Vapor de ceniza en la poesía de Neus de Juan

Alejo Urdaneta

¿Qué da al poeta su expresión propia? El lenguaje poético no sostiene la relación entre el objeto y lo que dice la palabra. Entre las cosas y sus nombres hay un abismo. Sólo el poeta ve en la analogía que le permite metaforizar una potencia activa, una aptitud que de modo inconsciente o no utiliza para decir lo que está más allá de la razón vigilante, y de esa posibilidad que es acto vivo hace su instrumento. El poeta confiere a la analogía un sentido espiritual, fuera de lo sensible, y sin embargo utiliza la razón inteligible como forma de conocimiento y dominio de la realidad, pero dando entrada a lo irracional e instintivo. Se rompe así el principio de identidad y se acepta el ingreso de la intuición. En el lenguaje poético, la identidad entre los objetos y la palabra no es la del habla cotidiana: el poema busca una participación entre los seres, mediante una especie de elipsis que propone la irrupción de un ser en otro distinto: «Que mi palabra sea/la cosa misma/creada por mi alma nuevamente», dijo el poeta español Juan Ramón Jiménez.

Neus de Juan (Nieves Granero Sánchez) ha vivido dos mundos en el origen de su poesía. El haber nacido en Argentina da a su creación un sentido de nostalgia y alejamiento. Lo hallamos en las palabras de Eduardo Mallea, que definen a la ciudad de Buenos Aires y nos aproximan a la poeta: «De puro no llorar, se la oía llorar subrepticiamente en bandoneones, en bailes y cantos tristes, en la sinuosa lentitud de sus actitudes apenas dotadas de movilidad: interiores, intensas, pausadas, melancólicas…»

Así es esta poesía de vapores incandescentes, que ha asumido también formas distintas en su otro mundo, el Valenciano de la Península española, junto al Mar Mediterráneo. En Valencia ha hecho Neus de Juan su vida de adulta y de poeta. Ha vivido de la cultura de la Comunidad Valenciana, con sus fiestas rituales: fallas adornadas de fuego, su aroma floral que endulza la existencia.

Tiene, pues, dos mundos: El canto de la pampa que arrastra el viento norte con nostalgia guaraní, en el que perdura la poeta junto a la raza que sostiene la lanza; y su otro espacio al que pertenece con identidad amalgamada en lejano cielo, junto al mar español de entre tierras.

Y cuando la mujer abre su alma a la emoción del amor, un aleteo luminoso se cuela en su vida, con sigilo, y llueven rosas en sus ojos. El amor es avaro, y en la poesía de Neus de Juan es también omnímodo. El amor se silencia para acunar sentimientos, hasta que adviene el encuentro inmisericorde, con su algo de dolor y sus gemidos, para penetrar en lo hondo de la pasión o quedarse en las manos que lo buscan con desesperación.

«He visto águilas
En las cimas,
Buscándote»

¿Dónde está nuestra poeta? Su ciudad es su propia búsqueda, un atajo hacia sí misma, en pos de la sombra que ama. En ese mundo se encuentran los amantes, y ella tiende sus manos para tocar la nostalgia, porque si está el sur de los soles invertidos, añora el mar de las historias; y si es en su Valencia floral, hace

moribundos intentos
de recuperar el cieloSur
la luna patas arriba
los abriles otoños
y el olor a tierra mojada

ausencias
huecos
las lejanías duelen como puñales
cada oquedad es una herida
cada gota de sangre me la bebo
a ver si recupero
el sabor de su habitante.

Todo es como un sueño: En cada uno vive la poesía de Neus de juan, este brindis de sensibilidad que persigue un amor perdido, una presencia que duele y ata.

La luz mediterránea invade el aposento de la poeta, y ella se siente plena de la madurez de su tierra valenciana. Pero allá, en el fondo de sus deseos y añoranzas, un bandoneón canta las tristezas del porteño, y recordará entonces el poema de Lugones:

«Largas brumas violetas
Flotan sobre el cielo gris
y Allá en las dársenas quietas
sueñan oscuras goletas
con un lejano país…»

* Vapor de Ceniza de Nieves Granero Sánchez, (Neus de Juan), escritora argentina, Publicado por la Editorial ACTUM, Caracas 2008. La poesía mediterránea y porteña en un solo libro. Prólogo de Alejo Urdaneta.

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