MARIELA CORDERO, SELECCIÓN DE POEMAS

Cuatro Poemas de Mariela Cordero

 Frágil como lo absoluto

 Frágil

como lo absoluto

así

emerge

la caricia

 

La levedad que estalla

 

Asciende

nadie la vio venir

con su paso vacilante

y todo aquel temor enrarecido

bebiendo su sudor

cerrando su boca con el beso de la angustia.

 

Otro escalón

y se zafa de la mordaza.

 

Grita debajo de la piel,

lo que era un suave síntoma

acaricia hasta estallar.

 

El principio del cielo

 

La radiación  es una tiránica ama

que desea  lamer con su incendio

a todos los cuerpos

que se mueven, vibran o se arrastran

sobre la tierra.

Persigue la saciedad de estallidos ardientes

o el goce  sanguinario del mediodía.

Al mismo tiempo, debajo  de  lo absoluto

las  bocas  se enrojecen

al pronunciar la palabra

sed.

 

La liturgia del sol

 

Nos creímos dueños

de la liturgia del sol

de la ceremonia

tan pura

de la entrega.

 

Pero solo tenemos

una única posesión:

La imagen

que no cesa de cambiar.

(Inédito)

Mariela Cordero. (Valencia, Venezuela) es abogada, poeta, escritora, traductora y artista visual. Su poesía ha sido publicada en varias antologías internacionales.Ha recibido algunas distinciones entre ellas:Tercer Premio de Poesía Alejandra Pizarnik Argentina (2014). Primer Premio del II Concurso Iberoamericano de Poesía Euler Granda, Ecuador (2015). Segundo Premio de Poesía Concorso Letterario Internazionale Bilingüe Tracceperlameta Edizioni, Italia (2015) Premio Micropoemas en español del III concurso TRANSPalabr@RTE 2015.Primer Lugar en Concurso Internacional de Poesía #AniversarioPoetasHispanos mención calidad literaria, España (2016). Finalista Premio Internacional de Poesía Aco Karamanow, Macedonia (2022) Premio Mundial de Literatura Rahim Karim (2022). Premio Mundial César Vallejo. Ha participado en numerosos recitales dentro y fuera de Venezuela.

Ha publicado los poemarios: El cuerpo de la duda Editorial Publicarte, Caracas,Venezuela(2013) Transfigurar es un país que amas (Editorial Dos Islas, Miami,Estados Unidos (2020). La larga noche de las jaurías Editorial Nautilus, España (2023)

 

Editora de la web: Carmen Cristina Wolf, poeta, ensayista y gestora cultural

 

 

 

 

Mariela Cordero. Valencia, Venezuela. Es abogada, poeta, escritora, traductora y artista visual. Su poesía ha sido publicada en varias antologías internacionales .Ha recibido algunas distinciones entre ellas: Tercer Premio de Poesía Alejandra Pizarnik Argentina (2014). Primer Premio del II Concurso Iberoamericano de Poesía Euler Granda, Ecuador (2015). Segundo Premio de Poesía Concorso Letterario Internazionale Bilingüe Tracceperlameta Edizioni, Italia (2015) Premio Micropoemas en español del III concurso TRANSPalabr@RTE (2015) .Primer Lugar en Concurso Internacional de Poesía #AniversarioPoetasHispanos mención calidad literaria, España (2016). Finalista Premio Internacional de Poesía Aco Karamanow, Macedonia (2022)) Premio Internacional Sahitto a la Excelencia Literaria (2023). Premio Literario Naji Naaman, Líbano (2025). Ha publicado los poemarios: El cuerpo de la duda Editorial Publicarte, Caracas, Venezuela (2013) Transfigurar es un país que amas (Editorial Dos Islas, Miami, Estados Unidos (2020). La larga noche de las jaurías Editorial Nautilus, España (2023) Sus poemas han sido traducidos al hindi, checo, estonio, serbio, shona, uzbeko, rumano, macedonio, coreano, hebreo, bengalí, inglés, árabe, francés, chino, ruso y polaco. Actualmente coordina las secciones #PoesíaVenezolana y #PoetasdelMundo en la Revista de Poesía Poémame (España). Asesor Editorial de la revista del Instituto de Simbología (Corea del Sur).

 

 

 

 

 

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GALLEGOS Y DOÑA BÁRBARA

Jesús Peñalver
Jesús Peñalver

Gallegos y Doña Bárbara

Jesús Peñalver

Doña Bárbara, la obra cumbre de Rómulo Gallegos, apareció el 15 de febrero de 1929, hace 96 años.
Se sabe que Rómulo Gallegos fue político, maestro, presidente y, desde luego, un grande escritor. Por eso el homenaje hoy a propósito de Doña Bárbara, su obra cumbre publicada por Editorial Araluce el 15 de febrero de 1929, en Barcelona, España. Y la mención de su excelsa figura en razón de una nueva edición del premio que lleva su nombre, y otrora tendría una importancia de fama y valiosa significación mundiales.
Me he propuesto recoger algunas breves referencias sobre esta obra y el escritor. Veamos:
La novela comenzaba (había escrito el autor): “Un bongo remonta el Arauca bordeando las barrancas de la margen meridional”, pero Gallegos decidió modificarla de esta forma —se dice que a sugerencia del poeta Andrés Eloy Blanco—: “Un bongo remonta el Arauca bordeando las barrancas de la margen derecha”.
 El poeta Andrés Eloy Blanco fue abogado de Doña Bárbara. El poeta, que también fue un eminente hombre de leyes, ejerció su profesión de abogado en Apure, y fue contratado para defender a doña Francisca Vásquez de Carrillo (la Doña Bárbara de Rómulo Gallegos). De modo que fue el poeta quien le presentó a Gallegos a la mujer que sería su personaje, conocida en vida como Pancha Vázquez en las sabanas del bajo Apure.
Fue Andrés Eloy quien le comentó las características de esta mujer al escritor Rómulo Gallegos. Era toda una mujer que se parecía a un hombre para jinetear caballos, y enlazar cimarrones, codiciosa, supersticiosa, sin grimas para quitarse de por delante a quien le estorbase.
 El Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos fue creado en honor al novelista y político venezolano el 6 de agosto de 1964, mediante un decreto promulgado por el entonces presidente de Venezuela, Raúl Leoni. Los primeros tres ganadores fueron Vargas Llosa con La casa verde, 1967; García Márquez con Cien años de soledad, 1972, y Carlos Fuentes, con Terra Nostra, 1977.
La actriz mexicana María Félix como Doña Bárbara en el filme de 1943 dirigido por Fernando de Fuentes. Se cuenta que cuando Rómulo Gallegos vio por vez primera a María Félix, exclamó: “Allí está mi Doña Bárbara”.
 Muchos se preguntan por qué Rómulo Gallegos no está en el Panteón Nacional.
Por decisión propia. En vida el escritor manifestó su voluntad de ser sepultado al lado de su “amada Teotiste”. Hoy sus restos —los de ambos— reposan en el Cementerio General del Sur.
Finalmente, este soneto que el poeta Andrés Eloy escribiera a Gallegos, estando ambos en el exilio, en México:
Rómulo, ya la patria está muy lejos;
la escucho ya en canciones y relatos,
la busco ya en sus cartas y retratos,
la encuentro ya como al amor los viejos.
No digo aquella de los cien reflejos
en el machete de sus arrebatos,
sino la sin maldad y sin zapatos,
de pie y de agua, como los espejos.
Ya no queda no más la que escribiste;
en tus libros su olor y su cadencia,
su azul remoto en tu camino triste,
su rumbo y su paisaje en tu conciencia,
lo demás es tu pálida Teotiste,
la mitad gloria y la mitad ausencia.
Andrés Eloy Blanco. Cuernavaca, 1954
Por mi parte, y en esta hora de angustia, ojalá desaparezca El Miedo, todo vuelva a ser Altamira y la barbarie se vaya “más lejos que más
Jesús Peñalver. Escritor venezolano (Barcelona, Anzoátegui, 1964). Abogado de la Universidad Santa María (USM, 1988) y especialista en derecho administrativo (USM, 1988). Profesor en la Universidad José María Vargas (UJMV). Tallerista del Consejo Nacional de la Cultura (Conac) en materia de legislación cultural y descentralización del sector cultura. Asesor de la Comisión de Ambiente de la Cámara de Diputados del Congreso de Venezuela. Asesor de la Comisión de Cultura del Colegio de Abogados del Distrito Federal. Consultor jurídico adjunto y adjunto al director general de la Fundación Teresa Carreño. Asesor jurídico de Clada-Danzahoy, Fundación Artistas por la Vida y de Fundavisual Latina. Abogado de varias empresas e instituciones privadas. Agente de la propiedad intelectual. Consultor jurídico de la Fundación Cinemateca Nacional y de la Fundación de la Diversidad Cultural. Actualmente columnista de varios diarios en Venezuela, Miami y Suramérica, así como en páginas de Internet.

Editor de la web: Carmen Cristina Wolf

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SELECCIÓN DE POEMAS DE MARGARITA BELANDRIA

Margarita Belandria

 

 Sublevación

Has hecho mis ojos para mirar la nada,

mi lengua incapaz de pronunciarte,

mis oídos sordos a la sinfonía de las esferas.

Abro la puerta por donde salió la ausencia:

los árboles gritan su caída;

las piedras, su silencio.

Los corazones golpean furiosos en los pechos afanados,

y un alcatraz vigila el eco de su corazón dormido.

Mi alma delgada de tristeza se subleva.

Clama en el áspero color  de los desiertos,

en el grueso sabor  de la tiniebla.

Como yo aquel día

has puesto un silbido en el roto corazón de la calandria,

y un nidal secreto en cada bosque de la Tierra.

Desde esta tierra querida de la muerte

lenguaradas  se alzan en busca de tu nombre.

Callado el cielo  oscurece  herbolarios tropicales,

borrando de tristeza ciertas tardes,

aquella esquina no mirada.

Por ti los lirios cayeron de rodillas

y una barca ligera se arriesga en profundidades marinas.

En la tarde postrera regresas una nube

a la niña que juega con  zafiros.

 

La yerba de las rosas

Despido sin duelo los festines.

Un aplauso sacude los huesos de  mis manos,

las  que retiran la yerba de las rosas

que tiemblan  al rumor de los clamores

maldiciendo al  colmillo  enrojecido

que muerde el dolor de los corderos.

Manos para  siembras afanadas,

para tantear oleadas de palomas

que olvidadas de nidos y algodones

muy lejos se alejan arrullando.

 

 Cuando la tarde muera

Mañana cuando llueva miraré a la araucaria con sus viejos temblores.

Cantaré aquella canción mañana mismo cuando la tarde muera.

Entonces, ¿quién estará en la puerta  cuando  el invierno venga?,

¿quién  en la sala para  escuchar del viento  su gemido?

Pienso en qué harás con la delgada huella que dejé en tus manos,

con esa lágrima que saltó al lugar por donde tu alma se levanta.

Recuerdo  en tus ojos el revoloteo de golondrinas

y en tu boca  el susurro quedo de las abejas errantes.

Voy soñando  tus manos imposibles,

y tus pies enrumbados por lugares que ignoro.


Margarita Belandria nació en Canaguá, capital del municipio Arzobispo Chacón del estado Mérida , Venezuela.Escribe ensayo, cuento, novela y poesía, es jurista y magíster en Filosofía y profesora titular de la Universidad de Los Andes (ULA) en el área de Filosofía, Lógica y Hermenéutica. Autora de libros y numerosos ensayos publicados en revistas impresas y electrónicas. Es miembro activo de la Sociedad Venezolana de Filosofía, Asociación de Profesores de la Universidad de Los Andes, Red Iberoamericana de Kant: Ética, Política y Sociedad (RIKEPS). Colegio de Abogados del Estado Mérida. Asociación de Escritores de Mérida. Círculo de Escritores de Venezuela.
Algunas de sus publicaciones:

Qué bien suena este llanto (Coedición del CENAL y la Asociación de Escritores de Mérida. Mérida, 2006), novela  que recibió Mención Honorífica en el I Concurso de Narrativa «Antonio Márquez Salas», convocado por la Asociación de Escritores de Mérida, septiembre de 2004. Esta novela fue objeto de estudio en el Seminario sobre Escritoras Iberoamericanas, en la Maestría de Literatura de la Universidad de Los Andes y ha sido reseñada por distintos autores españoles y venezolanos, entre ellos José Calvo González, Eduardo Casanova Sucre, Ricardo Gil Otaiza y Gladys Portuondo.

Segunda edición de la novela Qué bien suena este llanto. Dirección de Cultura de la Universidad de Los Andes (ULA). Mérida-Venezuela, 2016.

Libro de poemas Otros puntos cardinales (Coedición del CENAL y la Asociación de Escritores de Mérida. Mérida, 2006). Este poemario obtuvo Mención de Honor en el II Concurso de Poesía «Simón Darío Ramírez», convocado por la AEM en el año 2005.

Editora de la web: Carmen Cristina Wolf

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ARMANDO ROJAS GUARDIA Y LA PATRIA DE SU POESÍA

Armando Rojas Guardia

                       Fotofrafía: Mariam Krasner

Por Alberto Hernández

1

Desde el mismo instante del poema, el autor designa su patria. La de Armado Rojas Guardia comenzó cuando trazó el primer verso que lo consagraría  como uno de los poetas más importantes de nuestro país. Su dedicación a la escritura poética lo elevó al respeto que varias generaciones sienten por él y por su indagación acerca del pensamiento filosófico, reunido en los títulos “El dios de la intemperie” (1985), “El calidoscopio de Hermes” (1989) y “Diario merideño” (1991), publicados por las editoriales “Equinoccio”, de la Universidad Simón Bolívar, y “el otro el mismo” de la ciudad de Mérida.

El poema para pensarlo, entonces, encontró cauce en estos volúmenes que revelaron el carácter reflexivo de un hombre que no dejó de escribir mientras hablaba.

Su bibliografía, concentrada en “Del mismo amor ardiendo” (1967-1975), “Yo que supe de la vieja herida” (1985), “Poemas de Quebrada de la Virgen” (1985), “Hacia la noche viva” (1985-1988), “La nada vigilante” (1996), “El esplendor y la espera” (2000), “El principio de la incertidumbre” (1994), “Crónicas de la memoria” (1999), entre otros trabajos, da pie para afirmar que la patria de Armando Rojas Guardia estaba y está radicada en la poesía, y que la poesía es la patria que alberga la memoria de este autor venezolano, quien por gracia de su bondad fue quien me propuso como miembro de esta honorable Academia de la Lengua en representación del estado Aragua.

Estas palabras, las que dejo al arbitrio de ustedes, estimados oyentes, son un homenaje a este poeta caraqueño que también formó parte de esta casa y ahora forma parte de la casa universal.

2

De toda su obra se ha hablado mucho. Se ha navegado en el mar de sus imágenes. Su verbo, anclado en la belleza, reunido en los libros ya mencionados, conforma un estado de ánimo, un élan vital que ha enriquecido nuestro paisaje poético.

Armando Rojas Guardia es todos sus libros, pero me quiero referir específicamente a “Patria y otros poemas” (Editorial Equinoccio, Caracas, 2008) porque es el poemario del dolor de un país que no ha terminado de emerger de la sombra.

Es un libro que define al Armando Rojas Guardia apegado a la historia de su país, a los dolores de una Nación que fue pasado y que ahora es el pasado de un presente aturdido.

Para no dejar duda de esa afirmación, al final de este trabajo mostraré algunos poemas que hacen parte de este libro que debe ser leído con todos los sentidos. Un autor que es lengua viva, castellano de nuestro inmenso patio español americano, castellano doliente. Idioma consagrado a decir lo que la poesía siempre ha sido capaz de decir.

La poesía de quien hablo entra en Dios y abarca un mundo que va más allá del diario devenir. Rojas Guardia es el poeta de la divinidad. Entregado a su fe, hizo de la palabra verbo mayúsculo.

Cada uno de sus libros anda en los pasos que su creencia favoreció en imágenes íntimas, sagradas y carnales.

Dicho queda con estas palabras recogidas en su ensayo “Los dos polos de Antígona”, nuestro autor resume su paso por el mundo, por el pensamiento que lo definió:

“La única manera de que la tragedia, la que enmarca perennemente nuestras vidas individuales dentro de la comunidad política, no degenere en melodrama, y por eso mismo se haga incapaz de elevación y grandeza, consiste en mantener irreductiblemente la necesidad binaria de ambos espacios antagónicos y sin embargo hermanados: el de la conciencia personal y el de la vida en común que no convoca y reúne”.

Así queda el calco de su tránsito vital. El de su tránsito poético, dueño de una lengua que nos autoriza a nombrarlo con todas sus letras, con toda la fuerza de su talento.

3

La tierra, “la de otros muertos”, como confiesa Marguerite Duras en La mar escrita, consigue lugar en algunos de los versos que se agitan en Patria y otros poemas de Armando Rojas Guardia (Editorial Equinoccio, Universidad Simón Bolívar, Caracas, 2008). Y lo afirmo con el rigor que podría conferirme una lectura donde el presente, éste que escuece y enferma, es el más desaforado compañero. Admito que la poeta francesa tiene en la muerte una tumba clausurada, con los datos de los enterrados, asunto que no toca la poesía de Rojas Guardia, quien recorre la carne viva de hombres vivos —ellos llevan la tumba a cuestas—, que morían a diario sin epitafio alguno o escondidos en los sótanos y catacumbas de nuestras dictaduras. O de otras ajenas, que se nos hicieron cercanas y propias.

 

Marguerite Duras pregunta: “Quiénes son ustedes, sin ese anonimato, esa patria reciente, moderna, la de otros muertos, la de esa infancia muerta en combate con su cuerpo”. Y deja el tema pendiente, para luego entrar de nuevo en la muerte hasta el punto final, “perfecto”, del poema. La narrativa de este texto configura la “catástrofe” que una vez anunció Lacan —citado por Jacqueline Goldberg— a propósito de la desaparición de quien escribe, para darle paso a quien lee: una muerte, un nacimiento. Así, en Rojas Guardia tanto escritor como lector se hacen una sola tragedia, un momento del lugar y del sentir por una tierra, por una gente, por una particularidad de los afectos: el padre, el loco, el insomne, el que estuvo preso, el que ya murió y ha quedado como una gota de ácido sobre la conciencia de un país.

Este libro de Rojas Guardia, con once presencias cuya fuerza y densidad forman parte de una conmoción que une a poeta y lector en una suerte de lucha por deshacerse del niño que una vez fue testigo o víctima de esa experiencia, la de haber vivido en un territorio donde la maldad política, la tortura y la prisión eran los platos fuertes de la existencia. Digo, este libro del autor caraqueño muda el tiempo: nos trae el pasado y lo coloca sobre la horma de este presente que agobia, que desfigura la palabra patria y la convierte en un ahogo.

4

“El cuerpo que se desvanece para dar realidad a la mirada”, así lo dice Guillermo Sucre en el ensayo de su imprescindible La máscara, la transparencia, el titulado “La última lectura”, y con el que cierra con una pregunta de Lezama Lima que queda colgando en la línea final del voluminoso tomo: “¿Leer es poseer el libro de la vida, donde tiene que leerse nuestro nombre, y ya, no somos poseídos?”. Podría parecer exagerado, pero estas dos reflexiones animan la lectura, la hacen más renuente a ocultarse con el escritor, con el que escribe y se abandona al sonido lejano de las imágenes. Dos pronunciamientos, uno toca la llaga, la herida, los pies hinchados por los grillos. Otro define la fuerza de una “realidad”, para muchos desvaída, que aún late en la memoria, en la vida de quienes la regresan en versos y la hacen de nuevo vida. Poseído por la vitalidad de la memoria, Rojas Guardia rescribe el país, la patria que le ahonda, que lo subsume, que lo desfallece. “Patria” —entonces— es el poema de “había una vez” y el poema de “hoy te quedas, quizá mañana”. Son dos tiempos en dos cuerpos, en dos países que terminan en un uno. En un solo instante que hizo escribir a Gabriela Kizer: “Patria” es imagen y, como tal, revela y oculta, permite el destello de la oscura clave —el cuerpo ajeno, ávido, otro— que somos”. En efecto, esa “patria” hemos sido todos revelados o escondidos, libres o presos, pero más, un hombre, cualquiera, sometido al escarnio de cadenas alrededor de los tobillos, al ring, a la piqueta, a la electricidad en el escroto, a la burla, a la humillación en nombre de un nombre, en nombre de algún héroe, de una bandera, en nombre de la patria de quienes humillan.

 

El poema se lee y se duele: “Alguna vez amamos, o dijimos amar, / la terquedad sombría de su fuerza. / La voz del padre enronquecida / al evocar calabozos, muchedumbres, / hombres desnudos vadeando el pantano, / llanto de mujer, un hijo / y más arriba (¿dónde arriba?) / el trapo contumaz de una bandera. / Supimos, lenta y vagamente, / que lo imposible te buscaba / extraviándote los pies…”.

 

La “patria”, la del poema, la de aquel país del padre torturado, tiene el mismo miedo y el sudor de ésta en la que alguien arrastra el presente y lo hace pasado.

5

El libro viaja en su interior. Una apuesta, un naufragio de quien lee y luego escribe: el libro comienza con “Patria” y termina con “La desnudez del loco”. Son los extremos de un mismo tema, de un mismo golpe. Y afirmo apuesta y naufragio porque quien busca en el resto de las páginas la continuación de la ofrenda, queda suspendido, en equilibrio, en vilo, en las imágenes del “Retén judicial” (“La soldadesca ríe y las antorchas / iluminan mi frente, señalándome. / Ustedes somos todos, somos él / llevado a declarar, fotografiado / en todos los archivos, los prontuarios, / las actas judiciales de Judea”). Otra instancia de la tortura. Se trata de aquel hijo en uno de los versos del texto que le da nombre al libro, que es testigo del “paseo” que hace el padre a los tribunales. Pero después Rojas Guardia nos saca del lugar y nos lleva, una vez oído el canto del gallo, seguramente el mismo que anunció las negaciones de Pedro, a la luz, a un poema conceptual, muy del adentro, y nos deja un momento en oración musical con “el acorde” de Nuestra Señora, en pregunta a Dios por ese sonido, por ese profundo sonido de la memoria. Busca una canción, la de la despedida, pero continúa en la esencia de los objetos, de “Las cosas”, en una indagación que anuncia “la utopía / inscrita en esa santidad / constantemente maculada / de la amnesia fragante de las cosas”. ¿Querrá decirnos el autor de la cercanía entre el Dios de los hombres y los mismos hombres, víctimas de los mismos hombres? Otros textos pasan por el alma del lector, que ansía llegar al último donde se mirará sin ropa, en ruinas, sucio de miedo, moribundo, aquejado por la perversión, por la maldad de otros hombres que también son una patria, un estadio, un lugar en la conciencia, en la muerte y en la carne aporreada.

6

No se desvanecen los presos de Guasina, los de Palenque, los que viajaron en el mismo avión o remolcados en un camión mientras el ojo de Otero Silva los asilaba en La muerte de Honorio. No se quedan rezagados los condenados que el lector acumula en la memoria de la que nos dotó José Vicente Abreu en Se llamaba SN. Nada se pierde: “La desnudez del loco” es nuestra desnudez, la de aquellos padres que pasaron la prueba y emergieron vivos o cadáveres. Es la misma cárcel, el mismo campo de concentración, la misma tortura, la misma muerte: la de Auschwitz o Dachau, la del Retén de Catia, la misma muerte siempre, con el mismo nombre, con todos los nombres.

 

“La desnudez del loco” es un poema hermosamente doloroso, musicalmente doloroso. Escrito con una tensión envidiable, el texto se pasea por la lengua, por los ojos, por las imágenes que van y vienen, con la piel agitada. Es un poema para dolerse en él. Hay que decirlo: somos ese poema, somos en ese poema. Rojas Guardia lo maneja con destreza, con magistral destreza. Desde la experiencia de la historia, desde los campos de la muerte de Hitler, desde la simulación del mundo, desde la desnudez de un grupo de hombres que se desvanece en “la solar ingrimitud de ser un cuerpo / parado allí frente a los ojos / del escrutinio ajeno”. Son seres disminuidos, castigados “en la pulpa del hombre”, en medio del “asco de tanto desamparo genital”. Son hombres en un poema, pero fueron hombres reales, mutilados, cegados, asfixiados, desnudados, ofendidos, medidos para la muerte y para el sufrimiento.

La anécdota bíblica, la parábola o la historia de quien sigue al Padre arropado por una sábana, auspiciado por el amor que siente por el Hijo del Hombre. Y así sigue, desnudo, polvoriento, alucinado, amado, pero también los otros, los que sucumben o sobreviven en las ergástulas de Hitler, Mussolini, Gómez, Pérez Jiménez, Pinochet, Castro u otros pervertidos que se solazan “en cada bocado masticando el pánico”·

Desnudo está el poema. Musicalmente desnudo, aterido por el clima en un muchacho que se niega a bañarse a las doce. Entonces aparece otro crimen: “Otra desnudez, distinta a la / buscada para lavar el propio cuerpo en el agua lustral, / bajo la ducha, le era ahora ofrecida dentro de aquel / calabozo: la de estar sin abrigo en la gélida humedad, / y la de estar excluido, siendo un réprobo”.

Los presos son uno solo. Un grupo de hombres con un nombre común. Muchos en uno solo. O uno solo en muchos. Así, “éramos y aún somos aquel hombre”… “Nosotros todos éramos y somos / aquel evangélico muchacho”. La lectura nos deja desnudos, apocados frente al mismo texto y frente a quien nos mira leernos. Al leerlos. Rojas Guardia se desnuda en él y muere en él. Vuelve desde la desnudez de esos hombres y cierra el poemario: “la libertad desnuda de Adán en el jardín / y esa misma desnudez ya avergonzada”. Dos patrias, la primera del Génesis; la segunda de un Apocalipsis que amenaza y se trajea frente a todos con la desnudez de quien se atreva a desafiarlo.

 

7

En el prólogo a este libro Gabriela Kízer  destaca:

“…si la tensión interna que enlaza este conjunto de poemas está en la polaridad que vade la “luna insalubre” de “Retén judicial” al sol de agosto, al mediodía del loco, su movimiento, su rqieuza figurativa y cromática, se va trazando en “una mínima llama”, en la penumbra, en “la luz aun tímida del alba”. Se va trazando con un tono confidencial, “pasito”, casi un susurro. El corazón de lo sagrado va envolviéndolo todo” de puntillas”…”

El miedo, la muerte, la no razón: “las historias que nos importan y que vuelven…”, como afirma Kízer.

Y así: el poema:

PATRIA

Alguna vez amamos, o dijimos amar,

la terquedad sombría de tu fuerza.

La voz del padre enronquecía

al evocar calabozos, muchedumbres,

hombres desnudos , vadeando el pantano,

llanto de mujer, un hijo

y más arriba (¿dónde arriba?)

el trapo contumaz de una bandera.

Supimos, lenta y vagamente,

que lo imposible te buscaba

extraviándote los pies

-aquellos pies de Hilda obsesionaron

a mis ojos de niño: su corteza

terrosa, vegetal, desconcertada

sobre la pulitura del granito.

 

Tal vez una tarde, entre los campos,

la música te deletreó de pronto

al lado de algún bosque, una colina,

un lago triste que se te parece:

la misma terquedad al revelarse

ávida no precisamente de nosotros

(los efímeros, los quizá, los transeúntes)

Sino de tu pátina absurda de grandeza

-esos sueños opulentos de la historia

que son más bien su horror, su pesadilla.

 

Ahora que te conoces vil, prostibularia,

porque tanta voluntad ecuestre

se apeó bajo el sol a regatear

y el héroe mercadeó con su bronces

y el oro solemne del sarcófago

adornó dentaduras, fijó réditos,

y no hay toga ni charretera ni sotana

que te oculten cuadrúpeda, obsequiosa

por treinta monedas ancestrales,

yo me atrevo a cubrir tu desnudez.

No es verdad que te vendiste. Tú anhelabas

dilapidarte brusca, totalmente:

Un lujoso imposible.

Lo sabías,

siempre lo has sabido y como siempre

aras en el mar. Te concibieron

con voluntad precisa de fracaso.

 

Cómo afirmar, pasito, que hoy te quedas

en la dificultad de sonreírte

levantando los hombros, desganado,

y diciéndote con sorna, con ternura,

mañana sí tal vez. Quizá mañana…”

 

Gracias, Armando Rojas, Guardia. Gracias, poeta.

Alberto Hernández.

Alberto Hernández. Poeta, narrador, periodista y pedagogo venezolano. En 2020 fue designado miembro correspondiente de la Academia Venezolana de la Lengua por el estado Aragua. Tiene un posgrado en Literatura Latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar y fue fundador de la revista Umbra.

 

 

 

 

 

 

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CONCILIACIÓN, POR ERNESTO MARRERO RAMÍREZ

Conciliación

Ernesto Marrero Ramírez

En este pequeño mundo, donde las fronteras son murallas que hieren,

sueño con un alba de notas unidas en un solo acorde,

donde rostros diversos se iluminen con el faro de la paz

y las voces no se extingan con el fragor de la guerra…

 

La guerra…

Boca de pólvora que muerde el aire tranquilo

Humo negro que ensombrece las mentes y aviva el rencor

Lodo siniestro que recubre corazones y ahoga esperanzas

… Oscuro laberinto de siluetas, demonios, fuego y destrucción

 

Cicatrices de conflictos tallan surcos en el rostro de la Tierra

y lágrimas forman ríos que recuerdan lo frágil de nuestra existencia.

 

Transitamos así el efímero puente que se balancea de un lado a otro,

buscando sentido a cada paso, a cada desaliento, a cada vaivén

 

Verbos de unión irradian la vigorosa voluntad

y manos sensatas tejen Caminos de esperanzas…

Caminos de escasos días con lluvias de incertidumbres

donde puede florecer la ilusión de un mañana equitativo

 

Que las diferencias sean como el arcoíris que combina sus colores

que el amor y la razón sean ingredientes de una sabia poción

que la Conciencia sea nuestro legado y la Paz nuestra herencia

en este corto Viaje de luces y sombras.

 

Un Viaje… al que hemos llamado Vida

Autor: Ernesto Marrero Ramírez

 

EDITORA: CARMEN CRISTINA WOLF

@carmencristinawolf Instagram

 

Mosaic representing Christ’s Face, in byzantine style. Golden background. It is modern, made by a Sicilian artist, and looks like the Blessing Christ of the Monreale Cathedral or Cefalu’ one. The background is made of golden leaf. This image is characteristic for its uniqueness.

 

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LA ESCRITURA COMO REBELDÍA ANTE EL ABSURDO. Por Jerónimo Alayón

Jerónimo Alayón

Por Jerónimo Alayón

A menudo, nos enfrentamos a un silencio disonante: la apatía del mundo ante nuestra exigencia de un sentido profundo y trascendente. La conciencia de dicho absurdo genera angustia y una sensación de pérdida de significado que amenaza con paralizarnos. Sin embargo, en medio de este abismo existencial, la escritura literaria emerge no solo como un ejercicio estético, sino como un acto fundamental de rebeldía. Desde sus orígenes, la literatura ha sido un vehículo para explorar y resistir las complejidades de la existencia.

Ante el vacío existencial que surge de la confrontación con una realidad carente de significado, el sigilo pretextual se alza como respuesta… esa conciencia sutil de que somos apenas un hilo en el vasto tapiz de la condición humana y, sin embargo, tan imprescindibles como para que dicho tapiz pierda la armonía de su conjunto si dejásemos de estar. Es precisamente en ese abismo locuaz —abierto entre el anhelo humano de sentido y el silencio indiferente del mundo— donde la escritura encuentra su más profunda justificación.

Se trata de una experiencia universal y, a la vez, mordazmente íntima. Quizás la palabra griega que mejor la define sea ???????? (eremosis, ‘desolación’), y supone el tránsito previo de la ?????? (eremía, ‘desierto’). Frente a la caída de los grandes relatos que alguna vez otorgaron sentido a la existencia humana, la creación literaria se convierte en un refugio —uno de tantos—, un esfuerzo por forjar un orden propio que afirme la dignidad de la libertad y la conciencia ante un mundo que parece negarlas. Revisemos algunos hitos literarios que ilustran esta rebelión, desde el nihilismo hasta el surgimiento del absurdismo.

En Crimen y castigo y Los hermanos Karamazov, Dostoievski exploró el nihilismo y la crisis espiritual que anunciaban el vacío existencial que se avecinaba. Raskólnikov y los Karamazov son el signo de la lucha con la idea de que «si Dios no existe, todo está permitido» (frase proferida por Iván Karamazov). Para Dostoievski, la escritura es una vía para explorar las consecuencias de la pérdida de la fe y los valores morales, indagando no solo en los efectos devastadores del nihilismo, sino también en la posibilidad de redención a través del sufrimiento, el amor y la fe.

La escritura dostoievskiana no es solo denuncia del sinsentido, sino la búsqueda de un nuevo fundamento para la existencia. El acto de escribir se convierte en un acto de fe, un anhelo de hallar en las profundidades de sus personajes una luz capaz de iluminar las inquietudes más abyectas de la condición humana. Su rebelión es la del profeta que, ante la inminencia del abismo, utiliza la palabra para forzar una confrontación con las últimas cuestiones de la vida y la muerte.

Kafka, por su parte, anticipó en El proceso y en El castillo la sensibilidad absurda de la que hablarían más tarde los existencialistas. Josef K., acusado de un crimen que ignora, y el agrimensor K., que lucha en vano por obtener el reconocimiento del castillo, se enfrentan a una burocracia irracional, opaca y aplastante. A diferencia de Dostoievski, Kafka no ofrece alternativas: su obra nos sumerge en la angustia, la imposibilidad y la confusión.

Aunque su escritura parece limitarse a denunciar el vacío existencial, en realidad es un intento de dominarlo. Al darle forma precisa, la burocracia deviene en metáfora de una existencia regida por leyes incomprensibles. Lejos de evadir el sinsentido, Kafka lo confronta, lo esquematiza y lo muestra en toda la extensión de su horror. Su obra es un acto testimonial, una negativa a aceptar pasivamente la alienación y la falta de sentido. La rebelión kafkiana es la del testigo que, a través de su relato, se niega a permitir que el absurdo se normalice o permanezca en el anonimato.

En su ensayo El mito de Sísifo —obra liminar del absurdismo—, Albert Camus define el absurdo como el desencuentro entre el anhelo de sentido del ser humano y el silencio irracional del mundo. Frente a ello, descarta el suicidio (físico o filosófico, es decir, la renuncia a la vida o a la razón) como alternativa. Las únicas vías para otorgar significado al vacío existencial son la rebelión, la libertad y la pasión, la «confrontación perpetua del hombre con su propia oscuridad».

El escritor con conciencia del absurdo — al igual que Sísifo— encuentra su propósito en el esfuerzo mismo de crear. Cada palabra, cada personaje y cada trama son un empuje de la roca hacia la cima. Aunque la obra terminada no altere la naturaleza indiferente del mundo, el acto de escribir — como voluntad creativa que impone orden sobre el caos— es una victoria en sí misma. Es la afirmación de que, pese a la ausencia de un sentido último, el ser humano puede forjar significados provisionales pero vitales. La rebelión de Camus es la del creador que halla la libertad en el propio acto de la creación.

En La náusea, Jean-Paul Sartre ofrece una perspectiva complementaria. Su protagonista, Antoine Roquentin, experimenta un asco permanente por una realidad que percibe como viscosa y superflua, carente de significado. Sin embargo, vislumbra finalmente una vía de escape al escuchar una pieza de jazz y reconocer en ella un tipo de orden: intuye la posibilidad de crear una novela que posea una esencia y supere el caos de la existencia.

Desde la perspectiva sartreana, la escritura es un proyecto a través del cual la libertad se afirma. Siendo la vida una «pasión inútil», el arte le permite trascender esa inutilidad dejando una marca esencial en un mundo vacío de significado y lleno de contingencias absurdas. La rebelión sartreana es también la del creador, pero uno que busca impregnar el mundo con la esencia que él mismo ha forjado.

El pensamiento de Camus y Sartre derivó en el teatro del absurdo, quizás la expresión literaria más cohesionada de esta rebelión. En Esperando a Godot, de Samuel Beckett, Vladimir y Estragón esperan indefinidamente a Godot, símbolo de un sentido trascendente que nunca llega. Mientras tanto, tienen lugar diálogos inconexos y juegos absurdos.

A primera vista, Beckett parece limitarse a mostrar la futilidad de la comunicación y la espera. Sin embargo, la obra revela una capa más profunda: el acto mismo de esperar juntos y de hablar para llenar el silencio constituye una forma de resistencia. La rebelión beckettiana no busca construir un nuevo orden, sino exponer la vacuidad de tal manera que obliga al espectador a confrontar su propia búsqueda de sentido.

En definitiva, la escritura literaria se erige como un acto de rebeldía fundamental y profundamente humano ante el absurdo. No se trata de una rebelión que pretenda aniquilarlo, sino convivir con él en un estado de tensión creativa que abra un espacio para la reflexión sobre la condición humana. Ya sea a través de la búsqueda de nuevos fundamentos en Dostoievski, el testimonio lúcido de la alienación en Kafka, la creación de sentidos en Camus y Sartre o la descarnada exposición del sinsentido en Becket, la literatura afirma la primacía de la conciencia y la libertad.

En el acto de nombrar, describir y dar forma a la angustia, el escritor se niega a ser reducido a un objeto más en un mundo indiferente. La pluma se convierte, por así decirlo, en un instrumento con el cual el autor cincela su propio rostro en la roca informe de la existencia, un acto de desafío que, en su aparente futilidad, constituye la más alta expresión de su dignidad.

De este modo, la obra literaria perdura como un faro, un recordatorio de que, incluso en la noche más oscura del sentido, la voluntad de crear es, en sí misma, una forma de luz y una razón para continuar.


Fuente: El Nacional

© Jerónimo Alayón y El Nacionalhttps://bit.ly/3KcYCYv

CITA CHICAGO:
Alayón, Jerónimo. «La escritura como rebeldía ante el absurdo». El Nacional. 13 de junio de 2025. https://is.gd/YqPKB4

CITA APA:
Alayón, J. (2025, 13 de junio). La escritura como rebeldía ante el absurdo. El Nacionalhttps://is.gd/YqPKB4

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MAGALY SALAZAR SANABRIA: SELECCIÓN DE POEMAS

FUEGO
Sostengo mi fe entre las brasas
y  desde la combustión te llamo
con el más largo nombre de la tierra
Remuevo el grito para doblar el regocijo
antes  que el firmamento se humedezca
rompo el extremo oscuro del espacio,
el costado ignorado por ti,
porque soy el que alumbra.
Viajo por donde el sol brilla rasante
Y no sé dónde meter este calor hecho para la vida,
¿dónde la llama para la salud?
Un día mientras buscaba el aire, me topé a la ventisca
 y le hice advertencias al verano para que recogiera sus malezas.
Vino el estío,
 se dobló contra el viento, desafiándolo,
un ave entró en el fuego y rechinó
desde entonces la guacharaca chilla
 en la hojarasca para aturdir al cielo.
La candela picó el monte
pero la palma fue definitiva
 y los palos que estrenaron cenizas
verdearon
Y por allá, en el sitio donde abrevan los hombres
calentó la alegría con olores a aliño
 y en cualquier rincón de lo intuido,
 el flamboyán escandaliza la colina
y los tizones se sonrojan
 en el fogón
Del libro Levar fuegos y sietes (1998)
XXVII
Ser un sitio sin tapias,
solo manantial de palabras,
una voz que descubre los rostros,
porque en la noche brotan las semillas.
 La luz colma cada decisión
mientras tanto,  tú aceptas.
 Nada parece asirte al deseo de ser,
 todo se encomienda a los paréntesis.
El mundo está afuera,
como un Guernica en conversas con Trilce;
grises, desesperación,
 o dicotiledones absurdos,
 lienzos o papel en trizas de vida
 y tú colocas la responsabilidad en negritas
 Escribes cinismo como religión, tecleas la esperanza
 y marcas Suprimir.
Toma tu cuota de libertad
y vive.
Del libro Cuerpos de resistencia (2006) Círculo de Escritores de Venezuela.
XXXIV
Aclamados ellos
los versos se escapan afanosamente
 del tintero.
El alma tiende a salir
 responde al soplo
 porque el espíritu es paloma
 y en arrobamiento se lleva a Sor donde hacía su morada.
El ser y la vida ascienden
con el alma
 «quejío»que embiste y abraza adentro.
 Y nuestra imaginación pagana solicita la anuencia
 de los alcatraces de Diego Rivera y la beatitud de los ángeles de Fra Angélico,
 paradoja que el amor de Dios salva y une.
Sobre un folio blanco,
 la poesía de Sor.
Del libro Andar con la sed. Palabreos con Sor Juana Inés de la Cruz. (2016) Círculo de Escritores de Venezuela.

Magaly Salazar Sanabria. Venezolana, poeta, ensayista, profesora universitaria. Licenciada en Letras con Maestría en Literatura Hispanoamericana y Doctorado en Filosofía y Ciencias de la Educación. Con una amplia obra poética publicada, es Vicepresidenta del Círculo de Escritores de Venezuela e Individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua.

Editora de la web: Carmen Cristina Wolf

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Poemas inéditos de Carmen Cristina Wolf

POEMAS INÉDITOS DE CARMEN CRISTINA WOLF

1

MAR EGEO

A Odysséas Elýtis

Dejar atrás la tristeza

los días de soledad

Mientras me acuesto como tú en la arena

Imagino que escribiste para mí

la bella de las bellas del jardín

y renazco

con una fresca primavera

en el pecho

 

2

AIRES DE LIBERTAD

                  A Marguerite Yourcenar

Te pierdes tras los edificios

y  persigo tus formas invisibles

te adivino en las ramas de los árboles

en el batir de sábanas blancas

mientras los  pies se quedan

anclados en el polvo

flotas más allá de las complicaciones

ni siquiera la lluvia te perturba

el aire es libre, más aún que las nubes

Los hombres permanecen asidos a su apego

sembrados en un punto de la tierra

en alguna ciudad

unidos a su sombra

el alma escapa de su cárcel de piel

Solo es libre su esencia

3

JUEGO DE PALABRAS

                       A Edgar Vidaurre Miranda      

Me enamoro de las palabras

por eso olvido los hechos

cuánto quisiera decir

aunque estoy atenta

enmudezco de pronto…

Leo tus versos al eterno femenino

me enseñan que escuchas

aquello que es silencio para los otros…

miras el balanceo de los caminantes

ellos pisan las calles  y adivinas

lo que los demás no vemos

ciegos de tanta mente inútil

Ves el amor

donde otros no sienten más que indiferencia

 

4

EN EL EXILIO

Oscura incertidumbre, frío de invierno

en aquel país ajeno bajo un cielo prestado

Él respiraba apenas

un aire de papel amarillento

unos libros que trajo en la maleta

y aroma de café

Esperaba un posible roce de palabras

algún toque amistoso en la puerta no llega

 

La radio… sí,   la radio

salvación de las horas insomnes de ceniza

se escucha una canción que trae nostalgias

de días soleados, sin preocupaciones

De pronto recordó la figura entrañable de la madre

solo vista a través de una pantalla

 

Buscó las botas, la chaqueta,  el paraguas

Hoy no

La muerte no le encontraría

sobre un sillón desvencijado, triste

como un muñeco roto en un rincón

 

Con su abrigo gastado

asaltó la avenida

la soledad no le ganaría el juego

4

MUJER QUE PASA EN OTOÑO

                         A Giuseppe Ungaretti

 

Al leer tus páginas

imagino que escribiste un día para mí

 

Paseo por calles, parques, librerías y aeropuertos

prefiero ver hojas caídas en la tierra

Cuando las veo recuerdo tu poema:

 

Eres la mujer que pasa como una hoja

y dejas en los árboles

un fuego de otoño

 

Síntesis biográfica de Carmen Cristina Wolf

Poeta, ensayista y editora nacida en Caracas, Venezuela. Abogado,  estudió Literatura Hispanoamericana. Miembro correspondiente de la Academia Venezolana de la Lengua. Recibió la Medalla Internacional de Poesía Vicente Gerbasi. 

Obra publicada:   En poesía: Fragmentos de isla,1993. Canto al Hombre, Cármina editores 1997. Canto al Amor Divino, Cármina Editores 1998; Escribe un poema para mí, Círculo de Escritores de Venezuela 2001; Prisión Abierta, Al Tanto 2002, Colección Las iniciales del tiempo; Atavíos, Editorial El Pez Soluble 2007; Huésped del Amanecer, poemas, Ediciones Universidad Nacional Abierta 2008.  La llama incesante, 3ª edición del Instituto de Estudios Iberoamericanos de Salamanca 2010; Retorno a la Vida, Ensayo, Cármina Editores; (tres ediciones). Donde no cuenta el tiempo, Editorial J. Bernavil 2023: La llama incesante, Aforismos, Editorial Diosa Blanca, Caracas 2014.

Ensayos: Vida y Escritura 2014, publicado en Amazon.

Sus poemas han sido traducidos al francés y al catalán, publicados en La casa que soy.

  Poesía Femenina y violencia, ponencia publicada en Antología 8º Encuentro Internacional de Escritoras 2008; Acontecer fecundo: Estudio sobre la obra de Luz Machado, publicado por la Asociación de Escritores de Mérida 2008; Aproximación a la obra de Rafael Cadenas, publicado por ConcienciActiva 21.

En dos oportunidades ha presidido el Círculo de Escritores de Venezuela. Obtuvo la Medalla Internacional de Poesía Vicente Gerbasi en el 2013. y el Premio al Concurso de Cuentos 2005 de la Librería Mediática. Finalista en el Concurso de la Sociedad de Arte y Literatura con el libro El huésped insomne

  Su obra aparece reseñada en Antología de Poetas Venezolanos de José Antonio Escalona, Universidad de Los Andes 2002.. Quiénes escriben en Venezuela (Conac 2004); El Hilo de la Voz  2004; Antología del Círculo de Escritores de Venezuela 2005; Biblioteca de Venezuela Analítica; Mujeres Venezolanas ante la Crítica de la Asociación de Escritores de Mérida 2008; Antología Octavo Encuentro Internacional de Escritoras, de la Asociación de Escritores de Mérida, 2008; Antología de Versos de Poetisas Venezolanas Editorial Diosa Blanca 2006; Travesías del alma, 12 mujeres con Teresa de Ávila, publicado por Verónica Amat en España 2014.:Pasajeras, Editorial Lector Cómplice. 

Colaboró con el periódico de la cultura PublicARTE, Una muestra de su poesía aparece en el libro La Mujer Rota (Primer Foro Internacional de Poesía);  Literalia Editores México 2008; Papel literario, Letralia,  y en las Revistas Circunvalación del Sur, Conciencia Activa 21, Ateneo de Los Teques y otras. 

Ha escrito numerosos ensayos, publicados en  diarios y revistas nacionales e internacionales. Sobre su obra han escrito: José Pulido, Helena Sassone, Alfredo Pérez Alencart, Alejandro Lasser, María Isabel Novillo, Miguel García Mackle, Edgar Vidaurre, Lidia Salas, Alejo Urdaneta, Eduardo Casanova, Enrique Viloria, Pedro Pablo Paredes, Milagro Haack  y Lubio Cardozo. Fundadora de Cármina Editores y actualmente es Directora  del Círculo de Escritores de Venezuela

https://carmencristinawolf.wordpress.com

 

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NORMA Y USO EN LA LENGUA ESPAÑOLA

 

Norma y uso en la lengua española

Jerónimo Alayón

La lengua es un fenómeno dinámico y estructurado que evoluciona conforme al uso que le dan sus hablantes. En el vasto y complejo panorama de la lengua española, este dinamismo se manifiesta a través de la intrincada y, en ocasiones, tensa relación entre el uso y la norma. El uso representa la práctica lingüística real, espontánea y diversa —denominada actuación lingüística— de la comunidad de hablantes, mientras que la norma encarna el conjunto de reglas, convenciones y modelos de corrección que forman parte de la competencia lingüística y procuran regular y unificar el idioma. Lejos de ser entidades disociadas, el uso y la norma se encuentran inmersos en un diálogo constante, influyéndose mutuamente y configurando la identidad y el devenir de una de las lenguas más habladas del planeta.

Nos proponemos, por tanto, explorar la complejidad de esta interdependencia, analizando cómo el uso desafía y valida la norma, cómo la norma busca mantener la coherencia y el prestigio, y las implicaciones de tal relación para la unidad, diversidad y pervivencia del español.

En general, la codificación de la norma lingüística es tarea de las instituciones académicas. En el caso de la lengua española, ese cometido corresponde a la Real Academia Española (RAE) desde su fundación en 1713. Su lema, «Limpia, fija y da esplendor» —elegido en 1715—, da buena cuenta de ello. A tal fin, la RAE ha creado una profusa colección de diccionarios, gramáticas y manuales de ortografía que han sido esenciales en la enseñanza y el uso formal de nuestro idioma.

Esta labor prescriptiva ha resultado fundamental para dotar al español de una estructura y coherencia que faciliten la comunicación transnacional. Sin embargo, una revisión de los manuales y boletines de la RAE demuestra que la norma no es inmutable: ha debido adaptarse —en ocasiones con reticencia— a los cambios impulsados por el uso. La incorporación de americanismos, la aceptación de nuevas grafías o la flexibilización de ciertas reglas gramaticales constituyen un testimonio de ello. La norma, si bien busca estabilidad, no puede desatender la actuación lingüística.

El uso, por su parte, se erige como el verdadero motor de la evolución lingüística. Es en el habla cotidiana, en la creación literaria, en la comunicación mediática y en la adaptación a nuevas realidades sociales donde la lengua experimenta sus más profundas transformaciones. La aparición de neologismos para denominar conceptos emergentes (tales como tuitear), la adopción de préstamos de otras lenguas (como en el caso de email), la resignificación de términos existentes o la evolución de estructuras sintácticas son fenómenos que produce el uso. La migración, la globalización y, de manera muy significativa, el advenimiento de las tecnologías de la información y la comunicación han acelerado esta dinámica. Así pues, las redes sociales han propiciado un lenguaje de carácter más espontáneo, informal, abreviado y visual que frecuentemente desafía las convenciones ortográficas y gramaticales establecidas por la norma, pero que constituye un reflejo de la adaptabilidad y la creatividad propias de la lengua.

La tensión entre uso y norma es, por consiguiente, ineludible. La norma, en su afán por preservar la unidad de la lengua y su inteligibilidad, suele ser percibida como conservadora y lenta en la incorporación de los cambios que el uso ya ha consolidado, lo cual favorece todo tipo de debates acerca de la corrección de ciertas formas y la legitimidad de las innovaciones lingüísticas.

Un ejemplo de esta tensión entre uso y norma lo constituye el debate sobre la acentuación ortográfica del adverbio solo. En su Ortografía de la lengua española de 2010, la RAE había establecido, en atención al uso, que no se tildara la forma adverbial. Sin embargo, la presión conservadora de escritores como Javier Marías, Mario Vargas Llosa y Arturo Pérez-Reverte llevaron a que la RAE relajara la norma en 2023 volviendo a la tilde diacrítica de la Ortografía de 1999… pese a que cada vez menos hablantes la emplean.

El extenso dominio geográfico de la lengua española añade más complejidad a esta relación. El español no es una lengua monolítica, sino que evidencia una rica diversidad de variedades geográficas, cada una con sus propios rasgos fonéticos, lexicales y gramaticales. Lo que se constituye como un uso común y aceptado en España podría no serlo en Venezuela, Argentina o México, y viceversa. Así pues, el verbo informar puede regir o no un complemento preposicional con de o sobre según se emplee en España o América: Informó de la novedad a sus superiores (España) / Informó la novedad a sus superiores (América).

La norma panhispánica, impulsada por la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), precisamente pretende armonizar estas diferencias y establecer un estándar común que resulte aceptable en todo el ámbito hispanohablante, sin eclipsar la legitimidad y la riqueza de las variedades locales. Este enfoque —tanto más descriptivo que prescriptivo— intenta aproximar la norma al uso diverso y promueve una visión integradora del español.

En el ámbito educativo, la relación entre uso y norma adquiere una relevancia crítica. Las instituciones educativas son quizás el principal vehículo para la transmisión de la norma lingüística. Entre sus muchas finalidades, tienen la de ofrecer a sus estudiantes el conocimiento apropiado para una correcta y formal actuación lingüística. Sin embargo, una enseñanza rígida —excesivamente centrada en la competencia lingüística y desdeñosa del uso— producirá hablantes desconectados del habla cotidiana, tanto local como global. En este sentido, una pedagogía de la lengua enfocada por igual en la norma y en el uso favorecerá el desarrollo de hablantes críticos, conscientes de la necesidad de las reglas y del valor de la riqueza dialectal del español, así como del impacto de esta en su evolución.

Finalmente, la era digital y la inteligencia artificial están redefiniendo la interacción entre uso y norma. Los correctores automáticos, los sistemas de traducción y los modelos de lenguaje se entrenan con inmensas cantidades de datos que reflejan el uso actual del idioma. Esto, ciertamente, podría tener un efecto homogeneizador al fijar ciertas formas en detrimento de otras, pero también podría servir como una herramienta para identificar patrones de uso emergentes que pudieran influir en futuras revisiones de la norma.

De una parte, el desafío de la inteligencia artificial radicará en evitar que sus modelos de lenguaje fosilicen el idioma en un punto determinado. A tal fin, estos deben reflejar su riqueza lingüística y su capacidad de adaptación. De otra parte, el reto de la RAE estribará en no ignorar la creciente aceleración que la evolución de la lengua está teniendo bajo el impacto de las nuevas tecnologías de procesamiento, producción y distribución de la información.

En conclusión, la relación entre el uso y la norma en la lengua española es un proceso dialéctico incesante. El uso, con su constante innovación y adaptación a las necesidades comunicativas, representa la fuerza motriz de la evolución lingüística. La norma, por su parte, actúa como un ancla, proporcionando estabilidad, unidad y un marco de referencia para la inteligibilidad. Lejos de ser oposiciones irreconciliables, ambas son interdependientes y necesarias para la vitalidad del español.

Reconocer esta compleja interacción, aceptar la legitimidad de la diversidad y promover una norma que sea flexible y descriptiva, sin renunciar a su función reguladora, resulta fundamental para asegurar que el español siga siendo una herramienta de comunicación rica, vibrante y eficaz para sus más de 500 millones de hablantes en todo el mundo. La lengua no es una estructura inmutable, sino dinámica y vigorosa, que se nutre del del uso y se estabiliza en la norma, garantizando así su continua fluidez y relevancia.

 

@JeronimoAlayon

CITA CHICAGO:
Alayón, Jerónimo. «Norma y uso en la lengua española». El Nacional. 30 de mayo de 2025. https://is.gd/F21N6n

CITA APA:
Alayón, J. (2025, 30 de mayo). Norma y uso en la lengua española. El Nacional. https://is.gd/F21N6n

Editora: Carmen Cristina Wolf

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ERNESTO MARRERO RAMÍREZ: INMENSIDAD

Inmensidad
Soy un observador que se observa,
un pensador que se cuestiona,
un átomo en la inmensidad del Cosmos…
Mi voz,
susurro perdido
en el rugido constante
del imponente océano
Mis días,
burbujas efímeras
estallando
contra la roca milenaria
de la montaña
Mi casa,
mota de polvo
en el manto estrellado,
donde las galaxias suspiran
silenciosamente
Mi pensamiento,
chispa breve
que parpadea
en la noche profunda
del cosmos…
Soy una huella fugaz
en la arena mojada
que la ola gigante
borra sin piedad
Soy el eco distante
de una pequeña pregunta
que la eternidad
no responde
Soy un asombro humilde
ante el verde que trepa,
el azul que se expande
y la luz que viaja siglos
Pequeño, sí…
Pero capaz de sentir
a la vastedad palpitar
dentro de este instante,
             dentro de este cuerpo
@ernestomarreroramirez en Instagram
Ernesto Marrero Ramírez, venezolano, destacado poeta, ensayista, filósofo y docente. Con catorce libros publicados.
Los más recientes: «Fragmentos de impermanencia», «Entre dioses y mortales».
#poesiavenezolana #poesiahispanoamericana #poesiaenespañol
Editora: Carmen Cristina Wolf
@carmencristinawolf en Instagram
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Ser presidente era su sueño, su sueño más preciado

En conmemoración del nacimiento del destacado escritor venezolano  Arturo Uslar Pietri, hoy publicamos un valioso  texto de Heberto Gamero Contín, publicado en su libro Escritores inmortales

Arturo Uslar Pietri (1906-2001)

Ser presidente era su sueño, su sueño más preciado

Jorge Luis Borges dijo una vez que Uslar era dos hombres en uno. Sin duda se refería al político y al escritor. Como escritor obtuvo muchos galardones; como político incontables reconocimientos. Pero, Presidente de Venezuela es lo que más hubiese querido ser. Se había preparado con ahínco, venía de una familia de hombres y mujeres recios, valerosos, acostumbrados a luchar por sus creencias. Su bisabuelo, el general Juan Uslar, participó en la batalla de Waterloo bajo las órdenes del Duque de Wellington y, tiempo después, en la Batalla de Carabobo al lado del Libertador. Su abuelo, Juan Pietri, hijo de inmigrantes corsos, llegó a ser Encargado de la Presidencia de la República, Vicepresidente, Ministro, Diplomático… Así que, en una época de su vida, el joven Uslar se debatía entre ser político o escritor. Llevaba la política en la sangre, es cierto, pero también el corazón se le llenaba de felicidad cuando tomaba el lápiz entre sus manos, la mirada azul distante, el tiempo detenido, y comenzaba a escribir uno de sus cuentos o novelas. Aquellos dos hombres que señalaba Borges entonces se prepararon para, cada uno de ellos, de forma independiente, lograr las metas que se habían trazado: El Uno, ser un gran escritor; El Otro, llegar a ser Presidente de la República. Ambos tenían la misma apariencia física: altos, delgados, protocolares, refinados, de verbo fácil y mirada profunda. Pero mientras que El Uno se debatía entre personajes, escenarios, tramas y signos de puntuación, El Otro lo hacía entre denuncias, discursos y cargos públicos. El Uno era un observador de la vida, de las costumbres del campo y sus paisajes, leía a Kipling, a Shaw, a Goethe y se emocionaba cada vez que recordaba el cuadro de El entierro del conde de Orgaz que una vez vio en Toledo; El Otro centraba su atención en la miseria, la pobreza de su país, la corrupción, y trataba de luchar contra ellas desde posiciones en las que poco podía lograr. Ambos habían sido unos niños vivaces e inteligentes. Habían nacido en 1906 en una populosa zona del centro de Caracas, cerca de la estación del tranvía, cuando la ciudad todavía era un fresco valle donde se podía caminar sin temor a que un delincuente te robara los zapatos deportivos, el maletín de cuero o los lentes de marca. Ambos, a pesar de su abolengo, reconocían que muchos de sus parientes eran “gente muy rica”, pero ellos pertenecían a la rama pobre de la familia. Los dos vivieron la humillante manera en la que su padre, el coronel Uslar, fue despojado de su finca de café y lanzado “a un calabozo y remacharle la carga de grillos”. Ambos vieron morir a sus dos hermanas aún a muy tierna edad, ambos se graduaron de abogados sin querer serlo y ambos, un día, se encontraron frente a frente y se preguntaron qué querían ser o hacer. El Uno mantuvo su posición; El Otro no dio su brazo a torcer. Entonces decidieron separarse con la elegancia de dos personajes que se respetan: la mirada fija en el espejo, un toque en el sombrero, un último vistazo al traje de lino, la corbata negra en su sitio y hasta la vista.

El Uno se dedicó a escribir (cincuenta y cinco cuentos, siete novelas, más de mil setecientos artículos, innumerables ensayos) y a cultivar amistades. Logró todo lo que se había propuesto. Se consagró al recibir el Premio Nacional de Literatura de su país, el Príncipe de Asturias de las Letras… Su primera novela, Las Lanzas Coloradas, había sido un éxito internacional, traducida al francés, al inglés y al alemán; publicada por primera vez en Madrid, luego en Santiago de Chile, París y Berlín. Gran cosa para “un joven escritor que llegaba por tren, de París (a España), en busca ilusionada y azarienta de un editor para mi primera novela”. Mientras esperaba respuesta de la editorial en Madrid, Uslar asistía a las tertulias de la Granja de Henar, a la de Don Ramón del Valle de Inclán, las de la Calle de Carretas donde estaba Ramón Gómez de la Serna y su Café de Pombo. “Pocos días después yo tomaba el tren para París. Llevaba en el bolsillo el contrato de edición de Las Lanzas Coloradas, unas miles de pesetas y una inmensa esperanza”. En la ciudad luz se codeó con otros escritores, pintores, músicos, cineastas: Alejo Carpentier, Miguel Ángel Asturias, Paul Valery, Breton, Desnos, Dalí, Hafter, Buñuel y de nuevo con Gómez de la Serna en otro Café de Pombo que este había abierto en la colina de Montparnasse. El mundo de la literatura había caído a sus pies, el reconocimiento de los más destacados era un hecho, todos lo conocían; en la Coupole, entre té, vino y café, se hablaba con admiración del venezolano de ojos azules y porte elegante; qué más podía pedir El Uno. A veces, en las noches, cuando estaba profundamente dormido, El Otro se aparecía en sus sueños, orondo, con la banda de la presidencia de la república en el pecho. El Uno, lejos de despertarse sudoroso e impresionado por la fantasía, reaccionaba con la agradable sensación de un sueño placentero.

El Otro, el político, no se quedaría atrás. Se hizo Doctor en Ciencias Políticas. Apenas con veintiún años fue nombrado Agregado Diplomático en París. Una vez de regreso a Caracas fue designado Presidente de la Corte Superior, Ministro de Educación, de Hacienda, de Relaciones Interiores, Secretario de la Presidencia. Como político, El Otro no escapó del más benévolo trato que los tiranos le dan a los que piensan y se expresan diferente: fue enviado al exilio. “De pronto, de ser un hombre poderoso, con ideales, con una gran actividad, una vida estable, me encontraba con mi familia en un país diferente sin saber cómo y dónde iba a trabajar para sobrevivir… Llegué a Nueva York desterrado, sin dinero, me habían hecho preso, me habían quitado todo, me habían saqueado… y llegué allá sin nada…”. Cuando finalmente cambiaron las circunstancias, El Otro regresó a Venezuela con aspiraciones de ser Presidente de la República. Y vaya si sabía lo que tenía que hacer: “La única manera económica, sabia y salvadora que debemos practicar es la de transformar la renta minera en crédito agrícola, estimular la agricultura científica y moderna, importar sementales y pastos, repoblar los bosques, construir todas las represas y canalizaciones necesarias para regularizar la irrigación y el defectuoso régimen de las aguas, mecanizar e industrializar el campo…”. Y en 1961 hizo una aclaratoria sobre aquella máxima suya de Sembrar el petróleo (al parecer poco comprendida) que puso a pensar a mucha gente y que hasta el día de hoy resuena en los oídos de los venezolanos como la última canción de un viejo disco de vinilo abandonado en el desván: “No íbamos  a sembrar aceite negro en los surcos de labranza como brujos de la noche de Walpurgis, sino que íbamos a convertir el petróleo en dinero y el dinero invertirlo en el desarrollo de una economía reproductiva, sana y creciente”.

Llegó el día de las elecciones, había sido una larga y costosa campaña. Poco a poco, a medida que se iban conociendo los resultados, El Otro se fue dando cuenta de que, en lo adelante, dedicaría el resto de su vida a El Uno.

 

Editora de la web: Carmen Cristina Wolf

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La obra audiovisual, artística y poética de Raquel Markus-Finckler por Orlando Campos Rodriguez

Ponencia “No alcanzan las palabras”:

La obra audiovisual artística poética de

Raquel Markus-Finckler

presentada en la Academia Venezolana de la Lengua 

por el Profesor Orlando Campos Rodríguez

La proyección de un recital de Video Art titulada “No Alcanzan las palabras” de Raquel Markus-Finckler en el Palacio de las Academias de Venezuela, sede de la Academia de la Lengua Venezolana equivalente a la Real Academia de la Lengua Española, por su calidad artística audiovisual y por su novedad literaria que la hace elevarla a la categoría de “Video art” como nueva forma artística técnica literaria de expresión es un logro importante del enriquecimiento de la poesía a través de la utilización del video, bandas sonoras, efectos especiales en el recitar poemas.

Los videos art de “No alcanzan las palabras” son el resultado de una búsqueda de un lenguaje artístico y literario nuevos en el cual establece Raquel Markus sus propias coordenadas poéticas-artísticas-audiovisuales, para expresarse a través de la originalidad, inacabables sincretismos estéticos. Un camino artístico-poético-audiovisual de conocimiento y de experiencia siempre en devenir, siempre en el hacer artístico y literario.

Por consiguiente, damos las gracias a la directiva de la Academia Venezolana de la Lengua y expresamos nuestro más alto aprecio el contar con el apoyo y colaboración para este proyecto.

Dr. Horacio Biord Castillo agradecemos su valiosa e importantísima participación en este proyecto en estos actuales momentos históricos donde instituciones, poetas, artistas, estamos llamados a realizar y a contribuir al gran sueño de un mundo donde resplandece el sol del saber, el sentir del corazón y de las letras, en el quehacer de una humanidad llena de paz y de justicia para todos los pueblos.

Este recital-proyección especial de videos art poéticos considera una nueva forma de hacer poesía y arte a través de los medios audiovisuales, es un logro que tiende a una nueva apreciación exaltada de la poesía. La apreciación del conjunto de las poesías a través de los medios audiovisuales empleando video, musicalización, efectos especiales, locuciones destaca la novedad y creatividad del arte de hacer poesía. Reflejan una perfecta unión entre creatividad, estética audiovisual y poesía.

La poetisa preconiza visiones, que transparentan y ponen en evidencia aspectos técnicos audiovisuales y poéticos del mundo interno de su yo creador. Pone de relieve elementos de orden y armonía, que se muestran a veces como paradigmas o ideales que tienen sentido en su foco central existencial. El lenguaje estético literario artístico audiovisual, descubre un sentido profundo de una variedad grande de imágenes poéticas que producen contemplación y deleite. A través de la actualización plástica literaria audiovisual nos persuade para que nos adentremos en los campos de otra dimensión audiovisual del arte, de la poesía y de la literatura.

La poesía de Raquel Markus-Finckler se caracteriza por ser una manifestación de los sentimientos, emociones, vivencias y reflexiones de su vida. Expresa el ser humano en torno a la belleza, al amor, a la vida o a la muerte, al sentirse pueblo escogido lleno de gloria y de pesares.

Se caracteriza por expresar ideas de patria, de hermandad, de repudio, de sentimientos encontrados e historias sagradas y dolorosas o triunfales, manifestado de modo estético, bello, libre. Sus composiciones literarias expresan cuitas de corazón, piden reivindicaciones con palabras duras o melodiosas, artísticamente perfectas, donde se reúnen finamente seleccionadas, para transmitir sus sentimientos de nostalgia, de alegría, de tristeza, de amor, de dolor.

La validez y vigencia de su poesía se pierde en el tiempo.

Sus registros poéticos se remontan a tiempos de Ur de la antigua Mesopotamia. Se mezclan con listas de exterminio, se celebran con gritos de libertad se juntan con alegrías amorosas.

Se vinculan a un significado religioso, y se desarrollan en distintos videos art como epopeya, como himnos, como elegías, como Raquel.

La Poesía de Raquel es también sublimación para proclamar hidalguía, paz, amistad compañerismo exaltación racial. Sus videos art son Piropos raciales, escritos testamentarios, mensajes arcanos, con léxico escogido, resultado de su enamoramiento con lo humano y lo divino.

Las Relaciones entre Raquel y la poesía, sin lugar a duda, es una transustanciación, hay una estrecha relación, unión única que forma una unidad. Hay una identificación plena.

Así pues, su amor es místico, es humano, es sabio, es bondad, es fuerza viene expresado como poesía, como video, como video art poético.

Su Maternidad va mucho más allá de su familia, tiene una especial atención a la ternura y a la delicadeza, digna de las mejores cuitas y zalamerías poéticas.

Su Descendencia viene considerada como una glorificación de la mujer que solo puede ser expresada con un lenguaje literario glorioso.

Hay una Unidad emocional y sentimental ontológica entre Raquel-mujer y poesía.

Hay Libertad sin barreras dogmáticas y legales entre Raquel y poesía.

Raquel y la poesía conforman un todo, un deseo vehemente irresistible que necesariamente debe ser expresado por medio de su palabra sublime.

La poesía se posesiona y protege a Raquel envolviéndola en un manto único de deleite y éxtasis, considerándola como Virtud, como cielo, como superación, como esperanza para su pueblo.

La poesía de Raquel es una dosis de felicidad por ser humana, por ser hebrea, por ser venezolana, por ser Raquel.

En la vida existen momentos de mucho caos e incertidumbre, es inevitable; después de todo, de eso se trata de la vida, de aventurarse a lo desconocido cada día. Pero esa incertidumbre se convierte muchas veces en tristeza, momentos en los que todo es sombrío y parece que la vida está en nuestra contra. En esas ocasiones es cuando ella cual heroína, comunica esperanza. Es en esas profundidades cuando la poesía e imágenes del video sirven como esperanza, en esos versos entra su rol femenino para trasmitir duelo y melancolía. Sin embargo, los versos permiten adentrarte en su mágico mundo, es no dejarse llevar por el dolor; pues su vida es ser maravillosa, también poesía.

Los videos art de Raquel son un bálsamo sanador, un consuelo para historia tristes, donde ella tiene una cita con un mundo de ensueño, donde ella conversa con su yo interior y donde llega a un acuerdo con ella misma para encontrar las fuerzas, para cantar, danzar, y desbordar la alegría de vivir.

Cuando la poesía la atrapa, ve la vida de otra manera, distingue la belleza que hay en lo sutil, y entonces del teclado de su computadora y de sus recursos técnicos audiovisuales nacen sensaciones, imágenes, sonidos, música, pensamientos, y su rostro y su alma sonríen al nacimiento de esas sensaciones. Y es así que descubre los tesoros de su diario peregrinar en esta su nueva tierra prometida.

Los videos art son un gran refugio que sirve de psicóloga, consejera, sanadora de almas; deleites visuales, musas que colocan al espectador en paraísos y edenes.

Los videos art amplían las dimensiones de su poesía, con la incorporación de la tecnología comunicacional y de nuevos mecanismos y formas de relacionarse con el lenguaje poético dan como resultado un mayor impactado en el espectador pues supera con creces solo lo escrito o lo leído.

Para cualquier área de su poesía el concepto de lo real maravilloso, reina.

Los videos presentados fueron:

  1. La violinista sobre el tejado

Su voz de poetisa, de profeta retumba llena de vida, superando el polvo del desierto, superando todo desde las alturas de un tejado maravilloso llamado esfuerzo.

  1. Buscando perlas en los desiertos

Un canto, un orgullo, Raquel nos presenta ser vencedora, superar obstáculos. Amansa los furibundos mares, retos, pues por sus letras corre la sangre, la herencia de un pueblo batallador.

  1. Me dicen poeta

Raquel es profeta en la tierra santa, la de sus ancestros. Es oráculo de bien y fortuna en su mundo actual. Sigue un camino de su mundo rico, con senderos bellos y abismos grandes.

  1. Despierta tu magia

Los astros la miman y sus ancestros se sienten orgullosos porque ella vence obstáculos y por la gratitud rebosa en su corazón y en su pluma.

  1. Después de ti

Es el canto autobiográfico de Raquel su trayectoria de vida, de ser canto, a un instrumento en un mundo de dificultades y seguir siendo ella.

  1. En un templo de papel

Su poema amoroso, íntimo, exalta su rol de entrega total, su goce infinito, su éxtasis amoroso.

  1. Somos polvo de estrellas

El video poético identifica plenamente su ser poeta y ser Raquel. Ella es infinita, es polvo de estrellas, ella es el amor encarnado infinito como el polvo de las estrellas. Ella se siente infinita.

Editora de la web: Carmen Cristina Wolf

 

 

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EN EL 70º ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE ANDRÉS ELOY BLANCO      

Andrés Eloy Blanco

EN EL 70.º ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE ANDRÉS ELOY BLANCO

Por Jesús Peñalver

¡Se podría estar callado,
¡Callado… pero no puedo!
Los grillos le han hecho callos
al silencio.
Castillo de Puerto Cabello, 1931, lugar de reclusión
Hoy, hace 70 años, murió el grande poeta oriental Andrés Eloy Blanco, y he querido rendirle homenaje con estas palabras que dimanan de mi costado izquierdo, y no solo por el amor a la poesía que tengo y profeso gracias a Mita, mi madre, sino porque hoy se honra una vez más –nunca será demasiado ni definitivo– al oceánico poeta cumanés.
Intentaré en apretado resumen, y visto el espacio que me dan los generosos editores, recoger en estas líneas, más bien un esbozo que desde luego será escaso, la actuación del bardo oriental en los más conocidos ámbitos de su vida.

Político

Nació en Cumaná el 6 de agosto de 1896 y murió en México el 21 de mayo de 1955. Se graduó de doctor en ciencias políticas en la UCV. De 1929 a 1933 fue prisionero o confinado de Juan Vicente Gómez en la cárcel de La Rotunda, de donde fue trasladado al Castillo de Puerto Cabello y luego confinado a pequeños pueblos de los Andes venezolanos.
Después de la muerte de Gómez militó en el PDN (del 37 al 39, en la clandestinidad) y a partir de 1941, en el partido AD, cuyo himno (la letra) es obra suya. Ese año publicó Navegación de Altura, una especie de cartilla cívica sobre el proceso electoral que entonces se libraba entre Medina Angarita y Rómulo Gallegos como candidatos presidenciales. En él postulaba la tolerancia y el equilibrio en la lucha política, pero más que eso, las páginas de Navegación de Altura contienen uno de los mejores y más lúcidos diagnósticos de la antinomia militarismo-civilismo que ensombreció tantas décadas de historia venezolana, y que hoy debemos releer por conveniente, necesario y esclarecedor, con vista en la hora aciaga que hoy vive nuestro país. Este fue un tema que desveló al escritor, lo analizó a fondo en obras como Vargas, Albacea de la Angustia, su espléndida biografía del primer presidente civil, cuya elección consideró a destiempo.
Vivió poco y produjo mucho. Solo vivió 59 años, dejando a su muerte una prolija obra. Murió en la plenitud de su capacidad creadora. Conviene resaltar que a su vida venezolana le puso fin el golpe de Estado de 1948 (el poeta tenía apenas 52 años) cuando hubo de irse de Venezuela, condenado al exilio.
Fundó partidos políticos, ejerció cargos de importancia, concejal, diputado, incluso presidió la Asamblea Nacional Constituyente entre el 17 de diciembre de 1946 y el 22 de octubre de 1947, cuyo objetivo fue preparar, discutir, redactar y aprobar el texto de la Constitución en 1947. Fue canciller y con este rol viajó a Francia a la III Asamblea General de la ONU, al mismo tiempo que se aprobaba la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
De allí se desprenden dos papeles o documentos del ministro Blanco: 1.- Su análisis de la situación mundial de la postguerra, del papel de la ONU y de cómo podían y debían echarse unas bases para la paz duradera. 2) Y su último discurso que apoyaba la moción de México, que partía de ese mismo propósito para evitar la confusión y las tensiones que ya nacían entre el Este y el Oeste, lo que después se conoció como la Guerra Fría.

Humanista

Sin duda alguna, humanista de visión política que cree en la cultura y en el destino del hombre. En ese momento cuenta con 52 años. Inicia su destierro con una carta para el presidente norteamericano Harry S. Truman sobre el inaceptable reconocimiento de gobiernos nacidos de golpes de Estado. Había sido derrocado don Rómulo Gallegos.
La experiencia de la ANC no tuvo precedentes: no solo fue el primer parlamento elegido por el voto popular en Venezuela, sino también fue singular por la calidad, diversidad y categoría intelectual de sus integrantes y por el pluralismo ideológico predominante. Por algo o por mucho, Rafael Caldera lo llamó “el amortiguador de la Constituyente”.
Allí hizo gala del talento y de su cultura jurídica, de tolerancia, conciliación, y siempre en todo momento, de buen humor.
Un hombre de ideas, a veces angustiado que no escatimó esfuerzos de impresión, que pensó y escribió con intensidad, que reflexionó y dejó un legado incomparable, muchísimas páginas de meditación y sabiduría, siempre tolerantes, pero también siempre transparentes, porque fue, como su amigo Rómulo Gallegos, un hombre con una posición en la vida.
«…La política me ha dado más quebrantos que alegrías, pero me ha dado buenas alegrías; y este escribir a diario, esta faena del columnista, a caza del centavo, nos obliga a abandonar la obra literaria que más codiciaríamos: los poemas, el teatro, el ensayo”.
Andrés Eloy Blanco
Ante un ataque artero de contrarios políticos, señaló:
«Mi casa de Los Chorros tardó tres años en construirse. Fue el único plan trienal que se ha cumplido en Venezuela». Andrés Eloy Blanco
Y ante otro ataque ruin de sus enemigos políticos:
“Mi columna vertebral, que no se ha doblado nunca, sino ante la máquina de escribir”. Andrés Eloy Blanco (7-12-45)
Afirmó el poeta Andrés Eloy Blanco el 23 de junio de 1948 (hace ya 77 años): “El Municipio es el gobierno de la casa, es el gobierno del ama de llaves, de sacar las cuentas del mercado, de limpiar la telaraña, no sólo de las paredes y los techos, sino también la conciencia ciudadana en el manejo del diario”.

Andrés Eloy y la prensa

Juan Guglieni propuso a la constituyente del 47, elevar a rango constitucional, al que popularmente se conocía como 4º poder: la prensa.
De aprobarse esa propuesta, advirtió Andrés Eloy Blanco, la prensa quedaría sometida a las limitaciones sancionadas para los otros tres poderes. El poeta quería a la prensa libre en todos los sentidos: que no hubiera ley que la reglamentara. Que los periodistas no levantaran cercas gremiales a su profesión; que cualquiera pudiera editar periódicos.
Sostenía el poeta que los dueños de estos no controlaran las opiniones de quienes escribían en ellos. Ni censura oficial ni censura capitalista.
A Andrés Eloy, a quien le tocó ser periodista bajo una dictadura, le parecía insoportable que los gobiernos controlaran la prensa. Andrés Eloy Blanco siempre pidió libertad irrestricta para los medios.

Humorista

Luis Manuel Peñalver recopiló a Andrés Eloy Blanco
En la casa del poeta Andrés Eloy Blanco, en Cumaná, dentro de la colección que allí se encuentra, están más de cuarenta poesías, escritas de puño y letra del poeta.
Estos papelitos (bond blanco), bastante amarillentos por su edad, no miden más de 16 x 12 cm, escritos en su mayoría con lápiz de grafito. Fueron estos versos recopilados y donados a la Fundación Andrés Eloy Blanco por el doctor Luis Manuel Peñalver en el año de 1965, hace ya bastante tiempo, cuando se inauguró La Casa del Poeta.
Bajo la conducción de Andrés Eloy Blanco, la Asamblea Nacional Constituyente se instala el 17 de diciembre de 1946, y delibera el primer semestre del año 1947. El 5 de julio entra en vigencia la Constitución. Todos los partidos están representados en la Asamblea, y los debates son transmitidos por radio; el país se politiza y participa como nunca antes.
Estos manuscritos de Andrés Eloy Blanco daban la vuelta a la sala, “por debajo de la mesa”, y una vez que llegaban a manos de Peñalver, los guardaba en su bolsillo. Es importante reconocer que el doctor Luís Manuel Peñalver valoraba enormemente este juego humorístico del poeta.
«Sres. se suspende la sesión. Me voy a la clínica porque ha nacido un hijo mío y voy a inscribirlo en AD».
15/10/47 Andrés Eloy Blanco
ANÉCDOTA ANDRES ELOY BLANCO (1)
Estaba Andrés Eloy en casa del poeta cubano Nicolás Guillén, en La Habana, cuando le fue presentado un famoso recitador cubano, Luis Carbonell. En la conversación que sostuvieron, Carbonell le manifestó al venezolano su disgusto por la versión musical de «Píntame angelitos negros». Andrés Eloy le contestó que a él tampoco le gustaba, pero que esa canción era la única que le rentaba ingresos económicos; de manera que ese dinero él no lo consideraba como derechos de autor, sino como indemnización por daños y perjuicios.
ANÉCDOTA ANDRES ELOY BLANCO (2)
Corría el mes de abril de 1947 y Andrés Eloy Blanco era presidente de la Cámara, dejó encargado por un momento al diputado Augusto Malavé Villalba, quien sufría de lambdacismo y por eso cambió una «ere» por una «ele». Se va a “abril”–dijo. El diputado Edecio la Riva que estaba muy pendiente, le reprochó el error de dicción. Andrés Eloy subía los escalones del estrado y oyó el reproche. Al sentarse en la presidencia, hablo emocionado: “EL COMPAÑERO Malavé se levantó esta mañana contento. ¡Y se sintió poeta! Y se hizo la resolución de comunicárselo a sus compañeros de cámara. Y es así como al comenzar la sesión, les ha dicho “Se va abril” … y viene mayo, con sus lluvias y sus flores… yo le agradezco al compañero el apunte”. Y entonces agitando la campañilla, dijo con gran solemnidad: “-Se va abril”.
Y hubo un silencio magnífico en la cámara.
ANÉCDOTA ANDRES ELOY BLANCO (3)
En el viejo Congreso de la República, en los tiempos cuando Isaías Medina Angarita era el presidente de Venezuela, ocurrió que Pedro Cruz Bajares negó muchas veces el derecho de palabra al diputado Andrés Eloy Blanco, quien le dedicó esta cuarteta:
Te pedí la palabrita
y me diste tus negares
te espero en la bajadita
cuando de la Cruz Bajares
ANÉCDOTA ANDRES ELOY BLANCO (4)
A Copei se le consideraba en aquellos años como un partido conservador y aristocrático, pero tenía entre sus congresantes a José Camacho, de tez oscura y origen popular, muy apreciado por Andrés Eloy Blanco. A Camacho compuso estos versos famosos:
Cosas que no son de ley
siempre resultan un fiasco:
mujer orinando en frasco
y negro inscrito en Copei.
Otra, de su tiempo de injusta prisión. Entró un esbirro a la mazmorra y preguntó: ¿Quiénes son aquí los adecos? «El Negro Encarnación y yo, somos los adecos», dijo el poeta.
ANÉCDOTA ANDRES ELOY BLANCO (5)
En 1946 ó 1947 fue necesario hacer unas reparaciones en la planta alta del Capitolio, en el que funcionaba la Asamblea Nacional Constituyente.
El público, y entre él el público femenino, en vez de ascender a las galerías tenía que permanecer en la planta baja. Entonces el presidente, que era Andrés Eloy Blanco, improvisó una copla, casi dramática:
Por vicio de construcción
el Senado está de duelo,
pues pa’ coger un picón
hay que agacharse en el suelo.
ANÉCDOTA ANDRES ELOY BLANCO (6)
A un cura constituyentista que miraba mucho a las damas en las barras:
Hay un cura en las sesiones
que mira mucho a las barras
y es pariente de los Parras
por parte de los Picones.
ANÉCDOTA ANDRES ELOY BLANCO (7)
A un cura muy fornido le compuso:
El padre Sánchez Espejo
por su robusto cogote,
en lugar de ser un padre
debiera ser un padrote.
ANÉCDOTA ANDRES ELOY BLANCO (8)
A otro sacerdote que se distraía mucho en libros sagrados durante los debates:
Mientras todos van en pos
de un entendimiento humano
el padre, breviario en mano,
se está entendiendo con Dios
ANÉCDOTA ANDRES ELOY BLANCO (9)
El padre Luis Eduardo Vera recorrió varios micrófonos y todos le producían un ruido que no lo dejaba hablar. De inmediato Andrés Eloy Blanco rimó:
Se ha demostrado hace un rato
que el colega Padre Vera
no es un colega cualquiera,
pues le ronca el aparato.
ANÉCDOTA ANDRES ELOY BLANCO (10)
La joven constituyentista por Carabobo Carmen Gracián de Malpica, en estado de gravidez, fue aludida por los sacerdotes Rojas y Sánchez Espejo como
«la señorita Malpica», a lo que Blanco escribió:
Si Carmen, por un casual,
fuera Señorita es dable
sostener como indudable
que Malpica pica mal.

Poeta

Cultivó distintos géneros (poesía, teatro, novela, ensayo, artículos y crónicas) pero de todos los géneros que componen su obra, el fundamental es el de la poesía. En ella alcanzó los más altos lugares, en ella trabajó más persistentemente a lo largo de su vida. Es su poesía por lo que se le conoce y reconoce abiertamente, sin olvidar su bonhomía, su afabilidad y buen humor, atributos que le ayudaron determinantemente en la escena pública, ámbito en el que también se realizó, siendo uno de los primeros entre nosotros que entendió la búsqueda del poder por los caminos de la política (de la paz) y no de la fuerza.
Es imposible estudiar la poesía de Andrés Eloy sin escuchar el eco de la significación popular del personaje, fruto de la consustanciación natural del poeta con su pueblo, al punto de que este se vio leído e interpretado en sus versos.
Quizá Andrés Eloy sea el único poeta venezolano cuya poesía se recita de memoria y con mucha vehemencia.
Es imposible leer la obra poética de Andrés Eloy, sin recordar que quien escribe es un integrante principal de la generación que inventó la política en Venezuela, que creó los partidos políticos modernos, que convocó a elecciones universales, directa y secretas y que llevó al sector civil al mando, asignándole al militar las tareas profesionales previstas por la Constitución Nacional.
Volviendo al poeta homenajeado y cantado hoy, diré que Andrés Eloy publica Tierras que me Oyeron en 1921, pero el inicio de su legendaria notoriedad ocurre con el Canto a España en 1923. Como se sabe, este poema la valió al cumanés el premio del concurso auspiciado por la Real Academia Española de la Lengua, en la ciudad de Santander. El poeta viajó a España a recibirlo y meses después, a su regreso, fue recibido como se reciben a los héroes.
Las 25.000 pesetas del premio le permitieron prolongar su estadía en Europa. Viajó por Francia e Italia antes de regresar a Madrid, donde recibió la distinción de ser el único invitado a la Cena de Año Nuevo ofrecida a los miembros por la Real Academia de la Lengua. Conoció personalmente a Antonio Machado y Ramón del Valle Inclán, figuras relevantes de la Generación del 98. Y a otros notables como Jacinto Benavente, Francisco Giner de los Ríos y Antonio Maura, director de la RAE. También compartió vinos y tapas, con jóvenes poetas que constituirán la generación del 27, entre ellos Gerardo Diego.
Estuvo en España ocho meses, escribió y publicó la novela El Amor no fue a los Toros y un poemario, Las Cuatro Puertas, de los cuales no se conservaron ejemplares. El poeta poseía un magistral señorío de la palabra, considerado por ello como uno de los oradores notables del país y como poeta, fue artífice de una obra fecunda de amplia tesitura, a ratos sencilla popular, a ratos refinada exquisita.
Andrés Eloy Blanco, poeta, ensayista, cuentista, dramaturgo y orador. Es una de las figuras más representativas de la Generación del 28. En 1916 inicia su carrera literaria con su poema «Canto a la espiga y al arado».
Por definición él fue poeta de varias tendencias, complejo en su expresión y en los rumbos de su acierto lírico. Es poeta civil, político, intimista, de vanguardia, poeta universal, poeta americano, poeta de su tiempo, pero poeta también del pasado. De vanguardia como lo demuestra en su poemario Baedeker 2000, un libro, a mi modo de ver una pieza notable dentro de nuestra expresión vanguardista.
Lo que más impresiona de este libro es la poderosa imaginación de índole narrativa utilizada para exponer un mundo. Para ello, el poeta Blanco echa mano de una serie de recursos vanguardistas que podrían asociarse al futurismo, ultraísmo, surrealismo, el creacionismo hispanoamericano o a una lectura combinada de estos, los cuales tuvieron una marcada influencia en la literatura de la posguerra europea (el término “vanguardia” tiene un origen militar), y que luego fueron asimilados en América de manera progresiva; así tenemos que el Ultraísmo español influenció poderosamente la poesía de Jorge Luis Borges entre 1919 y 1922; también dieron origen a un movimiento tan radicalmente personalizado como el creacionismo de Vicente Huidobro, a quien se ha señalado como el iniciador de la vanguardia en castellano con la publicación del poema «Ecuatorial» en 1918; o el caso notable de César Vallejo, cuyo libro Los Heraldos Negros (1919) condensa toda una experiencia vanguardista tamizada por una personalidad de ancestros indígenas peruanos, en ocasiones guiada por un dilema existencial que se debatió entre París y España; en Venezuela, el caso de Salustio González Rincones, que publica sus Trece Sonetos con Estrambote a Sigma (1922) y La Yerba Santa (1928), como ejemplos de la variedad de las resonancias de la vanguardia en América.
Blanco, en el título de su libro, alude paródicamente al de una de esas guías turísticas, que se propone recorrer, en su viaje poético, un periplo de lo que será Venezuela para el año 2000. Con su don verbal y humor extraordinario, Andrés Eloy Blanco consiguió en éste uno de sus más felices momentos poéticos, que influenció a otros nota­bles poetas venezolanos como Alarico Gómez, Miguel Otero Silva, Job Pim y Aquiles Nazoa. Pero no sólo a ellos. También a otros nos legó la firme lección de su aguda inteligencia y de su privilegiada sensi­bilidad, con una voz que fue capaz de anticiparse al porvenir dando muestras no sólo de un gran amor por su país, sino por muchos de los hombres que habitan buena parte de la Tierra. Pues ese es, a fin de cuen­tas, el Andrés Eloy Blanco que permanecerá.
La mayor parte de su obra se detiene en el aspecto popular de su poesía, y algunos críticos, de manera despectiva, se refieren sólo al verso fácil, a la improvisación momentánea, como si escribir para el pueblo no fuera en realidad la más alta aspiración de un poeta, la máxima excelencia.
Andrés Eloy Blanco era un hombre de una amplia cultura literaria, filosófica, jurídica, política, científica y técnica; esta amplitud de conocimientos se aprecia en sus discursos y conferencias de la más variada temática. Es por encima y ante que todo, un poeta culto que lleva al pueblo, en la interpretación auténtica de los valores contenidos en su alma, las que son preocupaciones de su época. Sin embargo, su poesía es muy amplia en cuanto al contenido, es un escritor que pasa con singular maestría de lo histórico a lo amoroso, de lo íntimo a lo foráneo, de lo general a lo colectivo, de lo popular a lo culto, de lo universal a lo nacional.
Decir que Andrés Eloy es el poeta de Venezuela, como lo hace Miguel Otero Silva, es elevarlo a la más alta categoría que pueda alcanzar poeta alguno, «ninguno encarna, como lo hace a todo trance Andrés Eloy Blanco, el poeta de este pueblo y de esta tierra. El poeta cuyos versos repiten los venezolanos a media voz cuando amamos, cuando sufrimos o cuando compartimos», o como lo reseña Prieto Figueroa: «Su tarea de poeta del pueblo es la expresión de un proceso de decantación, de sublimación, que lo va acercando lentamente a la prístina fuente que mana confusa del alma popular».
El propio Andrés Eloy narra cómo llegó a convertirse en el poeta del pueblo de Venezuela. De cómo el dolor y la sangre le dieron el tono que buscaba, la esperada voz querida por él y que anuncia en la introducción de su poemario Poda. Él nos cuenta: «Yo fui poeta de juegos florales y corría el tremendo riesgo de llegar a ser el más cortesano de los poetas o el más poeta de los cortesanos… para encontrarme conmigo mismo, para encontrar mi propio camino, el que yo no había olvidado porque no lo había perdido nunca… Yo soy, pues, y me enorgullezco de decirlo, un discípulo del pueblo… y que mucho después, cuando el pueblo mismo, el dolor de ese pueblo, la angustia de ese pueblo como el mejor de los maestros, hizo de mí, hasta como poeta, un hombre distinto del que yo era, y no me quejo».
Por encima de cuanto escribió resplandece el hombre, la calidad humana que hizo de Andrés Eloy Blanco el más claro testimonio de la consagración de una vida al servicio de la nación, o como diría Picón Salas: «Intérprete cabal del refrán, el mito y la tradición vernácula».
Sobre Simón Bolívar:
“Se ha citado mucho a Bolívar; pero Bolívar sirve para todo… A Bolívar no se puede citar sino con cuidado… Bolívar sirve para justificar un acto de represión.
El Bolívar de 1828, llevando al arzobispo de Bogotá como miembro del Consejo de Estado, es un dictador en pleno ejercicio de la dictadura; y el Bolívar de 1830 ya no es sino el desprendimiento del creador amargado por la creación.
Pero Bolívar es oceánico. Es el árbol: el que quiera una fruta para darle qué comer a alguien, allí está Bolívar frutal; el que quiera una estaca para darle golpes a un yangüés, allí está Bolívar con ramazones; el que quiera una cruz para clavar a alguien, allí tiene a Bolívar con sus ramas cruzadas; el que quiera una flor para adornar la frente de la patria, allí está Bolívar florecido, y el que quiera una sombra para esconderse y ocultar una trampa o disparar un perdigón sobre algún incauto pájaro electoral, allí está Bolívar frondoso”.
* yangüés, sa
adj. Natural de alguno de los pueblos que llevan por nombre Yanguas. U. t. c. s.
adj. Perteneciente o relativo a Yanguas o a los yangüeses.
Yangüeses en Don Quijote e impresor de La Cuesta.
Los eruditos siguen todavía debatiendo acerca del capítulo XV de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha en el que el caballero de la triste figura y su fiel escudero Sancho son apaleados por unos arrieros que, los cervantinos contemporáneos son prácticamente unánimes en identificarles como yangüeses sorianos.

Andrés Eloy, Rómulo Gallegos y Doña Bárbara

La novela comenzaba (había escrito el autor): “Un bongo remonta el Arauca bordeando las barrancas de la margen meridional”, pero Gallegos decidió modificarla de esta forma —se dice que a sugerencia del poeta Andrés Eloy Blanco—: “Un bongo remonta el Arauca bordeando las barrancas de la margen derecha”.
El poeta Andrés Eloy Blanco fue abogado de Doña Bárbara. El poeta, que también fue un eminente hombre de leyes, ejerció su profesión de abogado en Apure, y fue contratado para defender a doña Francisca Vásquez de Carrillo (la Doña Bárbara de Rómulo Gallegos). De modo que fue el poeta quien le presentó a Gallegos a la mujer que sería su personaje, conocida en vida como Pancha Vázquez en las sabanas del bajo Apure.
Fue Andrés Eloy quien le comentó las características de esta mujer al escritor Rómulo Gallegos. Era toda una mujer que se parecía a un hombre para jinetear caballos, y enlazar cimarrones, codiciosa, supersticiosa, sin grimas para quitarse de por delante a quien le estorbase.

A la muerte del poeta

Como lo dijera León Felipe frente al féretro del cumanés Andrés Eloy Blanco:
“¡Aquí no ha muerto nadie! Al que vamos a enterrar es un poeta. Está tendido pero no está muerto. ¿Está mudo? ¡No está mudo! Un muerto no habla ni canta… y este poeta sigue hablando y cantando.
Todo gran poeta sigue hablando y cantando, después del salto mortal ¡no está muerto!”.
Para finalizar, conviene decir que el grande Andrés Eloy Blanco pertenece a la generación que hizo el tránsito de la Venezuela rural a la urbana, que le atribuyó al estado un papel protagónico, para bien y para mal, en el desarrollo de la sociedad y que, en pocas palabras, hizo de la democracia su proyecto histórico.
Si usted no ha leído a Andrés Eloy Blanco, se ha perdido una Venezuela necesaria para enorgullecerse, para llenarse el espíritu de la historia que hay que ondear al aire como bandera de dignidad y amor. Y como él mismo diría:
“Tengo dos hijos tierra, tengo dos hijos cielo, el andar que buscaba para el último paso, las alas que pedía para el último vuelo”.
Jesús Peñalver
              
 
 
 
 

 

 

 

 

 

———- Forwarded message ———
De: Jesús Peñalver <penalver15@gmail.com>
Date: dom, 11 de may de 2025, 12:19?p.m.
Subject: COLABORACIÓN 21 DE MAYO
To: Carmen Cristina Wolf <wolfcarmencristina@gmail.com>
EN EL 70.º ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE ANDRÉS ELOY BLANCO.        Por Jesús Peñalver ¡Se podría estar callado,
¡Callado… pero no puedo!
Los grillos le han hecho callos
al silencio.
Castillo de Puerto Cabello, 1931, lugar de reclusión.
Hoy, hace 70 años, murió el grande poeta oriental Andrés Eloy Blanco, y he querido rendirle homenaje con estas palabras que dimanan de mi costado izquierdo, y no solo por el amor a la poesía que tengo y profeso gracias a Mita, mi madre, sino porque hoy se honra una vez más –nunca será demasiado ni definitivo– al oceánico poeta cumanés.
Intentaré en apretado resumen, y visto el espacio que me dan los generosos editores, recoger en estas líneas, más bien un esbozo que desde luego será escaso, la actuación del bardo oriental en los más conocidos ámbitos de su vida.
Político
Nació en Cumaná el 6 de agosto de 1896 y murió en México el 21 de mayo de 1955. Se graduó de doctor en ciencias políticas en la UCV. De 1929 a 1933 fue prisionero o confinado de Juan Vicente Gómez en la cárcel de La Rotunda, de donde fue trasladado al Castillo de Puerto Cabello y luego confinado a pequeños pueblos de los Andes venezolanos.
Después de la muerte de Gómez militó en el PDN (del 37 al 39, en la clandestinidad) y a partir de 1941, en el partido AD, cuyo himno (la letra) es obra suya. Ese año publicó Navegación de Altura, una especie de cartilla cívica sobre el proceso electoral que entonces se libraba entre Medina Angarita y Rómulo Gallegos como candidatos presidenciales. En él postulaba la tolerancia y el equilibrio en la lucha política, pero más que eso, las páginas de Navegación de Altura contienen uno de los mejores y más lúcidos diagnósticos de la antinomia militarismo-civilismo que ensombreció tantas décadas de historia venezolana, y que hoy debemos releer por conveniente, necesario y esclarecedor, con vista en la hora aciaga que hoy vive nuestro país. Este fue un tema que desveló al escritor, lo analizó a fondo en obras como Vargas, Albacea de la Angustia, su espléndida biografía del primer presidente civil, cuya elección consideró a destiempo.
Vivió poco y produjo mucho. Solo vivió 59 años, dejando a su muerte una prolija obra. Murió en la plenitud de su capacidad creadora. Conviene resaltar que a su vida venezolana le puso fin el golpe de Estado de 1948 (el poeta tenía apenas 52 años) cuando hubo de irse de Venezuela, condenado al exilio.
Fundó partidos políticos, ejerció cargos de importancia, concejal, diputado, incluso presidió la Asamblea Nacional Constituyente entre el 17 de diciembre de 1946 y el 22 de octubre de 1947, cuyo objetivo fue preparar, discutir, redactar y aprobar el texto de la Constitución en 1947. Fue canciller y con este rol viajó a Francia a la III Asamblea General de la ONU, al mismo tiempo que se aprobaba la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
De allí se desprenden dos papeles o documentos del ministro Blanco: 1.- Su análisis de la situación mundial de la postguerra, del papel de la ONU y de cómo podían y debían echarse unas bases para la paz duradera. 2) Y su último discurso que apoyaba la moción de México, que partía de ese mismo propósito para evitar la confusión y las tensiones que ya nacían entre el Este y el Oeste, lo que después se conoció como la Guerra Fría.
Humanista
Sin duda alguna, humanista de visión política que cree en la cultura y en el destino del hombre. En ese momento cuenta con 52 años. Inicia su destierro con una carta para el presidente norteamericano Harry S. Truman sobre el inaceptable reconocimiento de gobiernos nacidos de golpes de Estado. Había sido derrocado don Rómulo Gallegos.
La experiencia de la ANC no tuvo precedentes: no solo fue el primer parlamento elegido por el voto popular en Venezuela, sino también fue singular por la calidad, diversidad y categoría intelectual de sus integrantes y por el pluralismo ideológico predominante. Por algo o por mucho, Rafael Caldera lo llamó “el amortiguador de la Constituyente”.
Allí hizo gala del talento y de su cultura jurídica, de tolerancia, conciliación, y siempre en todo momento, de buen humor.
Un hombre de ideas, a veces angustiado que no escatimó esfuerzos de impresión, que pensó y escribió con intensidad, que reflexionó y dejó un legado incomparable, muchísimas páginas de meditación y sabiduría, siempre tolerantes, pero también siempre transparentes, porque fue, como su amigo Rómulo Gallegos, un hombre con una posición en la vida.
«…La política me ha dado más quebrantos que alegrías, pero me ha dado buenas alegrías; y este escribir a diario, esta faena del columnista, a caza del centavo, nos obliga a abandonar la obra literaria que más codiciaríamos: los poemas, el teatro, el ensayo”.
Andrés Eloy Blanco
Ante un ataque artero de contrarios políticos, señaló:
«Mi casa de Los Chorros tardó tres años en construirse. Fue el único plan trienal que se ha cumplido en Venezuela». Andrés Eloy Blanco
Y ante otro ataque ruin de sus enemigos políticos:
“Mi columna vertebral, que no se ha doblado nunca, sino ante la máquina de escribir”. Andrés Eloy Blanco (7-12-45)
Afirmó el poeta Andrés Eloy Blanco el 23 de junio de 1948 (hace ya 77 años): “El Municipio es el gobierno de la casa, es el gobierno del ama de llaves, de sacar las cuentas del mercado, de limpiar la telaraña, no sólo de las paredes y los techos, sino también la conciencia ciudadana en el manejo del diario”.
Andrés Eloy y la prensa
Juan Guglieni propuso a la constituyente del 47, elevar a rango constitucional, al que popularmente se conocía como 4º poder: la prensa.
De aprobarse esa propuesta, advirtió Andrés Eloy Blanco, la prensa quedaría sometida a las limitaciones sancionadas para los otros tres poderes. El poeta quería a la prensa libre en todos los sentidos: que no hubiera ley que la reglamentara. Que los periodistas no levantaran cercas gremiales a su profesión; que cualquiera pudiera editar periódicos.
Sostenía el poeta que los dueños de estos no controlaran las opiniones de quienes escribían en ellos. Ni censura oficial ni censura capitalista.
A Andrés Eloy, a quien le tocó ser periodista bajo una dictadura, le parecía insoportable que los gobiernos controlaran la prensa. Andrés Eloy Blanco siempre pidió libertad irrestricta para los medios.
Humorista
Luis Manuel Peñalver recopiló a Andrés Eloy Blanco
En la casa del poeta Andrés Eloy Blanco, en Cumaná, dentro de la colección que allí se encuentra, están más de cuarenta poesías, escritas de puño y letra del poeta.
Estos papelitos (bond blanco), bastante amarillentos por su edad, no miden más de 16 x 12 cm, escritos en su mayoría con lápiz de grafito. Fueron estos versos recopilados y donados a la Fundación Andrés Eloy Blanco por el doctor Luis Manuel Peñalver en el año de 1965, hace ya bastante tiempo, cuando se inauguró La Casa del Poeta.
Bajo la conducción de Andrés Eloy Blanco, la Asamblea Nacional Constituyente se instala el 17 de diciembre de 1946, y delibera el primer semestre del año 1947. El 5 de julio entra en vigencia la Constitución. Todos los partidos están representados en la Asamblea, y los debates son transmitidos por radio; el país se politiza y participa como nunca antes.
Estos manuscritos de Andrés Eloy Blanco daban la vuelta a la sala, “por debajo de la mesa”, y una vez que llegaban a manos de Peñalver, los guardaba en su bolsillo. Es importante reconocer que el doctor Luís Manuel Peñalver valoraba enormemente este juego humorístico del poeta.
«Sres. se suspende la sesión. Me voy a la clínica porque ha nacido un hijo mío y voy a inscribirlo en AD».
15/10/47 Andrés Eloy Blanco
ANÉCDOTA ANDRES ELOY BLANCO (1)
Estaba Andrés Eloy en casa del poeta cubano Nicolás Guillén, en La Habana, cuando le fue presentado un famoso recitador cubano, Luis Carbonell. En la conversación que sostuvieron, Carbonell le manifestó al venezolano su disgusto por la versión musical de «Píntame angelitos negros». Andrés Eloy le contestó que a él tampoco le gustaba, pero que esa canción era la única que le rentaba ingresos económicos; de manera que ese dinero él no lo consideraba como derechos de autor, sino como indemnización por daños y perjuicios.
ANÉCDOTA ANDRES ELOY BLANCO (2)
Corría el mes de abril de 1947 y Andrés Eloy Blanco era presidente de la Cámara, dejó encargado por un momento al diputado Augusto Malavé Villalba, quien sufría de lambdacismo y por eso cambió una ere por una ele. Se va a “abril”–dijo. El diputado Edecio la Riva que estaba muy pendiente, le reprochó el error de dicción. Andrés Eloy subía los escalones del estrado y oyó el reproche. Al sentarse en la presidencia, hablo emocionado: “EL COMPAÑERO Malavé se levantó esta mañana contento. ¡Y se sintió poeta! Y se hizo la resolución de comunicárselo a sus compañeros de cámara. Y es así como al comenzar la sesión, les ha dicho “Se va abril” … y viene mayo, con sus lluvias y sus flores…yo le agradezco al compañero el apunte”. Y entonces agitando la campañilla, dijo con gran solemnidad: “-Se va abril”.
Y hubo un silencio magnífico en la cámara.
ANÉCDOTA ANDRES ELOY BLANCO (3)
En el viejo Congreso de la República, en los tiempos cuando Isaías Medina Angarita era el presidente de Venezuela, ocurrió que Pedro Cruz Bajares negó muchas veces el derecho de palabra al diputado Andrés Eloy Blanco, quien le dedicó esta cuarteta:
Te pedí la palabrita
y me diste tus negares
te espero en la bajadita
cuando de la Cruz Bajares
ANÉCDOTA ANDRES ELOY BLANCO (4)
A Copei se le consideraba en aquellos años como un partido conservador y aristocrático, pero tenía entre sus congresantes a José Camacho, de tez oscura y origen popular, muy apreciado por Andrés Eloy Blanco. A Camacho compuso estos versos famosos:
Cosas que no son de ley
siempre resultan un fiasco:
mujer orinando en frasco
y negro inscrito en Copei.
Otra, de su tiempo de injusta prisión. Entró un esbirro a la mazmorra y preguntó: ¿Quiénes son aquí los adecos? «El Negro Encarnación y yo, somos los adecos», dijo el poeta.
ANÉCDOTA ANDRES ELOY BLANCO (5)
En 1946 ó 1947 fue necesario hacer unas reparaciones en la planta alta del Capitolio, en el que funcionaba la Asamblea Nacional Constituyente.
El público, y entre él el público femenino, en vez de ascender a las galerías tenía que permanecer en la planta baja. Entonces el presidente, que era Andrés Eloy Blanco, improvisó una copla, casi dramática:
Por vicio de construcción
el Senado está de duelo,
pues pa’ coger un picón
hay que agacharse en el suelo.
ANÉCDOTA ANDRES ELOY BLANCO (6)
A un cura constituyentista que miraba mucho a las damas en las barras:
Hay un cura en las sesiones
que mira mucho a las barras
y es pariente de los Parras
por parte de los Picones.
ANÉCDOTA ANDRES ELOY BLANCO (7)
A un cura muy fornido le compuso:
El padre Sánchez Espejo
por su robusto cogote,
en lugar de ser un padre
debiera ser un padrote.
ANÉCDOTA ANDRES ELOY BLANCO (8)
A otro sacerdote que se distraía mucho en libros sagrados durante los debates:
Mientras todos van en pos
de un entendimiento humano
el padre, breviario en mano,
se está entendiendo con Dios
ANÉCDOTA ANDRES ELOY BLANCO (9)
El padre Luis Eduardo Vera recorrió varios micrófonos y todos le producían un ruido que no lo dejaba hablar. De inmediato Andrés Eloy Blanco rimó:
Se ha demostrado hace un rato
que el colega Padre Vera
no es un colega cualquiera,
pues le ronca el aparato.
ANÉCDOTA ANDRES ELOY BLANCO (10)
La joven constituyentista por Carabobo Carmen Gracián de Malpica, en estado de gravidez, fue aludida por los sacerdotes Rojas y Sánchez Espejo como
«la señorita Malpica», a lo que Blanco escribió:
Si Carmen, por un casual,
fuera Señorita es dable
sostener como indudable
que Malpica pica mal.
Poeta
Cultivó distintos géneros (poesía, teatro, novela, ensayo, artículos y crónicas) pero de todos los géneros que componen su obra, el fundamental es el de la poesía. En ella alcanzó los más altos lugares, en ella trabajó más persistentemente al largo de su vida. Es su poesía por lo que se le conoce y reconoce abiertamente, sin olvidar su bonhomía, su afabilidad y buen humor, atributos que le ayudaron determinantemente en la escena pública, ámbito en el que también se realizó, siendo uno de los primeros entre nosotros que entendió la búsqueda del poder por los caminos de la política (de la paz) y no de la fuerza.
Es imposible estudiar la poesía de Andrés Eloy sin escuchar el eco de la significación popular del personaje, fruto de la consustanciación natural del poeta con su pueblo, al punto de que este se vio leído e interpretado en sus versos.
Quizá Andrés Eloy sea el único poeta venezolano cuya poesía se recita de memoria y con mucha vehemencia.
Es imposible leer la obra poética de Andrés Eloy, sin recordar que quien escribe es un integrante principal de la generación que inventó la política en Venezuela, que creó los partidos políticos modernos, que convocó a elecciones universales, directa y secretas y que llevó al sector civil al mando, asignándole al militar las tareas profesionales previstas por la Constitución Nacional.
Volviendo al poeta homenajeado y cantado hoy, diré que Andrés Eloy publica Tierras que me Oyeron en 1921, pero el inicio de su legendaria notoriedad ocurre con el Canto a España en 1923. Como se sabe, este poema la valió al cumanés el premio del concurso auspiciado por la Real Academia Española de la Lengua, en la ciudad de Santander. El poeta viajó a España a recibirlo y meses después, a su regreso, fue recibido como se reciben a los héroes.
Las 25.000 pesetas del premio le permitieron prolongar su estadía en Europa. Viajó por Francia e Italia antes de regresar a Madrid, donde recibió la distinción de ser el único invitado a la Cena de Año Nuevo ofrecida a los miembros por la Real Academia de la Lengua. Conoció personalmente a Antonio Machado y Ramón del Valle Inclán, figuras relevantes de la Generación del 98. Y a otros notables como Jacinto Benavente, Francisco Giner de los Ríos y Antonio Maura, director de la RAE. También compartió vinos y tapas, con jóvenes poetas que constituirán la generación del 27, entre ellos Gerardo Diego.
Estuvo en España ocho meses, escribió y publicó la novela El Amor no fue a los Toros y un poemario, Las Cuatro Puertas, de los cuales no se conservaron ejemplares. El poeta poseía un magistral señorío de la palabra, considerado por ello como uno de los oradores notables del país y como poeta, fue artífice de una obra fecunda de amplia tesitura, a ratos sencilla popular, a ratos refinada exquisita.
Andrés Eloy Blanco, poeta, ensayista, cuentista, dramaturgo y orador. Es una de las figuras más representativas de la Generación del 28. En 1916 inicia su carrera literaria con su poema «Canto a la espiga y al arado».
Por definición él fue poeta de varias tendencias, complejo en su expresión y en los rumbos de su acierto lírico. Es poeta civil, político, intimista, de vanguardia, poeta universal, poeta americano, poeta de su tiempo, pero poeta también del pasado. De vanguardia como lo demuestra en su poemario Baedeker 2000, un libro, a mi modo de ver una pieza notable dentro de nuestra expresión vanguardista.
Lo que más impresiona de este libro es la poderosa imaginación de índole narrativa utilizada para exponer un mundo. Para ello, el poeta Blanco echa mano de una serie de recursos vanguardistas que podrían asociarse al futurismo, ultraísmo, surrealismo, el creacionismo hispanoamericano o a una lectura combinada de estos, los cuales tuvieron una marcada influencia en la literatura de la posguerra europea (el término “vanguardia” tiene un origen militar), y que luego fueron asimilados en América de manera progresiva; así tenemos que el Ultraísmo español influenció poderosamente la poesía de Jorge Luis Borges entre 1919 y 1922; también dieron origen a un movimiento tan radicalmente personalizado como el creacionismo de Vicente Huidobro, a quien se ha señalado como el iniciador de la vanguardia en castellano con la publicación del poema «Ecuatorial» en 1918; o el caso notable de César Vallejo, cuyo libro Los Heraldos Negros (1919) condensa toda una experiencia vanguardista tamizada por una personalidad de ancestros indígenas peruanos, en ocasiones guiada por un dilema existencial que se debatió entre París y España; en Venezuela, el caso de Salustio González Rincones, que publica sus Trece Sonetos con Estrambote a Sigma (1922) y La Yerba Santa (1928), como ejemplos de la variedad de las resonancias de la vanguardia en América.
Blanco, en el título de su libro, alude paródicamente al de una de esas guías turísticas, que se propone recorrer, en su viaje poético, un periplo de lo que será Venezuela para el año 2000. Con su don verbal y humor extraordinario, Andrés Eloy Blanco consiguió en éste uno de sus más felices momentos poéticos, que influenció a otros nota­bles poetas venezolanos como Alarico Gómez, Miguel Otero Silva, Job Pim y Aquiles Nazoa. Pero no sólo a ellos. También a otros nos legó la firme lección de su aguda inteligencia y de su privilegiada sensi­bilidad, con una voz que fue capaz de anticiparse al porvenir dando muestras no sólo de un gran amor por su país, sino por muchos de los hombres que habitan buena parte de la Tierra. Pues ese es, a fin de cuen­tas, el Andrés Eloy Blanco que permanecerá.
La mayor parte de su obra se detiene en el aspecto popular de su poesía, y algunos críticos, de manera despectiva, se refieren sólo al verso fácil, a la improvisación momentánea, como si escribir para el pueblo no fuera en realidad la más alta aspiración de un poeta, la máxima excelencia.
Andrés Eloy Blanco era un hombre de una amplia cultura literaria, filosófica, jurídica, política, científica y técnica; esta amplitud de conocimientos se aprecia en sus discursos y conferencias de la más variada temática. Es por encima y ante que todo, un poeta culto que lleva al pueblo, en la interpretación auténtica de los valores contenidos en su alma, las que son preocupaciones de su época. Sin embargo, su poesía es muy amplia en cuanto al contenido, es un escritor que pasa con singular maestría de lo histórico a lo amoroso, de lo íntimo a lo foráneo, de lo general a lo colectivo, de lo popular a lo culto, de lo universal a lo nacional.
Decir que Andrés Eloy es el poeta de Venezuela, como lo hace Miguel Otero Silva, es elevarlo a la más alta categoría que pueda alcanzar poeta alguno, «ninguno encarna, como lo hace a todo trance Andrés Eloy Blanco, el poeta de este pueblo y de esta tierra. El poeta cuyos versos repiten los venezolanos a media voz cuando amamos, cuando sufrimos o cuando compartimos», o como lo reseña Prieto Figueroa: «Su tarea de poeta del pueblo es la expresión de un proceso de decantación, de sublimación, que lo va acercando lentamente a la prístina fuente que mana confusa del alma popular».
El propio Andrés Eloy narra cómo llegó a convertirse en el poeta del pueblo de Venezuela. De cómo el dolor y la sangre le dieron el tono que buscaba, la esperada voz querida por él y que anuncia en la introducción de su poemario Poda. Él nos cuenta: «Yo fui poeta de juegos florales y corría el tremendo riesgo de llegar a ser el más cortesano de los poetas o el más poeta de los cortesanos… para encontrarme conmigo mismo, para encontrar mi propio camino, el que yo no había olvidado porque no lo había perdido nunca… Yo soy, pues, y me enorgullezco de decirlo, un discípulo del pueblo… y que mucho después, cuando el pueblo mismo, el dolor de ese pueblo, la angustia de ese pueblo como el mejor de los maestros, hizo de mí, hasta como poeta, un hombre distinto del que yo era, y no me quejo».
Por encima de cuanto escribió resplandece el hombre, la calidad humana que hizo de Andrés Eloy Blanco el más claro testimonio de la consagración de una vida al servicio de la nación, o como diría Picón Salas: «Intérprete cabal del refrán, el mito y la tradición vernácula».
Sobre Simón Bolívar:
“Se ha citado mucho a Bolívar; pero Bolívar sirve para todo… A Bolívar no se puede citar sino con cuidado… Bolívar sirve para justificar un acto de represión.
El Bolívar de 1828, llevando al arzobispo de Bogotá como miembro del Consejo de Estado, es un dictador en pleno ejercicio de la dictadura; y el Bolívar de 1830 ya no es sino el desprendimiento del creador amargado por la creación.
Pero Bolívar es oceánico. Es el árbol: el que quiera una fruta para darle qué comer a alguien, allí está Bolívar frutal; el que quiera una estaca para darle golpes a un yangüés, allí está Bolívar con ramazones; el que quiera una cruz para clavar a alguien, allí tiene a Bolívar con sus ramas cruzadas; el que quiera una flor para adornar la frente de la patria, allí está Bolívar florecido, y el que quiera una sombra para esconderse y ocultar una trampa o disparar un perdigón sobre algún incauto pájaro electoral, allí está Bolívar frondoso”.
* yangüés, sa
adj. Natural de alguno de los pueblos que llevan por nombre Yanguas. U. t. c. s.
adj. Perteneciente o relativo a Yanguas o a los yangüeses.
Yangüeses en Don Quijote e impresor de La Cuesta.
Los eruditos siguen todavía debatiendo acerca del capítulo XV de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha en el que el caballero de la triste figura y su fiel escudero Sancho son apaleados por unos arrieros que, los cervantinos contemporáneos son prácticamente unánimes en identificarles como yangüeses sorianos.
Andrés Eloy, Rómulo Gallegos y Doña Bárbara
La novela comenzaba (había escrito el autor): “Un bongo remonta el Arauca bordeando las barrancas de la margen meridional”, pero Gallegos decidió modificarla de esta forma —se dice que a sugerencia del poeta Andrés Eloy Blanco—: “Un bongo remonta el Arauca bordeando las barrancas de la margen derecha”.
El poeta Andrés Eloy Blanco fue abogado de Doña Bárbara. El poeta, que también fue un eminente hombre de leyes, ejerció su profesión de abogado en Apure, y fue contratado para defender a doña Francisca Vásquez de Carrillo (la Doña Bárbara de Rómulo Gallegos). De modo que fue el poeta quien le presentó a Gallegos a la mujer que sería su personaje, conocida en vida como Pancha Vázquez en las sabanas del bajo Apure.
Fue Andrés Eloy quien le comentó las características de esta mujer al escritor Rómulo Gallegos. Era toda una mujer que se parecía a un hombre para jinetear caballos, y enlazar cimarrones, codiciosa, supersticiosa, sin grimas para quitarse de por delante a quien le estorbase.
A la muerte del poeta
Como lo dijera León Felipe frente al féretro del cumanés Andrés Eloy Blanco:
“¡Aquí no ha muerto nadie! Al que vamos a enterrar es un poeta. Está tendido pero no está muerto. ¿Está mudo? ¡No está mudo! Un muerto no habla ni canta… y este poeta sigue hablando y cantando.
Todo gran poeta sigue hablando y cantando, después del salto mortal ¡no está muerto!”.
Para finalizar, conviene decir que el grande Andrés Eloy Blanco pertenece a la generación que hizo el tránsito de la Venezuela rural a la urbana, que le atribuyó al estado un papel protagónico, para bien y para mal, en el desarrollo de la sociedad y que, en pocas palabras, hizo de la democracia su proyecto histórico.
Si usted no ha leído a Andrés Eloy Blanco, se ha perdido una Venezuela necesaria para enorgullecerse, para llenarse el espíritu de la historia que hay que ondear al aire como bandera de dignidad y amor. Y como él mismo diría:
“Tengo dos hijos tierra, tengo dos hijos cielo, el andar que buscaba para el último paso, las alas que pedía para el último vuelo”.
Jesús Peñalver
Jesús Peñalver.
Editora de la web: Carmen Cristina Wolf
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MAYO: MADRE

 

MAYO: MADRE

Por Lidia Salas

Desde siempre he vivido el mes de mayo con una expectativa de alegría, percibo una luz especial en los días de este mes.
Tal vez la existencia de las flores que se abren en primavera, o la celebración de las fiestas de la Virgen, la madre de Jesús, en el colegio de las salesianas donde atendí los estudios de la secundaria, dejaron en la memoria el recuerdo de los cánticos y de las luces, que dieron a los días de este mes, una pátina de nostalgia.
Ahora en el ocaso de la edad, medito el porqué la fecha de nacimiento de mi única hija es en mayo. Ella también, trajo al mundo en este mismo mes, a Vicky, una de sus hijas.
En ambas, se manifiesta el significado de floración, de fertilidad de Maia, la diosa que da nombre a este mes.
Por esa misma causa se festeja a la madre, símbolo de la flor y del fruto, el segundo domingo del mencionado mes.
Agradezco a la vida, la oportunidad de haber tejido con mucho amor y especial cuidado, el cordón de plata que me unía a los ancestros maternos.
Más allá del lazo de sangre, había una dedicación de ternura, una complacencia espiritual en que ambas nos solazábamos durante las horas compartidas con mamá.
Es fascinante contemplar la madre naturaleza, disfrutar los paisajes de belleza indescriptibles que ofrecen montañas, bosques y playas, pero también el esplendor de los matices del cielo en el cuadrante de la ventana doméstica, el araguaney florecido en la calle por dónde se transita.
La madre ha sido motivo de inspiración para los autores de la literatura universal: Inolvidable la novela: «La madre» de Máximo Gorki.
En la actualidad estoy releyendo: «El amor en los tiempos del cólera» de Gabriel García Márquez, inspirada en las experiencias románticas de su madre.
Por la cercanía de amistad, que tuve con Gustavo, el hermano del Nóbel, pude compartir con doña Luisa Santiago, en Cartagena de Indias.
Ella muy orgullosa reafirmaba, cómo durante más de dos años, su hijo estuvo preguntado, y tomando notas, sobre los días de su juventud.
El talento magistral del autor colombiano describe aquellos años del siglo pasado, con la magia de personajes, costumbres y ambientes excepcionales por el lenguaje poético presente en esas páginas.
La poesía será siempre el mejor instrumento, para expresar el sentido de amor y de vida presente en el significado de la palabra: Madre.
Lidia Salas. Mayo del 2025
Editora de la web: Carmen Cristina Wolf
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Poesía zuliana: una forma poderosa de resistencia en Venezuela

Poesía zuliana: una forma poderosa de resistencia en Venezuela

Poesía zuliana: una forma poderosa de resistencia en Venezuela

Por Joiner Bernavil

En tiempos donde la difusión literaria en el Zulia enfrenta grandes obstáculos la misión del Grupo editorial y literario J. Bernavil es preservar y promover la poesía zuliana como una tarea esencial. La poesía de esta región guarda en sus versos la identidad, el sentir colectivo y la memoria cultural de su gente.

Difundir esta poesía es defender la cultura regional. Por ello, es urgente generar espacios que visibilicen estas voces con contenido auténtico y significativo.

Preservar la poesía zuliana no es solo conservar textos, sino también sembrar inspiración en nuevas generaciones de escritores. Aunque la conectividad, los recursos y los medios locales no siempre favorezcan la promoción literaria, la palabra sigue siendo una forma poderosa de resistencia.

Hoy más que nunca, es vital leer, compartir y escuchar a los poetas que desde el Zulia construyen belleza y conciencia con sus versos. Sus obras son faros que iluminan la historia y la sensibilidad de un pueblo que no se rinde. La poesía, entonces, se convierte en un puente entre el pasado, el presente y un futuro más esperanzador.

En este sentido presentamos de forma simbólica a través de esta publicación a la Sociedad de Escritores Zulianos. Un grupo literario que se encargará de propiciar espacios para la promoción del arte de la palabra en la región zuliana y en toda Venezuela.

Así mismo, te mostramos a 10 poetas zulianos pertenecientes a esta comunidad y compartimos un poema de cada uno.

«Habito en la sed» de Thalía Sanchez

No me nombran las aguas

no me arrastra de pronto su corriente

seré otra al abandonar mi sombra.

En la blancura de la noche persisto

sostengo mi sueño

y se deshace.

Habito en la sed.

Antiguos silencios trastocan mi morada

antiguas palabras se pronuncian,

sin reconocerme.

Infinitud en la memoria: ¿Existes?

no levantaré la voz

no elevaré este canto para salvarme.

Amanecer será cuestión de mi suerte.

Intento florecer sobre la grieta,

y la luz toca mis últimas palabras.

«El Desapego» de María Esperanza Rubiano 

Trabaja el desapego

los iluminados te dicen,

hazlo duro y con esmero

y los maestros te bendicen.

Como puedo a alguien dejar

si debo matar el amor,

como sueltas sin dejar de amar,

¿Existe el desapego sin dolor?

Si el apego quieres definir,

yo diría que es querer algo sin medida,

sin lo cual no podrías existir,

por lo que darías la vida.

¿No es esa la definición de amor?

Si dejas lo que amas duele,

sientes que tu corazón muere

y te llenas de dolor.

Estoy de acuerdo si es material

el desapego trabajar,

pero si hablamos de familia o amigos,

el amor del desapego es el peor enemigo.

«Solo un Beso» de Jasmine M. Lizcano Gutiérrez

Un trueno a las Antípodas

fue el viaje de tu beso

y un elixir hecho sortilegio

fue el sabor que quedó

en mis labios

mi alma experimentó

un tránsito cuántico

desde el lucero hasta el alba

me sentí sabia

me sentí aprendiz

«Mi Alma» de Nelly Franco

Mi alma dormita entre

laureles de Oro

creadora de sueños

habitados en una

caracola de nácar

juraste acompañarme

hasta el fin de mi vida.

Con tus ojos miré el amor,

eran mi espejo.

Me enseñaste a amar

con la profundidad

del alma,

a caminar por tus sendas

llenos de vida

a buscar en los predios

del silencio los cantos

de las altivas olas.

A través de ti

he visto la vida, con sus

alegrías y tristezas.

He visto la magia de la

luna, reflejada en los mares, llorando de soledad.

«Abril» de Rosibel Millán

Tiene la vida un secreto

que va más allá del tiempo.

Procura no mirar las horas,

y halla la luz entre las flores.

Porque las flores son velos

que se esconden en los ojos,

y en su esplendor se iluminan

los sueños que tú mereces.

Una flor marca el comienzo

cuando anhelas alcanzar;

y un capullo fue el intento

que nunca podrás olvidar.

las ilusiones despiertan

en la densa madrugada,

y su olor se derrama

por el lánguido jardín.

Mira mujer, busca el alma

no dejes de sonreír;

que valiosas son las flores

que colman tu corazón.

Toma en tus manos el ramo,

deléitate en la belleza,

y al sentir su suave encanto

comprenderás su mensaje.

Haz el gran descubrimiento,

que la sonrisa corone

cada instante de tu vida,

cuando te acuerdes de mí.

«Apüna/Camino» de Adriana Fernández

Estoy en la calle de mis memorias.

En un lugar de colores  que se esconden entre las piedras y los cujíes, entre la memoria del hombre que extiende sus pasos a la precisa mezcla de luz y agua.

Enigma de mi niñez.

Rayos dibujados entre risas y los recuerdos que zarpan en las nubes claras del que es otro cielo aunque sea el mismo.

«Bramido viento» de María Esthela Martínez

En el borde del abismo el viento recita versos

lejana voz se escucha, resucita al amor.

Sublimes vozarrones mezclados y dispersos

en el bramido de un susurro floreciendo.

Siento un dulce eco en mis latidos

subiendo de tono en cada temblor

rozando las mejillas

rodeando las costillas

y los huesos del amor.

«Ciudadano» de Diego Osechas

A mí no me arrancaron,

yo me arranqué

cuando lo precisaba.

Cuánta mi pena inconsciente,

hoy lo veo al saberme lejano

anhelando lo que he sido

(¿qué he sido?)

Nadie me robó nada

porque tuve cosa alguna.

Abracé a mi madre con distancia

y no supe ver a mi padre;

golpeé a mis hermanos en el rostro

dos o tres veces

y apenas pude disculpar lo que fui.

A mí no me arrancaron.

Nací así, desmembrado.

No tengo tierra, ni patria,

ni he sentido el peso terrible

de una forma precisa.

Y si muero por causas perdidas

lo hago en tanto están muertas

si esta pereza terrible me impide

amar lo que esté vivo.

(sólo palabras, esta leve fugacidad)

A mí no me arrancaron

porque no sentí nada

cuando vi la piel abrazar el hueso

de un padre angustiado.

No estuve ahí. Juro que no estuve ahí.

A mí no me arrancaron,

yo me arranqué de todo

con mis zapatos agujereados

llenos de agua sucia.

No me arrancaron nada,

porque no se pudo: huí de mí mismo,

justo a tiempo,

cuando vi a mi madre llorando en la piedra solar

y parecía una niña,

¿no habrá escondido -decía-

algún trozo de pan?

A mí no me arrancaron.

A mí no me arrancaron.

A mí no me arrancaron.

¿Y cómo?

No me di cuenta

desde el día que maldije la tierra pisada

por ser pisada.

Si vieran la pérfida creatura

que ha devenido

y si supieran

que siempre he sido,

también,

culpable.

«Era una noche de plenilunio»  de Saredil Machado

En el aire conmovido

mueve la luna sus brazos

Federico García Lorca

 

Cuando los amantes

observaban

aquella majestuosidad

mensura y fulgor

el sol le brindaba su amorosa luz

y ella sólo deseaba

que la abrazara,

inamovible, atrapada.

El aire caprichoso

con voluptuosa danza

magia envolvente,

se adentra a la escena

acariciando su redondez.

Ahora, la luna en éxtasis,

olvida aquel deseo

e ignora al astro rey

que ilusionado,

entiende su pretensión.

¡Oh, aire seductor!

Cuánta pena invadía al sol, retirándose lentamente

mientras se apagaba su luz.

La luna menguaba y con tenue luminosidad,

mitigando el fuego que ardía en pasión,

mutaba su forma

trémula aún.

Vibrando abandonada,

acercándose le propuso:

¿aún deseas abrazarme?

Del poemario «Serenidad» de Joiner Bernavil

Hay una nube gris que se adentra en mi interior.

Mi piel seca quiere que caiga

mientras camino sobre una cicatriz inmensa.

Si me buscas en la noche será muy tarde,

solo verás algunas partes de mí

que estuvieron en tu ausencia.

@joinervil @editorialjbernavil

Editora de la web: Carmen Cristina Wolf

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