Por Magaly Salazar Sanabria
Un espacio para la canción, el arte, la amistad y la libertad
Comienzo esta conversación con la cita del escritor español, y ex Director de la UNESCO en Venezuela, Luis López Alvarez, notas que he extraído de su libro dedicado a Caracas de Ediciones Destino.
Ninguna otra ciudad de Sudamérica, exceptuada , acaso Sao Paulo, ha sido objeto de mayor reprobación y hasta diatriba. Desbarajuste urbanístico, contaminación ambiental, suciedad de las calles, estruendo del tráfico, desorden de toda índole; tales son algunos de los reproches más comunes que se hacen a Caracas. Diríase que sus visitantes quedaron desagradablemente impresionados, recordando más el fragor que la fragancia (…) Después de algunas consideraciones, el poeta continúa:
¿A qué se debe el que, luego de abandonarla, guarde aún la nostalgia que sólo suaviza la certeza de poder volver una y otra vez? Y más adelante, añade: Caracas es una ciudad –caleidoscopio, que no en vano ha sido cuna de gran parte del arte cinético de nuestro siglo.
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Las palabras de López Alvarez, sentidas y ciertas, porque fue Director de la UNESCO en Venezuela y cuando se jubiló de sus servicios en ese Organismo Internacional, se vino a vivir a Caracas, trabajó en la Universidad Simón Bolívar y compró casa en Chacao. Y apuntamos, que las formas abrazadoras de los árboles, el croar de las ranas en las tardes, la espontaneidad y terquedad de los jardines, que se debaten entre ser y un “a pesar de”, la fragancia de las flores y las frutas, los colores de las hierbas que, a cambio del descuido y la basura, trepan su floración encima de la escoria, para regalarnos el milagroso temblor de la belleza movida por el aire y por la prisa de los autos.¡Ah! y una mujer que pasa la calle con su “tumbao” y su prestancia. Y el Avila, que ahora es verde o azul o blanco de niebla o naranja de crepúsculo. ¿Cómo no va a parir esta ciudad, aunque no sean nativos, a un Jesús Soto, un Cruz Diez, Omar Carreño, un Juvenal Ravelo, un Alejandro Otero y antes, en la escarcha de colores del Avila, que presume el mar tras sus verdores, a Manuel Cabré, Monasterios y al margariteño, Pedro Ángel González, pintando y soñando su montaña y a tantos artistas venidos de todos los puntos cardinales del país y del extranjero. Entretanto, Armando Reverón pintaba en su castillete de Macuto. También la ciudad ha cobijado a artistas de la talla de Gego, Francisco Narváez, Jacobo Borges, Alirio Palacios, Alirio Rodríguez, Marisol Escobar y antes, cuando Caracas era la antañona, Arturo Michelena, Cristóbal Rojas, Martín Tovar y Tovar, Tito Salas. Todos ellos dejaron un valioso legado al arte capitalino y nacional..
Pues sí, hoy estamos aquí para convocar el espíritu de la fragancia y no el del fragor, como señaló el poeta López Alvarez. Es tiempo para devolverse y habitarnos, descubrir el sentido de los montes, escuchar el silencio de El Avila, el piar de los pájaros y descorrer el velo de los matices de la tarde. Un café nos espera en cualquier sitio de esta ciudad vilipendiada y mientras éste se enfría y pierde su exquisito aroma, los amigos se aplazan, los encuentros se evaden y también, los momentos de comunicarnos y ser felices. Hemos invadido nuestros oídos con la estridencia, el ruido de algunos motorizados de la muerte, el escándalo, la vulgaridad y las amenazas del régimen, pero “Si los ruidos no ahogan nuestra voz, el arte tendrá oídos”. Porque, “lo esencial es invisible a los ojos”, como decía la zorra de El Principito, convocamos a los ojos a mirar, a los oídos a escuchar y a los otros sentidos a estar atentos a las tonalidades del silencio, de los colores, formas, sabores, texturas, aromas, esto quiere decir, no quedarnos con las respuestas físicas de los sentidos sino con el despertar ante lo simple, que es donde reside el alma de las cosas. Porque lo simple no es pobreza, es el camino hacia la verdadera riqueza y bienestar. Un hombre que no descubre un encanto en la naturaleza, nunca tendrá paz en su corazón y la ciudad necesita paz. La ciudad es un reflejo de nosotros. Si no somos tolerantes, si nos hacemos eco de la violencia cotidiana y del odio, si contribuimos al caos, a llenar las calles de basura, Caracas será lo que no queremos. Caracas, también puede ser “Un manantial de corazón”, como se oye en una canción de Yordano.
Pero, Según Jung y Gaston Bachelard, revivimos fenomenológicamente los miedos . El insconsciente no se civiliza, toma la vela para bajar al sótano o pide claridad para las calles, se agudiza con la locura citadina, porque no hay libertad para compartir sueños y esperanzas, para trabajar y crear riqueza (se dice que ser rico es malo, pero el sueldo menor de las autoridades es de Bs 35.000, mensuales, con bonos y etcéteras). Debemos construir espacios para sentir la seguridad jurídica, la seguridad personal, la ciudad como libertad de nuestros derechos y respeto de los derechos del otro, libertad para ser todos ciudadanos de primera, que se pueda disentir sin ser atacados, para que las calles sean transitables sin miedo, libertad para no ser víctima de la violencia y del desamparo judicial.
Queremos una ciudad como el espacio de la convivencia del color de la piel, de la religión, de las preferencias sexuales, de los discapacitados, necesitamos una ciudad limpia, armónica, arquitectónicamente humana, con un transporte público eficiente, con hospitales equipados con insumos, tecnologías y médicos venezolanos que han sido preparados con pasantías, rurales, postgrados y experiencia, una ciudad donde, verdaderamente se asista a los más pobres, que se ahogan en la basura, la escasez de agua, el desempleo, alimentos “no conformes” o podridos, como dice el pueblo y que por ser “La sultana de El Avila”, Caracas se salva de los apagones eléctricos que sufre todo el país.
Añoramos, que se habiliten los espacios culturales para darle cabida a los más desposeídos pero que no sean utilizados con fines proselitistas sino que verdaderamente sirvan para que la gente disfrute de la cultura, que el populismo y paternalismo oficial no les ordene lo que deben leer, estudiar y ver. Esa demagogia tampoco les ofrece las herramientas teóricas y conceptuales para el goce.. En fin, queremos una ciudad para compartir un destino común de democracia y libertad. Si no defendemos la ciudad, dejaremos de pensarla como una ciudad moderna. Por eso: “Caracas, asimétrica /como ciega te busco,/ por tu arrebato,/ por tu infidelidad/ cuerpo en tránsito/ Estiro tus pliegues / mientras aterriza la memoria /en un mapa donde lo bello es breve/.Garabateo una interrogación/ aguijoneada por los que han robado la casa / Ahora trazo la palabra/ porque es tiempo para la libertad/: flor y cruz/ por lo doliente/ por la rasgadura”
Pero no podíamos continuar sin mencionar la Caracas cultural: Su Teatro Teresa Carreño, casi de mitines, el Museo de los Niños, el Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber, el Museo de Bellas Artes, el Teatro Municipal, ahora con quejíos. El Ateneo de Caracas, en estos momentos, la edificación está en manos del gobierno, después de la brutal intervención de sus instalaciones. Sin embargo la actividad del Ateneo continúa fructífera en Colinas de los Caobos, los teatros uno a uno confiscados porque un solo actor basta, el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela, muy bien conservada, afortunadamente y productiva, las Salas del Trasnocho Cultural, sus bibliotecas, sus librerías donde, no sólo se venden publicaciones sino que se realizan eventos muy importantes, como presentaciones de libros, etc. De igual manera, es imprescindible hablar de las escuelas y las Universidades autónomas, en ellas, hasta ahora, el saber es amplio, universal y democrático pero están siendo fustigadas y amenazadas de intervención por el Presidente de la República ¿Y qué dicen del movimiento orquestal venezolano presidido por el Maestro José Antonio Abreu? ¿Cuántos niños ha salvado la música de la delincuencia y la droga, de andar motorizados y tarifados, disparando, robando y matando, a los ciudadanos? ¿Qué pasa en el exterior cuando toca la Orquesta Sinfónica de Venezuela? En los conciertos celebrados en el extranjero bajo la batuta de Dudamel el público delira ante la maravillosa interpretación de nuestros muchachos. Mientras la estridencia de acá pretende acallar las voces de la gente que piensa y opina, a nuestros artistas se les aplaude para volverlos a escuchar.¡Enhorabuena!
Y nos referimos a Caracas, porque, además de cumpleañera, indiscutiblemente, ella es un punto de referencia, no sólo para la música, sino para la política, la vida ciudadana, el arte en general, la arquitectura, que la ha denominado antañona por sus viejas casonas y edificios coloniales; todo esto sin restarle importancia a nuestra pujante pero abandonada provincia, por lo tanto, se hace imprescindible nombrar a Carlos Raúl Villanueva, entre otros y más recientes, los que han hecho de ella una urbe superlativa: Tomás J. Sanabria, William Niño, Fruto Vivas, Juan Pedro Posani, Graziano Gasparini y distinguidos profesionales de esta especialidad, que han diseñado para la ciudad los secretos verticales del aire; casas y edificios bellísimos dignos de una ciudad cosmopolita e ingenieros promotores de una fabulosa vialidad de arañas, ciempiés y pulpos, hoy insuficiente. Asimismo, podemos nombrar a tantos artistas preocupados por humanizar a la ciudad: Miguel Arroyo, Alvaro Sotillo y Alberto Sato, que incorporaron al Centro de Arte La Estancia al diseño en el circuito cultural dominical hace 15 años. Entretanto, los ranchos de miseria, constituyen una materia pendiente del destino de los petrodólares.
En este mismo orden de ideas, recordamos a Caremis con su Corocoteca? Y a los caricaturistas, que a partir del humor ideológico han alertado , a través de la historia, acerca de los errores urbanísticos y humanos de los mandatarios de turno. Leo, en sus tiempos, ahora, Zapata, Weil, Edo, Fonseca, Rayma.¿Y cómo no recordar a Alfredo Boulton, con su Libro de Caracas, en el cual podemos constatar la evolución de la ciudad. Otro escritor que dedicó mucha tiempo al tema fue Enrique Bernardo Núñez con su obra: Figura y Estampas de la antigua Caracas
También, Rómulo Gallegos, con Reinaldo Solar y la Trepadora, trató magistralmente, tópicos de Caracas. Otros escritores, que han dedicado obras a la capital son: Carlos Noguera, con La Ciudad, Guillermo Meneses y La Misa de Arlequín. Asfalto-Infierno y País Portátil, de Adriano González León, Vida con Mamá, de Elisa Lerner, Los pequeños seres y Los habitantes de Salvador Garmendia, Caracas, física y espiritual de Aquiles Nazoa, Piedra de Mar de Francisco Massiani, Abrapalabra, de Luis Britto García, Terredad de Eugenio Montejo, Uslar Pietri con su programa Valores Humanos, Amor tóxico, de Leonardo Padrón. Además, recordamos a los cantantes populares: Cheo García, y Rafa Galindo,viajantes en el Coche de Isidoro, Raquel Castaños, Memo Morales, Mirla Castellanos, Estelita del Llano y entre los más jóvenes: Ilan Chester, Yordano, Franco de Vita, Soledad Bravo,y muchos importantes.
Debemos señalar la creación de una Fundación para la Cultura Urbana que tiene como objetivo contribuir a la humanización y armonía de la ciudad. Al frente de ella han estado distinguidas personalidades, entre ellas el escritor Rafael Arráiz Lucca, Esta Institución se ha constituido en un espacio de discusión, expresión del pensamiento contemporáneo, creadora de la Cátedra Permanente de Imágenes Urbanas, de Concursos literarios, de numerosas publicaciones. A pesar de su valor cultural, ha sido clausurada en el día de ayer, 20 de julio de 2010 por orden de la Comisión Nacional de Valores y se cambiaron las cerraduras y las claves de entrada a la Fundación. Otra tropelía más del régimen. También en Caracas, en su ciudad natal, se profanaron los restos de Bolívar con pretextos y fines no claros. Ese es un escándalo que produce estupor y dolor en el corazón de los venezolanos Los objetivos de este paradigma positivista científico nadie los cree. Los últimos acontecimientos mencionados, incluyendo el atropello al Ateneo y otros, son agravios para Caracas y para la Venezuela de las ideas. Bolívar: pensaste que estabas tranquilo en el sepulcro. No sabemos que será de tus huesos, pero tus cenizas son polvo enamorado y nadie restará de ellas un ápice de gloria y de poder.
Mientras tanto, Recordamos a la Academia Venezolana en todas sus disciplinas, los artistas del Círculo de Escritores de Venezuela, el Pen de Venezuela. Honor y reconocimiento para los artistas plásticos, pensadores, poetas, músicos, historiadores, arquitectos, ingenieros y políticos que conviven y se han preocupado por la ciudad, el país, los temas universales del hombre y su contexto y no han sido mencionados.
Como un acierto, hace unos años, la Fundación Bancaribe, bajo la curaduría de la poeta, Edda Armas, realizó una exposición en la Casona Arauco, en homenaje a los 440 años de la capital. La muestra constó de hermosas plumillas y fotografías de Alfredo Cortina y textos del libro Casi un país de la poeta, recientemente viajera, pero inolvidable, Elizabeth Schön.
Y como el amor suma sobre las cenizas, saludamos al querido Billo Frómeta, Aldemaro Romero, a Morella Muñoz, donde quiera que estén, por toda la música que le brindaron a Caracas y le decimos a Billo, en estos días de balaceras y violencia: “Canta tu canción, amigo Billo/ para encarar la punición de los batracios/ contra las libélulas,/ quizás podamos entendernos con la tarde” Concluimos, porque Caracas tiene un cuento muy largo para contar y nos llevaría mucho tiempo terminarlo.
Hemos tratado de “convocar un sitio para la libertad/ entre el follaje del deseo,/ este mirar dentro/ y un aroma desenfadado / que vive por la esperanza” Esta es la capital: claros y oscuros, lugar en el que resistimos entre los gozos y las sombras. Entonces, intentamos tomar el metro pero la modernidad nos deja a pie, aquello que fue orgullo de Venezuela y referencia en el mundo, no tiene servicio de aire acondicionado, escaleras, presenta fallas eléctricas y de mantenimiento muy graves. Y como la ciudad está casi desnuda y desamparada, le vamos a regalar un amor y una bufanda blanca. Subimos en el teleférico para buscar el ropaje en El Avila, la montaña que ostenta el sortilegio de todos los vuelos, las nubes y los verdores de la ciudad. Querida Caracas: Si hoy te festejo es por el relámpago que nos subyuga.
Vista aérea del El Silencio
Bachelard, Gastón.(1972) El aire y los sueños. México: Fondo de Cultura Económica
Jung, Carl. (1981) Recuerdos, sueños, pensamientos. Barcelona, España. Editorial Seix Barral.
López Álvarez, Luis (1989) Caracas. Barcelona, España: Ediciones Destino.
Gratísimo y memorioso artículo Magaly, hoy precisamente Rafael Arráiz recordaba la misión de la Fundación Cultura Urbana y su trabajo por la ciudad que era el foco de esta Fundación. Lástima los feudos y tanto alcalde.
un abrazo
Julio Bolívar
Muchas gracias a Julio Bolívar por el mensaje sobre el ensayo de Magaly Salazar sobre Caracas. Se lo haré llegar. Con afecto, Carmen Cristina Wolf
Por favor podria darme algun correo electronico para comunicarme con Julio Bolívar o cuenta facebook.