Metamorfosis de un propósito
Alvaro Pérez Capiello
Caracas es una ciudad que ha inspirado a muchos creadores: pintores, escritores, músicos, escultores… Pareciera que nadie puede resistirse a transitar los secretos de sus calles, esquinas, plazas y parques cobijados por la imponente estampa de la montaña. El Ávila, al cual Manuel Cabré dedicaría sus mejores pinceladas y Juan Antonio Pérez Bonalde inmortalizaría en aquellos versos: «Caracas, allí está; vedla tendida/ a las faldas del Ávila empinado,/ odalisca rendida/ a los pies del sultán enamorado (…)». Las urbes, siempre están en movimiento perpetuo, nunca se detienen. Recientemente, acudimos a la exposición Metamorfosis de un propósito en la Galería Raise de Los Palos Grandes. Una muestra que reúne el trabajo de trece participantes de un taller dictado por Ricardo Benaím en el TAGA, entre junio y octubre de 2024.
Pese al auge de las nuevas tecnologías, el libro mantiene hoy plena vigencia. No solo como reservorio de conocimientos, sino como objeto de culto. Ninguno de los talleristas es, en estricto sentido, un editor, aunque eso no les impidió entregarse a la magia de las palabras. Sabido es que el lector completa el proceso que el escritor ha iniciado, de la misma forma que ocurre con el espectador, parado frente a cualquier pieza artística. Daniel Perozo, uno de los jóvenes expositores, realiza una suerte de libro-escultura cuyas formas calzan perfectamente con el espacio urbano. Una gama de grises, se unen, pues, al negro y al blanco, para componer muros y habitaciones imaginarias que, sin embargo, resultan teñidas de realidad. En esas construcciones fantasmales, si bien no se contienen personajes, la presencia humana está latente. Hay, quizás, alguien que lo sabe y lo ve todo detrás de cada pared, cada viga y cada puerta, a medida que lanzamos una mirada a la obra de Daniel Perozo. Él, viene de culminar estudios de fotografía y de diseño gráfico, por lo que se ancla en esa divina capacidad de las imágenes para contar historias.
Otra propuesta, esta vez de Manuel Aranguren, se centra en las siete letras que componen la palabra Caracas. Su búsqueda, lo lleva a preguntar a un universo de personas, muy diferentes entre sí, cómo definirían a nuestra capital en solo siete palabras. Este número, nos conecta con la sabiduría, la intuición y la espiritualidad. Para muchas culturas y religiones, simboliza el fin de un ciclo y la renovación. Hay que recordar que Dios creó al mundo en seis días, según el texto bíblico, y al séptimo descansó. El simbolismo de la curación también está asociado al siete, así como la profecía del fin de los tiempos contenida en el Libro del Apocalipsis: siete sellos proféticos, siete iglesias, siete trompetas e igual número de ángeles que las tocan. Tiene especial importancia para el judaísmo (el candelabro de siete brazos de la Menorah), el hinduísmo, la numerología, y puede hallarse también en los antiguos mitos sumerios por su carácter de número primo.
Este experimento de Manuel Aranguren, lo lleva a componer un mapa de palabras, tal vez el cuaderno de bitácora de un capitán sobre el propio plano de nuestra ciudad capital. Allí, no puede darse nada por sentado. Cientos de palabras, algunas esperadas y otras extrañas, estimulan nuestra imaginación. El título de esta muestra: Metamorfosis de un propósito, alude a los cambios de vida a nivel personal o social, por lo cual la recomendamos sin reservas.