CONSUMIDAS POR EL FUEGO

Aproximación al poemario de Anabelle Aguilar Brealey

Por Lidia Salas

Consumidas por fuego, el poemario recientemente publicado por Anabelle Aguilar Brealey (Uruk Editores, S. A. San José, Costa Rica. 2011) rinde homenaje según palabras de la autora, “a todas aquellas mujeres quienes, a través del arte, consumieron su ser en el fuego y lograron la inmortalidad”. En sus versos, la poeta nos da una visión de mundo a partir de la mirada de aquellas representantes de las Bellas Artes.

Estas páginas están sustentadas por una investigación de la vida y obra de pintoras, escultoras y fotógrafas. La lista, que se extiende por los últimos tres siglos, tiene entre otros, los nombres de Rachel Ruysch, Mary Cassalt, Georgia O´Keeffe, Frida Kahlo y la costarricense Bertheau Margarita..

Los poemas se agrupan, según las artistas cuya vida y cuadros se desea mencionar, bajo las siguientes metáforas: “En la sombra”, “Mariposas, gaviotas, lagartijas” y “Las certezas de la gata”. Escritura de lo femenino por cuanto el tema está orientado al deseo de apreciar como sujetos de arte y de conciencia a mujeres quienes en su tiempo, crearon sus obras a pesar de la indiferencia, del silencio y de la represión. Sin embargo en estos versos se privilegia la opción de la belleza testimoniada en palabras que sugieren trazos y matices. Se enriquece el texto a través del diálogo, de las imágenes, de los contenidos afectivos y conceptuales que atraviesan el discurso.

Anabelle establece a través de sus versos, daguerrotipos que cuelga en cada página, a manera de una galería, donde el lector puede atisbar, las experiencias vividas por esos sujetos y la impronta de sus miradas, plasmadas en la cadencia de la poesía: “el aire está delgado / y el volcán al fondo / se me planta / para que no deje de mirar.” Y en estos otros: “Ábranse peonías / rosas / y lilas / ábranse a mi llamado / que las nubes están oscuras.”

Pero su lenguaje se atreve a ir más allá de lo figurativo. En forma de monólogos se escuchan las voces de quienes defendían su derecho a hacer arte: El poema “Inacabado” en el cual se celebra a la pintora francesa del siglo XVIII, Berthe Morisot, se inicia con la frase siguiente: “No es mi arte un pasatiempo refinado.” Y más adelante sigue: “Mis trazos firmes / mi paleta luminosa / tengo un taller muy discreto en el jardín // soy enigmática / soy cazadora de mariposas / no una intrusa. “ Alegatos como estos se aprecian en la voz de Frida Kahlo en los palabras que se citan a continuación: “yazgo suspendida / de un gancho feroz / carne / a la venta / rebanada / muerta / por mitades.” En donde se intuye la intención de quien hizo de su dolor, de su miseria física el leit motiv de sus cuadros. En esta misma sección es oportuno entresacar el diálogo de la pintora con la poeta cuando le dice: “¿Qué haces / en la esquina de mi casa / tomándote una foto / frente a la pared azul / tú / adoncellada ridícula / farsante del dolor?” Contenidos que sólo en la magia de la poesía se pueden condensar.

Consumidas por el fuego es un intento logrado, de celebrar la diferencia desde la capacidad para superar el sufrimientos, el deseo frustrado de maternidad y la dominación del poder masculino. La voz poética utiliza la máscara de personajes cuya existencia se desarrollaron en ambientes donde eran valoradas exclusivamente como seres domésticos, para elaborar un canto a la vida, a la libertad, a la condena de la guerra, de la dominación y de la muerte, pero, sobre todo un canto a la libertad de crear, de legar su trabajo a la posteridad con dignidad y valores estéticos. Puede considerarse también este libro, como una metáfora del silencio en el cual las poetas escriben su obra, lejos del aplauso de público y academias, y sin embargo se persiste en esta tarea de expresión y justificación de la existencia.

Estos textos escritos casi siempre en versos de menos de diez sílabas, con una cadencia musical a veces contenida, en otras de elevada tesitura, encierran un su cadencia un himno de alabanza a la tarea de creación estética como instrumento para enriquecer la existencia e iluminar con una paleta de colores, las sombras de tiempos amargos., tal como lo señala las siguientes líneas: “Es lo nuestro / una confidencia / valiente / detrás / los círculos / y el fuego.”

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