Enrique Viloria Vera
La realidad cotidiana, cada vez más castigada por la ineficiencia y negligencia gubernamental que la acompaña, es suficiente para calificar al in crescendo desgobierno bolivariano – caracterizado por no hacer, dejar pasar o hacerlo mal – como una gandola atascada.
En efecto, una gandola atorada por 16 horas en la principal vía rápida de Caracas es la guinda que adorna la inmensa torta gerencial que pone cotidianamente la V República. A esta surrealista situación – verdadera expresión de nuestro Realismo Mágico Bolivariano – se suman otras que, en su conjunto, rivalizan con las andanzas de la familia Buendía en Macondo.
Registra la prensa nacional e internacional inauditas situaciones dignas de algún record mundial. Una grúa de peso y alcance descomunal deambula por el país a los ojos de todos y de nadie; una iguana paraliza una central eléctrica; un cachicamo incendia una refinería; un zamuro derriba dos aviones chinos en el desfile de nuestra gloriosa aviación nacional; un mercenario chiquito y flaquito es contratado para asesinar al LÍDER y – hambriento – es apresado mientras asaltaba una arepera armado con una pistola de utilería.
Igualmente, se publica un mapa oficial con las capitales de estado equivocadas; se nombran embajadores en países inexistentes o con los que no tenemos relaciones diplomáticas; se insulta a troche y moche al Presidente del Imperio sin que éste se entere o se dé por aludido; se ponen diez veces primeras piedras para edificar cualquier cosa que nunca se construye; se contrata una fábrica de helados que no puede producirlos debido a que no cuenta con electricidad, como tantos otros denostados ciudadanos de esta ineficiente V República.
Pero como lo de la gandola atascada nada. Primero llegaron los representantes de las comunas – asesorados por la inteligencia cubiche – para echarle hombro y músculo al asunto al son de ¡Así! ¡Así! ¡Así es que se gobierna!, protegidos de los ojos escuálidos por los Círculos y Colectivos Armados de la Revolución Bonita. Vista la imposibilidad de mover a la bestia, fueron convocados expertos rusos y bielorrusos, quienes sugirieron volar con explosivos el puente y la gandola. Afortunadamente la respuesta del Ministro de turno fue nacionalista y contundente: “Ya la Patria cuenta con suficientes puentes derruidos”.
Finalmente, a las 15 horas de iniciado el atasco fueron traídos, clandestinamente por La Carlota, dos técnicos gringos de una reconocida empresa transnacional de tractores que en media hora resolvieron el asunto.
Fidel y Raúl fueron ampliamente informados de este importante logro de la Revolución. El LÍDER todavía no lo sabe…para contento de todos sus súbditos, duerme plácido como un bebé, oxigenándose en su moderna y exclusiva cámara hiperbárica.
¡NO J.. ! ¡QUÉ COSA MA GRANDE SOMOS!