Pulso del español: fortaleza, retos y pérdidas recientes
Reflexiones en el Día del Idioma
Horacio Biord Castillo
La celebración de días especiales consagrados a determinados temas ha proliferado en las últimas décadas, desde los ya tradicionales, por ejemplo el Día de la Madre o el del Padre, hasta otros más recientes, como el Día del Idioma Materno (21 de febrero) o el Día Internacional de los Vuelos Espaciales Tripulados (12 de abril). Estas celebraciones recurrentes pudieran generar cansancio a las personas y a la sociedad, en general, o producir un hastío que termine por causar la pérdida de su sentido. Tal vez deberían espaciarse, lo cual redundaría en beneficio de las conmemoraciones y evitaría que se vuelvan actos rutinarios o meramente protocolares.
Este año, sin embargo, el Día del Idioma adquiere una relevancia especial, igualmente el Día del Libro. El español vive una de sus épocas de mayor expansión a nivel global. Ocupa el cuarto lugar entre los idiomas más hablados en el mundo y el primero con mayor número de hablantes nativos. Para el continente americano es de gran importancia, ya que la mayoría de los países lo tiene como lengua oficial.
No obstante ese vigor, en cierto sentido pudiéramos decir que el español vive días aciagos en los Estados Unidos. Allí no solo se perfila como el segundo idioma más hablado, sino que también constituye el segundo país con mayor número de hispanohablantes, después de México. La reciente persecución contra los migrantes latinoamericanos, en especial hispanoamericanos, y las trabas para el uso del español, como la suspensión de la versión en español de la página web de la Casa Blanca, sede del poder ejecutivo federal, parecerían aspectos negativos. Sin embargo, difícilmente se podrá disminuir la vitalidad del español en los Estados Unidos, una tierra de suyo abierta a los migrantes que en gran medida han contribuido a hacerla próspera. Tal vez pudiera darse un efecto inverso: el aumento del uso del español como una forma de resistencia entre los miembros de segundas y terceras generaciones de migrantes hispanoamericanos, a pesar de que los estudios muestran que esas mismas generaciones suelen dejar de hablar el idioma de sus mayores. Solo el tiempo lo dirá. En todo caso, el español va encaminado por una senda de crecimiento que dista mucho de ser detenida por el capricho de gobernantes de turno, independientemente de sus motivaciones.
Por otro lado, el español se enfrenta en la actualidad a un reto de gran importancia: su presencia en las tecnologías informáticas y redes sociales, Internet y, fundamentalmente, en los servidores de la inteligencia artificial. Esto último nos debe llamar la atención como uno de los más asuntos más relevantes para los planificadores lingüísticos en el mundo hispano. Cuantas más fuentes en español estén disponibles para los servidores de la inteligencia artificial, tendremos más información en nuestro idioma y, sobre todo, de mejor calidad.
Lo referido a la inteligencia artificial quizá sea uno de los retos más importantes para el español en la actualidad, porque se trata de una herramienta poderosa y de extraordinarias perspectivas. Apenas empezamos a ver sus comienzos. De forma prospectiva, podemos esperar un crecimiento exponencial de la inteligencia artificial y su uso social. Por todo ello, el recuerdo de los retos pendientes no puede soslayarse en un día dedicado a la lengua española.
La celebración del Día del Idioma este año ocurre en medio de la pérdida de dos importantes hombres, cuyas obras constituyen también un gran aporte, cada una en su campo, para el idioma y la comunidad lingüística hispanohablante.
En primer lugar, la muerte, el 13 de abril, de Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura, prolífico novelista y ensayista, numerario de la Academia Peruana de la Lengua y de la Real Academia Española. Vargas Llosa lega un acervo literario de especial cuantía y significación, que lo convierte en uno de los autores verdaderamente grandes de la literatura hispanoamericana. Con su novela La casa verde se hizo merecedor de la edición inaugural del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, que también fue el primer galardón de importancia que recibió en su carrera. Le fue entregado en Caracas por el propio Gallegos en 1967.
La segunda gran pérdida la constituye el fallecimiento. hace pocas horas, el 21 de abril, de su santidad el papa Francisco, el primer papa latinoamericano y el primero en más de medio milenio en tener el español como primera lengua. Durante su pontificado, el papa Francisco habló y escribió en español con mucha frecuencia. Aun al hacerlo en italiano, mostraba un acento hispánico, que les recordaba a los fieles de todo el mundo, a católicos y a miembros de otras religiones, a la comunidad mundial, la vitalidad del español y la visibilidad de la cultura hispánica, así como de la herencia cultural proveniente de nuestros países que hace gala de un sincretismo de elementos amerindios, europeos y africanos.
En un año especialmente complejo, todos estos elementos muestran la relevancia del español y su proyección internacional. Nos acercamos a la celebración del 10º Congreso Internacional de la Lengua Española, que se efectuará a fines de este año en Arequipa, Perú, ciudad natal de Mario Vargas Llosa. Su espíritu y legado, seguramente presidirán el evento, dedicado en parte al controvertido tema, todavía inconcluso e irresoluto, del mestizaje, no solamente lingüístico y literario, sino cultural en general.
Celebrar el idioma en su día es celebrar el día de todos sus hablantes, los acentos diversos, las modalidades de cada país, de cada región, de cómo, y ya lo postuló Bello en el prólogo de su Gramática, tienen igual legitimidad y relevancia la forma de hablar de Chile y Venezuela, de Andalucía y Madrid, de todos los países y regiones donde se hable español. Se trata de una lengua global, policéntrica, que se renueva en el espíritu de su unidad y de sus tradiciones.
Celebremos, pues, a todos sus hablantes en el Día del Idioma español. Para los venezolanos, en particular, esa celebración también se extiende a los pueblos indígenas e inmigrantes de arraigo antiguo en el país, quienes hablan lenguas no solo coterritoriales sino, que especialmente en el caso de los pueblos indígenas, en continuo contacto e interacción con las variedades diatópicas del español habladas en las regiones y localidades respectivas y que han enriquecido, y lo siguen haciendo, el español general y el venezolano. Subirse a un tepuy, contemplar un araguaney, degustar un catuche, comer una arepa asada en un aripo, saborear un pan de prote en la Colonia Tovar o El Jarillo, son frases que testimonian esa interacción. Celebremos la belleza del carácter socio y linguodiverso de la unidad lingüística panhispánica.
Recordemos algunas de esas voces que hemos aludido como pérdidas, pero que perduran como palabras. El entonces novel escritor Vargas Llosa, en el acto de entrega del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, al recordar al poeta peruano Carlos Oquendo de Amat, señaló que “Convoco aquí, esta noche, su furtiva silueta nocturna, para aguar mi propia fiesta, esta fiesta que han hecho posible, conjugados, la generosidad venezolana y el nombre ilustre de Rómulo Gallegos, porque la atribución a una novela mía del magnífico premio creado por el Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes como estímulo y desafío a los novelistas de lengua española y como homenaje a un gran creador americano, no sólo me llena de reconocimiento hacia Venezuela; también, y sobre todo, aumenta mi responsabilidad de escritor. Y el escritor, ya lo saben ustedes, es el eterno aguafiestas. El fantasma silencioso de Oquendo de Amat, instalado aquí, a mi lado, debe hacernos recordar a todos —pero en especial a este peruano que ustedes arrebataron a su refugio del Valle del Canguro, en Londres, y trajeron a Caracas, y abrumaron de amistad y de honores- el destino sombrío que ha sido, que es todavía en tantos casos, el de los creadores en América Latina”.
Recordemos también unas palabras del papa Francisco, y así su habla porteña, hecha universal desde la cátedra de san Pedro, como Borges, escritor que disfrutaba y a quien admiraba el Papa, la hizo en sus poemas y narraciones. Al final de la encíclica, Laudato si, en homenaje al santo de Asís, cuyo nombre y legado inspiraron no solo el nombre sino el papado de Jorge Mario Bergoglio, Francisco propone unas oraciones relativas al cuido de los ecosistemas del planeta, la crisis ambiental y el cambio climático. Una de ellas dice:
“Dios de amor,
muéstranos nuestro lugar en este mundo
como instrumentos de tu cariño
por todos los seres de esta tierra,
porque ninguno de ellos está olvidado ante ti.
Ilumina a los dueños del poder y del dinero
para que se guarden del pecado de la indiferencia,
amen el bien común, promuevan a los débiles,
y cuiden este mundo que habitamos.
Los pobres y la tierra están clamando:
Señor, tómanos a nosotros con tu poder y tu luz,
para proteger toda vida,
para preparar un futuro mejor,
para que venga tu Reino
de justicia, de paz, de amor y de hermosura.
Alabado seas.
Amén.”
Estos textos nos permiten celebrar el Día Internacional del Libro y, por esa vía, la promoción de la lectura. En la actualidad, como sabemos, un reto importante lo constituye el creciente uso del formato digital en las publicaciones. Se trata de un tema de gran complejidad que genera sentimientos y posiciones encontradas. La Academia Venezolana de la Lengua, por ejemplo, casi de forma artesanal por las limitaciones presupuestarias, ha adoptado esta modalidad en los últimos años y ya llevamos alrededor de quince volúmenes editados en formato electrónico. El reto se extiende a la continuidad del boletín de la corporación y a series de gran utilidad y aceptación en el pasado, como la de “Clásicos Venezolanos”.
Que la celebración del Día del Idioma sea en realidad una permanente preocupación por el buen y bello decir y que la reflexión sobre sus implicaciones lingüísticas , sociolingüísticas y literarias sea una actitud constante y no solo limitadas a un reducido lapso de veinticuatro horas.
Extracto de las palabras pronunciadas en la Academia Venezolana de La Lengua en el acto de celebración del Día del Idioma y del Libro. Caracas, 23 de abril, 2025.
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Editora de la web: Carmen Cristina Wolf @carmencristinawolf Instagram