Por Luis Beltrán Mago
Una voz en Guadalajara habló. Allí se aprestó el libro a conversar consigo. Leerse y escuchar lo que contiene. Abre sus páginas y a solas se solaza. En cada hoja se detiene lentamente. Averigua y conscientemente se alimenta de luces y de fe. Ya lo dijeron otros. Aquellos. Los demás amigos de la voz, del pensamiento. De la palabra fértil y humana. Siempre ante sí. Dialogando con ese Yo interno que hace crecer la sangre, comulgar a la luz y entretener el paso de la sombra entonando cantos a la vida para la convivencia con la fantasía. Dijeron que habría paz si no llegáramos a entrabar las lides del amor y permitíamos que las golondrinas pudieran viajar sin que un misil las persiguiera cortándoles el vuelo. Si el hombre dejara de matar y urgía -más allá de su piel y de su voz- el encuentro con la fe para que el alma se ungiera de votos y se bendijera en la oración. Ya lo dirán después los que vendrán, absortos en la contemplación, a deletrear sus versos dándoles cadencia a la ternura y a la voz que habla y que convida armonizando el ritmo a la palabra para la mejor expresión del pensamiento. Los que vendrán a sonreír sin llanto si es que el dolor prendiera en su fogata la tristeza. Porque para convencernos de que la vida es una y hay que cultivarla cada día matando la desesperanza, el odio, la incomprensión, será necesario que el hombre —como lo ha hecho Rafael Cadenas— se corresponda con la urgencia de satisfacerse espiritualmente desandando el camino de la antiluz. Amándose y amando.
Si lo dijeron los que se han poblado de vivencias para la convivencia espiritual y anímica, ahora lo dijo un venezolano de convicciones, con un sentido humano de lo que es. Un Poeta de palabra libre. Filósofo que se desvela por hacer la poesía para que el tiempo piense y el corazón proyecte la importancia de los afectos concibiendo la vida como un todo indescifrable, hermoso, lleno de contrariedades y abismales preocupaciones, pero digno de vivirse. Lo dijo un Poeta capaz de construirla para que la poesía viva y perviva. Para tallarla en madera, hierro, piedra y mármol. Sobre los muros. En las murallas, En el aire y en la luz. Fue en Méjico. En Guadalajara.
En una Feria transcontinental, donde el libro se abrió. Abrió sus páginas para que se leyera el nombre de la Paz con letras de personalidad. Allí, ante la inteligencia universal, Rafael Cadenas alumbró la palabra con la elocuencia de su sencillez, haciendo que se sintiera una voz en Guadalajara y se supiera que en Venezuela, donde se maltrata a quien disiente y al pensamiento que alerta, existe —para bien del país, de América, la democracia y la Poesía— un poeta llamado Rafael Cadenas.
Luis Beltrán Mago, poeta venezolano con una extensa obra publicada. Sobre su poesía han escrito autores como Alejo Urdaneta, Helena Sassone, José Tomás Angola, Lidia Salas, Carlos Gottberg y Miguel García Mackle. En el 2009 el Círculo de Escritores de Venezuela ha editado una selección de su obra, Antología Esencial, con prólogo de Manuel Bermúdez y selección de José Tomás Angola.