FUEGO
Sostengo mi fe entre las brasas
y  desde la combustión te llamo
con el más largo nombre de la tierra
Remuevo el grito para doblar el regocijo
antes  que el firmamento se humedezca
rompo el extremo oscuro del espacio,
el costado ignorado por ti,
porque soy el que alumbra.
Viajo por donde el sol brilla rasante
Y no sé dónde meter este calor hecho para la vida,
¿dónde la llama para la salud?
Un día mientras buscaba el aire, me topé a la ventisca
 y le hice advertencias al verano para que recogiera sus malezas.
Vino el estío,
 se dobló contra el viento, desafiándolo,
un ave entró en el fuego y rechinó
desde entonces la guacharaca chilla
 en la hojarasca para aturdir al cielo.
La candela picó el monte
pero la palma fue definitiva
 y los palos que estrenaron cenizas
verdearon
Y por allá, en el sitio donde abrevan los hombres
calentó la alegría con olores a aliño
 y en cualquier rincón de lo intuido,
 el flamboyán escandaliza la colina
y los tizones se sonrojan
 en el fogón
Del libro Levar fuegos y sietes (1998)
XXVII
Ser un sitio sin tapias,
solo manantial de palabras,
una voz que descubre los rostros,
porque en la noche brotan las semillas.
 La luz colma cada decisión
mientras tanto,  tú aceptas.
 Nada parece asirte al deseo de ser,
 todo se encomienda a los paréntesis.
El mundo está afuera,
como un Guernica en conversas con Trilce;
grises, desesperación,
 o dicotiledones absurdos,
 lienzos o papel en trizas de vida
 y tú colocas la responsabilidad en negritas
 Escribes cinismo como religión, tecleas la esperanza
 y marcas Suprimir.
Toma tu cuota de libertad
y vive.
Del libro Cuerpos de resistencia (2006) Círculo de Escritores de Venezuela.
XXXIV
Aclamados ellos
los versos se escapan afanosamente
 del tintero.
El alma tiende a salir
 responde al soplo
 porque el espíritu es paloma
 y en arrobamiento se lleva a Sor donde hacía su morada.
El ser y la vida ascienden
con el alma
 «quejío»que embiste y abraza adentro.
 Y nuestra imaginación pagana solicita la anuencia
 de los alcatraces de Diego Rivera y la beatitud de los ángeles de Fra Angélico,
 paradoja que el amor de Dios salva y une.
Sobre un folio blanco,
 la poesía de Sor.
Del libro Andar con la sed. Palabreos con Sor Juana Inés de la Cruz. (2016) Círculo de Escritores de Venezuela.

Magaly Salazar Sanabria. Venezolana, poeta, ensayista, profesora universitaria. Licenciada en Letras con Maestría en Literatura Hispanoamericana y Doctorado en Filosofía y Ciencias de la Educación. Con una amplia obra poética publicada, es Vicepresidenta del Círculo de Escritores de Venezuela e Individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua.

Editora de la web: Carmen Cristina Wolf

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