JESÚS PEÑALVER: SELECCIÓN DE POEMAS

Jesús Peñalver
Jesús Peñalver

Nuestra gratitud al escritor venezolano Jesús Peñalver por enviarnos una selección de sus poemas, algunos de ellos inéditos.   Abogado de la Universidad Santa María (1988) y especialista en derecho administrativo (1992). Docente universitario. Activista por los Derechos Humanos.  Tallerista del Consejo Nacional de la Cultura (Conac) en materia de legislación cultural y descentralización del sector cultura. Columnista de opinión en reconocidos diarios. Agente de la Propiedad Intelectual. Miembro del Círculo de Escritores de Venezuela y del Caracas Press Club. Embajador de buena voluntad de El Sistema de Orquestas.

Selección de poemas:

1

Tú que tienes el don de convertir el café en vino, tú que miras desde adentro las cosas infinitas y regalas las letras más hermosas…

Ahora que has hurgado temerosamente los secretos sonoros del corazón, me iré por la noche a ver las luciérnagas regar sus luces.

Llovizna de la tarde aquella

Lluéveme los besos que dijiste, dime dónde y cuándo podemos llevar a cabo la ceremonia sin formas ni rígidas agendas.

Volvería a mojarme por ti, correteando entre carpas y libreras mariposas, buscando una guarida en tu donde.

Recordaremos la tarde aquella en que, cómplice, la lluvia de tanto mojarnos nos secó el hastío.

El pretexto de un libro, la fiesta de una feria o el texto contenido en cúmulos de letras que nos dicen tanto.

Vuelve la tarde a enseñarnos sus dientes de lluvia, mientras pongo sobre ella, imaginándote, las manos y los ojos…

Y siento que me lleno de una inefable luz. Preludio de un encuentro.

Esta llovizna empapa tus mejillas, no llevo paraguas, no lo uses tú.

 2

Encuéntrate a ti misma.

Mientras tanto yo
escribiré en esa hoja con estrellas de mar
y luminosos peces que nos brinda el cielo.

Mis brazos serán tus remos, faro y luz también
seré para tu balsa.

Hasta el infinito ignoto volará tu cometa con mi pensamiento.

Siempre habrá un destino predecible, y lo desconocido
podrá suceder si lo caminas conmigo.

La pesebrera colmada de pienso para el invierno.

Es diciembre, también habrá alimento para nosotros.

3

Seré la puerta de tu casa,
¿sales o entras?

Al mientras de la vida salgo solo para
saberte más mía en el regreso.

Entro de retorno como dije, y busco en
tu boca la pulpa noble del durazno.

Y así de entradas y salidas voy viviendo,
dejando los caminos claros para el regreso
permanente y único.

Habré de ser lo que jamás he sido.

4

¿Por qué no lo romántico?

Si compré curitas para las mínimas heridas y dispuse de besos para cerrar tus labios.

Si haces más augusta y placentera esta sinfonía vespertina y en tu regazo duerme mi vuelo después de surcar tus cielos.

Si en tus mejillas, temblorosos los labios, ansioso colibrí buscando alcanzar la mariposa para amarse.

Si no hace falta mirar rostros del pasado ni desempolvar viejos recuerdos del baúl pesado de memoria.

No estés sola ni húmeda de tristezas, ni te duermas en la luz del día lejano, que no ha muerto ninguna compañía.

¿Por qué no lo romántico?

Si después de cenar gloriosamente, nos iremos a contar los lunares de la noche y medir a qué distancia está el recuerdo.

Si luego seremos lo que es un canto y sabremos si en verdad nos merecemos tantas noches como aquella no vivida.

¿Por qué no  lo romántico?

Si nunca más irás allá donde se esconden la soledad y el miedo,
y yo he comprado curitas para las mínimas heridas y dispongo de besos para cerrar tus labios.

5

Sentencia
Ni sombras del amor que no existió,
ni el amor que en ni sombras amó.

No estás en mi insilio
ni al exiliarme por ti
vendrás conmigo.

Seré quizá un canto,
no estaré para entonces
en tu escena.

Perdóname el beso en el exceso
y si la lengua luce enamorada.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *