Les recomendamos leer el trabajo Eros y Divinidad: Eunice Odio, de Alfredo Pérez Alencart. A continuación, un fragmento del extenso ensayo sobre esta poeta nacida en Costa Rica (1919-1974):
EROS Y DIVINIDAD: EUNICE ODIO
SER SIN PARECER
Gran veedora universal esta resplandiciente dama de sangre y no de aire, pura trashumancia trasviendo dos mil años con Amor escrupuloso por la Divinidad que está al fondo del alma y por el Eros de las bellas alegrías, del contacto que no se inventa, del sexo matrimoniado al Amor, de la ternura que empareja sin beatitudes ni desenfrenos. Ella, que mucho quería ser siempre niña (“Ser niña/ que cayera de pronto/ dentro de un tren con ángeles,/ que llegaban así, de vacaciones/ a correr un poquito por las uvas,/ o por nocturnos/ fugados de otras noches/ de geometrías más altas”), constata lo difícil de tal anhelo, semejante a la inocencia que Jesús quería para los suyos, esos niños-grandes que cuidaba. En tal sentido, la poeta de San José y del Distrito Federal, ejes de su vida y muerte, concluye: “Pero ya, ¿qué he de ser ?/ Si me han nacido estos ojos tan grandes / y esos rubios quereres de soslayo.// Cómo voy a ser ya/ esa que quiero yo/ niña de verdes,/ niña vencida de contemplaciones,/ cayendo de sí misma sonrosada,/ …si me dolió muchísimo decir/ para alcanzar de nuevo la palabra/ que se iba,/escapada saeta de mi carne…”.Y ella también hace uso de una prosa exquisita para marcar los límites por donde el poeta ahonda: “El poeta anda buscando a Dios y sólo lo encuentra en el fondo de todos los hombres. Y sólo es poeta cuando sabe lo de todos los hombres posibles; y lo sabe sólo cuando los ama inmensa y apasionadamente”.
La más notable poeta en lengua castellana del siglo XX es (fue, será por mucho tiempo) la poco conocida Eunice Odio (1919-1974). Murió como mexicana, aunque antes había sido guatemalteca y eso sin olvidar que a Costa Rica le corresponde ser su patria de nascencia. Por ahí se le acercan, en cuanto a altas voces poéticas no sólo de poesía religiosa, la argentina Olga Orozco (1920-1999), la venezolana Ana Enriqueta Terán (1918) o la uruguaya Circe Maia (1932), más algunas otras pocas que están al margen de nombradías espurias, ajenas al milagro de la bendita Poesía.
Pero, como viene sucediendo con frecuencia, la misteriosa y espiritual Eunice sigue aprovechándose de la ignorancia casi generalizada de tanto erudito metido a antólogo, para así escabullirse victoriosamente de espigueos epidérmicos o menciones recientes, como la del catalán Pere Ginferrer quien, con pose de sabiondo, la torna brsileña sin parpadear o inmutarse siquiera. Años atrás, Humberto Díaz Casanueva (Chile, 1906-1992) perfiló los rasgos generales de esta cretinéz: “…ignorada, incomprendida, inédita, no tiene siquiera una página en las pomposas, vulgares y comerciales antologías de los últimos años, que repiten y repiten nombres, exaltan e hinchan figuras, las más llamativas, las proyectadas como dentífricos de moda, prefiriendo la popularidad, el lugar común, a las dimensiones fundamentales y que ofrecen ciertas dificultades porque sacuden la pereza del lector”.
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http://www.protestantedigital.com/ES/Magacin/articulo/4466/Eros-y-divinidad-eunice-odio
Eunice Odio es una buena escritora y de un valioso criterio, me encanto su artículo