La Tierra, el idioma, y el libro

Cerro El Ávila

Por Magaly Salazar Sanabria

Para una montaña llamada El Ávila

«Alabado sea, mi Señor, por la hermana madre Tierra, la cual nos sustenta y gobierna y produce diversos frutos con coloridas hierbas y flores». San Francisco de Asís.

Con el auspicio del epígrafe de San Francisco de Asís comienzo esta nota, amparada en la sabiduría, amor y humildad de ese pensamiento. Porque el Santo recobra así, para la Literatura, el sentido de la naturaleza y los ritmos primordiales de la vida. La idea consiste en redimir lo simple, la relación espiritual entre el hombre, sus hermanos y la naturaleza y considerarse hijo de un lugar y de todos los lugares de la Tierra. Aunque sea paradójico, es importante tener una conciencia metafórica, amorosa y real de nuestro techo, del piso y el cielo que nos arropa. Finaliza un siglo y podemos, a través de una simple máquina y desde nuestras casas, comunicarnos por internet con el mundo, por lo tanto es absurdo que nos sintamos alejados de los otros. Los recientes terremotos, tsunamis, deslaves ocurridos dicen a gritos que algo anda mal. Se ha dejado en manos de los ecologistas la defensa de lo terrestre como si relegáramos esa responsabilidad a una secta. Por eso, hoy he decidido escribirle a la Tierra. Considero que en mi condición de escritora, la presencia de la Tierra es vital; ella regala todo lo que está encima, sobre, y dentro de sí, apadrina a sus moradores donándoles el fuego, el agua, el aire, las plantas, minerales, animales y hasta una pareja. No obstante, los Congresos de Literatura del país siempre tratan el tema de la importancia y compromiso del intelectual, pero enfocado al cuido del lenguaje y al aspecto político, casi nunca hacia la naturaleza.

Si se hace un resumen de la prensa en los últimos tiempos,, se observa que muchas columnas están ocupadas por los incendios provocados, bombardeos, deforestaciones ilegales o «engrasadas», intoxicación de los mares y los suelos por derrames petroleros y productos químicos. Sin embargo, son excepcionales los espacios destinados a hablar de cultivos para paliar el hambre del mundo, ni se habla de campañas contra la basura y mucho menos contra el armamentismo y la guerra, ahora temas tan escandalosos en el país.

Y para seguir con los traumatismos generalizados del amado planeta, señalo que las inmensas extensiones quemadas en El Ávila han producido una criminal extinción de plantas y animales, aparte del daño atmosférico que originó una calina que, además de contaminante, es una metáfora del sentimiento de los caraqueños conmovidos por las cenizas de tanto verdor, tanto nido y ala, tanto rocío y flor. Allá abajo, en sus faldas, a la amada Caracas la asfixia la calina y la basura. ¿Y qué monte convocará la lluvia para lavarle la cara a la Sultana?¿Es que acaso vivimos en un mapa donde lo bello es breve?. La belleza de la tierra es nuestra belleza del espíritu.

Habría que preguntarle a los sordos, mudos y ciegos de conciencia: ¿Por dónde andabas cuando llegó la mina?, ¿por dónde andabas cuando los bosques gritaban clemencia? ¿ Dirás NO para que la certidumbre de Imataca sea eterna? ¿Y qué está pasando con las mojarras del lago? ¿ Por qué los indios, herederos legítimos de ese suelo, tienen que abandonar sus conucos, ellos, que sólo ponen su mano en la tierra cuando la luna lo permite y que invocan la anuencia del Dios de los árboles para poder talar uno y hacer sus canoas?.Entretanto, ni el Ministerio del Ambiente y mucho menos el Instituto de Nutrición, se dedican a sus asuntos. Pocos cuidan el ambiente y menos son los que comen o se les enseña a comer.Toda destrucción, envenenamiento, polución, pólvora, bacterias, es enfermedad o trae consigo enfermedad. Si la tierra está débil, sus habitantes son enclenques, sus escritores y poetas sólo tendrán materias apocalípticas para sus libros.

Pero, este es un gran pero, las grandes potencias agreden al globo terráqueo sin el consentimiento de nadie, envenenan los mares con pruebas nucleares y desechos tóxicos, lanzan misiles contra poblaciones enteras en nombre de una supuesta «paz», como fue la guerra de Yugoeslavia. Pakistan y la India se muestran los dientes. Los talibanes, los ruandeses, kurdos, palestinos, israelíes, casi toda Africa, Asia y el mundo se agota en peleas sangrientas entre fusiles, minas personales y el hambre y muchas veces con la indiferencia de otros. Por otra parte, Irán amenaza con desaparecer a Israel y se apertrecha de energía nuclear. La guerrilla colombiana mata, secuestra y trafica con armas y drogas. Y Venezuela, también ha comprado a Rusia Cinco mil millones de dólares en armas este año que piensa emplear contra un enemigo inventado, mientras muchachitos deambulan por la calle, el hambre y la inflación galopan, la delincuencia roba y asesina a la población, no hay agua, electricidad -diría que no hay luz-, todo es ineficiencia, corrupción, persecusión a la disidencia, injusticia y basura. Entretanto, el agua se agota. Se me ocurre decir «Siempre bondadosa,/ el agua se expande por la vida, apadrinándola, /sin embargo, no busca el favor de sus ahijados».

A los efectos, El hidrogeólogo, Jean Margat, Vicepresidente del Plan Azul y Consejero del Bureau de Recherches Géologiques et Minieres, ante la gravedad del problema, dice que: «El desarrollo de una nueva conciencia cívica con relación al agua será, en última instancia, un indicador de nuestro compromiso con el desarrollo sostenible» (p.129)

Esta reflexión, concluye: hay una causalidad en la cual las celebraciones de la Tierra y del Idioma y el Libro sean vecinas en el tiempo, 22 y 23 de Abril, respectivamente. Y digo causalidad porque la Tierra está buscando quien le escriba, quien la lea y sobre todo, quien la cuide y la quiera.

Y sólo hay una manera de conocer el mundo y sus pensamientos, el ambiente y su suerte y es a través del IDIOMA. La lengua contribuye a crear la representación del universo. ¿Cómo entendemos los pensamientos, la existencia de los otros sino a través del idioma? Los pueblos piensan y comunican sus ideas a partir de la lengua. Entonces, el mundo objetivo se transforma en un mundo que trasciende por el espíritu. El idioma tiene un carácter social inserto en la historia de una manera dinámica, por eso se convierte en memoria colectiva del pueblo que habla y que de alguna manera refleja su pasado.

En cuanto al español en Venezuela, el Maestro Ángel Rosenblat apuntaba lo siguiente en el libro Lenguaje coloquial venezolano de la profesora Aura Gómez de Ivasshevsky:

«Nuestro sistema es común, pero dentro de él cada comunidad (y aun cada hablante) organiza los elementos de acuerdo con su propio espíritu. O dicho con términos de Guillermo de Humboldt, de acuerdo con su forma interior de lenguaje, que es creación de su espíritu. De esa organización surge la originalidad del habla coloquial venezolana. La manera de hablar es un comportamiento o un modo de ser».

Asimismo, las expresiones generales del español venido de la Península Ibérica, co-existen con la influencia indígena, la proveniente de los africanoamericanos y la de otras lenguas como el inglés, portugués e italiano, también las típicamente venezolanas que dan a nuestro idioma su propia personalidad.

Mientras Dios mira, damos un salto a otro lugar del universo y después de beber el agua de Canaletas, por aquello del regreso, nos confundimos con el gentío en la Rambla Cataluña de Barcelona, que se llena de rosas rojas para acompañar cada libro que festeja la diada de San Jordi. Y es que la jornada jubilosa de San Jorge fue la fecha elegida por la UNESCO para celebrar el Día del Idioma, el Libro y los Derechos de Autor. La declaración se realizó el 15 de noviembre de 1995 y se escogió la fecha del 23 de abril para ese efecto. También se conmemora la muerte de tres grandes escritores: Miguel de Cervantes Saavedra, el gran escritor de las letras españolas, autor de Don Quijote de la Mancha. William Shakespeare, el famoso del teatro británico por su Rey Lear y Romeo y Julieta y el Inca Garcilaso de la Vega, el ilustre peruano cuyos Comentarios reales de los incas constituyen un aporte valioso a la literatura del español de América. Ese mismo día fallece en Venezuela la excelente escritora Teresa de la Parra, quien escribió la novela Ifigenia. Y como todo Idioma se respalda en la escritura, con relación al LIBRO y su importancia, Osvaldo Rivera V, dice:

«Se ha dicho que los libros acertadamente escogidos son «amigos que nunca decepcionan, señalan caminos y horizontes científicos, literarios, sociales, políticos, filosóficos que invitan a profundizar en los hechos y aprender a leer de manera pausada atenta y reflexiva. La lectura y comprensión de los libros generan iniciativa, vocación científica, artística, lingüística de curiosidad e investigación.» Al respecto, dijo Thomás de Kempis: «He buscado el sosiego en todas partes y sólo lo he encontrado sentado en un rincón apartado, con un libro en la mano». El libro, sin dudas es y será un buen consejero y un Maestro silencioso.

Ahora bien, con el paso del tiempo, las nuevas tecnologías, el lenguaje coloquial de los jóvenes, el deplorable lenguaje en algunos medios radiales y televisivos, aunado al lenguaje agresivo, escatológico e irrespetuoso del Presidente de la República- lo que ha llamado el Maestro Efraín Subero, «basura léxica»- ponen en peligro el equilibrio y belleza del Idioma que hablamos. Sin embargo, lo menos dañino son las innovaciones populares o terminologías extranjeras, que en todo caso, deben someterse a las leyes del uso.

Creo que los escritores deberíamos salir de la torre de cristal y asumir nuestro papel ante la sociedad y el mundo. Una cruzada internacional contra el hambre y la guerra podría ser impulsada por las escuelas, universidades, organizaciones internacionales, no como dádiva o paliativo sino como un esfuerzo mundial de los capitales, profesionales y técnicos del mundo para hacer productivas las tierras y las gentes y enseñar a los que no lo saben que la tierra nos ama y nos dice: «Ven, trae tus semillas y adóbame para que el pan nuestro jamás tenga asueto». Definitivamente, la paz y la armonía de la naturaleza constituyen una inversión rentable para siempre. No habrá desarrollo de ningún tipo si acabamos con el planeta. La palabra de los escritores, llámense poetas, ensayistas, narradores, es fundamental para respaldar todo acto noble porque ella debe ser un instrumento para la paz. La paz bien merece la celebración del Idioma que la predica. También es cierto, que necesitamos gobiernos responsables, capaces, sensibles, que tracen programas y los lleven a la práctica para salvar al planeta del calentamiento global y otros desastres. El silencio, en el caso de la indiferencia, es depredador y cómplice, la palabra es, contrariamente, flor y redención.

Nota:
Querida tierra, espero que a vuelta de email, me contestes con una respuesta favorable.

Magaly Salazar Sanabria
Poeta margariteña. Profesora Universitaria, Escritora. Directora de Relaciones Institucionales del Círculo de Escritores de Venezuela.

Bibliografía citada:

  • Margat, Jean (2000) Hacia una nueva cultura del agua. Claves para el siglo XXI. Barcelona: Ediciones Unesco
  • Gómez de I, Aura (1969) Lenguaje coloquial venezolano. Caracas: Universidad Central de Venezuela.
  • Rivera V, Osvaldo. (2008) Don Quijote, perdón…Día del Idioma [Artículo en línea] Disponible: http://www.lahora.comec[consulta:2010,abril]

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