Nuestra revista dedicará los meses de octubre y noviembre a reflexionar sobre el significado de la escritura y la misión del escritor. Iniciamos con la poeta Hebe Muñoz  y su profunda visión sobre el tema. Escrito en español y en italiano. 

Día del Escritor:

Celebrar la Palabra, honrar el Pensamiento

Por Hebe Muñoz

Cada 29 de noviembre, el calendario nos invita a detenernos y rendir homenaje a quienes, a través de la palabra escrita, modelan el alma del tiempo: los escritores. Este día no es solo una efeméride, sino un llamado a reconocer la íntima labor de aquellos que, como diría Marguerite Duras, «escriben para que algo no se pierda del todo» (Duras, Escribir, 1993). El Día del Escritor no celebra únicamente a quienes publican libros, sino también a quienes, desde la reflexión, la poesía, la narrativa o el ensayo, transmutan la experiencia humana en lenguaje.

La escritura es, en esencia, un acto de resistencia frente al olvido. Así lo afirmaba el filósofo y crítico George Steiner, al señalar que “lo que no se nombra, no existe” (Steiner, Real Presences, 1989). El escritor es, entonces, no solo testigo, sino artífice de la memoria colectiva. Desde la mirada lúcida de un Milan Kundera, que narra el peso de la historia en La insoportable levedad del ser, hasta la prosa combativa de Chimamanda Ngozi Adichie, que reivindica la multiplicidad de voces en Todos deberíamos ser feministas, la escritura abre grietas en los silencios impuestos por el poder y la costumbre.

Escribir es, también, habitar el límite entre la soledad y el diálogo. El escritor crea en silencio, pero escribe para ser leído, para establecer un puente entre su mundo interior y el lector anónimo. Paul Auster lo expresó con claridad: “Escribir es una manera de hablar sin ser interrumpido” (The Art of Hunger, 1992). Esta tensión entre el aislamiento creativo y la necesidad de conexión funda el gesto literario: un compromiso con la verdad, no la verdad factual, sino la emocional, esa que revela la literatura cuando conmueve y transforma.

El escritor contemporáneo ya no es solo un narrador de historias, sino un cuestionador del presente. Su pluma es brújula y espejo. Olga Tokarczuk, premio Nobel de Literatura, defiende una “tender narrator”, una narrativa empática que no impone, sino que escucha (The Tender Narrator, Nobel Lecture, 2019). En tiempos de ruido y velocidad, el escritor nos ofrece la pausa, la profundidad, la capacidad de pensar y sentir con otros ritmos. Escribir es, en última instancia, un acto ético.

La literatura sigue siendo, como sostenía Italo Calvino, “una defensa contra los estragos del tiempo” (Seis propuestas para el próximo milenio, 1988). Honrar a los escritores es honrar la libertad de pensar, de imaginar futuros y revisitar pasados. Es reconocer que la palabra puede ser semilla, refugio o herida, pero siempre una forma de humanidad. Hoy, más que nunca, necesitamos de esa lucidez poética que nace cuando alguien, en el silencio de una hoja en blanco, decide que vale la pena escribir el mundo.

 

Una reflexión personal como lectora

En lo más profundo de mi experiencia como lectora y escritora, siento un respeto casi sagrado por la palabra. Las voces que habitan los libros no son para mí simples autores, sino maestros que me han instruido desde la distancia. Jorge Luis Borges, con su erudición y su amor por las bibliotecas infinitas, me enseñó a sospechar de las certezas. Hannah Arendt me mostró que el pensamiento riguroso es un acto de responsabilidad frente al mundo. Con Clarice Lispector aprendí que la sensibilidad no excluye la inteligencia, y con Octavio Paz, que la poesía puede ser filosofía encarnada.

Cada libro leído ha sido una conversación, a veces exigente, a veces luminosa, pero siempre formativa. No concibo mi pensamiento sin las huellas de aquellos escritores que, con seriedad y compromiso, han depositado en sus obras un legado intelectual y moral. Por eso, respeto profundamente tanto la palabra escrita como la hablada: ambas son vehículos del entendimiento humano, herramientas de construcción y memoria. Escribir y leer son, para mí, actos de fidelidad hacia esa forma de conocimiento que se transmite no solo con datos, sino con belleza, asombro y verdad.

 

Mi voz como poeta y escritora

Como poeta y escritora, mi compromiso con la palabra va más allá de lo estético: es un deber con la dignidad del lenguaje y con la mirada de quien lee. Porque sé que alguien, en algún lugar, abrirá un libro con la esperanza de ser comprendido o transformado. Por ello, cada palabra que elijo carga un propósito; cada frase, una reverencia hacia la inteligencia y sensibilidad del lector.

Escribir poesía es, para mí, un viaje íntimo hacia lo indecible. Descubrir un vocablo nuevo —ya sea una antigua raíz griega o un neologismo moderno— es como encontrar una piedra brillante en la arena. El lenguaje es un universo en expansión: en él navego con asombro y gratitud. Y en la poesía, donde la lógica puede ceder ante el ritmo, la imagen o la emoción, me permito la libertad de las licencias poéticas, esas pequeñas rebeliones que hacen de la lengua un terreno fértil y vivo.

Como escritora, hallo en cada texto un espacio sagrado donde se conjugan la precisión del pensamiento y la música del corazón. Y si alguna vez una de mis frases toca, ilumina o acompaña al lector, entonces habrá valido la pena el viaje.

 

Una invitación final: leer, escribir, vivir

Hoy, en el Día del Escritor, más que celebrar a quienes escribimos, invito a celebrar el acto de leer, ese encuentro silencioso pero potente entre dos conciencias. Leer es dialogar con el alma ajena, pero también con la propia. Es escuchar otras formas de nombrar el mundo y, quizás, empezar a construir el nuestro.

Y si en algún rincón de tu ser habita una palabra no dicha, una historia que pide nacer, un poema que germina en tus silencios: escribe. No temas la hoja en blanco; ella no exige perfección, solo sinceridad. La escritura no es un privilegio de los iluminados, sino un camino abierto a quienes se atreven a mirar dentro de sí y compartirlo con generosidad.

Porque, como dijo Ray Bradbury: “Escribir es recordar lo que uno es y lo que uno fue, y luego decirlo en voz alta para no olvidarlo jamás.”

Que hoy honremos a los escritores y poetas leyendo, y que mañana —quizás— comencemos también a escribir.

 

En italiano:

 

Giornata dello Scrittore: celebrare la Parola, onorare il Pensiero

Ogni 29 novembre il calendario ci invita a fermarci e a rendere omaggio a coloro che, attraverso la parola scritta, plasmano l’anima del tempo: gli scrittori.
Questa giornata non è solo una ricorrenza, ma un invito a riconoscere il lavoro intimo di coloro che, come scrisse Marguerite Duras, “scrivono affinché qualcosa non si perda del tutto” (Scrivere, 1993).
La Giornata dello Scrittore non celebra soltanto chi pubblica libri, ma anche chi, attraverso la riflessione, la poesia, la narrativa o il saggio, trasforma l’esperienza umana in linguaggio.

Scrivere è, in essenza, un atto di resistenza contro l’oblio. Come ricordava il filosofo e critico George Steiner, “ciò che non si nomina, non esiste” (Presenze reali, 1989).
Lo scrittore è quindi non solo testimone, ma artefice della memoria collettiva.
Dallo sguardo lucido di Milan Kundera, che racconta il peso della storia ne L’insostenibile leggerezza dell’essere, alla prosa combattiva di Chimamanda Ngozi Adichie, che rivendica la molteplicità delle voci in Dovremmo essere tutti femministi, la scrittura apre crepe nei silenzi imposti dal potere e dalla consuetudine.

Scrivere significa anche abitare il confine tra solitudine e dialogo.
Lo scrittore crea nel silenzio, ma scrive per essere letto, per costruire un ponte tra il proprio mondo interiore e il lettore sconosciuto.
Paul Auster lo espresse chiaramente: “Scrivere è un modo di parlare senza essere interrotti” (The Art of Hunger, 1992).
Questa tensione tra isolamento creativo e bisogno di connessione fonda il gesto letterario: un impegno verso la verità — non quella fattuale, ma quella emotiva — che la letteratura rivela quando commuove e trasforma.

Lo scrittore contemporaneo non è più solo un narratore di storie, ma un interrogatore del presente.
La sua penna è al tempo stesso bussola e specchio.
Olga Tokarczuk, premio Nobel per la Letteratura, parla di un “narratore tenero”, una voce empatica che non impone ma ascolta (The Tender Narrator, Nobel Lecture, 2019).
In tempi dominati dal rumore e dalla velocità, lo scrittore offre la pausa, la profondità, la possibilità di pensare e sentire con ritmi diversi.
Scrivere è, in ultima analisi, un atto etico.

La letteratura rimane, come affermava Italo Calvino, “una difesa contro gli oltraggi del tempo” (Lezioni americane, 1988).
Onorare gli scrittori significa onorare la libertà di pensare, di immaginare futuri e di rileggere i passati.
È riconoscere che la parola può essere seme, rifugio o ferita — ma sempre una forma di umanità.
Oggi più che mai abbiamo bisogno di quella lucidità poetica che nasce quando qualcuno, nel silenzio di una pagina bianca, decide che vale la pena scrivere il mondo.

Una riflessione personale come lettrice

Nel profondo della mia esperienza di lettrice e scrittrice, provo un rispetto quasi sacro per la parola.
Le voci che abitano i libri non sono per me semplici autori, ma maestri che mi hanno formato nella distanza.
Jorge Luis Borges, con la sua erudizione e il suo amore per le biblioteche infinite, mi ha insegnato a diffidare delle certezze.
Hannah Arendt mi ha mostrato che il pensiero rigoroso è un atto di responsabilità verso il mondo.
Da Clarice Lispector ho imparato che la sensibilità non esclude l’intelligenza, e da Octavio Paz che la poesia può essere filosofia incarnata.

Ogni libro letto è stato una conversazione — talvolta esigente, talvolta luminosa, ma sempre formativa.
Non concepisco il mio pensiero senza le tracce di quegli scrittori che, con serietà e dedizione, hanno consegnato alle loro opere un’eredità intellettuale e morale.
Per questo rispetto profondamente la parola scritta e quella parlata: entrambe sono strumenti di costruzione e memoria.
Scrivere e leggere sono, per me, atti di fedeltà verso quella forma di conoscenza che si trasmette non solo con i dati, ma con la bellezza, lo stupore e la verità.

La mia voce di poetessa e scrittrice

Come poetessa e scrittrice, il mio impegno verso la parola va oltre l’estetica: è un dovere verso la dignità del linguaggio e verso lo sguardo di chi legge.
So che, da qualche parte, qualcuno aprirà un libro con la speranza di sentirsi compreso o trasformato.
Per questo, ogni parola che scelgo porta un’intenzione; ogni frase, una riverenza verso l’intelligenza e la sensibilità del lettore.

Scrivere poesia è per me un viaggio intimo verso l’indicibile.
Scoprire un nuovo vocabolo — che sia una radice greca antica o un neologismo moderno — è come trovare una pietra lucente nella sabbia.
Il linguaggio è un universo in espansione: in esso navigo con stupore e gratitudine.
E nella poesia, dove la logica può cedere al ritmo, all’immagine o all’emozione, mi concedo la libertà delle licenze poetiche: piccole ribellioni che rendono la lingua un terreno fertile e vivo.

Come scrittrice, trovo in ogni testo uno spazio sacro dove si incontrano la precisione del pensiero e la musica del cuore.
E se una sola delle mie frasi, un giorno, riuscisse a toccare, illuminare o accompagnare un lettore, allora il viaggio sarà valso la pena.

Un invito finale: leggere, scrivere, vivere

Oggi, nella Giornata dello Scrittore, più che celebrare chi scrive, desidero celebrare l’atto del leggere — quell’incontro silenzioso ma potente tra due coscienze.
Leggere è dialogare con l’anima altrui, ma anche con la propria.
È ascoltare altri modi di nominare il mondo e, forse, cominciare a costruire il nostro.

E se dentro di te abita una parola non detta, una storia che chiede di nascere, un poema che germina nei tuoi silenzi — scrivi.
Non temere la pagina bianca: non chiede perfezione, ma sincerità.
Scrivere non è un privilegio dei prescelti, ma un cammino aperto a chi osa guardarsi dentro e condividere ciò che scopre.

Perché, come disse Ray Bradbury,

“Scrivere è ricordare ciò che si è e ciò che si è stati, e poi dirlo ad alta voce per non dimenticarlo mai.”

Oggi onoriamo gli scrittori e i poeti leggendo;
domani, forse, cominceremo anche a scrivere.

 

 

 

Bibliografía citada:

  • Duras, Marguerite. Escribir. Tusquets, 1993.
  • Steiner, George. Real Presences. University of Chicago Press, 1989.
  • Kundera, Milan. La insoportable levedad del ser. Tusquets, 1984.
  • Adichie, Chimamanda Ngozi. Todos deberíamos ser feministas. Literatura Random House, 2014.
  • Auster, Paul. The Art of Hunger. Penguin Books, 1992.
  • Tokarczuk, Olga. The Tender Narrator, Nobel Lecture, 2019.
  • Calvino, Italo. Seis propuestas para el próximo milenio. Siruela, 1988.
  • Borges, Jorge Luis. Otras inquisiciones. Alianza Editorial, 1952.
  • Arendt, Hannah. La vida del espíritu. Ediciones Paidós, 1978.
  • Lispector, Clarice. La hora de la estrella. Siruela, 1977.
  • Paz, Octavio. El arco y la lira. Fondo de Cultura Económica, 1956.
  • Bradbury, Ray. Zen en el arte de escribir. Minotauro, 1990.

 

Hebe Muñoz es poeta, escritora, traductora italo-venezolana. Es miembro activo corresponsal para Italia del Círculo de Escritores Venezolanos y presidente de la Asociación de promoción cultural y social HEFRA APS.

Ha publicado varios poemarios bilingües en italiano y español. Sus poemas aparecen en numerosas antologías nacionales e internacionales.

Ha recibido varios premios de poesía y galardones nacionales e internacionales, entre ellos el Premio Internacional a la Excelencia «Città del Galateo Antonio De Ferrariis», galardonado con la Medalla del Presidente de la República Italiana, con el patrocinio de la Cámara de Diputados, el Senado, la Editorial Laterza y ??el Grupo CF Assicurazioni. Hebe Munoz recibió el Premio Mujeres en la Cultura 2024 de manos de la alcaldesa Antonietta Casciotti y la Administración Municipal de Alba Adriatica, Italia, con la siguiente motivación: «Una pluma que lucha con valentía contra la violencia para dar voz a quienes no pueden hablar».

En Fidenza (PR), Italia, Hebe Munoz organiza el encuentro poético bilingüe italo-español «LIBERTAD ES PALABRA», un puente cultural poético para dar voz a poetas que aman la libertad, la paz y la defensa de los derechos humanos.

En coautoría con su esposo, el poeta Francesco Nigri, Hebe Muñoz publica la segunda edición del poemario HEFRA Amarsi Amarse, una edición bilingüe, publicada por Tracce per la Meta Edizioni en 2025. De este proyecto, ideado y creado por los autores, nació el Slam Poetry «AMAR-Sì», que incluye poemas, música e imágenes de original autoría. La gira poética comenzó en Madrid (marzo de 2025), se presentó el pasado abril 2025 en el Teatro Magnani de Fidenza (PR) entre otros. Actualmente cuenta con más fechas de presentaciòn.

Editora: Carmen Cristina Wolf   @carmencristinawolf Instagram

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33 comentarios

  1. Eres maravillosa y todo lo q transmites me lleva al alma y corazon . Me encanta ese talento y sencillez q te caracteriza en tus poesías y todo lo q escribes desde tu alma …muy profundo y cn una calidez humana in comparable . Un abrazo grande Dios vendida todos tus talentos querida Hebe .?????

    1. Muchísimas gracias por tu comentario. Me has emocionado. Digo Amen a tus bendiciones. Me ha dado mucho gusto también el saber que has disfrutado la lectura de este ensayo.

  2. Eres maravillosa y todo lo q transmites me llega al alma y corazón . Me encanta ese talento y sencillez q te caracteriza en tus poesías y todo lo q escribes desde tu alma …muy profundo y con una calidez humana incomparable . Un abrazo grande Dios bendiga todos tus talentos querida Hebe .?????

  3. si alguna vez una de mis frases toca, ilumina o acompaña al lector, entonces habrá valido la pena el viaje.
    Esto me encantó.
    Me gusta ser parte de un poema porque es ser parte de la experiencia vivida del poeta.

    1. Querida Ma. Carolina, que buena tu actitud y tu deseo de ser parte de la experiencia del poeta a través de la lectura de sus versos. Dice de la importante atención que ayuda al lector en la comprensión no solo del autor sino también del texto. Los lectores debemos tener siempre esa actitud. Gracias por tu comentario. Muy válido.

  4. Scrivere libera l’anima e leggere ti fa entrare in un mondo a parte, fatto di fantasia e immaginazione. Conosco Hebe Munoz, autrice di questo articolo. Spesso mi ritrovo nelle sue poesie…ecco lei è una bella anima

    1. Cara Anna, grazie di cuore per dare uno spazio nelle tue letture anche alle mie poesie. Cogliere il testo degli autori è anche ricevere l’autore stesso. Così come scrivere è donare al mondo in libertà. A te il mio abbraccio.

  5. La scrittura è un cammino esistenziale che richiede umiltà per sapersi guardare dentro e generosità per condividere ciò che emerge dall’ anima.
    Scrivere è soddisfare la fame di quell’ anima, ascoltare e tradurre in parole il suo canto primitivo e profondo.
    La poesia, in particolare, bussa alle porte segrete di noi stessi e, se viene lasciata fluire, ne apre sempre di nuove.
    Quando la poesia diventa parola condivisa, fa sgorgare memorie anche antiche, rimescola i ricordi e risveglia sentimenti che sembravano sopiti.
    Tutto torna in vita con la parola poetica e talvolta è così potente da farci ricordare ciò di cui è realmente fatta la nostra sostanza, la nostra verità.
    La poesia di Hebe Munoz ha questo potere, è un punto di osservazione interiore forte e intenso. Diventiamo insieme a lei visionari, ascoltatori, creatori, inventori, cercatori della nostra vita interiore forse dimenticata.
    Come ha detto Ray Bradbury,
    “Scrivere è ricordare ciò che si è e ciò che si è stati, e poi dirlo ad alta voce per non dimenticarlo mai.”
    Non dimentichiamo la lettura e la scrittura: sono arti sacre che parlano di noi.

    1. Grazie di cuore cara Daniela per questo tuo straordinario commento, così denso di verità e di bellezza.
      Mi ha profondamente toccato perché sento anch’io che la scrittura è un atto di umiltà e di dono: è l’incontro tra ciò che siamo e ciò che, scrivendo, impariamo a riconoscere di essere. Ti confermo che per me ogni parola diventa un ponte tra il nostro silenzio interiore e l’anima di chi legge.

      Credo che nella poesia, più che in qualsiasi altra forma, si compia un piccolo miracolo: quello di risvegliare ciò che in noi tace ma non è mai morto. È un modo per ritrovare la nostra verità più autentica, quella che spesso la vita quotidiana nasconde.
      Grazie per la tua attenta lettura e per aver ricordato, con tanta sensibilità, che leggere e scrivere non sono semplici gesti, ma atti sacri di memoria e di rinascita.

  6. Queste riflessioni così vere sull’atto del leggere e dello scrivere mi hanno profondamente commossa.
    Da amante della lettura è conseguenza naturale nutrire l’ amore per la scrittura.
    Nell’ atto del leggere e dello scrivere mi piace pensare ad una sorta di «alchimia del silenzio» ,nel silenzio avviene la creazione di chi scrive, in silenzio accade la trasformazione e l’ arricchimento del lettore,abbattendo le coordinate spazio tempo , tanto da poterlo immaginare come un dialogo trasformativo tra anime.
    Sostenere scrittori e scrittrici allora diventa un imperativo morale.

    1. Ti ringrazio di cuore, cara Manuela , per l’autenticità del tuo commento e per aver dedicato tempo e attenzione alla lettura del mio saggio. Le tue parole sono per me un dono prezioso, perché testimoniano quell’incontro silenzioso e profondo che si crea tra chi scrive e chi legge — un incontro in cui il pensiero si fa materia viva, dialogo, trasformazione.

      Credo fermamente, come te, che esista una vera e propria alchimia del pensiero: una forza sottile che trasmuta l’esperienza in conoscenza, e la conoscenza in coscienza. È un processo che coinvolge tanto lo scrittore quanto il lettore, entrambi immersi in un atto di creazione reciproca. La Parola, in questo senso, non è mai soltanto un segno o un suono, ma un principio vitale capace di mutare chi la pronuncia e chi l’ascolta.

      Ogni volta che scriviamo o leggiamo, partecipiamo a questa metamorfosi: il linguaggio ci attraversa, ci plasma, ci restituisce a noi stessi con una luce diversa. È lì, in quella vibrazione sottile tra pensiero e parola, che credo risieda la vera magia dell’umano.

      Ancora grazie per aver condiviso con me questa tua importante risonanza interiore come lettrice e così umanamente bella.

  7. Excelente Hebe, es una oda vibrante a la escritura como acto de resistencia y conexión humana, que trasciende la mera creación literaria para convertirse en un gesto ético y cultural.
    El poder de la palabra escrita como herramienta de memoria y transformación, nos recuerda que escribir y leer son pausas necesarias para preservar nuestra humanidad.

    1. Gracias, Santiago. De acuerdo contigo, volver a los puentes que nos acercan como seres humanos, es un acto necesario y un deber personal. La Palabra es uno de estos puentes, en ella debe considerarse siempre el respeto, la gentileza, la bondad del vocablo que edifica y que ayuda a dar lo mejor de cada uno. En este sentido, el escritor tiene esta inmensa responsabilidad consigo mismo y con el lector anónimo pues su escrito lleva intrínseca la posibilidad transformadora en ambos sentidos. Seguimos, amigo, dando lo mejor de nosotros mismos y creciendo en aprendizajes con valor humano universal.

  8. Qualunque cosa tu scriva e io legga mi tocca, illumina e accompagna.
    Sono momenti di riflessione che sfiorano le corde della mia anima e mi mettono in relazione con te e con il mondo che attraversi.
    Potrò anche non incontrarti altri dieci anni, però leggerti è come averti accanto, entrare nella tua di anima e onorarla, per il grande dono che elargisci.
    Grazie Hebe!
    Antonella Aloe

    1. Cara Antonella,
      le tue parole mi commuovono profondamente. Sono io che ringrazio te con sincera gratitudine ed emozione. Credo che la parola, quando nasce dal cuore, sappia davvero accorciare le distanze fisiche e mantenere strette quelle dell’anima. È un filo invisibile che unisce, che trasmette emozioni e riflette ciò che lo scrittore, il poeta, è in ogni riga che affida al mondo. Se ciò che scrivo riesce a lasciare un segno lieve ma vero nel cuore di chi legge, allora quel passo diventa per me un piccolo atto di rispetto verso l’umanità.
      Con affetto, umiltà e con la speranza di abbracciarti presto, ti saluto in gratitudine.

  9. La voz de Hebe comienza con su lectura, lee al otro, se lee y al leerse encuentra intersticios que innombrados cabalgan en su lengua hasta convertirse en verbatum… Nosotros dichosos que nos llegue su luz…

    1. Querido Eduardo, gracias, de corazón, por tus palabras tan hondas y generosas. Me conmueve saber que la voz que nace en mí puede resonar también en otros, como un eco compartido de esa luz que nos habita.

      Antes de escribir, siempre siento la necesidad de quedarme en silencio, de contemplar —sin nombrar— la belleza muda que respira en todo lo creado. Solo después de ese recogimiento, las palabras se atreven a asomar, como si fueran un intento humilde de traducir lo inefable que ya nos habla desde antes de todos los tiempos.

  10. Cara Hebe, ritengo davvero avvincente il tuo articolo, esauriente nei contenuti e strutturato in maniera ineccepibile. Come giustamente affermi, ogni parola che usi è scelta con accuratezza e veicola un senso ben preciso, a cui presti un’attenzione certosina. Sei una fucina di idee che derivano da un contesto culturale di notevole spessore, incoraggiato dai tuoi arguti e lungimiranti genitori e forgiato da studi approfonditi e meticolosi, da un sano amore per la vita, da un entusiasmo travolgente nel voler apprendere sempre nuovi concetti e da quella meravigliosa curiosità, che è la molla principale che muove l’essere umano e che lo spinge ad impreziosire costantemente il suo bagaglio umano ed esistenziale. Trovo fantastica la tua continua voglia di scoperta, che ti sprona a scavare sempre oltre la superficie e ad avventurarti su sentieri sublimi, in cui lo stupore e la meraviglia la fanno da padroni. Mi è piaciuto molto il tuo sottolineare come la scrittura, che per alcuni può sembrare un atto solitario, rappresenti in realtà un ponte eccezionale, un linguaggio universale che permette allo scrittore di instaurare un dialogo collettivo, con il mondo intero. Attraverso le frasi con cui riempie il foglio bianco condivide, infatti, frammenti inestimabili della sua anima e lo fa in una maniera assolutamente democratica dato che chiunque può addentrarsi in ciò che esprime senza barriere, con quel coraggio di chi non teme di svelare la propria essenza e di mettersi a nudo. Già, perché scrivere è un atto di forza, di consapevolezza, di resistenza, conferisce il sapore dell’eternità a tutto ciò che viene espresso su carta. È l’urgenza di far fluire il proprio sentire, come un limpido fiume che sgorga con naturalezza e impeto. È un affermare: “Ci sono anch’io e questo è il mio pensiero. Potrà essere uguale al tuo, simile oppure diametralmente opposto, ma entrambe le nostre visioni possono portarci a crescere, ad arricchirci interiormente, evolvendoci ancora di più!”. Al contempo, leggere è una forma sopraffina e duplice di comunicazione poiché il lettore “interloquisce” con l’anima dello scrittore, stimolando contemporaneamente la propria ed esortandola ad afferrare gli insegnamenti che si celano dietro ciascun testo. Mi piace come consigli a tutti di avvicinarsi all’arte della scrittura che spesso può rivelarsi anche catartica e terapeutica, oltre che esteticamente piacevole. Un allenamento utile per il cervello e un’eccezionale palestra per rapportarsi al meglio ogni emozione, anche con quelle più recondite di se stessi.
    Condivido pienamente il rispetto che nutri verso chi, come te, come me, scrive e ha lasciato un’eredità letteraria non indifferente da cui hai attinto parecchio, formando in modo ancora più costruttivo le tue visioni. Come diceva un saggio: “Chiunque scriva è da rispettare perché vuol dire che ha un qualcosa da esternare”. Cosa di assoluta importanza, in un mondo che va di fretta e che sovente non si sofferma, né si interroga. Scrivere è un ricongiungersi con la propria autenticità più intima.
    Trovo affascinanti le citazioni che condividi, sempre azzeccate e illuminanti. Dovrei sottolineare troppi passaggi, dato che in ogni tua espressione si condensano infiniti temi e sfumature. Mi limito a farti i miei più sinceri complimenti, cara collega di penna.

    Alessandra Della Quercia

    1. Cara Alessandra,
      le tue parole mi hanno toccata profondamente. Ti ringrazio di cuore — non solo per l’apprezzamento che mi rivolgi, ma per la finezza con cui sai cogliere l’essenza stessa del “perché” si scrive e di perché scrivo come scrivo. C’è un’empatia autentica nel tuo pensiero, quella rara capacità di sentire la scrittura non come un esercizio estetico, ma come un atto di presenza nel mondo, un modo di esistere con consapevolezza.

      Condivido pienamente la tua riflessione: scrivere è, in effetti, un gesto di resistenza contro la superficialità del tempo che corre. È il tentativo di rallentare il mondo per ascoltarlo meglio — e forse, per ascoltare meglio noi stessi. Ogni parola che mettiamo su carta è un ponte tra la solitudine interiore e la vastità dell’umano; credo fermamente che sia un filo che ci lega a chi, prima e dopo di noi, ha cercato di dare forma al caos delle emozioni e dei pensieri.

      In fondo, credo che chi scrive non faccia altro che interrogare la realtà attraverso il linguaggio, e in quell’interrogarsi si riconosce la nostra parte più viva e fragile. È lì che risiede la vera eredità letteraria: non tanto nei libri che lasciamo, ma negli sguardi che impariamo a cambiare, nelle anime che impariamo a toccare.

      Ti ringrazio nuevamente per aver condiviso con tanta sensibilità in questo spazio di riflessione e di verità. La tua voce, come la scrittura stessa, è una presenza luminosa.

  11. Cara Hebe, hai più che centrato l’essenza della Celebrazione (in genere di ogni Celebrazione ma di questa in particolare): il rispetto per chi/ciò esprime il motivo del celebrare.
    Troppo semplice infatti «dire la propria» in quest’epoca di sfrenato egocentrismo e voglia di mettersi sempre e comunque in mostra. Il tuo richiamo al rispetto è espressione della autenticità con cui vivi quotidianamente il tuo «scrivere» e «versarti».
    Non vanno celebrati gli scrittori e tu ne esprimi l’umiltà fattiva e instancabile: va celebrata la Parola. E il celebrare la Parola distingue i celebrati ed i celebranti, l’autenticità ed il formale e/o estetico scrivere per scrivere.
    Ed aggiungi che va onorato il Pensiero: il pensiero che muove e che anima l’autentico scrivere dallo scrivere per «mercato» o per «frustrazione».
    Parola e Pensiero: un monito il tuo. Monito di chi è Scrittore con la maiuscola e per chi lo è distinguendosi dal pattume.
    Tanti scrivono. Molti farebbero bene a fare altro.
    Grazie sempre per i doni quotidiani che mi fai vivere.

    1. Carissimo Francesco,
      mi commuovi con le tue parole. Ti ringrazio davvero per aver colto e restituito con tanta lucidità ciò che sento essere il centro del mio scrivere: la Parola come protagonista, non chi la pronuncia. Come ricordava Montale, «Non domandarci la parola che squadri da ogni lato l’animo nostro informe» — perché la Parola, quando è autentica, ci supera sempre, ci precede e ci insegna.
      E penso anche a Rilke, che ci invita a «lasciar maturare in noi la parola come un frutto»: un atto di ascolto, di attesa, di umiltà. È questo che credo sia il cuore umano e universale del linguaggio: il suo essere un ponte, non un trono.
      Scrivere e parlare restano atti profondamente umani, fragili e sacri insieme. Per questo il rispetto verso ogni opera — poetica o letteraria che sia — è per me un gesto di gratitudine, non di possesso. Continuo a cercare, con la consapevolezza socratica del non sapere, quel modo sempre nuovo di far sì che la parola non descriva soltanto, ma trasformi.

  12. Non è possibile non vedere parte della propria vita nelle poesie di Hebe, un amore universale che prende forma e ti accarezza l’anima emozionando. A volte sono parole dolci che ti avvolgono come una leggera brezza, a volte hanno un peso più consistente che ti chiudono in una forte presa…
    Grazie Hebe…non smettere mai di contagiare il mondo con l’amore.

  13. Cara Alessandra,
    le tue parole mi hanno toccata profondamente. Ti ringrazio di cuore — non solo per l’apprezzamento che mi rivolgi, ma per la finezza con cui sai cogliere l’essenza stessa del “perché” si scrive e di perché scrivo come scrivo. C’è un’empatia autentica nel tuo pensiero, quella rara capacità di sentire la scrittura non come un esercizio estetico, ma come un atto di presenza nel mondo, un modo di esistere con consapevolezza.

    Condivido pienamente la tua riflessione: scrivere è, in effetti, un gesto di resistenza contro la superficialità del tempo che corre. È il tentativo di rallentare il mondo per ascoltarlo meglio — e forse, per ascoltare meglio noi stessi. Ogni parola che mettiamo su carta è un ponte tra la solitudine interiore e la vastità dell’umano; credo fermamente che sia un filo che ci lega a chi, prima e dopo di noi, ha cercato di dare forma al caos delle emozioni e dei pensieri.

    In fondo, credo che chi scrive non faccia altro che interrogare la realtà attraverso il linguaggio, e in quell’interrogarsi si riconosce la nostra parte più viva e fragile. È lì che risiede la vera eredità letteraria: non tanto nei libri che lasciamo, ma negli sguardi che impariamo a cambiare, nelle anime che impariamo a toccare.

    Ti ringrazio nuevamente per aver condiviso con tanta sensibilità in questo spazio di riflessione e di verità. La tua voce, come la scrittura stessa, è una presenza luminosa.

  14. Grande donna, grandi pensieri. E una lode che onora più le persone che ti hanno conosciuto (io ) e hanno avuto il modo di collaborare (spero che continua) .
    Le parole vengono dai pensieri, che a sua volta nascono dal cuore in connubio con la mente.
    Quindi le parole sono l’essenza degli umani e come tali esistono per costruire il mondo migliore.

  15. Profundidad y belleza traen las líneas de Hebe Muñoz.
    Sincera, tierna e inspirada en sus propias lecturas, nos da más de su poesía. Además, celebra la palabra, más allá de lo obvio y enlazado con su sentimiento de poeta. Es hermoso leerla.
    Me hizo recordar mis heridas abiertas por abandonar huérfanos a miles de libros en mi país, leídos, desgastados, pero como dice Hebe, «escribir y leer son actos de fidelidad» y en cada paso descubrimos esa simbiosis de un amor siempre correspondido.

    Felicidades ? querida Hebe Muñoz

    1. Querida Brenda,

      Gracias, de corazón, por compartir algo tan íntimo y dolorosamente bello. Tus palabras sobre esas heridas abiertas por los libros que quedaron huérfanos me conmovieron profundamente. Entiendo ese desgarro —porque los libros que amamos guardan una parte de nosotros, y cuando los dejamos atrás, sentimos que una voz querida se queda en silencio por un tiempo.

      Quiero abrazarte con esta certeza: las páginas que alguna vez tocaste te siguen recordando. Como escribió Ida Vitale, esa luminosa poeta del alma y del lenguaje, «la palabra nos busca aunque la hayamos perdido». Así también los libros, en su silencio, nos esperan sin rencor.

      Gracias por tu sensibilidad, por tu lectura generosa y por transformar la ausencia en ternura compartida.

  16. Maravilloso leerte Querida y Recordada Colegiala Hebe. Comparto contigo esa pasion por la lectura, y tus palabras me inspiran a dedicarle mas tiempo a la escritura. Un gran abrazo.

    1. Muchas gracias, Alex, por tu lectura y por tu comentario. Como tù tambien creo que dedicarle más tiempo a la lectura es una decisiòn importante y al mismo tiempo va actuada con disciplina. Es bueno darse cuenta que debemos detenernos un poco para viajar entre los libros.
      Apliquemos pues el leer mucho hasta llegar al mismo sentimiento de Jorge Luis Borges: : «Hay quienes no pueden imaginar un mundo sin pájaros; hay quienes no pueden imaginar un mundo sin agua; en lo que a mí se refiere, soy incapaz de imaginar un mundo sin libros».

  17. Cara Hebe, leggere i tuoi scritti è sempre un’emozione.
    Grazie per aver ricordato questa data così importante.
    La scrittura è un filo invisibile che cuce passato, presente e futuro. Il passato, la nostra memoria, essenziale al presente. Il presente,, spazio- tempo per emozioni. Il futuro, sguardo oltre l’orizzonte da dove si scorgono i sogni. È tutto ciò è racchiuso nelle parole dei temerari. Temerari come te, cara amica.
    Temerari come chi, in un mondo afflitto da guerre, dove l’odio cerca di imporsi con sempre più forza, c’è ancora qualcuno che parla d’amore. Un amore bello, forte, che non conosce limiti. Un amore che lotta senza usare la violenza. E Vince.
    ?

  18. Que maravillaaaaaaaaaa! Tus palabras me han llegado al alma!!! Eres una gran mujer con una enorme sensibilidad y un talento único! Siempre estaré muy, muy orgullosa de ti! Nunca dejes de brillar!!!

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