Magaly Salazar Sanabria: Andar con la sed

Magaly Salazar Sanabria, poeta y ensayista venezolana, voz fundamental de la literatura venezolana

Selección de poemas del libro ANDAR CON LA SED

«Un vuelo en Dios, un contrapeso en el que rítmicamente me realizo”

Rainer María Rilke

I

América denomina el espacio.

Vocea maravillas y penas

y la mente de Sor asume la belleza

Su corazón la bebe

como vino de consagración.

De la escarcha del tiempo,

en la punta de la pirámide,

donde está el dios del aire

que enseñó a trabajar los metales,

de escuincles corredores

y tunas mezclados entre hierbas

de la eternidad,

Sor Juana siente

la certidumbre táctil del Señor.

Camino del aprendizaje,

meditación,

recogimiento,

fervor y flama

en busca de la suma

de lo humano juntado

con la divinidad.,

es mudanza

y unión.

V

De tanto preguntar al infinito

decidió pedir prestada

la curiosidad.

Imágenes del sueño

sujetas al convento,

a la prisión de las “hablillas”,

a sus lecturas.

Allí nace, vuela

y vuelve a nacer.

La imagen y lo onírico:

viaje espiritual

donde inicia

la llama filosófica,

la candela del fervor;

llaga y palabra más allá de la mente,

cercanía al cosmos y la sabiduría,

mano Divina.

Bien decía San Juan,

el de la Cruz,

para acercarse a Dios

sólo desnudo

de “quereres y no quereres”.

Indigente de todo,

sin antojo de nada,

buscando la vía estrecha

con la humildad

de quien se esconde

en su propia nada,

Sor se entrega al Señor.

En Primero Sueño

el alma humana

y Sor Juana se abrazan;

alegría y confesión

palpitación y matices,

más allá;

hambre de conocer.

En una noche su imaginativa

teje sueños

como patria interior,

voluntad de ascender

hacia los astros

sin que los turbe

alguna sombra

o silencio.

Sor Juana Inés confronta al universo;

la poesía es la imagen

de todo;

en su interior: la naturaleza

y el lugar de Dios.

Su espíritu es espejo

del alma universal

volcado

en representación.

IX

Corta el hilo que no hiló el amor,

el hierro que laceró a Jesús.

La monja confiesa

que amó en otro tiempo

un querer bastardo.

Escarceos con eros

en años mozos:

juegos y herida.

Pregunto a Sor: ¿Cuándo te enamoró Dios?

No lo imagino.

Tras las rejas de la celda,

la feminidad de Sor se le revela

como imagen de su vida:

apetencias de saber,

relación amorosa con Dios.

Intenta, un pensamiento libre,

y el verso la sostiene,

es su esencia;

el respeto a la mujer,

el respeto al indio,

el respeto al meztizo,

da su primer

paso.

Amén, dijeron

los favorecidos.

XI

Se llama fuego de amor

pero el viento corre y sofoca.

¿En dónde estuviste que te oprimías?

¿qué se excedió?

¿Qué hiciste mientras Dios te esperaba?

Después del vacío dijiste: “sin mi voy”

y llegaste a su Casa descalza.

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