Riendas
Por Heberto Gamero
“Mil veces caminó por esa calle y mil veces pensó en entrar a la librería de amplia vitrina y libros que parecían observarlo. Esta vez se detuvo frente a ella, entró, escogió uno y… Es una magnífica novela, le dijo el vendedor, trata de un hombre que solía pasar por el frente de una librería sin prestarle atención. Un día se detuvo y decidió entrar”.
De nuevo mi garganta se anudó al releer las primeras líneas: “Mil veces caminó por esa calle y mil veces pensó en entrar a la librería…”. Por un momento creí que la historia que había comenzado a escribir no me pertenecía, que la había leído en otra parte o visto en una película o referida por algún amigo, y por esa razón, sin darme cuenta, la había transcrito de forma textual, algo que también escapaba de toda lógica dada mi pésima memoria. ¡Cómo era posible! Más que confuso continué leyendo: “…de amplia vitrina y libros que parecían observarlo. Esta vez se detuvo frente a ella, entró, escogió uno y…”. Tuve miedo de seguir leyendo, pero aquellas palabras, mis palabras, seguían nítidas en mi cabeza como ecos interminables, por lo que compré el libro y me senté a leerlo en la cafetería más cercana. “Es una magnífica novela, le dijo el vendedor, trata de un hombre que solía pasar por el frente de una librería sin prestarle atención. Un día se detuvo y decidió entrar”. No podía creerlo. ¡Mi párrafo, mi primer párrafo! No había escrito una letra más y ahora tenía un libro entero entre mis manos. ¿Acaso alguien…? ¿Qué seguía entonces? Ávido por descubrirlo continué leyendo: “Era el primer y único párrafo que había escrito de su nueva novela. Compró el libro y se sentó a leerlo en la cafetería más cercana. En la portada aparecía la sombra de un hombre en medio de un escenario en llamas. Al detallarla le asustó ver que aquella lúgubre silueta parecía la suya: el mismo sombrero, las mismas grandes orejas. Nunca pensó aquel hombre que escribiría una gran novela”.
Tembloroso, ya persuadido de que estaba leyendo mi propia historia, iniciada por mí y continuada por algún ángel salvador, con inocultable desespero pasé a la página siguiente y la encontré en blanco, y también la siguiente y todas hasta el final del libro. Quedé paralizado. Desconcertado. “Una gran novela…”. Instantes después comprendí de qué se trataba todo aquello. Me levanté entonces y apuré el camino a casa. Con una resolución que no me cabía bajo la piel me dispuse a continuar escribiendo mi historia, el futuro con el que tantas veces había soñado. No sin antes cambiar la imagen de la portada, claro.
Heberto Gamero Contín
Madrid, 19/11/2019
El autor es un reconocido narrador y novelista venezolano. Ganó el concurso de cuentos de El Nacional con «Los zapatos de mi hermano». Creador de la Fundación «Aprende a escribir un Cuento» (FAEC). Imparte talleres para enseñar a escribir cuentos a los jóvenes y al público en general.
Ha publicado varios libros de cuentos, novelas y crónicas de gran aceptación por el público, impresos y digitales, entre ellos Cuentos de pareja y otros relatos, Biografías de Músicos, Pintores y Escritores etc.