LAS HUELLAS DE UN POETA

Alvaro Pérez Capiello

 

Por Álvaro Pérez Capiello

Conocí a Juan Manuel Ramírez Pérez en Caracas, hace más de una década, cuando se desempeñaba como Consejero Cultural de la Embajada de Colombia en Venezuela. En aquellos días, Enrique Vargas estaba al frente de la misión diplomática de esta nación hermana. Doy fe de la extraordinaria gestión realizada por Juan Manuel en favor del arte y la cultura, cuestión que nos hizo coincidir en recitales poéticos, obras de teatro y conferencias, donde participaron numerosos intelectuales pertenecientes al Círculo de Escritores de Venezuela y la Academia de la Lengua. Hoy, ha llegado a mis manos el libro Huellas Cifradas, publicado en Cúcuta por Opinográfica Impresores. El primero de los poemas que componen este volumen está dedicado a esos días de lluvia, colmados de nubarrones, donde el paisaje natural se torna «lánguido y cetrino» a decir de Juan Manuel Ramírez. Esa oscuridad, empero, permite al caminante conectarse con su esencia, y ser partícipe de una revelación, de ese nuevo día luminoso, en ciernes, que el poeta es capaz de vislumbrar con su pluma. Definitivamente, resulta complicado seguirle los pasos a un poeta… Siempre he creído que todo texto, más que respuestas, debe proponernos interrogantes y llevarnos a territorios inexplorados, carentes de perchas, que acaban por desestabilizar al lector para, después, anclarlo a ese imaginario que el escritor ha recreado en las páginas del libro. Si bien en muchos poemas de Huellas Cifradas, la naturaleza adquiere un carácter protagónico, con sus manglares, sus montañas, sus salinas, el azul del mar Caribe y el sol del Trópico, la mirada del escritor no se contenta con describir la realidad sino que la reinterpreta para sacar de ella una reflexión existencial. En el jardín de rosas se contienen, pues, las ilusiones y las esperanzas, la nostalgia de aquello que dejó de ser, pero que Juan Manuel trae a la memoria con el tránsito de las hormigas y el rumor de las abejas.

Como espectador, me propuse seguir, a mi manera, el rastro de las huellas dejadas por el poeta en su andadura. En ese camino, surgen retratos de personajes históricos, artistas, políticos, y también, ¿por qué no?, Juan Manuel se mira a sí mismo en el espejo azogado de la España que conoció y en las sombras evanescentes de la vieja casa de sus recuerdos infantiles.

Al final, todo pasa… La vida es un ciclo interminable de nacimientos, muertes y nuevos comienzos. Más que el punto de partida o de llegada, importa el transitar. Recuerdo una frase colgada en la finca Twelve Oaks, propiedad de la familia Wilkes en el largometraje «Lo que el viento se llevó», basado en la novela homónima de Margaret Mitchell sobre el Viejo Sur: «No malgastes el tiempo, porque la vida está hecha de eso». Esa imposibilidad de volver atrás, de retornar sobre nuestros mismos pasos, sobre las huellas de lo ya caminado, habla sí de lo fugaz y de lo pasajero de todo cuanto nos rodea, pero, también, del valor de la experiencia.

Sabido es que los poetas le cantan al amor. En el recorrido que nos propone Juan Manuel Ramírez Pérez no podía faltar la complicidad de los amantes que han dejado huellas indelebles en la historia: la relación epistolar de Abelardo y Eloísa en el Paraclet, la pasión arrolladora que llevó a Juana de Castilla al borde de la locura, el amor imposible de Romeo y Julieta en el seno de dos familias enfrentadas, los triunfos que dedicara Don Quijote a la «Señora de sus Pensamientos», aquella campesina bautizada Aldonza Lorenzo a quien el caballero andante eleva por encima de todas las doncellas como Dulcinea del Toboso, y la lista sería larga… No faltó en esa escogencia Santos Luzardo y Marisela, los personajes de Doña Bárbara, la obra cumbre de Rómulo Gallegos. Poco a poco, vamos armando, entonces, ese rompecabezas de la existencia que Juan Manuel ha concebido a partir de muchas lecturas, recuerdos, sueños compartidos, paisajes, auroras y noches estrelladas sacudidas por el viento. Solo hay que atreverse a iniciar un viaje a través de la palabra, que, inevitablemente, nos llevará a reconciliarnos con la vida y sus protagonistas.

Álvaro Pérez Capiello

Economista egresado de la Universidad Católica Andrés Bello (Caracas, Venezuela). Realizó un postgrado en Gerencia y Administración (Barcelona, España). Ha sido profesor universitario.

Algunos de sus libros publicados son: Ventanas (Ensayo), Guardatinajas (Novela), Sombras bajo el Sol (Novela), Razones para Vivir (Ensayo), Laberinto de Ilusiones (Novela), El Bar de Luso (Novela), Entre la Verdad y el Engaño (Cuentos), La Memoria de un Símbolo (Ensayos). (Ensayo), El Desván de lo Oculto (Novela), Las Pinceladas de la Inmortalidad (Novela), En el tiempo de las arañas (Novela),De epitafios y de tumbas (Cuentos) y Relatos de la Tierra Negra (Cuentos).

Ha formado parte de la junta directiva del Círculo de Escritores de Venezuela.

@circuloescritoresvenezuela en Instagram

Editora de esta revista: @carmencristinawolf

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *