Con motivo del Premio concedido por Salamanca al escritor venezolano Enrique Viloria Vera, el Consejo Directivo de la “Fundación Arturo UslarPietri” quiso celebrar esta merecida distinción, que llena de legítimo orgullo a la venezolanidad. El acto se llevó a efecto en la sede de la Casa Uslar en La Florida, con la participación y organización de José Rafael Revenga y Antonio Ecarri.
La Sociedad de Estudios Literarios y Humanísticos de la Universidad de Salamanca, otorgó a Enrique Viloria el Premio «Alfonso Ortega Carmona” por su importante y extensa obra ensayística. Viloria es poeta, investigador, crítico de arte, humorista, y cuenta con más de cien libros publicados. La amplitud de sus conocimientos y la variedad de su temática, le ha valido el título de polígrafo.
Una nutrida concurrencia llenó los espacios de la acogedora Casa Uslar. El autor estuvo acompañado de sus familiares, amigos, compañeros de estudios, alumnos de la universidad, y de los integrantes de Directiva del Círculo de Escritores de Venezuela, del cual forma parte Viloria como Miembro del Consejo Consultivo. Entre los distinguidos asistentes podemos mencionar a Eduardo Roche, Milos Alcalay, Luis Xavier Grisanti, José Moreno León, Antonieta Madrid, Carmen Cristina Wolf, Magaly Salazar, Marisol Marrero, Luis Beltrán Mago, Lidia Salas y Víctor Guédez. José Tomás Angola Heredia pronunció el discurso de honor, del que transcribimos un fragmento:
(…) “Cuando me enteré de que la Sociedad de Estudios Literarios y Humanísticos de Salamanca le había otorgado a Enrique el Premio Alfonso Ortega Carmona de Ensayo Iberoamericano por su obra de vida, me entró un fresquito. Pensé que aún había gente que no olvidaba la arcana costumbre de ponderar el trabajo, de reconocer la perseverancia, el mayor atributo que un autor puede tener según Beethoven o Goethe, dependiendo de en dónde se lea la célebre frase. Se hacía justicia, no en Venezuela, sino en España, en la España abuela, en la España matrona de indios, negros y blancos si usamos la ridícula y atrasada visión que tiene la poética oficial sobre el país. Parece que en la casa de Misia Jacinta aún no se enteran de que Venezuela no es el país decimonónico de su revolución ominosa, sino la tierra donde la libertad, la individualidad y la solidaridad nos hace iguales.
Pero sería mezquino darle tamaña responsabilidad a este último galardón. Enrique ya ha conocido las mieles embusteras del halago. Recibió el Premio de la Academia Venezolana de Ciencias Políticas y Sociales, la Medalla Lucila Palacios del Círculo de Escritores de Venezuela y menciones en el Premio Municipal de Poesía de Caracas y la Bienal Augusto Padrón de Maracay. De igual manera la Biblioteca Nacional en 2002 hizo una exposición retrospectiva de su obra pues Viloria Vera es hoy en día el autor venezolano con más libros publicados en la historia republicana y colonial de esta nación adolescente. Así que, visto de esa forma, Enrique sabe lo que es ser alabado y felicitado por lo que escribe. ¿Qué hace entonces que este galardón sea distinto? Ciertamente el momento dramático que vive el país y que el premio se lo den en la España sabia, vieja y cicatrizada de tantas heridas.
(…) Tanto en su poesía como en la crítica, el ensayo y aún en la historia, el humor es el sello más evidente de su obra. Reír para Enrique es una suerte de mantra que hace más llevadera la tormenta o la tranquilidad, el dolor o el placer, el sonido o el silencio. Todo se pinta con la expresión que permite aligerar el ceño y aflojar los labios.
Ese es el Enrique Viloria Vera que recibe el Premio de Ensayo Iberoamericano Alfonso Ortega Carmona y hoy celebramos aquí, en casa de otro escritor de obra poderosa y universal. Y aunque ambos, Uslar y Viloria sean colegas en el derecho, prefiero no cerrar con aquella sentencia, casi maldición gitana de: “Entre abogados te veas”. Más bien la acomodaré y para celebrar a Enrique en casa de Uslar, diré hoy: “Entre polígrafos te veas”.