Por Magaly Salazar Sanabria
Texto leído en la celebración de los 20 Años del Círculo de Escritores de Venezuela y del Día del Escritor, por la poeta, ensayista y profesora universitaria Magaly Salazar Sanabria, Directora de Relaciones Institucionales del CEV
Buenas tardes. Saludamos a los distinguidos y queridos escritores: Armando Rojas Guardia, Carlos Alarico Gómez, Francisco Suniaga, a quienes rendimos hoy un merecido homenaje, a Enrique Viloria por su libro Predios de la Mirada, a la Licenciada Diana López, Directora del Centro Cultural Chacao, al Doctor Guillermo Morón, Presidente Honorario, a la Presidenta del Círculo de Escritores de Venezuela, poeta Carmen Cristina Wolf, a toda la Directiva de esta Institución, y al afable público que nos honra con su presencia.
Nos hemos planteado cómo hacer para que esta dos páginas de recordación del Día del Escritor sean compendiosas y sin ningún rastro de tiesura y como esta celebración se corresponde con la fecha del nacimiento de Don Andrés Bello, quien es la figura más representativa de las letras americanas y uno de los más distinguidos proscritos de Venezuela, comenzaremos diciendo que caminando por Santiago de Chile, un ilustre jurista, profesor jubilado de la Universidad de Santiago, nos enseñó el amor y el respeto que ese país profesa a nuestro Andrés Bello, supe de anécdotas del hombre, lugares donde solía acudir, palabras venezolanísimas que dejó sembradas en sitios de la ciudad y que constituyen recurrente convocatoria para visitantes venezolanos. Pero no hemos olvidado su Código Civil, su Gramática, su Rectoría en la Universidad. Esa obra es trascendente y la conocemos mucho. Se trata de dejar en el aire ese espíritu entrañable que saboreamos en Santiago y alentar un sentimiento de justicia, y de afecto hacia este gran compatriota precursor y Maestro de todos nosotros.
Por otra parte, si reflexionamos acerca de su poética, la concepción estética clasicista de la Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida, caracterizó a América desde su dimensión artística y antagónica. Don Andrés Bello quiso mostrar al mundo europeo nuestro asombroso paisaje, característico de la estética de lo real maravilloso Pero es importante señalar que ningún otro autor americano organizó de manera tan abarcante y amorosa el mundo que dejaba: “Salve fecunda zona,/ que al sol enamorado circunscribes/ el vago curso, y cuanto ser se anima/ en cada vario clima, acariciada de tu luz concibes” Eso dice en la primera estrofa y en la última, se siente la añoranza de la patria: “Se adopta nueva tierra: pero no se enrola el corazón sino una vez”. Por ese corazón que quedó en Venezuela y en honor a su obra y a la estética y ética de su escritura y del idioma que hoy nos convoca prosigo este breve camino del Día del Escritor. Quédese allí en paz y con nosotros Don Andrés Bello.
Entretanto, haremos algunas consideraciones acerca de la condición de escritor y del aspecto estético de la escritura. Los creadores inventan universos nuevos. La imaginación y la intuición se apoyan sólo en la palabra, que en este caso, es un verdadero símbolo, y se convierte en signo de sí misma. Como dice Armando Rojas Guardia en El Dios de la Intemperie: “Misterio: el espacio donde el sentido sobreabunda./ Por eso enceguece, por su propia plenitud.” También, en la ocasión del ensayo y la crónica, sus contenidos deben adaptarse a una norma estética, que por cierto no la dicta nadie, sólo la razón del escritor. Carlos Alarico Gómez describe a Cipriano Castro en La amarga experiencia cumpliendo todos esos cánones. Cuando la mente descubre la esencia de las cosas, estamos ante un grado más alto de la creación.
La palabra poética o estética se libera de las cosas y pasa a ser la cosa misma. Entonces, se produce el hecho literario y la verdadera relación entre el escritor y su obra. Es importante que el pensamiento y el sentimiento se junten para fundar un lenguaje inédito que adquiere el rango de signos poéticos. Pero si nos referimos a la narración, Roland Barthes, acota: “quien narra en la obra no es quien escribe en la vida y quien escribe no es quien existe”. De esta manera, le imprime gran importancia al narrador. Por eso, ejemplos como El Quijote de Cervantes y los personajes de Cien Años de Soledad de García Márquez y de Doña Bárbara de Rómulo Gallegos, son prodigios de la palabra; los autores se esconden detrás de los personajes tal como lo hace Francisco Suniaga a la zaga de Diógenes Escalante en El pasajero de Truman. Es el narrador a quien le corresponde el hecho creativo y la demostración de esa otra realidad, allí radica el éxito
En este orden de ideas, en la Universidad Central y en el Pedagógico de Caracas, amadas instituciones, cuando los lingüistas se empeñan en calentarle la cabeza a los estudiantes,nos enseñaron, según Jacobson, que el cerebro se lo disputan las posibilidades sintagmáticas, propia de los prosistas. En esos meandros se desarrolla la obra del inteligentísimo Carlos Alarico Gómez. (Aunque él debe tener su corazón poético reservado). Las posibilidades paradigmáticas metafóricas o sustitutivas propias de la poesía y de los narradores que cambian la realidad referencial por una realidad simbólica se alojan en otros espacios cerebrales, allí descubrimos al inefable Armando Rojas Guardia, al entrañable Francisco Suniaga y al prolijo Enrique Viloria. De esta manera, sabemos dónde esconden tantas palabras milagrosas a la hora de alguna averiguación de anatomía fantástica. Menos mal que tenemos un solo corazón y allí caben los cuatro. Gracias por sus excelentes y hermosas escrituras. Gracias a todos los escritores de este país y del mundo por ese legado de sabiduría y belleza. Ahora, dos líneas para San Juan de la Cruz, patrono de los poetas. En su obra la palabra se afirma en sí misma desde una dimensión trascendente, la “noche oscura” de la mística y la poesía, la oscuridad desnuda que va hacia la claridad de Dios.
Hasta aquí nos hemos referido a la primerísima condición de la ética del escritor que es la estética del significante. Pero no podíamos terminar sin detenernos en un asunto vital y que la actualidad reclama: el compromiso del escritor. Se trata de un asunto difícil; ser artista y hombre comprometido a la vez. El ecuatoriano Pedro Jorge Vera, reflexionando sobre el compromiso del escritor, dice: “El escritor es un creador de belleza, pero asimismo tiene la obligación de ser un intérprete de su tiempo. Un avizorador del futuro, un investigador del hombre y de la sociedad, para contribuir a su pleno conocimiento. Y sólo podrá cumplir a cabalidad esas tareas enfrentándose a la vida, es decir, a la sociedad sin llegar a establecer polos irreconciliables”
Y completamos nosotros: No es necesario que el escritor se convierta en un revoltoso político, sino que descubra, revele la verdad, sin olvidar, que a partir de un mensaje humano, puede desentrañar la realidad que se oculta, la belleza que se pisotea, los valores que se pudren y lo peor, la libertad que va como el tango, fané y cuesta abajo si nosotros no hacemos algo por ella. De esta manera, comprometidos, celebramos también los 20 años de la creación del Círculo de Escritores de Venezuela, cuya relevancia en la historia literaria de este país es conocida. El Círculo de Escritores es una Asociación Civil sin fines de lucro creada con la misión de reunir a los escritores para conocer, estudiar, investigar, promover y divulgar sus obras, ideas y proyectos; propiciar la investigación y creación de una base de datos de los autores y libros publicados; promover la incorporación de escritores venezolanos y de otros países Establecer alianzas con Casas de Estudio, Asociaciones culturales, Academias, Ateneos y Organizaciones Culturales, con la finalidad de crear proyectos conjuntos y en líneas generales, proyectar la literatura venezolana e hispanoamericana, realizar foros, talleres, encuentros y seminarios en torno a temas de interés nacional e internacional, mantenerse atentos a la estética y ética de la escritura y ser un punto de referencia de la libertad y defensa de los derechos humanos. Estas condecoraciones que hoy se ofrecen: la Medalla Internacional Vicente Gerbasi, que recibirá el poeta Armando Rojas Guardia fue creada hace algún tiempo y la han recibido autores de la talla de Lucila Velásquez, la Medalla Internacional Lucila Palacios, ofrecida a Arturo Uslar Pietri y Elizabeht Shön, se le otorgará al narrador Francisco Suniaga. Este año se creó la Medalla Internacional Tomás Polanco Alcántara, que recibirá el Biógrafo e Investigador, Carlos Alarico Gómez. Alegrémonos por las condecoraciones, por la Orden al Mérito Institucional del Centro Cultural Chacao, por el Reconocimiento a nuestra amiga, la poeta Ligia Colmenárez y por Los Predios de la Mirada. Un abrazo y muchas gracias.
Magaly Salazar Sanabria, Magister en Literatura, poeta, ensayista y profesora universitaria, con extensa obra publicada. Directora de Relaciones Institucionales del Círculo de Escritores de venezuela.
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