¡ALGO SE AVECINA!

¡Algo se avecina!

Quizá un cambio importante,

como augura la mayoría.

¿Realidad o ficción?

Mera incertidumbre.

 

Cruje la calle,

ecos de renovación trae el viento,

anhelo y temor se contraponen.

Cae la desesperanza como lluvia

humedeciendo almas a su paso.

Con fe las secan y ocultan razones.

 

Cuando la turbulencia arropa,

avezados exploradores o marinos,

jamás pierden de vista el norte.

Garantía segura de arribo a puerto.

 

¿Sucederá?

Hay indicios, pero…

Nadie sabe cuándo,

nadie sabe cómo,

nadie cree en los pronósticos.

 

Pero hoy,

la sapiencia popular,

intuye un cambio.

 

CARACAS Y SUS ARISTAS

 Caracas la irreverente…

 

¡De gente como su clima!

Capaz de pasar con rapidez,

de un impoluto cielo añil

a un tempestuoso gris plomizo…

Sin perder jamás la compostura.

 

Donde la algarabía de las aves

se suma al bullicio del tráfico.

El insondable murmullo citadino.

Guacharacas, loros y guacamayas

alegran el valle caraqueño.

 

Caracas la utópica…

 

Sus modernas edificaciones

relegan la herencia colonial,

aunque de Galipán a Macarao

y del Junquito al Hatillo

aun se perciba nostalgia por el campo.

 

Caracas la histórica…

 

Semillero de héroes, pensadores y poetas.

Colmena de renovadoras ideas.

Baluarte de la soberanía

y de abrir caminos sin chaperón.

Faro de la libertad.

 

Por los recovecos de sus calles,

la imaginación descubre espectros.

Enigmáticos personajes

con cuyo nombre o acción,

quizás se bautizó alguna esquina.

 

Caracas la obra de arte…

 

Delineada por la naturaleza

entre imponentes montañas,

la engalana un verdor primaveral,

su impredecible arquitectura

y la envidiable belleza de sus mujeres.

 

Caracas la ausente…

 

Atada al corazón y nostalgia

de sus emigrantes.

Recordada por el Gabo e Isabel Allende.

Evocación de olores y sabores.

¡Amores imposibles de olvidar!

 

ME NIEGO A LEER CIERTOS POEMAS

 

¡Me niego a leer ciertos poemas!

 

En el texto de un poema,

siempre espero encontrar lo sublime:

belleza, sentimientos y emociones.

Cosa difícil de disfrutar en algunos,

ante la sombría conducta de sus autores.

 

Al tener a la vista sus atrocidades,

¿cómo podría leer composiciones de:

Hitler, Stalin, Mao o Karadzic,

cuando fungían ayer de “poetas”;

o… de quienes hoy siguen sus pasos?

 

No sé si para ellos es una forma de escape,

de huir a la seducción del poder,

una idea para congraciarse con el ego

o se trata de aparentar lo inocultable.

 

Muestras de luz tenue,

frente a una inmensa oscuridad.

 

¡Me niego a leer ciertos poemas!

 

De quienes enarbolan el dolor y el sufrimiento,

y a la par,

tratan de escribir hermosos versos.

Pero en vez de tinta y pluma,

parecieran usar sangre y balas.

 

 

¡BENDICIÓN MAMÁ!

En recuerdo de mi madre: Pilar

 

Me invade la añoranza.

Vislumbro a mi madre arreglada

siempre impecable,

aun recién levantada

(parecía acostarse vestida).

Sonriente y bella,

laborando y pendiente de todo.

No había detalle capaz de escapársele.

 

Me veo muy pequeño,

jugando en el piso,

carrito en mano a su alrededor.

Ella bordando un vestido de novia.

 

Gran costurera y mi padre ebanista.

Formaron familia en simbiosis perfecta

a través del hilo invisible del amor,

del cual salió este escritor y su hermana.

 

Dura con los hijos,

consentidora con sus nietos,

maravillosa esposa,

alcahueta del yerno y la nuera

y fiel amiga.

 

Hoy brindaré por ti.

¡Bendición mamá!

 

 

TE FUISTE TARAREANDO UNA MELODÍA

 

En recuerdo a Sali Salcedo

 Ahora,

fiestas y encuentros

serán termómetro de su ausencia.

En medio del vacío,

cuando la música nos impregne

y resuenen aquellas piezas,

deleite de su repertorio,

en el fondo,

al agudizar el oído,

escucharemos su rumor inmaterial.

 

Cómo olvidar su sonrisa,

los comentarios irónicos

y esa melodiosa voz.

Atrás quedan las tertulias

sobre política y cultura.

Conversaciones de altura

y respeto a toda opinión.

 

Estar por Cocorote, Calabozo y Caracas,

se alargó a otros países

y al español de sus canciones

se sumó el italiano.

 

 

Libre como el viento,

narraba anécdotas de sus viajes,

una de sus pasiones.

Planificaba una nueva ruta,

no lo mencionó,

y cuando menos lo esperábamos

cogió camino.

 

Eterno despistado,

olvidó el cuatro, las maracas

e iba alegre,

tarareando canciones de los años sesenta.

Aurelio García  Martínez. Poeta, ensayista y educador. Miembro del Círculo de Escritores de Venezuela.

Editora de la web: Carmen Cristina Wolf

 

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