Enrique Viloria Vera
Aunque proceda de un género discutible,
el aforismo constituye un ejercicio de pudor,
ya que permite soslayar la inconveniencia de la plétora verbal.
E. M. Cioran. Desgarradura
No deja nuestro querido amigo Víctor Guédez de sorprendernos en el ámbito de la creación intelectual por su constancia y perseverancia, y por su pasión por lo prolijo y lo minucioso. Pacientemente ha venido construyendo, a lo largo de 30 años de meticuloso trabajo, una verdadera enciclopedia de los aforismos, una suma de lo lacónico, donde lo breve y conciso se hace grande y explayado: 1899 aforismos de 815 autores son evidencia incuestionable de la tenacidad y minuciosidad de Guédez, quien confiesa sin tapujos: “al principio, los aforismos fueron apareciendo según la célebre sentencia de Picasso: “yo no busco, yo encuentro”. Pero, después, el proyecto adquirió un sentido más orgánico que me llevó a buscar deliberadamente”
Hace más de dos décadas en la fría pero cálida Bogotá de sus amores, fui testigo de la acuciosidad del autor cuando emprendía su paciente formulación de escolios sobre aforismos y la recopilación inicial de aforismos sobre el arte que hoy, ampliados, corona en el libro recientemente presentado con prólogo de Joaquín Marta Sosa: El Arte de los Aforismos y los aforismos del arte (Fundavag Editores, Caracas 2012). En aquella gozosa ocasión le obsequié El Arco y la Lira de Octavio Paz que grandemente lo conmovió, a cambio recibí de sus siempre generosas manos las Desgarraduras de E. M. Cioran que todavía me emocionan.
Guédez no puede prescindir de los aforismos, de esas oportunas y breves citas que le dan sazón a sus enjundiosos textos y a sus vigorosas presentaciones. Es un reconocido experto en colocar en su correcto sitio el aforismo pertinente, el laconismo que corresponde, la cita que promueve la curiosidad y la reflexión del lector o del oyente; en virtud de esa creciente necesidad de apoyar sus ideas con pensamientos de otros autores, el propio autor confiesa: “a partir de esas convicciones y en función de su frecuente utilización, se produjo una secuencial y sostenida acumulación de ellos que, con el tiempo, se convirtieron en una cantidad significativa”.
El libro de marras recoge, además de los propios y significativos escolios de Guédez sobre el aforismo: aforismos sobre el aforismo, aforismos sobre el arte, aforismos sobre la obra de arte, aforismos sobre el artista, aforismos sobre la crítica. Tanto el libro como el autor son un gran aforismo lejano de la aridez, de de la sequedad, del marchitamiento, como bien sentencia Jorge Luis Borges en uno de los 1899 aforismos recogidos por Guédez en su exuberante texto:
“Los aforismos van más allá del texto escrito; no son un final sino un comienzo…podemos sospechar que son el singular misterio de cada instante”
* Enrique Viloria Vera y Víctor Guédez pertenecen al Círculo de Escritores de Venezuela