Jean-Marc Laforêt, Embajador de Francia en Venezuela, entregó el pasado 1ro de marzo, en nombre del Sr. Nicolas Sarkozy, Presidente de la República Francesa, las insignias de Oficial de la Orden de la Legión de Honor al Dr. Jacinto Convit, Director del Instituto Nacional de Biomedicina, en presencia del Sr. Jorge Arreza, Viceministro de Desarrollo científico y tecnológico, como de destacadas personalidades.
En su discurso, el Embajador saludó el “momento especial” que representaba esta condecoración e hizo énfasis en el “honor” que le ofrecía esta oportunidad de rendir un homenaje a la obra y al trabajo del Doctor Jacinto Convit, una “autoridad internacional”,laureado de numerosos premios tantos nacionales como internacionales.
Recordó que la Legión de Honor es la más alta distinción honorífica de la República Francesa, instaurada en 1802 por Napoleón Bonaparte, que recompensa desde su creación los méritos eminentes prestados a Francia por sus ciudadanos o por importantes dignatarios extranjeros. El Embajador subrayó que la atribución de esta prestigiosa condecoración, altamente selectiva, recae en una decisión del Presidente de la República Francesa y significa “la voluntad particular del Gobierno francés de poner de relieve la trayectoria ejemplar de un gran Venezolano”.
El Embajador recordó a los presentes los meritos como la importancia del trabajo del Dr. Convit durante su larga y exitosa carrera de investigador, cuyo reconocimiento internacional resaltó con el descubrimiento de una vacuna curativa contra la lepra. También quiso recordar que “si vencer al prejuicio social fue, de cierta manera, más difícil que vencer al bacilo”, el trabajo del Doctor Convit fue “sumamente importante y tuvo un papel histórico: su vacuna impidió la difusión del virus y permitió la no contaminación de los familiares del leproso”.
El Sr. Laforêt hizo énfasis sobre el carácter de “verdadero visionario” del Doctor, quien “conservó durante toda su carrera el entusiasmo intacto por las causas nobles de la medicina”. Recalcó que el Dr. Convit fue galardonado en 2009 con el Premio de la Fundación Alstom, que recompensó su proyecto de prevención sanitaria de los indios Warao del Delta del Orinoco, y añadió que el Doctor, estando a la cabeza del Instituto de Biomedicina, “puso en marcha un tratamiento inmunológico experimental contra el cáncer” que actualmente se encuentra en fase de estudio.
Pero más que todo, el Embajador quiso subrayar que “este gran médico es también un verdadero humanista”.
El Sr. Laforêt saludó el papel ejemplar de “servidor del servicio público” que tuvo el Doctor, quien “nunca ha pedido un solo bolivar a sus pacientes”. Resaltó que el Doctor Convit, durante su larga carrera, fue un hombre de ciencia “totalmente desinteresado”, quien ofreció el resultado de sus investigaciones a la humanidad a través de un donativo a la Organización Mundial de la Salud (OMS). El Sr. Laforêt también quiso recordar que el Dr. Convit, un “hombre de convicción”, ha trabajado durante su vida entera para que “los enfermos puedan gozar del beneficio de las patentes”. El Embajador puso en relieve la “lucha del Dr. Convit para conseguir la justicia social”, subrayando que “el enfoque de su trabajo de investigación sobre la lepra fue la defensa de los derechos humanos de los leprosos, quienes sufrían, en los años 30, del aislamiento compulsivo”. Precisó que las investigaciones del Doctor convirtieron a Venezuela en un país pionero de la medicina a nivel mundial, subrayando que “gracias al trabajo del Doctor, Venezuela decidió la abolición del sistema del aislamiento de los leprosos. Y fue el primer país en el mundo en hacerlo. Después, la OMS se inspiró del modelo venezolano para ampliar esta medida al nivel internacional”.
El Sr. Laforêt hizo también una comparación entre el Dr. Convit y otras grandes personalidades, como el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer y el Embajador y escritor francés Stéphane Hessel : los tres tienen una muy amplia trayectoría y, buscando siempre ideas nuevas o proyectos nuevos, intentan mejorar la condición del ser humano. Son verdaderos ejemplos para las generaciones futuras.
El Embajador Laforêt finalizó su discurso con estas palabras:
“Estimado Doctor, Usted dice a veces que “el más hermoso de los premios es la sonrisa de un paciente curado, una recompensa que no se ponga en una pared sino que se pueda guardar en el corazón”. Es con mucho corazón y mucha afección que tengo ahora el honor de devolver a Usted, y en francés, estas tan merecidas insignias de la República francesa:
Docteur Jacinto Convit, au nom du Président de la République française, je vous remets les insignes d’Officier de l’Ordre national de la Légion d’Honneur.»