La diferencia es la poesía

Por Eduardo Casanova

¿Cuál es la verdadera diferencia entre el ser humano y el resto de los animales? Genéticamente, muy poca. Al ser humano lo diferencia apenas una fracción de su genoma, del chimpancé, y no mucho más de una lombriz de tierra. Tampoco hay mucha diferencia entre el ser humano y muchos animales por la vía del uso de implementos y objetos, o de la construcción de viviendas. Sí la hay en cuanto a la tecnología, que es algo que dice mucho. Recientemente un grupo de científicos determinó que, dentro de la propia evolución del ser humano, la diferencia entre los hombres que eran capaces, como muchos animales, de partir piedras para obtener un instrumento cortante, y los que ya elaboraban instrumentos complicados, como las hachas, se radicó en el lenguaje. El lenguaje implica una gran inteligencia. Se trata de inventar, no de crear, simplemente, sino de inventar, de usar la intención, que lleva a la razón. Creación existe en todo lo que existe. La vida en sí, desde la de un organismo unicelular hasta la de un elefante o un ser humano, es producto de la creación, de la Poiesis, palabra griega derivada de ?????, que significa crear. Y ????? es la acción que todo lo transforma. Que por medio de un proceso que aún no puede ser comprendido del todo, combinó ciertos elementos para que existiera vida, algo que se alimenta a sí mismo y se mantiene en el tiempo, transformándose continuamente. Platón, en su Simposio, relacionó la Poiesis con la lucha por la inmortalidad. Se trata de Diotima de Mantinea (???????), que afirma que el amor es una búsqueda de inmortalidad, y que todo ser humano busca la fama eterna, pero solamente el sabio conoce la diferencia entre el amor físico, que genera la procreación y la preservación de la especie (búsqueda de la inmortalidad a través de la descendencia), y el amor espiritual que genera pensamientos e ideas que resultan inmortales. Es decir, la diferencia entre la Poiesis y la Poesía. Según Diotima, el verdadero fin del amor es ayudarnos a ascender a lo divino. En tiempos modernos y mucho más complicados, Martin Heidegger (1889-1976) definió la Poiesis como “el florecer de la flor, el salir de una mariposa de su capullo, la caída de una cascada cuando la nieve comienza a derretirse», es decir, el instante en que una cosa empieza a transformarse en otra. La mayor manifestación de Poiesis, entonces, es el Big Bang, es decir, el momento en que empezó la expansión observable del Universo, que habría ocurrido hace 13.700 millones de años, momento en el cual el Universo surgió de una “singularidad” infinitamente pequeña, seguida de la expansión del propio espacio, es decir, de prácticamente nada empezó a surgir, mediante un proceso casi infinito de Poiesis, prácticamente todo. Eso se refiere en rigor a lo material. Lo espiritual, diría Diotima, es otra cosa: es la Poiesis dentro de la Poiesis, de donde sale la búsqueda de lo divino, búsqueda que no puede ser simplemente material, no puede hacerse mediante los sentidos, sino mediante el pensamiento, mediante la idea, mediante lo que realmente diferencia al ser humano del resto de los animales, que es la creación de belleza, de armonía, de paz. Eso implica que no es suficiente con cobijarse en una cueva o bajo techo: hay que diseñar casas bellas y espacios bellos, y no es suficiente con los ruidos de la naturaleza, hay que componer música, y no es suficiente con comunicarse mediante palabras, sino hay que crear belleza con la palabra, En fin, la verdadera diferencia entre el ser humano y el resto de los animales está en la Poesía.

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