Magaly Salazar Sanabria
Entré en el Alfabeto del mundo (1986) para buscar “El canto del gallo”, llegué tarde porque lo había encontrado primero que yo, mi maestro Adriano González León, a quien Eugenio Montejo, le había dedicado el poema. Además, Adriano, después de haber escrito el hermosísimo “Cántico de Jajo”, -se celebraba entonces, el IV Centenario de la muerte de San Juan de la Cruz- se había ganado unas cuantas indulgencias y un puesto en el cielo pidiendo al Santo que perdonase las palabras de Quevedo, Cervantes, Baudelaire, Rimbaud, Anaís Nin, César Vallejo, José AntonioRamos Sucre, otros y él mismo, y Dios y San Juan le confirieron ciertos privilegios. Así pudo acercarse al canto del gallo primero que todos nosotros. Confieso que la vinculación del poeta Montejo con la naturaleza y sus elementos me conmueveporque el poeta andaba en la búsqueda del alma de las cosas. Descubrí, como dice el poeta, que: “El canto está fuera del gallo; / estácayendo gota a gota entre su cuerpo,/ ahora que duerme en el árbol. / bajo la noche cae, no cesa de caer / desde la sombra entre sus venas y sus alas /El canto está llenando, incontenible,/ al gallo como un cántaro;/llena sus plumas , su cresta, sus espuelas, / hasta que lo desborda y suena inmenso el grito/ que a lo largo del mundo sin tregua se derrama. / Después el aleteo retorna a su reposo / y el silencio se vuelve compacto./ El canto de nuevo queda fuera / esparcido a la sombra del aire. / Dentro del gallo sólo hay vísceras y sueño / y una gota que cae en la noche profunda, / silenciosamente, al tic-tac de los astros”. Luego de reposar los latidos del alma, me atrevo a decir que en Montejo, las palabras de su escritura se constituyen en un espejo que refleja el complejo mundo interior del poeta, de esta manera, se universaliza su mapa íntimo, sus obsesiones, preocupaciones, su sensibilidad.
Se trata de vivir en el poema, hacer de él una escritura vinculada a la vida con toda su energía trascendente. Por eso, se alimenta de la memoria y del subconsciente. La memoria tiene para el poeta una capacidad de resurrección. De tal manera, va creando símbolos e imágenes que nos revelan su visión del mundo totalmente conectada con el subconsciente colectivo y a un conocimiento de sí mismo, al onirismo que restituye poderes mágicos y que proporciona a su poesía un valor semántico firme y muy característico de la obra del poeta, sobre todo, en lo que se refiere a su percepción de la muerte, de la vida, de lo efímero del tiempo, de la desposesión y la nostalgia. Por eso, su voz se inscribe entre las mejores de la poesía venezolana contemporánea y en la más hermosa tradición de la lengua castellana. Según, López Ortega(2005), en Letras libres,expresa: “Pocas lenguas, en verdad reúnen en un mismo seno a: Quevedo y Octavio Paz, a Góngora y Lezama Lima, a San Juan de la Cruz y Rubén Darío, a Antonio Machado y Jorge Luis Borges, a García Lorca y César Vallejo, a Sor Juana Inés de la Cruz y Blanca Varela, a José Antonio Ramos Sucre y Juan Sánchez Peláez”
Y para tatuar su nombre entre los grandes de la lengua castellana, Montejo acudea la memoria que es el manantial de donde procede toda la sustancia poética del autor deElegos, (1967) Muerte y memoria (1972), Algunas Palabras (1976), Terredad,(1978),Trópico absoluto, (1982) Alfabeto del mundo (1988), Adiós al siglo XX (1997),Partitura de lacigarra, (1999), Papiros amorosos(2002),Fábula del escriba (2006) y también de los ensayos: Laventana oblicua (1974), El taller blanco (1983). Y los libros de escritura heteronímica: El cuaderno de Blas Coll (1981), Guitarra del Horizonte por Sergio Sandoval (1994), El hacha de seda por Tomás Luden (1995) y Chamario, libro de rimas para niños por Eduardo Polo (2004).Es importante señalar que en la obra poética de Montejo el recuerdo es una convocatoria. La memoria ocupa el sitio del presente. Instante y memoria son lo mismo.Hay magia en la recuperación de los mithos, y èsto lo podemos observar en las imágenes hechas palabras. La poesía de Montejo, se constituye en un sí a la vida y en un ansia de trascendencia existencial.Sus palabras sencillas permiten la comprensión, pero guardan con celo la sabiduría atávica, que de alguna manera, propone una reflexión acerca de lo que somos o pretendemos ser tras los meandros interiores, los miedos, los problemas existenciales. El poeta apela a la memoria afectiva personal, mira al interior del yo para después hablar a lo exterior, a través de esa mirada, se acerca a la nervadura del subconsciente colectivo y lo expresa en metáforas e imágenes vinculadas a su visión del tiempo, de la vida y la muerte hasta llegar a Dios. La imagen, segúnLa poética del espacio de Bachelard (1995) “es una manifestación del psiquismo del individuo”. En las imágenes de Montejo van unidas el alma y espíritu, o sea,intuición e intencionalidad.
En cuanto a los símbolos más utilizados por el poeta caraqueño ensayista y crítico literario,nacido en 1938,encontramos: la casa, los pájaros, la tierra, el árbol, la ciudad, el viaje, el río, el caballo. Son trascendentes los elementos simbólicos que revela la mirada interior del poeta: a) La ausencia / presencia de Dios, b) La dicotomía vida/ muerte c) El tiempo.
Asimismo, el poeta marca distancia con respecto a la sociedad en que vive, el hombre se presenta como un ser exiliado. Con relación a la muerte la considera como un espacio más de la vida. Los vivos y los muertos se reencuentran en el presente, y los habita un sentimiento de orfandad. En Trópico absoluto (1982) leemos el poema “Mis mayores”
“Mis mayores me dieron la voz verde/ y el límpido silencio que se esparce /allá en los pastos del Lago Tacarigua / Ellos van a caballo por las haciendas. /Hace calor. Yo soy el horizonte / de ese paisaje adonde se encaminan”. Como podemos observar, los muertos se mueven, actúan y viajan. La figura del caballo, como en otros poemas, hace que la vida y la muerte se encuentren. La memoria le da sentido a esta coincidencia.
Del libro Terredad (1978) En el poema “Labor”, hay una aproximación a la ausencia y presencia de Dios: Leamos:” Para que Dios exista un poco más /-a pesar de sí mismo- los poetas/ guardan el canto de la tierra./ Para que siempre esté al alcance / la cantidad de Dios / que cada uno niega diariamente / y que puedan ser al fin ateos / los hombres, las nubes, las estrellas,/ Los poetas en vela hasta muy tarde / se aferran a viejos cuadernos. / Dios rota en sus eclipses / y se deja soñar desde muy lejos. / En medio de la noche/ las sombras borran las ventanas / de rectos edificios /. Son pocas las lumbres encendidas / que tiemblan a esa hora / en la intemperie /, son pocas, pero cuánto resisten / para inventar la cantidad de Dios /que cada uno pide en sueño”.
En el poema “Nocturno al lado de mi hijo”, del libro Algunas palabras (1976) destacamos el tratamiento del tiempo: “Despacio la noche me reintegra / al áspero silencio / que esparcen atónitas estrellas / mientras mi hijo duerme /. Allí en su sueño, tras las nieblas / que nos separan, crece el árbol / por donde torna hacia otro día / mi sangre que aún en él es verde. Allí mi infancia se reencuentra / entre la magia de sus ríos / al otro lado del espejo (…) De padre a hijo la vida se acumula / y la sangre que dimos se devuelve y nos recorre en estremecimiento. / las horas caen de estalactitas / con un ardor silente / que empaña las vidrieras. Quedan pocas estrellas. Es tarde./ Llegan más sombras a mi mesa/ que se añaden al coro / de almas que me preceden./ Junto a la transparencia de mi hijo / sigue el bracero de los labios / mezclándonos las voces / en un salmo de amarga sobrevida / que da terror y quema.” El tiempo ha girado y se cierra con dolor y angustia. La transmisión heredada de padres a hijos, al final del ciclo,es de gran desamparo. Montejo acerca el tiempo imaginario al real.
Todas estas consideraciones confirman que nuestro poeta juega con su memoria y crea persecusiones, encuentros, búsquedas, viajes, ausencias. Es como si el tiempo se mirase a sí mismo. El universo es visto con cierta intimidad, como dice Guillermo Sucre, en La máscara, la transparencia (1975): Un mundo poético que se sitúa entre “ la nostalgia de lo cósmico inmortal y la desacralización del presente (…) pero sin entregarse a ningún patetismo, sin acentuar una dualidad irreconciliable”. Así,la ciudad es un pretexto para que el poeta exprese el conflicto entre el sentido mítico del mundo y el desarraigo.
“La vida toma aviones y se aleja/ sale de día, de noche, a cada Instante / hacia remotos aeropuertos,”dice el poeta en el Poema La Vida de Algunas Palabras. Pero la vida no sólo toma aviones sino barcos, trenes, caballos y en este peregrinaje tropieza con obras pictóricas como la de Uccelo, hoy 6 de agosto, cuya razón de ser es un caballo que estuvo en Hiroshima.Es un caballo del exterminio,” Uccello lo cubrió con capas de pintura / lo borro de su siglo,/ y hoy aguarda en el fondo de la cuadra/ con los jinetes del Apocalipsis.También se quema al mirar el autorretrato de Rembrant pintado en su final de vida.Recuerda la línea de Mondrian sobre sus ojos, la talla antigua de La Anunciación y su terrible momento, se acerca a los compases del jazz, descubre la casa en el cuerpo de la mujer “porque al entrar nunca se sale” Añora la Caracas de su niñez: “Tan altos son los edificios que ya no se ve nada de mi infancia”Además, Islandia es para él una imposibilidad donde se demuestra su insatisfacción y la importancia del deseo. “Nunca iré a Islandia. Está muy lejos/ A muchos grados bajo cero./ Voy a plegar el mapa para acercarla./ Voy a cubrir sus fiordos con bosques de palmeras”. Se detiene a oir la conversación de los árboles y al escuchar el grito de “un tordo negro,ya en camino a casa,/ grito final de quien no aguarda otro verano, / comprendí que en su voz hablaba un árbol, / uno de tantos/ pero no sé qué hacer con ese grito, /no sé cómo anotarlo”. También escribe sobre la soledad del mar o reflexiona sobre Los Amantes: “Se amaban. No estaban solos en la tierra; tenían la noche, sus vísperas azules, sus celajes” así manifiesta que el cuerpo es un lugar común que pertenece “al tiempo de la tierra, no al de los relojes . Se detiene a contemplar el Orinoco que (…) “pasa por nosotros/ pero su extraña transparencia/ algo siempre se lleva”. El Orinoco es como la vida.En su deambular, el poeta se encuentra con Bolívar y dice:“Bolívar es el primero de todos nuestros ríos pero el más solitario” (…) “Cuando sale al océano ya se encuentra muy pobre” o estos versos: “Adentro de nosotros Bolívar se desborda,/nos hundimos en su rumor profundamente/ y dejamos que en las ondas nos lleve/ despacio, de la mano, entre el sueño y el agua”. Como podemos observar, la escritura de este gran andariego está frente a un mundo en movimiento.
La Ciudad la representa en Manoa del libro Trópico absoluto (1982). La Imaginación hace de esa ciudad legendaria una ciudad real. Según Francisco José Cruz Pérez, expresa: “La ciudad también es la metáfora de la imposibilidad y del desarraigo, así como el espacio real del extravío, de la soledad, de la incomunicación.” En Mural escrito por el viento del libro Trópico absoluto, El poeta lo dice de esta manera: “Una ciudad no es fiel a un río ni a un árbol / mucho menos a un hombre”
Y para culminar, deseo que tomen con amor su cantidad de Dios ysea de provecho y también les dejo un mensaje del poeta: El canto del gallo, que oímos al principio es un canto de esperanza para Venezuela. Este mensaje se los envía desde el lugar donde las voces de las cigarras convergen con el canto del tordo, los pájaros, los ríos, los árboles, el mar, las casas, los viajes, desde el lugar donde “La poesía cruza la tierra sola /apoya su voz en el dolor del mundo / y nada pide /ni siquiera palabras (…) Del libro: Adiós al siglo XX (1992)
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*Magaly Salazar Sanabria, poeta y ensayista venezolana. Vicepresidente del Círculo de Escritores de Venezuela. Entre sus libros publicados mencionamos: Bajío de sal, Fuegos y sietes, Cuerpos de resistencia, Andar con la sed. Su obra ha sido objeto de numerosos reconocimientos y este año será invitada a la Feria Internacional FILCAR.