Dr. Luis Guillermo Pilonieta Linares
A finales de 1.935 Eleazar López Contreras encontró un país despoblado, analfabeta y atacado por múltiples enfermedades entre las cuales destacaba el paludismo diezmando la comunidad en varios países, especialmente Venezuela por lo cual procedió a crear el Ministerio de la Salud, seleccionando los más calificados especialistas de cada rama, asignando al Dr. Arnoldo Gabaldón para el combate del paludismo que afectaba tanto al sector laboral como al del turístico por la circulación de un mosquito llamado Anopheles, transmisor de los plasmodium Ovale. Vivax y Falciparum y así nació la Dirección de Malariología, que procedió a la fumigación utilizando el DDT, convirtiéndose en el primer país en controlar la circulación del agente transmisor.
Este éxito inicial abrió el camino para el control de todas las endemias que nos acosaban simultáneamente dando ingreso al Ministerio al grupo de José Ignacio Baldó, Félix Pifano, Jacinto Convit, Juan D’Prisco, César Rodríguez y una numerosa lista de calificados profesionales de gran mística, vocación de servicio y amplios conocimientos que organizaron las demás direcciones, lo que originó como consecuencia el control epidemiológico de la Lepra, la Tuberculosis, la Fiebre Amarilla, la Bilharzia, la Leishmaniasis, la Filariasis, el Sarampión y muchas otras que elevaron con orgullo a nuestro país a presentar los más altos niveles en los indicadores de salud, calificando la Escuela de Salud Pública de Venezuela como el más apetitoso centro de formación especializada en enfermedades tropicales para los médicos de Europa y otros países de América con los cursos que fueron iniciados en 1.944.
La indebida conversación de dos neófitos de la salud que dirigen una Isla venteada por los cuatro costados y a nuestro país originaron el falso concepto economicista de que son gastos innecesarios por no tener rendimiento económico, sin entender que los gastos en Salud son las inversiones más reproductivas porque representan la defensa del material humano que es el mayor tesoro de la nación, procediendo a la eliminación de la Dirección de Malariologia.
La materialización de ese falso concepto condujo a la eliminación de los programas de Saneamiento Ambiental y de Salud Pública que corresponden a la medicina preventiva y hoy no se vacuna casa porcasa, solo se hace a los que van a viajar o lo solicitan en los servicios públicos, no se fumiga, no se dedetiza, no se desratiza, se abandonaron los programas de prevención, han recrudecido enfermedades que no existían desde las guerras de la Federación como la Miasis originada en el desove de las moscas estercoleras, hay Chipos en Caracas, sarna en las urbanizaciones, piojos en los colegios, hace poco murió un Capitán de Navío muy conocido, buen orador, profesor. historiador y poeta, víctima de una Oncocercosis cerebral ahora presente por una importación de carne del Paraguay, volvió la Leishmaniasis, hay Tuberculosis, aumentaron la Diabetes y sus secuelas como la ceguera por desprendimiento de retina, la amputación de miembros por necrosis de ulceras varicosas, la insuficiencia renal y el infarto han aumentado porque no existen servicios especializados para el control de la Diabetes declarada hoy por la Organización Mundial de la Salud como la epidemia del siglo XXI.
No se consiguen las drogas antineoplásicas y sus elevados precios no le permiten acceder a la mayoría de la población, pero los altos dirigentes van a tratarse su Cáncer en otro país a costos muy elevados y con recursos del patrimonio público.
Es importante señalar que este crimen colectivo ha podido pasar desapercibido para la mayoría de las personas que no desarrollan sus actividades en el campo de la salud, porque la ineficacia de los programas de prevención no se manifiestan de inmediato debido a la existencia de un lapso en el cual se cumplen los períodos de incubación y cuando las enfermedades se manifiestan en forma pública, el hecho es desvirtuado por la propaganda gubernamental que demagógicamente por ejemplo informa que una comunidad indígena está siendo diezmada por una epidemia de sarampión, pero no advierten que es debido a la ausencia de inmunidad por la falta de la vacuna y hacen una campaña masiva de vacunación con gran despliegue publicitario encubriendo de esta forma la verdadera razón que radica en el abandono de los Programas de Saneamiento Ambiental y de Prevención que antes desarrollaba la Dirección de Malariología.
Todo esto constituye un conjunto de actos inhumanos contra la población Venezolana que encuadran perfectamente dentro de los parámetros que tipifican los delitos de Lesa Humanidad porque atentan contra el derecho a la salud de una comunidad en forma generalizada y de manera sistemática, violando las leyes que declaran la Salud como un Derecho inalienable y que el estado está obligado a preservar.
Dr. Luis Guillermo Pilonieta Linares, Médico graduado en la Universidad Central de Venezuela
Caracas, noviembre de 2012