La poesía y los concursos
Tengo sueños grandes y siempre apuesto por ellos
Por Raquel Markus – Finckler
Estos días he estado recibiendo buenas noticias de concursos internacionales de poesía en los que he participado recientemente. No logré el primer lugar; sin embargo, en ambos certámenes pude posicionarme en el top six de los finalistas escogidos por prestigiosos y preparados jurados calificadores.
En ambos certámenes resulté la representante de Venezuela que más lejos llegó en la calificación final, pues los primeros puestos quedaron ocupados por poetas procedentes de América del Sur (más específicamente: Uruguay, Chile y Argentina). Lo que no es de extrañar, pues en estos países hay un apoyo más evidente de la sociedad y del Estado al desarrollo de la cultura, de la literatura y de la poesía.
El primero de ellos fue organizado en España y tiene un gran renombre en el medio literario internacional. Sobre este logro solo puedo comentar por el momento que, entre los más de trescientos poemarios participantes (los cuales debían tener una extensión mínima de quinientos versos), el Comité de selección eligió doce trabajos que correspondían a poetas de España, Portugal, Uruguay, Cuba, Venezuela, Argentina, Perú, México y Panamá; y que al anunciar el veredicto final, el presidente del muy calificado jurado me informó que mi obra resultó calificada como una de los seis primeras de esta edición.
El segundo certamen al que hago referencia es la Competencia Poética Oscar Wilde 2023, organizada por el Grupo Editorial Bernavil Internacional de Venezuela, liderada por Joiner Bernavil quien, al igual que yo, es miembro del Círculo de Escritores de Venezuela. Esta tercera edición logró la participación de más de quinientos poetas provenientes de Argentina, Chile, Panamá, Colombia, México, España, Perú, Cuba, Guatemala, Bolivia y Venezuela que aceptaron la convocatoria realizada por el Grupo Editorial con la intención de salvaguardar y proponer espacios para la cultura poética en nuestros pueblos de habla hispana. El jurado calificador de este año lo integraron dos reconocidas poetas españolas: Patricia Crespo y Mónica Moranchel Matarranz.
Mi poema “Prófuga de la vida” quedó de sexto en la clasificación final, entre los cincuenta y dos Poetas Oscar Wilde Internacional seleccionados, y fue elegido como el mejor del team Venezuela, el país latinoamericano con mayor número de participantes en este concurso que es organizado por una firma editorial que ha logrado posicionarse en Venezuela como la de mayor prestigio en el occidente del país, específicamente en el estado Zulia.
Ambos resultados me llenan de orgullo, satisfacción y, por supuesto, de emoción; y también me convidan a preguntarme por qué me ha interesado tanto participar en concursos internacionales relacionados con el área literaria. Me miro en el espejo y me pregunto si será un asunto de ego, y para ser sincera conmigo misma, la respuesta me indica que no está relacionada directamente con ese asunto.
Entonces ¿de qué se trata?, ¿será acaso la adrenalina que despierta cualquier competencia en la que tengo oportunidad de resaltar?, ¿la posibilidad de medir mi talento con otras personas que no conozco y no me conocen?… Tal vez hay un poco de eso, pues reconozco que soy competitiva… pero sigue sin ser la respuesta que más me satisface… así que sigo viajando dentro de mí para llegar a algo más profundo y sincero…
Luego de meditar mucho sobre el asunto, la mirada en el espejo me devuelve la respuesta más certera, la competencia no es con los demás: la competencia es conmigo misma. Es una especie de pasión que arde en mi interior y que me lleva a querer llegar un poco más lejos, un poco más adentro y también un poco más alto…
Desde pequeña, la poesía me ha permitido salvarme, me permitió seguir creyendo y creando… Me permitió edificarme como ser humano… Llenó mis vacíos y mi soledad existencial con palabras sublimes, etéreas y preciosas… Me aportó la fortaleza que me transmitieron poetas que nunca llegué a conocer, pero cuyas palabras me acompañaban, me curaban y me animaban a seguir buscando dentro de mí el increíble manantial de esperanza, fe y valentía que significaba para mi alma la palabra poética… Mi búsqueda de la excelencia me ha llevado a convertirme, cada día, en un mejor ser humano, en una mejor escritora y, por lo tanto, en una mejor poeta…
Para mí la poesía es sinónimo de vida. Si tengo un estímulo o aliciente que me permita seguir en contacto con ella, (con la que leo, con la que siento, con la que creo) … es razón suficiente para zambullirme dentro de esos caminos que me conducirán nuevamente al encuentro de la Verdad y la Belleza, los dos valores más certeros que residen en la palabra poética. La participación en estos concursos significa una increíble motivación para seguir buscando dentro de mí los caminos más certeros, adecuados y directos que me permitan seguir bebiendo del manantial de la poesía y, por lo tanto, me animan a seguir descubriendo y desarrollando una voz propia y particular.
Los concursos literarios son una invitación a seguir creando poesía creando buena y verdadera poesía o, al menos, una poesía que me satisfaga, que me llene, que me retrate y me desconcierte a mí… Pues, aunque al final sean otros los que me lean, evalúen y califiquen… la verdad, es que yo escribo para y por mí. Soy mi primera lectora, la más exigente y la más crítica. Soy mi primer jurado, el más severo y el más riguroso.
Luego de meditarlo mucho, aunque me resulté atractiva la idea de medirme con otros poetas en este tipo de certámenes, en realidad, en el terreno de la literatura, y de la poesía en particular; la competencia es conmigo misma. También logré entender que mi barra está cada vez más alta… tan alta como el vuelo en el que me llevan las alas de la poesía en que creo, y de la poesía que cree en mí. Tan alta como mis anhelos y deseos.
Ya lo he expresado antes: yo tengo sueños grandes y siempre apuesto por ellos…
Conozco la obra de Raquel Marcus Finkler, persona encantadora, en virtud, de un trabajo de ella por el cual fui impactado (Palabras textuales). Veo en ella, simpleza. originalidad -dentro de lo posible, claro-, sobre todo. Un lenguaje fresco, directo, sin enredos del intelecto ni rigurosidades retóricas buscan, aun sin proponérselo, dejar una imagen arrogante, como sucede en muchos poetas. Las introspecciones descriptivas que hace un autor suelen ser un tanto conflictivas en tanto que pueden verse como una especie de culto al ego. La maestría de hacer esa exposicion objetivamente es un arte. Raquel sabe hacerlo para reafirmarse ante el mundo que la rodea y de una manera sencilla, te invita a conocerla y a recrearte en sus parámetros llenos de bondad, inteligencia y perspectiva.
Participar en un concurso literario tiene muchas significaciones, no es un campo de batalla, muchas veces es un escenario para confrontar lo que vienes haciendo con seguridad. La poesía nos sugiere muchas alternativas, escrita, pulida y terminada como si se tratara de un hecho artesanal, pero contando con elementos filológicos y lingüísticos que llamen la atención de un jurado que se tome la libertad de leer las obras que participan en cualquier certamen, Rafael Cadenas fue bajado de muchos concursos donde participó por el amiguismo de un bando que se tomaba los concursos, bienales y cartas al niño Jesús de manera descarada. Yo lo he sufrido en carne propia, pero cuando logré un segundo premio o una mención, me sentí recompenzado, consciente de encontrar las composiciones precisas de un intento que es al mismo tiempo reto y compromiso, una señal para ver si lo que has hecho está en sintonía con la búsqueda que se lleva a cabo ante la hoja en blanco.
El triunfo o el reconocimiento, siempre será un aliciente, pero en el fondo te hace sentir ganador y más cuando no tienes ninguna afinidad con el jurado o si no los conoce. A veces, a alguien le gusta una tendencia en partícular y se inclina por alguien, cuando participamos estamos aferrados a tener el premio. Es preciso lo que pasa con los concursos en el país donde ganan los afectos al gobierno, para muestra un botón: Napoleón Oropeza, 20 años han pasado y hasta a Luis Alberto Crespo se lo han otorgado dos veces; en los 40 años anteriores se otorgaban a quien era de izquierda o la derecha por igual; entonces, el Rómulo Gallegos se degradó y puro gente de izquierda lo gana ahora, el premio al Pensamiento Crítico Simón Bolívar igual. Lo importante es estar en concordancia con lo que se hace, con poemas bien logrados, obras si líneas retórica, poemas limpios y esenciales. Escritura sin filigranas, es un acabado final de algo que nos llama a la reflexión y lo trasladamos a la composición, creamos, con un complemento fluido y sin artificios, sin la intención predeterminada de gustar. Lo que has logrado amiga Raquel, es una poesía escrita con el corazón y arrancada del pensamiento. El fragor crítico y la fase connotativos hablan de tu estilo y los signos con la sociedad de la búsqueda qué realizas para mostrar lo que deseas nombrar y lo que está en continua evolución creadora, la ceremonia con tu creatividad es lo primordial. Seguir adelante es un reto que nos abre muchas puertas y que nos hace superar barreras frecuentes.