DOS POEMAS INÉDITOS DE ALADAR TEMESHY

EL VIERNES 29 DE JULIO A LAS 6PM, EN LA LIBRERÍA ALEJANDRÍA UNO, se presentará el nuevo poemario de
ALADAR TEMESHY, AL MARGEN DE LA TARDE. Están cordialmente invitados.

Con este motivo, publicamos hoy dos poemas del autor:

LEON

Me mandaste postales de mil colores

de León, de tu tierra querida

de flores y catedrales, montaña nevada

y un escrito con piedra amarilla: GRACIA PLENA

en el bendito portal de tres escudos

donde pasaba la Virgen llevada por feligreses

con capucha negra, que pena.

Me dejaste con las ganas de tomarme

el caliente café del mesón de la cocina

o entrar en la Casa Maravilla en la esquina

para tener valor de cruzar la empedrada

plaza y llegar al señorial Ayuntamiento.

Me dejaste en mi gótica querida

que transformó la madera en piedra

donde vivimos nuestra corta vida

con la fe en Dios, bien arropada

por la indulgencia vendida.

Tus estrechas calles en balconadas

llevan a las altas catedrales

para vivir el silencio del hombre

bajo el tejido gótico de piedras

IN EXCELSIOR GLORIAM DEI.

(AL MARGEN DE LA TARDE, 2011)

VIVENCIA URBANA

Recuerdos de Calle Szinnyey Merse, Budapest.

Las calles

viven intensamente,

sus sombras frescas

y árboles urbanos

con impertinentes gorriones,

las casas, los pisos

de caprichosa gracia

del canto barroco,

un abasto discreto

con manzanas y peras,

el reflejo fino

del verde verano

en las ventanas abiertas

sin cortinas,

el silente andar del tiempo

sin huella sobre el gris

del cuadrado empedrado,

un perro soñoliento

en una profunda puerta,

no hay a quien morder

en el encanto lento,

las esquinas desnudas

se abrazan en le brisa,

silente sosiego de apertura

eterna del momento.

(PROBANDO EL TIEMPO,2001)

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EL QUIJOTE CUERDO, FORMIDABLE!

Por Eduardo Casanova

¡Qué grato, qué agradable es ver que un esfuerzo colectivo en el que uno ha participado sea un éxito notable! Porque eso fue lo que pasó con “El Quijote cuerdo”. El esfuerzo de los jóvenes de la orquesta, el de los integrantes del coro de pálidos rostros y manos de estudiantes rebeldes, y el esfuerzo (más la profesionalidad) de Gaspar Colón y Cayito Aponte, dirigidos en lo musical por Víctor Mata y en lo escénico por José Tomás Angola, convirtió en realidad, en bella realidad, todo lo que yo soñé cuando escribí la obra que se convirtió en libreto, al que le puso la música el joven y talentoso compositor César Augusto Guillén, que también pudo tocar con las manos todo lo que soñó. Todo. La escenografía de Javier Enríquez, la producción artística de Miguel Bandres y el trabajo intenso de Blanca Verde de Briceño y Mariflor Cruz de Blaser, todo se conjugó en el tiempo de magia que anoche, 15 de julio de 2011, disfrutaron los que al final aplaudieron a rabiar. Y, sin duda, mucho del éxito se debió a los esfuerzos de varias personas que no estuvieron a la vista de los que aplaudieron, como Luis Patricio Almoto, Gennitte Peña, María Fernanda Pereda, Kodiak Agüero, Claudia Mijares de Mata, Fabiola Neri, Luis Sissino, Marta Torrado, José Enrique Burgo, José Ramón Angola, Aurora Blyde, Gerardo Blyde, Hernán Colmenares, Leonardo Lossada y muchos otros, entre quienes, por cierto, debe haber alguien muy por encima de lo natural.
La profesionalidad de Gaspar Colón y de Cayito Aponte, cuya veteranía agregó un mundo de calidad al mundo de calidad que ya estaba allí, significaron para el público un formidable regalo que yo, que tuve el honor de poner la primera piedra del edificio, nunca podré agradecer lo suficiente. Como tampoco podré agradecerle a César Augusto Guillén su música, música hermosa y perfectamente adaptada al texto, que creó para darle color al edificio. Ni al maestro Víctor Mata, cuya batuta fue una guía celestial para todos. Y, por supuesto, hay que destacar el esfuerzo inmenso de José Tomás Angola, no sólo en lo artístico (su puesta en escena es de las más bellas que he visto en mi vida, a fuer de sencilla y sugerente), sino en todo lo que significó la construcción de ese edificio de belleza y armonía que resultó ser “El Quijote cuerdo”.
El final de la velada, la larga ovación del público, no fue otra cosa que algo que en nuestro país hace mucha falta: un premio al trabajo, un premio al esfuerzo, un premio a la responsabilidad bien asumida. Si ese trabajo, ese esfuerzo y ese sentido de la responsabilidad se llega a hacer mayoritario, podemos llegar a tener un gran país, como Francisco de Miranda, el Quijote cuerdo, se atrevió a soñar. Sólo entonces, cuando ya no impere el bochinche, Venezuela llegará a ser un país en el que valga la pena nacer. Y vivir.

*La Ópera El Quijote cuerdo fue presentada en el Teatro del Colegio Emil Friedman, los días 15 al 17 de julio de 2011, escrita por Eduardo Casanova, con música de César Augusto Guillén, bajo la dirección de José Tomás Angola. Eduardo Casanova y José Tomás Angola son Miembros del Consejo Consultivo del Círculo de Escritores de Venezuela.

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BIENVENIDO EL POETA MEXICANO ROBERTO RESÉNDIZ

Se encuentra en Caracas el poeta mexicano Roberto Reséndiz. Le damos la más calurosa bienvenida. Se va a presentar en la Librería Alejandría Uno, este viernes a las 6 de tarde, invitado por la poeta Astrid Lander.

Roberto Reséndiz nació en Zitácuaro, Michoacán, México, em 1954. Es director del Encuentro Internacional de poetas y escritores que se organiza en Zamora, Michoacán, desde 1997. Promotor cultural independiente y creador del Festival del Chongo Zamorano.
 
Ha participado en diversos Festivales y Encuentro de Poetas en Michoacán, Guanajuato, Veracruz, Estado de México, Quintana Roo, Jalisco, San Luis Potosí, Querétaro y Monterrey. Ha dado lecturas en Queens, Nueva York (USA),  en Buenos Aires, La Plata y Adrogué (Argentina), en La Habana, en la Universidad de Cienfuegos y en la Casa de la Cultura de Cumanayagua, (Cuba) en la ciudad de Bento Gonçalves, de Río Grande do Sul (Brasil), en Pontevedra, Santiago de Compostela y La Coruña (España), en Venecia, Italia, en el VI Festival internacional de poetas de Chimbote, Perú y en la ciudad de Lima.
 
Participó en 2007 en la Feria Mundial del Libro en Bogotá, Colombia. También dio lecturas en la Universidad del Meta en Villavicencio, en el Instituto Municipal de Cultura de Bucaramanga, en la Casa de la Cultura de Floridablanca y en la Sociedad de Escritores Chilenos, en Santiago de Chile. Participó en el VI Encuentro Internacional de Poetas, en Manabí, Ecuador, invitado por la Universidad Laica Eloy Alfaro y en el XII Encuentro Internacional de Poetas en Chañaral, Chile.
 
Ha sido publicado en diversas partes del mundo y algunos de sus textos han sido traducidos al italiano, al francés y al sueco.
 
Obra poética: Poemas de Espejo (1982), La Noche Rueda del Tintero (1985), Diez Años Después  (1994), Recuerdos de Pasión  (1996), De Peces y de Colores (1999), Vino Blanco Para Dos  (2002), De Amargo Color Salado, (2003), Agua de Mar  (2005), Elegías a la Muerte de mi Padre (2005), Desnudo en el Espejo (2006), Mujeres de Luz… (2007), Tal vez seremos inmortales (2008)
 
Elegimos un poema a la Ciudad, por la celebración de PALABRA DE LEÓN, en homenaje a los 444 años de la fundación de la ciudad de Caracas
 
 
AHORA LA CIUDAD

Por Robero Reséndiz
 
Ahora la ciudad puede paladear su nombre
libar la sangre
convertir la carne en ceniza
hablar del pubis
de la voz de los azulejos.
 
Ahora la ciudad
puede gritar el sabor de los costados
suspirar abiertamente
por el olor de la entrepierna.
 
Ahora la ciudad puede hablar de sus ojos y pestañas
deletrear los labios
abrir con la lengua las comisuras de la boca
reconciliar el sueño
el invierno insignificante de la almohada.
 
Ahora la ciudad
puede cantar sonetos
escritos en la soledad de un cuarto
repetir su nombre
hasta que quede ronca
burilar las letras en las paredes
chasquear un látigo
repicar los campanarios
un verso amargo
que carcoma la ventana de los huesos.
 
Ahora la ciudad puede romper las lanzas de madera
desenterrar el hacha de los guerreros
declarar su enojo
pintar el rostro para la última batalla
secar al sol la furia acumulada
tasajear la piel y las palabras.
 
Ahora la ciudad
puede violentar el silencio que le impusieron las prisiones
teñir con óleo la espalda seductora
los refugios intensos de su cuerpo
el latido
el convulso vientre.
 
Ahora la ciudad
puede gritar
a los cuatro vientos
los besos de las tres de la mañana
exhibir los secretos
el naufragio
el sinuoso camino al cementerio.
 
Ahora la ciudad
puede humedecer la piel y los instintos
recordar la lluvia de palabras
la habitación azul
el perfume de las rosas
la fragancia de los alcatraces
el amor que el mar les trajo entre las olas.
 
Ahora la ciudad puede gritar su nombre
mordisquear el secreto
la piel
                      entumecida…

Carmen Cristina Wolf

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EN TORNO A «CELAJES», DE NADA SALAS

Por HELENA SASSONE
 
El título de una obra funciona a modo de clave enunciativa, de guía del sentido que debemos seguir para una  mutua posesión.
 
«Celajes» de Nada Salas, el libro de poemas que hoy presentamos, responde a una organización espejeante de los fenómenos naturales frente al caos.  Su estructura poética está engarzada en la palabra culta en tanto que sea vocablo vivo aunque escondido, pues a su lectura llega antes la musicalidad que el significado, tal como si una corriente  tonal nos atravesara como rama de oro.  Y ahí está la raíz del escalofrio poético, en el tono, como dijeron Antonio Machado, Hierro y Eliot, este último al expresarse acerca del verso libre.
 
Creadora de un estilo único y personal que llenó de asombro a la aparición de su primer libro de poemas «Lapislázuli», pleno de luces que no agotan su esplendor, en «Celajes» el poema avanza por ilación de sensaciones: los celajes son dioramas paisajísticos, por ello, lo mejor de esta obra es el goce de la comunicación de lo mirado, el canto en expresiones centelleantes sumerge en la poesía verdadera, sin olvidar la hondura del sentir, derivado de un  nombrar antinómico que enfoca la existencia en  su límite temporal.
 
En Nada Salas, poeta en español, tres mundos culturales: Croacia (por sus ancestros), América del Norte (nace en Chicago) y Venezuela (por matrimonio) evocan instintivamente otras tantas esencias culturales, no obstante, instrumentalmente predomina en ella el castellano en sus hasta ahora felices obras de poesía lírica descriptiva en lengua española.  La búsqueda de un determinado léxico encauza su fervor verbal.  Los temas recreados a lo largo de 108 poemas integrantes de «Celajes» tipifican una personalidad poética excepcional que  leemos con especial optimismo: no es desconocido el deterioro de la poesía como género literario en el mundo, espejo de la faz deforme de nuestra civilización impaciente.
 
De los 108 poemas que integran «Celajes» 19 corresponden a «Rescoldos», parte final y de temas diferentes.  Ratificación de una conciencia activa
  que la lleva a avanzar, aclarando los propios códigos o valoraciones temáticas entre el resplandor de la belleza y la Brusa** menuda resguardada por la emotividad en «Rescoldos»..
 
**Antigua ciudad turca del Imperio Otomano.
 
Helena Sassone: Poeta, crítico literario, semióloga. Miembro del Consejo Consultivo del Círculo de Escritores de Venezuela                                                             
 
 

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Facundo Cabral no es cantautor, es un profeta

El Universal, 21 de junio de 2007 12:00 AM
Por Ángel Ricardo Gómez
Facundo Cabral no es cantautor, es un profeta. Lo de Facundo Cabral no es un concierto, es comunión. Facundo Cabral practica su propia religión y los feligreses lo siguen.

Conversando una vez con un hombre que vivía feliz en un basurero, Cabral comprendió que era un príncipe, que todos los hombres son príncipes, porque son hijos del rey, de Dios.

Pero el Dios del argentino no está en las iglesias, en figuras de barro con rostros cándidos y miradas perdidas, sino dentro de él y de cada individuo. «El paraíso está en todas partes», dice, por lo cual la única misión del hombre es amar y ser feliz, el resto, no importa.

El argentino habla desde el comienzo hasta el final del encuentro. Recuerda cuando vino a Venezuela en los años 70 y fue invitado al programa de Renny Ottolina. «Gracias». Cuánto significan estas dos sílabas para el artista.

Se pasea por sus orígenes. No puede esconder su pasado pueblerino, de mucha hambre y pobreza, y cómo se ha convertido en un hombre cosmopolita.

En el escenario de la sala Ríos Reyna se ve pequeñito, pero su aura es gigante. Apenas un par de micrófonos, dos retornos, su silla y una pequeña mesa donde reposa una copa de vino tinto, conforman la escenografía. Cabral luce como siempre unos lentes oscuros y viste ropa casual; a diferencia de los 70, unas canas destacan en su cabello y barba, y un bastón apoya su andar acompasado.

Facundo Cabral reflexiona, es libre. Cuenta que conoció a una mujer que iba a todos sus shows y una vez ésta le confesó que no entendía nada de lo que él decía, entonces le preguntó por qué iba siempre a escuchar a un hombre a quien no entendía, y la mujer le respondió: «De vez en cuando me gusta ver a un hombre libre y feliz». Parece que muchos en la sala buscaban lo mismo.

Finalmente toma la guitarra. Cabral canta la primera canción que escuchó cantar a su madre, para luego proclamar con música: «Yo soy hijo del tiempo, no del espacio». Un par de canciones más y retoma el monólogo.

El humor es muy importante en la religión del argentino, y en la del venezolano también. Más reflexiones y pensamientos inundan la escena. La palabra tiene un gran valor para Cabral.

Para terminar toma la guitarra de nuevo. Una canción por aquí, un verso por allá y para finalizar la que se ha convertido en un himno: No soy de aquí.

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CARACAS DE MIS AMORES, por Lidia Salas

Llegué a esta ciudad en Agosto de 1973. Era una mañana soleada, el cielo era de un azul irremediable. Fue amor a primera vista. En uno de los días más hermosos de mi vida, subí al Ávila. Desde uno de sus miradores contemplé a Caracas, por el espacio luminoso que el sol había abierto entre la niebla. En ese momento me dije que quería amar y vivir por siempre en sus lares. He guardado fidelidad a este propósito, y jamás me he arrepentido de haberlo hecho.

Amo la manera de intercalarse en una misma época, los chubascos de invierno y el aire dorado y cálido del verano. Esto sucede a veces en un mismo día. Disfruto de sus árboles confundidos, que transforman los matices del verde en amarillo o en dorado coincidiendo con el otoño del Sur o del Norte del Ecuador. Adoro las tonalidades amarillas, rosadas o rojas de las flores, que se aprietan en gajos en las altas ramas. Me gusta contrastar, en una misma calle, la elegancia de las palmeras con la frondosidad de las ceibas. No pierdo la costumbre de atisbar cómo el atardecer tiñe de sepia los muros y paredes de las casas, que puedo divisar desde mi ventana. Adoro cómo la calle donde vivo sube retorciéndose por la colina, lo cual me permite despertar con la serenata de los pájaros y dormir con el susurro de las cigarras y el croar de las ranitas que habitan pozos secretos.

Conozco todos los atajos en el Noreste y en el Sureste de la ciudad. Me fascina burlarme del caos del tránsito en las autopistas y avenidas, manejando mi carro a través de intrincadas conexiones. Ellas me conducen a los túneles de bambúes del Country para llegar Al Bosque o por los declives de Las Mercedes, El Cafetal o Bello Monte hasta los Chaguaramos. Cuando conduzco por esos senderos estrechos, tengo siempre la sensación de que las tapias, las flores, el verde de la vegetación, no pertenecen a Caracas, sino a alguna ciudad imaginariamente bella en la que me he extraviado.

Todavía, puedo leer El Nacional, saboreando un buen café, en la panadería de la esquina de mi casa. He descubierto en Los Galpones, un espacio dentro de la ciudad para aislarme, admirando una pintura o escuchando un buen conversatorio.
Llegar los sábados por la tarde a la zona de los Palos Grandes, para ir a sus Cafés, caminar por la Plaza Eugenio Montejo, o mirar la montaña, desde la Terraza de El restaurante, El Rey David es todavía uno de mis placeres exquisitos.

Me gusta admirar la arquitectura de los edificios de la Avenida Victoria, de Altamira, de San Bernardino o de La Carlota. Siempre encuentro líneas, tonalidades u ornatos que no había descubierto antes. Creo que esta ciudad tiene un espacio privilegiado en el mundo a los pies de esa gran montaña, que ofrece refugio a una fauna de especial belleza y relax a quienes día a día transitan por sus senderos.

A finales de los setenta disfruté la época dorada de Sabanagrande con su callejón de la puñalada y su triángulo de las Bermudas. Escritores, pintores y bohemios compartimos momentos inolvidables. Hoy desde la mirada del recuerdo se puede decir, que la vida era bella.
Mientras casi todas las capitales de los países Suramericanos, progresaban por los proyectos de embellecimiento para ofrecer a sus habitantes una mejor calidad de vida. Caracas ha sido víctima, de una maléfica conspiración para su destrucción.
La administración del Distrito Federal y de la Gran Caracas fue entregada a la incompetencia de una corrupción vil y marginal que de manera consistente ignoró los proyectos de extender los servicios de la ciudad a los cerros donde se apiñaban las viviendas de los más pobres. Estos proyectos han dado buenos resultados en las comunas de Medellín y en Guayaquil, Ecuador. Por el contrario, se permitió la marginalización de la ciudad a través de los buhoneros, quienes se apoderaron por años de todos los espacios de la ciudad y se permitió la toma ilegal o invasiones de edificios y galpones.
Después de largos años, cuando recuperaron el bulevar de Sabanagrande, arrasaron con los nombres, ornatos Decó de los años cuarenta y cincuenta. Nos devuelven calles sin personalidad, pintadas del rojo sangre hasta el abuso, sin seña alguna del pasado que embellece con su pátina de hermosura.

Lo más vil, lo imperdonable, es haber instaurado el reino de la violencia y de la inseguridad en los barrios y avenidas de esta Caracas de mis amores. Sin embargo, cuando junio llega, ese azul cristalino del verano vuelve a teñir sus cielos y las ceibas perfuman el espacio con sus brotes nuevos. En el Ávila se reclinan las nubes más blancas que la nieve. Entonces, me vuelvo a enamorar de esta ciudad sufrida y arrasada, pero persistentes en su elegancia, en su belleza natural y en la agradable cordialidad de la gran mayoría de sus habitantes. .

l

*Lidia Salas, poeta, crítico literario, Miembro de la Junta Directiva del Círculo de Venezuela

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Editor y Colaboradores

Editor: Carmen Cristina Wolf

Directora Editorial: Inés Muñoz Aguirre

Colaboradores:

— Ana Teresa Torres
— Eduardo Casanova
— Carolina Jaimes Branger
— José Tomás Angola
— Lidia Salas
— Alvaro Pérez Capiello
— Magaly Salazar Sanabria
— Ildemaro Torres
— María Isabel Novillo
— Enrique Viloria Vera
— Enrique Gracia Trinidad (España)

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FEDERICO GARCÍA LORCA: LO MITOLÓGICO GITANO

EL ROMANCERO GITANO.PARA ABRIR LAS CELOSÍAS EN ESTOS DIAS DE JULIO

Por Magaly Salazar Sanabria

Un perfume se regodea desde la Alhambra, es el jazmín. Me arrimo a la vera de su viento fino y la magia irrumpe vestida de lunares. Mientras celebramos,la sangre se agita por tientos ¿Habrá quién robe el goce a Andalucía?. Guitarra, voz y mano: Qué alto desvelo .El decir del cantaor arde en la intimidad de los amantes. Aguardan los cuerpos las ondas del braceo y el vino lame el amor y la pena como gato que gulusmea un líquido feliz. Se estira y arquea la copla; temple y quejío. Vehemente el felino trepa cuando arranca el cante. Desde los trastes, la marea del movimiento crece, porque nadie supo “apuntarse” como tú, nadie inflamó tanto la caja sonora y con brío, tu mano despertó farfulleos, ligera, juncal, encima del deseo. Para robarnos el sentío apareció el Duende y asumimos los jazmines con ramos de locura. Cruje el regocijo, jondo, jondo y asumimos los jazmines con ramos de locura.

Busco entre la cal y el mirto, albahacas y canelas de los romances, los aromas de esta voz de la invención mitológica y amatoria. Y es Preciosa quien se levanta en la página para camuflar al poeta Federico García Lorca. Así dice:

“¡Preciosa, corre, Preciosa,
que te coge el viento verde!
¿Preciosa, corre, Preciosa!
¿Míralo por donde viene!
Sátiro de estrellas bajas
con sus lenguas relucientes.” 1

El poeta se expresa a través de los romances porque estos nos han dejado sabor a caballeros, relatos legendarios, historias amantes, monarcas, y para muestra, la queja de Jimena al rey, quien se lamenta porque no puede ver a su marido, Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, sino una sola vez al año:
“¿Qué ley de Dios vos otorga
que podáis, por tiempo tanto
como ha que fincáis en lides,
descasar a los casados? (…)
Y como otro bien no tengo
y me lo habéis quitado
en guisa le lloro vivo
cual si estuviera enterrado” 2

Y García Lorca se manifiesta en versos asonantados de ocho sílabas como los antiguos romances, pero los plena de una gran sensualidad, de aromas, enigmas y también, de mitos y relaciones con el presente. Según sus propias palabras, el intentó conjugar lo mitológico gitano con lo cotidiano de sus días, de esta manera logró dar brillo a las historias de la gitanería. La inventiva erudita de mitos clásicos, helénicos, bizantinos, etc, o la representación de una tradición oral frecuentemente cambiante y de recuerdos populares nacidos muchas veces de ingenuas procedencias, refuerza la idea de hombres anteriores a nosotros, para ellos, la vida necesitaba de las fábulas para enriquecerse y es así como la crítica histórica ha recogido los mitos debido a que hay tanta realidad en las leyendas como en la historia.

El Romancero gitano, es una especie de mosaico del andalucismo. Los gitanos son, como la luna, uno de los leit motiv; el hilo conductor de este poemario. A García Lorca le fascinaba el esoterismo de los gitanos. El profundizó en las costumbres atávicas, en los orígenes oscuros que le acercan a la magia, al fatalismo y exorcismo que puede tener la vida. Sortilegios, misterios y colores trascienden del lirismo de sus páginas. La luna, crece, decrece y desaparece. Su existencia con relación a la del hombre está sujeta al destino del universo. Es vida o muerte y su ancianidad está ligada a esta última; simboliza, también el mundo de las tinieblas y por la pasividad que le caracteriza, por recibir la luz del sol, se le da una significación femenina y voluble. Por eso, García Lorca, coloca lunas de locura y muerte en su Romancero.
“La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
-Huye, luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos” (…) 3

Federico inventa sus propios mitos como el de “Preciosa y el Aire” o la niña del pandero, a quien el yo poético llama: “Su luna de pergamino”. La fábula , está constituida por la presencia de Preciosa rodeada de un ambiente de cristales, laureles, “noche llena de peces”, “gitanos del agua”, “glorietas de caracolas”. En ese embrujo, entre tierras y cielos, se va tejiendo lo mitológico. El mitema del viaje se concreta desde la aparición de Preciosa. La persecusión a la que es sometida por “el viento- hombrón” con su espada caliente, hasta su huida y recogimiento en casa de los ingleses, que en el contexto real, no eran personajes muy queridos por los andaluces. Todo el Romancero está concebido como una gran cosmogonía. Así el autor logra la mitificación del mundo como evidenciadora de una realidad. Esa realidad es la de la heroína indefensa, la de las pruebas a la que debe someterse la pureza de la niña en contraposición con la fuerza de los carabineros y los ingleses y la del propio viento, que es también representación de lo masculino.

Preciosa, la gitana, es perseguida por el viento varón, el sátiro, como en las mitologías grecolatinas y la asechanza es por un “un amor que va a menos y una intención que va a más”, como decía Sor Juana Inés de la Cruz. Es el juego de la carne.

“-Niña, deja que levante
Tu vestido para verte.
Abre en mis dedos antiguos
la rosa azul de tu vientre”(…)
¡Preciosa, corre, Preciosa,
que te coge el viento verde!
¡Preciosa, corre, Preciosa!
¡Míralo por donde viene!
Sátiro de estrellas bajas”
con sus lenguas relucientes.” 4

Preciosa entra en la noche del miedo, al infierno del miedo.Tres carabineros, que cuidan las altas torres de los ingleses, vienen al oír los gritos pero ella se refugia en casa de los extranjeros que la protegen. Es el regreso a la casa, que a pesar de no ser la suya, le ofrece leche tibia y ginebra para calmar los miedos. De esta manera se cumple el mitema del retorno.

Otro leit motiv de esta poesía es el de la guardia civil, venida de un “silencio oscuro”.(Vuelve lo negro). .Por ello, entre “gritos largos” y “remolino de tijeras”, el fascismo se vistió de guardia civil y de carabinero. ¡Oh España padecida y en cauterio doloroso! El manotazo del hado acechaba. ¿Era acaso la intuición del misterio o la superstición propia de Federico las que le hicieron presagiar la adversidad sangrante?. La sombra de la muerte se hizo permanencia en el poema aquel día de julio de 1936, entre “salivillas de estrellas” y “enjambres de flautas” . Pero él dijo en algún verso.” ¡Si muero, / dejad el balcón abierto!”. Y el mundo despejó las celosías para que el poeta volviera por sus alas.


1. Federico García Lorca. Romancero gitano.p.17

2. Romancero Español. p.114

3. Federico García Lorca. Romancero gitano.p.

4. Opus cit. pp.16-17

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Poética del desatino: Exaltación del silencio y el tiempo

Por Edda Armas

Poética del desatino ancla en un espacio de oriunda y frenética libertad. Es corriente del pensar abrumado. Falta de prudencia por la urgencia del decir, lo que en este caso se celebra. Entresueño o entrenubes: orificio del ojo en todo caso, por el que Alberto Hernández pasa la agujilla para armar este nuevo traje, este nuevo libro. La permisibilidad que otorga la acción del desatinar: sea “fallar el tiro o la puntería” es lo que afila descomunalmente la punta de la agujagrafía en esta ocasión, pero paradójica y atinadamente, con el “don del acierto”, ya que la escritura hace un cristalino regalo al lector, al ubicarlo frente a las notas que podríamos llamar “al margen”, en protagonismo real. Memoria. Apunte. Idea para desarrollar. Lo que se duda. Lo que se exalta. Lo que se elige, lo que se reprocha o borra. Por tanto, intuyo, que el deseo que acá hizo realidad el autor, es el compartir lo que ha ido acumulando, reconociéndole un lugar. Acá tomó fuerza el sacar de las sombras y rincones: lo escindido. Lo que el autor llama “la zurrapa”, y que en el devenir de la lectura se aprecia como densa y carnal decantación reflexiva; de lo rumiado hacia dentro por años, en torno, alrededor, por encima y por debajo, en temas de importancia para todos: la estupidez, la muerte, el uso del adjetivo, el silencio, el sentido de las palabras, algunos nombres de la literatura de aquí o de más allá, o el cómo del poema no escrito aún.

Permitirse el humor, tal y como Alberto Hernández se lo permite. Cara directa del desvarío; a sabiendas de que no lo es, es el caso de este libro, una estrategia que coloca la palabra escrita cercana al lector de sus páginas. Ese lector capturado, ya libro en mano, pasará sus ojos por las letras del índice para advertir la densidad del bosque: Vértigos, Ajuste de cuentas, Paradojas, Limitaciones, Promesas, Iluminaciones, Necedades y Demiúrgicas, a manera de gavetas que podrán explorarse de manera aleatoria, sin peligro de perderse de nada, siendo –otra vez- una gran y redonda verdad aquello de “que las partes nos llevan al todo, siendo el todo más que la sumatoria de las partes”. Y es que, en el caso de Alberto, logra en la construcción de Poética del desatino, la sumatoria cómplice del poeta con el crítico (carril en el que se mueve con destreza y generosidad desde hace años, para bien de la crítica literaria en Venezuela) añadiendo entonces de manera precisa y exprofesa la intencionada observancia del periodista atento que lo habita. Es desde ese ojo, desde lo afilado de ese mirar –a la mejor manera del vértice- que estas páginas resumen lo que ha extraído de interminables lecturas, reflexiones, y también trances.

Así es. Y así lo hallarán, despellejadamente libre y personal, escribiendo lo que le dolía y duele, lo que percibía y percibe, lo que sopesa y calibra, lo que pasaba y sigue pasando por su cabeza, tras mirar lo de afuera, pero también aquello que se ha alojado en su corazón de escritor, porque también se permite revelar, marcar, ahondar, sus preferencias o dolientes cercanías con la obra de algunos autores, que de una u otra manera, en lo particular, han sido ejes desu concentrado mapa escritural, cuando de crónica o de críticas literaria se ha tratado, a la mejor manera de una Memoriabilia muy personal. Nombres acotados, como Renato Rodríguez, con su “Al sur del Ecuanil, que bien valió borrar el Ecuador”; Alfredo Armas Alfonso “con sus historias de golpes de estado, historia de la literatura: ficción y realidad en una competencia de heridas y gritos”; Cubagua, la novela de Enrique Bernardo Núñez –la que este año, por cierto, celebra sus 80 años-, recordándonos que “Dentro de su cuerpo, Leiziaga contiene otro cuerpo y la teoría del tiempo”; o Fernando Pessoa “y sus personalidades que obedecían a la frecuencia de las mareas”; o “escribir un recado donde hable Eliseo Diego”, o como “el demonio habita en la mirada inventiva del niño de Cassinelli”, según escribió Franz Kafka en la Muralla china; o el Diccionario del diablo “entre cuyas páginas encontró la agonía perdida su autor Ambrose Bierce, aunque alguien se la robó cuando llegó a la última página”; algunas acotaciones en Iluminaciones.

Gerbasi, Gallegos, Cantaclaro, Meneses, Francisco de Quevedo, Jorge Luis Borges, Diógenes, Contramaestre, Rafael Cadenas, Derrota, Liscano, Ezra Pound, Alfonso Reyes, Pepe Barroeta, Dulce maría Loynaz, Juan Rulfo, Vallejo, Rimbaud, Carlos Augusto León, Georges Bataille, Luis Alberto Crespo, Pierre Reverdy, Escritos para una poética, Juan Calzadilla, Juan Sánchez Peláez, Víctor Valera Mora, Teófilo Tortolero, Eugenio Montejo, Luis Barrios Cruz, Alejo Carpentier, Octavio Armand, Arnaldo Acosta Bello, Mario Briceño Iragorry, Garmendia, Los pequeños seres, Teresa de la Parra, Ifigenia, María Fernanda Palacios, Jaime Sabines, Adán y Eva, Disneyworld: algunas estaciones/ algunos domicilios re-memorados por el autor en Poética del desatino.

Asombros más que desatinos, resultan estos viajes medulares del pensamiento anotado por Alberto Hernández, en diferentes extensiones según el capítulo, pero incluso algunos breves, a la mejor manera del arte del aforismo (1), que ha tentado a escritores y artistas de todos los tiempos. Sea el caso de Los cien aforismos: la segunda visión del pintor Franz Marc (1880-1916), un verdadero testamento filosófico escrito durante su movilización como soldado en la I Guerra Mundial, un año antes de ser abatido por una bomba. O Voces, del maestro Antonio Porchia (1886-1968), un único libro de aforismos, editado la primera vez en 1943, con sucesivas reimpresiones hasta nuestros días, con el que “Porchia restituye al aforismo su exacta dimensión de aforismo, su identidad que no consiste en una mera enunciación abreviada, sino que responde a leyes propias que se fundan en esa necesidad de proveer a la lectura múltiple, que hace del aforismo un género poético irreductible a otras formas del discurso” (2). Y esta precisión nos resulta válida y genuinamente extensible, para los aforismos que llamándolos Dichos (3), viene publicando en nuestro país el maestro Rafael Cadenas, navegando a voz propia el arte reflexivo en brevedad.

Es entonces, en esta tradición con historia, que se apuntala con tino el nombre del poeta Alberto Hernández, con las 86 páginas del libro que hoy queda bautizado entre ustedes; exaltado su silencio y su tiempo detenido en el mirar del afuera desde el adentro, ensañada su palabra cuando escribe: “El silencio es verbal. Ninguna palabra tiene sentido si no obedece a su propio silencio”. Recórranlo pues, sin prisa, ya no la tuvo el autor al escribirlo; y sí temblor y sí dolor al apreciar que es lo que se decanta cuando evocas lo vivido; lo amado; lo que no quieres perder.
(Palabras leídas en la Librería Kalathos. Sábado 28 de mayo 2011).

Notas:

(1) Aforismo, según el DRAE: Sentencia breve y doctrinal.
(2) Cerrato, Laura. En: Prefacio a Las Voces abandonadas de Antonio Porchia. Pre-Textos, Valencia, España, 2001.
(3) Cadenas, Rafael. Dichos. Ediciones la oruga luminosa. Colección El Paso de la Danta. San Felipe. Venezuela, 1992.

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MARIO VARGAS LLOSA: LA LITERATURA Y LA POLÍTICA

Mario Vargas Llosa: “La política puede ser un veneno para la literatura”

«Cuando la literatura se convierte en un instrumento de propaganda política el resultado generalmente es muy mala literatura,» dice Mario Vargas Llosa

El escritor y Premio Nobel de Literatura peruano, Mario Vargas Llosa, tuvo en Pekín un encuentro con escritores e hispanistas chinos, a los que recomendó alejarse de la política en sus obras, pero no del compromiso social:

“Ha ocurrido mucho en América Latina y también en España que la política muchas veces ha sido un veneno para la literatura. Cuando la literatura se convierte en un instrumento de propaganda política el resultado generalmente es muy mala literatura.
Cuando quiere ser un vehículo de propaganda y defender ciertos puntos de vista políticos, ideológicos o religiosos es una literatura en la que la forma ha pasado a ser una preocupación de segundo orden y el contenido prevalece sobre la forma, cuando es la forma la que tiene que prevalecer siempre sobre el contenido.
Muchos escritores latinoamericanos han escrito para combatir dictaduras brutales y corruptas, textos que moral y políticamente eran correctos: panfletos, manifiestos de protesta, denuncias, documentos, pero no literatura. Mi caso es el de un escritor que se preocupa mucho por la política, pero cuando quiere opinar de la actualidad escribe un artículo, un ensayo, da una conferencia o participa en un debate.
Tampoco se escribir una literatura que evita del todo problemáticas sociales y políticas es efímera, más bien un juego y un divertimento.”

Fuente: www.prodavinci.com

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A OSCAR SAMBRANO URDANETA, IN MEMORIAM

Por Luis Beltrán Mago

Hoy amanece el corazón dolido.
El llanto aflora y la mirada vaga.
Se fue un amigo amado y presentido
caminante de un sueño que lo embriaga.

Hoy el recuerdo vive conmovido
por este viaje que la vida paga.
El camino de ayer comprometido
lo recorre la voz que amando indaga.

Se fue el Maestro, se marchó el Amigo.
Bien sabe Dios que siempre fui testigo
de como daba con amor su mano.

Viaja a lo eterno, viaja a lo infinito.
Con su partida va el dolor contrito
y al lado de la vida, Oscar Sambrano.

Luis Beltrán Mago poeta venezolano. Con una vasta obra publicada, su último libro, Antología esencial, publicado
por el Círculo de Escritores de Venezuela. Selección de José Tomás Angola.

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FALLECIÓ OSCAR SAMBRANO URDANETA

Esta madrugada recibimos la dolorosa noticia del fallecimiento de nuestro amigo el escritor Oscar Sambrano Urdaneta, después de haber rendido batalla a su corazón, durante los últimos meses. Luz a su alma.

Falleció un notable intelectual venezolano y un hombre de bien. Durante muchos años perteneció al Círculo de Escritores de Venezuela, como Miembro Emérito e integrante del Consejo Consultivo.
Oscar Sambrano Urdaneta nació el 06 de febrero 1929 en Boconó, Estado Trujillo. Escritor, ensayista y crítico literario, especializado en la vida y obra de Andrés Bello.

Se trasladó a vivir en Caracas durante su juventud, estudió en el Instituto Pedagógico Nacional y la Universidad Central de Venezuela , donde se graduó como Doctor en Literatura.
En la década de 1940, gracias al escritor Pedro Grases , Urdaneta fue designado miembro del grupo encargado de la selección de las obras completas de Andrés Bello, presidido por el Dr. Rafael Caldera. Desde entonces, Urdaneta estuvo involucrado en el mundo literario. Ha sido un estudioso de la obra de Andrés Bello. Entre 1959 y 1978, fue profesor en el Instituto Pedagógico Nacional y desde 1965 hasta 1990, en la Universidad Central de Venezuela. Fue director de La Casa de Bello Fundación (Andrés Bello Instituto). A partir de 1977, fue jefe de redacción de la Revista Nacional de Cultura (1959-1963) y director de colecciones como la Biblioteca Popular Venezolana y el Tricolor. Fue Miembro del Consejo Consultivo del Círculo de Escritores de Venezuela. También fue Miembro del consejo consultivo de la Biblioteca Ayacucho y de la editorial Monte Ávila Editores.

En 1978, obtuvo el Premio Municipal de Literatura con la obra Poesía contemporánea de Venezuela. En 1984, fue designado Individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua, la cual presidió hasta el año 2009. También es miembro honorario del Instituto Caro y Cuervo de Bogotá . Durante el segundo gobierno de Rafael Caldera (1994-1999), fue presidente del Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), y en 2003 fue miembro de la Comisión de Homenaje a Andrés Eloy Blanco.

Desde el año 2006 ha sido director cultural del programa de televisión «Valores», transmitido por Vale TV. El tema principal de este espacio fue el aprendizaje de la cultura venezolana en todas sus dimensiones. En junio de 2008, propuso a la Academia Venezolana de la lengua la creación de un centro de investigación literaria y lingüística.

Bibliografía: Cecilio Acosta, Obra y vida, Apreciación literaria, «El Llanero», Problema de las Naciones Unidas de Crítica Literaria, Cronología de Andrés Bello, El Epistolario de Andrés Bello, El Andrés Bello universal. Verdades y Mentiras Sobre Andrés Bello. Poesía contemporánea de Venezuela. Literatura hispanoamericana (en colaboración con Domingo Miliani). Del Ser y del Quehacer de Julio Garmendia

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LA ÚLTIMA MUERTE DE SIMÓN EL TRISTE DE EDUARDO CASANOVA, EN AMAZON.COM

La apasionante novela de las últimas horas de vida del Libertador, ahora puede ser leída en todos los países de habla española a través del LIBRO ELECTRÓNICO, en AMAZON.COM

La novela “La última muerte de Simón el triste”, de Eduardo Casanova acaba de ser editada en formato digital, e-book, compatible con el lector Kindle de Amazon.com.

Originalmente publicada en papel en el año 2004 por la Editorial Actum, de Venezuela, trata de la muerte y varios aspectos de la vida del Libertador Simón Bolívar. La edición caraqueña fue muy elogiada por la crítica especializada y por el público en general, pero sólo circuló en Venezuela, aun cuando en Colombia, fue llevada a escena en versión para teatro. Ahora, a partir del 6 junio del 2011 fue colocada para su venta en Amazon.com, con lo que podrá darse a conocer en todos los países de lengua española.
Con la publicación de esta, la decimotercera novela de Eduardo Casanova, y la próxima publicación de otras de sus obras, el catálogo de libros de autores latinoamericanos y de Venezuela se incrementará notablemente para disfrute de un público mundial que ha reconocido la importancia del libro electrónico pero admite la falta de opciones en castellano.

El acceso a la versión Kindle de “La última muerte de Simón el triste” es a través del siguiente link:

http://www.amazon.com/%C3%BAltima-muerte-triste-Spanish-ebook/dp/B0054KIYE0/ref=sr_1_2?ie=UTF8&qid=1307540963&sr=8-2

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TALLER DE NARRATIVA CONTEMPORÁNEA CONTADA A CINCO VOCES

Por Eduardo Liendo, Ana Teresa Torres, Antonio López Ortega, Fedosy Santaella y Antonieta Madrid

Narrativa venezolana es contada a cinco voces
Para quienes estén interesados en la narrativa venezolana actual, bien sea desde la escritura o desde la lectura, la Escuela de Escritores ha organizado el “Taller de Narrativa Contemporánea venezolana en la voz de sus autores”.

Durante cinco jueves, desde el 9 de junio al 7 de julio, Eduardo Liendo, Ana Teresa Torres, Fedosy Santaella, Antonio López Ortega y Antonieta Madrid, disertarán acerca de sus obras haciendo énfasis en el oficio y sus técnicas para escribirlas. Desde las 6 hasta las 8:45 p.m. estos destacados novelistas y cuentistas pertenecientes a distintas generaciones, revelarán parte de su proceso creativo, hablarán de sus intereses y estímulos así como de las dificultades que encontraron y los aciertos. El participante tendrá la oportunidad de intercambiar inquietudes y despejar dudas con estas cinco personalidades de las letras venezolanas, cada uno en una sesión única e irrepetible. Será también una forma de tener una perspectiva de lo que se está escribiendo actualmente en el país.

La inversión es de Bs.F.450.
Duración: 5 sesiones de 3 horas académicas cada una.
Fechas: Jueves 9, 16, 23 y 30 de junio, y jueves 7 de julio de 2011.
Horarios: Jueves de 6 a 8:45 pm

Lugar: SEDE ALTERNA en la  9ª transversal de Altamira c/c 6ª avenida, Quinta Armonía (casa de ladrillos rojos en la esquina). La 9ª transversal está 3 cuadras después de la Clínica Ávila y la iglesia D. Bosco. La salida de la cota mil en el distribuidor Altamira da directamente a la 9ª transversal. Es posible estacionar en la 9ª transversal y en la 6ª avenida. Habrá vigilancia.
Para inscribirse, reservar el cupo y obtener información detallada, visitar www.escueladeescritores.org.ve

Escribir al correo electrónico info@escueladeescritores.org.ve Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla o llamar a los teléfonos 0212-615.06.55 / (0424) 131-75-60) / (0416) 713-19-56.

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EL NACIMIENTO DE LA NOVELA VENEZOLANA

Por Eduardo Casanova

Cuando se publicó la primera novela venezolana (“Los mártires”, de Fermín Toro, 1842), la novelística española tenía siglos de existencia. Pero la hispanoamericana no, aunque muchas de las crónicas coloniales tenían muchas características de novela, sobre todo si nos atenemos a la definición que del género ha adoptado la Real Academia de la Lengua Española (“Obra literaria de cierta extensión y en prosa, que narra sucesos ficticios o reales en parte y describe la evolución de los personajes. 2 Género literario formado por estas obras. Alcanza su pleno desarrollo en el s. XIX con el realismo y el naturalismo. 3 fig. Ficción o mentira. Etc.”). Fray Pedro de Aguado, Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Fray Toribio de Benavente, Pedro Cieza de León, Bernal Díaz del Castillo, Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, José de Oviedo y Baños, Fray Bernardino de Sahagún, el Inca Garcilaso de la Vega y el resto de los llamados Cronistas de Indias y sus sucesores fantasean a más y mejor en sus obras que, por lo general, son inclasificables o, mejor aún, bien pueden clasificarse como novelas, puesto que narran en prosa “sucesos ficticios o reales”.
Quizá el caso más notable en ese sentido es el del propio Descubridor, Cristóbal Colón, que al ver por vez primera lo que después se convirtió en Venezuela (en su tercer viaje, aun cuando hay serias sospechas de que su encuentro con nuestras costas fue en el primero pero lo ocultó para no pagar derechos a los monarcas), a fines del siglo XVI, escribió aquello de “Yo no tomo que el Paraíso Terrenal sea en forma de montaña áspera como el escribir de ellos nos muestra, salvo que él sea en el colmo, allí donde dije la figura del pezón de la pera, y que poco a poco, andando hacia allí, desde muy lejos se va subiendo a él; y creo que nadie no podría llegar al colmo como yo dije, y creo que pueda salir de allí esa agua, bien que sea de lejos y venga a parar allí donde yo vengo y haga este lago. Grandes indicios son éstos del Paraíso Terrenal, porque el sitio es conforme a la opinión de estos santos y sacros teólogos, y asimismo las señales son muy conformes, que yo jamás leí ni oí que tanta cantidad de agua dulce fuese así dentro y vecina con la salada; y en ello ayuda asimismo la suavísima temperancia. Y si de allí del Paraíso no sale, parece aún mayor maravilla, porque no creo que se sepa en el mundo de río tan grande y tan hondo”, que bien podría ser parte de cualquiera de esas novelas que en pleno siglo XX han sido catalogadas dentro del realismo mágico o “lo real maravilloso”.

No en vano se ha dicho que esa forma de escribir novelas (el realismo mágico) se nutrió esencialmente de las Crónicas de Indias. Así como se ha explicado que aquellas crónicas tenían que ser fantasiosas por la religiosidad de sus autores, en cuyas mentes aún vivía lo mágico y lo milagroso, directamente relacionado con el mundo medieval. O, quizá, porque se sentían obligados, consciente o inconscientemente, a idealizar lo que encontraban para alentar a los que se habían quedado en el Viejo Mundo a emprender la aventura del Nuevo. En todo caso, como afirma Arturo Uslar Pietri, gracias a Colón y a los Cronistas de Indias, se supo en Europa que la magia estaba viva, y gracias a ese conocimiento científico nació la Utopía.
De lo que no pueda haber duda es de que la novela, la novela hispanoamericana, había nacido en textos como el de Bernal Díaz del Castillo (en referencia a lo que cuenta Francisco López de Gómara sobre la batalla de Centla, en la “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España”, que dice: «Aquí es donde dice Francisco López de Gomára que salió Francisco de Morla en un caballo rucio picado, antes que llegase Cortés con los de a caballo, y que eran los santos apóstoles señor Santiago o señor San Pedro. Digo que todas nuestras obras y victorias son por mano de Nuestro Señor Jesucristo, y que en aquella batalla había para cada uno de nosotros tantos indios que a puñados de tierra nos cegaran, salvo que la gran misericordia de Nuestro Señor en todo nos ayudaba». Es obvio que no se está haciendo historia, sino algo que, si no es gallo, es un ave que no vuela o vuela poco y tiene cresta, plumas, pico de gallo, ojos de gallo, patas de gallo y canta en la madrugada, aunque también canta de día y pisa a las gallinas.

De modo que no es del todo cierto que la novela no haya existido en tierras americanas antes de que se publicara “El periquillo sarniento”, de José Joaquín Fernández Lizardi en 1816, en pleno proceso de la guerra de independencia de México. La novela había estado entre nosotros desde mucho antes, escondida, disimulada, camuflada para engañar al censor español y para complacer a los protagonistas y sus relacionados. Pero eso sí, viva y presente. Y en aplicación del mismo racionamiento, no sería cierto que la primera novela venezolana haya sido “Los mártires”. Es la primera novela escrita y publicada en la Venezuela independiente, pero antes se habían dado a conocer en nuestro territorio, cuando era territorio del rey español, los textos de don José de Oviedo y Baños, que nació en Bogotá en 1671 y murió en Caracas en 1738.

Aunque quizá a Oviedo y Baños habría que considerarlo colombiano, salvo por el hecho de que hasta que se logró la Independencia todos los nacidos en nuestros territorios, incluidos Bolívar y Andrés Bello, eran españoles, y Colombia nació casi 80 años después de la muerte del cronista. Oviedo y Baños, cronista español de nuestras tierras, nació en Bogotá y luego de formarse en Lima, vivió la mayor parte de su vida en Venezuela, a donde llegó muy joven, huérfano de padre, con su tío, el obispo Diego de Baños y Sotomayor, y aquí escribió su “Historia de la conquista y población de la Provincia de Venezuela”, uno de los libros fundamentales para conocer los primeros años de Venezuela, en el que buena parte, por supuesto, tiene mucho de novela en tono y en su fantasear, que además ha servido en más de un caso como “fuente” de novelistas..
En todo caso, lo que es innegable, es que la novela de Fermín Toro es la primera escrita por un venezolano en Venezuela como país independiente, aun cuando ni los personajes ni el tema tengan nada que ver con Venezuela. De ella hablaremos después.

*Eduardo Casanova Sucre nació en Venezuela. Novelista, ensayista y biógrafo con amplia obra publicada. Miembro del Consejo Consultivo del Círculo de Escritores de Venezuela

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