Por Carlos Alarico Gómez
Palabras pronunciada por el escritor Carlos Alarico Gómez,
Presidente del Círculo de Escritores de Venezuela
Apreciados amigos, muy buenas tardes para todos. Bienvenidos a este acto organizado por el Círculo de Escritores de Venezuela para conmemorar el DÍA DE ANDRÉS BELLO Y DEL ESCRITOR VENEZOLANO, el cual ha contado como siempre con el tradicional apoyo de la Universidad Alejandro de Humboldt y de la Fundación Venezuela Positiva.
Este día es de particular regocijo para todos los que cultivamos el arte de escribir, pues se trata de la fecha en la que se produjo el natalicio de Andrés Jesús María y José Bello López, conocido en la historia como Andrés Bello, el hombre de letras de mayor trascendencia que ha tenido Venezuela, lo que se hizo patente desde 1800 cuando comenzó a escribir sus primeros poemas. Su obra fue ampliamente analizada por el intelectual ibero-venezolano Pedro Grases, quien estudió a Bello durante más de cuatro décadas, lo que dejó asentado en libros, epístolas y artículos que fueron recogidos en forma sistemática por la Fundación que lleva su nombre.
Además de la poesía, Bello se destacó como educador, correspondiéndole el honor de ser maestro de Simón Bolívar -a quien llevaba apenas dos años- y, además, fue el fundador del periodismo nacional cuando asumió la dirección de la Gazeta de Caracas, primer periódico editado en lo que hoy día es el territorio venezolano.
El grande hombre nació en Caracas el 29 de noviembre de 1781, en el hogar de Ana Antonia López y Bartolomé Bello. Su padre fue músico, abogado y profesor universitario, mientras que su madre era hija del pintor Juan Pedro López y poseedora de una extensa cultura que influyó notablemente en la excelente formación de su hijo. En el hogar de sus padres recibió su educación inicial y tan pronto creció fue inscrito en la Academia de Ramón Vanlosten, donde tuvo como maestro al padre Cristóbal de Quesada, quien le enseñó el dominio del Castellano y del Latín, disciplinas que le serán muy útiles durante el desarrollo de su vida profesional.
Su primer logro intelectual importante fue la traducción de la Eneida, original del poeta Virgilio, labor que cumplió cuando tenía apenas dieciséis años. Pocos meses después ingresó en la Real y Pontificia Universidad de Caracas, donde se graduó en Artes el 14 de junio de 1800, año en el que tuvo la inmensa satisfacción de conocer a Alejandro de Humboldt -epónimo de esta Universidad-, quien visitó Caracas en compañía de Aimé Bonpland, a quienes llevó a visitar el cerro el Ávila el 3 de febrero de 1800, hecho que el sabio alemán narró en su obra La primera ascensión a la Silla de Caracas (Caracas: Tipografía Mercantil, 1932). Con los sabios alemanes se comunicó en francés, idioma que junto con el inglés estudió por su propia cuenta. En 1802 ganó por concurso el cargo de Oficial Segundo de Secretaría del Capitán General, que para ese momento era Manuel de Guevara y Vasconcelos, demostrando tal capacidad en el ejercicio de sus funciones que durante la administración de Juan de Casas, Capitán General encargado (había sustituido a Guevara y Vasconcelos después de la muerte de éste en 1807), fue designado director de la Gazeta de Caracas , cargo que ejerció desde su fundación el 28 de octubre de 1808 hasta el momento de su viaje a Londres en 1810.
Pese al poco tiempo que tenía para atender lo delicado de sus funciones, Bello en ningún momento abandonó su actividad creadora y eso fue lo que le permitió traducir a Zulima, obra del filósofo francés Francisco María Arouet, Voltaire. Antes de los sucesos del 19 de abril tuvo la oportunidad de publicar el Calendario manual y guía universal de forasteros en Venezuela, que es en realidad un resumen de la historia de la Provincia de Venezuela, el Arte de escribir con propiedad (obra del Abate Condillac, que tradujo del francés), El romance a un samán, Soneto a la victoria de Bailén, A un artista, Mis deseos, Venezuela consolada y España restaurada.
La vida de Bello estaba totalmente dedicada a la actividad creativa y así seguramente habría seguido, si los sucesos de Aranjuez no hubieran generado gran intranquilidad en la Capitanía General de Venezuela, lo que condujo de manera progresiva a los sucesos acaecidos el 19 de abril de 1810, que lo condujeron a Londres ese mismo año en unión de Bolívar y López Méndez donde fueron muy bien recibidos por Francisco de Miranda, quien los asesoró en la misión que llevaban.
Sin embargo, la actitud de Inglaterra no fue del todo cónsona con las aspiraciones de los venezolanos y Bolívar regresó a Caracas, en tanto Bello permaneció en Londres trabajando como periodista y asistiendo a la Logia Masónica Nº 7 de Caballeros Racionales, fundada años antes por José de San Martín. López Méndez también se incorporó a la Logia con el cargo de Venerable.
Cuando Bolívar partió para Venezuela, Bello comenzó a trabajar como bibliotecario y periodista en el periódico El Español bajo la dirección del patriota peruano José María Blanco White y de Lord Henry Holland, uno de los líderes más influyentes del partido liberal, denominado Whig por los ingleses, desde donde pregonó la separación de Venezuela de España. Su labor en este medio le facilitó la ampliación de sus relaciones y entró en contacto con líderes de la categoría de Francisco Pinto y Antonio José de Irisarri, quienes se destacaron ampliamente en Chile. El primero como presidente de la futura República chilena y el segundo como diplomático. Fue Irisarri quien lo motivó a viajar a Chile en 1829. Otros amigos de Bello en Londres fueron James Mill, padre del filósofo del liberalismo John Stuart Mills; Jeremy Bentham, considerado el padre del utilitarismo; y Vicente Salvá, uno de los más influyentes filólogos de la ilustración española.
En esa época conoció a su segunda esposa, la británica Isabel Dunn, con la que contrajo matrimonio del que nacieron trece hijos. No abandonó jamás su labor como poeta y periodista, laborando en la publicación de El Censor Americano (1820), La Biblioteca Americana (1823) y como director de la revista El Repertorio Americano (1826). Bello plasma en esas publicaciones lo más relevante de su pensamiento. En la Biblioteca dio a conocer la Alocución a la poesía (1823), mientras que en El Repertorio publicó la Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida en 1826.
Los deseos de Bello de volver a América se vieron compensados cuando recibió una oferta firme para trabajar en el Ministerio de Hacienda de Chile, la cual aceptó y salió para Santiago el 14 de febrero de 1829. En el país austral tuvo el éxito que siempre deseó, llegando a desempeñarse como profesor, periodista, escritor, director de medios y legislador. Fue el principal redactor del Código Civil y fundador de la Universidad de Chile, institución de la que será su rector por más de dos décadas (1842-1865). Entre las principales obras que escribió en Chile, se encuentran: Principios de derecho de jentes, (1832); Principios de la ortología y métrica de la lengua castellana (1835); Gramática de la lengua latina (1838); Análisis ideológica de los tiempos de la conjugación castellana (1841); El incendio de la Compañía (1841); Principios de Derecho Internacional (1844); Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos (1847); Cosmografía o descripción del universo conforme a los últimos descubrimientos (1848).
Uno de los eventos educativos más resaltantes en los que participó fue el debate sobre la educación pública que sostuvo con Domingo Faustino Sarmiento, lo que enriqueció el pensamiento pedagógico de la época, dejando pautas para analizar las diferencias entre educación e instrucción, así como sobre el tema de la educación laica. En periodismo trabajó como redactor y coeditor del diario El Araucano (1840-1860). En 1832 recibió la ciudadanía chilena y en 1851 fue nombrado miembro honorario de la Real Academia de la Lengua Española. Falleció en la ciudad de Santiago el 15 de octubre de 1865.
A este insigne escritor y compatriota nuestro dedicamos hoy nuestra atención, dejando constancia de que lo recordamos todos los días y especialmente cuando estamos en nuestra labor de creación buscando utilizar apropiadamente las recomendaciones que nos hiciera el Gran Maestro en su Gramática de la Lengua Castellana.
Señoras y señores: Bienvenidos y gracias por acompañarnos.
Carlos Alarico Gómez. Periodista, biógrafo, ensayista, con una amplia obra publicada. Obtuvo la Medalla Internacional Tomás Polanco Alcántara en el 2011