Traemos a colación un asunto que nos parece de suma importancia, planteado en esta editorial de Analítica Premium, sobre un tema que nos concierne a todos, un mal que arrastramos en Venezuela: “Una de las facetas más negativas que tenemos es la creencia generalizada de que las leyes están allí para que las cumplan otros; eso es la característica principal de la mal llamada viveza criolla”.
Fuente: www.analitica.com. Gracias por permitirnos publicarla
PASAR LA PÁGINA
Venezuela necesita personas que crean en la reconciliación, pero eso si, con una disposición cierta a vencer los males que caracterizan la vida en nuestra sociedad
No va a ser fácil pasar la página después de tantos desaguisados. Nunca en la breve historia de nuestro país habíamos alcanzado el grado de polarización que hoy existe, y lo más grave es que la raíz del odio se expande como un tumor maligno en nuestra sociedad.
Venezuela necesita personas que crean en la reconciliación, pero eso si, con una disposición cierta a vencer los males que caracterizan la vida en nuestra sociedad. Estos no son solo el producto exacerbado de estos últimos doce años sino que vienen desde mucho más atrás en nuestra historia republicana.
Una de las facetas más negativas que tenemos es la creencia generalizada de que las leyes están allí para que las cumplan otros; eso es la característica principal de la mal llamada viveza criolla. Por eso, sin importar el color político que nos defina, nos coleamos en el tráfico, en las filas que se forman en los bancos y si somos motorizados no tenemos porque respetar otra norma que la de llegar primero.
Una de las primeras lecciones que tendremos que aprender, si de verdad deseamos vivir en un mejor país, es acatar las normas esenciales para vivir en sociedad. No sirve molestarse cuando alguien abusa de su poder y viola las normas si no pensamos con honestidad, si en otras ocasiones y quizás a diferente escala no hemos hecho lo mismo.
La siembra de valores debe ser tarea de todos, en la casa, en la escuela y en la vida. Sin moral y cívica no hay sociedad que funcione y necesariamente para poner el orden que no hemos sabido crear tendremos que someternos a las veleidades del caudillo de turno que impondrá el orden que más le convenga y le favorezca.
La solución a la crisis existencial de nuestra nación no está en un nuevo Mesías sino en la toma de conciencia de que los cambios nos corresponden hacerlos todos en nuestra cotidianidad.
La solución.
Carl Jung anota:»Yo no soy lo que me sucedió; yo soy lo que elegí hacer». El artículo de Analítica Premium «Pasar la página», se ajusta en gran medida a las palabras de Jung. Si escogemos la viveza criolla como conducta, la anarquía, el malandrismo, el «quítate tú pa´ponerme yo», la vulgaridad, el ruido, la basura como metáfora del comportamiento, como desgraciadamente ocurre, este país no tendrá luces en el futuro, así recuperemos la democracia. Los valores son fundamentales y los estamos perdiendo. Hay que comenzar por la Escuela, a pesar de los libros adoctrinadores que se «donan» a los niños. Cada padre o maestro debe tener conciencia de que los niños son cultivos propicios para dejar una huella y lo mejor es que sea una buena impresión: La de la Paz, la honradez, la generosidad.