CELEBRANDO LA LENGUA MATERNA
Por Lidia Salas
Como amante de las palabras y en la conciencia del poder que hemos recibido, para crear mediante el habla nuestra realidad, deseo celebrar la lengua que aprendí, especialmente imitando a las mujeres que estaban más cercanas, durante los años de mi infancia: madre, abuelas, tías, hermanas, primas, amigas y maestras.
En aquellos tiempos, estuvimos algo alejadas del padre, quien trabajaba afuera de casa, y de los muchachos, quienes por su brusquedad podían empujarnos o lastimarnos.
Como lo he dicho muchas veces, el amor a las palabras, al lenguaje, me viene de los relatos que escuchaba en la voz de madre, quien nos reunía al rededor de su falda, en los atardeceres, o cuando la lluvia caía.
Por medio de las palabras nos definimos, describimos el mundo que nos rodea, y explicamos las certezas de la ciencia, las verdades de la filosofía y las memorias de la historia.
Es que el Castellano o Español, la lengua romance que nos regocijamos en hablar, no es sólo una oralidad, está imbricada en los libros, el invento más maravilloso del ser humano.
Ellos son una barrera tangible contra el olvido.
Esa tablilla, el papiro, un cuaderno copiado, o el libro impreso, sirvieron para conservar lo más preciado de las experiencias de cada época, en el transcurso del devinir de la humanidad.
Desde pequeña comprendí que en sus páginas podía encontrar, no sólo entretenimiento, sino también compañía.
En los libros aprendimos las verdades espirituales: que somos seres con cuerpo, alma y espíritu.
El primer libro que leí completamente fue la Historia Sagrada. Leyéndolo, memoricé a los 5 años, el capítulo que narraba el triste final de Absalón y los requiebros de su padre, el rey David: » Absalón, Absalón, hijo mío, ojalá yo hubiera muerto en tu lugar…»
La magia de la lectura, transformó mi vida, expandió el espacio doméstico, llevándome a ciudades lejanas, a donde ya mayor pude viajar, conocí narraciones inolvidables con personajes, quienes en sus circunstancias y reflexiones, formaron la persona que soy.
Los libros
me otorgaron sabiduría, afinaron la mirada para que descubriera la belleza y forjaron la fascinación que he sentido siempre, por el cuento y el canto, actividades que nos hacen los verdaderos amos del universo.
Lidia Salas. 23 de abril del 2024.
#diamundialdelidiomaespañol
Editora: Carmen Cristina Wolf @carmencristinawolf