posee doble nacionalidad, colombo-venezolana.

Licenciada en  Filología e Idiomas de la Universidad del Atlántico. (Colombia)  Obtuvo su maestría en Literatura venezolana en la  Universidad Central de Venezuela.

Autora de los siguientes poemarios: Arañando el silencio. Finalista del 1º Concurso de Poesía Libre de la Universidad de Córdoba. (Colombia) Ediciones Puesto de Combate. Bogotá. Colombia. 1984 Mambo  Café Ediciones Círculo de Escritores de Venezuela. Caracas.1994. Mención de honor del Concurso de Poesía del Ateneo “Casa de Aguas” (Venezuela) Venturosa. Premio Único del VII Concurso Nacional de IPASME. Caracas, Venezuela. 1995.  Luna de Tarot Ediciones Círculo de Escritores de Venezuela. Caracas. 2000. Este poemario fue llevado al teatro en la Semana del Poesía en Escena en Caracas.. Coautora con Elena Vera de la antología Quaterni Deni 1988. Katharsis. Editorial Lector Cómplice. Caracas. 2013. Ciudad de Azul y Vientos,  libro digital    (Amazon) Edición impresa: Editorial Lector Cómplice. Caracas, 2016. Autora de las siguientes plaquettes: Sedas de otoño (2006)  e  Itinerario Fugaz. (2007) Edición de la Universidad Nacional  Abierta. .Su poema “Hechizo de isla” fue finalista  en el III premio Internacional de Poesía Amorosa en Palma de Mallorca. España. Publicado en la Antología del Círculo de Bellas Artes de la misma ciudad. 2005.

Muestra de su obra ha aparecido en las siguientes  antologías: Poetas en Abril. (1985.)  Quienes   escriben   en   Venezuela.      Diccionario    abreviado  de  escritores venezolanos (2004).  El hilo de la voz (2004). Antología poética (Ediciones Círculo de Escritores de Venezuela.  Caracas. 2005). Antología del Octavo Encuentro Internacional de Escritoras (2008)  La mirada Femenina  (Universidad Metropolitana. Publicaciones Arbitradas. Caracas.2008.) Sus ensayos han sido

publicados por revistas nacionales e internacionales como  A la Mar de la Universidad de California. USA. Ateneo y Caracola. Y en periódicos tales como El  Nacional, Ultimas Noticias. (Caracas) El Impulso (Barquisimeto) y Frontera (Mérida).

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LA ISLA EN LA ESCRITURA DE RAFAEL CADENAS: DE UNA VISIÓN DEL CAOS A LA VERSIÓN MÍSTICA

Por Lidia Salas

La isla, ese lugar donde “…el mundo es una estación amanecida sobre corales.”  fabulada en el poemario de Rafael  Cadenas, Cuadernos del Destierro, a cuyas páginas  intentamos aproximarnos, es sin duda la misma que refulge bajo los matices surrealistas de los cantos: Old Kingdom, Bungalow y Beloved Country del poemario: Falsas Maniobras:

            «Sello, fasto, bóveda de cofres.

Nunca me has negado tu leche de virgen.

Mi reflujo, mi fuente secreta, mi anverso real.»

Y reaparece en textos de diáfana epifanía en su libro de poemas: Una Isla:

                        «Piélago como fruta que acerco a mi boca.»

Isla, mi respiración, el que desheredaste para que se sostuviera con su memoria, te invoca.

            Demostraremos en estas páginas como un mismo tema ha sido tratado en diferentes libros, desde una visión cuya característica esencial es la turbulencia e inestabilidad en todos sus elementos, de  Cuadernos del Destierro, hasta lograr mediante un ejercicio ascético de reunificación de personaje poético y naturaleza, una versión mística en donde el lenguaje está despojado de retórica, en los textos que conforman: Una Isla.  Pasando antes por la enunciación surrealista del poemario: Falsas Maniobras.

Creemos oportuno hacer alianza con quienes han estudiado la obra del poeta larense y establecer un marco de teorías como la de los arquetipos de C. G. Jung y el de los paralelismos entre la física moderna  y el misticismo oriental sustentado por  Fritjot Capra en su libro: El Tao de la Física. Creemos que ellas pueden iluminar el tránsito de la escritura del poeta, objetivo de nuestras observaciones y reflexiones  a partir de lo que  Louis Hjelmslev llama: la forma del contenido  y la forma de la expresión. Mediante esta  metodología podremos seguir las líneas diacrónicas en la obra del autor y analizar así las reelaboraciones, en la distancia del tiempo,  de  su tema original: La isla de su destierro.

El poemario Los cuadernos del destierro fue publicado en 1960.

Si analizamos el título del mismo, advertimos que proviene de la experiencia del poeta: su prisión y posterior destierro a la isla de Trinidad en el período dictatorial de Marcos Pérez Jiménez. Es decir, el autor en simbiosis con el personaje poético  escribe desde la memoria de la separación del terruño, de su destierro.

El hombre al sufrir el apartamiento, la separación intenta establecer su identidad a partir de la confrontación  con su pueblo, son su raza. El poeta advierte que él era de un linaje distinto a esos: “grandes comedores de serpientes, sensuales, vehementes, silenciosos y aptos para enloquecer amor.” Estos versos describen la cultura de los nativos. El reconoce que pertenece a los otros, a los colonizadores que llegaron después, y esta causa explica los símbolos de sus gustos a: “alcobas sombrías”, “puertas a medio cerrar”, “sótanos guarnecidos”, “cuevas fatigantes”, los cuales también expresan elementos femeninos del inconsciente.

  1. C.. Jung dice que todo hombre tiene un ánima que es femenina, no que es mujer, sino femenina esto es: intuitiva, afectiva, poderosa, transformadora y creadora, elementos estos que conforman el ser de un poeta.

Tal vez  la oposición  de Cadenas con su entorno se inicia en esta confrontación de los elementos de su personalidad  con los patriarcales  de quienes detentaban el poder y lo condenaron al ostracismo. El conflicto existencial se inicia cuando al salir del país, o quizás antes, se dio cuenta que él era diferente a los de su pueblo y a los de su linaje.

El personaje poético de Cuadernos del destierro  es un ángel caído:  “Entonces yo oculté el rostro bajo mi ala derecha como una ciudad avergonzada.”

El lenguaje en este libro es esplendente, pero lleno de alucinaciones, ambivalentes que reflejan percepciones objetivas de carácter épico, de una realidad exterior, en amalgama confusa con intuiciones líricas de la interioridad del espíritu.

Para el lector de esa época, quien había perdido la capacidad para tener y aceptar revelaciones, enfrentarse a las imágenes deslumbrantes de Cadenas, le exigía releer varias veces el texto para entender las polisemias fascinantes de su lenguaje.

El yo habla desde la vacilación y la fragmentación:

“Sobrevivo en la indecisión.”

“Mi rostro dónde estaba? Debí admitir tras dolorosa evidencia que lo había perdido.”

“Mis restos se apilaban como los colores en una isla inerme.”

“…cruzado a lo largo por miedos irrescatables.”

Las citas anteriores evidencian la pérdida de rumbo, de valores que sustenten una seguridad que se ha hecho añicos. La conciencia de unidad no existe y el miedo conforma su clima espiritual.

La búsqueda de la identidad debe pasar por  las circunstancias que rodean su existencia, la movilidad, el tránsito: “…relataré no sin fabulaciones mi transcurso por tierra de ignominias y dulzuras, rupturas y reuniones, esplendores y derrumbes.”  Entonces unifica esos pedazos en la isla que es tiempo y espacio: “temporada magnífica” /”parajes poblados por oscuros  habitadores.”

Con este poemario comienza el tratamiento de lo que sería uno de los  temas esenciales en la poesía de Cadenas: la isla. La voz que emplea en este primer libro, no es iluminada ni inspirada por Dios, sino la carcajada llena de parodias, historias y experiencias personales de un ángel caído en la confusión de su propia soledad. Por lo tanto, se permitirá reunir realidades etéreas con sensuales descripciones terrenas, símbolos de la fe ortodoxa con enajenantes referencias a creencias oscuras, pinceladas diáfanas y sudores seminales, lo sagrado y lo maléfico, lo nativo y  lo exótico, la claridad del alba y las nieblas del anochecer, veleros transparentes y ritos densos de materia, la escasez y el hartazgo, el amor y el odio, la vida y las  ruinas, el placer y el  tormento, el ayuntamiento y la soledad, la epifanía y el dolor.

Todos los elementos de este universo giran en desorden carnavalesco, por lo tanto la descripción de la isla está dada desde la visión del caos, en ella giran poeta y personaje remendados por los hilos secretos de la separación, del destierro los cuales han producido una atmósfera de neurosis y alucinaciones profundas. Las citas siguientes refuerzan las ideas aquí expuestas:

“Luz blanda…”                                /”sofocos de bailarinas”

“…en las profecías”                       /”Los brujos habían partido”

“…naranja resplandeciente”     /…”baba ebria de sexo negro”

“diosas de la espuma”                  /”alambradas”

“monumentos de sal”                   /”brujos solemnes”

“silencio de oro”                            /”…parloteo de loros”

“las auroras débiles”                     /”los dados de la noche”

“Los veleros tocan las puertas  /El rito de Changó…”

del aire…”

“El amor me conducía”                /”el odio me fortalecía”

“Vírgenes desnudas”                  /”el légamo de los navíos”

“…presa de tenaces anillos”    /”frotando mi cuerpo gozosamente…”

“Me sentía solo.”                       /”…el beso, el ayuntamiento”

“…raíces inefables”                    /…”cabellera cobriza”

“Isla deleitable antífona”       /…” piélago muerto”

El lenguaje en estos versos deja de ser lineal para retorcerse en espirales herméticas que dan origen a nuevos torbellinos, los cuales recuerdan  los esquemas de Edward Lorenz, el físico que descubrió el efecto de la mariposa o deterioro de las predicciones meteorológicas    a causa de partículas insignificantes,  cuya presencia produce turbulencias del tamaño de un continente, o la posibilidad del caos, en las descripciones exactas de la física.

En la multiplicidad de significaciones y referencias, la isla brilla con aires de paraíso: “flora fabulosa”, “manantiales”, “praderas”, “bordes demasiado verdes, demasiado húmedos”, “el mundo en su primera estación.” Pero su tránsito por  “ciudades como sirenas de cemento que despiden sus víctimas con máscaras…” ha diligenciado su segregación y lo arrastrarían a la turbulencia de las páginas finales donde la voz del personaje poético pierde el hilo de la comunicación con los oyentes.  Queda solo el ritmo mágico de la lengua para recordarnos que el canto de la poesía puede ser extravío y estremecimiento, angustia y desafío, memoria de amor desde el olvido. Abandono del yo que lo convierte en náufrago anónimo sin deudos, en playas que pueden convertirse también en camino.

Sustentamos nuestra propuesta, de la visión del caos sobre todo  en la escritura de estas hojas finales, donde aparecen retales de  alucinaciones que producen  oscuridad y confusión.

Varias reiteraciones hablan sobre significaciones especiales: “reino de aguas”, “aguas de la memoria”, “aguas lustrales”, “aguas delirantes” hacen referencia, según C. G. Jung al inconsciente. La casa otro símbolo repetido en los cantos: “casa meridional”, “mi casa de madera”, “mi casa se asienta, “abriré mi casa” sería la expresión de su propia unidad. Por lo cual podemos concluir con Gertrudis Gaviria en su ensayo: Lectura Intertextual de Los Cuadernos del Destierro, publicado en la revista Actual Nª 30: “El espacio geográfico de la isla en el Caribe, se transforma en la interioridad del poeta, en el espacio fascinante de lo sagrado. Núcleo de irradiación en torno al cual se unifica su personalidad.”

Al analizar la forma de la expresión en Los Cuadernos del Destierro, se aprecia que una de sus características es la sonoridad del fraseo el cual impacta por el ritmo y la calidad de imágenes que se inscriben en los cánones vanguardistas y herméticos. Se observa la tendencia a explicar estados de conciencia tales como el miedo, la angustia y la frustración  a partir de las descripciones de la naturaleza.

Las sinestesias  dan vida al universo Caribe en el desorden de la flora de colores y aromas desafiantes, de su fauna vocinglera, la intensidad de la luz, el destello de matices, la textura de los materiales que lo conforman. Se puede apreciar en los versos siguientes:

“La rosa al rojo vivo…”

            “Huerto de las especias clamorosa…”

“Aquel alocado parloteo de loros… “

“Claridades ansiosas…”

“Anaranjados esténtores del sol…”

“…flor de blando terciopelo…”

Memorable la audacia de las comparaciones y antítesis y la tendencia de usar el sustantivo como modificador:

“Sierpes de ventura”

“Reino de raíces.”

El ritmo es otro elemento en la forma de estos poemas, como consecuencia de la combinación de los acentos, del uso de conjunciones, y de la forma cómo se imbrica el discurso: en ocasiones pausado y lento, en otras frenético y atormentado.

En  Falsas maniobras  el lenguaje aparece sin la reiteración abrumadora de Cuadernos del destierro.   Los símbolos se aprecian con significaciones más definidas en el poema: Old Kingdom:

“…vuelo de aves playeras.”                     “Reino de  pantanos…

“Casa de madera…”

Persiste la oposición entre lo de abajo expresado por la idea de pantanos y lo superior que es el deseo de libertad simbolizado por el vuelo de aves. En el medio la idea de la casa  para significar la posibilidad de unidad.

En el poema Bungalow, el discurso expresa un antes cuando existía encuentro y reunión y el ahora conformado por las circunstancias de la huída. Beloved Country es una declaración de amor desde el título mismo, La tierra a donde regresa cuando se siente disminuido y en carencia. Otro apelativo para la isla que es su propio símbolo. En ellos se aprecia el poder de síntesis y el lenguaje está despojado del ornato del adjetivo y se centra en la significación primaria del sustantivo. En estos versos hay una atmósfera de comunión, de paz y casi de alegría.

Las imágenes se representan como un collage, como las memorias de un sueño. Existe una emoción secreta que los acerca a la corriente surrealista.

La transformación del lenguaje abigarrado de Los Cuadernos del Destierro a la voz diáfana del poemario Una Isla presupone un cambio en la interioridad del poeta, confirmado por José Balza en su libro: Lectura Transitoria sobre la poesía de Rafael Cadenas , en el cual sostiene:

Su prolongada meditación por el camino zen, el encuentro

con Krisnamurti, la asidua maceración del más antiguo pensamiento (poesía-mito) han exaltado su condición íntima para una apertura del ser: esa energía profunda que intenta cubrir el presente, la concreción de lo real, el inagotable suceder. Cadenas parece haber dejado atrás toda prisión, toda forma condicionada del sufrimiento, es decir las debilidades fundidas en el yo. El mismo poeta asevera en reportaje a El Nacional: “Tampoco basta crear las condiciones para la libertad, si se olvida que hay que iniciar liberándose uno mismo.”

  1. G. Jung en su libro: Recuerdos Sueños y Pensamientos dice que  “El verdadero conocimiento consiste en un instinto, en una participación mística con los demás, se puede decir, que son ojos de segundo término que ven en un acto impersonal de intuición.”

En los poemas de Una Isla,  observamos como la visión del paisaje se enuncia desde los elementos esenciales y en un tono de gozo reverencial:

Muelle de enormes llamas.

Navíos que viajan al sol.

música de tambores,

sales desencajadas,

niños desnudos,

marineros que descargan plátanos.

Ciudad de corazón de árbol, humedades

temblorosas, juncos que danzan.

La luz golpea mendigos,

divide el mundo en dos memorias…

          Soy latido, sonrisa, adoración.

El poeta mediante un ejercicio ascético se ha despojado de todo verso superfluo, habla casi desde el silencio. Él se hace parte de la síntesis elaborada para significar la isla en su dimensión de quietud, por lo tanto su escritura expresa los síntomas del nuevo clima espiritual, de quien ha alcanzado el último escalón del  proceso místico, según el principio del Tao: volver a la raíz para instalarse en la serenidad y reencontrar el orden.

Resumimos ese nuevo orden observando los elementos del poema:

Lo que lo sostiene:                         “Navíos que viajan al sol.”

Los habitantes:                                           “niños desnudos…”

“marineros que cargan…”

Lo interior:                                                  “Ciudad de corazón de árbol”

Lo de arriba:                                                “La luz golpea mendigos”

Su experiencia:                                           “Mi frente se hunde en la

cesta del medio día”

Su deseo convertido en realidad:       “Soy latido, sonrisa, adoración”    El poeta ha seguido las enseñanzas del Tao, observar y abandonarse en la naturaleza en una forma espontánea e  intuitiva, como una parte más del universo. La naturaleza es el camino gozoso para encontrar el Tao, la felicidad.

En otro poema Cadenas  describe su viaje a San Fernando, una de las poblaciones de la isla, pero se expresa no desde la línea del camino, sino desde el esplendor.

«Luminosas bienvenidas de la tierra.

Cielo plateado, subyugadas colinas, plantaciones de coco,

tren de nubes, olor de viandas…

Tú y yo solos e inmensos levantaremos nuestra rosa a las

tinieblas

arqueadas sobre un cigarrillo.

Las tinieblas dulces.»

Observamos la unificación del poeta, la amada y la tierra que se abre a recibirlos. No existe conflicto ni dolor. Atrás han quedado los códigos herméticos y la fragmentación. El poema se constituye como una unidad de elemental belleza; palpita en cada palabra, participa su luz y su fulgor.

Leamos los siguientes versos:

«Vengo de un reino extraño,

vengo de una isla iluminada,

vengo de los ojos de una mujer.

Desciendo por el día pesadamente.

Música perdida me acompaña.»

El lenguaje en los poemas de: Una Isla se caracteriza por la ausencia de figuras retóricas, se expresa despojado de ornato, en su esencia. Las pocas comparaciones y metáforas usan palabras elementales de uso común.

“Piélago como fruta que acerco a mi boca.”

“En ti vivió, creció como un beso.”   

“La cesta del medio día”

Los sonidos de las palabras son tenues, este se adelgaza, refulge y pareciera flotar. La levedad del lenguaje es uno de los mayores logros de esta escritura.

Detengámonos en las emociones que palpitan en el poema siguiente:

«Hoy hago memoria de tu reino.

Voy contigo al mercado donde mujeres de piel

cobriza venden hojas, a los muelles atestados

de frutas, a la Savannah donde los amantes

encuentran la oscuridad para verse…

estamos otra vez alegres.»

La voz que enuncia lo hace desde la reverencia, describe los lugares con sencillez, transfiriendo la belleza. Al final expresa la alegría compartida.  Los personajes son parte de la memoria y los elementos conforman una plácida unidad de significado.

La esencia del misticismo como lo enseñan el taoísmo y el budismo, no es una doctrina metafísica, sino una psicoterapia que muestra el origen de las neurosis  y la manera cómo vencerlas. El derrotero de la escritura del tema de la isla, en la poética de Rafael Cadenas, nos señala la versión mística de la participación y ayuntamiento  del poeta con el universo, la óptica intuitiva y sensorial de la realidad, no la falsa esquematización intelectual de la mente.

Fritjof Capraen su libro: El Tao de la Física dice que “la teoría quántica nos fuerza a ver el universo no como una colección de objetos físicos sino como una complicada telaraña de relaciones entre las diversas partes de un todo unificado.”

Cuando leemos la siguiente estrofa nos estremecen las relaciones que intuimos en la unidad de la estrofa y se comprende lo que sostiene Capra:

«Nos miramos como quienes despiertan.

Estamos en un sitio que no sabemos   nombrar.

Nos construimos sobre lo arrasado sin comprender

este auge.

Sólo déjame contemplarte, centro caoba del temblor.»

Al concluir la lectura de estos tres poemarios de Rafael Cadenas, nos sobrepasa la experiencia del encuentro con la poesía. Persiste el resplandor de ese universo único, de un edén, que solo la pluma inspirada de un poeta místico puede traducir en palabras y silencios.

Es el mismo autor de Los Cuadernos del Destierro, pero el espíritu que lo escribió no pertenece al joven desterrado, perseguido, de la década de los 50s. Es un ser que ha encontrado sosiego,   quien mira  el paisaje con ojos de amor y unido al universo que traduce en versos.  Los lectores de este último poemario, tendrán la experiencia única de participar de descripciones, emociones y sentimientos de memorias llenas de esplendor.    Definitivamente Rafael Cadenas, nuestro poeta mayor, ejerce en la escritura, lo que él propone en una de sus estrofas.  Enseñanza que serviría como lema, a todos aquellos que aman la palabra poética. Dice así:

“Que cada palabra lleve lo que dice.

Que sea como el temblor que la sostiene.

Que se mantenga como un latido.”

 

Lidia Salas.

Poeta/ Crítico / Profesora de Idiomas.

Caracas, Abril del 2022.

#RafaelCadenas

#Circuloescritoresvenezuela

 

 

 

 

 

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Arturo Michelena

Heberto Gamero

Arturo Michelena

Del libro: Minibiografías ilegales. Pintores

Por Heberto Gamero Contín

—¿Quién lo encontró?  —preguntaría el coleccionista.

—Un tal Stein —le respondería el vendedor de arte.

—¿El de la casa de subastas?

—Sí, el director de Sotheby`s Miami.

—¿Cómo lo hizo?

—Ya sabes. Es un viejo zorro. Olfatea los cuadros hasta que da con ellos. También es venezolano, como el pintor, y tal vez eso lo motivó a hacer lo imposible por encontrarlo. Al tener acceso a los archivos de Sotheby`s descubrió que en 1926 esta casa lo había vendido a Owens Burn, un próspero ingeniero que según se sabe fue cofundador de Sarasota en Florida. Una cosa llevó a la otra, imagino, y finalmente lo ubicó en los depósitos de John & Mable Ringling Museum. ¡Qué sorpresa se llevaría!

El niño enfermo —murmuraría el coleccionista—, tantos años perdido.

—Casi setenta —le informaría el vendedor de arte.

—Setenta años… Creí que me iba a morir sin la posibilidad de verlo algún día, de tenerlo entre mis manos.

—No será fácil.

—Quiero que asistas a esa subasta y lo compres… ¡Quiero esa pintura!

—Muchos la quieren. El precio será alto. Recuerda, es la obra maestra perdida de Michelena, medalla de oro en el Salón de París en 1889, uno de los primeros artistas en alcanzar renombre en Europa, el pintor venezolano más aclamado del siglo XIX, el que sacó a Venezuela del anonimato.

—Ya, ya…, ¿crees que no lo sé?

El coleccionista callaría por unos segundos, encendería un cigarro y mientras el humo le fantasmeaba el rostro le diría a su amigo:

—¿Cuál será el precio del martillo?

—Según los expertos de Sotheby`s estará alrededor de los doscientos mil.

—Doscientos mil.

—Así es, doscientos mil dólares.

El coleccionista entonces estiraría los brazos, los  dedos entrelazados frente a su cara y meditaría por un par de segundos. No imagino su físico ni su posición social, pero podríamos suponer que es un hombre ya con cierta edad, tal vez de sesenta; ricachón, claro, y que juega golf en su oficina mientras los vendedores de arte lo asedian con ofertas de tal o cual pintor.

—Es mucho dinero —diría al cabo—. ¡Pero lo quiero para mí!

—Sí, es mucho dinero. Y doscientos solo será el valor de apertura… El cuadro, por supuesto, al final de la subasta valdrá mucho más.

—Claro, ¿qué tanto más?

—No sé…, es difícil calcularlo… Tal vez cuatrocientos o quinientos mil dólares.

—Aun así lo quiero.

El vendedor de arte le daría una larga calada a su cigarro. Su mirada sería entonces la de una máquina registradora que suma, multiplica, saca porcentajes y arroja resultados.

—Bien —diría con entusiasmo—, haré los preparativos.

Corría el mes de noviembre de 2004 en Nueva York y ya el frío anunciaba un invierno intenso en esa ciudad. El vendedor de arte (ahora en el rol de comprador), ya registrado, asistiría a la cita de forma puntual. Iría vestido con elegancia, corbata celeste, y tal vez un poco nervioso se sentaría en un lugar donde su paleta de puja se viera con claridad. Con la maestría de las obras que se subastaban no tengo dudas de que la sala de remates estaría a reventar. Los críticos de arte, con ese aire de eruditos que les caracteriza, formarían pequeños grupos cerca del escenario mientras que compradores, coleccionistas, gente de la prensa y curiosos esperarían al anunciador para que, con el martillazo de rigor, diera inicio a la subasta. Todos hablarían de El niño enfermo, el cuadro perdido del genio venezolano, pintado cuando tenía veintitrés años, escogido entre más de tres mil obras que se presentaron en aquel famoso salón de 1887. Y él, nacido en una pequeña ciudad del centro de Venezuela, un país del que prácticamente no se tenía referencia pictórica, muerto tan joven, ¿cuántas obras dejó de pintar, cuántas?

No sé cómo reaccionó aquel vendedor de arte cuando el subastador anunció el cuadro de Michelena y dos empleados bien trajeados lo colocaron en el escenario y uno de ellos le quitó la tela que lo cubría. Un largo ¡Oh! se escucharía en toda la sala. Los eruditos comenzarían a murmurar. Si yo hubiera estado ahí me habrían sudado las manos y hubiese tenido que desabotonar el cuello de mi camisa para poder respirar. Pero nuestro vendedor de arte, quizás ya acostumbrado a estos eventos, se deleitó unos segundos observando la obra, tal vez un par de fuertes repiques en su corazón, nada de importancia, y teléfono en mano prepararía su paleta para ganar la puja, complacer a su cliente y llenar sus bolsillos.

Pero las reacciones cambian ante lo inesperado. Nuestro vendedor de arte debió de tragar grueso cuando el precio de apertura sobrepasó el medio millón de dólares, más del doble de lo que los expertos de la misma casa habían estimado. El coleccionista, quien lo más probable era que estuviese escuchando al otro lado de la línea, le diría: “Puja, Peter, sin miedo”. ¿Qué razones tendría para estar tan interesado en ese cuadro?, tampoco lo sabemos, pero podemos presumir que es un verdadero coleccionista y desea, como yo, exhibirlo en una de las paredes de su casa y sentarse frente a él durante horas, sufrir con esa madre, compadecerse de ese pequeño enfermo, perderse en los claroscuros de la pintura —cómo los hizo, me pregunto ahora— o sencillamente piensa que dentro de poco valdrá mucho más y podrá sacar una buena ganancia por su venta, quién sabe. Tal vez le recuerde a un hijo fallecido o a él mismo si alguna vez, cuando niño, sufrió de alguna severa enfermedad. En fin, tantas cosas.

—Seiscientos ofrece el señor de la corbata celeste —dijo el subastador con voz fuerte y hechizado por el martillo que manejaba con gran destreza.

Y se abrió una guerra de pujas por el cuadro de Michelena. Una mujer de rojo subió a seiscientos veinte,  luego un hombre de bigotes a seiscientos cincuenta, más allá otro a seiscientos setenta, otro al final del salón levantó la paleta ofreciendo seiscientos noventa. Aquello era un torbellino de dólares que inundaba la sala hasta el techo. Las expresiones del público servirían para pintar un millón de rostros.

—Sube, Peter, sube —le dijo el coleccionista al vendedor de arte que por un momento no supo qué hacer.

Debía hacer una oferta contundente, pensó, que dejara sin aliento a sus adversarios.

—Novecientos mil dólares ofrece el señor de la corbata celeste —gritó el subastador—. ¿Quién da más? —gritó aún más fuerte, el martillo como loco, los ojos fijos. Miró a los caballeros que habían participado en la puja y no encontró respuesta, salvo de la dama de rojo quien se acomodó en su silla, se echó un par de abanicadas y, decidida, levantó su paleta.

—Novecientos veinte mil ofrece la dama de rojo.

Peter no lo podía creer.

—Un millón —dijo, fuerte, como si trataran de arrebatarle algo que ya le pertenecía.

—Un millón —repitió el subastador.

—Un millón cien —contraatacó la mujer de rojo.

El público veía a cada lado como si presenciaran la final de un partido de tenis. Peter comenzó a sudar. Tras la línea escuchaba: “puja, Peter, puja”.

—¡Un millón trescientos cincuenta mil! —dijo Peter finalmente.

Hubo un silencio expectante. Todos miraron a la dama de rojo que cerró su abanico, el ceño fruncido, y en un rápido giro de cabeza miró a otro lado.

—Un millón trescientos cincuenta mil dólares, señores —gritó el subastador—. Quién da más, quien da más —insistía sin cesar, pero en la sala solo se escuchaba el monótono sonido de la calefacción—. Un millón trescientos cincuenta mil dólares a la una —anunció ya con el rigor de cierre —un millón trescientos cincuenta mil dólares a las dos, un millón trescientos cincuenta mil dólares a las tres. Vendido al caballero de la corbata celeste. Y dio un martillazo tan fuerte que sobresaltó a los que estaban en primera fila.

 

Así, hijo mío, palabras más palabras menos, debe de haber sucedido todo. Ahora anda, ve a la librería y compra esa copia de El niño enfermo. Asegúrate de que mida 80,4 x 85 cm. Es lo más cerca que podremos estar del original.

#hebertogamero

@hebertogamero

Heberto Gamero es cuentista, novelista, cronista. Presidente de la  Fundación Aprende a escribir un Cuento. Es ganador del Concurso de cuentos El Nacional (2008) con Los zapatos de mi hermano. Desde 2009, la Fundación Aprende a Escribir un Cuento se dedica a dictar talleres en los que se ofrecen técnicas narrativas a jóvenes con inquietudes literarias. Ha recibido numerosos reconocimientos por su extensa obra literaria.

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¿Cómo me estoy parando ante la vida?

Por Farah Cisneros

“Aprender a vivir con incertidumbre, deshace los nudos de nuestra inteligencia creativa para fluir en la libertad de poder darle sentido al ser, sentir y hacer, de estar presente”

 Puede que sea suficiente un único instante para que la chispa divina haga presencia en el maravilloso despertar de una mente inquieta y ávida en la búsqueda de respuestas a las interrogantes que cada cierto tiempo se activan por algunos  acontecimientos que al gravitarnos son capaces de poner en tela de juicio  todo lo aprendido y que conforma el pasaporte de nuestra existencia.  En un mundo preñado de tantos paradigmas donde el tizne por lo subjetivo y el placebo momentáneo invaden el razonamiento, cobra fuerza la inminente importancia que reviste iniciar un nuevo camino de aprendizajes donde resetearnos para desaprender una conducta condicionada y aventurarnos en la exploración de campos donde la energía del ser pueda fluir en la plenitud de una consciencia naturalmente sana y dispuesta para el servicio de la vida en equilibrio y plenitud. El amor y la gratitud nos permite saber que  estar vivo ya es un milagro obra de la alquimia del presente.  ¡Carpe Diem!

El verdadero crecimiento y desarrollo integral que podemos lograr es el resultado de ocuparnos en facilitarnos un buen desempeño en aquellos roles o áreas de nuestro diario vivir.  Nos compete en la individualidad que nos habita establecer prioridades en la atención y resolución de las metas.  Estas son el marco referencial desde donde nos estaremos inspirando para prepararnos y accionarnos.

 

En un tema de organizar metas y prioridades conviene sincerar cuáles son los recursos o competencias con las que contamos y así paulatinamente desarrollar un plan de objetivos.  Hoy por hoy estamos más conscientes que nunca antes de la importancia que reviste contar con buena salud física y mental por lo que alimentarnos adecuadamente bajando el consumo de los azúcares, grasas y carbohidratos de alto índice glicémico, disponer de disciplina para organizar y respetar los horarios de nuestras comidas, realizar alguna actividad física que estimule y ejercite nuestro cuerpo incluyendo el caminar, bailar, reír y regalarnos con mayor frecuencia esos mágicos momentos de recreo para compartir en familia, con amigos, sentarnos a no hacer nada o simplemente respirar con los ojos cerrados para visualizar y pensar en cosas y situaciones gratas, incluir en la Agenda con cierta frecuencia la disposición para realizar algún tipo de servicio social.   Estaremos haciendo una magnífica inversión de calidad en amor para nosotros y el entorno que habitamos con la inmediata retribución de la prosperidad que aporta vibrar en la coherencia con el sistema del planeta.

 

“No tengas miedo de iniciar todo de nuevo, tu nueva historia podría gustarte más” 

(El Principito)

Son nuevos tiempos en una nueva tierra que se inventa y reinventa en cambios y movimiento de eje.  Todo es transformado en la permanencia del infinito, por ello es una consecuencia natural de romper los nudos hechos para fluir en la cadencia del ahora que aparece en cada instante… en cada respiración consciente e inconsciente.

#farahcisneros

#Escueladegerenciaypensadores

 

 

 

 

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