Antología mínima de Carmen Cristina Wolf

«Poeta por vocación y no por destinación»

 Por Enrique Viloria Vera

Carmen Cristina Wolf es poeta por vocación y no por destinación, como solíamos decir los que abogados fuimos. Su más reciente Antología Mínima, editada en 2008 por la Universidad Nacional Abierta de Caracas, es genuina expresión de una emoción polisémica que se traduce en versos plurales como su vida misma.

Destaco su largo y enjundioso poema a las manos. En efecto, la poeta – o poetisa como algunos prefieren– elabora un fiel retrato de la bienvenida cotidianidad cantándole a las manos que sin fatiga han servido para cuidar, saludar, arrullar, tejer, doblar, planchar, confortar, fregar y cocinar el pan cotidiano que convoca a la mesa a su acariciada y siempre presente familia. Así la poeta comunica:

      Las manos reconocen la madera del roble

arenas muy antiguas, el azul de los juncos

desaplican las cartas, se abanican

            Alisan asperezas, doblan colchas

trenzan lazos, escriben

se vuelven rojas, pálidas

se estremecen antes y después de la cocina

del jabón, del carbón

            Y sostienen la copa de vino y sinsabores

No ignora Carmen Cristina la ausencia, la soledad y versos emocionados también dedica al que está lejos, al que se fue para no volver, al que está por venir y al que esperanzada le dedica un poema antológico y por antolojiar como diría el poeta peruano – español Pérez Alencart que tanto hace por nuestra poesía en la dorada ciudad de nombre Salamanca. Así la poeta escribe:

Te esperaba en el umbral del mundo

tejiendo alfombras de praderas para que no tuvieras frío                            

Como una mínima corola, en el ala de un pájaro 

busco la huella que marcaron tus pies

Escucho tus palabras humedecidas de mar y de tiempo

El sol dibuja medallas en nuestras sábanas

mientras el alba extiende sus jaguares

                        todavía entre las sombras

Todo ello sin comentar su ya varias veces antologado poema de  Escribe un poema para mí que expresa a cabalidad el anhelo de amar y ser amada que la poeta transmite en sus femeninos versos.

Vuelve a la infancia la poeta en las travesuras de los niños, en la continuidad de su vida y de sus experiencias. Conmovida y permisiva la abuela poeta le pide a su descendencia:

Cuéntame de la casa y su memoria

las luces de la noche

acompañando el aroma de la cena

Tras un balón

la calle con los niños en tropel

deslizan sus patines

pretendiendo volar hacia otros mundos

            Ven, cuéntame tus historias

La vida es riesgo, certifica la poeta y confirma sin resignaciones en realistas versos que:

El mundo hierve de caminos

rúas                 galerías

atajos y veredas

sin levantarse un palmo de su cárcel

¿Sería mejor permanecer en un punto

cálido, cerca de casa

o recorrer los surcos

curtidos por el polvo sideral?

Ejerzo mi oficio de perseguir palabras

sin volver la espalda al dolor

tampoco al éxtasis

A veces, ¡es tan corta la calle!

Y en ocasiones se abre al horizonte

Sirvan estas palabras para presentar el libro de esta poeta que ha venido ganando voz propia y merecidos espacios en esa siempre dificultosa tarea de nombrar lo innombrable.

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