Por Carmen Cristina Wolf
Leer las páginas de “La palabra. Siete secretos de su energía creadora” de la escritora Lidia Salas, es toda una aventura intelectual y sensible por la reflexión tan profunda con la que aborda un tema tan importante como lo es el lenguaje, el mayor de los dones que ha sido otorgado a la humanidad. Cito lo siguiente: “Es propicio el reconocimiento de los dones que se nos han otorgado. Energías aliadas que se pueden despertar en la palabra (…) Aprendamos a usarlas para que no falten las provisiones del camino (…)
Llega muy adentro el recordatorio de Lidia Salas al advertir cuánto valor necesitamos para “derrotar los enemigos”, que se encuentran no solo fuera de nosotros sino en nuestros pensamientos. La existencia nos expone constantemente a nuevos desafíos. Ella pregunta dónde encontrar la verdad que nos sostenga ante “la fuerza arrasadora” de la sociedad, del mundo.
Lidia Salas mediante este libro fascinante nos invita a emprender el estudio de la palabra, que va desde lo cotidiano al misterio de lo Divino. Insiste en la energía creadora del lenguaje, que es nuestra visión del mundo. Tengo muy presentes las palabras de Rafael Cadenas:
Un pueblo sin conciencia de la lengua termina repitiendo los slogans de los embaucadores, es decir, muere como pueblo.
Hace algunos años escribí un ensayo sobre el Ser y la Palabra y pensaba que los seres humanos no tenemos otro apoyo ni otro refugio más que el lenguaje y el amor. Nos vamos haciendo, crecemos y nos construimos a través de lo que pensamos, decimos y creamos. O nos conformarnos con un molde ya hecho, lo que significa repetir patrones, o nos damos a la tarea de construir nuestro propio mundo. Ahondar en el ser del lenguaje permite encontrar caminos y avizorar horizontes para encarar el peor de los males de este mundo: la pérdida de sentido de nuestra propia existencia.
La escritora Lidia Salas considera de vital importancia que ahondemos en la energía creadora de la palabra. Nuestro universo personal se transforma mediante lo que decimos. No hay palabras inocentes que caigan en saco roto. Toda frase construye un mundo de significados y genera acciones constructivas, respetuosas, adorables o perversas. El lingüista Mortara Garavelli acota que uno de los secretos del buen empleo de la teoría de la argumentación es saber guardar silencio cuando es menester. Es preferible hablar menos y reflexionar más sobre lo que pensamos y decimos. Este ejercicio puede convertirse en un juego fascinante, en un arte placentero. Ya la vida está muy enredada últimamente para pretender algo que vaya más allá de pensar apasionadamente en las cosas.
La autora escribe: “La energía creadora que tiene la palabra, es un conocimiento estudiado por un grupo reducido de maestros, desde la más remota antigüedad. Con esta energía se puede alcanzar, siempre que se tenga el entendimiento para sintonizarse con la vibración de la realidad posible, el propósito que se espera al decirla. De esta manera, mediante su potencia, la palabra transmite sabiduría y amor, es el medio para compartir experiencias vividas, aumentar la salud, la abundancia, la justicia, y la paz. Conseguir sueños y proyectos, propiciando el dulce sosiego de la felicidad verdadera.”
No me parece adecuado develar los siete secretos de la energía creadora que propone este libro, solo deseo hacer énfasis en mi recomendación de la lectura de este libro, que he leído varias veces y debo detenerme en algunos párrafos esclarecedores de la realidad que transito.
Lo cierto es que las grandes transformaciones de las sociedades se inician con palabras. El poeta alemán Hölderlin escribió: “Al hombre se le ha dado el más peligroso de todos los bienes, el lenguaje, para que atestigüe lo que es”. Y yo agregaría: lo que es y también lo que no es, porque el lenguaje está al servicio del albedrío del ser humano, para manifestar lo mejor de nosotros mismos y también para generar confusión y guerras. Agradezco de todo corazón a Lidia Salas por haberme permitido leer este libro que hoy se presenta en Caracas, porque ha sido un instrumento de nuevos aprendizajes y de grandes sorpresas. Su observación sobre la trascendencia del ser humano en su paso por este mundo estoy segura que hará sentir una inmensa emoción al lector.
Deseo concluir esta breve nota, citando un párrafo que esclarece el contenido de este libro:
Todas las personas pueden… “convertir el lenguaje en instrumento de evolución espiritual, y conseguir mediante su adecuado uso, todo lo que se necesita para vivir. Para conectarse con esta energía creadora, se debe cambiar la manera de pensar, vigilar para que las imágenes de la mente sean creadas desde la parte iluminada del espíritu; sólo así, los pensamientos resuenan en alta vibración, y como las semillas, germinan en tallos de bien, proporcionando amor, salud, sabiduría, abundancia, inspiración y consuelo. Por esta razón se le llama también: palabras vivas. Porque sólo lo que tiene la génesis de la vida, puede engendrar realidades positivas.”
Lidia Salas. Poeta colombiana residenciada en Caracas. Magister en Letras, con varios libros publicados y numerosos reconocimientos.
Editora: @carmencristinawolf en Instagram
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