Los Editores de esta revista, recomendamos la lectura del libro ¡Haz lo que te dé la gana! de Farah Cisneros, en su segunda edición, que estará en la Librería El Buscón y en la Librería Kalathos y en Amazon.
“Si logro ocuparme en aceptar lo que no puedo por alguna razón cambiar, perdonar lo que mi realidad pudo creer y agradecer en la pureza y humildad de mi niño interior, estoy integralmente suficiente”.
Hace unos meses celebré mis sesenta años. La interrogante que merodeaba en los jardines aún floridos de mi mente era la pregunta: ¿Cómo me sentía realmente?… Con los años uno puede sentirse de mil y más maneras diferentes! Primero porque cada cuerpo físico posee su propio ADN y después por el uso y abuso que ha tenido esa humanidad. Luego está la mente y la espiritualidad. Soy de las que cree que el ser humano está integrado por una trinidad perfectamente divina: cuerpo-mente-emociones (espíritu).
Encontré que eran propicios los tiempos que vivimos todos por la Pandemia-2019 que nos arrancó de raíz de nuestros estados ordinarios para confrontarnos a una separación de índole social y hacernos refugiar en las guaridas seguras de nosotros mismos, las que en muchos casos yacían en el abandono de sus propietarios quienes ni siquiera sabían que existían ya que no habían dispuesto tiempo para estar con ellos mismos. Con la celeridad de los tiempos y las imposiciones permanentemente renovadas con etiquetas de progreso, éxitos y bienestar, hubiera resultado absurdo y nada probable que el ser humano de manera voluntaria incluyera en su Agenda el “desatino” de dedicarse las atenciones de introspección en la unitaria sencillez de lo tangible.
Pues claro entonces que dejando de lado cualquier síntoma de achaque atribuible a la edad, pudiera entonces yo centrarme en el ejercicio de evaluar el agua que tenía mi vaso en lugar de fijarme en la carencia por el agua faltante.
Al emerger desde mi interior la sublime y exquisita gratitud, inicié una envidiable tendencia al disfrute por el milagro de la vida, todo ello en la más absoluta intimidad de mí ser. Dándole rienda suelta a mi valiente niña interior, me hice la pregunta: ¿Qué puedo permitirme en este nuevo ahora?
Me embargó una gran e inesperada emoción de encuentro y libertad. He empleado parte de mi tiempo en estos últimos años investigando sobre las neurociencias y su relación con la psicología por lo que, de inmediato se sumó a mi estado emocional una emergente curiosidad.
Cualquier edad o etapa de la vida puede ser lo suficientemente buena según la actitud que tengamos. Juega un importante papel la disposición que generemos para relacionarnos con el amor, la gratitud y el respeto. A veces pienso y me recreo en la premisa de que nuestro mundo podría ser más seguro y equitativo si, unificáramos la cultura genuina del bien común. ¿Será esto posible?
Con los nuevos tiempos han surgido también los cambios de paradigmas. Es así cómo llegar a esta edad puede ofrecer una serie de plus con aportes de valiosos conocimientos y experiencias con increíbles toques de sabiduría al colectivo. Si se entiende así esto, se extiende el tiempo útil en rendimiento y efectividad de quien así lo asume y amplía las colaboraciones de crecimiento y evolución a la humanidad.
En mi caso me doy cuenta que hoy puedo permitirme una enorme lista de cosas que antes no hubiera podido, no se me ocurrían o no eran de mí interés. Añadido está que con el entrenamiento integral de consciencia activa que ahora deseo mantener en práctica, puedo desde la alquimia del interés del amor, apoyar y acompañar a otros en sus procesos. Incluso y esto es realmente importante, observar mantenernos en autosuficiencia e interdependencia.
“Los tesoros más preciados son custodiados por el dragón más terrible. Para alcanzar los tesoros, hay que ir al dragón… y besarlo”. BertHellinger
Flexibilizarnos para abrirnos a las posibilidades que latentes aguardan por nosotros, me emociona ya que podemos mantener la inquietud, que nace en la inspiración que hagamos para ejercer otros roles, obtener otras vivencias y por encima de todo…
¡Regocijarnos en cada uno de los ciclos de permanencia temporal de nuestra vida corporal!
Los abrazo siempre;
FARAH CISNEROS
2022
@FARAHCISNEROS en Instagram
@circuloescritoresvenezuela